35.

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Todos retrocedieron cuando el Hell se puso de pie y miró con lástima a JaeHyun, parecía como si YoonGi estuviera fuera de sí, sus movimientos eran erráticos mientras apartaba suavemente a la hermana del Sun y se acercaba sin vacilar al otro.

JaeHyun simplemente intentó ponerse de pie pero el inmenso dolor en su pierna le hizo recordar que estaba rota, lo que le hizo caer nuevamente al suelo, pero antes de que su rostro tocará la tierra YoonGi le tomó del cuello y lo alzó en el aire hasta que vió al otro jadear e intentar zafarse del doloroso agarre que el Hell ejercía sobre su cuello reteniendo la sangre que corría en sus venas.

—¡JaeHyun! —Le grito su hermana JiEun, la vió caer de rodillas al suelo y el rostro rojizo del llanto que no paraba, su cuerpo tembló por completo cuando vio a JiMin acercarse a ella, pensó que la lastimaría para verlo sufrir a él, pero su sorpresa fue que JiMin se acercó a ella y le dejó caer una manta sobre la cabeza y le daba un empujón suave con su hocico. Sentía lastima por ella, porque verla de esa manera le parecía tan delicada y totalmente rota.

—¿Lo ves? No somos como tú, no tenemos una ambición por el poder y es por eso que podremos ser felices, mientras que tú te seguirías hundiendo en este infierno que creaste por tu cuenta —le murmuró el Hell apretando tanto su cuello que algo comenzó a romperse bajo su agarre, la sangre escurría por la boca del Sun y YoonGi dudó por un momento en matarlo, pero sabía en el fondo que si JaeHyun quedaba con vida entonces tendría que vivir con la preocupación de que los atacará nuevamente.

Junto a todos los demás, pareció que recordaron que estaban en una guerra, y uno de los tantos dragones atacó a JiMin, aprovechando que estaba distraído con la hermana del Sun.

—¿Crees qué soy tan estúpido? —Le gruño JiMin con rabia y se giró atrapando su cuello y clavar sus dientes tanto como fuera posible, escupiendo fuego segundos después y ver cómo el dragón comenzaba a arder entre su propia sangre.

—El fuego... —murmuró JiEun y JiMin la miró brevemente—. Esa es la debilidad de los Moon, ellos son dragones de tierras frías, su aliento es mucho menos poderoso que el de otros ya que están acostumbrados a temperaturas que otros no soportaríamos.

—¿Por qué me estás diciendo esto? —Le preguntó JiMin, teniendo segundos después a un dragón mordiendo su ala, metiéndose en una pelea donde la ventaja era más válida para JiMin cuando pudo tirarlo al suelo y clavar sus garras en el corazón del otro y arrancarlo, arrojando luego el órgano vital sobre el suelo y sacudir sus garras con desprecio, mientras que la mirada de la mujer lo observaba temerosa.

—Por que estoy harta de está guerra sin sentido, si he soportado todo esto fue por mi hermano, pero sé que YoonGi no lo perdonará y está será la última pelea de su vida —dijo ella viendo que en el aire YoonGi hería a su hermano mientras el Sun soltaba débiles llamaradas de su boca para herir al Hell.

Vio que caía una gran cantidad de sangre del cielo y supo que la vida de su hermano estaba por llegar a su fin.

JiMin ni siquiera ha usado la mitad de su potencial, ¿crees qué tiene miedo?

—¿Por qué habría de tenerlo? Es un poder con el que nació, debería estar acostumbrado a él.

—Pero en su familia hubo problemas hace muchos años, suelen salirse de control sin razón aparente y recordemos que su padre tuvo que ver a su hermano morir por esa razón.

—Entonces lo más seguro es que su padre sembró el miedo en ellos para que no salieran lastimados con su propio poder.

—Y aún así ese no es un motivo válido, sus hijos podrían morir si no usan todo su poder, JungKook al menos usa una cantidad mayor que JiMin, pero no debe ser sencillo para ellos.

—Dejando ese tema atrás... YoonGi por fin pudo despertar todo el poder de su dragón, ¿deberíamos acabar con él después de esta guerra?

El silencio reinó entre los supremos luego de aquella incógnita que todos habían buscado evitar, sabían que el porcentaje de que YoonGi no supiera controlarse era demasiado alto, pero no estaban dispuestos a sacrificar el equilibrio entre las razas, pues si los Hell terminaban por extinguirse sería una destrucción total entre los otros.

Ese chico no morirá, si él muere todo ese equilibrio que conseguimos con tanto esfuerzo se irá al carajo.

La grave voz de uno de ellos hizo que todos se quedarán en silencio, pensando en qué era lo mejor, qué les convenía más en ese momento.

Pero había más dudas que respuestas.

JiEun vio el cuerpo de su hermano caer debilitado al suelo, JiMin no estaba a su lado en esos momentos, ya que se había girado a pelear contra dos dragones que buscaban herir a JungKook y TaeHyung, siendo el mayor de ellos dos quien más heridas tenía. 

La pelea de JiMin era reñida, pelear contra dos dragones no era fácil para él, pero no podía rendirse y simplemente decir «no puedo» cuando la vida de tantas personas corría peligro, pero por sobre todos ellos, YoonGi era su prioridad, no pensaba dejar morir a la persona que lograba acelerar su corazón, aunque sabía de antemano que los sentimientos entre los dos no estaban del todo formados y tendrían que convivir más para asegurarse de ese amor.

El omega gruñó cuando las garras de otro dragón rasgaron su espalda, cayendo al suelo segundos después, forzando al otro para liberarse, y al lograrlo lo atrapó por el ala, llevando sus dientes al cuello del otro y rasgarlo como una tela vieja, sacudiéndose a los lados de manera salvaje hasta que estuvo satisfecho.

Se sentía cansado de todo, odiaba tener que pelear en una estúpida guerra, bañado en sangre y el agudo dolor que corría por todo su cuerpo impidiendo que pudiera moverse libremente muchas veces.

La mirada de todos se alzó cuando escucharon a YoonGi rugir y ver el cuerpo de JaeHyun caer al suelo, para segundos después tener al Hell encima, rasgando su cuello hasta que arrancó la cabeza el Sun.

La sangre termino por bañar sus escamas, sus ojos desprendían una vibra asfixiante de temor y el cuerpo muerto debajo de él demostraba que no era un dragón que se tomará a la ligera.

—JaeHyun... —murmuró su hermana suavemente, sabía muy bien que eso era inevitable, le dolía tanto el perder a la única familia que le quedaba pero si JaeHyun no moría entonces esa guerra sin sentido podría seguir por años.

Y entre todo el sepulcral silencio por la muerte de JaeHyun, el Hell cayó al suelo sin fuerzas y respirando tanto aire como podía.

Fue entonces que los gritos de festejo se escucharon a su alrededor, mientras sus enemigos se rendían y bajaban sus cabezas en derrota, cerrando sus alas y desviando sus miradas.


Los amo bebés. 💜

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