ㅤㅤㅤ── doce ──

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La carta de Jin tardó en llegar, pero llegó a Jimin de todos modos. No le importó que Jungkook y Hoseok estuviesen con él, esperando a que Yoongi volviera a su lado. Necesitaba leer la respuesta.

A su Majestad: Min Jimin.

Querido Mimi.

Me alegra tener noticias tuyas, nosotros estamos bien y sólo deberías preocuparte por tu nueva familia, la cual me alegro que ames y aceptes finalmente.

Y no te preocupes: puedes escribirme para lo que sea cuando sea.

En cuanto a tus preocupaciones...

A veces está bien tener una vida separada a tu marido. No me refiero a que le mientas o le ocultes algo, pero si guardas un secreto ajeno a vosotros o prefieres no compartir algo privado está bien. Seguramente se entristezca por haberlo descubierto de esa forma, porque sé que no le harías daño a nadie y parece que a tu marido aún menos. Así que no te preocupes demasiado, un matrimonio está compuesto de personas individuales, cada una con sus secretos e historias.

En cuanto a Taehyung me lo esperaba. Su gusto amoroso es preocupante, pero es lo suficientemente adulto como para tomar sus propias decisiones. Jimin, sé que quieres protegerlo, pero es su vida. Y si quiere que seas el oficiante en un día tan importante para él, debes tomarlo como un honor. Aceptar o no está en tu mano, pero Taehyung ya no es un niño.

Por último, enhorabuena por el cachorro, nos llegaron las noticias así como las del ataque. Rezaremos a la luna por vosotros.

Y en lo personal, te entiendo. Es difícil ser padre y rey al mismo tiempo, sobretodo con las dificultades que tienes ahora. Pero si estoy seguro de algo es que serás un padre excelente y el rey Min te ayudará, no le conozco personalmente pero sé que te quiere y querrá lo mejor para su familia.

Aún así, no tienes por qué fingir nada. Sé que estarás asustado y preocupado, por lo que no debes retener nada. Tienes todo el derecho del mundo para enojarte, llorar, reír o querer aislarte. Cada omega lleva su embarazo de forma distinta y si eres un monarca con responsabilidades nadie puede culparte por nada. Encárgate de tu bebé, aprende, ámalo, conócelo y críalo como tú puedas.

Jimin, antes de despedirme quiero decirte algo porque prefiero que te enteres de este modo. Siento hacerlo ahora que tienes tantas cosas en la cabeza, pero sé que te enojarías si te enteras por otros medios.

El rey Park ha enfermado. No es nada grave pero ha cedido el trono a Namjoon. La buena noticia es que el reino lo ha recibido con los brazos abiertos. Esperemos que los dioses ayuden a tu padre.

Namjoon te extraña, Mimi. Yo te extraño, y la pequeña está deseando conocerte más. Espero que nos veamos pronto.

Te quiere: Jin.

De su Majestad: Park Seokjin.

En cuanto Jimin dejó de leer, las lágrimas acudieron a sus ojos.

──¿Majestad? ──preguntó Hoseok──. ¿Está todo bien?

El omega tomó aire y, siguiendo el propio consejo de Jin, no contuvo su tristeza cuando dijo:

──Trae a Taehyung.

Los dos consejeros se miraron entre sí y mantuvieron el silencio antes de que Hoseok acatase la orden con una reverencia.

──¿Necesita algo más? ──preguntó Jungkook, manteniendo el protocolo en público.

Pero Jimin negó mientras se ajustaba la capa y rodeaba sus brazos con la misma. El olor de su alfa llegó a sus fosas nasales, pero no era lo mismo; necesitaba sus brazos.

──Sólo quiero ver a Yoongi, no necesito nada más ──susurró.

Unos minutos después llegó Taehyung prácticamente corriendo y detrás de él tanto Hoseok como Hyunjin lo acompañaban.

──¿Mimi? ──farfulló al llegar a su lado──. ¿Qué ha pasado?

Jimin alzó la mirada al rostro de su hermano y se estremeció. De los tres era el más parecido a él físicamente, verle era como tener a una versión joven de su padre. Habría dado todo por poder cuidarlo él mismo o prepararle la sopa que su madre hacía para curarles de cachorros.

──Papá...

Se calló cuando su voz se quebró en mitad de la frase. Taehyung acarició su espalda con una mano.

──¿Qué tiene? ──susurró.

Jimin negó y necesitó unos segundos para poder encontrar su voz de nuevo.

──Ha enfermado ──murmuró──. Le ha dado la corona a Namjoon, ahora él es el rey.

Al oír aquello Taehyung miró a Jimin para comprobar si era cierto, pero no recibió nada más que silencio.

──¿Qué le pasó? ──murmuró──. Es imposible, él estaba sano cuando me marché...

Hyunjin no esperó a que su prometido asimilase la noticia, si no que acarició su cabeza y le dejó un beso allí misma.

──Lo siento mucho, cielo ──susurró el beta.

Jungkook miró al príncipe y dio un paso. Aquello se ganó la atención de todos, pero él se quedó en blanco y solamente se inclinó. Antes de volver a su posición retuvo un gruñido por el que se suponía que debía ser su tapadera, su pareja.

──¿Qué vamos a hacer? ──farfulló Taehyung hacia su hermano, ignorando al alfa.

Ambos se quedaron en silencio y se unieron en un abrazo que duró dos, tres, cuatro o más minutos. Jimin ni siquiera recordaba el motivo por el cual se habían peleado, no era momento de disculpas o quejas.

──Quizá deberías volver, yo no puedo dejar Daegu y menos ahora ──susurró este.

El beta asintió, pero no muy convencido.

Para cuando rompieron el abrazo, unos pasos fuertes y el sonido de la porcelana rompiéndose alertó a todos.

Yoongi había estampado un jarrón contra la pared, su rostro estaba marcado por la rabia y sus pupilas rojas no anunciaban nada nuevo. Sin embargo, en cuanto se giró y vio los ojos y el rostro enrojecidos de Jimin, volvió a la normalidad.

──¿Omega?

Jimin corrió hasta Yoongi y hundió su cabeza en donde el aroma a menta y lluvia lo calmó gratamente.

──¿Qué ha pasado? ──gruñó el alfa.

Miró alrededor mientras sus manos acariciaban al omega, como si alguno de los presentes le hubiese herido.

──Mi padre está enfermo. Ahora mi hermano es el rey.

Yoongi repasó su rostro en busca de algún rastro de broma o mentira, pero al no hallarlo suspiró.

──Son noticias agridulces...

──¿Qué ha pasado con el rebelde? ──preguntó entonces Jimin.

Los consejeros prestaron atención a los monarcas en ese instante mientras que Taehyung y Hyunjin decidieron quedarse al margen, en su propio mundo.

──No creo que sea buen momento para hablar de ello, quizá debas escribirle a tu padre...

Jimin negó y buscó la mirada de Yoongi. Sostuvo su rostro entre sus pequeñas manos y lo observó con cuidado, detallando cada facción que era idéntica a la del preso. Pero en él había algo distinto, un brillo en sus ojos, un sabor en sus labios, un aroma atractivo... Un hilo único que lo unía a él, una cuerda dorada que ataba sus almas.

──No, quiero saberlo.

Realmente podría haber esperado. No necesitaba saberlo en ese momento, pero su alfa había llegado alterado al lugar, casi había perdido el control y algo dentro de él le decía que no estaba bien. Eso era lo que le importaba en ese momento.

──Él no quiere hablar conmigo, se niega a dar información a nadie. ──Yoongi tragó saliva──. Con una excepción.

Jimin frunció el ceño y él le apretó contra sí por puro instinto.

──Tú.

Todo el mundo contuvo el aliento. Todos menos el omega, que sólo alzó el mentón y lució como el rey que era.

──¿Por qué yo? ──preguntó.

Su voz era firme y su mirada dura. Parecía querer destacar sobre un alfa, y casi lo conseguía. Nadie tenía duda de su poder o valentía.

──No lo sé, solamente sé que quiere verte ──gruñó Yoongi.

Pudo notar lo poco que le había gustado la idea, pero la cuestión estaba en el aire, la decisión era de Jimin al fin y al cabo.

──No tienes por qué ir ──añadió──. Podemos torturarlo para que confiese...

──No ──replicó Jimin al instante──. Iré a interrogarlo yo.

Las manos del alfa se apretaron un poco en la estrecha cintura de él, pero no demasiado con tal de no herirlo.

──Jimin necesitas ir con escoltas ──susurró──. Si algo te pasara a tí o al bebé...

──No nos pasará nada.

El omega emitió un sonido grave pero dulce, lo más cercano a un gruñido que pudo hacer.

──Déjame ir contigo.

Jimin no tardó en asentir.

──Pero si necesito estar a solas te marcharás ──advirtió.

Yoongi gruñó, pero no tenía otra opción si quería estar cerca de él. Les dirigió un asentimiento a los consejeros, que no dudaron en acompañarlos.

Bajaron por el mismo camino que Jimin había memorizado hacia las mazmorras. Yoongi no apartaba su mano de su espalda y los dos alfas no se separaban más de un metro de ambos. Sin embargo, en cuanto entraron en la zona de celdas, el aroma de Yoongi se impuso sobre el de todos y prácticamente se apresuró a esconder al omega con su cuerpo.

──Su majestad el rey Min ──anunció uno de los guardias que custodiaban la entrada.

──Quiero al rey Jimin.

Aquella voz erizó la piel del nombrado. Era casi idéntica a la voz de su marido, solo que algo más suave.

──Aquí estoy.

Cuando salió de detrás de Yoongi pudo ver al rebelde con una sonrisa mezquina y satisfecha. Podía ser la misma apariencia, pero Jimin tenía muy claras sus diferencias.

El encarcelado se acercó y escaneó al omega de forma tan intensa que Yoongi apretó la mandíbula.

──¿Cómo te llamas? ──dijo Jimin.

Cualquier cosa que pudiera sacar era buena, pero la carcajada sarcástica de él echaba por tierra cualquier esperanza.

──No hablaré mientras otros escuchen, omega.

En aquel momento el cuerpo de Yoongi tembló y sus pupilas volvieron a aquel color escarlata de su lobo. Sus movimientos fueron tan rápidos que nadie lo pudo detener antes de que estirase su mano y alcanzase el cuello de su clon a través de los barrotes de la celda.

──Ni se te ocurra dirigirte a tu rey de ese modo. ──Gruñó desde lo más profundo de su pecho──. Muérdete la lengua antes de que yo te la corte.

Jimin puso su mano sobre su hombro, pero no le dijo nada hasta que lo soltó.

──No es necesario, es un delincuente, no podemos esperar menos.

Con un suspiro asintió hacia los guardias y los dos consejeros.

──Hablaré con él. A solas ──añadió.

A regañadientes Yoongi se apartó de la celda, pero antes de irse se acercó al omega y besó sus labios con una fuerza que podría haberlo empujado si no lo hubiese sujetado él mismo.

Jimin sabía qué intentaba hacer, pero no le molesto, al contrario; cuando finalizó el beso ladeó su cuello para darle vía libre hasta su aroma. El alfa no dudó en lamer su piel y mordisquearla un poco, lo suficiente para cubrir por completo su esencia.

──Estaré tras la puerta ──susurró Yoongi, con la voz levemente ronca──. Si hay problemas solo tienes que...

──No va a pasar nada ──aseguró con una sonrisa tranquilizadora.

Tras aquello todos los presentes se retiraron sin réplica alguna, incluso los guardias de la entrada, quienes cerraron tras de sí.

──Agust.

──¿Qué? ──replicó el omega.

El preso se sentó cerca de los barrotes de la celda, acariciándose el cuello con marcas de dedos como podía, aún con sus manos esposadas.

──Me llamo Agust, pero me llaman Agust D.

Jimin lo observó desde arriba. Sin tanta gente alrededor parecía más relajado, incluso no sonreía cual narcisista.

──¿D?, ¿es la inicial de algo? ──preguntó, intentando no parecer demasiado obvio.

──Agust, príncipe de Daegu.

Jimin optó por ponerse de rodillas, pero sólo para poder hablar con él más cómodo, no porque lo creyese un igual.

──¿Príncipe?

Agust, completamente serio, se acercó un poco más. Realmente cualquiera de los dos podía aclanzar al otro con solo estirar su brazo.

──¿Es que nadie sabe quién soy? ──Resopló con cierta diversión──. La realeza siempre ocultando cosas, no me extraña...

Jimin frunció el ceño, pero por más que lo intentase no conseguía atar cabos. Yoongi no tenía ningún hermano, al menos que él supiera.

──¿Tienes sangre real?

Pero Agust volvió a levantar solamente una de las comisuras de sus labios.

──Olvídate de los interrogatorios, el papel de policía no te sienta bien ──musitó y se inclinó hacia él──. Pregúntame eso que tanto quieres saber. Los dos sabemos que te mueres por averiguarlo.

Jimin se mordió la lengua para no insultarle, porque tenía razón. Pese a todo, lo que quería saber iba más allá de los rebeldes, el ataque, su nombre o los delitos que había cometido.

──¿Por qué querías hablar conmigo? ──susurró al fin.

Agust acercó su mano pero Jimin no se movió, quería demostrarle que en realidad no le tenía miedo.
Sin embargo, el rebelde lejos de ser brusco solamente repasó su mejilla con el reverso de sus dedos, totalmente fríos. Jimin se estremeció de sorpresa pero no se apartó.

──Piensa en lo que podríamos hacer tú y yo, omega.

La forma en que pronunciaba las palabras, como si las hubiese estudiado una a una, le puso los pelos de punta. Sobretodo porque se dirigiese a él de ese modo, teniendo su mano sobre la mejilla.

──Jimin, yo soy el primogénito, yo debería ser tu esposo.

──No ──sentenció al girar su cara──. Detente antes de que ordene tu decapitación.

──Omega soy tan rey como Yoongi y tú. O como lo será ese cachorro. ──Señaló su vientre con el mentón.

Jimin lo habría dejado pasar, en realidad habría vuelto a las preguntas del interrogatorio de no haber visto que su mano se dirigía a su vientre. Entonces la interceptó y la usó para estirarlo contra los barrotes, aplastándolo.

──No intentes nada o, en lugar de una decapitación rápida, te mataré con mis propias manos ──masculló.

El alfa gruñó para ser soltado, pero aunque su lobo se agachó Jimin no aflojó el agarre ni le soltó.

──Eres incluso más hermoso de cerca ──dijo Agust con admiración.

Jimin no supo si sería producto de su imaginación cuando vio al alfa acercarse a por un beso, pero no dejó ni siquiera que se moviese más de un centímetro en su dirección.

De su interior nació una rabia y un odio tan agrio que aquella vez fue la primera que pudo gruñir. Ni siquiera se percató del momento en que había afilado sus uñas o sus colmillos habían aparecido, pero la cara de Agust quedó marcada con otras cuatro líneas verticales en el lado izquierdo.

Él aulló y el grito alertó a los que estaban tras la puerta. En cuestión de segundos la cárcel estuvo rodeada y Jimin fue alejado de Agust, que sangraba.

──¿Qué ha pasado?

Yoongi sujetó el rostro de su omega y buscó heridas o golpes inexistentes.

──N-nada él...

Jimin sentía que la habitación le daba vueltas. Había algo dentro de él que luchaba por salir y acabar con Agust y con su propuesta por separar a su familia. No podía permitir eso, jamás lo haría.

──¿Te atacó? ──preguntó Hoseok, que había desenfundada su espada ágilmente.

Jungkook tenía la misma posición, alerta y atento a cualquier orden para atacar. En cambio Taehyung y Hyunjin le miraban preocupados, sobretodo el primero.

──No, sólo hablamos pero yo-

Tragó saliva. Aquella sensación se calmó poco a poco y pudo identificar los lloros. No era un sentimiento, era su lobo.

──Has perdido el control ──susurró Yoongi en su oído.

Jimin asintió con los ojos cerrados, temiendo abrirlos y ver su peor pesadilla hecha realidad: las marcas de sus propias garras en la piel de alguien.

──Todo está bien ──lo calmó su alfa, arrullándolo no sólo con su aroma si no con sus brazos──. Nadie te va a culpar por ello, querías proteger al bebé.

Y Jimin, aunque no podia justificarlo, por primera vez comprendió el descontrol que había tenido Yoongi cuando se conocieron, en aquella sala de té, amenazándolo con morderlo.
Lo entendía. Entendía la sensación de su lobo luchando por salir y luchar por su territorio.

──Sácame de aquí ──le susurró a su alfa.

Antes de marcharse de allí echó un último vistazo a Agust y sus heridas. Se lo merecía, ¿verdad?
Había amenazado la vida de todos, quería hacerse no sólo con el trono si no con la familia de Yoongi. Eso era imperdonable.

Pero Agust estaba demasiado ocupado como para prestar atención a ese hermoso rey omega.
Demasiado ocupado en retorcerse de dolor y acusar con la mirada al sirviente de la mano del príncipe.
Este tensó la mandíbula al reconocerlo y agachó la cabeza con una mueca de culpabilidad que no pasó desapercibida a ojos de Taehyung.

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ଓ ଘ ଙ

Ojalá la espera haya merecido la pena, ¿os gustó el capítulo?

Me encantaría leer las teorías sobre Agust, los rebeldes, Hyunjin... Cualquier cosa es buena. 💙

Espero actualizar más seguido como hago estos últimos días.

Como siempre, os leo 👁️ →

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