Capítulo 13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

DEREK

Despierto con una extraña sensación, que ni siquiera soy capaz de describirla en su totalidad. Como si en vez de dormir, simplemente me hubiera ido a negro. Sin tener ni un maldito sueño; una ausencia equivalente al vacío. Imagino que morir debe sentirse algo cercano a ello, la sensación de simplemente no estar.

El pésimo humor me invade con prontitud.

El primer motivo es ver a Magnus durmiendo frente a la celda. Febe dijo que él haría el siguiente turno, por lo que puedo suponer que no ha pasado demasiado tiempo. No funciono al cien sin el mínimo de horas de sueño. Por lo general, no me importa si se trata de la preparación a los exámenes, pero ahora mismo estamos envueltos en un juego estratégico, y para que funcione lo que tengo planeado debo estar centrado.

Pero la otra razón...

Me golpeo suavemente la cabeza buscando que me quite esos pensamientos. No obstante, es difícil si lo tengo frente a mí. Descansa como si fuera un niño; plácido por completo. Su cabello cae con suavidad contra el frío suelo, y la ropa deportiva la tiene algo desordenada.

Dijo que le gustaba alguien de aquí.

¿De quién se trata? ¿En qué momento?

Pienso en Febe, y esa horrible escena fuera del cuarto de Theo.

Me expuse. Le pedí a Theo que la ignorara, y después me salió con esto. No sé ni cómo pude conciliar el sueño. Si tengo que ver más acercamientos entre ellos tendré que buscar una manera de descargar mi rabia. De lo contrario, perderé todo lo que he conseguido hasta esta fecha.

No. Ni siquiera "descargar", sino consumir, extinguir y ahogar esa rabia a como dé lugar.

Quien te hace enojar te domina. Por ello, debo aprender a controlarla en estas circunstancias. Yo no soy como Magnus. Él me supera con creces cuando se trata de dejarse al descubierto.

Lo malo de ser una bomba de tiempo es que puedes estallar en cualquier momento. Sin duda, crea un agujero, un punto débil en el equipo dónde esta se encuentre. Y Magnus está del lado de los guardias fielmente creyendo por mi increíble actuación que estoy asustado, incluso aterrado de que los dos mejores estudiantes seamos el blanco de un grupo de patéticos.

Le dije las palabras precisas a Morgan para que bajen la guardia.

Y le daré a Magnus lo que tanto quiere.

Este juego ya está ganado.

«Gracias, Febe».

—¿Qué tal la siesta? —pregunto cuando Magnus abre los ojos.

Suelto una sonrisa maliciosa; suave, pero detectable.

No he hecho nada sospechoso, pero me tiene en la mira. Ni un segundo ha dejado de desconfiar de mí y seguramente esa termine siendo su ruina.

—Te estoy vigilando —me advierte, y le echa un vistazo a Theo.

Demasiado evidente.

Aun así, estoy seguro de que Theo no se refería a él cuando habló de sus sentimientos. Es más, a pesar de que se lo he insinuado creo que sigue sin estar consciente de lo que siente Magnus en realidad. Puede ser bastante ingenuo en algunas ocasiones.

—Sabes cuánto me importa ganar. Estar en el mismo equipo debería ser una garantía para ti.

—No confío en ti, Derek. —Vuelve a comprobar si Theo duerme. Luego se acerca más a la celda fulminándome con la mirada—. Le dijiste lo de la cocina. Así que tú fuiste quien me vio.

—Le dije una verdad, no puedes culparme por eso. De cualquier manera, él cree en su mejor amigo.

—Estoy seguro quieres dejarlo solo. Harás que desconfíe de mí, después de Cosette... y ahí lo atacarás. Crees que es débil, que fácilmente puede ser tu víctima.

Es impresionante cuanto revelan las personas de sí mismas con tan solo una frase. Yo no veo a Theo como alguien débil, por algo me causó inquietud en primera instancia.

Aunque al inicio me haga el desentendido, sé reconocer cuando alguien es fuerte y mejor que yo. Y claramente ese es el caso con Theo Ashford, ya digerí esa realidad y no me molesta.

Para ser el mejor, los rivales a vencer tienen que ser los mejores. De lo contrario, solo serías el rey de los estúpidos.

—Sí que estás convencido de que yo soy el asesino. —Miro hacia la derecha y luego a la izquierda manteniendo la sonrisa con diversión—. Demasiado preocupado por mí, cuando deberías tener en la mira a otras personas.

En diez segundos he conseguido su total y absoluta atención.

—Febe entró a la celda en su turno y no fue por mí —continúo—. No te has dado cuenta, pero creo que Theo se convirtió en su objetivo.

—¿Qué dices?

—Lo que escuchaste. Si no me crees, pregúntale a Febe qué hacía en el cuarto de Theo después de las evaluaciones. Seguro se pondrá algo nerviosa... O sino también puedes preguntarle a Theo una vez que despierte.

Un pequeño bostezo se hace presente. Theo estira los brazos y sacude su ropa, casi como si lo hubiera invocado.

—¿Qué... sucede? —pregunta Theo.

Termina de reaccionar percatándose de Magnus a un lado.

—¿No has dormido nada? —me pregunta algo preocupado.

—Sí lo hice.

Se relaja un poco, y luego se acomoda sentándose en el frío suelo. Observa detenidamente a Magnus, la curiosidad ha germinado en él. No hace mucho sentido que nosotros estemos hablando con tanta calma.

A mí no me sorprende demasiado. Sé que Magnus tiene una pequeña obsesión con proteger a Theo. Por lo tanto, la manera de atenuar esa rabia que siente por mí es que vea la realidad cómo es. Febe es quien ha estado molestándolo, no yo. Así desvío la atención y le doy esa dosis que tanto necesita. Febe creyendo que podía manipularme me ha dado justo lo que necesitaba. No he dicho más que la verdad. Nada tiene que ver con que interiormente siga con el mal sabor de boca. Entre las sombras, tampoco quiero verlos juntos.

—No pasa nada —habla Magnus, ante la mirada calma, pero impaciente de Theo—. Solo charlábamos ¿Cierto, Derek?

Hago un gesto afirmativo con los pulgares, dejándolo aún más incrédulo.

—Ustedes... ¿hablaron bien?

Está desconcertado. Hace una expresión que nunca le había visto, me causa algo de gracia. No sé en qué momento Theo se ha vuelto más expresivo, lo he notado por momentos. La persona que él dice ser no es la misma que yo veo.

Magnus asiente, aunque de mala gana.

Saca su manojo de llaves, el cual no pierdo de vista ni un maldito segundo.

Abre la cerradura de la celda, y antes de entrar toma una bolsa que había dejado en el suelo.

Trajo comida para todos. Nina y Pax se despiertan con el aroma.

—Fue lo que pude traer. Es... de la comida del podio. Sobras. Los chicos se volvieron locos, especialmente los que nunca habían estado en el ranking. Se están comiendo todo. No creí justo traerles la carne, pero seguramente los demás sí lo hagan.

—¿No tienes más? —pregunta Theo al ver cuatro porciones—. Cosette está apartada en la otra celda.

«Cosette». Ha estado extremadamente silenciosa, pero no he olvidado su presencia.

—No... —Lamenta Magnus—. Es lo que había.

—Puedo cederle el mío —ofrece Nina.

—No —niego de inmediato—. Ya veremos cómo le hacemos llegar algo. Por ahora hay que recordar las reglas. Morgan dijo que quien se quedara en la celda era el sacrificio. No llamemos la atención.

—¡Yo estoy bien! —grita Cosette, confirmando que está despierta y atenta a la conversación—. No se preocupen por mí, queridas criaturas.

Repentinamente se escuchan tres golpes contra la pared. Sutiles, como si quisieran pasar inadvertidos.

Magnus se rasca la cabeza varias veces antes de hablar, en tanto yo comienzo a contar mentalmente.

—Mi turno ya casi se termina. No fallaré a mi palabra. Que esta sea una prueba de mi sinceridad. —Le entrega sus llaves a Theo antes de salir de la celda—. Solo estoy aquí para asegurarme que ganes, así ha sido siempre.

Sí. Sí. Necesitamos esas llaves.

—¡Magnus! Que no sospechen de ti. —Le tiro las llaves de Febe—. Que no crean que los traicionaste, ya cuentas con cierta reputación.

—¿Y eso culpa de quién será? —bromea Magnus—. Solo es una tregua momentánea, Derek.

A pesar de que duda de si es correcto o no quedarse con las llaves de Febe, opta por guardarlas. Así nadie creerá que él ha entregado las llaves al bando contrario. Seguramente cuando confirme las actitudes de Febe con Theo, no sentirá demasiada culpa por tomar esta decisión.

La puerta se abre ligeramente, la señal de que Magnus debe largarse.

—Sesenta segundos —murmuro.

Nina y Pax están distraídos probando cuál llave del manojo los libera de las cadenas, no me prestan mayor atención. Sin embargo, mi murmullo logra ser oído por otra persona.

—Eres impresionante.

¿Theo me estaba observando? ¿Se dio cuenta que descubrí el sistema de turnos? ¿Por qué estaba pendiente de mí? ¿Desde cuándo se ha vuelto más perspicaz?

—Estamos en desventaja —le respondo mientras pruebo las llaves ante el fracaso de Pax y Nina. Ninguna les sirvió—. La única manera de ganar es con astucia y optando por lo poco convencional.

—Entiendo, pero somos un equipo.

—Están más pendientes de comer —susurro al reparar en qué hacen mientras conversamos.

Tan pronto la llave no funcionó dejaron de preocuparse del asunto. 

—Yo no. Hazme parte —me debate.

Al probar con la última llave siento el ligero clic liberándose la cerradura. Sin embargo, aprovecho la tenue luz para hacer como si nada hubiera pasado.

Le arrojo las llaves a Theo, consciente de que la redondeada es la que funciona, al menos para mí. 

—Quizá le dije cosas a Magnus —confieso finalmente.

No puedo resistirme ante ese inesperado interés.

—¿Qué cosas?

—Mm, lo de Febe —respondo restándole importancia.

—¿Por qué hiciste eso?

—Divide y vencerás.

Theo parece contrariado. No fue buena idea contarle nada de esto. Me arrepiento de inmediato.

Su foco dejo de ser yo y pasan a ser las llaves del manojo.

—¿Cuándo empezaste... a ser así, Derek? —pregunta mientras sigue empeñado en dar con la llave correcta.

No debo meditar la respuesta, la sé perfectamente.

—Creo que siempre he sido así. Solo era un niño, y mi padre ya me tenía miedo. Por eso nos abandonó.

—No lo creo —niega. Con decepción deja el manojo de llaves en el suelo. Ninguna le funcionó—, tal como dices solo eras un niño ¿Por qué te habría tenido miedo?

—No me conoces en verdad. Personas como yo, estamos destinados a quedarnos solos.

—Yo no te tengo miedo, Derek. Y no estás solo...

Abro grande los ojos cuando su mano roza la mía. Está fría, pero de alguna manera su tacto termina siendo cálido para mí. Me detengo en sus ojos tan grandes así como intensos. Si no fuera por la débil luz podría ver mi reflejo en ellos.

—Febe te quiere ¿No es así?

Retiro la mano, perdiendo el contacto y notando la ausencia de este.

—Diría que no por demasiado tiempo. Sé que no estuvo bien hablarle a Magnus sobre ella. Febe sacará sus propias conclusiones... pero también tengo la certeza de que seguirá ahí. Quizá así es cuando se quiere... Supongo podré confirmarlo cuando quiera a alguien. A veces me siento vacío por dentro.

—Tú sí quieres, sino no reaccionarías así cuando nos has visto a los dos. Es... lo que llaman celos, ¿no?

Es que no soporto verlos juntos. La rabia que me embarga supera cualquier cosa que hubiera sentido, mas no quiero decirlo de esa manera.

Los tosidos de Nina nos interrumpen.

—Chicos... ¿No van a comer?

Theo se cohíbe ante la inminente intervención. Toma con prisa el recipiente y se dispone a comer.

—¡Mierda! —me exalto al recordar mi plan—. La cuenta... la perdí...

—Un minuto para que el guardia salga una vez que dan los tres golpes —habla Theo haciendo una pequeña pausa, manteniendo el tenedor en el aire—. Y cinco minutos antes de que ingrese el siguiente. Al menos en esta oportunidad.

En efecto, el crujido de la puerta anuncia la entrada de Félix. Nina y Pax esconden los restos comida, en tanto yo quedo anonadado por la atención de Theo, incluso mientras hablábamos mantenía la cuenta mental. En verdad quiere que lo haga parte del plan, y de ser así, creo debo hacerlo. A fin de cuentas, es el único que puede seguirme el ritmo.

Por culpa de nuestra conversación hemos perdido la oportunidad de comer, pero creo que ninguno de los dos se arrepiente. Lo único que lamento es no haberle dicho que estoy libre, solo necesito que la celda esté abierta para escapar de aquí.

—Ya me voy a entretener con ustedes, pero primero lo primero.

Félix pasa de largo, caminando hacia la siguiente celda, la de Cosette.

—Traigo tu comida. —Lo veo alzar el envase de carne con burla.

—Oh, en ese caso prefiero mantener el ayuno.

—Oye, Félix ¿Qué tienes en contra de Cosette? —lo increpo.

Oigo el ruido de la celda abriéndose. Luego, un leve forcejeo entre ambos.

—¿Qué dices? Si somos buenos amigos, ¿Cierto, Cosette?

Cosette no le da la razón. Es más, le escupe hiriendo aún más su ego.

—Oh, perdón si eso no fue muy amable de mi parte. Ciertamente debería pedirte una disculpa por ello, aunque a decir verdad, no me arrepiento.

—Lunática —suelta Félix—. ¿Sabes? Ya que no puedes moverte, ¿Qué tal si te doy la carne en la boca?

Cosette se pone como una desquiciada. Como si la carne estuviera podrida, repleta de larvas, o fuera veneno.

—¡No! ¡No más!

—Vamos, si ya saliste del podio hace mil años, ¿Qué tiene un poco más?

Si ya estaba atento a la conversación, ahora solo tengo oídos para ellos. Necesito entender el porqué de esa reacción.

—M-me siento rara cuando la como —lloriquea—. No coman la carne, no es sugestión —nos advierte— creo que algo realmente malo nos pueden estar dando.

—Qué ridícula, Cosette. En verdad te faltan algunos tornillos ¿Qué haces aquí, ah? Ya tendrías que haberte ido. Si tan solo Derek no te hubiera salvado.

—¡No te vayas a meter con Derek! —le grita Cosette.

Theo igualmente está alerta a la conversación. Le preocupa su hermana.

—Oye idiota —le hablo a Félix—, yo veré a quien le cedo mis puntos ¿Cuál es tu problema? Descárgate conmigo si puedes.

Félix suelta una larga carcajada, volviéndose esta incómoda.

—Como quieras, Derek. Esto es muy divertido.

Entra a nuestra celda, acercándose con toda la intención de causar un conflicto. No creo tenga un problema personal conmigo o con nadie de esta celda. Pero me ha agarrado bronca por haber salvado a Cosette de irse. Por algún motivo siempre le ha guardado recelo, disfruta molestarla.

Mantengo la cabeza gacha sin revelar mis intenciones. El arte de lo impredecible es lo único que puede salvarte cuando tienes todo en contra. Él no sabe que las esposas ya no son un problema, solo necesito que la celda siga manteniéndose abierta.

De pronto, una pelea se hace presente. Son Magnus y Febe, identifico sus voces, aunque no escucho nítidamente la discusión. Sin embargo, sé que el motivo tiene nombre: Theo.

—Bien idiotas sus amigos —suelta Félix—. Tendré que ir a calmar las aguas.

La oportunidad de escapar se aleja cuando Félix cierra la celda antes de salir. No usa ninguna llave, pero basta con cerrar del otro lado para que igualmente quede trabada. No importa cuánta fuerza utilice, no podría moverla. Esto es un jodido problema.

—Chicos... —murmura Cosette—. Tengo las llaves de Félix. —Saca su mano en medio de los barrotes y las desliza por el suelo esperando que sea suficiente para que llegue a nosotros.

¿Hizo lo mismo que yo con Febe? Seguramente cuando le escupió, o en alguno de esos altercados aprovechó de robársela. 

Theo extiende su brazo y alcanza a agarrarlas. De inmediato prueba cada una hasta que finalmente la llave redondeada lo libera del grillete.

—Los dos estamos libres.

No lo entiende hasta que le muestro que mis esposas están abiertas.

—Vayan ustedes —propone Nina—. Podrán responder correctamente el test. Solo deben lograr llegar al comedor.

Es justamente lo que pensaba. Tampoco es como si ellos fueran de mucha ayuda. Si no fuera por Cosette, Theo y por mí claramente habríamos estado los tres días encerrados sin chance de ganar. Sin el manojo de Félix, Theo no habría quedado libre, ni tampoco podríamos haber abierto la celda. Cosette hizo una buena jugada en ese aspecto. Yo claramente soy el cerebro de la operación, y Theo será la guinda de la torta al responder correctamente la pregunta final. La victoria ya está en nuestras manos.

—Entró Febe, Magnus, Félix... —dice Pax pensativo.

—Sigue Lou o Phineas —termino por él.

Sin embargo, cualquier organización la han perdido. Los gritos del otro lado se incrementan. Cualquiera podría creer que el origen ha sido la discusión entre Magnus y Febe. No obstante, quien grita es Félix, al parecer Lou y Phineas no están por ningún lado.

—¡Este es el momento! Vamos a ganar esto —sonrío ofreciéndole la mano a Theo para que se levante.

Los demás del equipo nos desean suerte mientras abandonamos la celda.

Evalúo rápidamente el pasillo, al final de este hay una puerta. No tenemos más alternativas que irnos por ese camino, salir por la entrada principal sería una condena.

Caminamos con sigilo en medio de la oscuridad. Le pregunto a Theo si Cosette le devolvió el celular, nos habría venido bien para tener con qué alumbrar, mas me responde que sigue en sus manos. Regresar tampoco sería una opción, dudo que lo haya llevado al juego, debe estar en su cuarto.

El camino frente a nosotros tiene un aura tenebrosa. Apenas veo lo suficiente para tener cuidado de dónde pisar. Hago un mal cálculo al subir los grandes escalones que parecieran estar chorreados de algo que espero sea solo agua. Únicamente gracias al apoyo de Theo es que no me alcanzo a caer.

—Gracias... no veo nada.

—No es nada. Yo tampoco veo demasiado, pero creo más que tú.

—Otra cosa en que me ganas.

—No seas competitivo, Derek.

—Pides mucho.

—A veces lo dejas a un lado.

—Es todo un esfuerzo.

Theo me sujeta con fuerza guiándome hasta el último peldaño. Arriba de este se encuentra la puerta que nos hará regresar al piso dónde está el comedor. La confianza y seguridad tendría que volver a nosotros, especialmente al contar nuevamente con luz. No obstante, así como la luz artificial impacta en nuestros ojos, también se convierte en un horrible despertar.

El cuerpo de Phineas yace sin vida frente a nosotros.

El pasillo blanco e inmaculado, ahora está sucio con sangre. Su cuerpo inerte en el suelo, y Lou aterrada pocos pasos más allá. La vida a fin de cuentas termina siendo demasiado frágil, en cualquier momento puedes perderla. Debería ser más perturbador, pero no tengo cabeza para pensar más allá.

—Yo... yo no lo hice. N-no lo hice...

Theo retrocede un paso, mas yo mantengo la vista fija en el cuerpo. Me agacho e inspecciono la escena. Quien sea que haya sido, ha sido un descuidado.

Nadie deja el arma homicida a un lado del cuerpo.

—¿Magnus...? —murmura horrorizado Theo al percatarse del cuchillo.

Lo intuye, y está en lo cierto. Es el mismo tipo de cuchillo que Magnus tomó de la cocina.

Sin embargo, él nos ayudó. Nos entregó las llaves.

¿Era una manera de engañarnos?

«No». Esta muerte no me hace sentido. Se suponía que los asesinatos eran después de cada fiesta, escapa del mecanismo que había trazado respecto a los homicidios.

«Es... es impredecible» me horrorizo al intentar descifrar el perfil del asesino.

—¿Qué? ¿Magnus? —pregunta Lou mientras sigue llorando—. No entiendo nada... ¡¿Por qué están tan tranquilos?!

—Escucha, no sabemos que está pasando, pero no es primera vez que ocurre —le respondo.

—¡¿Qué?!

—Nadie se ha retirado por su cuenta —suelto la verdad—. Cada vez que han salido con eso, ha sido porque están muertos. "Proyecto 151" lo está ocultando ¿Lou? —inquiero ante el vacío en sus ojos—. ¿Lou?

Demasiado que procesar.

Sale corriendo hacia las habitaciones. Parece estar pasando por una especie de brote psicótico. Pretende abandonar "Proyecto 151". Se ve que no necesita tanto el dinero como yo. Por más que mi vida corra peligro, jamás me iría por voluntad propia.

Es más, en este preciso momento no tengo espacio para sentir repugnancia por la sangre y el tajo en el pecho de ese muchacho. Solo actúo en automático, embargándome la rabia ante los gritos de Lou. Quien no había hablado en casi todo el programa, ha sido la más escandalosa e incapaz de guardar la calma. Sus gritos atraen la atención de los demás.

Mierda.

Tomo del brazo a Theo, encerrándonos en el primer cuarto que veo. Es la oficina que usa Morgan. Literal estamos a nada de llegar al comedor. Si no fuera por los estúpidos gritos de Lou lo habríamos logrado sin inconvenientes.

—No entiendo absolutamente nada... —Theo se ve inquieto.

Me acerco a él, suspendiendo un dedo sobre su boca.

—Shhh... No deben saber que estamos aquí.

El resto del grupo descubre el cuerpo de Phineas. La paranoia queda más que latente, ahora sin excepción, todos saben de los asesinatos.

Oigo la reacción de Febe, es la misma de las veces anteriores, dejando palpable su fobia a la sangre.

—Tienes sangre seca... —me habla Theo.

—Toqué el cuerpo... —Echo un vistazo a la sangre en mis manos.

En parte entiendo a Lou. Tal vez también me largaría de aquí si pudiera. Solamente que no tengo alternativa, mis carencias son demasiado grandes, así como también mis ansías de dinero y poder ampliamente ambiciosas.

Soy capaz de sacrificarlo todo por conseguir mis sueños.

De pronto, Theo lleva una mano a la cabeza.

—Hey, ¿estás bien?

—Otra vez... estos dolores...

Inevitablemente pienso una vez más en lo dicho por Cosette. Desde que llegué aquí, no me he sentido diferente, pero... ¿Y si es cierto que nos están dando algo en la comida? Recuerdo perfecto el por qué terminé en estas mismas cuatro paredes con ella. Cosette había cedido en darme un trozo de carne ¿Cuándo cambió de opinión? ¿Habrá escuchado algo? ¿Cómo llegó a esa conclusión?

Y de ser así, ¿de qué se trata? ¿Nos están drogando? ¿Tiene eso que ver con las muertes?

Necesito hablar con Cosette una vez que salgamos de aquí.

—¿Te sientes mejor? —le pregunto a Theo—. Tenemos que correr. Te haré camino —le aseguro, mirándolo fijo a los ojos—. Si nos ven, detendré a quien se acerque. Haré lo que tenga que hacer, tú solo corre y presiona el interruptor.

—¿Dejarás que yo lo haga? Creí que...

—Entre los dos es más seguro que tú sepas la respuesta correcta. Sé ver la realidad. Vamos a ganar.

—Vamos a ganar —repite, como si a su vez me lo estuviera prometiendo.

Dejo a un lado las rivalidades, el miedo ante lo que pueda estar sucediendo. Solo pienso en ganar. Es lo que único que tenemos a fin de cuentas, lo único que nos queda por ahora.

—Bien, a la una, a las dos... ¡a las tres!

Salimos de la sala, corriendo lo más rápido que podemos por el pasillo. El ruido alerta al resto, y comienzan a seguirnos. Al menos Félix y Magnus, Febe no está con ellos.

Cuando Theo me saca cierta ventaja, echo un último vistazo hacia atrás, reparando en que Magnus ha disminuido la marcha al ver que se trata de nosotros. El único obstáculo es Félix.

—¡Mierda! ¡Nos hicieron una trampa! —grita, creyendo que uno de nosotros fue quien mató a Phineas.

Esa afirmación solo me confirma lo loco que está Félix. Me alcanza, yendo a mí misma altura. Su objetivo no soy yo, sino Theo, así que me abalanzo hacia un lado, empujándolo contra el suelo. Félix está furioso, me llena de insultos mientras lo contengo contra la cerámica.

Pero cualquier intento de Félix queda fuera de tiempo. El interruptor es presionado y tal como espero Theo responde a la perfección la pregunta formulada por "Proyecto 151". La emoción se apropia de mi ser, únicamente pienso en acercarme a él y festejar que hemos ganado. No podía ser de otra manera, estando en el mismo equipo debíamos ganar.

Una vez más los tacones de Morgan anuncian su llegada. Esta vez no la tendrá fácil, ya quedaron expuestos. Es hora de que tomen cartas en el asunto, y no que nos dejen a merced de un puto asesino. Se les acabó la diversión.

—Muy bien, lucecitas. —Morgan nos aplaude, en tanto los guardias traen a Nina, Cosette y Pax. Los retiraron de las celdas—. Hemos finalizado. Los presos ganan.

—¡Nada está bien, Morgan! ¡Hay un puto enfermo entre ellos! —Félix nos apunta—. Nos hicieron perder a uno de los nuestros y encima lo usaron de carnada para ganar tiempo.

—¿De qué habla? —Pax está asustado.

—¡Lo que escucharon! ¡No se hagan ahora! ¡Phineas está muerto!

—¿Y... c-cómo podríamos? —se defiende Nina— estábamos encerrados en las celdas.

—¿Cuánto vale la vida humana para ti, Félix? —pregunta Cosette— ¿Quién usaría a alguien de carnada? Solo escúchate, estás mal, criatura.

—Debió ser uno de los guardias —asegura Pax—. Ellos eran los únicos que podían andar con libertad.

—Morgan, es momento de dar una explicación —intervengo, cruzándome de brazos.

Sin embargo, no alcanza a decir nada.

Theo pierde el conocimiento. Dejo de respirar y de escuchar cualquier discusión entre mis compañeros y Morgan. Nada me importa más que él esté bien. Corro en cuanto su cuerpo impacta contra el suelo. El sabor de la victoria pierde por completo su gusto, ni siquiera había deseado resultar triunfador de este juego, lo que me movió fue finalizarlo junto con él. Ninguno de los dos realmente lo necesitaba. Nuestros conocimientos han quedado demostrados tras cada evaluación, no era de vida o muerte excusarse de rendir el siguiente examen. Pero la adrenalina de estar junto a él, que me siguiera el ritmo se sentía por completo adictiva.

Nadie me ha causado eso en la vida.

—¡Theo! ¡Theo! ¡Reacciona! ¡Reacciona, por favor!

Morgan llama a los de enfermería, y mientras ellos vienen en camino, poco a poco recobra el conocimiento. Su mano agarra la mía.

—Oye, recupérate, ¿sino quién va a ser mi enemigo? —bromeo, pero en verdad estoy preocupado.

Se le ve débil, más pálido de lo normal.

—No otra vez... —balbucea—. No soy sujeto de prueba... papá...

Lo suben a una camilla, impidiendo que pueda seguir escuchándolo. Nuestras manos se separan, y con prisa se lo llevan a la enfermería.

—Yo voy. Yo voy con él —afirmo sin dar lugar a cuestionamientos ni a permisos.

Paso a un lado de Magnus y de Febe. No sé en qué instante Febe entró al comedor, pero no me interesa.

Pasar junto a ella, es como pasar junto a la nada misma.

Y aunque Morgan se interpone en mi camino, alegando que debo regresar a mi habitación, no pienso obedecerla.

No lo dejaré solo.

No lo haré.

𖣠━━━━━━━➊➎➊━━━━━━━𖣠

Créditos gráfico: str4wygr_🖤.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro