13.

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EraserCloud

Edad rayita: 2.
Cap Ships: 2/5.

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El chico de la nube iba a toda velocidad por los pasillos, llevaba a la bebé en brazos mientras era perseguido por Yamada y Kayama, si Shota se enteraba de eso les mataba. La niña solo reía, al principio, ahora lloraba por su papá.

—¡Shirakumo! —No era común ver a Aizawa enojado y levantando la voz, Oboro ante el grito frenó de golpe y saltó lejos, logró que la niña callera en una nube, pero no logró que dejara de llorar, incluso se puso a gritar. Estaba jodido, ya no le dejarían más a la niña, se hubiera sentido un poquito mejor si hubieran estado sus otros dos amigos, pero arrancaron antes que llegara Aizawa.

Rió nervioso mientras se levantaba y disumulaba el tremendo dolor de cabeza, se dió un golpe bien fuerte.

—Está bien, la pulga está bien, ¿Verdad, loquita? —Esperaba un "¡Sí!" y una gran sonrisa, pero solo logró que la niña escondiera la cabeza en el cuello de su amigo— ¡Que traidora! Tú lo propusiste, ____.

Ni siquiera un adiós recibió, Shota solo siguió caminando, tenía darle de comer a ____, ya tenía preparada su comida, aunque ahora para que se calmara tendría que llegar un poco tarde a su entrenamiento, estaba seguro de que su profesor la entendería. Y si castigaban a alguien... Que ojalá fuera Shirakumo.

Miró hacía al lado, viendo a Shirakumo tratando de llamar la atención de la pequeña, no lo lograba y solo suspiraba con una mueca, es imposible llamar la atención de la niña cuando se escondía en el cuello de su papá, de ahí no salía hasta que se calmaba. O eso era con los demás, Oboro como al décimo intento logra hacer que le mire, lo acaba de lograr.

Sonrió a lo bajo, agradecía tener a alguien para su niña, alguien para él, realmente le encantaba que él haya llegado a sus vidas. Tenía que estudiar, trabajar, entrenar y cuidar a ____, nunca tenía tiempo para nada, pero Shirakumo se acercó feliz recibiendolo a él y la bebé, dispuesto a estar con ellos para siempre, ayudarlos y amarlos a los dos. Amaba al idiota, se ganó su corazón después de tanto, al igual que el de su hija, le sorprendía demasiado, ____ no se dejaba cargar por nadie.

Shirakumo era


























Recordaba todo lo que hizo hoy, tratando de recopilar todo, tratando de entender como había llegado a esto.

No lo entendía, no entendía nada, él lo escuchó, escuchó como lo animó. ¿Entonces porqué estaba ahí y de esa manera? Hace unas horas estaban cenando, hace unas horas estaba haciendo dormir a su hija, hace solo unos momentos caminaba junto a él. Entonces, ¿Por qué estaba así? ¿Por qué lo cubrían y se lo llevaban? No podía irse, hoy verían la nueva película que salió, ____ le había hecho una sorpresa, hoy le preguntaría si quería ser su papá.

—Shota... —Ya hace minutos Yamada le llamaba, entre llantos lo abrazaba, lo movía y le gritaba, tratando de hacerlo reaccionar, Nemuri no decía nada, lloraba al lado, viendo cómo retiraban el cuerpo de su amigo.

¿Y su sueño? ¿Su sueño ser héroes juntos y formar su agencia?  ¿Qué pasó?

Rompió en llanto, se agarró de la cabeza, tratando de procesar todo lo que pasaba, ¿Qué haría ahora? ¿Qué haría solo? Era imposible, no podía creerlo, se negaba creerlo, hace unos momentos estaba haciendo reír a su hija, logrando que sacará su cabecita de su cuello, lo juraba, hace unos minutos lo hizo.

—Por favor, alejense, todavía no es seguro. —Se los llevaron a los tres, a su al rededor era un desastre, todos los niños llorando, las ambulancias sonando, los papás llegando con los gritos, las demás víctimas, los detectives hablando de la situación, llegaban los periodistas, demasiado ruido.

Shota se cubrió sus oídos con las manos, cerrando los ojos fuertes, ya no quería escuchar nada más, le molestaba el ruido, le molestaba la gente negandole que Oboro no le gritó nada. Sus ojos llenos de lágrimas dolían, le estaba costando respirar, sus piernas dolían y le estaban regañando, no sabía porque.

Tenían que ir a casa, con ____, era su hora  de baño, no podían demorarse, él la bañaría y Oboro le iría a comprar sus galletitas con juguito, siempre era así, le cumplía todo los gustos. Tenían que ir a casa.

Casa, miraba su casa, con los ojos hinchados y rojos, sus manos con los parches, su cabeza vendada y las heridas tratadas, con sus mejillas húmedas de tanto llanto y en sus manos las gafas de ese chico.

—¿Entrarás? —¿Por qué Yamada y Kayama venían con él? ¿Se veía tan mal? ¿Por qué ellos se veían tranquilos? Ya no lo soportaba, no soportaba la voz de Hizashi, estuvo en todo el camino hablando, no era momento para hablar.

¿O sí? Tenía que hacerlo, tenía que hablar con su hija, que cuando apenas entre estará esperando con una cartita y su peluche, esperando a sus dos papás.

Kayama abrió la puerta y entró, cargando a la niña en brazos y llenadola de besos, Yamada entró seguido, mostrándole los regalos que había pasado a comprar, dijo que unas muñecas no vendrían mal para la situación.

Galletas y jugo, ____ querría eso, no muñecas. Observó sus manos, no sabía que traía, respiró profundo y vió una bolsa con las galletas y el jugo de durazno, ¿Cuándo? No recordaba nada, no podía recordar que había pasado en el camino.

¿Y entonces quién daría la notícia? ¿Tenía que entrar y decirlo él? ¿Se podía quedar afuera y que los dos de adentro lo dijeran? ¿Puede esconderse en el armario y llorar también? ¿Cuando se pasaría todo esto que siente?

Entró, viendo enseguida a su niña, que estaba tratando de concentrarse en las palabras de su tía, le estaban diciendo cosas muy confusas. Se dió la vuelta y le miró, logró ver el susto en sus ojos cuando cayó al piso y le extendió los brazos, llorando desconsoladamente como un niño.

¿Cómo lo decía? ¿Cómo le decía a la niña que le abrazaba preocupada y asustada que su tío tan amado había muerto, que no podría darle su sorpresa? ¿Cómo llevaba estas cosas? ¿Él estaba siendo un idiota por no mantener la calma en una situación así? Nemuri e Hizashi lo estaban haciendo, mantenían la calma, ¿Por qué él no?

—Shirakumo no vendrá... Ya no está...

Llantos, gritos, patadas y manotazos, solo cerró los ojos y aguanto todo eso, ¿Cómo llevaría eso? ¿No podía gritar junto a su hija? Su corazón dolía, por eso cerraba los ojos, porque sabía que si los abría y veía a su hija sufriendo de esa manera, su corazón no daría más.

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