➡️Cap.74🔙

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—¿Pero qué carajos?

Sale desde los labios de Jungkook a medida que intenta incorporarse sin resultado alguno mientras la puerta sigue sonando bajo un intenso traqueteo.

Segundos en donde me pregunto:¿Cómo es que decidí que una manual bien entrada la mañana sería lo más indicado? Pero, de inmediato, me saca de mi letargo acalorado el grito del maniático maniatado.

—¿Sí? ¡Estoy ocupado!

—Bebé, solo quería avisarte que nos vamos. Saludos a mi niño bonito...

"¿Será que su madre se está refiriendo a mí con esas palabras?" Se cuestiona mi cabeza, hasta que espabilo y escucho: —Dale vieja, acá te está escuchando, él me tiene maniatado —y tragarme la tierra es poco cuando se me elevan los sonrojos con la misma fuerza de mi tronco mientras la sangre se me muda de sur a norte en cuestión de segundos y siento que exploto —. ¿No piensas saludarla? —irónico cuestiona.

Y solo un escueto "hola" sale susurrado de mis labios en cuanto su madre cuestiona al otro lado "¿Atado?". Y esconder mi cabeza es poco, a lo avestruz y de culo parado.

Al rato, se aleja riendo por lo bajo mientras mi proyecto actual me traspasa con los ojos —¿No piensas desatarme, no es así? Entonces ven aquí y abre la boquita que se me explota la vejiga.

Y hasta aquí llegó mi acto de gato sensual envalentonado. Primero, porque la sangre se me mudó de lado dejando a un amigo triste y alicaído, y segundo, por la contestación de Jung Kook.

—¡Eso es un asco! —le digo.

"¡Ah! Pero bien que para meterte algo calentito tuyo, ni quejas en lo absoluto..." Maldito cerebro traicionero que se junta a la par de Jung Kook en cuanto lo observo y su irónica sonrisa delata mis pensamientos.

—Pero bien que para mete...

Lo corto poniendo mi mano encima mientras el asqueroso me manda un par de lamidas —No es necesario acotar nada, mejor te desato —pero de inmediato, cuestiono frunciendo mi ceño cuando escucho solo ruido saliendo de sus labios. Y ahí me percato de que todavía lo estoy silenciando —. Lo siento -suelto avergonzado y algo excitado por atreverme a tanto.

—Todavía no, no es necesario. Un poco me las aguanto, ahora cariño ¿debo imaginarme lo que estaba sucediendo o piensas contarme al menos?

Y, nuevamente, me siento pequeño. No es lo mismo animarme a algo jugando a ser descubierto que a mandarme de lleno y con conocimiento previo del acto.

Entonces, decido que mejor que pensar es actuar en cuanto me percato de que sus fosas nasales dilataron mientras su ajustado slip pareciera que revienta.

Y más decidido que nunca a mandarme mano porque reboso de valentía mientras esté atado, meto -nuevamente- mis dedos sobre mi adormecida entrepierna.

Dedos que de inmediato, se impregnan de sensaciones haciendo que me emocione de solo pensar en observarlo.

Y como todo un querendón por provocarlo, abro mis rodillas mientras me traspasa con los ojos... Mirada que provoca que quiera jugar con los límites a respetar en cuanto me envalentono y meto más profundo la mano.

—Dios... Si pudieras mirarte cómo te veo, se terminarían las dudas o lamentos... Pequeño, eres la persona más condenadamente sensual al cual mis ojos tienen la dicha de observar.

Y envalentonado es poco cuando empiezo a jadear al sentirme tan sensual y todo un provocador de su ardor que se transforma en una regla directamente proporcional a mí fervor.

Soy un condenado camión... Todo aniñado y provocador, con mis orbes a medio cerrar en cuanto mi acto comienza a aflorar en jadeos de imposible contención.

Lloro a través de mis ojos, deseo y un anhelo de ser aquél que quiere acaparar todo de él. De aquél hombre que me observa como si fuera el preciado objeto más perfecto.

¿Y lo loco de toda esta cuestión? Me encanta sentirme objeto a pesar de ser sujeto. Aquel que usa a su antojo y se deja manejar para el deleite del otro. Un nuevo descubrimiento que se jacta desde lo más profundo de mis entrañas, diciéndome que lo haga porque el goce será correcto.

—Te deseo...

Suelta ronco y ahogado entre jadeos, a medida que intenta darse placer con sus propios movimientos de cadera e incorpora luego su mano.

Y crezco en deseo, al sentirme tan pleno y el que puede provocar un incendio en el hombre más malditamente perfecto, aquel que parece un sueño y que por obra y gracia del destino o algo divino, me ama y desea en su camino.

Soy consciente de mi acto acalorado cuando se pierde mi mano en las profundidades de mi estremecido cuerpo y jadeo descontrolado, buscando llenar sin dejar de observarlo de a momentos.

Quemando en cada fragmento de mi cuerpo al hacer contacto el viscoso líquido que enciende braseros al sacar lustre, con mi otra mano, sobre mi muñeco bravo.

Sus ojos descontrolados mientras se muerde su labio y se pegan sus renegridos cabellos ante el esfuerzo de contraer sus exquisitos abdominales, merecen un soneto de esos que enredan tus suaves cabellos a medida que deleita mis oídos con guturales gruñidos.

Y boqueando como pescado, tomo aquel cilindro con el cual me rellenaron como pavo festivo y lo disfruto con mis labios. Desplazando mi lengua como ninfa pero en su versión masculina, cual fauno proclama lascivia, lo entierro... Presto y decidido a provocar su delirio mientras no se pierde el resguardo de mi acto.

Eternos segundos en donde se confunden mis gemidos con sus sofocados jadeos, y en donde no escucho ni una sola palabra que sale expedida como gruñido desde sus labios.

Y enseguida me percato, de que puedo usarlo para mi propio deseo y provocar que se venga cuando dictamine yo hacerlo. Así que luego de retirar y dejar de manosear a su objeto de deseo me acerco cual animal agazapado, listo para comerlo de un solo bocado.

Y la condenada y lasciva mirada que me otorga, provoca el temblor de mis rodillas en cuanto me subo a horcajadas sobre la humedecida tela de sus calzoncillos y ato su otra mano al cabecero de la cama.

Glorioso momento en donde meneo de forma descomunal mi cadera y percibo que en cualquier momento revienta.

—¡Maldita sea! Quiero tocarte y meterte mano por cada agujero que corona tu escultural cuerpo... ¿Qué tal si ahora me desatas?

Escucho (luego de mucho) en cuanto suelta entre gruñidos y a medida que eleva su cadera acompasando la erótica cadencia de mi cuerpo.

Pero como se me dió la condenada gana de hacer lo que quiero aunque luego quede rojo como firme nalgada, descubro su brilloso miembro y me siento.

Ahogando un profundo jadeo de repentino y sordo dolor que me atraviesa de lado... Dolor que de inmediato se muta en una sensación placentera mientras ayudo al deslizamiento de su gran vena con los fluidos que extraigo desde mis belfos.





































Quién pudiera😏

A los jadeos y gruñidos me los imagino del Live (condenados sonidos que dejaron mi mente atolondrada) 🥴🤣

Gracias por leer, comentar y votar 🥰

Los amito mucho♥️

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