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❝ No apartes la mirada
Mantén contacto visual conmigo
Nadie puede separarnos ❞



Yuto admite que la fiesta es buena. Mark Tuan, el otro chico de intercambio, lo invitó tan solo porque hablaron esa vez durante el recorrido y ambientación a la escuela. Pero no son amigos. Aun así, cuando este se le acercó, luciendo muy atractivo con su cabello rubio y una sonrisa enorme, le agradeció y felicitó:

—Feliz cumpleaños, amigo —sonó tan acartonado que agradeció la música alta y que el otro delataba un sonrojo borracho—. Gracias por la invitación, ten.

Le extendió un regalo que encontró a última hora y tras las debidas apreciaciones del festejado, quedó solo otra vez. Se recargó en el barandal del balcón, viendo a la ciudad dormida mientras ellos —un puñado de casi adultos— se amontonaban en un pequeño apartamento de estudiante para festejar. Todos habían cumplido la mayoría de edad, por lo cual, cuando la policía llegó a inspeccionar no tuvieron más que prometer bajar la música —lo que hicieron tan solo un rato, luego volvieron a la carga— y continuar celebrando. Era la mayor actividad social que se había permitido durante todo el año, pero creyó que era importante hacerlo. Sobre todo, porque estaba esperando por él.

Cuando pasaron otros quince minutos, se le antojó otro trago para endulzar el miedo que se coló en su cuerpo al ver que posiblemente pasaría la velada solo. ¿Y es que cómo se le ocurrió ingenioso tener una primera cita en la fiesta de un muchacho al que apenas cruza y saluda en los pasillos de la escuela? Pero se arriesgó, teniendo pavor de ser rechazado, aunque conociendo a su cita esta sería incapaz de hacerle un feo. Aunque sí era posible que lo dejara plantado, porque si él considera ya la idea de marcharse a casa, de seguro su cita estaría pensando ni siquiera salir de esta. Pero cualquier pensamiento quedó atrás cuando, por entre el gentío bailando y coreando la música, encontró al chico en cuestión.

Levantó una mano, tímido y con el sudor brotando de los nervios por lo que respiró hondo antes de componer una sonrisa chueca. El fresco de la noche le peinó los cabellos, barriendo así un poco de sudor. Dios, ¿acaso era tan patético? Se sentía así, ¿por qué actuaba de esta forma? No es que se tratase de un extraño. Todo lo contrario. Su cita era, nada más y nada menos y no podía ser otro que, su mejor amigo: Jung Wooseok.

—Viniste —soltó, atropellado y enrojeciendo por la torpeza del saludo—. Te ves genial, hombre.

¿En serio dijo eso? Yuto quiso golpearse. Era una cita, no una salida de colegas. Por lo tanto, se ahogó en un trago afrutado para aplacar su lengua torpe y dejar que el otro asimile que está con un idiota y que debería mejor marcharse y hacer de cuenta que nada está ocurriendo. Que nunca existió aquella invitación; que, de recordarla, lo mortifica.

—¿Eh, Wooseok-ah, quieres ir a una fiesta el sábado? En casa de Mark, del intercambio.

Se hallaban en el cuarto de Wooseok, que había dejado de ver la pantalla de su teléfono, donde estaba concentrado leyendo un webtoon, para sonreír y decirle:

—No somos chicos de fiestas, hombre —pero Yuto, impulsado por ese saltito atrevido en su pecho, justo detrás de su esternón, no permitió que lo evada y finalmente su mejor amigo dijo—: okay.

Y para ya lanzarse por todo, apostilló como si no fuera una enorme declaración:

—Tenemos una cita entonces.

Luego, se había ido casi corriendo, huyendo de la bomba que soltó para que el otro procese y saque sus propias conclusiones. Confiaba en que Wooseok era muy inteligente y perceptivo. De hecho, mucho del valor que reunió para decir algo del estilo fue por los cada vez más evidentes coqueteos entre los dos. Los cuales, en principio, fueron apenas una broma. Pero mientras más maduraban su amistad, y de esto llevan más de tres años siendo colegas de vida, más se percataron de que lo que sentían ya no cuadraba en esa etiqueta. Que evolucionó hasta que ahora, en la fiesta del chico de intercambio, se encontraron finalmente con sus intenciones claras.

—Gracias, tú te luciste con esto —Wooseok jaló su chaqueta de cuero artificial negro, riéndose cuando por poco lo hace caer—. ¿Conseguiste una moto o apenas es una fachada?

No, no había conseguido una motocicleta. ¿Cómo se le pudo pasar por alto esto? Aunque de inmediato notó que el otro bromeaba y que esta risa tan familiar le descontracturó cualquier nudo nervioso y lo dejó ligero, cual pluma, de contento. La tontería le ayudó a recordar que no debía actuar en consecuencia, que no hacía falta. Este chico que ahora tiene un brillo especial en los ojos mientras se recarga a su lado en el barandal, es el mismo que lo acompaña en clases, durante los recreos, durante los entrenamientos y cuando está feliz, triste, enojado o aburrido. Es con quien pasa más horas en el día, y aunque esto sea así, todavía le parecen pocas y le cuesta despedirse pese a que volverán a verse al día siguiente.

—No creí que vinieras, así que gracias por levantar tu trasero de la cama y acompañarme.

Y para regocijo propio, Yuto notó que su amigo también invirtió tiempo en su apariencia, luciendo una camisa negra que contrastó con su piel y el rosa de su cabello.

—Solo a ti se te podría cruzar por el cerebro que es divertido venir a una fiesta y perdernos Tortilla land, pero qué más da, nunca tuve una cita.

Yuto no agregó que él tampoco porque, de nuevo, ¡es su mejor amigo! Los dos saben de estas cosas. Como Wooseok sabe que Yuto no ha salido del armario aun porque no creyó que valiese la pena pronunciarse por un crush que tiene con una celebridad hollywoodense. Ahora, sin embargo, tiene que reconsiderar anunciarlo porque no quiere mentir. No cuando tuvo tanto tiempo para pensar sobre ello y no encontró ningún contra, solo pros que lo motivaron a invitarlo a la cita.

Aun así, estaba pensando demasiado. Por lo que dio gracias cuando Wooseok corrió la mano por el barandal, buscando la suya, para entrelazar los dedos. Y el contacto, por mucho que fuera familiar —ya que los dos tenían esta costumbre de estar encima uno del otro—, le insufló más valentía. La suficiente para atraerlo cerca y pegar sus rostros para decir:

—Me gustas, Wooseok-ah.

La respuesta llegó enseguida:

—Y tú a mí, Yuto-ah.

+

No duraron más que media hora más en la fiesta de Mark, el del intercambio. Y no porque no fuera divertida, sino porque no era lo suyo. Y porque se habían dicho lo que tenían que decirse. Aun así, cuando iban rumbo a la salida, los detuvo un sujeto que no habían visto por la escuela y que, al notarlos tomados de la mano, atinó a reaccionar como un completo imbécil:

—Nenas, ¿dónde van? ¿A retocarse el maquillaje?

Yuto no consideró necesario contestar. Sabía que su maquillaje, si bien discreto, no estaba fuera de lugar. Muchos chicos lo usaban y además, le sentaba estupendo, logrando verse más atractivo. Wooseok le había dicho esto cuando lo vio por primera vez usando rímel y labial. ¿Por qué iba a preocuparse por un extraño? Solo que este extraño tenía planes de joderles la noche y los empujó, haciendo que Wooseok trastabille y caiga, por poco llevándose a Yuto con él.

Fue cuando la noche se descontroló. En una inesperada reacción violenta, Yuto se arrojó sobre el sujeto, golpeándolo en el rostro con tanta fuerza que lo envió contra la pared detrás de este. El tipo, al verse abordado —y por lo que mostraba su expresión, sorprendido por lo mismo—, tardó unos momentos en reconocer que estaba en una pelea. Aunque cuando buscó asestarle un buen puñetazo a Yuto, Wooseok desde el suelo —¿y cómo es que se movió tan rápido?— llegó para patearlo desde abajo bien en las pelotas.

Curvado y gimoteando de dolor, el extraño pasó de ser un cavernícola lanzando palabrotas a un pequeño idiota chillón. Los que estaban alrededor no dejaron pasar la oportunidad de capturar el show para subirlo a internet y volver héroes a los dos chicos, etiquetados con el hasthag #Wooyu, que, de cierto modo, confirmó el romance, ¿no?

Levantándose, Wooseok jaló a Yuto para salir ya. Y este lo siguió encantado y con la adrenalina borboteando en su torrente sanguíneo. Si es que creyó que podía conquistar el mundo si así se lo propusiese en ese instante. Solo que concentró cualquier efervecente estado en un solo punto, la boca rosada de Wooseok.

—Olvídate de ese bruto, solo mírame a mí.

Cuando subieron al ascensor, Yuto no resistió y lo acorraló contra una de las paredes, posando las manos a un lado del chico, y dejándole la oportunidad de apartarlo. Pero no sucedió. Wooseok le tomó el rostro, y aunque eran casi de la misma altura, lo bajó ya que estaba recargado en la pared. Así, se ocupó de observarlo como si no lo conociera, tal cual si fuera esta la primera vez que lo ve. Yuto lo imitó. Lo que descubrió del escrutinio a su mejor amigo desde hace años, es que nunca vio un rostro tan hermoso, pero, más que eso, nunca vio otro igual con quien quisiera pasar días y noches y tardes y siempre. Ver la sonrisa traviesa, el juguetón brillo de sus ojos cafés. Cada rasgo que sabe de memoria, pero que volvió a aprender en este repaso porque necesitó regrabar en su interior que este chico era especial, más aun de lo que fue todo este tiempo juntos.

Y cuando se besaron, no hubo más que un colapso de sentimientos que estallaron, cual supernova, pero en lugar de caos solo recompuso las piezas para que formen una nueva constelación. Besos que inauguraron una galaxia privada y exclusiva para ellos dos, allí donde los astros que bailaron en sus pupilas nunca conocen la muerte, sino que vibran y se iluminan por el fuego de un amor joven y fuerte. Y como no bastó apenas la colisión de sus labios, Yuto llevó las manos a la cintura de Wooseok y lo estrechó, sintiendo que se fundía con el otro —que también lo abrazó y se enderezó como si no quisiera dejar espacio, por ínfimo que fuera, sin tocarlo— hasta que se les agotó el aire.

Respiró uno el aliento del otro, afrutado y ebrio, y sus sonrisas fueron gemelas. Y no había más en el mundo que ellos dos, viéndose a los ojos.








Nota:

Tiempo de escritura 1 hora aprox. jaja literal, recién lo termino. Cuestión, con mi amiga enviamos un trabajo final y para quitar nervios me metí a escribir.

Para quienes no sepan, Yuto y Wooseok (en ese orden) son integrantes de Pentagon:

Y Mark, el de intercambio, es de Got7. De su escena solo en el MV me inspiré para lo de la fiesta, quéseió.

Este ship lo sugirió WooseokShinwon, con quien charlábamos de lo más bien por correo, hasta que perdió la cuenta :( por eso, no estoy segura si verás esto, ¡espero que sí! Y también espero que te guste. 

PD: lloro cada que me pongo a escuchar Got7, es que esta situación de que están y no están me apena; loco, yo los fui a ver (y creánme, fueron una serie de eventos locos para llegar), ¡hasta los conocí en el hitouch! y ahora me pongo sentimental cuando suenan sus canciones.

En fin, los que llegaron hastá, ¿conocen a Pentagon o Got7? Si no, pues dense una vueltita, son geniales ambas bandas; si sí, pues genial, ¿viste qué geniales son ambas bandas?

'Ta la próxima.
:)

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