➡️Cap.81🔙

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mentiría si dijera que mi nuez de Adán no se queda atracada a medio desplazar cuando intento tragar la saliva que se acumula en mi garganta cuando mis ojos se detienen con demasiada aprensión en el eximio cuerpo del exterior.

Y como todo un acechador, reacciono sin abrir la puerta de acceso dejando alimentar mi extraño antojo por tenerlo al otro lado sintiendo que lo puedo tocar profundamente con mis ojos y les juro que lo siento también, con mis manos.

Diosss, no puede verse tan bueno a pesar de estar todavía algo magullado, parecieran que los raspones le dan ese toque necesario para transformarlo en un tremendo semental que exuda olor a lo animal en la puerta de mi hogar.

¡Maldita ironía de la vida si las hay! Quererme alejar de aquel que se encuentra tan al alcance de mi mano. Pero me debo controlar, actuar con normalidad y dejarle bien en claro que, sea como sea, lo estoy intentando.

En eso que reitero mis condenados pensamientos para darme aliento mientras, sin darme cuenta, estaba manoteando de más entusiasmado mi ganso por encima de la tela; Jung Kook maldice cabizbajo entre tanto golpea de nuevo la puerta.

Entonces, tomando una profunda respiración para actuar con sumo control y no perder el rumbo de mis actos, abro la puerta.

Eternidad de segundos se suceden mientras, en silencio, nos observamos fijamente. Y no sé cuál de los dos dió el primer paso o si fuimos ambos, pero lo siguiente que noto son sus manos asiendo mi rubia cabellera mientras absorbe mis labios con todo el maldito amor que hay en la Tierra.

Toque que se siente como gloria cuando sus fuertes dedos me aprisionan los costados de mi rostro con total delicadeza.

Roce tan íntimo a pesar de no tener segundas intenciones en su accionar, que pareciera que acaricia con suma parsimonia cada órgano interno que intenta obligar a mi cuerpo a volver a su normal funcionalidad, cuando siento que mis piernas no responden por el simple hecho de dejarlo actuar y responder en consecuencia.

—Dios mío bebé... No sabes cuánto te extrañé y sé que debería dejar de besarte para preguntarte si te encuentras bien... Pero debo sentir el calor de tu piel. Presiento que si no toco tu estremecida dermis aunque sea con el roce de mi tacto, moriré tratando de no pensar en algo malo... Lo siento, sé que me pediste tiempo... Yo solo...

Y no lo dejo seguir... Lo silencio con un tierno roce de labios, no dejo que siga delirando tratando de buscar culpables a esto que nos nace. Él, no tiene la culpa de la aparición de mis demonios así que no lo haré cargar con la culpa que pueda desencadenar las futuras consecuencias de mis actos.

Así es que me entrego consciente al sublime toque de sus labios. Sintiendo el sabor de su genuina preocupación con una pizca de razón mientras combina su saliva con la mía en una danza que solo le canta al amor verdadero.

Diossss... lo amo. Lo amo tanto que siento que me explota el corazón si no me deshago entre sus labios. Pero dictamino no dejarme llevar por mi impronta de mantis religiosa devoradora, así que luego de dar un suave y cálido beso final, apoyo mi frente sobre la suya mientras un profundo suspiro se escapa desde mi boca.

—Lo siento... —vuelve a repetir mientras inspira pausado tratando de controlar su descontrolado estado.

—Nada de lo siento mi amor, esto era necesario. Por otro lado, déjame disculparme por mi falta de explicación hacia todo... Diablos, esto es más difícil hacerlo que planificarlo en mi condenado cerebro.

—Espera, solo déjame ingresar, prometo comportarme —anuncia como si fuera su culpa mi dependencia emocional. ¡Dios! ¿Cómo puedo calmar mi loco corazón cuando lo que tengo enfrente mío es sinónimo de perfección?

—Tú no has hecho nada malo, ¿lo sabes, no? —suelto enredando su mano entre mis dedos mientras lo arrastro hacia adentro, completamente decidido a tomarme mi tiempo y poniendo límites a mi mente que divaga intermitentemente.

—No sé cuanto de verdad hay en eso... Cómo sabes, suelo ser intenso en mi accionar. ¿Quién dice que yo no te orille a esto?

—No cariño, mis demonios son solo míos, yo me debo acomodar —lo arrastro hasta el sofá sin soltar el cálido tacto de su mano —. ¿Quizás? Puede que hayas desarrollado alguna leve fijación a tenerme comiendo de tu mano pero nada que no se pueda salvar... ¿Cómo está tu rostro?

—¿En serio? Te preocupas por un simple rasguño en comparación al desasosiego que sentí por saber que te consumí como creciente aguacero. Lo siento bebé, de verdad, lo lamento —suelta dejando caer su rostro sobre mi pecho mientras siento como su cuerpo comienza a temblar por momentos.

—No amor, eso no es así. Tú no promoviste nada porque soy yo el que tengo el poder de decir no, o decir: hoy no puedo, o nos vemos luego o cualquier otra cuestión. Calma ¿sí? Mírame Kook ¿puedes hacerlo? —Jung Kook, levanta el afortunado rostro que tengo la dicha de grabar en las yemas de mis dedos para mostrarme su alicaída mirada mientras pienso cuanto detesto todo esto —. Escúchame bien, como tantas veces tú me has dicho: esto es algo que debo manejar por mí mismo. No puedo depender de tí para dejar de tener miedo a todo aquello que me pueda acusar, así como tú no puedes mostrar tus puños con cada idiota que se cruza en nuestro camino. Esto, es algo serio Kook, no puedo depender de verte a cada segundo para organizar mi vida en torno a tí. Quiero que seamos juntos pero como complemento, no porque te necesite para poder ser, sino porque quiero ser contigo. ¿Se entiende?

Él, me observa con cierto brillo especial en su mirar y aunque estoy seguro de que no es de fácil lagrimear, podría jurar que sus ojos pican por derramar algo que se contiene desde adentro.

—Bebé, estoy tan orgulloso de ti... Tenía tanto miedo por no saber, en verdad, que era lo que hice mal o si mi impronta de consumir todo a su paso te había hecho mal. Que verte ahora, seguro de ti mismo y de lo que quieres lograr; me asegura que no importa cuántas piedras nos encontremos en el camino o cuál difícil sea mi carácter -aunque trataré de mejorar- porque sé que lo podremos lograr... Solo dime lo que sea que debas decirme. Nunca te calles si ves que algo de lo que hago logra desestabilizar lo que queremos lograr o si hago algo mal aunque en verdad no te haga daño. Lo que sea que tengas que decirme para aprender a sobrellevar una relación lo más sana y duradera contigo, lo voy a tomar... Y lamento lo de la parte sexual, seguramente fue como demasiado y te hago mal.

De inmediato, me percato que de lo único que estoy seguro y que no tenemos que cambiar (porque la psicóloga también me lo dijo) es la parte sexual.

—¡No! Digo... Eso no debe cambiar. Lo que sea que nos guste en la intimidad siempre y cuando seamos ambos los que disfrutemos y siempre y cuando nos respetemos, no debe cambiar.

Y sobre que termino de hablar, creo que me salió demasiado entusiasmado como si me delatara con lo que realmente me encanta en la parte sexual. Así que dejando asomar un furioso sonrojo que aunque quisiera sería imposible frenar, me lanzo a besarlo mientras sellamos y nos juramos entre sinceros roces de labios, actuar con más claridad.





















































Ahhhh que bonito el amor correspondido💞

Gracias por leer, comentar y votar🥰

Los amito mucho♥️



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro