♡ tres ♡

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—Es mejor que volvamos, no podemos perder clases —comentó Sana mientras sentía como la alfa la apegaba más a ella, tomándola de la cintura.

—No quiero ir~ solo quiero estar contigo —murmuró haciendo que su labio inferior sobresaliera.

La omega sonrió enternecida y sostuvo el rostro de Tzuyu entre sus manos para darle un efímero besito en los labios.

—Yo tampoco quiero separarme de ti, pero tenemos deberes y uno de ellos es estudiar. Vamos mi adorable alfa, son las últimas horas, después podemos ir por algún lado a caminar.

—¡Yo invito! —habló con rapidez y mucha emoción anticipada, envolviendo el corazón de la castaña con mucha ternura—. Déjame invitarte hoy, Sana.

—Por supuesto que sí, pero ahora vamos —susurró para luego corresponder el suave beso que la alfa le propinó. Ambas entrelazaron sus manos y totalmente rodeadas por la calidez pura del amor recíproco y genuino que florecía entre ellas, se dispusieron a caminar hacia su respectivo salón.

—Pero... ¿Pero y si se burlan? Yo, uh..., yo no quiero escucharlos —dijo Tzuyu algo decaída mientras caminaban—. Ellos, ellos escucharon todo lo que yo quería decirte personalmente algún día... Lo arruinaron por completo, omega —confesó con total pena y un suave rubor colorear sus mejillas.

Sana le dio un leve apretón a las manos juntas y cuando la mirada de Tzuyu fue dirigida a ella, solamente le sonrió de manera amplia. Mostrando sus alineados dientes e inflando aquellas rosadas y adorables mejillas.

—Tranquila, simplemente no le hagas caso. Ignóralos —detuvo sus movimientos antes de cruzar la puerta del salón y se puso frente a la menor—.
Lamento lo que esos brutos alfas te hicieron y el mal momento por el que pasaste —comentó con sinceridad—.
Pero, si lo analizamos bien —una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro
—, gracias a ese pequeño cuaderno las cosas pasaron y ahora estamos juntas.

La suave voz y aquella preciosa sonrisa de Sana, hizo que se dispersara la tristeza de la alfa y en su cambio unas grandes ganas de abrazarla y mimarla inundara por completo.

—Tienes razón.

—Algunas cosas están destinadas a pasar sin ser esperadas, es un hallazgo afortunado para ambas.

—Una serendipia —afirmó Tzuyu, encontrando rápidamente aquella palabra que abarcaba tan bonito significado.

—Una serendipia —repitió la omega para acercarse y abrazarla. Acariciando con su naricita lo poco que podía alcanzar de la curvatura del cuello de Tzuyu y disfrutar de aquel dulce y especial aroma que la alfa emana.

La taiwanesa rodeó la cintura de Sana con ambos brazos y le dio un casto beso en la coronilla, trasmitiendo todo su amor y adoración en un corto gesto.

—Bueno, bueno, mejor ya entremos —comentó tratando de no distraerse. Estar cerca de su alfa le hacía olvidar de las demás cosas a su alrededor.

—Está bien —Tzuyu le dio un último beso en la punta de su nariz y tomadas de la mano, se adentraron al salón.

Instantáneamente el bullicio que brotaba del lugar, fue silenciado casi de inmediato al notar la manera en la que Sana y Tzuyu venían, especialmente porque venían juntas y con las manos entrelazadas. Daehyun frunció el entrecejo, y saliendo de su pequeño grupo de la esquina de al fondo del aula, se levantó para acercarse con lentitud hacia la 'parejita'.

—¿Qué pasó acá? ¿De qué me perdí, bebé? —sonrió ladino, coqueteando directamente con Sana—. ¿Trajiste a la alfita como a una niña pequeña?

Como si aquello fuera el mejor chiste, todos comenzaron a reír y lanzar burlas sobre Tzuyu.

—¡No me llames así! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —la omega rodó los ojos y le recriminó totalmente tajante y brusco—. ¿Es que no cabe aquello en tu cerebro de nuez?

Todos se callaron para luego soltar un largo—: "Uhhhhhh"

Daehyun chasqueó la lengua y con un leve gruñido logró hacer que todos volvieran a guardar silencio.

—Cálmate, yo no hice nada como para molestarte, cariño —su odiosa y "dulce" voz salió a flote y Sana no sintió otra cosa que no fuera puro rechazo hacia ese tonto alfa.

—Siempre haces estupideces. La más grave es agredir a Tzuyu.

—Pero es ella quien me provoca.

—¡No mientas!

—¡Pero es esa la verdad! —dijo tratando de no exasperarse—. De acuerdo. ¿Calmémonos si? Solo suelta a Chou y finjamos que nada de esto pasó.

—¡¿Qué?! —se exaltó totalmente indignada—. ¿Por qué debería de hacer eso?

—¿Acaso no es obvio? Sólo trata de estar alejada de ella y ya —la omega lo miró como si hubiera dicho lo más estúpido del mundo y siguió sin entender—. ¿Esperas que me disculpe con ella?

—Sería bueno, pero no basta para todas las tonterías que haces.

—Ya, ya. Solo siéntate y olvidemos este mal entendido.

—¿Piensas que puedes mandarme en lo que quieras? ¿Quién te crees? —replicó con enojo—. No eres de mi familia, mucho menos algún amigo. ¡Deja de darme órdenes! —masculló hastiada.

—Seré tu alfa, es algo normal hacerlo.

—¡Por supuesto que no lo serás! Ni aunque seas mi última opción. Además, ¡yo ya tengo a mi alfa!

—¿De qué demonios hablas? —su mirada se oscureció levemente y su voz salió más grave de lo normal.

—De que Chou Tzuyu es mi alfa —habló fuertemente, llamado la total y plena atención de todos los presentes.

—Debes estar bromeando —sonrió socarronamente, tratando de convencerse así mismo—. Debe ser una maldita broma, Sana.

—¿Crees que quiero jugar con algo tan importante como eso y más aún contigo?

Tzuyu se sintió cohibida, y si no fuera por el suave toque de la mano de la omega sobre la suya, estaría muriendo lentamente de los nervios y la vergüenza. Solo esperaba que no las fastidiaran, que no llenaran la mente de Sana de muchos comentarios negativos tratando de convencerla para que la deje nuevamente sola.

No. No podría con eso.

Tenía que demostrarle a todos que podía merecer a la omega totalmente.

—¡Tú no puedes estar con esa inútil! —bramó molesto.

—¡No le digas así, joder! —gritó de la misma forma—. Tú no puedes negarme nada, Daehyun —el alfa quiso lanzarse directamente para atacar a Tzuyu, mas las manos de la omega sobre su pecho lo detuvieron—. Ni se te ocurra hacer algo estúpido. A partir de hoy no voy a dudar en ir y quejarme con el director sobre tu comportamiento de mierda. Sabes muy bien que tu papá no dudaría en sacarte de aquí y mandarte a un internado en Daegu. ¡Deja de ser un maldito inmaduro!

El argumento fue más que suficiente, el alfa pareció quedarse quieto, y es que, la idea de ser cruelmente castigado a ir a un pueblo totalmente rural y alejado de la ciudad, con un montón de alfas estrictos y totalmente controladores, le daba una especie de escalofrío y desagrado de tan solo imaginarlo.

—¡Sana!

—¿Y ahora qué? Solo trata de comportarte al menos un poco bien, ya te dejé muy en claro que tú y yo no podemos formar una relación. No me importa que nuestras familias se relacionen y se lleven bien. Eso no tiene nada que ver y mucho menos por eso me obligaré a estar con alguien que no quiero.

Daehyun soltaba el oxígeno de sus pulmones con suma lentitud, tratando de calmarse totalmente. Sintiéndose humillado por las miradas que recaían sobre él, decidió salir apresuradamente fuera del salón.

La japonesa sintió que podía respirar con suma normalidad, como si hubiera retenido el aire y ahora por fin podía liberarlo con mayor fluidez. Sintiéndose algo incómoda y pensando en que Tzuyu también lo estaría, la jaló suavemente de la mano y la dirigió a su respectiva carpeta, para luego irse y tomar sus propias cosas.

Fueron un par de segundos en los que poco a poco los estudiantes reanudaron con sus propias conversaciones, dejando de lado, para mayor alivio, a la nueva y dulce pareja.

Sana pudo sentarse al lado de Tzuyu y, sin esperar algún tema para hablar, recostó su cabeza en el hombro de la alfa soltando un leve suspiro. La menor sintiéndose tan plena y aceptada por su omega, simplemente tomó la mano de Sama y le dejó un profundo beso, para luego entrelazarla con la suya y poder compartir la calidez del momento.

—Te adoro mucho más, omega —susurró con dulzura en el oído de Sana, ruborizándola y haciéndole sonreír levemente.

FIN

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