𝗶. 𝗶𝘀𝗶𝘀 𝗽𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿

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𝗶. 𝗶𝘀𝗶𝘀 𝗽𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿
part one; ghost stories

LA HISTORIA DE LOS POTTER Y EL CÓMO VENCIERON AL señor Tenebroso es algo que hasta un niño de tres años conoce en el mundo mágico.

Una relación preciosa que tuvo un bebé precioso y juntos lograron vencer a aquel mago con cuestionables ideales que aspiraba a controlar el mundo. ¿Cómo fue que lo lograron? Bueno, hay muchas versiones (muchas de ellas muy turbias), pero no es algo que realmente importe o que valga la pena comentar por el momento, lo importante es que protegieron a su hijo aunque murieron en el acto y que el niño es quien realmente venció a Voldemort. ¿Cómo lo hizo? Es un total misterio que muchos han intentado resolver, incluso algunos magos practicantes en las artes oscuras han tratado de estudiarlo pero los tutores del niño nunca lo permitieron, no viendo ninguna necesidad de hacerlo pasar por esa situación.

Harry Potter creció siendo rodeado de susurros cada vez que se escuchaba su nombre y a pesar de eso tuvo una infancia buena y tranquila (es lo que se cuenta), una excelente relación con sus tutores (según lo poco que ella ha logrado ver) y, cuando entró en Hogwarts, contra todo pronóstico, terminó en la casa de las serpientes; siendo amigo de Malfoy, Nott y de la menor de los Greengrass. Fue sorpresa para muchos que no fuera enviado a Gryffindor, la gente creía que por parecerse tanto a su padre terminara en la misma casa a la que él pertenecía; sin embargo, parecen olvidar que su madre era una digna Slytherin en toda la palabra y que él había heredado mucho de ella, como también heredó cosas de su padre. Un claro ejemplo es la cantidad de problemas y extrañas situaciones de peligro en las que se veía envuelto todo el tiempo, eso solo podía ser herencia de James Potter (era lo que siempre decían).

En fin, Selene había hecho un breve resumen de la vida de Harry Potter y en ningún sitio había escuchado o leído sobre lo que a ella realmente le interesaba, pero no le hizo falta, porque una semana después le llegó la respuesta como un torbellino molesto y absorbente.

La poca tranquilidad de la que solía disfrutar se vió opacada y todo por haberse dejado llevar por la curiosidad.

Isis Potter era algo realmente caótico.

—Parece que has visto un fantasma.

Y tenía un sentido del humor peculiar.

De cierta forma comprendía la curiosidad que el fantasma tenía por ella; es decir, no es muy muy común que los vivos puedan ver, escuchar y hablar con fantasmas (al menos no con los de su tipo), pero había llegado al punto en el que Isis estaba drenando su energía y lo más probable es que ni siquiera lo sabía. Entendía que el fantasma se sentía solo y que había encontrado en ella una especie de amiga que la mantiene cuerda o que la hacía sentirse sujeta al plano terrenal pero, si no aprendía a controlarse, la debilidad de su cuerpo, el cansancio recurrente, junto a sus dolores de cabeza y ese odioso pitido de sus oídos serían el menor de los problemas de Selene.

—Hay cosas más interesantes que hacer que estar en la biblioteca en tu tarde libre—volvió a hablar su tormento personal

James Potter y June Fischer se retorcerían en sus tumbas si escuchaban las creativas maldiciones de la rubia hacia aquella pelirroja que ellos habían engendrado y que había aparecido a sus espaldas, causándole escalofríos por todo el cuerpo al intentar atravesarla.

Gruñó por lo bajo, evitando verla mientras metía su cabeza entre el hueco que formaban sus brazos al estar cruzados sobre la mesa. Ella lo único que quería era paz y la biblioteca era un lugar donde siempre podía obtenerla; puesto que, al parecer, Harry Potter pisaba ese lugar solo cuando era necesario e Isis no solía (ni tampoco podía) separarse mucho de su hermano. Lo que significaba que el muchacho estaba cerca.

Selene llevaba tarea de pociones atrasada y sabía que el profesor Snape no le daría oportunidad de entregarla tarde, por lo que debía terminarla a toda costa. Pero si Potter estaba cerca, Isis sería un total incordio.

—Podrías hablar con mi hermano ahora, ¿qué dices?

Últimamente insistía con eso, al parecer quería que se hiciera amiga del chico a toda costa (aunque sabía que Potter era muy cerrado con su círculo de amistades) pero ella evitaba los lugares concurridos o, específicamente, lugares que él solía visitar para no tener que hacer alguna escena vergonzosa de la cual Isis tenga la culpa. Selene suponía que aquella insistencia porque ella se acerque al muchacho es porque quiere comunicarse con él y, si bien ella no tendría ningún problema en ayudarle con eso, ¿cómo iba a hacer creer al muchacho de lo que ella podía ver? Claramente iba a llamarla loca (algo a lo que ya estaba acostumbrada) y lo mas seguro es que la hechizara para que no volviera a molestarle. Si quería que el pelinegro le creyera debía hacer que confiara en ella primero, lo que significa que debería hacerse su amiga y, por consiguiente, amiga de los Slytherin (a los que claramente no les caía bien) quienes se burlarían de ella sus espaldas por ser tan rara.

—Sabes que no voy a dejarte en paz hasta que hables con él.

Sí, bueno, a pesar de sus amenazas estaba claro que no iba a hacer lo que le pedía y, además, (por si no lo había dejado claro ya) no quería tener nada que ver con Harry Potter y las extrañas cosas que ocurrían a su alrededor todo el tiempo.

—Sé lo mucho que te emociona que tus padres y tú puedan comunicarse con él, pero debes comprender que no es tan fácil como parece —musitó Selene, por lo bajo. Si de por sí todos creían que estaba loca, no quería saber qué dirían cuando la vieran hablando sola—. No puedo acercarme a él y decirle la verdad así como si nada, no va a creérselo. Nadie lo haría.

—Por eso mi plan es que primero se hagan amigos y, cuando ya tengan la confianza suficiente, le cuentes todo—dijo como si fuera lo más facil del mundo.

—Las cosas no funcionan así—levantó la cabeza mientras volvía a colocarse recta sobre la silla y observaba al fantasma a su lado—. Y, como ya te he dicho antes, me encantaría ayudarte, pero no quiero ni necesito ser amiga de tu hermano o compartir el mismo aire que sus amigos.

—Mi hermano no es tan malo como lo haces ver—se quejó como una niña— y sus amigos son los mejores chicos que conozco... mucho mejores que los que recientemente está frecuentando Harry—aquello último lo susurró más para ella que para que la otra lo escuchara, aunque lo hizo. Si era sincera, poco le importaba las amistades que el chico formara mientras no tuviera nada que ver con ella—. Se que lo que te pido es mucho—dijo ahora con un tono distinto, casi lastimero—, pero mi familia lo necesita.

Se sintió mal, todo lo que ellos han pasado ha sido muy trágico e injusto y, si bien es verdad que al chico Potter nunca le faltó nada, sus padres eran un vacío que nadie lograra llenar nunca por muchos títulos, poder o dinero que tuviera; sin embargo, ella no tenía ninguna culpa u obligación, solo Merlín sabía porqué ocurrían esas cosas.

—Si se presenta la oportunidad te ayudaré—se rindió—. Pero no prometo nada.

Isis desapareció y volvió aparecer a los segundos soltando un grito de felicidad, la rubia hizo una mueca de dolor debido a que el dolor de cabeza que ya tenía anteriormente le provocó un ligero pinchazo al escuchar al fantasma gritar y suspiró mientras se levantaba de la mesa con la intención de ir a buscar los libros que necesitaba.

—Mientras tanto, debes dejar los intentos de mantenerte junto a mí—dijo al ver que comenzó a seguirla haciendo un bailecito y dando algunas vueltas a su alrededor—. Comienzas a robar mi energía.

—Está bien—su expresión ahora fue una de tristeza, al parecer no están muy de acuerdo con dejar de molestarla —. ¡Solo por hoy voy a quedarme contigo!

Aunque se negara, ella iba a hacer lo que se le diera la gana, así que simplemente siguió en su búsqueda del libro de pociones avanzadas para poder terminar su redacción.

—Es impresionante ver tu fascinación por Pociones—la de ojos azules no le prestó atención y siguió buscando entre los libros, viejos y gastados—. A mi, definitivamente, no me gustan. Le dejo todo el talento a mi hermano.

La joven rubia musitó algo entre dientes, deslizando su dedo sobre los lomos de los libros y leyendo sus títulos con rapidez. Pociones Avanzadas, Libatius Borage. Eso era lo que buscaba, el suyo lo había perdido en algún momento y apenas acaban de empezar las clases, lo mas probable es que algun idiota de los que solían molestarla a ella y a Luna lo robaría solo por diversión. Cogió el libro entre sus dedos y lo sacó de entre los otros, lo examinó con ojos curiosos viendo lo desgastado que estaba.

—Leíste ese libro hace tres días, ¿por qué lo vuelves a tomar?

—Porque lo necesito para mis deberes—le contestó con obviedad. Estiró el cuello para observar unos libros que estaban por sobre su cabeza—. Y necesito que me dejes en paz para poder terminarlos.

—Me aburro horrores escuchando a todas las serpientes quejarse de los estudiantes de otras casas—se quejó— y no quiero escuchar a mamá recitando el mismo discurso de siempre para que te de tu espacio.

Ojalá le hiciera caso.

—No quiero estar aburrida.

No era su problema.

—Y yo quiero terminar mis deberes—repitió Selene—. Al parecer no todo en la vida se puede.

—Pues yo estoy muerta, así que eso no cuenta conmigo—Isis soltó una risa tonta ante su chiste sin gracia, estaba disfrutando de molestar a la chica.

Selene soltó un suspiro de cansancio y tomó el último libro que ocuparía de aquella sección, creando una pequeña pila de cuatro ejemplares sobre sus brazos, se giró hacia la pelirroja y enarcó ambas cejas en su dirección.

—No eres la mejor haciendo chistes.

—Eso me ofende mucho—bufó—. Te aseguro que soy mucho más divertida que padre—rodó los ojos—. Eres tú quien está amargada.

La rubia no respondió, siguió su camino con algo de prisa tomando el último libro de la estantería y colocándolo sobre los otros, maniobró para mantenerlos en equilibrio y, cuando se dio vuelta para regresar a su mesa, todos sus libros acabaron en el suelo. Su primer pensamiento fue que el fastidioso fantasma había hecho de las suyas, no obstante al sentir el choque de su cuerpo contra otro, descartó la idea. Era un cuerpo sólido y no el traslúcido de su acompañante.

En el impacto no solo sus libros se habían caído, los de la otra persona también. Levantó la vista con los ojos llenos de confusión, encontrándose con una maraña de cabello castaño frente a ella, sus ojos buscaron a Isis por acto de reflejo viendo como ella tenía el ceño fruncido ante la escena y la persona que se encontraba frente a ella. Hermione Granger miraba los hipnotizantes zafiros de Selene con cierta sorpresa, sintiendo escalofríos al notar lo amenazadora que se veía y lo penetrantes que lograban ser sus bonitos ojos.

Nunca había coincidido o compartido alguna palabra con ella, pero debía de admitir que (a pesar de lo bonita que era) era una chica muy rara, daba miedo se quedaba con la mirada perdida y, podría jurar, que la había visto hablar sola varias veces. ¿Tendría alguna enfermedad mental? No sabía y prefería no saberlo, aunque todo el mundo decía que tenía alucinaciones.

—Lo siento—reaccionó la castaña cuando vio a la otra agacharse para tomar sus libros—. Fue mi culpa, iba apresurada y no te he visto.

—No es nada—Selene se apresuró a volver a amontonar sus libros en una pila y tomarlos en sus brazos, se colocó de pie y miró disimuladamente a la castaña que estaba terminando de recoger sus libros—. A cualquiera le pasa.

Granger se levantó lo más rápido que pudo llevando sus libros a su pecho, quedó frente a la rubia y le sonrió de lado mientras extendía su mano hacia ella; sin embargo, Selene no le estaba observando a ella, su mirada estaba sobre el hombro de la castaña, como si estuviera observando algo a sus espaldas. Hermione giró su cabeza esperando encontrarse con alguien detrás de ella, pero no había nadie. Eso sacó a Selene de su pequeño trance quien rápidamente llevó sus ojos hacia la castaña, formando una ligera sonrisa, apenas perceptible, y luego se fijó en la mano que la otra mantenía extendida hacia ella.

—La sabelotodo quiere presentarse—se rió Isis—. Como si no te conociera y hablara de ti a tus espaldas.

La rubia frunció el ceño ante lo dicho por el fantasma.

—Soy Hermione Granger—se presentó con una sonrisa y ella estiró estiró su mano, aceptando el gesto solo por no ser maleducada—. Y tu eres Selene, la amiga de la Lunátic...

Soltó la mano de la chica como si le quemara, notó como el calor subía a sus mejillas y sintió como la furia comenzaba a invadir su cuerpo. ¿Desde cuando Hermione Granger se refiere a su compañera de casa de aquella forma y con qué derecho lo hacía? Sintió rabia y tuvo unas terribles ganas de lanzarle un maleficio, podía darle igual que la gente hablara de ella pero, cuando se trataba de Luna (incluso de Terry), la cosa era totalmente diferente.

Estuvo a punto de abrir la boca y hechizar a la chica, pero una risa burlona a espaldas de la castaña interrumpió el momento. Por un momento imagino que solo era cosa de ella, probablemente era algún fantasma e incluso podía ser Isis, sin embargo, la chica frente a ella se giró y observó a quien había realizado aquel sonido.

—¡Vaya, Granger! —Daphne Greengrass se hizo ver frente a ambas Ravenclaw—. Insultar a la gente de esa forma es muy bajo, incluso para ti—le dijo con burla, logrando que Hermione se colocara roja de la vergüenza—. Porque, tengo entendido que ese tipo de cosas solo las hacemos nosotras las serpientes. Tus palabras, no mías.

—No... yo no quería decir eso, fue...

La chica no podía formular palabra, parecía entre avergonzada porque le dijeran las verdades a la cara y molesta por el descaro de la Slytherin al estar defendiendo a las rubias (cuando lo más probable es que ella también se burló de ambas amigas en algún momento).

—La verdad es que no me interesa lo que tengas que decir—comentó Greengrass mientras se acercaba un poco más a la rubia y la observaba de reojo—. Pero deberías tener cuidado en cómo te diriges a las personas, especialmente si estas están empuñando su varita como Dostyan lo está haciendo.

Inmediatamente Granger llevó su mirada a las manos de la rubia y Selene hizo lo mismo, no sabía en qué momento o cómo pudo sostener sus libros con un solo brazo pero había sacado su varita, la tenía entre sus dedos y sus nudillos estaban blancos por la fuerza que estaba ejerciendo sobre ella. La castaña se encogió en su lugar y dió un paso atrás, buscando alejarse de ella con algo de temor.

—Yo... lo siento mucho.

Y, sin más, salió corriendo del lugar con miedo de recibir un maleficio.

Selene bufó, con clara molestia, ¿la había hechizado? Por supuesto que sí y con más razón al notar que esa disculpa no fue muy honesta, pero trató de tranquilizarse y relajar su cuerpo agradeciendo el no tener que seguir viéndole la cara a la castaña. Guardó su varita entre su túnica y luego miró a la chica frente a ella, que ya estaba observándola con una extraña sonrisa.

—Muchas gracias por eso, pero no necesitaba tu ayuda— dijo la rubia en voz baja. No sabía que había llevado a que la serpiente fuera en su defensa, pero lo que sí sabía es que no lo había hecho precisamente por ella.

—Lo sé, querida—se rió mientras acomodaba su cabello en sus hombros y le miraba con diversión—. Pero no iba a permitir que la sabelotodo que quiere darme lecciones de moral a mi, haga exactamente lo que ella dice que no debo hacer.

—Por eso me encanta esta chica.

Se sobresaltó al escucharla, ni siquiera se había dado cuenta de que Isis seguía ahí, pero ella sola se hizo notar mientras daba un par de vueltas alrededor de ella.

—Eres algo peculiar, ¿no? —volvió a hablar Greengrass al notar la mirada perdida de la chica y el ligero sobresalto que había tenido, los ojos azules de la rubia se encontraron con los suyos—. Me gusta.

Le guiñó, luego sonrió verdaderamente y se dio la vuelta comenzando a caminar para perderse entre los pasillos de la biblioteca, dejando a Selene algo confundida por la extraña interacción.

—Y a mi me gusta ella.

























¡feliz año nuevo!
al fin volví a aparecer por aquí ah
este año va a estar lleno de cositas y espero que este sea el año en el que termine este fic💕

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