*Nota del autor: Quiero dedicar esta nueva sección a todos los usuarios que dieron buen recibimiento a mis historias: La ruidosa casa de los horrores y El show de horror de Huggie; pero en especial al usuario regamers10, cuya mención de su gusto peculiar por los musicales fue lo que me inspiró a escribir más de estas adaptaciones que aparte de leerlas espero las puedan escuchar en sus mentes al igual que yo ; )

***

Halloween adulto

A pesar de los muchos inconvenientes sucedidos, en parte por culpa de ellos dos, la noche de brujas terminó bien para todos.

Lincoln y Clyde al final hicieron lo correcto y no sólo se encargaron de que ese par de bravucones con mascaras de bebé recibieran su merecido, sino que también repartieron generosamente los dulces que habían conseguido en el acaudalado barrio de Huntington Manor.

No obstante, a la hora que terminaron (hora en que la noche no era muy joven) y estaban por repartirse el único caramelo que les sobró, Rita salió a toda prisa de la casa Loud con su celular: en el que el reloj marcaba poco menos de diez segundos para las 12 am.

–¡Rápido –avisó a sus hijos, a Clyde y a los pocos niños que quedaban en las calles o recién salían del laberinto de maíz de Lucy–, todos vuelvan a sus casas, ahora!

–¿Qué pasa, mamá? –preguntó confuso Lincoln.

–¡¿Qué que pasa?! –repitió su muy alterada madre–. Pasa que se nos hizo tarde por estar haciendo todo esto y ya casi es media noche.

–¿Y eso que tiene de malo?

–¡¿Qué que tiene de malo?!... Oh, no...

Antes de que Rita pudiera terminar de explicarse, unas nubes despejaron el cielo haciendo que este quedase iluminado con la luz de la luna llena, al tiempo que en lo alto se escuchaba el tocar de doce campanadas.

–Ya es tarde –dijo, en tanto su esposo salía por la puerta tras ella y sus hijos y el chico McBride se reunían alrededor del porche–. El cambio nos alcanzó...

De pronto, Chunk, el asistente de Luna, salió de entre unos matorrales en un extravagante disfraz de El Sombrerero Loco y con una guitarra eléctrica con la que se puso a tocar un esquizofrénico rock n'roll.

–Los niños ahora duermen

–canturreó mientras hacía esto–,

en la calle ni uno hay...

–Que divertido para mami y papi

–le siguió la señora Yates quien llegó por el otro lado de la calle usando un disfraz de ángel, de atrevido diseño y que no dejaba nada a la imaginación–.

Trucos sexys...

–Y algo ilegal

–cantó en coro con su esposo que iba junto a ella en un igual de atrevido disfraz de diablo y ambos brindaron con unas copas de martini.

–Van bebiendo

–canturreó seguidamente el señor Quejón quien apareció en medio de la calle, usando únicamente una toga y una corona de laureles, y en compañía de todos los ancianos de Cañón Sunset que iban vestidos como personajes de caricaturas de los años treinta tales como Popeye, Betty Boop, Mickey Mouse, entre otros–,

los mayores sonriendo.
Pop-pop de esclavo Frankenstein...

Y señaló al abuelo Albert que iba disfrazado como Frankenstein y estaba siendo arrastrado con una correa para perro por su novia Myrtle quien llevaba puesto un traje de dominatriz.

–En una orgía

–siguió cantando en el acto el señor Spokes, el padre de Rusty y Rocky, quien llegó en un traje de faraón egipcio abrazando por un lado a la maestra Johnson, que iba disfrazada como Demencia de Villainous, y por el otro a la señorita Dimartino que iba como Wonder Woman–,

La miss de tus hijos (ja).
Adultos que se transforman en algo irreal...

Así, en breve la casa Loud fue rodeada por casi todos los adultos de Royal Woods que llegaron en diversos y extravagantes disfraces de Halloween a unirse aquel número musical.

–Es hora del adulto en Halloween...

–cantaron en coro–.

No podrás saber si eres menor...

–Aquí...

–acabó de cantar el propio Lincoln quien, de manera inexplicable y para sorpresa de todos, apareció junto a Clyde ahora con el maquillaje y toda la indumentaria característica del travesti de El Show de Horror de Rocky.

–¡¿Pero que carajo?! –exclamó escandalizado el señor Loud de ver a su hijo vestido así e igual de enloquecido que resto de los adultos del pueblo, que esa noche parecían estar poseídos por algo que los hacía comportarse como un montón de depravados.

–Pueden ver bien mis nalgas (uy)

–canturreó al instante Thicc, quien apareció por detrás de Lincoln en traje de conejita de Play Boy y lo arrastró hacía ella para abrazarlo contra sus voluminosos pechos, tras lo cual se dio la vuelta a menear su mayormente voluminoso trasero ante Clyde y el resto de los horrorizados Loud, a la vez que Leni les cubría los ojos a las gemelas y empezaba a retroceder con ellas hacia la puerta de la casa.

–Mis fantasías vivi-i-ir...

–canturreó el entrenador Pacowski que apareció bajo un poste de luz vestido como Babs Johnson, la protagonista del filme Pink Flamingos.

–Verás que mañana...

–canturreó seguidamente Flip quien iba disfrazado como el maestro Roshi de Dragón Ball.

–Nada vamos a recordar...

–corearon todos los partícipes en aquel obsceno número musical mencionados hasta ahora–.

Todo es terrible, aburrido,
al extremo todos vamos juntos hoy allegar.
Nadie puede ver que se hace aquí...
Los adultos se desnudan en...

–Halloween...

–acabó de cantar Lincoln que encabezaba al grupo, con lo que toda su familia se apresuró a entrar a refugiarse en la casa Loud a sabiendas de que esa ya se había vuelto una genuina noche de terror.

–¡Todos ustedes están enfermos! –gritó Clyde a los que montaron el número antes de entrar junto con los Loud y azotar la puerta.

FIN