Capítulo 8

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Verdad o mentira.
Instrucciones.

1. Por turnos cada uno de los participantes deberá girar la ruleta. Quien salga seleccionado comunicará la frase hecha especialmente para cada participante.

2. Quien responda tiene la opción de terminar la oración diciendo una verdad o una mentira. Si contesta honestamente se conserva la cantidad de dinero del pozo. Si miente se restarán 500 millones de dólares.

Excepción: Puede esquivar la sanción si al mentir logra engañar a su compañero convenciéndolo de que ha sido honesto. En ese caso, la persona que haya mentido recibirá una bonificación de 20 puntos en su siguiente examen.

3. Para el compañero que debe usar el control: Si marca que su compañero ha mentido y no es cierto igualmente habrá una penalización de 500 millones de dólares.

4. Si todos los participantes optan por decir la verdad serán recompensados con diez puntos en el siguiente examen.

*Si en la siguiente evaluación todos sin excepción superan los 70 puntos tendrán permitido ingresar al acceso C. 

*En "Proyecto 151" consideramos valiosa la sinceridad, así como también la capacidad de convencimiento.

*Solo son tres minutos para formular una respuesta sino el juego se termina sin obtener ningún beneficio al quedar incompleto.

*Una vez que se gire la ruleta nadie puede retirarse.

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FEBE

—¡Qué dijiste imbécil! ¿¡Quieres que hablemos de asesinos!? —suelta una carcajada en tanto se pone en pie— ¡Te metiste con la persona equivocada!

—No es lo que dice la tarjeta —habla Cosette luego de arrebatársela a Derek— dice... El verdadero motivo por el que me inscribí en "Proyecto 151" fue...

—Ya sé, solo era una broma. —Derek le baja el perfil, aunque igualmente cae preso de la tensión poniéndose en pie— ¿Te vas a molestar tanto por eso, Magnus? Oye, te ves demasiado desesperado, como si fueras un a-se-si-no —marca cada sílaba movimiento sus manos de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

—¡Te gusta jugar con fuego Derek! ¡Agradece que no soy un hijo de puta!

Veo venir el puñetazo y cierro los ojos en tanto un grito se me escapa de los labios. Sin embargo, el salón queda en silencio. Entreabro los ojos para ver qué ha pasado. Theo ha interferido, impidiendo que Magnus golpee a Derek.

El alivio es instantáneo, ese rostro está intacto.

—¡¿Qué haces Theo?! ¡¿Qué no ves lo que intenta hacer?!

No le hace caso, se mantiene quieto en medio de los dos.

—No quiero que le hagas daño, Magnus.

Derek abre grande los ojos, esa respuesta claramente no estaba en sus planes, pero también creo que se trata de algo más. Nunca lo había visto así, tan agitado.

¿Qué mierda está pasando? ¿Qué motivos tiene para defender a Derek si se lo ha pasado atacándolo? ¿Es masoquista?

Solo puedo sentirme una vez más orgullosa de mi Derek. Siempre logra poner a todos a sus pies, incluso a sus enemigos.

—¿Así que querías golpearme Magnus? —Derek vuelve a provocarlo— ¿Qué tal si te pongo en tu lugar de una maldita vez?

Hace un movimiento que logra ser interceptado por Theo. Me decepciona que obstaculice el ataque. Aunque, eso no quita que Derek se ve increíblemente sexy cuando está furioso. Bueno, lo es en todo momento.

—¿Qué haces? Te estoy ayudando.

Pese a interrumpir el puñetazo ambos pierden el equilibrio, cayendo juntos al suelo en un enredo de piernas y balbuceos.

—¡Hey! ¡El tiempo está corriendo! —grita Félix— ¡Magnus! ¡Reacciona! ¡Termina la oración de la tarjeta!

Es cierto, el tiempo corre y no ha contestado la tarjeta real, la que leyó Cosette.

—Yo... —Sigue con la vista fija en Derek y Theo—. Postulé para cuidar a Theo.

—Oh, Theo necesita protección —Félix sonríe— claro, al venir de una familia tan importante necesita seguridad.

—Magnus... —Theo habla entre dientes— ya te he dicho que puedo cuidarme solo. —Se levanta y le ofrece la mano a Derek para que también se incorpore.

—Marca rápido la V. —Félix le extiende el control a Derek.

Derek la presiona justo cuando queda un minuto para que se termine el tiempo.

—Listo ¿Ves? No era para tanto, Magnus.

No comprendo la actitud de Derek; demasiado tranquilo, incluso dándose el tiempo de bromear. Él no es así, aunque quizá su intención era generar dudas en torno a Magnus. En ese caso, lo ha conseguido con éxito. Muchos se han puesto inquietos, ya que su respuesta real no dista demasiado de la falsa ¿Hasta qué punto es capaz de llegar con tal de proteger a Theo? ¿Por qué tiene ese afán de cuidarlo?

Seguramente todos se cuestionan lo mismo. Yo también, aunque se me pasa rápido, más me interesa saber por qué Derek no me ha besado frente a los demás. Nunca le ha nacido en todo lo que llevamos encerrados, me preocupa. 

Lou se ofrece a ser la siguiente en girar la ruleta. La hace rotar, deteniéndose la flecha en Theo.

—Cuando era niño —comienza Lou y se aclara la garganta— ocurrió un evento que explicaría mi excesiva somnolencia y ese es...

Está muy incómodo, no contesta de inmediato.

—Cuando era niño experimenté algo traumático... Una noche desperté aterrorizado con las palabras de mi padre. Estaba junto a mí, recitando lo que parecía ser un fragmento de la Biblia. Alrededor de la cama habían más personas. Todos vestían iguales. Fue una alucinación hipnopómpica, me lo explicó mi padre cuando dejé de gritar. Ya no había nadie en el cuarto, solo nosotros... A raíz de ese suceso me llevó al médico, me dijeron que se trataba de narcolepsia.

—Eso explica muchas cosas —comenta Félix.

Theo asiente. Lou marca la V sin preguntarle nada más. Hemos mantenido el pacto, lo que más conviene decir y marcar es la verdad. De ello depende mantener el premio en su totalidad.

En tanto siguen las rondas me acerco provocativamente hacia Derek. Quiero que me detalle, sin necesidad de pedírselo. Pero lo único que consigo es un «Febe, concéntrate». A veces creo que mientras yo coloco a Derek y el dinero en el mismo sitial, Derek tiene puesto en primer, segundo y tercer lugar el dinero.

No importa. Ahora está demasiado ofuscado con el juego.

El ritmo de este se ha agilizado a medida que a más del grupo les ha tocado participar.

Nada supera al espectáculo que armaron inicialmente Derek y Magnus. Cualquier frase soltada con dudosas intenciones ya no causa un gran impacto.

—Bien, es mi turno. —Me atrevo a ser la siguiente ante tal aburrimiento.

Hago girar la rueda, deteniéndose en la persona que menos quería.

Por supuesto que me toca la estúpida.

Suelto un suspiro antes de comenzar a leer.

—Hace dos meses escribí en un cuaderno lo que en verdad sentía por mi hermana. Todos en la escuela se enteraron de que... —Proceso la oración y le busco una explicación al cómo pueden saber la respuesta a esto—. Se siente demasiado personal...

Aunque la odie, es excesivo. A no ser que en su postulación haya hecho referencia a ello no tiene sentido sacarlo a la luz.

—No pasa nada. —Sin embargo, le suda la frente—. Greta, es mi hermana —contesta—. Desde que nuestros padres murieron, mi tía se ha hecho cargo de nosotras. Yo... siempre mantengo oculta a mi hermana... Soy despreciable. —Se tapa el rostro—. La v-verdad es que siento vergüenza de su condición... Por eso no hablo de ella abiertamente...

—Quizá solo quieres protegerla. —La anima Magnus—. Las personas suelen ser muy crueles.

—Eres la más honesta del grupo, sin duda —la apoya Quinn.

Por primera vez ha dejado ver ese lado oscuro que todos intentamos esconder, pero en vez de ganarse el odio de los demás solamente recibe respaldo.

Lágrimas brotan por sus ojos, y mientras varios se acercan a consolarla, presiono sin rodeos la V dando por terminado mi turno.

—Ahora comprendo —susurra Derek.

Cosette le agradece, y yo únicamente contengo las ganas de romperle los dientes.

—Mi padre había comentado que era un asunto delicado —se involucra Theo— Sin embargo, me hubiera gustado saber la verdad. Quiero conocerla cuando salgamos de aquí.

—¡Theo! —Cosette lo abraza con fuerza.

Me acomodo las dos coletas esperando a que las palabras de aliento se acaben. Las rondas siguen su curso hasta que solo faltan dos personas; yo entre esas que deben responder.

—Theo sigue tú —lo incita Félix.

—Está bien.

Theo hace girar la ruleta. Anticipo que se detendrá en Derek al ir bajando su velocidad a medida que se aproxima a él.

—Interesante, júzgame, Dios. —Derek lleva los dedos a su mentón como si tuviera todo el juego controlado. Theo lo ignora.

—Cuando tenía catorce años —empieza a leer Theo—, vecinos aledaños a mi casa interpusieron una denuncia ante servicios sociales acusando maltrato; gritos y golpes. Sin embargo, esa denuncia fue desestimada porque...

—Porque son unos inservibles, por supuesto. Nadie sabe hacer el trabajo.

No, espera. Esa respuesta, ese semblante. La cabeza gacha, pero la curvatura de su boca sutil hacia un lado.

¿Por qué está mintiendo? Claro, quiere los veinte puntos solo para él, siquiera preguntar por qué está mintiendo es un insulto a mi inteligencia.

Derek creció en un mal ambiente hablando en términos económicos, pero su familia jamás sería cruel. Él siempre se ha quejado de que no comparte los mismos valores que ellos, que son mojigatos y se creen Santos. No veo ni a su madre ni a ninguno de sus hermanos ejerciendo violencia. Dorian se mataría antes de causarle daño a alguien.

Pero, si es una mentira, entonces ¿Cuál fue el motivo para que la denuncia fuera desestimada? Sin duda, hace sentido que se trate de otro caso más de incompetencia.

—Theo, no olvides su naturaleza —le advierte Magnus.

No estoy segura de qué vaya a elegir Theo. A pesar de las reacciones de Derek siempre se muestra despreocupado.

Por otro lado, está el acto noble de entregarle el libro. Tal vez lo persuada a creerle en esta oportunidad.

—Magnus, yo tomo mis propias decisiones.

—Ya lo escuchaste. —Lo respalda Derek.

Hacen contacto visual. Theo se agacha un poco, pero sigue concentrado.

Lentamente lleva la mano hacia la izquierda; hacia la V.

—Te ves contento —le dice seriamente.

—Sería bueno que comiences a confiar en quienes se han mostrado genuinos —se defiende Derek—. Pueden decir muchas cosas de mí, pero soy real.

—Sí, sí, tan real eres que no cambias según cómo te conviene ni según a quien tengas al frente. —Magnus se siente atacado.

Es natural, yo también me sentiría así si me hubiera expuesto de esa forma. Ya le preguntaré a Derek la razón de ensañarse con Magnus.

—Theo... —Sutilmente lo veo morderse el labio inferior—. Recuerda lo que te dije.

Theo de inmediato presiona la V, sorprendiéndome no solo a mí, sino que también a Magnus que está al borde de desmayarse.

¿Ellos ya habían hablado? ¿En qué momento? ¿Cuándo podrían haber confabulado?

Pienso, pienso y pienso. Derek no puede ganarme, no cuando se trata de sus interacciones con los demás.

«Cuando ambos cayeron al suelo». Sí, ese fue el único hueco que podría haberlo permitido.

Abro la boca para increpar a Derek, pero ensimismada en mis maquinaciones no me había dado cuenta de que la ruleta se ha detenido en mí.

—¿Sí estás lista? —me pregunta Félix.

—Sí, qué tan malo puede ser.

—Está bien, dama de hierro —bromea Félix—. El verdadero motivo por el cual le temo a la sangre es...

La superficie se desestabiliza, como si cayera en picada libre y me estrellara contra la pared. Mi temperatura corporal decae, tiemblo y me sujeto los brazos en un intento poco realista de paralizar el movimiento involuntario. Las miradas se posan sobre mí, la atención es asfixiante. Duele y me impulsa a querer huir pronto de ese grupo de juzgadores que quieren sentenciarme.

—Me... m-me recuerdan a un momento de mi vida —tartamudeo.

«¿Dónde están mis auriculares?» Cierto. Los tuve que entregar cuando ingresé a "Proyecto 151", pero los necesito cual síndrome de abstinencia. Es una necesidad imperiosa acallar ese ruido. «Silénciate» repito en mi cabeza mientras mi madre se hace presente, sentada a horcajadas sobre mi padrastro.

—¿No dirás la verdad? —cuestiona en medio de gemidos.

El asqueroso sonido se convierte en un zumbido que cobra vida. La oscuridad, el viento que entra por la ventana, y el silencio sepulcral al que únicamente se unen los grillos en medio de la noche me invaden, como si ese día nunca se hubiera quedado en el pasado y me persiguiera por toda la vida.

—¿No responderás? —insiste.

—¡Solo aléjate de mí! ¡No interfieras! ¡Ya no puedes meterte en mi vida!

—Febe... solo quería ayudarte... —Cosette retrocede.

«¡Mierda!» De un momento a otro me he convertido en la lunática.

¿Cuánto tiempo ha transcurrido? ¿Acaso ya pasaron los tres minutos?

—¡Febe! ¡¿Qué pasa?! —me grita Derek.

—Yo...

—¡Cuenta el accidente, ahora Febe! —Suplica Magnus.

Sus gritos me impiden soltar palabra.

—Febe... reacciona —me pide Derek sujetándome el rostro. Me besa la mejilla con suavidad. Esta es la faceta que más amo de él, cuando puede demostrar sus sentimientos. Casi siempre deja ver una capa dura de sí mismo, pero sé cómo era con Jasmine, cómo la cuidaba.

Su beso es un distractor y a la vez me centra. Respiro profundo, ignorando todas las imágenes horrorosas con las que quiere jugar mi cabeza. Cosette me ofrece nuevamente su ayuda.

—No necesito ayuda. —Desvío la mirada—. Le temo a la sangre porque hace un año con Derek sufrimos un accidente automovilístico —contesto y siento una inmensa culpa—. Nunca había visto sangre a esas proporciones. El dolor era paralizante... y ocurrió mientras huíamos... después de un robo. Da pena confesarlo.

Derek me envuelve con sus brazos.

—Ustedes tuvieron una vida muy difícil... —habla Cosette— no sería una amiga real si no los apoyara ¿Magnus? ¿Cierto que no tienen que temer por nuestra reacción? —Lo empuja.

—Pues supongo. Yo sería capaz de hacer cualquier cosa por proteger lo que me importa. Incluso robar todo un banco.

—No tengo dudas —lo provoca Derek.

—Estuvo cerca —habla Quinn evitando que el ambiente vuelva a tensarse— quedaban diez segundos para que se termine el tiempo.

«Solo son tres minutos para formular una respuesta sino el juego se termina sin obtener ningún beneficio al quedar incompleto» recuerdo la regla. Tiene razón, estuvo cerca. Perdí por completo la noción del tiempo.

—¡Con esto hemos terminado! —Félix se pone en pie.

Apenas lo hace "Proyecto 151" pasa el anuncio por los parlantes. Hemos conservado el monto, y además ganamos el ingreso al acceso C.

Por fin aire fresco.

—N-no puedo creerlo... —balbucea Lou.

La entiendo, yo tampoco capté qué ocurrió.

Pero parece que Derek sí que sabe lo que ha pasado.

Poco a poco su risa se incrementa hasta que ya no cabe ninguna duda de que se está burlando de nosotros. La carcajada congela toda incredulidad y celebración. Me doy cuenta de que creer que se ha tratado de un error de "Proyecto 151" es subestimarlos demasiado.

—¿Qué es lo tan gracioso...?

—¿No te diste cuenta, Febe? Mmh, me honra formar parte de tremendo grupo de mentirosos.

—¿Qué?

—Todos, absolutamente todos han mentido —suelta con una sonrisa de suficiencia.

Y antes de que Derek explique lo que ha sucedido solo me quedo perdida en medio de supuestos rotos.

Creía que tenía a Derek en la palma de mi mano, que podía prever todos sus movimientos.

Pero en esta partida no he sido capaz de alcanzarlo, me he quedado atrás.

Me recrimino a mí misma por no estar a la altura de nuestro pacto. La mujer de hierro debe estar al mismo ritmo de su amante, mas en vez de ello me he ganado la etiqueta de mentirosa ante los demás y también frente a Derek.

—Explica qué acaba de ocurrir —le pide Magnus a Derek de mala gana.

—Puedo explicártelo, estaba en las reglas. —Theo juega con un mechón de su cabello.

Me quedo sin aliento cuando todos forman un círculo alrededor de Derek y Theo; dos polos opuestos que comparten una inteligencia superior a nosotros.

—¿Explicas tú o yo, Theo?

—Tú me entregaste el libro. Yo te dejo dar la explicación.

—Arrogante —le responde Derek mientras Theo se aleja del grupo.

No me gusta nada.

Él a diferencia de mí, sí fue capaz de seguirle el ritmo.

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