Siempre te he Amado

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-Con que eso fue lo que paso-comentaba un hombre alto, rubio con barba y lentes.

-Si-respondió la chica castaña y con pecas- Nunca fue mi intención el apoderarme de ningún poder, lo hice de forma inconsciente, en ese momento el titán controlaba mi cuerpo. Nunca quise este poder, y si es posible, preferiría devolvérselo -dijo firmemente.

Un chico alto, moreno y de cabello negro, se encontraba un poco más alejado de aquellos dos, pero podía escuchar a la perfección lo que decían y se puso un poco tenso ante la idea.

-Claro que eso es posible, el chico al que te comiste tiene un hermano gemelo en Mare. Zarparas a primera hora mañana, a él es quien le darás el titán que posees.

-Muy bien.-asintió sin más.

-Buen, ahora que ese asunto está solucionado. Debemos concentrarnos en nuestra estrategia para cuando esos Erdianos vengan al muro María-hablaba mientras dejaba a la chica atrás y acercándose a los demás soldados de por ahí-Reiner, vigílala-le dijo al chico rubio y de complexión robusta-A pesar de lo que dijo no me fio de ella. Podría tratarse de una trampa. Así que no le pierdas de vista hasta que aborde el barco.

-Sí, capitán -respondió Reiner.

-Bertholdt, ven conmigo. Tengo que contarte cual será tu papel en esta emboscada.

-S-si...-con algo de dudas Bertholdt dio media vuelta y siguió a su capitán, pero de vez en cuando volteaba y podía ver a su amigo acercarse a la pecosa.

Como sus pensamientos se encontraban más en aquella chica, le fue difícil el escuchar lo que su capitán le estaba diciendo.

-¡Bertholdt! ¡Despierta de una maldita vez!-le llamo la atención, ya que era como la quinta vez que le explicaba su rol en su estrategia y seguía sin entenderlo.

-Lo siento mucho, capitán Zeke-se volvía a disculpar.

-No es momento para distracciones. Si es cierto que vendrán aquí, solo por lo que está en el sótano de la casa de ese tal Eren, será nuestra oportunidad para apoderarnos del titán fundador. ¿No crees?

-S-sí, lo sé muy bien.

-¿Y entonces porque demonios estas distraído?

-Lo que pasa es que...

-¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que sientes piedad por aquellos demonios, o peor, has desarrollado sentimientos por alguna?

-...-Bertholdt no dijo nada solo agacho la cabeza.

-Tu silencio solo me confirma mis sospechas.

-¡No! ¡No es eso!-respondió rápidamente.

-¿Y entonces que es?

-Es que...-tenía que pensar rápido en algo-...No creo que Reiner pueda con la prisionera sola, esa chica es muy fuerte y su titán muy hábil...debería de ir a ayudarlo en su vigilancia...

-Eso es una tontería, pero no puedo arriesgarme. Si llega a escarpar podría contarle sobre Mare a aquellos Erdianos-miro de reojo a Bertholdt-Muy bien, harás guardia con Reiner hasta que esté en el barco.

-Sí, señor.

-Ya retírate.

Más rápido que apurado Betholdt se fue donde se encontraba Reiner y la pecosa. Quienes estaban en el muelle.

-Reiner-le llamo por detrás.

-Bertholdt, ¿qué haces aquí?

-El capitán me dio permiso para ayudarte a vigilar a Ymir.

-Aja. No necesitas mentir conmigo, sé a la perfección porque viniste.

-...-Bertholdt no dijo nada solo aparto la vista de Reiner.

Este solo suspiro.

-Ya debes de saberlo, antes que nada somos guerreros y debemos de cumplir con nuestra misión, de lo contrario no regresaremos a casa.

-Lo sé, pero...

-Al amanecer, tenemos que estar completamente conscientes de lo que vinimos a hacer aquí-puso su mano en su hombros-Así que aprovecha esta noche para decirle todo lo que tengas que decirle.

Bertholdt levanto la mirada ante lo dicho por Reiner.

-Gracias.

-Les daré su espacio-dicho esto último, bajo del muelle.

Una vez solo Bertholdt se comenzó a acercar lentamente a Ymir, quien estaba sentada en la orilla del muelle abrazando sus rodillas y admirando la luna, mientras el viento movía su cabello.

-Ymir...-le llamo, mas esta no volteo, continuó mirando al frente

-Fue aquí mismo.

-¿Qué?-Bertholdt se encontraba sentado a su costado.

-Fue aquí mismo donde me inyectaron a mí y a las personas de la secta a la que pertenecía. Vi como todos se convertían en titanes y luego me toco convertirme en uno.-volteó para mirarlo-Pase de ser una deidad a ser una escoria para la sociedad, nada más porque me comporté como Ymir. La gente que antes decía adorarme fue la primera en lanzarme piedras e insultos. Lo único que lamento de aquello es no haber muerto. Hubiera sido mejor a pasar por todo esto.

-...-Bertholdt se quedó mudo ante lo que decía. ¿Cómo podía pensar así, en done quedaba Christa o Historia, como sea que se llamará la rubia? Y más importante, el hecho de que pudiera conocerla.

-Ymir...tienes las memorias de Marcel...así que sabes por lo que Reiner, Annie y yo hemos pasado para llegar aquí. Es cierto que fue trágico para nosotros perder a Marcel y a su titán. Y nos asombramos cuando supimos que tú lo tenías, cuando te transformaste en la torre...pero...no tienes por qué hacer esto...

-Si lo tengo que hacer-insistió-A pesar que me despertó de esa pesadilla eterna, este poder no me pertenece. Además, tarde o temprano moriré. Tú mismo deberías saberlo, una vez que adquieres uno de estos poderes, tu vida es como un reloj de arena.

-Sí, pero...

-No me preocupa Historia, estoy segura que tomara las decisiones correctas. Y si no lo hace...sería un desperdicio.

-Ymir...yo...

-Por favor, vete. Quiero admirar por última vez este lugar antes de mi muerte-regreso su vista al frente, se podía ver el sol asomarse

-...-Bertholdt solo se puso de pie, no podía decírselo, si lo hacía sentiría que ya no podría dejarla ir hacia Mare, y eso no le sería bueno, Zeke ya había dado la orden.

-¿De verdad vas a dejar que te maten con tal de devolver al titán mandíbula?-preguntó por última vez.

-Si-respondió sin más, mirándolo los ojos-Lo único positivo que veo en la muerte es que tal vez pueda conocer a mi madre, y quien sabe, tal vez también a mi padre. He pasado toda mi vida sin conocerlos, pero tú que puedes saber cómo es eso-regreso su vista al frente-Ya déjame sola.

-Aunque lo digas no lo hare-se puso firme-Son ordenes de Zeke, te vigilare hasta que zarpes a Mare.

-Como quieras.

Se sentó un poco más lejos de ella. Había olvidado lo irritante que podía llegar a ser aquella chica, pero eso era lo que le fascinaba de ella. Su carácter fuerte, ese humor negro que tenía, y sobretodo su gran belleza. No podía evitarlo, estaba perdidamente enamorado de ella. Lo estaba desde la primera vez que la vio cuando se enlistaron al ejército.

Pero nunca pudo acercarse y decírselo, no solo porque siempre andaba pegada a aquella rubia bajita, sino porque no podía desperdiciar su tiempo en cosas sin importancia como esa. Debía de concentrarse en la misión, pero por más que trataba no podía quitársela de la cabeza.

Volteo la vista para mirarla una vez más, los primeros rayos del sol caían en su rostro, haciendo resaltar estas facciones tan finas en su rostro alargado, cuantas ganas tenia de plantar un beso en esos labios finos y rosados.

Se encontraba tan perdido admirándola que no se dio cuenta el momento en el que Zeke y Reiner aparecieron.

-Hasta que por fin llego el barco-exclamó Zeke, lo cual saco a Bertholdt de su trance.

Era cierto, había un barco en el puerto, lo que significaba que sería la última vez que vería a Ymir.

-Ya es hora-anunciaba Zeke.

Ymir no dijo nada, solo subió al barco.

Ahora si Bertholdt había perdido su oportunidad de hablarle, no podía hacerlo enfrente de Zeke, tuvo que conformarse con verla partir, pero cuando el barco comenzó a moverse, no pudo contenerse más y comenzó a correr, sin importarle lo que dijeran los demás.

-¡No! ¡Ymir! ¡No te vayas! ¡No!-estiraba sus brazos hacia adelante como intentando alcanzarla-¡Ymir! ¡Regresa!

-¡Ymir!-estiro tanto su cuerpo para afuera, que terminó cayendo de la cama de una forma muy dolorosa, ya que su cara fue lo primero que impacto con el piso-..auch...

Justo en se momento escucho que alguien tocaba su puerta.

-Bertholdt, cariño ¿esta todo bien por ahí dentro? -preguntaba la voz femenina del otro lado de la puerta, pero como no escucho respuesta decidió entrar, encontrándose con aquella escena-¿tuviste otra pesadilla?-pregunto sin asombro alguno.

-Si-respondió desde el piso.

La mujer solo suspiro cansada.

-Deberías comenzar a poner cojines a los costados de tu cama, de esa forma no dolerá tanto cuando caigas.

-Gracias por el consejo, mamá -Bertholdt comenzó a incorporarse a pesar del dolor.

-Por nada. Hora lávate y vístete para desayunar, de lo contrario llegaras tarde a la escuela-dicho esto último, la mujer salió de la habitación-Y que sea rápido-decía mientras cerraba la puerta.

Nada como empezar le día con un regaño de mamá, a muchos les podría resultar molestó y estresante pero no a Bertholdt. Porque eso le recordaba que había recuperado a su familia. Así que se levantó del piso y fue al baño para alistarse.

Cuando ya estuvo listo, tomo su mochila, bajo a desayunar con sus padres, se despidió y salió de casa rumbo a la escuela.

Era en un nuevo mundo. Un mundo libre de titanes y pacífico.

Se podría decir que era feliz, porque lo era pero no feliz del todo, resultado de aquel sueño que estaba teniendo por esa misma época del año.

Ese sueño eran sus últimos momentos con Ymir

No iba a mentir, después de que se fuera, no existía día o momento en el que se arrepintiera por no habérselo impedido ni dicho sus sentimientos.

Ni siquiera en sus últimos momentos de vida, mientras era devorado por Armin, la primera persona que deseo volver a ver, si es que existía algo más allá de la muerte, era Ymir.

Estaba tan hundido en sus pensamientos que no escuchaba que detrás de él, a lo lejos, cierta persona en bicicleta le pedía que se hiciera para un lado.

-¡Oye Bertholdt! ¡Despierta!-no fue hasta ese momento que dio la vuelta y casi se va para atrás ya que estaba a punto de ser atropellado por una bicicleta.

Lo bueno es que la conductora freno en seco logrando terminar a solo centímetros de él.

-¡¿Estas sordo o qué?!-le reclamo la chica-¡Hace un buen rato que te estoy diciendo que te hagas a un lado!

-...-Bertholdt por unos segundos no dijo nada, se quedó admirando a la chica que era responsable de que los últimos días despertara con la cara pegada al piso de su habitación. Para luego agachar la cabeza y desviar al vista-Lo siento mucho. No he dormido bien últimamente.

-Como sea-movió su bicicleta para un lado-No pienso llegar tarde a la escuela por tu culpa. Adiós -volvió a pedalear y se fue.

Bertholdt solo la vio irse, era tan hermosa como la recordaba en el pasado, se podría decir que aún más porque ya no tenía aquel semblante apagado como el que tenía en las últimas horas que estuvo con ella.

La vida se encargó de reunirlo, no solo con ella, sino con casi todos sus conocidos en la misma escuela.

Esperen... ¿Escuela? ¿Tarde?

-¡Maldición!-regreso en si al darse cuenta que si no se apuraba llegaría tarde a la escuela, con que no era nada bueno en ningún sentido. Por lo que emprendió carrera para llegar

Minutos después ya estaba atravesando la puerta de la escuela, y justo a tiempo ya que segundos después la campana sonó.

-Hey Bertholdt-le daba la bienvenida el mismo chico rubio y fornido de sus sueños, en cuanto entro al salón de clases-Un poco más y pensé que no llegabas.

-Hola Reiner-tomo asiento en el pupitre que estaba a su lado-No dormí muy bien.

-Lo sé. Ya te dije al solución para que te cures ese insomnio, pero como en el pasado te niegas a aceptarlo.

-No es tan fácil-Bertholdt solo agacho la cabeza.

-Claro que lo es-comento la chica de cabellos negros algo desordenados que estaba sentada detrás de él-Porco se me confeso y desde entonces somos muy felices-decía con una gran sonrisa.

Su comentario provoco que el chico que se encontraba a su lado se sonrojara hasta las orejas.

Reiner solo rio ante eso.

-Oigan, ¿de qué me perdí?-hacia su aparición un chico de cabellos negros, muy parecido al chico que estaba sonrojado.

-Ah, nada-dijo Pieck-Lo miso de siempre, nuestro querido Bertholdt no quiere confesarle sus sentimientos a su amada, que resulta ser la misma que te comió por accidente Marcel

-Ah, Ymir- respondió Marcel señalando a la susodicha, quien se encontraba en los asientos de adelanté, conversando con cierta rubia bajita y otras tres chicas.

-Por cierto, ¿Qué hacías por ahí?-preguntó Porco, una vez ya no estuvo avergonzado de lo dicho por su novia.

-Nada, solo que me devolvió el lápiz que le preste-mostro el objeto-Más un "si sirve de algo, lamento haberte devorado aquella vez. No lo hoce a conciencia". Creo que esa es su forma de disculparse-alzo los hombros y después tomo asiento al otro lado de Bertholdt.

-Últimamente ustedes son muy cercanos-opino Porco.

-Bueno, descontando la mala primera impresión del pasado. Admito que es algo simpática-comentó Marcel mientras juagaba con su lápiz-Además nos gustan casi la mismas cosas. Pero descuida, no la veo de otra forma que no sea como amiga-aclaro en cuanto su vista se encontró con un Bertholdt triste.

-Sí, así siempre comienza-hacia su presencia otro chico rubio que se sentó con aquel grupo.

-¿Y tú donde estabas Colt?-preguntó Marcel.

-En el baño.

No se pudo decir nada más porque en ese momento la maestra ingresaba al salón y daba inicio a la clase.

Horas después, era la hora del descanso y la comida, por lo que todos se encontraban en la cafetería.

Cada uno con su respectivo grupo o también pareja, ya que se veían a muchas parejas.

-¿Quién lo diría?-el primero en hablar fue Colt antes de comer la papa frita que tenía en la mano-En el pasado nuestra prioridad era volvernos guerreros y, con mucho esfuerzo, portadores de titanes, antes de la pubertad. Y ahora somos libres para disfrutar de ella y toda nuestra vida por delante.

-Si. Pero ahora nuestra prioridad es entrar a una buena universidad-agregó Porco.

-Aún tenemos tiempo-opino Marcel.

-Pero es mejor ir preparándose desde ahora-opino Reiner- Cada vez se vuelven más exigentes.

-Lo bueno es que ya decimos universidad -tomaba la palabra Pieck-En cuanto terminemos este año, postularemos a la universidad María. Así estaremos juntos como en esos días en que entrenábamos mucho.

-No todos-aclaro Porco para luego hacer un gesto con la mano señalando a una rubia pálida de baja estatura, quien se encontraba en la barra de la cafetería escogiendo que iba a comer, pero no estaba sola, a su lado se encontraba un chico rubio de ojos azules, un poco más alto que ella, que no paraba de hablarle-¿Alguna vez pensaron que veríamos a Annie así de feliz y con pareja?

-No-respondieron todos al unísono.

-Para serles sincero, siempre me pregunte si tendría otra expresión además de ese semblante duro y frio que mostraba. Ahora tengo que acostumbrarme a verla sonreír, lo que es casi siempre cuando esta con ese chico.

-Siempre se me olvida su nombre-dijo Pieck-¿Cómo se llama?

-Armin, Armin Arlet- respondió Bertholdt-Él fue quien me devoro-sintió un escalofrió al decir esas últimas palabras.

-A mí me sorprende más que esas dos se lleven bien-Reiner señalo la mesa donde se dirigían Annie y Armin, en donde se encontraba ya sentados una chica pelinegra de rasgos asiáticos y un chico castaño pálido y ojos avellana; quienes le dieron la bienvenida al par de rubios-En el pasado querían matarse.

-Mikasa Ackerman. Como olvidar a esa chica, me corto los brazos y piernas para que no pudiera pelear con ese tal Eren Jaeger-explicaba Porco. La única diferencia con el pasado es que ahora tiene el cabello muy largo.

-Y que ya no paran juntos-agrego Reiner-Eso fue lo que más me sorprendió de todo, en el pasado se la pasaba pegada a él como un imán.

-No muchos continuaron juntos como en el pasado, algunos decidieron tomar otros caminos en esta vida y de paso encontrar el amor-hablo un séptima voz de la nada, lo que provoco que los seis chicos se asustaran y voltearan su vista, dándose cuenta que la responsable era una castaña alta con lentes.

-¡Holas!

-Hanji, ¿desde cuándo tiempo estas acá?-pregunto Bertholdt.

-No mucho-alzo los hombros-Pasaba por aquí pero como mencionaron que Mikasa ya no está con Eren, no pude resistir las ganas de entrometerme -decía con su amplia sonrisa.-Estoy tan feliz por ella, en este mundo si pudo ser correspondida por un buen chico. Además aún mantiene una gran amistad con Armin.

-Pero nunca lo vimos en el pasado-aclaro Bertholdt.

-Eso es porque el murió mucho antes de que ustedes se enlistaran -un chico pelinegro de baja estatura hacia su aparición-Es Farlan, ha sido mi amigo desde el pasado.

-Sí, solo por eso lo dejaste ser novio de tu ahora prima. Ja, ja, ja, ja, ja -agregó Hanji para luego reír.

-Vámonos a comer, ya resolvimos la duda-la tomo del brazo y la hizo caminar.

-Que aguafiestas eres, enanin-se quejaba Hanji mientras caminaba.

-Ellos siguen igual que en el pasado-Reiner observo como se iban.

-¿Otra pareja que no hayan visto en el pasado y que no conozcan?-pregunto Colt mirando a Bertholdt y Reiner.

-Ellos-Bertholdt señalo a otra mesa, donde se encontraba una chica también castaña junto a un chico alto de cabellera rubia platinada, quienes se les miraba de los más embelesados y dándole de comer al otro.

-Lo recuerdo, ese es Nikolo -Pieck también observo a la pareja-Estaba en el mismo ejército que Yelena, hablando de ella sabía que terminaría junto con Zeke, y la castaña es Sasha, ella elimino a todos los soldados que estaban dentro de los tanques de mi armadura. Admito que era una gran francotiradora.

-La verdad siempre pensé que Sasha terminaría con Jean o Connie-comentaba Bertholdt también mirando a la pareja.

-No hay día en que Gabi no le pida perdón, cada vez que se ven, por haberla matado-aclaró Reiner-A pesar de que ella ya la perdono, porque no fue su culpa sino del mundo en que vivíamos en ese tiempo.

-Hablando eso. Lo que más me alegra es que Falco ya no esté en el ejército, la verdad me ponía triste el verlo siempre esforzándose en superar a tu prima-comentaba Colt.

-Le pedí que la protegiera, incluso de ella misma.

-Ahora ambos están en la escuela primaria, junto con Zofia y Udo. Donde siempre debieron de estar desde el pasado.

-Bien, ya hablamos de todas las parejas antiguas y nuevas. Ahora cambiemos de tema-propuso Pieck- Descontando a Porco y a mí, ¿Quién de ustedes ya tiene pareja para el baile de graduación?

Los cuatro chicos se miraron entre si

-Eso es un no-Porco trataba de no reírse.

-Aún hay tiempo, y todavía hay chicas disponibles-aclaro Colt-Aunque todos ya sabemos que Bertholdt ya tiene a alguien en mente.

Toda las miradas se dirigieron a Bertholdt, quien se sonrojo y volteó la vista, justo en la dirección donde estaba Ymir e Historia.

-Es mejor que lo hagas antes de que termínenos la escuela Bertholdt-le volvió a aconsejar Reiner- Porque ya no existirán los titanes, ni seremos guerreros, pero existen otros obstáculos en este mundo.

-Para comenzar la universidad-le siguió Marcel-No todos elegirán la misma universidad, otros buscaran la que más le interese y se irán a seguir ese camino.

Bertholdt lo pensó un momento, sus amigos tenían mucha razón, no podía seguir huyendo del asunto, solo conseguiría volver a alejarse de ella y eso era lo que menos deseaba en esta nueva vida. Volvió a ver a su alrededor, y si varios amigos y conocidos suyos del pasado pudieron tener ahora parejas y ser felices, él también podía.

-Tienen razón-regreso la vista a sus amigos-Trataré de pedirle que vayamos al baile.

-Hasta que por fin-opino Porco.

-¡Porco!-le regaño Pieck.

-Mejor me callo.

Después de eso continuaron comiendo hasta que sonó la campana para regresar a clases. Todos se pusieron en marcha excepto Bertholdt, ya que dijo que iría al baño

Justo cuando se estaba lavando las manos, entraba un chico de cabello castaño y ojos verde esmeralda.

-Hola Eren-a pesar de todo lo que vivieron en el pasado, no quería ser maleducado ni nada, por eso lo saludo.

-Que hay Bertholdt-le respondió el saludo-Justo a ti te estaba buscando, tengo información que creo te podría interesar-decía eso para luego sonreír de una manera extraña.

-Gracias, pero no estoy interesado.-en cuánto terminó de lavarse las mano agarro una toalla de papel.

En este mundo Eren ahora un chico solitario, siempre vestía de negro y se había dejado crecer el cabello, que le tapaba casi todo el rostro. Una de las razones por las que paraba solo, además de mero gusto, es que todo el tiempo estaba inventando chismes o rumores falsos, además de hablar mal a espaldas de otros.

-Igual te lo diré-insistió-Escuche por ahí que tu muy querida Ymir fue aceptada en la universidad Rose, y como sabrás esa universidad queda muy lejos, literalmente al otro extremo del país.

Bertholdt se quedó paralizado al escuchar eso, se impresiono tanto que la toalla de papel cayo de sus manos.

-¿De...de donde sacas eso?-como estaba de espaldas, volteo a verlo.

-De su misma boca. Esta espiándola a ella e Historia en la biblioteca y lo escuche todo.

-No...-trataba de no creerle, no sería la primera vez que le miente sobre algo importante. Como aquella vez que le dijo que el examen fue suspendido para otro día, para su suerte conocía el tema del examen -Vete a inventar chismes a otro lado, Eren-le dio firmemente.

-Sé que no me crees nada desde la broma del examen, pero te aseguro que esta vez si es cierto. Pero si no quieres creerme, es tu problema-camino hacia la salida del baño, y como Bertholdt estaba a un lado de esta, le golpeo el hombro.

Una vez solo, Bertholdt seguía asimilando lo que dijo Eren. ¿Qué pasaría si era cierto?

Trato de no pensar en eso, se agacho para recoger la toalla de papel y la tiro en el cesto de la basura, acto seguido salió del baño con dirección el salón de clases.

Los días pasaron y Bertholdt seguía con esa duda.

Tenía tanto temor de que fuera cierto, que ni siquiera se lo preguntó a Ymir. Es más, ya casi no le hablaba.

Cuando el día viernes llego, Hanji anuncio que haría una gran fiesta en su casa el sábado en la noche ya que, como era su último año de escuela, quería compartir un último momento con todos asuntos antes de que cada uno partiera rumbo a la universidad que quería.

Ya en la fiesta, todos estaban pasándola bien. Algunos comían, otros bailaban o simplemente estaban sentados charlando.

Pero como se había vuelto costumbre estos últimos días, Bertholdt permanecía a una buena distancia de Ymir, quien se encontraba conversando de lo más contenta con Marcel.

Cuando ya se estaba haciendo algo tarde, Hanji apago la música, se subió a una silla y pidió la atención de todos.

-¡Descuiden! ¡Pondré la música en un rato! ¡Nada más quiero decirles algo!

Todos tomaron asiento y comenzaron a escuchar atentamente a Hanji.

-¡Fui aceptada en Sina!-exclamo con total alegría.

Todos comenzaron a aplaudir y darle las felicitaciones a Hanji.

-¡Muchas gracias!-bajo de la silla-¡Si alguien quiere anunciar algo! ¡Puede hacerlo ahora!

Algunos hicieron caso y se subieron a decir la universidad a la que irían.

Cuando se pensaba que ya nadie más hablaría, Ymir decidió subir a la silla.

-Bien, mis amigas ya lo saben, pero igual lo diré. Fui aceptada en Rose.

Con esas simples palabras, Bertholdt sintió que su corazón se rompía. Eren no estaba mintiendo, era verdad.

-¡Muchas felicidades, Ymir!-Hanji tomo sus manos las sacudió-¡Debe de significar mucho para ti, considerando lo lejos que esta esa universidad!

-Lo es-Ymir bajo de la silla-Mis padres se conocieron ahí, por eso la elegí, espero tener su misma suerte.-decía con una amplia sonrisa.

Como si no fuera suficiente el saber que se iría lejos, esas últimas palabras lo destazaron aún más. No podía soportarlo más, así que se puso de pie y salió de ahí, con dirección al balcón.

Quería estar solo porque no quería que lo vieran llorar, lo que estaba apunto de pasar, pero en cuanto escucho unos pasos acercarse a él, se froto los ojos con su brazo.

-¿Ahora me crees?-la persona que estaba su costado era Eren, quien le sonreía con burla-Debió de haberte dolido mucho lo que dijo.

Bertholdt solo aparto la vista, tenía los ojos rojos de contener sus lágrimas.

-Debería de consolarte, pero honestamente me alegra que sufras. Ese es tu castigo por ser un maldito mentiroso en el pasado-lo que más caracterizaba al Eren de este tiempo, es que aun guardaba rencor por quienes eran sus supuestos amigos en el pasado-Aunque de todas formas es tu culpa por ser un maldito cobarde y....-no pudo terminar de hablar porque sintió que su oreja era jalada de una forma muy fuerte.

El responsable era Zeke, su medio hermano, solo que ahora tenía su misma edad, por lo que no tenía barba y todavía no usaba lentes.

-Ya es suficiente -decía mientras lo obligaba a caminar -Déjalo en paz.

-Tu no te metas en lo que no te importa, maldito cara de simio-se quejaba Eren mientras trataba de forcejear

-Tu madre me pidió que te mantuviera controlado para que no causes problemas ni molestes a nadie.

-¡Al menos yo tengo mamá en este vida y...-otra vez no pudo hablar porque Zeke le tapó la boca con una mano.

Mientras el par de hermanos se iban, pasaron al lado de una chica alta, rubia y de ojos negros; quien a juzgar por su expresión, estaba molesta y cruzada de brazos.

-La salida perfecta, arruinada por el cuñado odioso-comentó con clara molestia.

-Te lo compensare, lo juro Yelenna -decía Zeke mientras caminaba.

-Eso dijiste la vez pasada-rodó los ojos, para después mirar a la chica que acaba de llegar al lugar-Ymir, si llegas a tener novio, asegúrate que sea hijo único-dicho eso último palmeo un poco su hombro y se fue.

-Eso fue incomodo-opinaba Ymir mientras veía a los tres irse, después volteo su vista al pelinegro, que se encontraba apoyado en la baranda del balcón-¿Qué sucede Bertholdt? ¿Porque saliste así de repente?-comenzó a acercarse de poco a poco.

-No pasa nada. Por favor, déjame solo-ni siquiera volteo a mirarla, hacerlo solo empeoraría su estado.

-Sí, y yo me la creo-insistió-Te conozco desde el pasado, y sé que algo muy malo debe de estarte pasando para que actuaras de esa forma.

-¡Tu no me conoces! ¡No sabes lo que me pasa!-grito todo eso en cuanto volteo a verla-¡Vete de una vez y se feliz en la universidad!

Ymir se impresionó tanto por su actuar que retrocedió un poco, pero luego cambio su expresión por una de molestia.

-El hecho que estés de la mierda no significa que te desahogues conmigo, idiota-dio media vuelta pero antes de irse le dijo algo-Hasta nunca, Bertholdt.-escucho sus pasos que se hacían cada vez menos fuertes.

Ella tenía razón, era un idiota, no debió haberle hablado así. Pero no sabía cómo sentirse ahora que la tenía cerca.

Mas eso no era lo peor, como había gritado, casi todos dentro de la casa lo escucharon, razón por la cual el ambiente se puso un poco incómodo hasta que Yelenna dijo que quería cantar karaoke.

Segundos después se comenzó a escuchar la canción de los Backstreet Boys, I want it that way.

Eres Mi Fuego
Mi Único Deseo
Créeme Cuando Digo
Lo Quiero De Esa Manera

Aunque estaba de espaldas, escucho que otra voz se le unía, si no se equivocaba era Pieck.

Pero Nosotros Somos Dos Mundos Aparte
No Puedo Alcanzar A Tu Corazón
Cuando Me Dices
Que Lo Quiero De Esa Manera

Justo cuando iba empezar el coro escucho que se les unía otra voz, esta vez era de Annie.

Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Dolor En El Corazón
Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Errores
Dime Por Qué
Nunca Quiero Oírte Decir
Lo Quiero De Esa Manera

En cuanto terminó el coro, otra voz se escucho está vez la de Mikasa.

¿Yo Soy Tu Fuego?
Tu Único Deseo
Si, Sé Que Es Muy Tarde
Pero Lo Quiero De Esa Manera

Y finalmente, la voz de Sasha.

Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Dolor En El Corazón
Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Errores
Dime Por Qué
Nunca Quiero Escucharte Decir
Lo Quiero De Esa Manera

Sonrió un poco en solo imaginar ver a esas cinco cantando, ya que en el pasado ni en sueños hubiera pasado eso. Pero su tristeza era mayor, por lo que su sonrisa se borró de forma rápida, cambiándola por una expresión de tristeza y dolor.

Ahora Puedo Ver Que Nos Hemos Separado
De La Forma En Que Solía Ser, Sí
No Importa La Distancia
Yo Quiero Que Sepas
Que En El Fondo De Mí

Eres Mi Fuego
Mi Único Deseo
Tú Eres, Tú Eres, Tú Eres, Tú Eres
No Quiero Escucharte Decir...

No Hay Nada Más Que Dolor En El Corazón
No Hay Nada Más Que Errores
Quiero Oírte Decir
Nunca Quiero Oírte Decir
Lo Quiero De Esa Manera

Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Dolor En El Corazón
Dime Por Qué
No Hay Nada Más Que Errores
Dime Por Qué

No puedo evitar llorar un poco en cuanto termino la canción, ya que describía a la perfección como se sentía.

En cuanto hubo silencio, escucho varios aplausos y a muchos decir que continuarán cantando.

-Bertholdt- sintió que tocaban su hombro, por lo que volteo y vio a Reiner-Sera que mejor que vayas a casa-le aconsejo.

Este solo asintió.

Los días pasaron de forma muy lenta ara Bertholdt.

Las clases ya habían terminado, ahora la mayor prioridad de todos era prepararse para el baile de graduación que sería dentro de poco.

Incluso para Reiner, Marcel y Colt, porque habían logrado encontrar parejas antes de que terminarán las clases.

En cuanto a él, se enteró por Historia de que Ymir se iría antes del baile de graduación, porque quería comenzar todos los trámites para la universidad.

Estaba más decir que con solo saber eso ya no pensaba ir al baile.

Reiner le continuo insistiendo de que no desperdiciará esta nueva vida y le dijera a Ymir sobre sus sentimientos antes de que se fuera.

Hasta Marcel le envió un mensaje en donde decía la hora del vuelo de Ymir, por si se llegaba a animar.

Eso último si fue el colmo, ¿Por qué demonios Ymir le daría los datos de su vuelo a Marcel?

Al parecer nunca se respondería esa pregunta.

Comenzó a recordar la primera vez que la vio en este nuevo mundo. Claramente no fue como la primera vez, que fue en un campo de entrenamiento para pertenecer al ejército.

Esta vez él tenía seis años y ya no entrenaba para ser un guerrero, se dedicaba a jugar béisbol con sus amigos en el parque. Colt había bateado la pelota, que Zeke lanzo, con demasiada fuerza. Hicieron la piedra, papel y tijera para saber quien iría por ella, resultando como perdedor Bertholdt, para su mala suerte la pelota había caído demasiado lejos, un poco más y llegaba a la autopista. Un buen rato buscando y la encontró entre los arbustos. Cuando levanto la vista, la vio. Estaba en el arenero de espaldas, haciendo una montaña o al menos eso parecía.

La alegría que comenzaba a acumularse en su pecho era enorme, mucho más que el titán que porto alguna vez. Quería ir hacia ella, abrazarla y decirle lo feliz que era de poder verla de nuevo. Pero cuando dio tres pasos, vio como un hombre y una mujer se acercaban a ella. Y ella extendía sus brazos hacia el hombre, quien la cargo, mientras que la mujer besaba su frente.

Él solo se quedó quieto mirándola la escena, y no pudo evitar alegrase por ella. Al fin pudo conocer a sus padres en esta vida, ese había sido su último deseo, ese que le dijo cuando estaban en el muelle. Como no quería arruinar el momento, prefiero esconderse tras un árbol y verlos irse.

En su mente solo pensaba si tendría otra oportunidad para volver a encontrarla en ese nuevo mundo, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el llamado de sus amigos, por lo cual regreso con ellos.

Ese fue su reencuentro, aunque ella no lo supiera, y tal vez nunca lo sabría.

Ahora estaba echado boca abajo sobre su cama, o tenía ganas de nada ni siquiera de comer. Lo que preocupaba mucho a su madre.

-Deberías de hablar de con él-le decía la mujer a su esposo-No ha salido hace tres o cuatro días, no sale con sus amigos y no quiere comer.

-Tranquila, querida. Iré a hablar con el-el hombre se puso de pie y subió las escaleras con dirección a la habitación de Bertholdt. Al llegar toco la puerta, pero como no recibió respuesta y estaba abierta, decidió entrar.

-Hijo-le llamo pero no hubo respuesta-Tu madre me hablo sobre tu comportamiento estos días, está muy preocupada-tomo asiento a un lado de la cama.

Como antes, no hubo repuesta pero eso no detuvo a su padre a insistir con el tema.

Antes de hablar dio un largo suspiro.

-Escucha Bertholdt, no sé qué te pasa estos días pero sabes que tu madre y yo estamos para escucharte y apoyarte en lo que sea. Sobretodo yo, quiero que puedas disfrutar cada segundo de esta vida, ya que por mi culpa no pudiste vivirla en el pasado-dijo eso en tono triste-En esos días por ser Erdianos éramos tratados como escoria, por lo que no pude recibir atención médica, tú tuviste que sacrificar tu vida para poder ayudarme-su voz comenzaba a quebrarse-El día que viniste con esa banda en el brazo, te veías muy alegre y te correspondí con la misma sonrisa...pero internamente estaba destrozado...ya que tu vida estaba controlada por un reloj de arena...y el tiempo que te quedaba tuviste que usarlo en ir a esa isla a matar inocentes...pero lo que más me dolió y mato en ese tiempo...fue cuando Reiner me dijo que te devoraron...-lágrimas comenzaban a salir de sus ojos-...hasta el día de hoy, no me he perdonado el haberte hecho sufrir tanto hijo....espero que puedes perdonarme-se limpió las lágrimas el dorso de su mano.

-No hay nada que perdonar, papá-Bertholdt por fin levantaba la mirada-Lo haría de nuevo y todas las veces que fueran necesarias, tú y mamá son muy importantes para mí.

-Y tú para nosotros.

No pudieron evitarlo y se dieron un fuerte abrazo.

-Pero en serio, quisiera que me contaras que es lo que tienes-fue lo primero que dijo su padre en cuanto se separaron.

-Es complicado.

-Entonces es una chica.

-Si-afirmo casi en un susurró con la mirada hacia abajo.-Una que se irá a estudiar a Rose, si saber lo que siento por ella.

-Eso no está bien, deberías decirle todo lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.

Después de esas palabras, Bertholdt al fin reflexionó y se decidió.

-Papa, ¿puedo pedirte un favor?-pregunto levantando la vista.

-Claro, lo que quieras

-Llévame al aeropuerto.

Unos cuantos minutos después.

Bertholdt y su padre se encontraban dentro del auto de este con rumbo al aeropuerto, no estaba dispuesto a quedarse callado una vez más. Lo malo es que no contaba que en ese momento el tráfico se pusiera en su contra.

-¿A qué hora dices que sale el vuelo?-le preguntó su padre ya harto de no avanzar nada.

-Según el mensaje que Marcel me envió, en diez minutos.

-No creo que lleguemos y....-se quedó a la mitad por lo que escucho-...¿y cómo es que tu amigo sabe eso?

-Ella se lo dijo.

-¿Y eso por...

-Ni yo lo sé.

Pasaron otros cinco minutos y nada.

-Lo siento, Bertholdt. Pero es inútil, a menos que quieras correr.

-No es mala idea-sin pensarlo dos veces, se desabrocho el cinturón de seguridad, abrió la puerta del copiloto, salió del auto y comenzó a correr.-Gracias de todos modos.

Corrió y corrió hasta donde el cuerpo se lo permitiera. Lo bueno es que en esta vida, tuvo la nota más alta en la clase de gimnasia.

Cuando al fin atravesó la puerta del aeropuerto, pudo ver a Ymir. Al parecer se despedía de sus padres antes entrara la puerta de embarque. En cuanto la ve caminar hacia esa puerta comienza a correr y llamarla, lo que para su buena suerte escucho, ya que volteo la vista hacia él.

-¿Bertholdt?-por su expresión estaba sorprendida de verlo.- ¿Qué haces aquí?

Antes de decir algo, Bertholdt trato de recuperar el aire, ya que había corrido una buena distancia.

-Qu-Quería despedirme-fue lo primero que dijo-Y también...-todavía le costaba decir lo demás.

-¿También qué?

-¡Quiero que sepas que te amo!-lo dijo en voz alta y rápido, suficiente para que algunos, a parte de los padre de Ymir, se le quedaran mirando.

-...-Ymir se quedó sin habla por unos segundos-¿D-de verdad?-no creía lo que escuchó.

A pesar de saber que estaba siendo observado, en primera fila, por los padres de esta. Lo volvió a decir.

-Sí, siempre te he amado. No solo en esta vida, sino desde el pasado, desde que te vi y hasta la última vez que estuvimos juntos. Desde el día que te fuiste y hasta el último momento de mi vida, no hubo ni un solo segundo en el que no me haya arrepentido por dejarte partir a Mare a devolver al titán mandíbula.

-...-de nuevo no dijo nada por unos segundos, pero después dibujó una gran sonrisa en su rostro y sus ojos se cristalizaron-Sí que te tardaste mucho...tonto.

A pasar del insulto Bertholdt sonrió, para después abrazarla. Se sentía tan bien tenerla entre sus brazos. Mas no esperaba que lo tomara del rostro y le plantara un gran beso enfrente de todos. Y con todos se refería también a su padre, que acaba a de llegar, pero ya nada le importaba, solo estará junto a ella.

Después de eso, Ymir decidió no irse ese día, la razón principal es que ahora si quería ir al baile de graduación con Bertholdt, el cual acepto encantado.

Esa noche, cuando llegaron al baile, recibieron las felicitaciones de sus amigos porque al fin pudieron estar juntos en este nuevo mundo.

-Nunca se me va a olvidar la cara de mi papá cuando gritaste que me amabas-comentaba Ymir mientras bailaba una música lenta con Bertholdt-Fue como si hubiera visto a un titán -continuaba burlándose.

-Parecía que le iba a dar un infarto cuando me besaste-le siguió Bertholdt.-Eso si no fue mi culpa.

-Sereno moreno, se le pasara-Ymir le restó importancia al asunto.

-Ymir, ¿puedo preguntarte algo?

-Claro

-¿Porque le mandaste un mensaje a Marcel con el día y hora de tu vuelo?

-Ah eso. Sabía que te lo iba a decir, por eso. Además es el que más me agrada de todos tus amigos y porque quería darte celos.

-¡¿Celos?!

-Sí, para ver si así reaccionabas más rápido. Eres más lento que una tortuga, aunque no tanto como mi papá-le dio un rápido beso en los labios.

-¿No crees que exageras?

-No, no después de lo todo lo que mi mamá me contó.

-No creo que haya sido para tanto.

-Ella le propuso matrimonió a él.

-Está bien. Si es para tanto.

Después de eso ambos rieron.

-Supongo que me lo merezco por hacerte esperar tanto-ahora él le dio un beso rápido.

-Por cierto, ¿a qué universidad iras?

-A Rose

-¿En serio?

-Sí, no quiero volver a separarme de ti.

-Eres un romántico empedernido, y así te quiero-paso sus brazos por su cuello y descanso su cabeza en su hombro.

Bertholdt solo la abrazo por la cintura y continuaron bailando de forma más lenta, disfrutando aquel momento que no quisiera que se acabara nunca.

Al final su padre tenía razón, tenía que aprovechar esta nueva vida que tenía, y que mejor forma de aprovecharla que con la chica que siempre amo y con la que quería pasar el resto de su vida.

Fin del capítulo.

Hola.

Este fic es un regalo para mi amiga y compatriota @Akobere.

A ella le encanta el beruyumi, por eso este fic es de ese shipp, la temática de reencarnación me gusta por eso la combine.

Esperó que les gusta.

Feliz Navidad y Prosperó Año Nuevo.

Como siempre perdonen las faltas ortográficas.

Espero que les gustara.

Si es así, voten y comenten.

Nos vemos en algún otro fic.

Hasta luego.

Bye.

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