Capítulo 29

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Capítulo 29

Definitivamente, si algo caracterizaba a Ezra Lincoln era lo enormemente correcto que se mostraba junto a Alyssa, contrastando de un modo inequívoco con el modo de tratarla de Rylan. En apenas unos minutos, Lincoln fue capaz de brindarle una agradable charla, hablándole con timidez al principio y mostrándose un poco más cercano después.

Alyssa agradecía enormemente la aparición de ese hombre, liberándola de la insoportable compañía de Aaron. Él se había sentido algo avergonzado al saber que Alyssa ya conocía de su existencia, gracias a su tía, y la joven supo que era un hombre confiable en cuanto él le confesó sin ningún tipo de vergüenza que, realmente, no poseía un título de nobleza, pero que era un hombre trabajador que se había hecho a sí mismo.

—Sin duda lo encontrará atrevido lady Russell, venir hasta aquí para conocerla cuando mi apellido no le llega ni a la suela de los zapatos.

—No diga tonterías —se apresuró a decir Alyssa—. Me siento muy honrada de tenerlo aquí esta noche.

El hombre la miró fijamente y su rostro parecía casi hechizado por la belleza de esa mujer, a la que nunca antes había visto pero cuya hermosura había escuchado comentar mil veces.

—Sé que es al señor Duque a quien debería dirigirme —comenzó él—. Pero me haría inmensamente feliz si me concediera el honor de recibir su favor respecto a visitarla en otra ocasión.

Alyssa enrojeció y su mirada se dirigió al suelo. Le parecía un buen hombre, estaba segura de eso. ¿No le daría falsas esperanzas si le permitía visitarla? Una voz en su mente le dijo que, entonces, qué sentido tenía esa bendita fiesta si pretendía rechazar a todo aquel que se le acercara.

—Me parece algo que...

—Disculpen si interrumpo...

Sorprendiéndola de un modo increíble, Rylan había aparecido allí de la nada y se había situado a su lado sin que Alyssa reparara en su presencia.

—Señor duque —comenzó Ezra muy educadamente—. Es un placer conocerlo, soy Ez...

—Ezra Lincoln, sí —lo interrumpió Rylan—. Su tía nos ha hablado de usted y de su interés por conocer a... lady Russell.

Lincoln pareció avergonzado ante las palabras de Rylan, pero no dijo nada al respecto y prosiguió hablando.

—Justamente en este momento le estaba preguntando a lady Russell si usted vería con buenos ojos que yo... que yo la visitara.

Sus palabras se clavaron en el estómago de Rylan. Ese era un hombre joven y evidentemente viril, no era como lord Harrison... y era hora de asumir que no todos los pretendientes de Alyssa serían así, sino que en algún momento alguien llegaría; alguien joven y bien parecido que desearía a Alyssa, o quizás se enamoraría de ella, quién sabía. Y entonces podía ocurrir que ese hombre se la llevara, que la joven aceptara una propuesta de matrimonio y no volviera a verla jamás.

La había observado bailando con él y no se le había pasado por alto el modo en el que Lincoln la trataba, su manera suave de tocarla y sus ojos perdidos en la suavidad de ese cabello brillante, la figura curvilínea y femenina... No había podido soportarlo, una fuerza lo había obligado a aparecer allí y arrebatársela. Se sentía como un niño al que le quitaban su juguete favorito, pero en su caso era un juguete que odiaba con la misma fuerza con la que deseaba tenerlo.

—Hay tiempo de sobra para hablar de eso, señor Lincoln. —Rylan fingió una sonrisa y le quitó importancia al tema con un movimiento de su mano, después se giró hacia la mujer—. Alyssa —pronunció su nombre con una intimidad estremecedora—, ¿bailarías conmigo?

Lincoln estuvo a punto de informar a ese duque tan grosero de que la canción aún no había acabado y que él estaba bailando con la dama antes, pero ella aceptó la propuesta antes de que pudiera decir nada y de pronto se encontró completamente solo en mitad de un montón de parejas danzantes.

—Eso no ha sido educado —lo regañó Alyssa, caminando hacia el otro lado del salón del brazo de Rylan.

—Al cuerno la educación —gruñó él como respuesta.

Después tomó su estrecha cintura y agarró la mano de ella entre sus dedos. Su calidez le provocaba escalofríos y ambos se mecieron al ritmo de la música. Alyssa lo miraba fijamente a los ojos; había algo indescifrable en esa mirada. Algo que le indicaba que Rylan había dejado de fingir, que volvía a ser el verdadero hombre que ella había conocido una vez.

—No puedo evitarlo —dijo él con voz ronca—. Han pasado años y he intentado hacer cualquier cosa para mantenerme alejado, pero no puedo evitarlo.

Alyssa miró a su alrededor, dándose cuenta por primera vez de que habían dejado de bailar y que en esos momentos se encontraban en una de las puertas abiertas del enorme salón. Rylan la estaba conduciendo hasta el exterior de esa habitación y ella no hizo más que seguirlo.

—¿Evitar el qué?

Él no contestó, sino que siguió caminando hasta llegar a un pasillo vacío del castillo y tenuemente iluminado. Aún la llevaba agarrada de su mano.

—¿Evitar el qué? —volvió a preguntar ella.

—Evitar que sigas quemándome —murmuró él, tocándose el pecho con una de sus manos—, aquí.

Ella abrió mucho los ojos ante esa confesión que no terminaba de comprender del todo, pero si algo resultó inequívoco fue el momento en el que Rylan Seymour, después de seis años de distancia, se lanzó a devorar sus labios.

<3

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