10.- Obsesiones

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La obsesión es una cosa extraña. Se puede hablar de obsesivos para definir a personas que creen que el orden debe ser preciso y perfecto u ocurrirán cosas terribles. A esas personas se les cataloga como enfermas con un trastorno específico. Luego están estas personas que fijan su atención (que ellos llaman devoción) a una persona o causa. Personas como los mortífagos o Voldemort mismo, cuya percepción de la realidad está fija en un objetivo, ya sea la destrucción, la magia oscura o en el caso de Voldemort específicamente, la destrucción del mundo de su padre muggle, la conquista del mundo de su madre y la muerte de un niño profetizado a destruirlo.

Pero existen otro tipo de obsesivos, gente que se fija en pequeñas cosas, cosas que otros pueden dar por sentadas pero que para ellos son diferentes, ya sea porque les llevan de vuelta a un recuerdo, o los alteran por algún motivo. Remus pertenecía a este último grupo, ya que estaba empezando a obsesionarse con Orpheus Black. Y el hecho de que el joven fuera como una gota de agua de Sirius en su juventud, no ayudaba a separar al joven de los recuerdos que el hombre tenía.

Eran cosas pequeñas, la sonrisa de bromista, la manía de morder la punta de la pluma al escribir, la forma de caminar, y el aroma... era como si Sirius solo se hubiera rejuvenecido en vez de haber heredado todos sus genes a su hijo, que era bastante más probable que la otra opción que su lógica mente pudo conjurar. Remus creía que o se estaba volviendo loco o Sirius se había fingido muerto y tomó una poción rejuvenecedora para infiltrarse a Hogwarts.

Y esa última opción abría un abanico de posibilidades y preguntas ¿Por qué fingirse muerto? ¿Quién le proporciono el nombre y papeles? ¿Y la poción? Remus solo conocía a un pocionista capaz de hacer esa poción con éxito hasta ese nivel y dudaba que Severus Snape le hubiera proporcionado los medios a Sirius para eso. Pero y si no era así, ¿Acaso Sirius y Snape habían fingido todo este tiempo esa animosidad? ¿De alguna manera se amigaron antes de que Sirius cruzara "aparentemente" el velo?

¿Y los papeles? Remus solo podía pensar que un rico mago podría proporcionar papeles del nivel que presentaron a Dumbledore, y estaban certificados por los duendes. ¿Qué clase de mago puede tener esos tratos con los duendes? Y los ingredientes de la poción rejuvenecedora eran caros, quizás más que los de la Matalobos, ¿Cómo consiguieron esos ingredientes?

Eran demasiadas incógnitas si seguía esa línea de pensamiento y cada día era una batalla entre ver al hijo de Sirius como eso y pensar que de alguna forma, Sirius escapó de las garras de la muerte y ahora fingía ser su propio hijo por algún motivo, que seguramente sería proteger a Harry.

—Profesor Lupin, aquí tiene mi ensayo—Orpheus Black saco a Remus de su ensimismamiento al entregarle su tarea, y luego fue seguido por Draco, quién se veía claramente triste y no era para menos.

Días antes, sus dos padres habían muerto.

El Profeta hizo la noticia en primera plana. Narcissa Malfoy había ido al callejón Diagon a comprar unas túnicas, acompañada de una mujer de aspecto macabro (seguramente Bellatrix con poción multijugos) y un enloquecido Lucius Malfoy salió de algún lado y levantó su varita contra la mujer que acompañaba a su esposa y luego acuso a su mujer de traidora, de haberse aliado con su maestro y traicionar sus votos matrimoniales.

Antes de que su esposa pudiera defenderse, Lucius lanzó una maldición y Narcissa Malfoy cayó inerte. Eso pareció sacar a Lucius de su locura y empezó a agarrarse el cabello mientras lo jalaba y repetía "¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?". Mucha gente ya se había juntado y lo habían rodeado mientras llegaban los aurores, pero entonces el mago sacó un vial con una poción desconocida, se acercó al cuerpo de su esposa y tiro la poción que empezó un incendio que mató al mago y calcino ambos cuerpos, dejando a los cuerpos convertidos en cenizas apenas reconocibles porque conservaron la forma por algunos instantes.

De la mujer que acompañaba a Narcissa, no se supo nada y desapareció de la escena sin que nadie la viera.

Draco había tenido que ser llevado a rastras a la enfermería luego de haber sido desmayado, ya que estaba frenético y Orpheus actuó rápido y le lanzó un Stupefy antes de que su amigo hiciera una locura. Draco tuvo que ser sedado, pero al día siguiente lloro en el hombro de su nuevo mejor amigo, y su Casa se unió a su pena y fue muy comprensiva con Draco. Los funerales fueron rápidos y Draco solo sollozo al ver las urnas entrar a la tierra designada para la familia Malfoy, cerca de una costa inmarcable.

El joven rápidamente fue puesto como el Jefe de Familia y todas sus propiedades fueron cerradas hasta que el joven pudiera hacer su ceremonia de toma, lo que significaba que varios familiares que vivían en propiedades de la familia Malfoy, tuvieron que ser desalojados hasta que terminara el año escolar, pero Draco prometió regresar sus gastos.

Dumbledore sonrió, ya que por la información que había entregado Severus hace tiempo, Voldemort había hecho de la Mansión Malfoy su cuartel general y no podría tomarlo de vuelta hasta que el joven tomara el control de su herencia, y eso no sucedería hasta las vacaciones de Navidad. Quizás si Severus hablara con Draco, podría convencerlo de unirse al servicio de la luz, o quizás era hora de hablar con Orpheus Black.

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Orpheus no podía llamarse sorprendido, ya que había esperado esta cita a "tomar el té" desde hace meses, pero la mente de Dumbledore era un revoltijo de cosas, que era mejor no intentar entender por completo. Afortunadamente para él, Snape también había sido llamado y cuando vio que el pocionista rechazaba el té y le temblaba el parpado, Orpheus también rechazó el té y los dulces ofrecidos. Luego le preguntaría a Snape porque rechazar esas cosas.

—Orpheus, no sé si Harry te ha contado sobre la Orden del Fénix ¿Lo ha hecho? —.

—Me dijo que nuestra casa fungió como su sede durante un tiempo y que lamenta no haber permitido que siguiera haciéndolo este verano, pero que Thomas y yo necesitábamos adaptarnos primero como familia, pero que él les buscaría otra sede en cuanto pudiera. ¡Ah! Y que pelean contra Voldemort—.

—Veo que no le temes al nombre—.

—Harry no le tiene miedo y yo sinceramente creo que es más un apodo que un nombre ¿Quién sería tan cruel de ponerle un nombre así a un hijo? —.

—Verás Orpheus, he visto que te has hecho amigo del joven Malfoy y ha estado bajo mucho estrés últimamente—.

—Lo sé, pobre Draco—.

—Es bueno que tenga amigos como tú. El asunto es que, la familia de Draco estaba alineada a los valores de Voldemort, lo sabemos pero no podemos probarlo. Como sea, mi informante me había dicho que Voldemort había hecho su sede en la Mansión Malfoy, y al ser Draco el único heredero del apellido, las propiedades han sido cerradas y desalojadas hasta que el joven tome el control de su línea familiar—.

—No entiendo...—.

—Creo que, dadas sus nuevas circunstancias, el joven Malfoy se vería impelido a buscar "otras alternativas" para su vida—.

—¿Me está pidiendo que lo reclute? ¡Yo ni siquiera soy miembro de la Orden! —.

—No, no. Nada como reclutar, quizás solo "hacerse a un lado", negarle la entrada a Voldemort a su casa—.

—Sabe que con eso se levantaría como un claro enemigo de ese lunático ¿Verdad? ¿Acaso le está ofreciendo protección? —.

—La que podemos dar, por supuesto—.

Orpheus resoplo y soltó—Lo intentaré, pero no puedo garantizar nada. Además, hablaré de esto con Harry—.

—Claro, claro, mi muchacho—.

—¿Puedo irme ya? —.

—Por supuesto—.

Orpheus tomo su mochila y salió casi corriendo de la torre. El nervio de ese vejete. Encargarle una misión así a un "niño" y no ofrecer una protección real para Draco. Seguramente le exigiría parte de su fortuna a Draco para darle al menos un Fidelius, y con lo bien que ese hechizo funciono la última vez. Sirius, en su disfraz de Orpheus, sacudió su cabeza en frustración, arrepintiéndose una vez más por haber sido tan obtuso, y no solo ahora, sino desde su juventud.

Si él y los merodeadores no le hubieran hecho la vida miserable a Snape, quizás el hombre no se hubiera ido con los mortífagos, quizás, si en vez de molestarlo se hubieran hecho amigos, esta guerra hubiera acabado mucho antes y Lily y James no habrían muerto. Seguro que Snape hubiera pensado en una mejor idea que el Fidelius. No, no era momento de reprocharse nada, el pasado era pasado por algo y no se podía remediar, ni siquiera con Giratiempos.

Orpheus mejor se apuró a sus clases mientras Snape seguramente era enviado a "trabajar" a Draco para aceptar la escasa oferta a cambio de su lealtad a Dumbledore y su Orden. Orpheus ya estaba haciendo planes de traer a Tonks y sus padres a Umbra y esperaba ver si Remus podría ser una opción. Al menos, parecía algo dispuesto a escuchar, pero necesitaban alejarlo de Dumbledore lo suficiente para mostrarle al hombre la verdad.

Moody y Shacklebolt también serían buenas adquisiciones si lograban encontrar un modo de llegar a ellos. Hablaría sobre eso con Harry, una vez que Draco estuviera a salvo en la mansión Black. ¡oh que tonto de Orpheus! Se olvidó de mencionarle a Dumbledore que había invitado a Draco a pasar las fiestas en la mansión Black y que no tomaría el control de su línea hasta pasado el fin de año, al menos oficialmente, ya que los duendes harían la ceremonia en cuanto Draco pusiera un pie en Grimmauld Place.

De esa forma, la mansión Black y su línea se convertirían en guardianes de Draco por defecto y eliminarían el control que Dumbledore esperaba obtener de él.

Este último pensamiento, hizo sonreír a Orpheus.

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—Deberás ofrecer algo mejor que una protección vagamente esclarecida si quieres la lealtad del joven Malfoy—Le dijo Severus a su "empleador".

—No puedo ofrecer nada mejor—Lo cual era mentira, pero Dumbledore creía que la línea Malfoy estaría mejor extinta. No habían dado ningún miembro útil a la sociedad desde hace generaciones, en su opinión.

—¿Qué es lo que esperas obtener en realidad, Albus? —.

—Mi muchacho, no espero obtener nada, excepto cortarle un suministro de dinero a Voldemort—.

—¿y esperas que ese suministro pase a ti y la Orden? —.

—Claro que no mi muchacho, pero si Draco ofrece ese tipo de ayuda, no sería amable el rechazarlo—.

Así que todo se reducía a dinero. Severus pensó que era horrible que un supuesto líder de la luz tuviera intereses tan mundanos, pero la realidad era solo eso. Albus Dumbledore era tan humano como cualquiera y por ende, sujeto a imperfecciones, pero las suyas eran peligrosas, había que seguirle el juego por un rato.

—Si ya tienes todo tan controlado, ¿Para qué necesitas mi ayuda? —.

—Orpheus solo puede convencerlo de escucharme, pero tú, Severus, puedes convencer a Draco de ponerse de nuestro lado—.

—¿Pretendes que lo obligue? —.

—No, mi muchacho, pretendo que le sugieras que sería beneficioso (a largo plazo) para él ponerse de nuestro lado—.

Severus resoplo—Puedo sugerirlo, como dices, pero no debes olvidar que es un Malfoy, y como su padre, verá a través de las mentiras como si fuera cristal. La mejor apuesta es ofrecerle algo que nadie más pueda. Lucius Malfoy entro a los mortífagos por sus creencias sangrepura, pero Draco es más inteligente que su padre en muchos aspectos, y él quiere estar del lado ganador. Solo vendrá a nuestro lado si puedes ofrecerle algo importante dentro de la sociedad a futuro—.

Dumbledore pensó en esto. No podía ofrecerle nada relevante al muchacho, aunque quizás...

—Podría ser parte de un comité de "tradiciones mágicas" que se empezaría en Hogwarts luego de la derrota de Voldemort, para limar las asperezas entre los sangrepuras tradicionalistas y los nacidos muggles—.

—Eso suena aceptable... para empezar. Le transmitiré tu "generosa" oferta al joven Malfoy—Severus se puso de pie y salió de esa oficina infernal. Severus compadecía al pobre Fawkes que tenía que tratar con Dumbledore todo el tiempo.

Severus Snape sabía que Dumbledore no pensaba cumplir esas promesas, pero todos ellos tenían que fingir para completar los planes de Umbra y deshacerse de Albus, quién era infinitamente más difícil de quitar de en medio que el Señor Oscuro.

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Tom había abrazado su lado Hufflepuff, un poco, y ahora estaba ordenando cosas para regalar en navidad a sus ¿amigos? ¿aliados? ¿familia? No sabía cómo llamarlos, compañeros estaría bien por ahora. Entre libros, golosinas y artículos varios, Tom se descubrió a si mismo buscando algo para regalar a Harry, algo "especial".

Evidentemente las opciones se reducían para alguien que básicamente tenía el dinero del mundo gracias a la piedra filosofal y que básicamente, no necesitaba nada o quería nada en especial, así que Tom tenía las siguientes opciones: raro o hecho a mano.

Primero intento lo último, pero ser un Señor Oscuro en ciernes no venía con las habilidades de construcción o siquiera horneado de galletas. Las manualidades las abandonó luego de que hizo algo parecido a un suéter cruzado con medias y gorro de invierno, que él intentaba darle forma de guantes. Las habilidades culinarias decayeron rápidamente luego de tres bandejas de galletas quemadas y un intento de ensalada que podría catalogarse como riesgo biológico.

No, las habilidades domésticas no estaban incluidas en el paquete de Señor Oscuro 101.

Entonces Tom tuvo que optar por lo raro. Eso le dejo con los trebejos de Hogwarts luego de que fue a Hogsmeade y no encontró nada remotamente interesante, y Umbra era el hogar de muchos artefactos raros, así que si Tom quería impresionar a Harry, tendría que buscar más.

Ginny, quién se había dado cuenta de que Tom buscaba algo para Harry, le sugirió buscar algo de sus padres, ya que Harry nunca los conoció. Eso enfoco la búsqueda de Tom en objetos en Hogwarts, que hubieran podido pertenecer a sus padres, o algún recorte o foto perdida por ahí en las cosas perdidas de Hogwarts.

Sus pasos lo llevaron a la Sala de los Menesteres, que recordaba era un laberinto de cosas "perdidas" (Tom estuvo dentro de las partidas de búsqueda del gabinete gemelo de Borgin & Burkes) durante generaciones y generaciones de alumnos en Hogwarts, y que seguramente tendrían al menos un artículo perteneciente a los padres de Harry.

Así, Tom estaba esa tarde en medio de un mar de artículos diversos, incluyendo algunos esqueletos de mascotas en sus jaulas, espejos rotos, joyería, revistas pornográficas (de las cuales, había unas de hombres que Tom guardo, solo para referencia), lencería escandalosa, y etc., etc., etc.

Tom había encontrado varias cosas interesantes: unos viales de algo parecido a ceniza que Tom juraba eran cenizas de fénix recolectadas en seguida de la quema, otro vial de algo de plumas que le recordaban a las plumas de basilisco macho, un busto con una diadema que le parecía hermosa por algún motivo y una serie de fotografías en marcos antiguos que tenían la imagen de varias personas que le parecían familiares.

Dos de las fotos eran parecidas a Harry y dudaba que fueran los padres de Harry por el tono sepia de las mismas, pero quizás podrían ser sus abuelos, así que Tom las saco del marco y ahí estaban, Fleamont Potter estaba abrazando a una chica de lindos cabellos castaños, la chica, según la anotación detrás de la fotografía, se llamaba Euphemia. La otra foto era de un tal Henry Potter abrazando a un Fleamont de 17 años aproximadamente. Debía ser el bisabuelo de Harry.

Las otras dos fotografías eran de dos chicos de cabello castaño abrazando y molestando, respectivamente, a una chica pelirroja, pero lo que le llamo la atención a Tom es que la chica, era la misma mujer de sus sueños. Ansioso, sacó las fotografías del marco pero las anotaciones solo decían: "Los locos y su mascota querida". Nada más, ninguna otra línea que dijera nada sobre quienes eran las personas de las fotografías. Tom tenía ganas de llorar. Esta fotografía era antigua (no tanto como las de los Potter), lo que significaba que era posible que estas personas o eran muy viejas o, considerando la guerra anterior, ya estuvieran muertas.

Como fuera, Tom finalmente tenía una pista sobre el misterio de su origen. Ahora más que nunca, estaba seguro de que esta mujer era la clave de su existencia, y si no era ella, seguramente alguno de sus descendientes o alguno de sus inventos. Quizás la mujer estudió alquimia o pociones o algo que requiriera experimentos, o traspasó sus recuerdos a alguna línea de magos que pudiera conservarlos, algo...

Tom guardó las fotografías luego de limpiarlas y también limpio con cuidado los viales para llevarlos con él a Umbra en las vacaciones de invierno. Él último objeto que iba a tomar era la diadema, pero al tocarla, Tom sintió que algo se aferraba a él y una sustancia negra salió de entre la plata y oro de la diadema, rezumando de los zafiros y diamantes y trepando por sus brazos como un parásito. Finalmente, esa cosa que estaba infiltrándose en él, alcanzó su cabeza y Tom se desmayó.

Dentro de su mente, Tom observó como un espectador, una serie de recuerdos de él mismo hablando con la dama gris... no, Helena Ravenclaw. Tom, o mejor dicho, Tom Riddle de ese tiempo, había convencido a Helena de revelarle la ubicación de la diadema y ese Tom corrompió la diadema en un horrocrux al asesinar a un campesino albanés que pasaba por ahí. Tom se vio a sí mismo, o mejor dicho, su encarnación, disfrutar de la brutalidad del asesinato.

Tom estaba asqueado. Eso no se parecía en nada a sus ideas de separación del mundo mágico y muggle. Él hubiera empleado un simple Avada Kedavra, pero ese hechizo de sangre era asqueroso, la sangre rezumando por los poros... y sin embargo, Tom se vio imposibilitado de vomitar.

La sucesión de recuerdos también estaba plagada de reuniones, Slughorn diciéndole sobre los horrocruxes, él mismo en reuniones de sus Caballeros de Walpurgis, conociendo a Nagini (la basilisco) y la muerte de Elizabeth Myrtle Warren. Tom la recordaba, y aunque sabía que su encarnación actual la había asesinado, no había "visto" el hecho.

Ese "Tom" no era él y a la vez, era él. La máscara de frialdad y sin emociones, el encanto medido, pero Tom no tenía esa crueldad, no estaba dentro suyo. En su lugar, había una ferocidad protectora que se asemejaba a un león protegiendo a sus cachorros. Lo sentía cada que veía a Elliot y los Primeros Años. Todos ellos tan frágiles. Era como si fuera dos personas distintas complementándose de alguna forma y fundiéndose en un nuevo cuerpo.

La visión terminó y Tom se despertó en medio del laberinto de cosas perdidas y sudando frío, pero intacto. La diadema seguía rezumando esa sustancia negra, pero ahora era inocua. El horrocrux dentro de la diadema, había perecido. Tom busco una caja y la hechizo con muchas capas protectoras antes de meter dentro la diadema y reducirla para llevársela a Harry.

Si la cuenta de Umbra era correcta, y estos recuerdos lo confirmaban, los horrocruxes eran 7, todos ellos habían sido destruidos, excepto el séptimo que estaba dentro de Harry de manera incidental. Como fuera, ahora Voldemort era tan mortal como cualquiera.

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