Veintidós.

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Ese día, Kyle faltó a clase. Intenté hablar con Tyler, quien debía saber dónde estaba, pero él tampoco había ido.

Por la tarde, cerca de las siete, tuve que prepararme para ir al partido.

Mi corazón realmente iba a mil, no solo por eso, sino que también era por Kyle.

—¡Mierda! —exclamé al ver la hora, el autobús casi partía y él no llegaba.

—¿Qué te pasa, Zack? —Elián bebió un sorbo de su zumo de cartón.

—Creo que sé quién es K.

Escupió todo.

—¡Qué asco, Elián!

—¿¡Cómo que sabes quién es!?

—Es que, ayer, cuando estábamos hablando por chat, comentó algo que me hizo descubrirlo.

—¿Y quién es?

—Creo que Kyle —murmuré.

—¡¿Kyle!?

—¡Deja de gritar!

—Lo siento, lo siento, pero ¿estás seguro? No sé, no tiene pinta de que sea él.

—Ni idea, pero cuando mencioné su nombre, me bloqueó.

—Joder, está fuerte el asunto. —Siguió bebiendo de su zumo.

—Es hora de partir, subíos al autobús —ordenó el entrenador.

—Pero falta Kyle. —Le di un pisotón al suelo, como un niño pequeño.

—Él me dijo que iba a ir con sus amigos, de hecho, creo que él ya ha llegado.

—¿Qué?

—Deja de preguntar, Zack, y sube al maldito autobús, ya verás Kyle allí.

El viaje se me hizo largo mientras escuchaba Love Story de Taylor Swift.

Cuando llegamos, fui el primero en coger mis cosas y correr hacia la cancha, en busca del condenado que llevaba atormentando mi mente durante semanas.

Fue entrar y verlo hablando con sus amigos, quienes estaban sentados en las gradas. Él estaba en el lado de la pista.

—¡Kyle! —lo llamé.

—Oh, joder —Lo escuché mascullar—. Antes de que me des una paliza, Zack, déjame explicarte todo.

—Adelante. —Me crucé de brazos mientras lo aniquilaba con la mirada (o lo intentaba).

No estaba realmente enfadado con él por ser K, pero sí por haber estado esquivándome durante todo el día, hasta el punto de faltar a clase.

—No soy K.

—¿Qué?

Ahora estaba descolocado y confuso.

—¿Cómo que no eres K? —cuestionó Elián, quien apareció detrás de mí.

—Que no lo soy. —Tragó saliva.

—¿Y cómo podemos saber que no estás mintiendo para salvarte de una paliza? —pregunté.

—¡Mi letra es completamente diferente a la de K! Ni siquiera se parecen —lloriqueó—. Yo solo le estaba haciendo un favor para que no lo descubrieran.

—¿Y por qué faltaste a clase?

—Tyler se enfermó y fui a cuidarlo porque su madre no estaba en casa —bufó.

Elián abrió y cerró la boca varias veces, como un pez bajo el agua. Seguramente, yo también estaba haciendo algo similar.

—Pero, aun así, hay formas de falsificar la letra —argumenté.

—Joder, mira. —Sacó su teléfono y le mandó un audio a alguien, quien se suponía que era K, porque dijo: "Tú, K, maldito, mándale un mensaje a Zack para que no me mate aquí y ahora".

Yo saqué el mío y fui directo al chat de K.

K⋆ últ. vez hoy a las 22:03

—Me sigue saliendo que estoy bloqueado —gruñí.

—Dale un momento, es de los que necesita un tiempo porque no sabe controlar la tecnología.

—¿Qué es? ¿Un abuelo? —bromeó Elián.

—Poco le falta, encima con los problemas de espalda que se carga...

Mi móvil sonó.

K⋆ en línea

K: Kyle no es K.

K: Es decir, no soy yo.

Miré hacia Kyle, quien ni siquiera tenía su teléfono a mano porque se lo había guardado en el bolsillo. ¿Entonces no era él?

No sabía si sentirme aliviado o no.

K: Oye, ¿no te había dicho que no indagaras sobre mí?

Zack: Lo siento, yo de verdad... No era mi intención, solo que, cuando dijiste eso...

K: La próxima vez te bloquearé y no volverás a saber nada de mí.

Sonreí con tristeza. Sí, estaba bien poder seguir hablando con K, pero alguna parte de mí anhelaba conocerlo, poder ver sus expresiones, poder ver cómo se molesta conmigo, poder ver cómo sonreía o simplemente poder ponerle un rostro.

—Bueno, gracias —sonreí falsamente—. Me alegro de haber podido aclarar esto, iré a cambiarme.

—Uhm, no es nada —contestó, dudoso.

Me giré en dirección a los vestuarios.

—¿Esto va a ser todo? —preguntó Elián—. ¿No vas a preguntar quién es K? ¿De qué lo conoce? ¿Si sabe quién es?

—Uhm, no, le prometí que no intentaría descubrirlo. —Me encogí de hombros.

—Mierda, ahora por culpa de ese imbécil estás desanimado.

—No estoy desanimado, solo... pensativo.

—Zack...

—Aunque conociera a K, ¿qué demonios haría?

—No lo sé. Siempre decías que intentarías ser su amigo —suspiró.

—No creo que sea posible —reí—, ¿sabes? No somos nada compatibles.

—¡Oye, Zack! —me llamó Kyle.

—Dime.

—No pierdas la esperanza de conocerlo, no es un mal chico, tampoco te odia, así que hay muchas posibilidades. —Intentó animarme.

—Gracias, supongo.

—Y Zack. —Se mordió el labio inferior, como si lo que fuera a decir a continuación estuviera mal—. Le caes muy bien.

Una notificación sonó después.

K: Lo que dice Kyle es mentira.

—Gracias, Ky, no perderé las esperanzas —sonreí, feliz.

K: Pierde las esperanzas, por Dios.

Zack: K, no seas así :(

K: Quitando eso de lado, tienes que ganar, me dijiste que lo harías.

Guardé el teléfono y decidí que hoy daría todo para ganar el partido y marcar ese triple que le había prometido a K, además de ganar, claro.

—Tus ojos están brillando, Zack —comentó mi mejor amigo.

—No sé de qué hablas, Elián.

—¿Qué tipo de persona crees que sea K?

—No lo sé.

—Nunca sabes nada —se quejó.

—Pero sí sé que me gusta K.

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/grita interna y externamente

No estáis preparadxs para el siguiente capítulo. Att: alguien que está escribiendo el capítulo veintitrés y está muriendo por dentro.

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