➡️Cap.4🔙

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿¡Pero qué carajos!? ¿Desde cuándo salgo aireado, todo divo y empoderado?

Y digan que a mi bendito casillero lo encontré de una buena vez por todas antes de volver a chocarme con el sinónimo de debilidad frente a mis ojos, así que guardando lo que me resta de libros para la semana universitaria, tomé mi mochila para desaparecer como por arte de magia de los pasillos de la escuela.

Pensando en el camino las mil y una formas de no acogotar a mi querida progenitora por jugármela bien sucio. Esta bien que llegué este fin de semana y sobre la fecha del comienzo de la universidad, pero de ésta jugarreta no se salva.

¡Es que todavía me tiemblan las piernas de recordar el escrutinio de su oscurecida mirada! Pero rememorar mi lanzado acto de decirle que soy homosexual relojeando su fornido cuerpo de arriba hasta abajo salió como un acto de valía que se tornó en vergüenza inmediata, y ahora estoy buscando la manera de esconderme bajo una piedra o de hacerme transparente para enfrentarlo mañana.

Pero para mi suerte (o eso creo) a pesar de la rigidez de su cuerpo, en ningún momento dió a entender que le provocó asco mi declaración o algo por el estilo. En una de esas, tener un amigo libre de prejuicios le ayudó a abrir un poco más su cabeza.

Aunque pensándolo bien, no puedo ser hipócrita. Debo reconocer y darle crédito ya que nunca me enteré de que él haya denigrado a mi persona luego de lo que pasó en la preparatoria. Aunque nunca me defendió las pocas veces que escuchó (cerca mío) que se burlaban de mis formas antes de mi desafortunada declaración. Pero como vivía rodeado de idiotas, le calculo que fui el señuelo perfecto de sus risas en camaradas luego.

¡Maldición! Debo dejar los recuerdos del pasado en el pasado o me voy a fastidiar demasiado, y en vez de pedir explicaciones a mi madre cuando arribe, llegaré con el coche funerario y un arreglo de flores horrorosas.

Unas cuadras más cerca de la nueva casa adquirida por ella, me sorprende el tono de llamada entrante y al fijarme que es mi padre el que está al otro lado de la línea, atiendo sin dudarlo ni un instante.

Pero la alegría de escuchar su voz me dura lo que tardo en emitir un suspiro, ya que elevo mis cejas sobre que empieza con la regadera de regaños al otro lado de la línea: que como voy a atender el teléfono en plena calle, que debo cuidarme si no quiero ser asaltado, que no debo ser confiado, que hubiera llamado a mi madre y no se que más. Tratando en lo posible de darle a entender de que ya no soy ese pequeño asustadizo del antaño y que ahora, no es necesario revisar cada uno de mis pasos.

¡Y eso que no le cuento de que me encontré con la causa de mis noches de lamento!

Pienso que entraría en paro y en una batalla campal completamente innecesaria con mi madre. Así que me guardo el secreto bajo cuatro llaves.

Porque creo, que al fin y al cabo, por fin lo entiendo. Los que más me dañaron fueron los terceros con sus feas palabras de desprecio aunque nunca haya recibido su amor luego de mi fallida declaración...

Pero después de todo, éramos dos niñatos con apenas pelo en las bolas, no lo puedo culpar por no amarme obsesionado de regreso como lo estaba yo. Bueno, mejor dicho... como todavía lo estoy.

¡No obsesionado claro! Pero si jodidamente enamorado.

Es que no puedo mentirme tan descaradamente a mí mismo cuando el corazón me late desaforado por haber compartido un pequeño intercambio de sonidos con Jeon. Los míos tirando más a balbuceo de bebito... Pero para mi justificación, estaba completamente empalmado. Ahí, uno se olvida hasta de su apellido ¿no?

—Bueno papá, entendido, nada de descontrol ni locuras, nada de drogas ni orgías —le repito las palabras más absurdas que me lanza él a mi oído.

Es que no puedo creer que no sepa o que no entienda, que si nunca he sido así de chico, no empezaré de maduro.

Sé muy bien lo que quiero y como lo quiero.

Lástima que el que quiero, no puede ser mío.

Al colgar entre risas por parte de ambos, medito que a pesar de todo lo que hemos pasado (porque este hombre si que me saca de quicio) lo quiero demasiado. Y que a pesar de abandonarnos tipo trapo en un principio, luego se esforzó demasiado por no dejarme caer bajo ningún aspecto cuando creí que era el fin de mis últimos días. Ganándose así, nuevamente mi respeto, mi confianza y mi cariño.

Sumado siempre a las palabras como un mantra de mi querida (Bueno, no tan querida en este momento) madre:

"Todo ser humano merece segundas oportunidades, porque errar es humano... "

"Y perdonar es divino. ¿No? Tú, porque quieres a Jeon arriba o abajo tuyo" me dicta mi traicionera conciencia. Soñando despierto con la estampa de ese musculoso cuerpo bien apretado contra el mío.

Ensoñado camino despierto y sin mirar hacia adelante, en cuando me choco con alguien. Enterrando mi rostro en un amplio pecho, solo que esta vez, sin los benditos pelos que me hagan cosquillas. Si no, ya le hubiera escupido en la frente.

—L-lo s-sien...

¡Esperen!

Debo detener el relato para bañarme en una tina de agua bendita porque al elevar mi cabeza, tengo justo enfrente de mis ojos nada más ni nada menos que a la manzana de Adán. Y para mi mala o buena suerte, me muero por probar de su textura y sabor mientras ardo en el infierno lujurioso de sus llamas.

Así es, ahí esta él. Impoluto en su ropaje. Porte serio y atractivo. Ojos con cejas a medio fruncir que me observan a través de un abismo renegrido y perforaciones varias en su cálida piel... Piel en donde imagino delinear con mi atrevida lengua, la perdición de mi camino.

¿Es qué acaso se puede ser más perfecto? ¡Pásame por arriba querido que te lamo las botas! Mientras me dejas como basurita en el piso... Listo para ser recogido...

—¿Terminaste de babosearte?

Tres palabras que me devolvieron como veloz cachetada al planeta Tierra mientras siento el ardor intenso de mis mejillas. Y no el ardor de caer en la tentación por morder la manzana, sino el de la maldita vergüenza.

¿Es qué acaso estoy destinado a esto querido Dios? ¡Se que soy un buen guerrero pero como que se me está terminando el escudo de la deshonra!

—Y-yo... —empiezo con mis incoherencias cuando su incipiente risa me saca de total contexto.

—Primero, podrías empezar por alejarte de mi pecho, me estás estrujando las tetillas. Ya te lo había dicho pero te lo repito, eres de lo más rarito.















Naaa este Jimin es caso serio🤣

Gracias por leer, comentar y votar 🥰

Los amito mucho♥️


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro