✪ : S E I S

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Steve Rogers respiró hondo, intentando mantener la calma. Estaba en fila con el resto de los soldados de su campo de entrenamiento, teniendo que mirar a todos y cada uno de ellos. Era intimidante, por no decir otra cosa.

—¡Reclutas, firmes! —Steve enderezó su postura, mirando hacia delante como el resto de los soldados. Una joven, no mucho mayor que el propio Steve, con acento británico, se dirigió hacia ellos vestida con su uniforme de reglamento del ejército. Era preciosa, Steve tenía que admitirlo, pero nadie se comparaba con su dulce Lottie— Caballeros, soy la agente Carter. Yo superviso todas las operaciones de esta división.

—¿Nos va a mandar una militar británica? Esto es el ejército de los Estados Unidos.

Steve no pudo evitar soltar un suspiro cuando Hodge hizo su comentario a la agente Carter. Había sido el primero en meterse verbalmente con Steve nada más llegar, y sabía que no sería diferente con la agente Carter.

—¿Cómo se llama, soldado?

—Gilmore Hodge, majestad.

—¡Un paso al frente, Hodge! —Hodge miró al resto de ellos con una sonrisa mientras se acercaba a la agente Carter— Adelante el pie derecho.

—¿Vamos a bailar? Conozco algunos movimientos que le van a gustar —le guiña un ojo al terminar de decir eso.

Steve, junto con los soldados que le rodeaban, tuvo que reprimir la risa cuando la agente Carter se abalanzó hacia delante, propinándole un puñetazo a Hodge directamente en la cara. El hombre fue pillado desprevenido, cayendo de espaldas al suelo.

—¡Agente Carter! —Los soldados y Steve se pusieron firmes una vez más cuando se dieron cuenta de que su coronel, Chester Phillips, se acercaba— Veo que ya ha empezado con los candidatos. ¡Me alegro! —felicitó a Carter, y luego dirigió su atención a Hodge— Levante el culo del suelo y póngase en la fila hasta que alguien venga y le diga qué hacer.

—¡A la orden! —respondió Hodge, obligándose a volver a la fila. Steve borró la sonrisa de su cara, mirando hacia el frente mientras el coronel Phillips empezaba a recorrer la fila de soldados que tenía ante él.

—El general Patton ha dicho que las guerras se hacen con armas pero las ganan los hombres. Y vamos a ganar esta guerra porque tenemos a los mejores hombres... —El coronel Phillips bajó la mirada hacia Steve. Este miró de reojo a su coronel, vio la expresión de decepción en sus ojos e inmediatamente apartó la mirada— Y porque van a ser aún mejores, mucho mejores. La Reserva Científica Estratégica es una iniciativa de los Aliados que reúne las mejores mentes del mundo libre. Nuestro objetivo es formar el mejor ejército de la historia. Pero todo ejército empieza con un hombre. A finales de semana elegiremos a ese hombre. Él será el primero de una raza de súper soldados. Quienes escoltarán personalmente a Adolf Hitler hasta el infierno.

Steve llamó la atención del doctor Erksine, que se acercaba a la agente Carter. Intercambiaron palabras de cortesía, antes de que el doctor mirara hacia la fila de reclutas que tenía delante. Captó los ojos de Steve y le dedicó una sonrisa.

—El doctor Abraham Erskine aquí presente, es el jefe de este proyecto —continuó el coronel, señalando hacia el doctor—. Dejaré que él se encargue desde aquí.

—Gracias, Chester —le dijo Abraham al hombre antes de que este se fuera. La agente Carter y Erskine se acercaron a la fila de reclutas que seguían en posición de firmes—. Durante los próximos dos meses, entrenarán como soldados. Os observaré, y luego tomaré la decisión final sobre quién será el sujeto de mis pruebas.

El doctor atrapó la mirada de Steve antes de moverse por la fila. Todo esto estaba ensayado, pues el doctor Erskine ya sabía a quién elegiría para recibir su proyecto.

—Reclutas, ya os podéis retirar para desempaquetar vuestras pertenencias —dijo la agente Carter a la fila de soldados. Todos empezaron a salirse de la fila, Steve siguió detrás de la fila de hombres más altos y musculosos—. Rogers, quédese atrás un minuto, por favor.

Steve estaba nervioso, como poco. ¿Ya había desperdiciado su oportunidad? ¿Le habían echado del ejército antes de tener siquiera la oportunidad de demostrar su valía?

—Relájese Steven, no está en problemas —dijo el doctor Erskine con una sonrisa, mirando hacia abajo al joven. Volvió su atención hacia la agente Carter, asintiendo con la cabeza—. Creo que de aquí en adelante me encargo yo. Quizá quiera ir al Campamento Martino a ver cómo está nuestra otra recluta.

Peggy asintió al doctor Erskine y le dirigió una sonrisa amistosa a Steve antes de girar sobre sus talones y caminar hacia la camioneta que la esperaba. El doctor Erskine pasó un brazo por los hombros de Steve, y lo condujo hacia su área de literas.

—Señor, ¿ha estado en contacto con Charlotte Watson?

Erskine soltó una carcajada, mirando hacia abajo a Steve.

—¿Seguro que ustedes dos no se están cortejando? Parece que siempre están hablando del otro.

—¿Entonces ha estado en contacto con ella?

Steve fue detenido fuera de la puerta de su zona de literas. Erskine le apretó el hombro, apartó su brazo y metió la mano en su bolsillo trasero, sacando un sobre que le entregó a Steve.

—Empieza a entrenar mañana, así que le sugiero que descanse bien por la noche. Quizá debería leer esto antes de acostarse.

El doctor se fue antes de que Steve pudiera responderle, dejándole frente a su base. Entró en el área de literas, ignorando las miradas de los demás soldados que le rodeaban.

Pasó un rato desempaquetando sus pertenencias en su litera. Ya llegada la noche, todos los demás reclutas se estaban yendo a dormir, pero Steve tenía una última cosa que tachar de su lista.

Se sentó en su litera, y recostándose contra la almohada, sacó la carta de su interior y la abrió.


Querido Steve,

Ojalá pudiera verte en persona y decirte esto, pero por desgracia ahora los dos tenemos trabajo que hacer.

Después de que te fuiste, mi madre dijo cosas terribles. Culpo a la cantidad de alcohol que probablemente estaba en su sistema. Pero me hizo darme cuenta de algo. Me hizo darme cuenta de que el doctor Erskine me estaba ofreciendo la oportunidad de empezar de nuevo, hacer algo de mi vida. Algo que haría sentir orgulloso a mi padre.

Se llama Proyecto Atenea, el proyecto hermano del Proyecto Renacimiento. Dios, Stevie, hay tanto que explicar... pero no puedo hacerlo todo en una carta. ¡Estoy trabajando con Howard Stark! Es tan emocionante. Dijeron que nos volveremos a ver en dos meses, que seremos compañeros. Con suerte, podré explicártelo todo para entonces. Sólo espero que todo salga bien, que pueda hacer sentir orgulloso a mi padre. Que pueda hacer que tú y Buck os sintáis orgullosos también.

Tal vez podamos hacer un trío, traer a Bucky de alguna manera también. Siempre dijimos que seríamos un trío, hasta el final de la línea.

Creo en ti, Steve, como siempre lo he hecho. Puedes hacer esto y todo lo que te propongas, sólo mantén la cabeza alta y esfuérzate. Nos vemos pronto, Stevie, y tal vez entonces los dos seremos mejores versiones de nosotros mismos.

Vive audazmente.

Con amor,
Lottie



Steve sonrió, contemplando la familiar escritura de la mujer que tanto amaba.

Cogió el cuaderno de su maleta y empezó a escribir una carta de respuesta a su mejor amiga. No tenía la dirección para hacérsela llegar, pero intuía que estaba en el Campamento Martino que tanto la agente Carter como el doctor Erskine habían mencionado. Quizá podría convencer a la agente Carter de que le entregara la carta por él.

Quería poner todo en su carta, decirle a Lottie que la amaba más que a nada en la vida, tal como Bucky siempre le había rogado que hiciera, pero se abstuvo. Podría confesar su amor otro día cuando tuviera las agallas.

Además, tenían todo el tiempo del mundo.

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