No Está Mal Estar Bien

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Capítulo 19

Himawari

Habíamos llegado a la mansión de Kimihiro, por fin conoceré más de su territorio.

Aquel hombre me había llamado para pedirme que viniera a su reunión, esta la estaba haciendo más que todo con el fin de recompensar lo que había pasado conmigo aquella noche, mi pierna seguía vendada.

Mi piel es muy delicada y demora en cicatrizar, además de que algunas veces cicatriza muy mal. Por eso, mamá hace muchas cosas para que nuestra piel no se  afecte demasiado.

Ella dice que la mujer cuando se cuida y tiene buena manera de vivir, se debe hacer todos los tratamientos delicados qué más se pueda, y por ello, los hombres se rinden ante sus pies, que por eso ella tenía así a nuestro padre en la palma de su mano.

Fue el terror escuchar aquella confesión, mamá algunas veces es.. Escalofriante.

Suspiré profundo, ingresamos a la mansión, ya había gente, mire de reojo a Sakura quien tomaba una copa de martini de uno de los meseros, el día de hoy se veía muy bonita, bueno, sencilla pero muy linda.

Tenía una falda short en forma triangular de color negro. Una blusa verde militar por encima de su ombligo y sus botas negras qué daban hasta la rodilla, es linda así de sencilla, también nosotras vinimos con ese tipo de falta con diferente blusa, con la diferencia de tipo de zapato, las mías son unas sandalias bailarina, la cuerda me llega hasta las rodillas y Tomy unos zapatos cerrados en sus dedos, y destapados en su talon, son muy descansados.

Las tres veníamos con un estilo relajado, nada complicado, somos trillizas algunas veces lucimos así, ya a Sakura no le importa así que, cuál era el temor.

Nos sentamos en una mesa cerca de la piscina, la iluminación estaba bellísima.

El vapor que soltaba esta le hacía dar un aspecto asombrosos, el agua debe estar en su punto delicioso para disfrutar.

La música estaba a todo volumen, Sakura comienza a organizar una narguila que estaba en la mesa, calienta los leños y después aplica las esencias, agrega un poco de hierva, de esas qué te pone un poco feliz y a la vez relajado,  deja que caliente  estos ingredientes

Las tres tomamos las boquillas, era grande la narguila, eso sí, de seis boquillas, pero sólo estamos nosotras, siempre que alguien nos mira o trata de sentarse, los miramos mal.

O siguen derecho.

Nos traen más trago, disfrutamos de esta armoniosa noche, Sakura y Tomoyo seguían compitiendo a la que mejor fumara, negué divertida.

—Me dio ganas de ir al baño, ya vuelvo —las dos levantan una mano para que fuera a este, me tocó ir sola, ya vi.

Camine por el mar de gente, estaban saltando al ritmo de la electrónica, las miradas se posaban en mí, no veía la hora de llegar a la casa, hasta que por fin ingrese, ¿como es posible que este hombre invite a tanta gente?, se supone que es un hombre ya y no solo eso, un policía, de dudosa descendencia, bueno, se comporta como un niño precoz, de eso no cabe duda

Además de ser detective. Debería dar un claro ejemplo. Bufé.

No es tan maduro que digamos, y mucho menos normal, una fiesta de esta talla es como para una joven como yo, es como si él tuviera mis 25 años y se comportará igual, bueno, a su lado soy más madura.

¡¿Por qué reniego tanto de su vida?!, a mi que carajo me importa su vida, puede hacer con su vida lo que se le de...

—Ay, lo siento — choque con otra persona, no me di cuenta en qué momento se me atravesó alguien.

—Hola hermosa —me saludan en el oido, abrí mis ojos y lo tomé del cuello, él levanta sus manos hacia arriba pidiendo paz. Lo solté suavemente y sonreí nerviosa, son reacciones que mi cuerpo da, alarmas contra gente que me toca, pero soy más suave, Sakura se pasa, y Tomoyo solo pone una cara de querer matar en el instante.

Suspiré, lo miré mal y seguí caminando —¡Oye, espera! —me tomo de la mano —¿Adonde vas linda? —me sonríe de medio lado, tenía unas gafas oscuras.

—¿Se te perdió el sol, verdad? —me suelto de su mano — Iré al baño, ahora, déjame en paz.

Seguí caminando hasta llegar a uno de sus baños, es muy grande para ser el de los invitados, ya había mucha basura.

Saqué mi teléfono y revisé la hora, tenía dos llamadas perdidas de mi madre, después le habló. Desde aquí envío la ubicación de esta casa, así ellos sabrán donde vive el detective ejemplar qué es él.

Cierro mi móvil y lo guardó miro el espejo después de haber visto la hora — La una de la madrugada apenas, pensé que ya estaba más tarde. — murmuré para mi. Me desvendo la pierna, reviso la herida, debía aplicarme el antibiótico hace una hora, suspiré, no pasa nada si es pasada una hora ¿Verdad? Aplicó el antibiótico y cambio la venda, guardo la utilizada, lavo mis manos y salgo del baño

—Hola —pego un brinco. Nuevamente era él.

—¡Ya deja de hacer eso, si! —él ríe —Te es muy divertido ¿Verdad? — le doy un golpe en el estómago, él se toma de este con fuerza

—Mujer violenta, pero hermosa —termina de toser, reí divertida —, de ti me dejo hacer esto y ¡Más! —pongo los ojos en blanco.

Camine directo a la fiesta, él vuelve y me detiene, me tomó entre sus brazos, me carga como una princesa y me llevó a..

—¿A dónde me llevas? Bájame, ¡puedo caminar!. —le exigí, él estaba muy serio, me le quedé mirando, tenía el ceño muy fruncido. Ingresamos a un enorme cuarto, debe ser su habitación.

Es muy organizado, siendo un hombre tan extrovertido.

—¿Qué pasa? — le preguntó, él me sienta en la cama, trae una silla y me quedo mirando la pierna, suspiré con cansancio. —Eso no es nada, es un simple rasguño además no es...

Comienza acariciar mi pierna, un leve calor sube a mis mejillas, creo que me he sonrojado por este pequeño acto.

—Lo siento, Himawari, esto si es mi culpa, te pongo en peligro con solo tenerte a mi lado. Cuanto quisiera… yo quisiera... —coloque un dedo en sus labios, negué

—Nadie sabía que pasaría esto —excepto papá —No te preocupes, sigo de pie, ya puedo caminar, pero como mi piel es delicada, demoro un poco en cicatrizar.

—Y yo que te quería ver en traje de baño —role mis ojos y después reí, él no paraba de acariciar mi pierna, estaba muy pensativo. —Eres mi debilidad... —murmura, pestañee varias veces, no comprendo algunas veces lo que él me trata de decir, tampoco sé si a ciencia cierta sea verdad. — Me gustas, pero eres difícil. Además con lo que acaba de pasar lo mejor es que yo... — no podía dejar que la misión callese, lo bese, me apodere de sus labios, ambos teníamos los ojos abierto, me pare de la cama y me senté en sus piernas el paso sus manos por mi cintura

—Ya te dije, no es tu culpa. —él abre sus ojos, lo estaba diciendo en serio, mirándolo a los ojos, todo es culpa de papá por dejarse llevar por sus socios, estaban cansados de que este detective les hiciera caer sus negocios, se ve que es muy bueno haciendo su trabajo.

—Gracias —me sonríe encima de mis labios y me vuelve a besar, debo resaltar, que este tipo besa muy delicioso.

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Continuará
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