15

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¡Parece que la Bella Durmiente por fin se ha dignado a aparecer por aquí!

El sarcasmo de Cher me da la bienvenida en cuanto cruzo la puerta del apartamento de Brooke. Oigo sus voces y risas mucho antes de verles la cara, así que entro en el amplio salón con los ojos en blanco.

—Ya he pedido perdón unas diecisiete veces antes de venir, ¿es que no han sido suficientes?

—Pues no, solo te perdonaremos si te disculpas al menos veinte veces más —declara Gigi con el ceño fruncido y un puchero cargado de dramatismo.

—Bueno, pues vais a tener que conformaros con que ya estoy aquí porque sino, voy a coger la puerta y me voy a marchar a casa otra vez.

—Deja de montar un drama y sienta tu culo aquí, que Gigi y yo tenemos algo que deciros a todas —anuncia Brooke, tratando de enmascarar su nerviosismo con esa fachada de seguridad tan habitual en ella.

Inmediatamente me siento, expectante, ya que puedo intuir sin temor a equivocarme lo que van a decir. Me alegro muchísimo de la decisión que han tomado de confesar lo que sea que tienen al grupo de amigas y espero de corazón que la reacción de todas sea de aceptación y apoyo. No quiero que se encuentren con ningún tipo de problema por razón de su sexualidad, menos aún por parte de sus propias mejores amigas.

—A ver, llevamos un tiempo queriendo deciros algo, pero no hemos tenido valor hasta que Lex y su noviete nos apoyaron anoche en lo que os vamos a contar —empieza Gigi—. Antes de decir nada, me gustaría imploraros de todo corazón que, penséis lo que penséis, tratéis de tener la mente abierta y comprender aquello que os vamos a contar.

—Joder, me estás asustando tía. ¿Habéis matado a alguien? Porque si tenemos que esconder un cuerpo nos tenemos que dar prisa. Esas cosas necesitan buena planificación —balbucea Cher, visiblemente preocupada.

—Tranquila, todavía no hemos matado a nadie, pero no lo descarto aún. Todo depende de cómo reaccionéis —responde Brooke con una sonrisa nerviosa.

—Bueno, voy a soltarlo —anuncia Gigi tras respirar hondo para relajarse—. Hace ya unas semanas, más o menos desde la noche de la carrera, Brooke y yo... Bueno, hemos estado liándonos. No sé si alguna de vosotras había notado algo distinto acerca de nuestra sexualidad, pero no somos heterosexuales. Yo soy bisexual, Brooke es lesbiana y hace apenas una semana tomamos la decisión de empezar a salir formalmente. Alexa nos vio liándonos en la fiesta y nos ha apoyado incondicionalmente, así que espero... Bueno, espero de todo corazón que vosotras también lo hagáis.

El silencio domina la sala mientras mis dos amigas se cogen de la mano para darse fuerzas mutuamente, lo que me hace esbozar una sonrisa rebosante de orgullo y apoyo. Han sido muy valientes tomando esta decisión y solo puedo sentir alegría pura ahora que han decidido confiar este secreto a sus amigas más cercanas. Siempre es hermoso y especial cuando alguien da el paso para vivir su vida manifestando quién es sin ningún tipo de temor.

No puedo evitar mirar a Faye y Cher, incapaz de saber a ciencia cierta cómo van a reaccionar ante esta noticia. De momento, lo único que puedo leer en sus rostros es incredulidad y shock, cosa comprensible, y agradezco no notar una emoción negativa, al menos por el momento. Cada segundo que pasa, mis latidos aceleran debido al temor de que todo vaya cuesta abajo.

—¡Lo sabía, te juro que lo sabía! —chilla Cher antes de abalanzarse literalmente sobre mis dos amigas, deshaciéndose en besos y abrazos—. ¡Es que hacéis literalmente la pareja perfecta, mejor todavía que Barbie y Ken! ¡Como se os ocurra romper os juro que os mato, os lo juro!

—¡Y como se os ocurra estar todo el rato que si besito por aquí, besito por allí en las quedadas, pasando de nuestras caras, yo también os juro que os mataré! —añade Faye, que no tarda ni medio segundo en lanzarse sobre las chicas—. ¡Que sois adorables y todo lo que queráis, pero también sois nuestras amigas y no queremos que nos hagáis el vacío solo porque hayáis empezado a salir!

Una carcajada de pura felicidad y alivio emerge de mi estómago al ver la maravillosa reacción de mis amigas, llena de amor y cariño sinceros. No tardo nada en unirme a ese particular abrazo grupal del que solo salen risas y bromas. Incluso oigo unos suaves sollozos de alegría provenientes de Gigi, cosa que nos hace abrazarla aún más fuerte.

—No sé ni cómo agradeceros todo el apoyo y el amor que nos estáis demostrando, chicas —balbucea Gigi entre lágrimas, incapaz de darnos todos los besos que quiere a todas—. Tenía tanto miedo de que alguna de vosotras no quisiera aceptarnos... ¡Sois las mejores amigas que cualquiera podría tener!

—Ya sabíamos que no sois homófobas ni nada, pero no es lo mismo verlo fuera que tenerlo justo al lado. Ahora me siento una estúpida por habéroslo ocultado por puro miedo, sinceramente —confiesa Brooke con la sonrisa más amplia que he visto nunca.

Yo busco sus mejillas para posar besos dulces sobre ellas, contenta de que todo haya salido a pedir de boca. Aunque estaba convencida de que no habría ningún problema, siempre queda ese temor a la posibilidad de que todo vaya de la peor manera posible. Ahora que todo ha quedado expuesto y más que aceptado por todas, solo me queda sentir alegría hacia mis dos amigas y la valentía que han demostrado.

—Jamás podríamos odiaros por empezar a vivir con la libertad de amar a quién queráis. Que hayáis tomado la decisión de ser vosotras mismas con valentía me hace tan feliz, de verdad. Sois dos personas maravillosas y no dejéis que nada ni nadie os diga lo contrario —responde Cher con dulzura.

—Ser cualquier cosa que no sea heterosexual nunca debería ser visto como algo negativo. La opción sexual de cada uno es respetable y nadie tiene que ser juez de quién podéis o no podéis ser ni a quién podéis amar —declara Faye de forma tajante.

—De parte de Ace y mía: si a alguien se le ocurre deciros algo sobre todo esto, solo tenéis que decírnoslo para que se queden si piernas —aseguro con seriedad.

Mis dos amigas se adhieren a la amenaza, haciendo que la parejita se ría mientras todas nos volvemos a acomodar en los sofás. Hay un ambiente feliz y relajado, un sentimiento que no cambiaría por nada del mundo. Ojalá pudiéramos sentirnos así toda nuestra vida.

—Bueno, ya que parece ser que hoy es el día de las revelaciones, me gustaría confesaros algo yo también —empieza diciendo Cher de manera titubeante.

—Si nos vas a decir que eres Batman, tranquila, ya lo sabíamos —bromeo para que no se sienta tan incómoda, lo cual logro, ya que oigo un coro de risas.

—A ver, creo que no es nada malo pero es una cosa que tengo que decir. Veréis, ayer en la fiesta de Halloween, Jordan y yo tal vez nos... ¿liamos un poquito?

Su confesión nos hace soltar una bocanada de aire a todas, especialmente a Brooke, lo cual no es de extrañar en absoluto teniendo en cuenta quién es Jordan.

—¡¿Te has liado con mi hermano?! —exclama ella en shock.

—¡Sí, pero solo ayer, te lo juro! ¡Estábamos borrachos y empezamos a bailar, ni siquiera sé cómo demonios...!

La atropellada explicación de mi amiga se ve interrumpida por la carcajada de Brooke, que la envuelve en un abrazo para callarla.

—¡Por fin te lanzaste! Joder, no podría haber pedido una cuñada mejor, de verdad. Aunque también te digo, has escogido al hermano feo, ya te podrías haber liado conmigo.

Entre fuertes carcajadas Brooke recibe dos manotazos: uno por parte de su novia y otro por parte de su ahora cuñada.

—¿Cómo que por fin me lancé? No sé a que te refieres, ¿eh? Solo fue un lío tonto...

—Venga, tía, que ya sabíamos todas que llevas detrás de Jordan desde primer año —asegura Brooke con una sonrisa tranquilizadora—. Pero no te preocupes, porque él lleva bebiendo los vientos por ti desde esa fiesta en la piscina que montaste en tu casa hace dos años.

Cher sonríe ampliamente, el alivio y la felicidad reflejados claramente en su rostro. No puedo evitar alegrarme por mis amigas, ya que parece que todo marcha sobre ruedas en sus vidas. Ahora solo queda que nos acepten en nuestras empresas deseadas para las prácticas y así poder decir que, definitivamente, todo marcha a la perfección. Me siento profundamente afortunada por la vida que estoy viviendo actualmente y no cambiaría absolutamente nada.

—Bueno, ¿y qué hay de vosotras dos? Ayer nos separamos en la fiesta y no sabemos que acabó pasando, especialmente con Alexa y Ace... —pregunta Gigi con una sonrisa sugerente.

—Siento pincharos la burbuja, pero entre Ace y yo lo único que hay es la pared que separa nuestros áticos.

La mentira escapa por mis labios con increíble facilidad. Desde el mismo momento en el que mis labios rozaron los de Ace, supe que eso no podía salir de ahí, al menos no por el momento. Hay dos razones por las que he tomado esa decisión. En primer lugar, porque ni siquiera yo entiendo lo que hay entre Ace y yo, así que ni mucho menos sabría explicarlo, y en segundo lugar, no quiero que nadie entre en esa pequeña burbuja que hemos creado. No sé qué demonios es lo que ha pasado hoy con él, pero lo único que sé al cien por cien es que solo nos pertenece a nosotros dos. Además, así lo hemos acordado antes de irme esta noche y yo jamás incumpliría una promesa.

—Venga, Lex, no me jodas. Ayer estabais super acarameladitos en la terraza del Apollo, abrazaditos, riéndoos... Si ayer no pasó nada, pronto pasará, ¿no?

—Quitaros esa idea de la cabeza porque no. Ace y yo solo somos vecinos, tal vez amigos aunque de eso tampoco estoy segura porque me sigue pareciendo un idiota creído. No sé por qué demonios estáis tan obsesionadas con la idea de que acabemos juntos.

—Pues porque sois literalmente la pareja perfecta —resuelve Cher y me sorprende comprobar que el resto asiente vehementemente—. Cada vez que habláis, saltan chispas y no de una manera negativa. Tenéis una tensión sexual que podría ver hasta un ciego debajo de todos esos comentarios sarcásticos y bromitas con segundas. Que no hayáis acabado en la cama todavía es todo un milagro.

Yo pongo los ojos en blanco ante sus palabras, pero por dentro estoy rezándole a Dios y a todos sus ángeles para que eviten que me sonroje. El hecho de que esa tensión sexual que tenemos la haya notado alguien más que nosotros dos me da mucha vergüenza y solo hace que quiera ocultarlo aún más. No quiero estar escuchando chascarrillos y bromitas sobre Ace y yo durante los próximos setenta años.

—Es que no, ¡ni de coña! Quitaros esa idea de la cabeza porque no va a pasar nada entre nosotros —aclaro con la expresión más seria que soy capaz de componer antes de cambiar rápida y torpemente de tema—. ¿Y tú, Faye? ¿Qué hiciste anoche?

La atención se desvía inmediatamente a mi mejor amiga, que lleva extrañamente callada desde que Gigi nos preguntó qué hicimos anoche. Nunca desaprovecha la oportunidad de hacer bromas sanas a mi costa con el resto, así que su comportamiento ahora me resulta extraño. La forma en que se aclara la garganta y evita ligeramente nuestra mirada me recuerda a la típica situación en la que un profesor va a escoger a alguien que responda a su pregunta y no quieres mirarle para que no te elija a ti.

—¿Yo? La verdad es que nada fuera de lo normal, ya sabéis cómo soy. Como cada una os fuisteis por vuestro lado, me quedé con Kim y Olivia bailando hasta que me aburrí y me marché a casa.

—Tía, ¿qué te pasa? Parece que estás a punto de hacértelo encima —pregunta Brooke, diciendo en alto lo que probablemente todas nosotras pensamos al observar a la pelirroja.

—Es la resaca. Ayer bebí más de lo que debería y me ha pasado factura. Me duele todo y estoy que me caigo de sueño. Ya sabéis lo mucho que me afecta el alcohol.

Las chicas parecen comprar su explicación, ya que empiezan a quejarse de sus propias resacas. Sin embargo, yo no me lo trago. Faye parece nerviosa y me gustaría saber cuál es la razón de su preocupación. No me gusta pensar que hay algo fastidiando a mi amiga, pero de momento parece que no quiere contarlo, así que yo no le voy a presionar. A partir de ahora, voy a estar pendiente de ella en caso de que me necesite en un futuro. Si una de mis amigas tiene un problema, yo haré todo lo posible por ayudar.

—Sí, la verdad es que yo también estoy agotada y mañana tengo un examen. ¿Damos por terminada la noche? —sugiere Gigi.

Todas asentimos y en menos de cinco minutos montamos una especie de fuerte lleno de mantas, colchones, almohadas y cojines en el enorme salón. Las cinco nos acomodamos juntas, Brooke y Gigi abrazadas, lo cual que nos hace sonreír con dulzura.

Está claro que la noche de ayer nos ha pasado factura a todas, porque en menos de diez minutos nos dejamos envolver por los brazos del sueño.

—¿Qué pasa, conejita? ¿Nerviosa por las notas del examen?

La voz que suena junto a mí ya ni siquiera me sorprende, es más, la estaba esperando desde que me senté en la silla. El día que Ace no se siente a mi lado en la clase que compartimos y me dé la bienvenida con una frasecilla ingeniosa, será que algo malo le ha ocurrido. Antes me irritaba que siempre se sentase junto a mí, pero ahora estoy tan acostumbrada que incluso le espero hasta que llega con una sonrisa asomando en mis labios.

—Es imposible no estar nerviosa con esta asignatura. Estudié muchísimo para ese examen y aun así me salió fatal, no quiero ni pensar en lo mucho que va a bajar mi media.

Ace coloca un brazo sobre mis hombros para pasar la mano sobre mi espalda con ánimos de calmarme, cosa que consigue hasta cierto punto.

—Venga, seguro que el resultado no será tan malo como esperas. Eres inteligente y muy trabajadora, no conozco a alguien más cabezota y tenaz que tú. Si alguien va a sacar un diez en esta asignatura por puro esfuerzo y dedicación, esa vas a ser tú.

—Como siempre, ves la vida de una forma demasiado positiva. Tienes más fe en mí de la que deberías, pero muchas gracias por darme ánimos.

En ese momento, el profesor entra en el aula, haciendo que mi corazón empiece a latir tan rápido que creo que me va a dar un ataque aquí mismo. No me doy cuenta de que empiezo a temblar hasta que Ace posa su mano sobre mi brazo, gesto que siento evita que me descomponga por completo en la silla.

—¡Buenos días! Como probablemente estaréis esperando, hoy voy a entregaros vuestros exámenes para que podáis ver vuestras notas y revisar los fallos. También vamos a corregirlo todos juntos en la pizarra para que toméis nota de los errores cometidos y así no repetirlos.

La sala se llena de cuchicheos nerviosos, señal de que todos estamos nerviosos por nuestras notas. Con una excepción, por supuesto. Ace parece estar listo para una merienda en el parque y no para recibir la nota de un examen. Ahora mismo daría lo que fuera por que su tacto pudiera transmitir toda la tranquilidad que él siente.

El profesor empieza a llamar por su apellido a los alumnos. Tan solo hay tres personas por delante de mí, por lo que no tardo en escuchar mi nombre y bajar las escaleras con los nervios a flor de piel. La expresión del señor Banner es completamente indescifrable y yo no me atrevo a mirar mi nota delante de toda la clase para que puedan ver mi reacción. Tal vez sea demasiado orgullosa, pero me niego a que mi reputación de buena estudiante se dañe.

—No voy a mirarlo hasta que tú no veas el tuyo —aviso a Ace en cuanto me siento junto a él.

Él asiente y vuelve a sujetar mi brazo hasta que su apellido llega a nuestros oídos. Cuando regresa, mis nervios aumentan aun más si cabe y solo puedo mirarle con ojos expectantes. Ace no se anda con tonterías y en cuanto se sienta, le da la vuelta al papel del examen, revelando así un diez rodeado por un círculo rojo.

—Joder —balbuceo, esbozando la sonrisa más amplia que mis nervios permiten.

—Vale, ya hemos visto mi nota. Ahora dale la vuelta a tu examen.

Ace está visiblemente preocupado por mí, incluso más que por sí mismo. Yo asiento y respiro hondo durante tres largos segundos antes de darle la vuelta a ese temible papel.

—Un siete —suelto con un hilo de voz, sintiendo como si el mundo empezara a derrumbarse a mi alrededor. 

Sus brazo tatuado me rodea de forma reconfortante, tratando de evitar que mi disgusto vaya a más. No sé si llegará a comprender lo mucho que me afecta la nota que he sacado, pero veo que al menos trata de hacerme sentir mejor y no puedo hacer más que agradecérselo. Su agarre parece ser lo único que evita que me rompa en pedazos ahí mismo.

—Eh, Lex, no te preocupes. Un pequeño pinchazo no va a joderte la media, ¿vale? Esta nota es muy remontable, seguro que puedes con esto y más. Además, es un siete, no un cero. No es nada que no se pueda solucionar.

—No lo sé, Ace —confieso con la voz llena de tristeza—. No se me dan bien las matemáticas y tengo esta asignatura completamente atravesada. Tengo miedo de que, por dedicarle demasiado tiempo, empiece a desatender otras y baje mi media. No puedo permitirme sacar menos de un diez, sencillamente no puedo, pero no sé cómo demonios voy a sacar esta asignatura.

—Lex, mírame —susurra con delicadeza antes de girarme la cabeza suavemente con la mano—. No quiero que te tomes la oferta que voy a hacerte como algo negativo porque yo solo quiero ayudarte, tenlo en cuenta. —Ace hace una pausa mirándome a los ojos, como si tratara de escoger las mejores palabras y decir lo siguiente con tacto—. Alexa, ¿quieres que te dé clases de economía?

Su pregunta me pilla totalmente por sorpresa y le miro como si me acabase de perder en la existencia. Ni siquiera sé qué decir o pensar los primeros segundos hasta que mis neuronas por fin parecen hacer sinapsis. Contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, contrario incluso a lo que yo misma habría pensado hace unos días, la idea no me disgusta en absoluto. Es más, no me hacen falta más de cinco segundos para asumir que es la opción más rápida y efectiva que tengo. Además, una pequeña parte dentro de mí me recuerda que eso hará que Ace y yo podamos pasar más tiempo juntos, cosa que no me disgusta en absoluto. Así pues, solo hay una respuesta posible.

—Por supuesto que quiero que me des clase. ¡Mil millones de gracias, de verdad!

¡Holita mis cielos lindos!

Este capítulo se lo quiero dedicar a la más que estupenda Martiqueta   por ser la fan número de Ace (aka ally of lgbt rights 💅🏼🏳‍🌈). Pasaros por su perfil y denle muuucho amor!

Me gustó mucho escribir este capítulo, especialmente plasmar la aceptación que todas las personas lgtb deberían tener por parte de sus seres queridos ❤✨

¿Tenéis idea de por qué Faye actúa tan raro? ¿Qué os parece el ofrecimiento de Ace?

Os leo! ❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro