Boo Sa

He terminado mis clases de pintura por hoy, y estoy algo satisfecha, porque el maestro me ha felicitado por haber hecho la tarea que me dejó para hoy, en sobre cumplimiento.

Tengo un poco de miedo, porque ya oscureció, y además la clase hoy se extendió un poco, porque el maestro me adelantó la siguiente, el próximo martes no estará en casa, por lo que no asistiré, y me dejó contenido para ensayar. Ando caminado sola, dejé la tarjeta del bus en la casa y por eso no tengo en que transportarme, más que con mis dos pies.

Me llamo la atención, un estruendo. Bueno, no era la primera vez, en esa casa siempre se escuchaban ruidos estrepitosos. Las luces no estaban encendidas, aunque de una de sus ventanas salía una luz, muy tenue, que al parecer, era de una tele encendida.

Alguien gimió, de dolor.

Digamos que yo soy, algo curiosa y entrometida. Debía descubrir qué pasaba ahí dentro, hoy no voy a ignorarlo.

Caminé con cuidado para acercarme a ver, creo se trata de alguien podría estar corriendo peligro peligro.

Noté que la puerta estaba entre abierta.

De adentro salía un olor a, tabaco y alcohol. Mis fosas nasales se arrugaron por el horrible olor.

De cierto era repugnante.

¿Como se podría respirar ahí?

—Oye—una voz de mujer me interrumpió avanzar.—Muchacha.—miré.Era una señora, con el pelo envuelto en canas. Espejuelos, y vestimenta acorde a su edad.

—Creo que alguien...—apunté a la puerta.

—No te metas ahí, ese hombre es un monstruo.—susurró.

—Pero..—intente decir, pero negó.

—Déjalo estar. Nadie se mete ahí, porque puede matarnos, varios vecinos han llamado a la policía de por aquí, nunca ha hecho nada.

Eso eran..¿patadas?. Definitivamente tengo que entrar.

Oír eso de la policía me indignó, de seguro mi padre no sabía nada de esto, sino ya se hubieran tomado acciones legales, porque se supone que la policía debe proteger, no perder el interés en la gente como lo hacen los políticos.

—Discúlpeme, pero no puedo permitir eso. La persona que está ahí,—señalé otra vez a la puerta hablando en susurro—está en peligro.

—No deberías meterte en ello.—le escuché decir, yo estaba entrando con sigilo al lugar.

La imagen me sorprendió, había un hombre y un chico, que aparentaba mi edad. Y me pareció conocer el abrigo negro. Bueno, negro desteñido, seguramente era el único que usaba, por eso el color, de la marca deportiva PUMA.Es...

El hombre aún no me notaba, yo estaba detrás de él, así que era imposible, examiné la zona con la mirada, en cuestiones de segundos, debía apurarme.