15.- La Respuesta

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— Um, Lynn, ¿Estas segura de que esto servirá?

— Por supuesto. Que mejor manera de ponerte en forma que esta.

Diría la deportista confiada situada encima de su hermano peliblanco, a quien parecía darle instrucciones mientras él comenzaba a cargarla, a su vez que miraba fijamente el camino que continuaba hasta el atardecer naranja en el horizonte.

— ¿Qué dices? ¿A poco que no querías intentarlo?

— No es eso -responde Lincoln- Sí quiero hacerlo, sino que lo digo más que nada por la distancia, no estoy seguro de si poder llegar a a casa llevándote a mis espaldas todo el tiempo. En especial con las mochilas que llevamos con nosotros

— Vamos Lincoln. Sé que puedes hacerlo, como yo además, soy mucho más ligera de lo que parece ¿Sabes? Solo tienes que ejercer un poco más de esfuerzo sobre tus rodillas -diría Lynn animando a Lincoln.

Quien al oír esto, se movería un poco de arriba hacia abajo y en efecto, comprobaría que el peso de su hermana era relativamente menor en comparación a otras ocasiones. El tiempo y la edad no habían pasado en vano.

— Oh, vaya. Supongo que no puedo negar eso.

— Y no te preocupes por lo del camino, yo te guiare lo más que pueda desde aquí arriba. Claro, en caso que ocurra cualquier cosa, jeje.

— Jeje, si si, ya entendí. De acuerdo -diría Lincoln más motivado, poniéndose en posición para iniciar- Solo no te estés balanceando mucho, sabes que me puedo desviar del camino ¿Ok?

— Ok. -respondió Lynn sonriente- Bueno, ¿estas listo...?

El peliblanco daría un leve suspiro, se pondría en posición y tomaría el impulso necesario para cuando reciba la orden de su hermana.

— Listo.

La cual, no tardó mucho en llegar.

— 1, 2, 3!!!!

Y así comenzarían.

Lincoln iría corriendo a una velocidad media por el lado de la acera, hasta un punto en el que comenzaría a acelerar cuando Lynn le dijera que no había ningún obstáculo en el camino.

Si bien podría parecer algo sencillo para el peliblanco, la verdad es que este no contaba con la misma resistencia física de su hermana. Aún así, decidió no darse por vencido tan fácilmente y seguir hasta donde su propio cuerpo se lo permitía.

Pasaron unos cuantos minutos, y a medida que el trajín y el desgaste físico se iba siendo cada vez más evidentes en el rostro de Lincoln, este fue disminuyendo la velocidad poco a poco. Lynn observaría esto y no se quedaría sin brindarle algo de soporte a su hermano.

— Oye, Linc -saca una botella de su mochila y se la ofrece- Ten, échate un poco de agua en la cara. Te sería útil.

— ¡Uf, Uf! Sí, sí, por favor Lynn -diría mientras aceptaba la botella y la usaba para refrescarse la cabeza y después beber de lo que sobro- Lo necesitaba, gracias ¡Uf!

— No hay de que. Ahora ¡Vamos, Linky, no te detengas! -diría la castaña levantando los brazos emocionada.

— ¡No lo haré! Jeje -diría Lincoln continuando con la corrida, no sin antes girarse un poco y ver disimuladamente reflejada dicha emoción con una ligera sonrisa.

Y es que después de todo, ayer habían quedado precisamente para salir juntos, y esto llevarla cargada era como una forma de agradecimiento por las veces que ella había hecho lo mismo por él en la escuela. Aunque, su principal motivación y convicción para seguir era el poder verla disfrutar y hacerla sentir feliz, sobretodo con ese momento de diversión entre ambos. Lo cual, le hizo transmitir aquellas mismas emociones.

— Ah, Se le ve tan feliz -pensó internamente el peliblanco.

Por su parte, Lynn también dirigía su mirada de felicidad hacía su hermano, ya que, aparte de ir apoyándolo mientras este corría tenazmente, lo que más disfrutaba de todo era el verlo esforzarse al máximo para hacerlo, además de lucir contento de poder hacerlo con ella. Fue una sensación de satisfacción y agrado que se hizo sentir todavía más especial con el ambiente.

— Ah, se le ve tan feliz. -pensó internamente la deportista.

Llegó un momento, en la cual ambos entendieron que realmente estaban disfrutando de esto, acompañarse y apoyarse el uno al otro, sin necesidad de que volviera a suceder lo del otro día. Lincoln miraba a Lynn y Lynn miraba a Lincoln. Esas miradas compartidas y entrelazadas tenían un significado mucho mayor del que aparentaban.

Y al menos, parecía que ambos eran cada vez más conscientes de ello.

Antes de que pudieran decir algo más, finalmente la figura de su casa se empezó a asomar por el horizonte enfrente de ellos.

— Mira ¡Uf! C-creo que ya casi llegamos ¡Uf, Uf!

— Si, puedo ver la casa desde aquí arriba. Sigue, sigue, que ya falta poco.

Lynn le estaría dando los últimos ánimos a Lincoln, para que este finalmente pudiera llegar a su destino. El cual, una vez alcanzó, no pudo evitar dejarse caer exhausto por todo el esfuerzo conllevado, provocando que ambos hermanos cayeran al mismo tiempo sobre el césped del patio frontal de la casa.

— Fiu ¡Que corrida! -dijo la castaña desde el suelo volteando a ver al peliblanco- Y ¿Cómo te sientes, Linc?

Lincoln estaría inhalando y exhalando mucho aire todavía, pero al final lograría responder a la pregunta.

— Ah, Ah. Bien, como si no sintiera parte de mis piernas, pero bien j-jeje... ¿En serio esto es lo que sentías cada vez que me cargabas?

— Jeje, bueno, sí pero no exactamente -diría la deportista poniéndose de pie y ofreciéndole amablemente la mano a Lincoln, el cual desde el césped aceptaría agradecido- No estas tan acostumbrado a este tipo de recorrido como yo, así que es normal que te fatigues mucho más rápido.

— Ya veo. Bueno, al menos no lo hice tan mal para ser mi primera vez. -añadió Lincoln sujetando su brazo mientras se reía entredientes.

Lynn solo sonreiría y respondería con su ya clásico ligero golpe en el brazo de su hermano.

— Oh, claro que no. La verdad, es que me esperaba que te detuvieras a medio camino o simplemente cayeras al peso; pero, al final si que me sorprendiste Linky jeje.

— W-Wow. ¿En serio? -enuncio el peliblanco algo sorprendido para luego responder algo conmovido- Gracias, Lynn. Es bueno saber eso, jeje.

— Descuida.

Luego de aquellas ultimas palabras, tanto Lincoln como Lynn se reirían por un rato más, hasta finalmente optar por ingresar a la casa, abrir la puerta y seguir cada uno con lo que tenía que hacer.

Y fue justo eso en lo que estuvieron pensando por los siguientes segundos mientras caminaban hacia las escaleras.

— Así que... ¿Ahora que tienes pensado hacer, Lincoln?

— Pues, no mucho en realidad. Solo un par de cosas que tengo pendientes.

— ¿Ah sí? ¿Cómo cuales?

— Terminar de hacer una tarea de Matemáticas, ver acerca de un horario en internet y ya luego quizás me ponga leer mis comics o dibujar un rato. Ya sabes, cosas de mi estilo, jeje.

— Oh, ya entiendo. Tu "estilo" jeje -acotaría la deportista con buenos ánimos-

— Y tú, ¿Tienes algún otro pendiente que hacer?

— Nop, con lo de ayer termine todo lo que tenía pendiente por entregar. Ahora, supongo que podré darme un merecido descanso.

— Ya veo, me alegro por ti -diría Lincoln con una sonrisa, justo en el momento que ambos terminaron de subir el ultimo escalón y se disponían a mirar sus habitaciones- Bueno, fue muy divertido hacer lo de la corrida hoy, Lynn. En serio me la pase super bien contigo.

Fue lo que dijo el peliblanco, mirando hacia su hermana en forma de despedida.

— Jeje, si, gracias Linc. Yo también me la pase bien, suerte con tu tarea.

— Así lo hare.

Luego de eso, Lincoln se daría la vuelta y se dirigiría hacia su puerta bastante tranquilo, aunque con un caminar algo más lento que del habitual. Lynn, por su parte, también se quedaría unos segundos parada en medio del pasillo, como si esperara por algo que le viniese a la cabeza en ese momento.

Fue todo muy rápido.

Espera ¿Y si...? -se diría Lynn a si misma, pensando cabizbaja.

¿Y sí...? -se diría Lincoln a si mismo, bajando la velocidad de sus pasos ligeramente más evidente.

Ciertamente, había un impulso que les impedía querer separarse, como si muy en el fondo ambos desearan seguir pasando tiempo y disfrutando juntos. En verdad lo sentían, fue entonces que...

— Oye, Lincoln, espera...

— ¿Eh...?

Lynn interrumpiría con sus puños apretados en ese momento, acto que ocasiono que Lincoln se detuviera y se diera la vuelta para verla de nuevo.

— D-Dime Lynn, ¿Qué pasa?

— Yo... eh...um...

La chica se quedaría por unos segundos en el limbo, hasta que por fin pudo reordenar sus pensamiento y completar la frase.

— Yo... me preguntaba si, si es que tú esta de acuerdo claro, ¿Tal vez poder ayudarte un poco con tu tarea?

— ¿Qué? ¿Hablas en serio? -diría el chico claramente confundido ante tal petición.

— Sí -respondió la castaña- Después de todo no tengo nada más que hacer, así que supongo que puedo echarte una mano con eso, en vez de estar solo aburrida en mi cuarto. Es lo menos que puedo hacer por lo que hiciste conmigo hoy, ya sabes, cargarme y todo eso jeje.

Estaba claro que Lincoln no se esperaba dicha gentil propuesta de Lynn; aún así, se le pudo notar una expresión feliz ante esta. Y sumado al ya casi ineludible hecho de querer pasar más tiempo de su hermana, obviamente no iba a decirle que no.

— Bueno, creo un par de manos extras no me vendrían nada mal, jeje. Aunque, solo espero que sea mucha molestia para ti pues, ya sabes, ayer yo no te ayudé con tus pendientes -diría Lincoln algo avergonzado por esto ultimo. A lo que Lynn respondería enfáticamente

— Nahh, Linc. No le des tanta importancia a eso -le dijo, acercándose para rodear sus hombros con un brazo y apoyar su cabeza sobre el cuello de su hermano- Mis tareas son más complicadas que las tuyas, después de todo, te sigo llevando dos grados ¿No? jeje.

— Jeje, si, supongo que sí.

— Así que no te preocupes, yo te apoyare en lo que pueda. Solo déjame guardar estas cosas y ya iré a tu cuarto más tarde.

— Ok, me parece bien. Yo también hare lo mismo, y de paso, estaré un rato recostado sobre mi cama, debo descansar mi espalda que aún me sigue doliendo -diría mientras se frotaba la espalda de manera graciosa.

— Jeje, perfecto. Entonces te daré algo de tiempo para recuperarte -se dio la vuelta emocionada- Adiós Linc.

— Ok, te veo entonces, Lynnharina.

Y así fue, como ambos hermanos se despidieron y entraron cada uno a sus habitaciones de manera tranquila. Y es que realmente no habían muchas cosas más que se pudieron decir en ese momento.

Ya que si bien en la corrida que habían tenido, los dos volvieron a ver lo mucho que disfrutaban pasar el rato juntos, la realidad es que cada uno notó, ligeramente, como el otro también disfrutaba de su compañía, como si de una sensación compartida se tratara. Ese pequeño pero significativo detalle, sería lo que más apreciarían y valorarían de su encuentro.

Todo lo que vendría después, sería una clara muestra de ello.

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Lynn entró a su habitación de manera calmada, abriendo y cerrando la puerta sin mucho desdén, topándose enfrente con Lucy quien se encontraba sentada sobre su cama, al parecer leyendo uno de sus libros junto a la dichosa cabeza de Edwin en uno de sus costados.

No lo pensó mucho y decidió saludarla

— Oh, hola Lucy -diría quitándose la mochila.

Lucy detuvo su lectura y alzó la mirada, viendo a su hermana haciendo acto de presencia.

— Hola Lynn. Regresaste. -dijo replicando el saludo

— Sip.

La deportista asentiría con la cabeza, a su vez que dejaba su mochila a un costado de su armario y se recostaba sobre su cama tranquila.

Unos pocos segundos pasarían, y Lucy fue la primera en romper el hielo

— ¿Así que, saliste un poco más tarde de lo habitual? -pregunto la gótica.

— Ah sí, adivinaste -respondió la castaña- Es que Lincoln y yo nos pusimos de acuerdo y decidimos venir caminando "a pie" desde la escuela. Nada fuera de lo común, jeje.

Lucy al oír esto, no reaccionaria diferente a como ya lo venia haciendo hasta ahora, por lo que solo atinaría a responder con serenidad.

— Oh. Ya veo. Entonces, es por eso que no llegas sudando tanto como las otras veces..

— Ajá, exacto -dijo la deportista mientras terminaba de acomodarse, y cogiendo una pelota para ir golpeándola contra la pared del techo- Aunque, si te soy sincera, suena algo raro oír una pregunta así viniendo de ti.

Lucy se extrañaría ante esto.

— ¿Qué? ¿Por qué sonaría ser raro? ¿Qué acaso no puedo...?

— No no -interrumpe Lynn- No lo digo por eso. Lo digo porque ayer no estuviste tanto tiempo aquí que digamos. Supuse que estabas haciendo tus "rituales" o algo parecido, pero no sé, igual se me hizo un poco extraño que pasara.

Lucy se quedaría pensativa por unos segundos, mientras que un circulo de lúgubre silencio se fue formando a su alrededor antes de que contestara. Lynn pudo notar esto y simplemente frunció el ceño en señal de clara duda, atinando a responder con firmeza.

— Y bien ¿Puedes responderme eso?

— Pues...De hecho sí. -diría la gótica, intentando recuperar rápidamente aquella aura oscura que tanto la caracterizaba- Estuve tratando de reestablecer comunicación con ese espíritu vagabundo del sótano, como desde la otra vez no pude sentir su presencia, decidí estar y esperar ahí hasta que volviera a aparecer. Y al final, el tiempo se paso volando ¿Eso satisface tu pregunta?

Lynn seguiría golpeando la pelota contra la pared de su techo, mientras que del otro lado, Lucy voltearía a seguir leyendo su libro, al no recibir respuesta inmediata.

En un primer momento, le pareció algo repetitivo escuchar de nuevo acerca del espíritu fantasma. Pensó de manera sospechosa y desconfiada que quizás su hermana no estaba diciendo la verdad. Aunque, y pensándolo más detenidamente, de todas formas era algo en lo que quizás no debía entrometerse demasiado. Después de todo, lo que menos quería era volver a provocar una confrontación entre las dos, y mucho menos ahora.

— Si, te... te entiendo Luc -fue lo único que atino a decir la deportista, como respuesta a su compañera de habitación, quien recibió el mensaje igualmente de manera serena.

Luego de eso, pasaron alrededor de unos 20 a 25 minutos, donde ambas permanecieron en silencio sin ningún disturbio aparente. Lucy pensaba en sus cosas y Lynn en las suyas; de lado en lado ambas sabían lo que debían hacer. Solo les quedaba esperar a que el momento indicado llegara, y sería precisamente la deportista quien diese el primer paso

— Bueno °Jap° Supongo que no tengo otra cosa más que hacer... -dijo mientras dejaba de lanzar la pelota y procedía a levantarse de una vez de la cama.

Una vez de pie, Lynn se dirigió hacia su armario ante la mirada desviada de Lucy, quien movió su libro ligeramente para ver lo que pasaba. La castaña guardaría todo lo que había dejado fuera de su sitio y sin más dilación se dirigiría hasta la puerta, en la que voltearía a decir unas ultimas palabras.

— Me voy a ir a ver televisión afuera, Lucy. ¿Quieres que te cierre o junte la puerta?

Lucy, sin ninguna reacción aparente y devolviendo la mirada a su libro, respondería con voz apagada.

— Esta bien así como esta. Hazlo como quieras.

— Hum, ok. Entonces, no te molestaría si...

— Me voy a quedar aquí, Lynn, tranquila -interrumpe de repente- No te preocupes demasiado.

Lynn sentiría nuevamente la voz fría y siniestra de su hermana gótica, siendo la misma que solía escuchar en aquellos momentos donde esta se ponía seria. Algo que no dejo de llamarle bastante su atención

— Oh... O-Ok. Si tú lo dices, Luc.

Decidió no darle tantas vueltas al asunto, y rápidamente tomaría la perilla y abriría la puerta por donde se iría. Dejando a Lucy nuevamente sola, en plena habitación.

El atardecer naranja se iba apagando detrás de la ventana, y no sería mucho el tiempo que transcurría para que la gótica finalmente decidiera actuar.

— °Suspiro° Bueno, supongo que yo también tengo que irme -cierra el libro y voltea a ver a su estatua Edwin, a quien sostendría entre sus brazos- Perdón por tener que dejarte solo otra vez, Edwin. Pero esto es importante, ya no solo me involucra a mi...

Dijo Lucy incorporándose mientras miraba hacia la puerta donde Lynn había salido.

— Sino también a los demás...

Para luego dirigir su mirada al ducto de ventilación del costado, aquel que había usado en múltiples ocasiones y que esta vez no sería la excepción.

Con la diferencia, de que no lo usaría para los mismos fines.

La gótica se levantaría, dejaría a Edwin a un lado de su mascota murciélago "Colmillitos" para así ir caminando con dirección hacía la rejilla. Con ayuda de una silla que tenía al lado de su cama, se subiría y una vez adentro, lejos de querer adentrarse aún más dentro del ducto, lo único que atino a hacer fue golpear un par de veces el espacio metálico que la rodeaba.

°Toc, Toc, Toctoctoc, Toc, toc°

Tanto Colmillitos como la cabeza de Edwin estarían mirando todo, y salvo la estatua que no tenía expresión alguna, la cara confundida del murciélago era más que evidente.

Por unos segundos, la habitación se quedaría en un silencio total, con Lucy esperando en el mismo lugar, como si aguardara por alguna tipo de respuesta o algo por el estilo.

— Ah... Vamos, no tardes tanto... -diría mientras se preparaba para insistir otra vez.

Hasta que...

°Toc, Toctoctoc°

Cuando escucho aquel sonido proveniente del mismo ducto, un suspiro de alivio acompañado de una minúscula pero ligera sonrisa por parte de la gótica se harían presentes.

— Bingo...

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Si había algo por lo que Lincoln se caracterizaba, eran lo que le suele pasar luego de alguna fatiga o esfuerzo físico reciente. Ya que, por lo general, cuando realizaba alguno de estas dos acciones, siempre terminaba bastante agotado y le tomaba una buena cantidad de tiempo el recuperarse

En este caso, las cosas fueron un tanto diferentes.

— Ah...  Que bien se siente estar aquí... -dijo Lincoln mientras yacía tranquilamente recostado, tanto con sus brazos y piernas estiradas, y las pequeñas brisas de aire que entraban por su ventana.

Solo habían pasado unos cuantos minutos y ya podría decirse que resultó mucho mejor para él en comparación con otras ocasiones. Después de todo, el haber estado realizando diversas actividades deportivas continuas con Lynn si que le habían servido de buena manera. Si hubiera tenido que realizar la misma corrida hace 2 o 3 semanas, probablemente no hubiera podido ni levantarse de la cama hasta el día siguiente.

He ahí otro motivo por el que le gustaba pasar tiempo con ella. El hacer cosas que para él solían ser aburridas, como los deportes, terminaron por volverse algo divertido de hacer cuando estaban los dos juntos de por medio. Como si de alguna manera, su presencia tuviese algo especial que lo motivara a ver todo con los mejores ojos. Como si ella...

— Como si ella lo hiciera ver todo tan sencillo...

Fue lo único que diría el peliblanco, casi inconscientemente, en medio del silencio de toda su habitación.

No lo pensaría dos veces, agitó su cabeza de lado a lado y rápidamente decidiría levantarse de una buena vez de la cama. Una vez ya recuperado de la fatiga, Lincoln solo se pondría de pie, tomaría la silla de su escritorio con mucha firmeza y la usaría para sentarse cómodo frente a la mesa, junto a los libros que iba a usar en esa ocasión.

— Bueno, todo ha quedado listo -diría Lincoln agarrando un lápiz, mientras se frotaba su cabello- Ahora solo toca esperar, a que ella llegue.

Fue que enuncio el peliblanco, a su vez reposaba sobre su asiento y miraba hacia la puerta, aguardando calmadamente por el momento cuando su hermana se acercase a la puerta de su habitación y este la dejara pasar.

Estaba entusiasmado, a pesar de que no se veía plasmado en su rostro, el solo pensaba en que llegaría pronto. La idea de pasar aún más tiempo juntos lo emocionaba, sentía una motivación especial alrededor de sí, hasta el punto en que, casi sin notarlo, un ligero y desapercibido rubor brotaría a través de sus dos mejillas.

Había ocurrido. Y fue justo en ese momento...

— Oyee, Linky....

Cuando por fin pudo escuchar nuevamente esa voz tan familiar y cálida para sus oídos.

Lynn no desperdiciaría más tiempo, así que luego de asomar la cabeza y enunciar aquel tierno saludo, opto por entrar por completo a la habitación de su hermano, a su vez que cerraba la puerta muy cuidadosamente, sin provocar ningún ruido.

Una vez apoyada contra esta, Lincoln rompería el hielo

— Oh, Lynn -dijo el peliblanco observando feliz- Por fin llegaste.

— Hola, Linc -responde animada la chica- Sip, ya estoy aquí. Perdón si es que llegué más temprano de lo que habíamos acordado, pero como sabes, a mi no me gusta tanto esperar

Lincoln se rio ante lo enunciado por su hermana.

— Jeje, si, no te preocupes por eso, lo entiendo. Quizás suene algo extraño, pero también yo estaba ansioso de volver a verte.

Dicho comentario tomaría por sorpresa a Lynn, haciendo que esta se ruborizase ligeramente, pero esta vez no fue tan evidente, por lo que pudo llegar a responder, tomada algo avergonzada del brazo.

Las sensaciones comenzaban a volver...

— O-Oh, vaya jeje... Bueno, supongo que ya somos dos. 

Luego de aquellas llamativas pero tiernas palabras, los dos hermanos se quedarían mirando el uno al otro unos segundos, mientras la brisa del aire seguía haciendo su trabajo. A ambos se les veía muy felices, especialmente el peliblanco quien había tenido los gestos más amables, sin que su hermana deportista se quedara tan atrás.

— Bueno, ven, siéntate por aquí Lynnharina -dijo arrimándose a la derecha- Mientras más pronto empecemos, mejor.

— Sí, sí ahí voy, Linky.

Lynn, juntando un par de cosas y poniéndolas en fila sobre ella, crearía su propia silla artificial y se sentaría al costado de su Lincoln, quien ya iba poniendo todo lo que necesitaba consigo y de paso le enseñaba un poco de sus materiales para que esta se familiarizara con ellos.

Una vez puesto ambos en materia, la castaña haría todo lo posible para entender y explicarle a su hermano los ejercicios que a él no le salían, a su vez dejando, claro, que él mismo también los intentara resolver, y ponga algo más de empeño en eso.

No se consideraba la mejor enseñando, pero al menos intentaba hacerlo lo mejor que podía.

— ¿Lo ves? Tienes que elevar primero y ahí recién aplicas la desigualdad -dijo mientras desarrollaba en un papel su idea

— Ohhh... Ya entiendo -dijo Lincoln observando lo que había hecho su hermana- ¿Y-Y con este número del otro lado también?

— Jeje, si Linc, con ese también. Aunque ten cuidado con el orden en que lo aplicas, eso podría afectar el resultado.

— Entendido. Ahora intentare hacer el otro problema solo.

— Muy bien Linc, esa es la actitud, yo confió en ti.

— Gracias -respondió Lincoln con una ligera sonrisa, a su vez que Lynn le seguía dando ánimos.

Y es que aunque no lo llegaban a entender del todo, los dos pudieron sentir como le ponían un esfuerzo especial a lo que hacían. Ya sea cuando Lynn le explicaba como hacer el ejercicio a Lincoln o cuando este lo intentara resolver frente de la mirada atenta de su hermana deportista.

Eran situaciones donde ambos intentaban demostrarse uno al otro lo bien y comprometidos que estaban con el asunto. Dando así lo mejor de ellos para poder sorprender a su compañero o compañera que tenían al costado. Y en parte, esto se pudo notar en las actitudes de los dos hermanos.

Sin embargo, y en paralelo a la resolución de ejercicios, habría algo más que estaría sucediendo en ese momento. Algo de lo quizás ambos pensaron ser conscientes y solo les pasaba a cada uno; pero que en realidad, les afectaba a los dos por igual.

Ese algo, se trataba de la forma en como ambos lidiaban cuando estaban cerca.

En las dos situaciones anteriormente mencionadas, Lynn no podía evitar fijar su mirada en el rostro de Lincoln cuando este se acercaba a ver su resolución. Podía ver la expresión que ponía y eso de alguna manera la ponía más tranquila y le entregaba más confianza para seguir.

Así como Lincoln tampoco pudo evitar sentirse bien y más cálido cuando sentía el brazo de Lynn apoyada sobre su espalda mientras le observaba resolver los problemas. Era una sensación reconfortante y tónica, sobre todo después del esfuerzo físico realizado.

Era una mezcla de emociones y sentimientos extraños que ninguno de los dos podía aún explicar el porque, simplemente sabían que ocurría y era lo único con lo que contaban.

Se podría decir que ya se habían hasta acostumbrado a ellos. O quizás hasta... ¿Los disfrutaban?

Fueron algunas de las preguntas que se hicieron, al cabo de una hora entera habiendo estado resolviendo juntos.

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Luego de terminar con los problemas más difíciles, para así poder pasar a los más sencillos tranquilamente. Lincoln y Lynn dieron un leve suspiro una vez se dieron cuenta de que por fin habían acabado con cada uno de ellos

— Uf ¿Lo.. terminamos todo? -diría Lynn mientras se estiraba sus brazos junto a un alarido sonido de relajo sobre su asiento.

— Así parece. Uf... y vaya que es un alivio -dijo mientras miraba a su hermana- Gracias por ayudarme, Lynn, de verdad. Te debo una muy grande.

— Nah, no te preocupes Linky. Como te dije, para mi es un gusto ayudarte en lo que pueda. Y más si es que no tengo absolutamente nada que hacer.

— Jeje, en eso tienes razón.

El peliblanco cerró su cuaderno y miro hacia su techo aliviado estirando sus brazos también. Vio el reloj de su pared, notando que había pasado alrededor de una hora desde que empezaron, por lo que sería el primero en tomar la iniciativa de levantarse.

— Ah... Bueno, ya el horario que me falta lo hago mañana con más calma, ahora lo que quiero hacer es descansar un rato.

— Buena idea.

Lincoln se levantó de su silla y procedió a recostarse sobre su cama de espaldas mientras exhalaba. Lynn, por su parte, no se quedó atrás y también opto por ponerse de pie, hizo a un lado todos los materiales que había usado anteriormente, recostándose justo al lado de su hermano peliblanco, el cual se volteó y sorprendió un poco por dicha decisión.

— Oh, Lynn ¿Tú... también quieres descansar?

— Sí, por un rato. No quiero regresar a mi habitación aún. Lucy seguramente debe estar ahí haciendo sus cosas y pues quiero relajarme un rato con... c-contigo... claro, si es que tú quieres.

Diría Lynn, avergonzándose un poco de esa ultima frase enunciada. A lo que Lincoln respondería.

— ¿Qué? No no, para nada. Al contrario -dijo mientras estiraba su brazo- Pensaba en pedirte que te quedaras...

— ¿A sí? -pregunto la chica sorprendida.

— S-Si, bueno, tampoco tengo mucho por hacer en lo que queda de día. Así que... ¿Por qué no?

Lynn solo se quedaría mirando a Lincoln por unos momentos, mientras sentía su brazo extendido rodeándole por encima de su cabello. Fue una sensación extraña, pero a la vez, algo complaciente que la llenaba de calma.

— Jeje, entiendo. Bueno, entonces supongo que me quedare.

En eso, sucedió lo inesperado.

Lincoln pudo sentir como algo frio envolvía su mano, al principio pensó que solo se trataba del viento que había en la habitación, pero luego pudo sentir como un contacto físico reposando sobre esta.

Deslizando ligeramente la mirada, noto como Lynn había dejado caer su mano sobre la suya, en un acto del cual solo pudo encontrar respuesta en la mirada que ella tenía en el momento en que lo hacía.

Estaba fija, como si esperara alguna respuesta de él. A diferencia de la otra vez en la sala, este no se había puesto nervioso, podría decirse que se encontraba hasta tranquilo. Por lo que con una sonrisa, respondió a aquel gesto.

— Jeje, je...

La tomo también de la mano, ahora ambas estaban juntas y entrelazadas junto los dedos. Lincoln miraba a Lynn y Lynn miraba a Lincoln, ambas miradas parecían no querer separarse y se quedarían así por unos segundos.

— Así que... -diría Lynn mientras jugaba con su mano- ¿Todo ha ido bien respecto al asunto del diario?

El peliblanco vería esto de reojo y le seguiría el juego.

— O-Oh, sí. Claro, todo ha ido bien, jeje -dice mientras relajaba su mano al igual que lo hacía su hermana- Al menos yo no note nada raro en Leni después de que hablamos con ella ayer ni durante la cena.

— Si, yo tampoco... Lo bueno es que tu dibujo de la foto esta bien guardada en uno de mis cajones, así que no deberíamos tener ningún problema con eso. Por cierto, gracias por entregármela, fue un lindo gesto de tu parte, Linc.

— Descuida, te lo había dicho en esa ocasión, yo ya pase suficiente tiempo con ella, ahora es turno de que tú sepas sacarle también el máximo provecho.

— Jeje, sí, tienes razón...

La deportista seguiría jugando con sus pulgares junto a los de Lincoln, quien tampoco se quedaría atrás y también estaría acariciando suavemente donde reposaba la palma de Lynn.

Para cualquier persona, esto podría llegar a parecer algo extraño, pero la verdad, es que los dos lo estaban realmente disfrutando. Después de todo, lo que ambos sentían, el sentimiento de esos momentos, les era tan común que ya ni se esforzaban en ocultarlo como en otras ocasiones.

Solo ansiaban aprovechar el tiempo, por más corto que este fuese.

— Jeje, tus dedos se sienten algo fríos... -dijo la castaña.

— ¿En serio? -dijo el chico bajando la mirada hacia ella- Yo los siento normal, más bien los tuyos son los que están calientes jeje.

Lynn, usando su otra mano, se tomaría del mentón y comprobó que, efectivamente, ambas estaban más calientes de lo normal. Lejos de incomodarse por ello, solo atino a reírse.

— Oh vaya. Tienes razón jeje. Perdón, esto... no me pasa muy a menudo.

— Descuida -dijo Lincoln- No me molesta en lo absoluto, de hecho, creo que hasta se siente bien y -duda un poco pero al final dice- bastante relajante de cierto modo.

— ¿A-Ah sí? -pregunto Lynn.

En eso, Lincoln con una sonrisa relajaría lentamente la palma de su mano sobre la de su hermana, haciendo que ambas se quedaran nuevamente juntas, unidas palma con palma.

— Yo... creo que sí.

Lynn, ante esto, no pudo evitar dejar escapar un ligero sonrojo que trato de ocultar girando su cabeza. Lincoln se daría cuenta y rápidamente decidiría cambiar de pregunta.

— Entonces... ¿Le avisaste a Lucy que ibas a estar conmigo ayudándome?

— Nop, le dije que estaría viendo televisión abajo. Pero no te preocupes, que ella no suele salir de nuestra habitación a estas horas, así que todo esta bien, tenemos todo el tiempo que queramos.

— Oh, ya veo.

— ¿Y por qué la pregunta?

— Oh, por nada en especial. Solo... Quería saber cuanto tiempo aquí podríamos quedarnos aquí, los dos...

Lincoln se tomaría de la cabeza con su otra mano, a su vez que miraría la que él tenía y la de Lynn juntas, mientras un pequeño rubor involuntario se haría presente en sus mejillas.

— Lincoln...

— Lynn...

Lynn observaría a Lincoln y vio donde tenía la mirada puesta, lo que también la dejaría viendo ello por unos momentos, con un rubor algo menos visible.

El silencio fue total dentro y fuera de la habitación, algo que provocaría en Lincoln y Lynn ese sentimiento que tanto los había estado persiguiendo y que estaría materializándose nuevamente.

Los pensamientos y sensaciones daban vueltas y vueltas alrededor de sus cabezas.

Ambos comenzaron a comprender que lo que sentían ya no podía ser solo unilateral, Lincoln se dio cuenta al ver la reacción de Lynn cuando este estiro su mano, así como Lynn vio la reacción de Lincoln cuando esta respondió su pregunta.

Sintieron que sus respectivas reacciones reflejaban lo que los dos realmente sentían en ese momento, el anhelo de querer seguir estando juntos era algo que los envolvían el uno al otro, tanto que se veía representando en esa toma de manos que parecía no querer terminar.

Alguien tenía que dar el primer paso para terminar de esclarecer esa duda. Y justo cuando Lincoln se preparaba para tomar la confianza suficiente para hacerlo, Lynn fue más rápida y se le adelantó.

— Lincoln... ¿Puede hacerte una pregunta?

Dicha frase tomaría algo desprevenido al peliblanco, quien solo se limitaría a contestar de manera afirmativa.

— S-Sí, Lynn, lo que sea, dime.

— Ok...

Lynn bajaría su mirada nuevamente, recordó aquello en lo que había estado pensando hace rato y lo diría.

— S-Si tuvieras que elegir pasar el tiempo conmigo entre haciendo cosas relacionadas al deporte como hemos hecho antes o haciendo otro tipo de cosas, ya sea ayudándote con tu tarea, o quizás simplemente conversando y descansando como ahora. ¿Cuál sería la que te gustaría más hacer, Linc?

Lincoln se quedaría en silencio y pensativo por un breve momento, claramente no se esperaba una pregunta de cierta índole, y quizás en el fondo, Lynn era consiente de ello.

Sin embargo, era tanta la necesidad de obtener una respuesta concreta a la interrogante que rondaba su cabeza que simplemente decidió por soltarla, aún a sabiendas que para el peliblanco podría ser igual de complicado.

Lo que no contaba la deportista, es que Lincoln no tardaría demasiado en responder, y lo haría de una forma que, al menos ella, no se esperaría para nada.

— Tú... ¿Quieres saber que es lo que escogería, Lynnharina? -enunció, mientras la chica asentía con la cabeza.

En ese momento, Lynn pudo sentir como por breves segundos la mano de Lincoln se contraería ligeramente sobre la suya, algo que la dejaría todavía más expectante de la respuesta que recibiría por parte de su hermano.

Luego, y con voz firme y serena, el peliblanco enunció.

— Bueno pues, yo... escogería ambas.

El sonido de la brisa del viento se colaría aún más dentro de la habitación, provocando a su vez un ambiente de incertidumbre y de poco claridad en el lugar. Lynn, quien se había quedado confundida por lo dicho por Lincoln, replicaría alzándose sobre la cama, soltando la mano de su hermano por primera vez.

— ¿Q-Qué? -preguntó la deportista- No no Linc, a lo que me refería en sí era cual de las dos actividades preferirías realizar, no de sí estabas dispuesto a hacer uno o la otra o--

— Lynn, Lynn... Escucha.

Lincoln debió de notar por la forma en cómo había reaccionado su hermana deportista que estaba en un momento de nervios e incertidumbre, así que sin pensarlo dos veces, decidió actuar. Rápidamente se incorporó de la posición en la que se encontraba con anterioridad, y una vez ambos estaban uno frente al otro a casi la misma altura, el peliblanco la tomaría de ambas manos, de la que ya había tomado y la otra, quedando así la habitación en un nuevo y profundo silencio que envolvería todo el lugar.

— Mira, yo -hace una pausa mientras la miraba comprensivamente- Lo que quiero decir es que no importa que actividad pueda o este realizando, si me guste más o guste menos; si ello me permite pasar tiempo contigo, pues claro que lo haría y con mucho gusto. Sea la actividad que fuera.

— ¿D-De verdad, Linky?

Lynn se quedó mirando a Lincoln con una expresión tanto de asombro como de desconcierto, sus ojos se tornaron brillantes debido al reflejo de la luz encendida del cuarto. Dicho detalle no pasaría desapercibido para el peliblanco, quien lo único que atino a hacer fue pasar la saliva que tenía contenida en su garganta, a su vez que responder con una sonrisa algo nerviosa.

— Por supuesto, pero -interrumpe para bajar un poco la mirada y preguntarle con algo más de seriedad- Lo más importante es saber si tú también quieres pasar todo ese tiempo conmigo, juntos. Yo lo disfruto, y lo disfruto de una manera que no podría llegar a describir muy en palabras sencillas, lo que sí sé es que, cuanto más actividades realizábamos juntos, una parte de mí me decía que era mi complemento, como si fuese algo que me llenara por dentro, de buena manera, claro jeje.

Unos segundos más de silencio, fue entonces Lincoln sentiría como Lynn levantaba su mano y la ponía sobre su hombro. Levanto la mirada y solo pudo ver una expresión conmovida en todo el rostro de su hermana deportista, quien no tardo mucho en responder a sus palabras.

— Sí, tienes toda la razón Linky -dice de manera serena- Es más, si te soy sincera, cuando empezamos a compartir más tiempo juntos, supuse que no duraríamos mucho pues nuestras costumbres son diferentes y pues, pensé que sucedería algo parecido que cuando tuvimos que compartir habitación la otra vez.

— ¿Pero...?

— Pero, al final no, al final los dos supimos acoplarnos nuestros gustos y pues ¡Solo míranos ahora! Jaja -la deportista extendió sus brazos, para luego volver a juntar sus manos con las del peliblanco, con quien compartió una ligera sonrisa que fue prontamente correspondida-  A lo que quiero llegar, es que yo también disfruto mucho estar acompañada de ti, Linky. Me hace sentir bastante bien conmigo misma y bastante motivada a hacer las cosas. Y como tú lo dijiste, nunca pude llegar a saber si realmente tu también sentías lo mismo que yo. Ahora sé muy bien cual es la respuesta, y pues, creo que estoy tan contenta como tú.

Lincoln no pudo hacer otra cosas más que sonreír al oír dichas palabras de su hermana.

No solo ambos habían revelado por fin como se sentía el uno acompañado del otro, sino que también habían reflejado de una vez por todas esas sensaciones contenidas que llevaban semanas cargando y que habían intentado ocultar.

Ambos ahora estaban en mucha más confianza, ambos finalmente se comprendían mejor al ya decirse todo lo que realmente sentían. Nada podía ser mejor para los dos hermanos en ese momento.

Lincoln y Lynn se quedarían mirando frente a frente, sentados encima de la cama, en medio del profundo silencio de la habitación. Ambos solo compartieron una sonrisa sincera entre ellos, al mismo tiempo que apretaban con aún más fuerza sus manos, con la clara intención de no querer separarlas.

Sus ojos brillantes y luminosos a la luz de la habitación, no se hicieron esperar.

Sus mejillas, aún ruborizadas y evidentes a la vista del otro, hacían cada vez más evidente el sentimiento indescriptible que los envolvía en esos momentos.

Un sentimiento que ya no podían dejar ni hacerlo a un lado, un sentimiento que ya no significaba más una carga para ellos o algo de lo que se avergonzara. Ahora, ese sentimiento se había convertido en algo completo, y sobretodo...

Correspondido.

Lo que sucedió después, bueno, fue algo que ni ellos mismo pudieron explicarse.

Lo único que pudieron llegar a ver, en los últimos segundos donde eran plenamente conscientes de sus acciones, fue a ambos acercándose lentamente el uno con el otro, en un acto  que parecía casi involuntario, como si de alguna manera sus cuerpos se atrajeran mutuamente, cual material magnético fuera.

Luego de eso, todo se sintió mágico.

Sintieron como sus manos finalmente se soltaban y reposaban sobre los hombros del otro, a su vez que sus labios se juntaban, formando así un sencillo pero apasionado beso entre Lincoln y Lynn.

Ninguno de los dos estaba dispuesto a desaprovechar este momento único, así que simple y sencillamente se dejaron llevar por el momento, haciendo que aquel beso reflejara más un desahogo por todo lo que sentían, mientras el ambiente del lugar se decoraba con leves sonidos provenientes desde afuera de la única ventana del cuarto del peliblanco

Así pasaría alrededor de un minuto, en la que ambos se separarían principalmente a la falta de aire, ya que de no ser por eso, hubieran seguido sin ningún problema. 

— L-Lynn...

— L-Lincoln...

La expresión en sus caras hablaba por ellos, eran de clara sorpresa pero también de una felicidad inconmensurable.

Una felicidad que se evidenció con la sonrisa y el posterior sonrojo que ambos atinaron a hacer.

No podían hablar con mucha claridad, pero el sentimiento y la emoción que se desbordaba desde lo más profundo de sus corazones era cada vez más y más inmenso. Y eso era algo que nada ni nadie podría evitar.

O al menos, eso creían...

Pues, solo unos segundos posteriores a la consumación del acto intimo entre los hermanos, el sonido de la puerta de la habitación abriéndose de golpe los tomaría completamente desprevenidos.

— ¡AHHHHH!

No tuvieron ni siquiera tiempo de respuesta antes de que pudieran sentir otro ruido más proveniente de arriba de ellos, específicamente de las rejillas del ducto de ventilación, y ver como una sombra se les abalanzaba encima, derribándolos contra la cama y cubriendo sus bocas para que el grito no fuera demasiado fuerte.

No paso mucho tiempo para que aquella figura se aclarara y ambos pudieran ver de quien se trataba. Ninguno de los dos lo pudieron creer.

— ¡¿L-Lucy?! -dijeron.

Antes de que pudieran decir algo más, la puerta de la habitación terminaba por cerrarse, apareciendo en escena otra figura de la cual se les hizo un poco más fácil identificar quien era, pero igual se quedarían sin palabras ante lo que veían.

Es más, hasta podría decirse que la impresión que se llevaron fue mucho mayor.

— ¡¿L-LUAN?!

Y en efecto, se trataba de su hermana comediante, quien con un ligero gesto de reojo les daba a entender que esta vez dejaría de lado las bromas y su estilo de humor característico. Ahora solo la acompañaba un semblante serio, algo similar al que tenía su hermana gótica pero en una menor medida.

Finalmente, Lucy dejaría de ejercer presión sobre sus hermanos, incorporándose de la cama y poniéndose justo al lado de Luan, mientras que Lincoln y Lynn se hicieron a un lado para recuperar algo del aire que habían perdido en ese agarre.

—  ¿L-Luan... L-Lucy...? -diría Lynn entrecortada.

—  ¿Chicas...? ¿P-Pero qué estan hac...?

Lincoln no pudo terminar la frase, pues se vería interrumpido abruptamente por la voz de la comediante,

—  Hermanos -intercambia una mirada seria con Lucy- Ustedes tendrán mucho de que explicarnos ahora.

Lynn voltearía a ver a Lincoln con una mirada preocupada, mientras que el peliblanco atinaría a hacer lo mismo.

Era increíble como, en tan solo unos segundos, el panorama de ambos había cambiado por completo

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Próximo y último capitulo:

16.- Reunión

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