Extra tres.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Recomendación: para una mejor experiencia, leer el capítulo con el fondo en blanco, os aseguro que no os arrepentiréis.

Nota: Sé que he tardado un mes en subir este extra, pero me ha tomado muuucho tiempo porque quería hacerlo con amor y espero que se note.

Este extra es una despedida para Zack y Hassel, porque ellos ya han tenido su final feliz, los he querido muchísimo y no me arrepiento de haberlos creado. Definitivamente, escribiría esta novela una y otra vez, reviviría todo el proceso junto a los bloqueos y todo. (Queda un extra, pero ese lo subiré aparte como dije en los otros extras).

Este extra es largo, muy largo, tiene más de 5k de palabras, y podría haberlo separado en dos, pero prefería que lo leyerais todo de una, espero que os guste <3.

Y muchísimas gracias por los casi 10k, esperemos que sean muchísimos más.

PD: Si veis muchos errores, perdón, he intentado corregir todo lo posible, pero por la longitud del capítulo y que son las 6 de la mañana, se me han podido pasar algunos. Los intentaré corregir más tarde. Es que no quería tardar más en publicarlo.

Para que tengáis en cuenta, todo se narra desde la perspectiva de Hassel y trata sobre cómo él vivió toda la novela, por lo que quizás tengáis que releer la novela. Me he saltado las escenas que ya han sido narradas por él dentro de la historia.

Ahora sí, disfrutad y lamento que la nota sea tan larga <3.

Hassel.

Pegué la nota con furia contra la taquilla de Kyle, el muy pesado no paraba de insistirme para que me declarara a Emma.

¿Para qué haría algo tan estúpido? ¿Para que me rechazara porque le gustaba el increíble y perfecto Zack Shaw? No, gracias, estaba bien sin ser humillado.

Es decir, claro que quería decírselo para quitármelo de encima, pero no quería escuchar esas dichosas palabras.

Más tarde, después del entrenamiento de fútbol, me fui a casa para descansar del infierno llamado: "instituto".


—¿Sabes? Eres gilipollas. —Tyler estampó las cartas contra el escritorio, enfadado.

—Y tú eres un mal perdedor —se burló Kyle mientras las recogía y las volvía a barajar.

—¿Cómo cojones ganas siempre? —cuestioné yo.

—Habilidad —sonrió con superioridad fingida.

—¿Habilidad en el UNO? Dirás suerte —bufó Tyler.

—Yo ya paso. —Saqué mi teléfono y comencé a revisar Instagram.

En la página principal me salieron los posts más recientes de Emma.

Fruncí el ceño cuando vi que estaba con Zack, otra vez.

—¿Por qué esa cara? ¿Emma con Zack de nuevo? —preguntó Tyler. Rodé los ojos en respuesta—. Pobre, tu ex-crush junto a tu crush; de nosotros tres, eres el más desgraciado.

—Gracias por recordármelo, lo necesitaba —gruñí—. Voy a por algo.

—De nada. —Tyler sonrió inocentemente.

Me levanté y fui a la cafetería, no sin antes tirarle unos cuantos papeles a la cara.

Pasé por mi taquilla para tomar los libros antes de la siguiente clase, si es que el profesor venía, porque el anterior no lo hizo y por eso estábamos jugando al UNO.

Al cruzar por delante de la taquilla de Kyle, vi una nota sobresaliendo, pero no en la suya, sino la taquilla de al lado.

¿Por qué la había pegado ahí? ¿Por qué no me la había dado antes en clase?

La agarré y la leí.

Oh, mierda.


—Qué mala suerte tienes, Hass —se rió Tyler.

—Imbécil —gruñí.

—Tenías una sola tarea, Hass, y la has hecho mal. —Kyle suspiró mientras jugueteaba con el trozo de papel.

—¿Cómo iba a saber que me había equivocado de taquilla?

—También, son todas iguales. —Tyler se encogió de hombros.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a ignorarlo? —inquirió Kyle.

Negué con la cabeza.

—Voy a responderle como es debido.


—Tenéis una dinámica muy rara. —Kyle sonrió.

—Dinámica de qué —bufé.

—Yo creo que es una persona bastante pacífica en comparación a Hass —comentó Tyler—. Hass lo amenaza con partirle las piernas y él le responde de broma, ¿sabes que pegáis bastante?

Le saqué el dedo del medio mientras lo miraba con asco.

—Pensé que tardaría en descubrir quién eras por la firma, pero ha sido rápido, ¿verdad, capitán del equipo de fútbol? —rió el castaño.

—E incluso le sigue la broma de la inicial —señaló el rubio.

—Técnicamente, no es mi inicial —aclaré.

—Lo que tú digas, Kaiden.

—Jódete, rubio de bote.

—Mi nombre es Tyler, pitufo.

—¿Queréis parar de discutir siempre? —gruñó Kyle.

Levanté las manos en señal de paz.

—Le diré que deje de escribirme.

—¿No es más fácil no responderle y ya? —Tyler entrecerró los ojos, confundido.

—Supongo. —Me encogí de hombros—. Pero prefiero dejárselo claro desde el principio.

—Ya verás cómo va a salir mal —advirtió.


—¿No habías dicho que no ibas a responderle de nuevo? —preguntó Tyler.

—Me ha salido mal el plan, ¿vale? —murmuré.

—Eres fácil de provocar —señaló Kyle— y Zack lo está aprovechando para que le contestes.

—Yo creo que ni se da cuenta, le sale solo —indicó el otro.

—Bah, lo que sea, lo importante es que le sigue respondiendo. ¿Qué tal vais?

—Pues le he dicho que lo odio como cinco o seis veces y le sigue valiendo una mierda, a veces no sé si es tonto o se lo hace —contesté.

—Seguramente quiera descubrir tu identidad para darte una paliza por lo que has dicho de él —bromeó Tyler.

—No digas eso, que lo asustas.

Un escalofrío recorrió mi columna.

—Ya me tiró por una ventana, una paliza no será nada. —Le seguí la broma.

—Cierto, esperemos que esta vez sea la otra pierna y así es más justo.

—¡Tyler! —le recriminó Kyle.


Reí al leer la nota.

¿Conocernos? Vaya tontería, ya lo hacíamos.

Zack ni siquiera se estaba tomando en serio mi identidad.

No sabía por qué seguía contestando sus notas, pero tampoco me molestaba y, de hecho, hasta era divertido leer sus respuestas.

Él hacía parecer que caerse por unas escaleras no era tan grave como realmente era.

Agarré un bolígrafo azul y decidí seguirle el juego; no le iba a decir mi identidad, pero si él deseaba saber quién era, tendría que descubrirlo por sí mismo.

Si lo hacía, al menos podría saber lo que de verdad pensaba de él y así podría ahorrarme el fingir que me caía bien.

Pero, durante un tiempo, me haría el difícil.


Me dio pena.

Que pensara que sus amigos se juntaran por interés era triste, porque no era verdad. Al menos, por lo que yo sabía.

Sin embargo, no era quién para hablar, porque yo no sabía lo que realmente estaba sucediendo.

Fruncí el ceño antes de pensar en una respuesta que pudiera consolarlo, aun así, ¿por qué estaba pensando en consolarlo?


Jadeé al terminar los ejercicios del entrenamiento.

Morirme se veía tentador bajo el abrasador sol y todo el sudor de mi cuerpo, pero no podía mostrarle esto al equipo.

—Lo habéis hecho muy bien. —Aplaudí—. Todos a casa y a dormir, mañana elevaremos aún más el nivel.

Escuché algunas quejas, pero al final todos asintieron y se fueron a los vestuarios.

Me hubiera gustado que alguno se negara para enseñarle quién era el capitán, pero hoy no era el día.

Fui el primero en entrar y salir de los vestuarios y, con la carta en mano, me dirigí con rapidez a la taquilla de Zack. Debía estar en su entrenamiento, así que no habría problema con encontrármelo.

Metí la carta con cuidado entre las rendijas y suspiré.

De repente, escuché pasos y maldije, ¿quién mierda estaría en los pasillos en ese momento?

Corrí en dirección contraria cuando vi aquella sombra. Me escondí detrás de una pared y me asomé, viendo que la persona era Zack.

Joder, ¿y si me había descubierto?


Al día siguiente, me di cuenta de que no sabía quién era porque no recibí ningún golpe, amenaza o mirada de su parte.

De alguna forma, estaba aliviado.

No sabía cuándo había comenzado a tener miedo de que supiera quién era y me odiara por ser tan hipócrita.

Apreté los labios cuando llegué a la cafetería y vi que Emma estaba apoyándose sobre él y acariciándole el pelo.

Sin embargo, no estaba celoso de Zack, sino de Emma. 



—Sus padres son horribles —gruñí.

—¿Por? —preguntó Tyler mientras se apoyaba sobre mi mesa.

—¿Qué clase de padres no van a ver a su hijo en un partido?

—¿Cualquiera que esté ocupado o algo así? —respondió con confusión.

—Mis padres siempre van a todos mis partidos.

—Oh, perdona, es cierto, tú tienes la privilegiada y deseada estabilidad y amor familiar que el resto no tenemos. —Rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—Imbécil.

Aunque Zack no me lo hubiera pedido, yo igualmente habría ido porque Tyler y Kyle querían, pero ahora tenía entradas en primera fila y gratis aseguradas, es decir, más razones para ir.

—Bueno, ¿y qué tal con tu príncipe azul? —se burló el rubio.

—Deja de decir tonterías, Tyler.

—Ya, ya, solo cuéntame el chisme.

—Uhm, me está invitando al partido y he aceptado. —Le mostré la carta que estaba escribiendo y a la que estaba respondiendo.

—Interesante. —Se frotó el mentón mientras analizaba ambas hojas.

—Igualmente, siento que falta algo —refunfuñé—. Está como muy soso.

—Dibújale algo. —Se encogió de hombros.

—Claro, ¡qué buena idea! ¡Si tan solo supiera dibujar! —espeté.

—Mira que eres inútil, déjame a mí.

Garabateó algo sobre el papel y me lo devolvió.

—Tyler, va a descubrir quién soy —suspiré.

Rodó los ojos de nuevo y escribió otra cosa.

—Supongo que esto sirve. —Hice una mueca antes de doblar la hoja—. Pero que sepas que yo no haría esa expresión.

—Lo que tu digas —rió y comenzó a burlarse de mí mientras yo intentaba callarlo, avergonzado.

Metí la carta con cuidado.

No había nadie en el pasillo porque era la hora del almuerzo, así que aproveché para darle la carta.

Me dirigí a la cafetería, pero alguien me agarró del brazo y me acorraló contra la taquilla.

Pensé que iba a morir hasta que vi el rostro de Elián.

Me habían descubierto, maldita sea.

—No le digas nada a Zack —solté.

—No esperaba que fueras K —suspiró y me liberó.

—No se lo digas. —Tragué saliva y jugueteé con mis manos.

—No se lo diré, pero necesito ayuda con algo.

Nos miramos fijamente a los ojos y comenzamos a negociar.

Esto me pasaba por ser descuidado.

Sonreí al ver la pegatina que Zack había puesto.

La despegué con cuidado y la puse en la funda de mi móvil. 

¿Era una pista obvia? Sí.

¿Zack era lo suficientemente brillante para descubrirlo? Ya lo veríamos.

—Tyler, ¿estás enfadado con Zack? —Fruncí el ceño.

—¿No? ¿Por qué iba a estarlo?

—No sé, porque preguntó por Sara. —Me encogí de hombros.

—¿Y a mí qué me importa que me pregunte sobre ella? —cuestionó, confundido.

A Tyler todo le valía mierda si estaba en el pasado, ese era su tipo de personalidad. Se centraba en el presente y dejaba ir el pasado.

Ojalá a todos nos diera tan igual las cosas.

Le pasé la hoja para que él mismo la leyera.

Soltó una carcajada.

—¿Quién diría que el increíble capitán del equipo de baloncesto tendría estas inseguridades? Incluso lo hacen ver adorables.

—Oye, es mío. —Me cubrí la boca al instante, avergonzado—. Ha sido sin querer —me excusé.

—Ahm —sonrió de lado—. Por casualidad, ¿no te gustará Zack...?

—¡No! ¿Qué tonterías dices? —Me cubrí el rostro.

—Kyle, necesito opinión.

El mencionado, que estaba haciendo su tarea en el último momento, se giró a vernos.

—Tyler tiene razón —contestó y su mirada volvió a su libreta.

—¡Que no me gusta! —exclamé.

—¿Qué tiene de malo que te guste?

—Que no es verdad —reproché.

—Fingiré que te creo. —Desvió la mirada, aguantándose la risa.

—Olvídalo y dime qué le puedo aconsejar.

Sonrió maliciosamente antes de comenzar a enumerar una serie de formas para que Zack se disculpara con él.

Me dio lástima porque Tyler ni siquiera estaba enfadado.

—¿Así que te has comprado una tarjeta SIM solo para poder hablarle por teléfono? —inquirió Kyle.

—¡No es así! Mi hermano es tonto y yo solo pensé en aprovechar la oportunidad —murmuré.

—Oh, qué rápido madura nuestro pollito, hoy es el número de teléfono y mañana, la dirección de su casa.

—¡Tyler! —le reclamé—. Ni que fuera tú.

—Eh, eh, te me calmas, que yo no te he hecho nada.

—Uf, vosotros solo ayudadme a idear una forma de decirle el número, pero sin decírselo, ¿entendido?

Después de unas cuantas discusiones más, acabé con el cerebro hecho polvo y seguramente, con la última carta que nos escribiríamos, o al menos eso esperaba.

Sin embargo, no me escribió hasta muchas horas después.

Salí de la ducha cuando escuché mi teléfono sonar.

Vi que era un mensaje de Zack y me debatí en si debía responderle o no, pero lo hice, a pesar de que debía dormir temprano porque tenía que madrugar a la mañana siguiente.

Solo tenía la intención de contestarle algunos mensajes sarcásticamente, pero de alguna forma, hablé con él una hora entera y más, sin embargo, no me arrepentía.

Me sonrojé al leer el último mensaje que me había mandado durante la clase, a través de la vista previa que ofrecía WhatsApp.

¿Marcaría un triple por mí si supiera quién era en realidad?

Decidí mandarle un mensaje a Zack para animarlo, ya que no se veía muy alegre.

Cuando se rió gracias a mí, sentí que mi corazón se salía de mi pecho.

Dejó de contestarme cuando sus amigos volvieron a conversar con él. Le resté importancia y seguí comiendo.

Cuando comenzaron a hacer ruido y a llamar la atención de mucha más gente, los maldije internamente.

Iba a matar a la mesa de Zack si estos no se callaban de una vez.

Al escuchar que estaban intentando fisgonear en el teléfono de Zack, saqué el mío y comencé a escribir un mensaje rápidamente.

Elián miró el chat y después me miró a mí y abrió mucho los ojos. Le devolvió el teléfono sin rechistar y yo sonreí victorioso.

—¡¿Cómo voy a sustituir yo a Ben?! —exclamó Kyle en estado de pánico.

—Sustituyéndolo —contestó Tyler, soltando una carcajada ronca debido a su propio comentario.

—Todo por tu culpa, Tyler, ¿por qué abriste la boca? —lloriqueó.

—Te iban a elegir abriera o no la boca —sonrió ladinamente—. Yo solo hice el proceso más divertido.

Tyler se encogió de hombros y Kyle, en respuesta, agarró una almohada y comenzó a golpearlo con esta.

Los tres estábamos en casa de Tyler, celebrando una fiesta de pijamas.

¿La razón? No había, simplemente queríamos.

—Mira el lado bueno, Kyle, podrás presumir y coquetear con la hermana de Ty —solté.

De repente, paró su ataque y sonrió como un tonto.

Ah, sí, Kyle estaba profundamente enamorado de Layla, hermana del rubio, y viceversa, pero ninguno se confesaba por miedo al rechazo.

Y, a pesar de que Ty y yo le insistíamos, no nos creía, así que lo dejamos y comenzamos a jugar con ellos. También hicimos una apuesta para ver quién se lo diría al otro primero.

Sin embargo, yo sabía que eso iba a acabar bien, y si no lo hacía, los obligaría.

Era broma, o no.

—Dios, Kyle, quita esa cara o le pasaré esas fotos que tanto te avergüenzan —murmuró Tyler.

Él hizo una mueca de asco y comenzó a maldecirlo mientras le explicaba las distintas formas de tortura que existían.

Yo saqué mi teléfono después de escuchar una notificación; era Zack.

Sonreí inconscientemente y entré a su chat.

Zack en línea

Zack: ¿Estás?

Quería responderle alguna cosa estúpida, pero me decanté por algo más razonable.

K: No.

Zack: Pero :(

K: Estoy a punto de dormir, Zack.

Era totalmente mentira, pero él no lo sabría.

Zack: Lo siento, no te molestaré más.

Fruncí el ceño, ¿desde cuándo él se rendía tan fácilmente?

K: Joder, ¿qué te pasa?

Zack: ¿De qué hablas?

K: Normalmente, insistes en seguir hablándome, aunque te diga que estoy por dormir.

Zack: Oh, bueno, supongo que estoy algo deprimido jaj.

K: ¿Qué ha pasado?

Zack: Ben (un chico del equipo de baloncesto que iba a jugar en las Estatales) se ha lesionado y lo hemos tenido que sustituir por un novato que ha venido hace nada al equipo.

K: Si lo habéis sustituido por Kyle, por algo será, se ve como un chico capaz.

Kyle no era malo jugando al baloncesto, así que no tenía por qué deprimirse por ello.

Zack: No digo que no, pero uhm...

Zack: Espera, yo nunca dije que lo sustituimos por Kyle.

Zack: Eso significa que...

Zack: ¿K?

Zack: ¿Estás en el equipo de baloncesto?

Oh, joder, la había cagado.

Zack: ¿Eres Kyle? Lo he estado sospechando hace un tiempo...

Abrí mucho los ojos, sorprendido y dejé que mi cuerpo actuara solo.

Bloqueaste a este contacto. Toca para desbloquearlo.

—Chicos, creo que lo he estropeado todo. —Tragué saliva y levanté mi vista del teléfono.

—No va a pasar nada, Hassel —suspiró Kyle—, a quien van a pegarle la paliza es a mí, por tu culpa.

—No quiero que me descubra. —Hice un puchero.

—Mira el lado bueno, si te descubre, te pegará una paliza y yo lo grabaré; si no te descubre, le pegará una paliza a Kyle y también podré grabarlo. ¡Todo es ganar! —rió Tyler, o lo intentó, porque se ahogó con su propia saliva.

—Por Dios, mejor cállate. ¿Por qué estás aquí? —Rodé los ojos.

—No puedo abandonaros aquí. —Se encogió de hombros y sorbió su nariz.

—La gente va a creer que estás loco por lo cubierto que estás —comentó Kyle.

—¿Y a mí qué me importa lo que crea el resto?

—Así se habla —bufé—. Vale, Kyle, él cree que eres K, así que lo que tienes que hacer es lo siguiente...

—¡Kyle! —El grito de Zack me asustó e hizo que me cubriera la cara con la bufanda de Tyler rápidamente.

Qué inteligente, seguramente estaba totalmente camuflado y él no se daría cuenta. Ojalá se note el sarcasmo.

—Oh, joder —masculló Kyle—. Antes de que me des una paliza, Zack, déjame explicarte todo.

—Adelante. —Se cruzó de brazos mientras alzaba una ceja.

No notó nuestra presencia, lo que me tranquilizó.

—No soy K —soltó mi mejor amigo.

—¿Qué? —preguntó Zack, sorprendido.

—¿Cómo que no eres K? —cuestionó Elián, quien apareció de la nada.

Este me miró, pero disimuló poniéndose de parte de Zack.

—Que no lo soy. —Tragó saliva.

—¿Y cómo podemos saber que no estás mintiendo para salvarte de una paliza? —Zack habló en un tono muy amenazante, o eso intentó, porque parecía más bien un cachorro enfadado.

Muy adorable.

—¡Mi letra es completamente diferente a la de K! Ni siquiera se parecen —lloriqueó—. Yo solo le estaba haciendo un favor para que no lo descubrieran —reveló.

Maldito, lo iba a matar si no moría yo antes, ya fuera de un ataque al corazón o una puñalada.

—¿Y por qué faltaste a clase?

—Tyler se enfermó y fui a cuidarlo porque su madre no estaba en casa —bufó.

—Pero, aun así, hay formas de falsificar la letra —contradijo Zack.

—Joder, mira. —Kyle sacó su teléfono y comenzó a grabar un audio—. Tú, K, maldito, mándale un mensaje a Zack para que no me mate aquí y ahora.

Saqué el mío disimuladamente y desbloqueé a Zack.

Desbloqueaste a este contacto.

Suspiré y sopesé mis opciones antes de enviar nada.

—Me sigue saliendo que estoy bloqueado —gruñó Zack.

Estaba a nada de decirle algo como: "¿Te crees que todos escribimos tan rápido como tú?", pero me aguanté las ganas.

—Dale un momento, es de los que necesita un tiempo porque no sabe controlar la tecnología. —Me lanzó una mirada de odio.

—¿Qué es? ¿Un abuelo? —bromeó Elián.

—Poco le falta, encima con los problemas de espalda que se carga...

Apreté los dientes.

De esta no se salvaba. Si Zack no le pegaba, lo haría yo, sin vergüenza alguna.

Zack⋆ en línea

K: Kyle no es K.

K: Es decir, no soy yo.

Fue lo único que se me ocurrió decir.

Su vista se dirigió a Kyle y después a su teléfono.

Aproveché para mandar otro mensaje.

K: Oye, ¿no te había dicho que no indagaras sobre mí?

Zack: Lo siento, yo de verdad... No era mi intención, solo que, cuando dijiste eso...

K: La próxima vez te bloquearé y no volverás a saber nada de mí.

Me mordí el labio inferior. Técnicamente, no era verdad, no haría eso, aunque incumpliera las reglas, solo era una forma de asegurarme de que esto duraba. Porque yo no sabía lo que pasaría si descubría quién era y yo odiaba no tener el control de las cosas.

—Bueno, gracias. Me alegro de haber podido aclarar esto, iré a cambiarme.

—Uhm, no es nada —respondió Kyle.

Se giró en dirección a los vestuarios y desapareció junto a Elián.

—Hemos sobrevivido —soltamos ambos al unísono, sorprendidos.

Me levanté más cansado de lo normal.

Y era obvio, sobre todo después de haberme quedado hasta tarde hablando con Zack.

Mientras hacía las tareas de clase, recibí un mensaje y, a pesar de que no debía contestar, lo hice.

Zack⋆ en línea

Zack: ajsjakoqiwowmfnbaoqjdkw hola, Kaiden.

Reí con su mensaje.

Kaiden: ¿Estás convulsionando mientras escribes o qué?

Zack: No, me duele la cabeza.

Kaiden: No haber bebido.

Zack: Es que...

Kaiden: No tienes excusa.

Zack: Lo siento :(

Kaiden: No vuelvas a beber y ya, el alcohol puede destrozarte la vida.

Zack: Vale :D, ¿puedo llamarte?

Kaiden: Es mediodía.

Zack: ¿Y?

Kaiden: Dame cinco minutos.

Zack: Llámame tú cuando estés preparado.

Zack⋆ últ. vez hoy a las 12:37

Recogí todo y me tumbé en la cama para llamarlo.

—¡Buenos días! —canturreó nada más contestar.

—Malos —respondí de broma.

—¿Qué ha pasado?

—He dormido cinco horas, Zack. —Alcé una ceja, aunque no me pudiera ver.

—Lo siento, mi culpa, pero no me arrepiento —rió.

—Se te nota.

—¿Estás bien? Si de verdad quieres, podemos posponer la llamada.

—Estoy vivo y no hace falta, ¿tú estás bien? ¿Llegaste a casa a salvo?

—Sí, estoy bien.

—Me alegro.

Un silencio incómodo se formó.

—Uhm...

De repente, mi corazón comenzó a latir rápidamente y un impulso me dio la valentía para decir lo que iba a decir.

—¿Quieres conocerme?

—¿Qué?

—Nada, olvídalo. —Me arrepentí al instante.

—¡No te atrevas! ¿Acabas de decir lo que creo que has dicho?

—Básicamente. —Le resté importancia, con la esperanza de que se le olvidara.

—¿Por qué tan de repente?

—No sé, ambos nos... bueno, ya sabes. —Me sonrojé. ¿Por qué me daba vergüenza decirlo ahora?

—¿Nos gustamos?

—Sí —tosí.

—Eso me hace acordarme de que ayer te dije que te lo diría.

—¿Decir qué?

—Que me gustas mucho, Kaiden.

Ahogué un grito sobre mi almohada antes de responder.

—Sí Zack, ya lo sé... Tú también me gustas.

—Podemos conocernos cuando tú quieras.

—Esta tarde, a las cinco y media —establecí.

Mejor ahora que nunca decían.

—¿Qué? ¿Tan pronto?

—Si lo posponemos más, no creo que nos conozcamos jamás.

Y no era mentira.

—Uhm, vale, esta tarde, ¿dónde?

—No sé, dime un lugar.

—¿La cafetería nueva que han abierto en la avenida Norte? Me han dicho que es buena y el ambiente es perfecto para... citas.

—Lo que quieras.

—Pues ese...

No sabía qué más comentar, lo mío no era hablar a través del teléfono.

—Entonces...

—Tengo una pregunta.

—Suelta.

—¿Por qué? Siempre estabas ocultando tu identidad, estabas por bloquearme y, de hecho, lo hiciste.

—Yo tampoco lo sé, Zack. Todo esto es tu culpa. Odio perder el control de las cosas que me pasan, así que tenía todo bien y de repente, pegué mal esa estúpida carta —confesé.

—Kaiden, ¿cómo me conociste?

—¿Qué?

—Me dijiste que, si nos hubiéramos conocido de otra forma, no me hubieras odiado.

—No te dije eso.

—Bueno, parecido, ya me entiendes.

—Realmente eres tonto.

—Me lo has repetido cinco mil veces —bufó.

—Zack, ¿has intentado siquiera reconocer mi voz? —cuestioné, dolido.

Sabía que no éramos tan cercanos fuera de esta dinámica, ¿pero que ni siquiera reconociera mi voz?

—¿Tu voz?

—Sí, Shaw.

—¿Walsh?

Sentí cómo mi corazón era estrujado. Ya estaba, ya lo sabía todo y ahora tenía que esperar a que llegaran las consecuencias.

—Sí, Zack, soy yo.

Entré a la cafetería sin que se diera cuenta.

—¿Chocolate puro? Es mejor el batido de helado de Nutella —bromeé, para romper la tensión del momento.

—Kaiden —inspiró.

—Zack —repetí con burla.

—Sobre lo de...

Rodé los ojos y me levanté.

Seguramente quería disculparse de nuevo y no me interesaba que lo hiciera. Hacía mucho que lo había perdonado.

—Espera. —Me tomó de la muñeca, impidiendo que me fuera.

—Si sigues hablando sobre eso, me iré de aquí —declaré.

—Joder, en serio, necesito...

Me aparté y él me siguió.

—¿Por qué no me dejas hablar?

—¿Por qué insistes en disculparte por algo que ya te perdoné?

—Casi te arruino la vida, Kaiden.

—Arruinármela suena bastante grave, tampoco fue para tanto.

Le resté importancia.

—Te tiré por una ventana y te rompí unos cuantos huesos, ¿de verdad crees que no es para tanto, Hassel?

—Pasó hace años.

—¿Y? Ahora ya no podrás dedicarte profesionalmente al fútbol.

—Una lesión más, una menos, igualmente no iba a dedicarme profesionalmente al fútbol, así que deja de hablar de esto o voy a tomar medidas. —Me encogí de hombros.

—¿Medidas?

Asentí en respuesta.

—Hassel, ¿tú realmente vas a...?

Suspiré, me giré y lo agarré por la sudadera y por la nuca para juntar nuestros labios.

No sabía de dónde había salido esta valentía, pero no me arrepentía. Maldita sea, se sentía demasiado bien besarlo después de tanto tiempo.

Profundizó el beso, sorprendiéndome.

Después de quedarme sin aire, le di un pequeño empujón y me relamí los labios para después limpiarlos con la manga de mi sudadera.

—Por fin te has callado —sonreí con burla y después de un silencio, volví a hablar—: ¿Ahora ya no vas a hablar, capitán del equipo de baloncesto?

—Me has dejado sin palabras, capitán del equipo de fútbol.

Tomé su mano y comencé a guiarlo a un lugar mejor que esa estúpida cafetería, esperando que no se diera cuenta de que estaba completamente sonrojado.

Despertar con Zack a mi lado era raro, pero definitivamente, no era una sensación desagradable.

Él aún estaba dormido, así que aprovechando que aún faltaba un poco para que sonara la alarma, comencé a acariciar su cabello. Jugueteé con uno de los mechones rebeldes que sobresalía de su desordenada cabellera.

Entrelacé mis dedos con los suyos y dejé un beso sobre su mejilla.

Qué bonito se veía.

Podría acostumbrarme perfectamente.

—Buenos días —susurró con la voz ronca.

Me sonrojé cuando me di cuenta de que me había pillado.

—Buenos días —tosí.

—¿Qué tal las vistas? —rió.

—Jódete —respondí, desviando la mirada por la vergüenza—. Pero no han sido malas —musité.

Besó mi cuello y después se dirigió a mis clavículas.

—Zack —gemí—, ¿vas a comenzar tan temprano?

Él rió y negó con la cabeza. Se sentó sobre la cama y se peinó con las manos.

—Otro día será, hoy tenemos cosas que hacer.

Al llegar al instituto, entrelacé mis manos con las de Zack.

Sabía que estaba nervioso por decirle a sus amigos sobre nosotros, todo había sido repentino, así que lo entendía.

Yo tenía la suerte de que Kyle se emocionaría y que Tyler diría que ya lo sabía, ambos eran predecibles.

Para distraerlo un poco más, le enseñé varias cosas de mi teléfono y una cosa llevó a la otra y le comencé a hablar de cosas que me emocionaban.

—Hola, Zack... —Elián lo saludó.

—Ey —respondí.

—Hola, Elián —repliqué.

—Hola a ti también, Hassel.

Zack intentó abordar el tema torpemente, pero como Elián ya lo sabía, no le sorprendió mucho.

—Es que —tosió falsamente—, yo ya sabía que Hassel era K. —Desvió la mirada.

—¿¡Qué!?

—Sí, no es nada importante.

—Elián Muñoz, comienza a correr antes de que te corte el cuello —amenazó Zack.

—Atrévete, rascacielos.

—Perdona, pitufo.

—Tú sí que comienza a correr. —Elián fingió estar enfadado y se crujió los dedos de la mano.

Zack se puso detrás de mí.

—Ayúdame, Hass.

—Elián, déjalo, ¿no ves que es un niño? ¿Te gustaría pegarle a un niño? —resoplé.

—No me gustan los niños. —Se encogió de hombros.

—Guau, ¿por qué tanta violencia a las...? —Ben se miró la muñeca donde no tenía ningún reloj — ¿Ocho de la mañana?

—¡Elián no me contó que Hassel era el que me enviaba cartas!

—Ah, ¿ya te lo ha contado?

Suspiré y me golpeé el rostro con la mano.

Pobre Zack, todo el mundo lo sabía menos él.

—¿Tú también...?

—Sí, todos lo sabíamos... Oh, no debería haberte dicho eso, olvídalo.

—Oh, claro, voy a decirle eso a mi cerebro —contestó irónicamente.

—Gracias —sonrió inocentemente.

—Ah, nos va a dar una paliza —rió Elián.

—¿Quién os va a dar una paliza? —Thiago se apoyó sobre el hombro de Ben, incorporándose a la conversación.

Nada más hacerlo, comenzó a discutir con Ben.

—¿Lo sabíais todos? —cuestionó Zack, aún en shock.

—Elián borracho tiene la boca muy suelta. —Ben se encogió de hombros.

—Voy a matarte, Muñoz.

Este se ocultó detrás de Thiago.

—No vas a hacerlo.

—Sí que lo voy a hacer.

—No, no lo vas a hacer, Zackarias. —Sujeté la muñeca de Zack y lo miré mal.

—Vale. —Hizo un puchero inconscientemente.

—Oh por Dios, Zack ha caído en las redes del amor.

—Jódete, Smith Torres.

—Ugh, no digas mis dos apellidos juntos. Solo uno.

—No quiero, Smith Torres.

—Por eso no te lo dije, Shaw.

—Eh, eh, solo yo lo llamo así —interrumpí.

—¿Ves? Cállate, Smith.

—Tú también, Shaw —le ordené.

—Sí, Hassel.

—Ugh, ¿por qué no le pides que se arrodille? Estoy seguro de que lo hará sin objeciones. —Elián hizo una mueca de asco.

—Ya lo probé. —Me relamí los labios.

—¿Probar qué cosa? —preguntó Zack.

—Nada, Zack, nada. —Me puse de puntillas para acariciar su cabeza.

Aprovecharía cada oportunidad que tuviera para hacerlo, sí, ¿por?

—Solo le falta la correa —murmuró Ben.

Thiago asintió, reafirmando lo que dijo su mejor amigo.

—Sigo sin saber cómo lo supiste, Elián.

—Lo vi dejar una carta hace tiempo. —Se encogió de hombros—. Lo abordé un día y me lo confesó.

Zack me miró, ofendido.

—Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho quién era —mentí.

—¿Y yo cómo iba a saber que eras tú?

—Esa es la gracia —solté una carcajada.

—Te odio.

—Sabes que eso no es verdad.

—Iugh, me dais asco, me voy. —Ben hizo una mueca de asco antes de irse junto a Thiago.

—¡Jódete! —espetó Zack.

—Bueno, felicidades por vuestro amor, ahora tenemos clase de matemáticas, así que vamos —comentó Elián.

Al llegar a clase, vi que casi todo el mundo había llegado ya, cosa que era realmente sorprendente porque la mayoría solía llegar tarde.

—Elián, cámbiame el sitio —le exigí.

—¿Eh? ¿Por qué haría eso?

—¿Entonces prefieres que le cuente a ya sabes quién ya sabes qué? —sonreí inocentemente.

Me gustaba esto de saber los secretos de los demás.

—Bueno, Zack, disfruta tu clase al lado de Hassel. —Huyó.

—No he entendido la conversación.

—No tienes que entenderla, no te preocupes, sentémonos juntos.

Hablamos de cualquier cosa hasta que vi a Emma llegar, ¿quién pensaría que todo esto era gracias a ella?

—Ahora vuelvo —indicó Zack y se levantó para hablar con ella.

Me encogí de hombros y saqué mi teléfono para hablar con Kyle y Tyler. Podría levantarme para hacerlo, sí, pero me daba demasiada pereza.

El trío calavera

Hassel: Chicos, lo he conseguido.

Escuché un grito ahogado proveniente del fondo de la clase.

Kyle: ¡Lo sabía!

Tyler: Yo también, si es que, Hassel, te lo dije.

Reí suavemente.

Hassel: Sois unos imbéciles, no lo sabíais.

Ambos comenzaron a discutir sobre cómo era muy obvio y demás. Yo rodé los ojos y respondí algunos mensajes hasta que vi que Emma y Zack volvieron. Esta parecía haber llorado, pero le resté importancia cuando Zack sonrió al verme.

Las clases pasaron lentamente, aunque las pasé molestando a Zack y hablándole a través de notitas, para no perder las viejas costumbres.

Cuando sonó el timbre, salí de la clase junto a mi novio.

Qué raro era decirlo, pero me gustaba.

En vez de ir a la cafetería como todo el mundo, nos apartamos a un lugar con menos gente.

—¿Qué es lo que quieres, Zack? Tengo hambre. —Hice un puchero.

—¿Te acuerdas de que dijiste que creías que nos habíamos conocido en las circunstancias equivocadas?

Pasó sus brazos por mi cintura y me acercó a él.

—Sí, me acuerdo y me sorprende que tú también lo hagas —bromeé.

—¡Oye! —rió—. Pues yo creo que no lo hicimos.

—¿Cómo? —pregunté, confundido.

—Si no nos hubiéramos conocido de esa forma, no estaríamos así ahora mismo, Hass.

—También. —Fruncí el ceño.

—¿Y te acuerdas de cuando me dijiste que me odiabas?

—No te odiaba exactamente, a ver, solo odiaba...

Me besó repentinamente.

A pesar de que me gustaba que lo hiciera, me había robado el truco de callarlo con un beso. Más tarde se lo diría.

—Pues sinceramente, yo te quiero.

Y como siempre, consiguió arrebatarme el aliento con solo cinco palabras.

Sonreí, no sin antes robarle un beso.

—Cursi como siempre, Shaw.

Fin.

AHHHHHHHHHHHHHHHHHH, ¿HA TERMINADO? No puedo creerlo, quiero llorar.

No tengo mucho más que decir aparte de agradeceros por haberles dado tanto amor a Zack y a Hassel.

Espero que os hayan gustado las escenas ilustradas, es por ellas que me he tardado tanto en actualizar.

A continuación, para acabar todo, os presento a Zack y a Hassel, ilustrados por Dandelion_E, ¡muchas gracias!

Juro que los amo, son tan hermosos TuT.

En serio, muchas gracias a todos los que le habéis dado una oportunidad a estos dos <3

Gracias por esos 9,7k de lecturas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro