Epílogo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La felicidad es una sensación efímera, cuando es alcanzada con esfuerzo, se debe disfrutar al máximo sin el temor a perderla.
Fragmento del diario de María E O'Neal

Galway-Irlanda

Todo empezó aquí, en esta ciudad, donde Gael y yo nos conocimos desde jóvenes. Por lo tanto entre los dos decidimos realizar la boda ahí, frente a mi amistades y mi familia. Si, frente a Patrick, mi hermano, que me veía con el amor reflejado en su cara.

Pero no todo fue color de rosa, al principio fué muy peliagudo el asunto y lo aborde personalmente, no creía que por teléfono fuera correcto, así que invité a mi hermano y a su esposa Ana a Dublin para que se quedaran conmigo un fin de semana.

Mi hermano tenía el derecho de saber porque le lastimé con mi partida y las mentiras que le dije al venir aquí, el engaño de mi parte, temía su desilusión pero contaba con el apoyo de Gael.

Gael y yo decidimos, claro está con bastante resistencia de parte de mi hombre, que yo abordara el asunto primero y después llegara Gael con nuestro hijo.

No sabía la reacción que mi hermano iba a tener, pero aguantaría con firmeza el chaparrón.

Los fuí a buscar al aeropuerto un viernes en la tarde y los lleve a mi apartamento, les mostré la habitación que les había preparado al lado de la de mi hijo. Ya instalados, los lleve a la terraza para que pudieran disfrutar de la vista.

Primero le conté sin entrar en detalles como el grupo resolvió el caso, que personalmente me afectaba, con la ayuda de Gael; el rescate de los niños secuestrados y como dos compañeros del grupo estaban involucrados en los crímenes.

Los nervios me atenazaba por la confección que había preparado, pero no contaba con los instinto de mi hermano, lo que le hacía ser el principal detective y ayudante del comisario de Galway.

—Y bien, ¿Cuál es el verdadero motivo de nuestra visita? —pregunta mi hermano con la mirada fija sobre mi persona.

Maldición si no me cayó un peso en el estómago. Así que decidí ir al grano, aunque ello no concluyera como yo quería.

—Debo hacerte una confesión —sus ojos se achicaron, vi el engranaje de su mente moverse y agudizarse, tragué saliva y abrí mi boca, pero fuí interrumpida por él.
—Lagartija, te he respetado toda mi vida, aunque no sepa todo, siempre supe donde te encontrabas. Eso era lo único que me mantenía tranquilo, sé que trabajabas aquí y no que estudiabas en Inglaterra para tu especialización. Con el dinero destinado a tus estudios, compraste este apartamento y nunca intentaste venderlo como quisiste hacerme creer, algo te ha mantenido aquí y también algo te alejó de mi.

—Mi intención no fué hacerte daño, Patrick. No pensé que mis acciones pudieran afectarte y por ello te pido perdón, en verdad lo siento —respondí contrita —Estaba muy afectada cuando decidí alejarme de Galway y hace parte de mi confesión; es cierto que algo más bien alguien hizo que me alejara de la ciudad y fué un tremendo mal entendido, ambos sufrimos al alejarme de él, y también le oculte una verdad como te la he ocultado a ti y tengo miedo de tu reacción, en realidad estoy totalmente aterrada.

—Nada puede ser tan grave, María E —replicó Patrick, suavemente.

Expire con fuerza antes de contestar —Para mi, lo es.

En ese momento Gael entró a la terraza, solo. Lo miré en busca de Emmanuel, pero me indicó que todo estaba bien. Bendito él, que no quiso dejarme sola, me prometió que cuidaría de nosotros y lo estaba haciendo aún en contra de mis deseos. Por ello lo amé más que nunca.

Saludo a mi hermano y a su esposa, luego se sentó en el sillón próximo al mío.

Patrick lo miraba muy atento, analizando la situación y sacando sus propias conclusiones.

—¿Tú eres el culpable? ¿El culpable de su huída? —inquirió mi hermano a Gael.

—No sé que te ha contado Maria E, Patrick —su respuesta fué calma para apaciguar cualquier incendio.

—Aún nada, en realidad —Gael giró la mirada a mi persona y yo asentí, recibí en respuesta un asentamiento para transmitir confianza y lo consiguió.

Retomó la palabra para recibir él, cualquier disparo en el sentido figurado, lo sé porque me lo dijo mucho tiempo después.

—Un día antes de que María E se fuera, ocurrió algo entre los dos. Tenía la firme intención de preguntarle a Lagartija si quería convertirse en mi compañera sentimental, tanta fué la emoción que tome varios tragos de más, que perdí la noción de cuanto me rodeaba y de los actos que sucedieron esa noche —en su voz era palpable su vergüenza y no pasó desapercibido por parte de mi hermano. — ¿Cómo podría pedirle a la mujer que amaba, se convirtiera en mi esposa? No después de haberla traicionado con otra.

—¿Eran novios? Bueno, yo sabía que mi hermana tenía sentimientos por ti, pero nunca que fueran novios.

—No lo eramos, y al igual que tú, yo sabía que Lagartija profesaba sentimientos hacia mi. Recuerdas que con tu permiso salimos a dar una vuelta. La vergüenza que sentía no me permitió preguntarle lo que más ansiaba.

—Recuerdo esa noche, mi hermana llegó tan destrozada y fué por ti, tú la separate de mi —aportó dolido Patrick.

—Lo sé... —empezó a disculparse el joven.

—¡No! No fué tu culpa, fué el maldito mal entendido en que nos vimos envueltos —aspiró el aire para tomar fuerza y contar toda la verdad —El no me engañó, al estar bebido y yo también, no se dió cuenta que la mujer que estuvo con él y jamás pasó por su cabeza hubiera podido ser, yo misma.

Patrick se levantó con su rostro hecho una furia —¡¿Qué?!

Al mismo tiempo Gael se levantó y se posicionó al frente mío, escudando mi cuerpo ante cualquier peligro que proviniera de mi hermano, esa acción bajó de manera terminante, la rabia que mis palabras produjo a el hombre más importante de mi vida al igual que mi hijo y mi prometido.

La fiereza con que Gael veía a mi hermano, le mostró el grado de amor que el hombre frente a mi sentía y de que sería capaz de defenderme, incluso de él, mi propio hermano.

Ana, bendita ella, posicionó su mano en el brazo de su marido y él dirigió su mirada a ella, indicándole que ya estaba calmado.

—Mi amor, deja que terminen su relato. No la asustes más —intervino Ana y al igual se escuchó el gruñido que partió del pecho de Gael.

El ayudante giró su vista mostrando una sonrisa para calmar el ánimo del hombre que a pesar de todo apreciaba como amigo.

—Disculpen me el exabrupto, Marí, Gael. —Aún la tensión no se alejaba del cuerpo del detective, pero dió un paso a un lado y se sentó junto a mi. Entrelazó su mano entre la mía y depositó un beso en ella, para calmarme. Sentí la confianza para terminar con la confesión.

—Ninguno de los dos estábamos al tanto de los pensamientos del otro, Gael convencido de su engaño y yo pensando que él me había utilizado por esa noche. —su mano me apretó con delicadeza, aún le dolía ese pensamiento —Por eso me fuí, no podía verle a la cara y pensar que me había rechazado después de haberme entregado. —por el rabillo de mi ojo, lo vi negar con el rostro compungido —Vine a parar aquí porque tenía conocimiento de un trabajo que podía realizar. Una cosa y otra me alejaron totalmente de los dos, también por la necesidad, porque guardaba un secreto...

Fuimos interrumpidos por un terremoto delicioso y una muy apenada Tessa.

—Lo siento, pero él no quería estar lejos de ustedes un minuto más. —Dicho eso, Tessa se devolvió en sus paso y cerró la puerta corrediza

Los ojos de mi hermano se ensancharon al ver al niño, que se acercó a nosotros y gritaba a viva voz.

—¡Papá! ¡Papá!

—¡Campeón!

***

Después de la ceremonia emotiva y la fiesta posterior, mi ahora esposo y yo yaciamos en la cama matrimonial de la suite que Adam nos proporcionó como su regalo de boda, en su nuevo resort, un sueño de habitación donde Gael me ha hecho el amor con tanta pasión, después de haberme entregado su propio regalo de boda, las llaves de mi nueva casa.
Ahora falta que le entregué mi regalo, aunque creo que demorará un poquito para desenvolverse.
Me posiciono en su largo miembro erecto y le aprieto en mis entrañas, acción que lo vuelve loco, me agacho para besarle los labios.

—Te amo, Gael.

—Y yo más a ti. —Gime al sentir mi movimiento sutil —Preciosa, ¿vas a hacer algo al respecto?

—Si. Te voy a dar mi regalo de bodas —me acerco a su oído y le susurro —Vas a hacer papá de nuevo.

La emoción que surgió en sus ojos fué mi mejor recompensa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro