Sleepover

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Taehyung no quería ir realmente.

No le parecía interesante estar en pijama con sus amigos hasta el amanecer comiendo palomitas y viendo películas. Prefería hacer ese tipo de cosas solo, sin Jimin spoileando el final del film, sin Namjoon adivinando con su cerebro hiper desarrollado cada cosa que pasaría en la película, sin Yoongi roncando a los quince minutos de empezar, sin Hoseok gritando de miedo, sin Jungkook alegando por tener que pausar la película si a alguien se le antojaba ir al baño.

Pero Jungkook sería el dueño de casa, y por nada del mundo se perdería un panorama en casa de Jungkook.

Sí la casa era fascinante. Cada rincón presumía elegancia. Las noches de películas eran como disfrutar de un cine en casa. El sofá era maravillosamente cómodo y suave, y las camas enormes para retorcerse a sus anchas. El refrigerador siempre estaba lleno, y la despensa a reventar de dulces nacionales e importados. Los padres de Kookie, además, eran lo más adorable del planeta. Los consentían con comida, regalos, jamás se metían a molestar y no eran para nada juiciosos.

Pero a Taehyung esa casa lo llamaba por otros motivos.

No lo había comentado con nadie, pero estaba emocionado por algo en especial que lo hacía contar los días y los minutos para la noche de la pijamada.


~


- Mi hermano volvió de América

De no ser una persona controlada, Taehyung se habría ahogado con el pedazo de papa que estaba engullendo. Tragó con una dificultad imperceptible para los demás, pero casi letal para sus adentros.

- ¡Oh! No nos habías dicho que volvería pronto, Kookie - exclamó Jimin en medio del almuerzo - me gustaría verlo, ¿sigue tan guapo?

- Ahora es incluso más guapo, me da rabia. Le crecen los hombros cada vez más, y a mí sólo me crece la nariz y los dientes

- No seas cruel contigo Kookie, tú también eres atractivo y popular - le dijo Hoseok, conteniendo la risa, y acariciándole la espalda

- Además, hay otras cosas que te han crecido bastante bien - comentó Jimin, con una sonrisa pícara. Taehyung musitó un "qué asco" y Yoongi murmuró no querer saber tanto.

- Supongo que iremos uno de estos días a saludarlo - Namjoon razonó.

El grupito conocía al hermano mayor de Kookie desde hacía muchos años, y siempre fue algo así como un objeto de admiración. El cliché de la perfección, un chico con excelentes calificaciones, muy atractivo, popular, que consiguió ir a estudiar a América y luego trabajó como chef en un crucero. Jungkook era un muchacho prodigio también, pero le quedaba bastante por demostrar una vez que terminara la secundaria, y si bien sus padres no eran exigentes, él mismo se presionaba para llegar tan lejos como Seokjin.

Por su parte, Jimin miraba a su cuñado con orgullo, era genial presumirlo con su familia como el increíble hermano de su novio.

Hoseok pensaba en que Seokjin había conseguido algo merecido para sus esfuerzos. Fue siempre alguien preocupado por estudiar, trabajar, y darlo todo para conseguir sus sueños, y eso lo identificaba también.

Yoongi admiraba la valentía de dejar todo atrás y salir del país a hacer una nueva vida. A veces sentía unas ganas impetuosas de dejar todo tirado y escapar hacia otra cultura, una más tolerante y adecuada a su forma de ver el mundo.

Namjoon quería volver a verlo y observar el cambio físico que los años le habían otorgado, y de paso probar de su comida, de la cual se hacía tan buena referencia.

Y Taehyung...

Taehyung lo quería todo.

Empezó a gustar de Seokjin cuando tenía apenas diez años, y Jin se encontraba jugándose la vida en secundaria. El crush duró bastante, pues cuando tenía trece, Jin hyung estaba ad portas de cumplir los diecinueve y emigrar, y en todos los años en que estuvo fuera del país, Taehyung no puso sus ojos en nadie más. Tristemente para el chiquillo, Jin hyung, como solían llamarlo todos por respeto y cariño, siempre los vio como el grupito de niños amigos de Kookie, y por más que Taehyung se esforzaba por caerle en gracia, y pasar más tiempo con él que los demás, Seokjin jamás le dio un trato distinto.

Pero a Taehyung le encantaba ilusionarse. El chico de piel canela se había emocionado un montón cuando Jin le regaló una galleta con forma de corazón con carita para el día del estudiante. A cada uno de ellos les dio una galletita diferente, un perrito, un conejito, un koala, un caballito y una galleta con cara. En su interior se rió de Yoongi por obtener la galleta menos creativa, y también se rió de los demás por recibir galletas de animales, o sea, la suya era un corazón, por favor, eso debía significar algo.

Pasó a significar nada, y de hecho, a ofenderlo un poco, cuando Seokjin le dijo que no era un corazón, sino un alien. "¿Un alien, hyung? ¿Eso soy para ti, una cosa marciana rara?" le preguntó aquella tarde en casa de los hermanos, y Seokjin soltó una risotada. "No eres una cosa marciana rara, pero sí eres diferente" le dijo, revolviéndole el cabello en forma juguetona, y Taehyung se sintió construyendo un castillo de cristal en su cabeza como cada vez que Seokjin le decía algo remotamente amable.

¿Diferente? Ese epíteto quedó dando vueltas en su cabeza por años. ¿Diferente cómo? ¿de alguien en especial? ¿de todos? No sabía de qué manera interpretarlo. Pero en boca de Seokjin sonaba hermoso, es decir, de alguna manera Seokjin no lo veía de la misma forma que a los demás.

Esperaba que eso significara la posibilidad de algo más que un simple cariño fraternal de hyung a dongsaeng.


~


Taehyung jamás les contó nada de eso a sus amigos. Jimin, que era el más cercano, siempre estaba molestándolo con que cómo era posible que no le gustara nadie y que cómo se había atrevido a romper con Hyungsik. Claro, antes de Jungkook (aunque posiblemente en la actualidad también), Jimin vivía flechado con distintas personas, casi todos los días, mientras que Taehyung parecía tener unos estándares de belleza ridículos. La máxima evaluación que otorgaba a la gente era "decente". Tampoco parecía interesado en tener encuentros casuales, y en eso Jimin lo entendía, Taehyung era una persona más sentimental que instintiva. Lo que no entendía, era que rechazara a chicos tan guapos y buenos con él... ¿Qué acaso nunca estaba conforme? ¿Sería asexual? O probablemente arromántico. No estaba seguro, Jimin sabía que Tae ya no era virgen a esas alturas y además habían visto porno juntos un montón de veces, y Taehyung parecía inmerso en las escenas. Bueno, en realidad todo eso no significaba nada. Quizás simplemente le gustaba el porno, pero no sentía una atracción sexual por nadie real.

La verdad, Jimin no sabía qué pensar sobre su amigo, y ya había dejado de formular teorías.

Taehyung era un misterio. Salvo para Yeontan, su perro, que lo escuchaba atentamente cada tarde después de volver de la escuela. Lo vio llorar desconsolado cuando Jungkook anunció que Seokjin se iría a América. Esa mañana cuando se enteró al desayuno, escuchó estoico y hasta mostró alegría por él, y le preguntó a Kookie, con toda naturalidad, qué estudiaría, por cuánto tiempo estaría allá, y le envió felicitaciones.

Cuatro años, cuatro eternos años.

Y eso, si es que Seokjin no decidía quedarse para siempre en Los Ángeles. Perfectamente podía enamorarse y quedarse allá, casarse, hacer su vida de adulto. Taehyung se sentía tan estúpido, a sus trece años debía estar entretenido jugando a la pelota o haciendo bromas, pero no, estaba enamorado hasta las puntas de los pies del hermano de Jungkook, un chico que jamás se fijaría en él.

Soportó, todo un día, las ganas imperiosas de largarse a llorar. Algo dolía por dentro, no sabía exactamente qué, pero era una sensación como imaginaba que sería si le arrancaban el corazón.

Camino a la casa esa tarde, los ojos estaban llorosos y el mentón temblando. Entró rápido, saludó a su mamá en forma fugaz y subió a su pieza, en realidad no fue muy diferente a lo de siempre. Yeontan, en ese tiempo un cachorrito de meses, se subió de un salto a la cama y se acurrucó junto a su amo. Se apegó, como nunca, al cuerpo de Taehyung a darle calor, como si supiera que estaba congelado por dentro.

Taehyung se sintió hipócrita y egoísta por desear que Seokjin se quedara en Corea. Después de mucho llorar y conversarlo con su cachorro, entendió que era lo que haría más feliz a su hyung, pues ser un chef internacional era lo que siempre deseó. Además, Taehyung sabía que lo haría excelente, Jin cocinaba como con las manos de un ángel, era un don innato que tenía y además, gozaba de compartir con los demás.

El chiquillo había tenido la oportunidad de pasar varios almuerzos, cenas y pijamadas en casa de los hermanos Kim. Seokjin siempre estaba allí para consentirlos, con las cosas que a cada uno de ellos les gustaban, papas fritas, aritos de cebolla, tteokbokki, corndog, odeng... y pese a ser comidas relativamente fáciles de hacer, a Seokjin le quedaban como a nadie. Por eso, en cada una de esas reuniones, todo el grupo de amigos estaba presente, y el que se lo perdía, se lamentaba por semanas.

Eso sí, el muchacho alto y de hombros anchos no solía participar mayormente de las fiestecitas de Jungkook. Cocinaba para ellos, conversaba un rato, y luego se iba a su cuarto, o salía con sus amigos. Había momentos en que Taehyung podía estar concentrado jugando Mario Kart. con sus camaradas, pero su oído agudo escuchaba el agua de la ducha correr, y se sonrojaba. Pensaba en lo invasivo y psicópata que se sentía, de sólo pensar en el íntimo acto de Seokjin dándose un baño. Luego miraba al mayor de reojo mientras se arreglaba a mitad de camino hacia la puerta, eligiendo ropa de tallas más grandes, peinando su cabello para hacerlo ver más voluminoso, y ponía una loción con un aroma exquisito en su rostro y cuello.

La madre solía hacer bromas, preguntando hacia dónde iba tan guapo, si es que saldría con una chica, y Taehyung se preguntaba quién sería la afortunada en oler su cuerpo y sentir su perfume. Todos se despedían del mayor, ondeando las manos y deseándole suerte, mientras que Taehyung sólo le sonreía.

Sí, era un crío egoísta, porque cualquier cosa para la que Seokjin se arreglara tanto, no provocaba en Taehyung desearle suerte. Y además, quería creer que ese guiño de ojo antes de cruzar la puerta, era sólo para él.


~


Taehyung conducía el carrito de supermercado sintiéndose ansioso. Jugaba haciendo galopar los dedos en la barra del carro, mientras Jimin caminaba por los pasillos buscando qué necesitarían para la noche. Hablaba de un montón de cosas, a las que Taehyung apenas prestaba atención, y es que ese chiquillo a veces no paraba de transmitir, como una radio vieja.

- ¿Te das cuenta que si nos regalaran un minuto feliz, por tu culpa nos iría como las pelotas?

- ¿Qué?

- Pffffttt - Jimin echó aire afuera tras inflar las mejillas, molesto. - Vas como si estuvieras desconectado de todo, estamos haciendo las compras para esta noche, Tae, necesito que estés atento por si olvido algo

- Lo siento, me distraje

- Eso ya lo sé. Debimos traer una lista con todo anotado

Taehyung hizo un esfuerzo por volver a tierra. - Hmm... necesitamos maíz para palomitas, azúcar, nachos, salsa de queso, sodas, jugo...

- Deberíamos llevar papas prefritas congeladas para que Seokjin hyung no cocine, se supone que es su bienvenida - dijo Jimin, sonriente

- Ok, llevemos papas, camotes, gyoza... además Kookie quería pedir pizza, creo que tenemos suficiente

- Nunca subestimes nuestros estómagos, Tae

- Uhm... bueno, hay que ver qué echaron Nam, Yoongi y Hobi en su carro

El trío mencionado no llevaba nada más que cerveza. Jimin les hizo una seña de pulgar arriba al verlos reírse triunfantes. Sí, los mayores de edad compraban el alcohol y les convidaban a los más jóvenes, pero debían poner algo más de variedad a ese carrito. Jimin les encargó algo de snacks y al oído de Hoseok susurró que quería un Absolut de berries.

Taehyung y el rubio pasaron a pagar sus compras, y por otro lado el trío de hyungs, caminando por separado, que no se dijera que llevaban alcohol para menores. Arreglarían cuentas después, en casa de Jungkook.

De sólo pensar que en menos de media hora estarían allí, tenía a Taehyung queriendo arrancarse el cabello. Mientras Namjoon conducía, la conversación era amena dentro del coche, sin embargo, Taehyung no estaba participando del todo. Parecía más concentrado en tararear la música de la emisora y mirar el paisaje, que en hablar.

¿Cómo se vería Seokjin? Resentía que el hyung no tuviera redes sociales para haberlo visto hacerse hombre, y bañarlo en likes. Nunca se atrevió a pedirle fotos del mayor a Jungkook tampoco, habría sido extraño mostrar interés por Jin así de la nada, y Kook, siempre tan perceptivo, lo habría notado.

Mientras pensaba en todo eso, sintió un codazo pícaro en las costillas.

- Kookie es muy gracioso, creyó que no me daría cuenta de que le encargó condones a Namjoon - dijo, escarbando la bolsa y sacando una cajita con tres preservativos del tipo real feel - No entiendo por qué sigue siendo tan tímido con eso, y no me los encarga a mí... es gracioso que haga este esfuerzo pidiéndoselos a Namjoon hyung

- Quizás no quiere ser tan obvio - dijo Tae, encogiéndose de hombros.

- Kookie es un romántico, Jiminnie, tú lo sabes mejor que nadie, no quiere que pases vergüenzas - dijo Namjoon, con un tono alegre, mientras manejaba camino casa del muchachito

- No me da vergüenza comprar condones - alegó Jimin, y en lo que estaba por poner mala cara, divisó un empaque amarillo con otro tipo de preservativos.

- Hey hey hey hey, Namjoon hyung. Estos no son para Jungkook - dijo, sacudiendo en su mano unos king size. - Kookie no está nada mal, pero de ninguna manera es un king. - lo pensó, por unos segundos - ¿Acaso alguno de ustedes planea divertirse esta noche? ¿En casa de Kookie? ¡Pervertidos! ¡La cosa no es motel!

- Epa, yo no, ¿con alguno de ustedes? qué asco - dijo Hobi, con un gesto de profundo disgusto

- Yo no soy un king tampoco - habló Yoongi, con un tono algo tristón. Cualquiera podría especular que se compadecía a sí mismo con eso del tamaño, pero Taehyung notó el cambio de humor tras oír a Hoseok hablar con asco acerca de la idea de meterse con alguno de ellos. Yoongi podía ser un misterio, tal como él, pero Tae sabía leerlo bien, y claramente, había algo tenso ahí con Hobi.

Taehyung esperaba no ser tan fácil de descifrar.

- Namjoon hyung, ¿qué te ríes? ¡Son tuyos!

- No, Jiminnie, esos son un encargo también - explico, aguantando la risa

- Si te ríes es porque mientes

- No, de verdad que no son míos, lo juro

- Tae... - Jimin centró su atención en su mejor amigo. - Son tuyos...

- Uhm... ¡no!

- Tienes cara de tenerla grande

- ¡¿Qué?! ¡No! O sea, bueno... no me quejo, ¡pero esos condones no son míos!

- Anda, hyung, dinos la verdad - Jimin dejó de molestar a Tae y volvió a concentrarse en Namjoon al volante

- Estas cosas son confidenciales, Jiminnie... no tenían que verlos. Además, sin ofender, pero tú eres un bocazas

- Menos mal que era sin ofender... anda, si fue alguno de ustedes ya díganlo, estamos en confianza, nos conocemos hace más de diez años. - interpeló Jimin, pero nadie habló, y al juzgar por sus reacciones, realmente ninguno dentro del vehículo era el personaje buscado. - Ay Nam ya dinos de quién son, no le diremos a nadie

- Okay. Les voy a decir, pero no lo miren raro cuando lleguemos a casa

- ¡Lo prometemos! - Exclamó, Jimin, emocionado.

Namjoon estuvo riéndose casi por un minuto entero hasta que logró articular palabras.

- Son para Seokjin hyung.


~


En los cuatro años en que Seokjin estuvo en el extranjero, Taehyung se había esforzado por poner sus ojos, corazón y mente en otra persona. Estuvo de luto casi por un año, y luego se relajó un poco más, al conformarse con que era una guerra perdida.

Siempre lo fue en realidad, y eso es lo que Taehyung se esforzaba por procesar. Seokjin podía haberse quedado en Corea, pero de todas formas no lo tomaba en cuenta como otra cosa más que no fuera el amiguito de Kookie.

A los quince, conoció a un chico encantador gracias a Jimin. Se llamaba Bogum. Iba en tercer año de secundaria, pero en otra escuela, no muy lejos de donde ellos estudiaban. Jimin lo conocía porque se habían hecho vecinos recientemente, y como en ese tiempo ya estaban en andanzas con Jungkook, consideró adecuado presentarlo a Tae en vez de cortejarlo para sí mismo.

Taehyung y el muchacho salieron un par de veces, a comer algo de chatarra, tomar helado o café, pero Tae nunca sintió un interés más que amistoso por Bogum. Lo besó una vez, para no quedarse con esa sensación de que nunca había besado a nadie, pero simplemente fue eso, un beso por su dignidad como adolescente, según lo llamó Jimin.

Tiempo después, recién cumplidos los diecisiete, vino Hyungsik, un chico un poco mayor que el grupo. Estuvieron de novios un par de meses, terminando de forma abrupta por iniciativa de Tae. Jimin nunca lo entendió, se veían contentos juntos y Hyungsik era un buen chico.

El mayor tenía una cara bonita, además era alto y atlético, muy atractivo a todo nivel. Había provocado en Taehyung un despertar sexual importante, pero de alguna manera, poco satisfactorio. Fue con el primero con quien cruzó las barreras del pudor, entregándose por completo al deseo.

En realidad, no estaba seguro de qué deseo, si se sentía frígido como una piedra. Sus escasos orgasmos en pareja ocurrían únicamente cerrando los ojos o apagando la luz. Pensó que tenía algún problema en su cuerpo, o hasta algún trauma sexual completamente bloqueado en su mente. Hasta que un día, Jimin dijo las palabras mágicas.

- Hyungsik es tan guapo. Me recuerda a Seokjin hyung

Taehyung entró en pánico, ¿acaso Jimin sabía? Su tono era tan casual, tan espontáneo. No, no tenía cómo saber algo como eso, debía ser un comentario al viento, Jimin era más bien del tipo de persona que, sabiéndolo, iría directamente a reírse en su cara cantando "te gusta Jin hyung". Y nunca lo hizo.

Taehyung tuvo las corridas más exquisitas luego de que Jimin sembró aquella idea en su cabeza. Y sí, mirándolo bien, Hyugsik tenía algo de Seokjin, bueno, por algo le parecía lo suficientemente atractivo como para ser su novio, ¿no? El porte, la actitud galante, los rasgos pequeños y delicados, los labios carnosos, eran un conjunto de cosas que, si bien no eran exactamente iguales a las características de Seokjin, tenían cierto parecido.

Era una triste casualidad. Taehyung nunca quiso decirle que, si el sexo se había vuelto más encendido, era porque pensaba en otro. No quería herirlo, Hyungsik era bueno con él, le había tenido paciencia en muchas ocasiones. Hasta que, definitivamente Taehyung se cansó de fingir y le dijo que ya no estaba cómodo con la relación y prefería continuar en caminos separados. El mayor lo cuestionó un montón, pero finalmente, aceptó, pues no podía obligar a Tae a seguir con él.

Definitivamente, quien más presionó, fue Jimin. No le bastaba la explicación de Tae de que estaba aburrido y que ya no sentía cariño, que sólo era costumbre, no lo creía, pero se suponía que Tae le diría si fuese algo diferente, ¿no? Taehyung le contaba todo.

O eso creía.


~


Namjoon se detuvo afuera del portón y Kookie salió corriendo a abrir. Metió el vehículo a la propiedad y lo estacionó en uno de los lugares libres, para las visitas. Los chicos bajaron del coche, y antes de cualquier cosa, bajaron las bolsas con provisiones para la fiesta. Cuando iban a entrar a la casa por el caminito de piedra entre las plantas, Seokjin salió de sorpresa por la puerta principal a saludarlos. Todos se emocionaron al verlo, dejando la mercadería de lado para saludarlo, salvo Namjoon, que al parecer, ya lo había visto y sólo le dio un apretón de manos.

Taehyung, al final de la línea, se paralizó. Su hyung lucía increíble, mostraba una apariencia más madura, ya no teñía su cabello, pero conservaba un aura infantil en su mirada y sonrisa, la misma que hacía cuatro años. Su cara parecía menos llenita, y los mofletes de bebé habían desaparecido, dando paso a un rostro un poco más afilado, pero de bordes suaves. Sus ojitos brillaban de alegría cuando abrazaba a cada uno de los chicos, y sus mejillas estaban pintadas de rosa. Sus labios eran tal como Taehyung los recordaba, gorditos, rojos y llenos, y tomaban una forma bonita con cada una de sus expresiones.

Cuando llegó su turno de saludarlo, al último, Taehyung venció toda vergüenza y se abalanzó a darle un apretado abrazo. Seokjin le respondió cálidamente, apegándolo a su cuerpo con tanto cariño, y mimando su espalda con movimientos lentos. Taehyung se sentía como casi sordo para el mundo, escuchando sólo las cosas lindas que el mayor le decía.

¡Oh Dios Taehyung, tu voz!

Has crecido tanto

Estás tan distinto

Te ves muy guapo, mírate

Seokjin le aplaudía, siempre tan exagerado y expansivo, mientras los chicos se reían de buena gana. Cada uno volvió a recoger las bolsas con comida y bebida, y las llevaron adentro de la casa. Luego salieron a buscar sus mochilas con pertenencias.

Una vez adentro, tuvieron tiempo para ponerse al día con un montón de cosas. Seokjin les habló de su estadía en Los Angeles, los estudios, las cosas maravillosas de Estados Unidos, el país de la libertad. Había tenido un excelente pasar, pero extrañaba Corea en cosas que nunca pensó que serían tan importantes, como el aroma de la comida frita en la calle, andar en bicicleta por la ciudad, olvidarse del pudor en un jimjilbang...

Los muchachos lo escuchaban atentos, como a un profesor muy admirado, y hacían preguntas o comentaban anécdotas que les ocurrieron dentro de esos años. Las novias de cada semana que dejaban sus tangas en la pieza de Namjoon en la universidad; Yoongi y su apendicitis que casi lo envió al cementerio; Hoseok que casi recursó tercer año por reprobar matemáticas, pero logró graduarse arrastrándose; Jimin que estaba participando como trainee en una compañía de idols, aunque Jin había escuchado sobre eso gracias a Jungkook; y finalmente, Taehyung, quien estaba aprendiendo a tocar saxo.

Podrías tocarme algo, Tae, sonaba la voz de Jin en su cabeza, pero en realidad le estaba diciendo que podría tocar algo de saxo para todos, más adelante. Su mente lo traicionaba distorsionando los pequeños detalles a su favor, pero tenía la suficiente sanidad mental para darse cuenta de que estaba fantaseando, y ponía freno a sus pensamientos.

Seokjin nunca haría un comentario como ese.

Tenía esa apariencia intachable que a Taehyung desesperaba. Nunca se había sabido que hubiera hecho algo mal o incorrecto, algún punto negro en su vida, un desliz al menos. Nada. Jungkook siempre hacía comentarios del tipo "ustedes no conocen a mi hermano", "es un asqueroso", "eructa a todo volumen", "roba comida del refrigerador en la noche", pero nada de eso sonaba tan terrible. Parecía ser que lo peor que había hecho en su vida, fue tomar leche de la caja y dejarla chupeteada.

Taehyung pensaba en eso y suspiraba molesto. Creía que, si Seokjin hubiese sido algo más como un chico malo, quizás nunca le hubiese importado que Tae fuese menor, y ya le habría echado los perros antes, todas las veces en que Taehyung se mostró amoroso con él. Pero jamás se aprovechó, ni siquiera lo intentó, y el muchachito no sabía si mostrarse agradecido u horriblemente resentido por eso.

Pero demonios, no dejaba de pensar en esos condones...

Taehyung sabía que eran una medida básica de autocuidado, nada siniestro ni escabroso que interpretar. Todo el mundo debía tener al menos uno al alcance, siempre. Suspiraba, se sentía como un idiota por pensar que Seokjin era alguien de tanta pureza, si era obvio que a su edad ya no podía decirse casto.


~


El grupo de chicos estaba poniéndose pijama en el cuarto de Jungkook después de haber merendado unos panqueques con dulce de leche y azúcar flor, que estaban deliciosos. Se suponía que Seokjin descansaría, pero fue el mismo quien se ofreció, como siempre, para agasajar a sus chicos. Sería un día para engordar como un cerdo, pensaba Jimin, pero agradecía la atención.

Yoongi buscaba alguna ropa para dormir entre las cosas de Kookie, pues no usaba pijama. Kookie dormía con camisetas viejas descoloridas y bóxer. Namjoon tenía un pijama adorable del león Ryan, del que Hobi se reía, sin moral alguna, porque el suyo tenía ponys. Jimin ponía la cuota de sensualidad con una camiseta con encajes que Taehyung estaba seguro que era del sector femenino, y para abajo unos shorts. Tae era más clásico y su pijama era azul marino con líneas grises verticales.

- Esto es tan gay - Yoongi se quejaba en medio de risas - ni mi hermana chica hace pijamadas porque dice que es de maricas...

- Que estemos desnudos sería aún más gay - Hoseok se encogió de hombros - no seas aburrido Yoongs, estar en pijama es tan cómodo - dijo, estirándose hasta crujir entero, y salió del cuarto para ir a buscar qué película ver

- Está bien, está bien, no diré nada

Los chicos salieron detrás para votar qué verían primero. Decidieron ver recopilaciones de Malcolm in the Middle para reírse un rato, sin mucho suspenso. Las películas de miedo las dejarían para la noche. Seokjin estuvo un momento con ellos, riéndose hasta las lágrimas y luego fue a su habitación, mientras Taehyung lo miraba de reojo.

Llegó el momento de cenar y apenas Seokjin estaba poniéndose el delantal, los chicos corrieron a la cocina para impedir que trabajara. "Okay, okay, cocinen ustedes" les dijo, levantando las manos en señal de rendición.

Yoongi se dedicó a lo más difícil, vaporizar las gyozas y el pan relleno. Jungkook puso a asar unos camotes pre-cocidos. Jimin tomó ingredientes para mezclarlos con mayonesa y hacer salsas. Taehyung quería ayudar a freír las papas, pero Jimin y Jungkook empezaron a molestarlo hasta echarlo de la cocina. A veces eran un poco crueles, y es que Taehyung no era muy hábil con el arte culinario, pero tampoco era para reírse tanto.

No, más bien era de temer, en cualquier momento el lugar podía estar en llamas, o el gas fugándose. En su lugar, Hoseok freiría las papas, y Namjoon... no era un gran aporte, pero le encargaron ordenar la mesa para cenar.

Taehyung fue a sentarse al sofá, sintiéndose un poco triste, como en todas las juntas en donde cocinaban. Estuvo viendo televisión un momento, y luego llegó Namjoon a descansar junto a él. Ojeó su celular por un rato, mientras Taehyung miraba la pantalla disimuladamente, y el muchachito lo vio, Nam tenía un chat con Seokjin. Maldito, tenía la suerte de tener a Seokjin entre sus contactos, ¿Qué clase de pacto tenía que hacer Taehyung para tener su número? ¿Qué fue lo que hizo Nam para conseguirlo? ¿Desde cuándo esa confianza? Taehyung estaba ardiendo de rabia, y curiosidad por saber qué estaba pasando entre esos dos.

De sólo pensar que se tenían más confidencia, la envidia lo devoraba.

Seokjin entró a la sala de estar con su sonrisa de siempre, radiante como una estrella. Descansó en uno de los sillones, quejándose del dolor de espalda, y les conversó una que otra cosa casual. Taehyung se perdía en su voz, en el movimiento de sus labios, el brillo de su mirada. El corazón se movía inquieto en su interior, cada vez que Seokjin lo miraba a la cara para conversar, tan entusiasmado y con esa energía encantadora.

- Oye Tae, podrías ir a ver si cuánto le falta a la comida - sugirió Namjoon, casi como un mandato

- ¿Por qué yo?

- ¿Cómo te atreves a contestarle así a tu mayor? - el moreno preguntó, indignado

Taehyung lo miró desafiante, pero finalmente le hizo caso, de mala gana. Salió de la sala rumbo a la cocina, y antes de dar la vuelta, se quedó allí un momento, observándolos. Namjoon rebuscó entre las bolsas y le entregó la cajita amarilla con preservativos, y Seokjin la recibió con total normalidad, con un "gracias, siento haberte pedido esto", entre risas ahogadas, y sacó algo de dinero del bolsillo de su pantalón. "No es divertido, la cajera me miró con tremendas ganas, me dio vergüenza, deberías pagarme extra" respondió Namjoon, avergonzado, se notaba en el rubor de sus mejillas y la mirada fija en la alfombra. "Bueno, ya sabes por lo que debe pasar un king size como yo", le respondió el mayor, engreído como nunca antes Taehyung lo vio, y Namjoon hizo un gesto entre incredulidad y asco. Seokjin se rió otra vez, escandaloso como una trompeta, y sacó un billete más y se lo entregó. Finalmente, Namjoon le dijo en un tono burlón, "no sé qué te crees tanto, no creo que vayas a tener oportunidad de usarlos, será mejor que los infles y hagas unos globitos para que estos críos jueguen".

- ¿Por qué no tendría oportunidad?

- Ya sabes, las chicas de acá son tan... pacatas. No van por algo de una noche

Seokjin empezó a reírse, primero aguantándose, con los labios fruncidos, a punto de explotar en risas, para finalmente hacerlo, sujetándose el abdomen y dando palmadas en el sillón. Namjoon lo miraba como si fuera un loco.

- Eres tan inocente Nam


~


Taehyung corrió hasta la cocina apenas vio a Namjoon ponerse de pie. No le gustaba espiar conversaciones, pero fue necesario para su paz interior, que hacía rato no conseguía satisfacer. Definitivamente, Seokjin y Namjoon tenían cierto vínculo distinto, pero para nada romántico. Taehyung se reía solo, lo sentía casi como un triunfo, y como siempre, tras celebrar, se auto reprochaba caer en ideas tan ridículas.

- ¿Por qué entras así tan de sorpresa Tae? Imagínate hubiese ido saliendo con las papas calientes - lo regañó Jimin

- Lo siento, estaba impaciente por saber si ya estaba todo listo

- Lleva estas cosas - le dijo Yoongi, entregándole unas vaporeras de bambú. Las llevó hasta la mesa, apiladas una sobre otra, mientras respiraba el delicioso aroma de los gua baos y las gyozas. Apenas las puso en la mesa, Jimin llegó con una bandeja de papas fritas.

- Estamos listos con la comidaaa - Hoseok cantó, y llamó a todos a la mesa.

Cenaron, bebieron algo de cerveza, recordando momentos graciosos y nostálgicos. Cada cierto rato, Taehyung encontraba la mirada de Seokjin, y el mayor le sonreía con ternura y le ofrecía más comida. Pero al más joven ya estaba costándole mucho tragar, y no precisamente por estar saciado.


~


El grupo terminó de comer, guardando algunas sobras, y caminaron al sillón a elegir otra película. Jungkook, como dueño de casa, tuvo derecho a elegir, y pese a los reclamos de su hermano y de Hoseok, eligió La Cabaña del Terror. Escogieron sus asientos en los sofás y Taehyung quedó entre Hobi y Namjoon, y junto a Nam, estaba Seokjin.

Taehyung estaba verdaderamente ardido porque Namjoon lo corrió más allá, quitándole la oportunidad de estar al lado de Seokjin. Pero como todo el tiempo, tuvo que aguantarse, y conformarse con al menos tenerlo cerca.

La película era la típica de un grupo de adolescentes que van a parar a un lugar tenebroso y entremedio hay mucho sexo y gente que muere en forma absurda. Seokjin no estaba asustado como solía en las películas que elegía su hermanito, más bien, se sentía insultado en su intelecto por estar viendo una película tan mala. Se puso de pie y dijo que iría a hacer palomitas, no soportaba seguir viendo esa idiotez.

Taehyung aguantó un poco más y se excusó con que iría al baño. Jungkook le ofreció pausar la película, pero Tae le dijo que no era necesario, no estaba poniéndole atención en realidad. Todos sus procesos cognitivos estaban completamente dominados por la presencia de Seokjin, así que lo persiguió hasta la cocina, dándole un susto, sin que esa fuera su intención.

- Taehyungie me asustaste - dijo el mayor, tras sobresaltarse, llevándose una mano al pecho, y riendo un poco avergonzado

- Lo siento, hyung, sólo venía a ver qué estabas haciendo

- Estoy haciendo unas palomitas, TaeTae, no es muy divertido

- Te apuesto que es más divertido que esa película

- Hm... creo que tienes razón, esa película era una mierda

Taehyung se sentó a la mesa en la cocina, mientras el maíz comenzaba a explotar.

- Y bueno TaeTae, cuéntame de tu vida en ese tiempo

- Uhm... no tengo una vida muy emocionante

- A mí me emociona que me cuentes cosas después de no habernos visto en cuatro años

El jovencito sonrió, tímido. - Bueno, me ha ido bien en las notas, me graduaré este año, con Jimin y Kookie, daré el examen de admisión, quiero estudiar diseño...

- Es una bonita carrera

- Sí, me gusta mucho

- ¿No has pensado en ir a estudiar afuera?

- En Nueva York sería soñado. Pero no, extrañaría mucho a mis papás y hermanos

- Aaaww... siempre has sido alguien muy familiar, TaeTae. Bueno, acá también hay escuelas de diseño muy influyentes

- Sí, quiero ir a la Escuela de Arte y Diseño de la Universidad de Corea

- Entonces tienes que darlo todo

Le dijo eso con la más hermosa de sus sonrisas y Taehyung se sintió motivado a dar el mejor examen de todos los participantes. Las palomitas estuvieron listas y Seokjin le pidió a Tae revolverlas para que todas tocaran un poco de azúcar, mientras él buscaba un bol donde ponerlas.

- Eres la única persona que me deja usar la cocina - dijo Tae, riendo y haciendo un mohín, pero en el fondo, acongojado - me tienen miedo si estoy cerca

- Tae, cuando era pequeño tallaste una zanahoria con mi nombre y me la diste. Te quedó perfecto, no te cortaste, y fue un lindo regalo

Taehyung no se había acordado de eso, sí, era cierto. En un día de experimentar en la cocina haciendo un trabajo grupal con Jungkook y Jimin, el par de chicos se dedicaron a hacer hamburguesas y echaron a Tae afuera con una zanahoria, para que la mordisqueara. A Seokjin le dio pena, y le pasó un cuchillo para que aprendiera a pelarla y picarla, y terminó escribiendo el nombre del mayor, y regalándosela como ofrenda.

Fue tan ridículo, tan de niño enamorado.

- Ay hyung, ya me expusiste

- Fue un gesto muy bonito

- No, tú gesto de enseñarme fue más bonito - se lo dijo, completamente en serio, mientras terminaba de revolver las palomitas. - Me di cuenta que no soy tan inútil

- No eres para nada inútil - Seokjin le dijo, mientras sacaba un montoncito de palomitas intentando no quemarse, y probó algunas. Estaban perfectamente dulces, bien revueltas. - están deliciosas, abre la boca

Taehyung sintió algo en su interior sacudirse con fuerza. Demonios, no podía seguir allí en la cocina, debía escapar si no quería sucumbir a las ganas de montar a Seokjin ahí mismo sobre las baldosas, besarlo desastroso, arrodillarse y bajarle el cierre con los dientes hasta saciar la curiosidad de conocer su más íntimo sabor.

Soportó, abrió la boca, y sintió el dulce de la palomita en la lengua, mientras los dedos de Seokjin tocaban sus labios durante menos de un segundo.

- Nadie pudo revolverlas mejor

- Vamos hyung, fue sólo revolver...

- Y lo haces muy bien - le guiñó el puto ojo, y vació las cabritas en el bol, mientras Taehyung tenía su vista puesta en él, pero mirando nada, pensando en que no sabía cómo interpretar los extraños mensajes de Seokjin.

El mayor salió de la cocina, apurando a Tae, para llegar con las cabritas calientes y comenzar otra película.


~


- Hazte a un lado, Namjoon; siéntate, Tae

- Por qué tengo que moverme de donde estaba... - se quejó Nam

- Porque podrías botar las cabritas. No es de pesado, pero te conozco. Prefiero que Taehyung esté al medio y las sostenga, y el otro bol que lo tenga Jiminnie

- Como si Taehyung fuera muy hábil... - musitó Namjoon, sintiéndose molesto e insultado

- No empecemos Nam... - Seokjin contestó, severo, y cuando usaba ese tono, todos debían hacer caso. Luego, volvía a mostrarse adorable y era como si a todos se les olvidara lo autoritario que podía ser con ese tipo de situaciones.

Se sentaron con las palomitas repartidas en puntos estratégicos para que todos tuvieran algo que comer al alcance, y se cubrieron con mantas para el frío en las piernas. La película que escogieron fue otra de terror, una que realmente asustaba, Seokjin estaba pálido, metiéndose cabritas a la boca sin parar, y Hoseok por su parte estaba casi trepado sobre Yoongi, evitando mirar la pantalla.

Taehyung, por debajo de la manta, avanzó con su mano hasta el muslo de Seokjin. Lo acarició, con un gesto más fraternal que erótico, una especie de apretón que buscaba transmitirle valor al mayor, pero que inquiría cierta satisfacción para sí mismo, el placer de sentir parte del cuerpo de Jin en su piel.

Seokjin le sonrió, y escondió su propia mano bajo la manta, tomando la de Taehyung entre sus dedos. El más joven sintió como su pecho se agitaba, pero no se entregaría a la ansiedad, respiró profundo y le devolvió la sonrisa al muchacho a su lado. Sólo separaban el vínculo de sus manos para comer algo más de cabritas, y luego, volvían a entrelazarse. Las sonrisas cómplices pasaban inadvertidas, disfrazadas en risas nerviosas producto del suspenso de la película.

Así estuvieron por horas, y escenas, y sustos, y pausas. A veces alguno del grupo pedía ir al baño, y paraban la película. Allí, sus manos se separaban como si estuvieran electrificadas. Taehyung pensaba en que estar tomándose las manos no significaba nada en especial, era un acto inocente ante el miedo de ver una película de horror, pero entonces, ¿por qué era tan urgente soltarse cuando las luces se encendían?

Esa última pausa fue diferente. Seokjin lo miró con una expresión extraña, su rostro parecía mostrar somnolencia, los párpados pesados, pero había algo distinto, en la forma en que jugaba con su labio inferior y los dientes, apresándolo y mordiendo la piel en forma sugerente. Taehyung miraba su boca, teñida de rojo por la presión de los incisivos, y sentía como el mayor acariciaba el dorso de su mano en circulitos suaves, que apenas se notaban bajo la protección de la manta.

Taehyung decidió hacer un movimiento arriesgado. Avanzó, como una serpiente, deslizando su mano hacia el interior del muslo de Jin. No esperaba que el mayor lo mirara, asintiera, y luego se concentrara en la película como si nada estuviese ocurriendo en la oscuridad de la habitación. Una sonrisa ladina se dibujaba en su rostro, un gesto que no parecía propio de Seokjin, así como nada de lo que estaba haciendo en ese momento.

El chiquillo exploraba con su mano la suavidad de la carne sobre el pijama del mayor. Se sentía como una pierna delgada, pero dura, fibrosa, fuerte. No podía negarlo, quería más, tocar donde aún no tenía permiso, sentirlo en su palma y las yemas de los dedos, primero blando bajo la ropa, endureciéndose de a poco, hasta estar completamente lleno y rígido, y allí, detener la tortura, meter la mano bajo el pijama y tomar el grosor por completo, sentir la piel tersa contra la suya, subir y bajar arrastrando la piel de arriba a abajo, de abajo a arriba de nuevo, hasta que Seokjin empezara a respirar agitado y gemir.

Qué exquisito sería sentir la leche caliente en su mano.

¡No! Estaba fantaseando demasiado, escondía su propia erección bajo la manta y el bol de palomitas. Seokjin jamás lo permitiría, ni mucho menos se correría en su presencia, era absurdo pensarlo. Lo más probable era que, la idea de que Taehyung lo tocara, no le parecería atractiva en absoluto, no se pondría duro por él ni tras un mes sin masturbarse.

Eres tan inocente Nam

¿Y qué tal si todo ese darle permiso de tocarlo, era la señal que Taehyung necesitaba para arrojársele encima?

Mierda. Su cabeza era un remolino, quería darse un golpe fuerte y quedar completamente en blanco. En su lugar, quitó la mano de la pierna de Jin, y prefirió acurrucarse tiernamente con el mayor. Apoyó su cabeza en el hombro amplio, y Jin buscó su rostro, sonriéndole. "Creí que te dormiste" susurró, y cuando lo hacía, su boquita lucía más llena y redondita. Taehyung negó con la cabeza, y continuó en la misma posición, hasta dejar de sentirse excitado y pasar a estar en paz, descansando en el cuerpo firme de su amor imposible.

La película terminó, y Seokjin comenzó a aplaudir, para luego "sugerirles" no muy diplomáticamente a todos, que se fueran a dormir, apagando la tele y las luces y despidiendo a cada uno a donde le correspondía pernoctar.


~


El grupo de muchachos estaban acostados en distintas piezas. Jimin, Jungkook y Namjoon dormían en la pieza del más joven, mientras que Hoseok, Yoongi y Taehyung estaban en el cuarto de invitados. Taehyung creyó escuchar unos chasquidos extraños en un momento, y rogó para que las cosas entre el parcito que lo acompañaba no escalaran a más. Alguna divinidad lo escuchó, porque al poco rato Yoongi roncaba y Hobi estaba desparramado entre las sábanas, babeando.

Taehyung no podía dormir, la cabeza palpitaba a causa del alcohol que no acostumbraba beber, y además, estaba sintiéndose hambriento, aún después de haber comido muchísimo en el día. Pensó durante un momento si valía la pena levantarse a buscar algo de comer, y cuando el estómago comenzó a rugir por alimento, se levantó.

Entró a la cocina procurando no hacer ruido, y cuando alumbró con el celular, sorprendió a Seokjin tomando leche de la caja. El pelinegro se sobresaltó, intentando esconder la evidencia, pero fallando en el intento, estaba claro que lo habían pillado con las manos en la masa y finalmente prefirió reírse en silencio y tomarse el resto del lácteo.

- Kookie decía la verdad - habló Tae, bajito, sonriendo pícaro

- ¡Es un bocón! Se queja de que chupeteo la caja, ¡soy su hermano! No debería tenerme asco...

- Hmmm igual los hermanos son asquerosos a veces... los míos toman del vaso con comida en la boca y a veces devuelven la comida, y el vaso queda con restos en la bebida, es asqueroso, hyung

- ¡Yo no hago eso! - Seokjin respondió, ofendido a modo de broma. Sus ojos crecieron enormes cuando Taehyung le arrebató la caja de leche de las manos y bebió directamente de ella.

- Supongo que ahora sí que Jungkook sentirá asco - dijo el chico más joven

La sonrisa de Taehyung no fue correspondida por Seokjin. Se encontró con un gesto entre shock y severidad. - Taehyung, no sé qué haces en pie. Anda a acostarte

- Hey, lo mismo que tú, hyung, tenía hambre - se defendió, riendo nervioso

- Se supone que debes estar durmiendo

- Tú también

- No... yo hago lo que quiero

- No te creo - Taehyung sólo vomitaba palabras. A esas alturas, ya no sabía lo que hacía. Quizás la cerveza se le había subido un poco hasta los sesos, pero de todas maneras, se sentía completamente sobrio, sólo un poco más desinhibido. - No haces lo que quieres porque te da miedo

- No sé de qué hablas. Basta, Taehyung

- Nunca te has atrevido a hacer nada, te escapaste para que nadie te viera, en San Francisco debe haber muchos como tú, ¿no?

- Estás siendo increíblemente grosero, Taehyung, en serio, te hizo mal beber. Voy a hacer como que esta conversación nunca pasó

- Siempre haces como que las cosas nunca pasan, tú me miras distinto y crees que no me doy cuenta, ¿y ahora crees que estoy así porque bebí? Estoy diciéndote lo que siempre quise decirte. Supongo que hoy simplemente me di valor para hacerlo, valor qué tú nunca has tenido

Seokjin de un solo movimiento lo dejó empotrado contra el refrigerador, apretándole la cara con una mano, hundiendo los dedos en el espacio blando de sus mejillas. - ¿Qué mierda quieres?

- Así me gusta - respondió, pronunciando raro, por la forma en que su boca estaba deformada en las manos de Seokjin. No esperaba que esas manos pudieran ser tan bruscas, pero diablos, lo encendían de sobremanera.

- No te he tocado nunca un pelo porque eres un crío, ¿por qué tenías que salir con esta mierda hoy, eh? ¿Porque sabes que no puedo esperar a que cumplas los diecinueve? Me dan ganas de partirte en dos y sabes que no puedo - Seokjin soltó el agarre y se alejó.

- No sabes cuánto quería escuchar eso, hyung

- Ya lo sabes, ahora no insistas

- No tienes que esperarme, están todos durmiendo, no haré ningún ruido

- No, Taehyung. Estás muy joven

- Ya córtala con eso, ya he hecho de todo, deja de verme como a un niño, ya voy a graduarme, por favor

Seokjin estuvo un momento en silencio. Suspiró, derrotado, y allí fue cuando Taehyung vio un destello de esperanza para cumplir sus deseos. Se acercó rápidamente al muchacho de sus sueños, abrazando su cuello, y dejó un beso suave en los labios gruesos que tanto ansiaba besar. Seokjin mantuvo los ojos abiertos, mirando alrededor por si es que alguien se asomaba a la cocina, y tras darse cuenta que nadie más estaba allí, juntó sus párpados al fin, y se dedicó por completo al beso. Los labios del chiquillo se sentían algo ásperos, menos cuidados que los suyos, pero había algo en esa despreocupación que lo volvía loco.

Taehyung tenía un sabor exquisito, además esa actitud necesitada y hambrienta que Seokjin se moría por satisfacer. La lengua del castaño se colaba dentro de su boca, y el mayor respondía apresando la cintura entre sus brazos y profundizando el intercambio. Se separaron por un momento, conectados únicamente por un débil hilo de saliva que Seokjin cortó con su dedo, tras reírse disimuladamente.

- Esto es-

- Un sueño - Taehyung interrumpió, colgado de su cuello, respirando el mismo aliento

- Ssshhh... no vas a hacer ningún ruido, ¿entiendes?

- Sí, como quieras hyung, estaré calladito

El mayor volvió a sonreírle. Taehyung tenía miedo de que, después de su reacción impulsiva -no, no iba a defenderlo, en realidad fue agresiva-, quizás Seokjin no volvería a mostrar un gesto tierno. Debía reconocer que había algo masoquista en su forma de entender el afecto, pero tampoco deseaba que Seokjin lo maltratara.

Pero allí estaba el pelinegro, mirándolo a los ojos, buscando sus labios para seguir besándolo en la oscuridad, enredando los dedos en el cabello castaño. Taehyung se aferraba a su cintura como si de ello dependiera vivir, y sonreía, mordiéndose el interior de la mejilla cuando Seokjin repartía besos por su mandíbula. Luego, el mayor tomó su rostro entre sus manos, y con los pulgares acariciaba sus mejillas y labio inferior, adorando su rostro, como si fuera la encarnación de lo más preciado.

Taehyung quería creer, y rogaba internamente, que aquello que estaban haciendo y harían, emocionaba a Seokjin tanto como a él. Podía asegurar que su mirada mostraba algo más que sólo libídine.

El hyung volvió a observar alrededor, algo paranoico, y de la mano caminó con el chiquillo hasta su cuarto, en absoluto silencio.


~


Las manos de Seokjin no se hicieron esperar una vez que estuvieron a puertas cerradas. Apegó a Taehyung a su cuerpo, las manos fluían como una cascada por su espalda hasta el inicio de sus glúteos, besó sus labios sin el miedo a ser sorprendido, y el más joven notó la diferencia, como por fin Seokjin parecía abandonar esa sensación de persecución y se entregaba en completa autenticidad.

Caminaban a ciegas por la habitación, sin despegarse bajo ninguna circunstancia, hasta que el menor sintió la parte posterior de sus piernas chocar contra el borde de la cama. Cayeron sobre ella bruscamente, lo cual elicitó risas acalladas por parte de ambos, y continuaron en la búsqueda de piel y roces. Seokjin se metió entre las piernas de su dongsaeng, anhelando más contacto además que sólo los besos. Taehyung debajo le ofrecía unas caderas ondeantes que acabarían con su esfuerzo por mantener la cordura.

Seokjin hundió su rostro en el cuello del chico, besándolo, dando mordiscos juguetones bajo su oreja, avanzando cerca de la nuca, en donde nacía el cabello, bajaba por las clavículas y Taehyung quería entre gritar por lo exquisito de la sensación, y reírse por las cosquillas que su hyung le causaba.

- Ven - le dijo el mayor, levantándose de la cama e invitándolo a la parte en donde estaban las almohadas. Taehyung avanzó, arrastrándose por la cama hasta situarse donde Jin quería, y continuaron la sesión de besos ansiosos. A ratos, Taehyung acariciaba el cabello que cubría la frente de Jin, despejando su rostro para admirarlo bajo la luz tenue que se colaba entre las cortinas.

Era aún más atractivo con la frente descubierta.

- Nunca me habían besado así - susurró el castaño. - Quiero besarte para siempre. - Pero Seokjin no le contestó nada. Algo dentro de Tae se resquebrajó, pero suponía que así debían ser las cosas para Seokjin, sólo sacarse las ganas con un culito coreano después de tanto tiempo afuera.

¿Habría estado con muchas chicas allá? Cerraba los ojos y asumía que lo más probable era que hubiese estado con chicos también, o muy probablemente, sólo con chicos. No parecía alguien sin experiencia en ello.

¿Serían distintos los chicos de occidente? Quizás más osados, más calientes. Él también podía serlo si Jin lo quería. Levantó un poco su cuerpo, y con las manos temblorosas empezó a tironear la camiseta del mayor. Dios, era difícil tomar la iniciativa, con Hyungsik nunca lo intentó, era prácticamente un tronco cuando se trataba de tener sexo con él (no entendía cómo el tipo nunca se aburría de su frigidez). Con Jin era distinto, quería desnudarlo, tocarlo, admirarlo, y ofrecerse por completo a su merced. La sonrisa de Jin, y ese "siempre tan curioso, TaeTae" que se internaba en su oído, lo recompensaba, y se sintió mejor pagado aún al observar su torso, como esculpido en alabastro.

Seokjin estaba erguido, arrodillado sobre la cama, mientras Taehyung, recostado en una montaña de cojines, lo adoraba desde abajo. Los dedos nadaban sobre el pecho, deteniéndose en esos pezones de durazno, tocándolos con suavidad, volviéndolos duritos. Se enderezó un poco, buscando meterse uno a la boca, y Jin lo dejó, mirando atentamente como el muchacho envolvía el botón con los labios, apretaba un poquito con los dientes, y lo acariciaba con la lengua, sin despegar los ojos de los suyos.

Si bien Taehyung estaba embrujado por la parte superior de su cuerpo, no podía ignorar la dureza bajo el pantalón de Jin, apretada y algo torcida por el peso de la ropa. Se veía latir bajo su escondite, y Taehyung solamente la rozó con la mano mientras acariciaba su abdomen.

Seokjin, con ganas de más, volvió a buscar sus besos, y mientras el muchachito permanecía elevando su cuello para alcanzarlo, y poco a poco el mayor fue deshaciéndose de los botones del pijama. Taehyung iba a quitárselo todo, pero Jin lo detuvo, negando con la cabeza y sujetando el pijama, sosteniéndolo por sus hombros. - Quédate con el pijama abierto, se te ve bien - le dijo, y el chico se sonrojó, pensando en que ya pintarse de rojo por vergüenza era absurdo entre los dos a esas alturas. Jin le encargó volver a recostarse en las almohadas, le levantó las caderas con suavidad, y comenzó a bajar lentamente los pantalones de dormir, mientras Tae los empujaba con las piernas.

Jin miró la erección apretada en los bóxers oscuros, y la acarició con sutileza, tomándose el tiempo para observar la reacción de Taehyung, quien cerró los ojos con fuerza, y contuvo un gemido, siseando con los dientes apretados.

Taehyung siempre fue tan fácil de leer.

Y allí estaba, con una expresión entre dolor y necesidad, estirando las manos para poder tocar a su hombre, y envolverlo en un abrazo hasta sentirlo piel con piel. Jin finalmente lo desnudó por completo, deteniendo la mirada en su miembro erecto, masturbándolo hasta que Taehyung empezó a hacer más ruido.

- Ssshhhh - susurró otra vez Seokjin, besándolo para callarlo. Mientras el beso los conectaba, Jin se quitó el pantalón deportivo con ropa interior y todo, en una sola maniobra.

Taehyung miró abajo y tuvo una sensación ambigua extraña. Sí, definitivamente quería eso adentro, pero no estaba seguro de que fuera exactamente placentero. Estaba un poco grande para lo que acostumbraba recibir.

Siendo sincero, tenía miedo.

Lo tomó en su mano, previamente mojada con saliva, y comenzó a bombear. Seokjin no le despegaba los ojos de encima, con una mirada nublada y lasciva, relamiéndose los labios, estirando el brazo para acariciar el cabello de Taehyung y acercar lentamente su carita a su erección, dándole el sutil mensaje de que quería que se la chupara ya, de una vez por todas. Seokjin avanzó, arrastrando las rodillas por la cama, hasta la altura de la cara de su amante, y el muchachito instintivamente abrió la boca, primero pasó la lengua por toda la extensión, hasta finalmente meterla en su boca.

Taehyung mantenía los ojos cerrados mientras hacía la mamada. Estaba concentrado, deseaba guardar en su memoria cada detalle, qué tanto tuvo que abrir su boca, cómo se sentía la dureza en su lengua, el aroma a sexo, el sabor ligeramente salado, el peso de la mano de Jin en su cabeza, hasta dónde pudo llegar antes de una arcada e incluso el dolor de mandíbula. Todo, hasta la desagradable sensación de fatiga en sus músculos, era digno de recordar por siempre.

Había leído en una revista de mujeres una cosa extraña, no le encontraba sustento lógico, pero lo intentaría. Decía algo así como la importancia del contacto visual durante una mamada, y cómo una mirada durante el acto podía hacer sucumbir a un hombre. Por más tonto y cursi que le pareciera, abrió los ojos, y encontró los de Jin mirándolo directamente, la boca entreabierta y el sudor dándole formas curiosas a su cabello.

Taehyung chupaba lento, hasta que Seokjin lo agarró un poco más fuerte y balanceó sus caderas, cogiéndole la boca, causando sonidos obscenos por la saliva y luego la garganta obstruida del muchacho. Demonios, Taehyung estaba amando ahogarse con ese pene, ni siquiera le importaba morirse asfixiado allí, hasta que Seokjin lo sacaba de adentro y el chico volvía a respirar, el cabello hecho una maraña, la cara roja, lágrimas en los ojos, respiraciones desesperadas y la baba densa chorreando por el mentón.

Debía verse como un desastre, se había puesto algo de máscara de pestañas que a esas alturas de seguro le pintaban surcos negros en las mejillas. De alguna manera a Seokjin no le parecía tan terrible, porque se entretuvo besándolo un poco más, pese lo estropeada de su apariencia. - Eres tan lindo - le decía al oído, y Taehyung quería escucharlo millones de veces más, no sólo en esas circunstancias como esa, también en su mente parecía de ensueño oírlo acostados en una frazada en el campo, mirando por la ventanilla de un avión, por las calles de París, o mojados por el agua tibia del Mar Caribe.

- Acuéstate - le dijo el mayor, y rebuscó en el cajón del velador por algo de lubricante y de allí también sacó uno de esos condones amarillos. Tiró el preservativo a la cama, y puso algo de lubricante en sus dedos. Un aroma artificial a frutilla perfumó el ambiente, y el chiquillo simplemente abrió sus piernas, para recibir la humedad tibia del líquido entre sus glúteos, y luego, la lengua de Seokjin, dura y suave, puntiaguda a veces, luego blandita, abriendo el camino de la manera más íntima imaginada por Taehyung.

Era inevitable pensar en cosas cursis a cada momento, mal que mal, Taehyung era un romántico frustrado. Siempre estuvo convencido que un beso negro estaba reservado a parejas que se amaban, o al menos, que se tenían mucha confianza, por eso, había cierto encanto en recibirlo por parte del hombre del que llevaba tantos años enamorado. No ser correspondido era triste, pero al menos Jin estaba preocupándose por darle placer y no llevarse todo el botín para él solo.

No sin antes avisar, deslizó un dedo adentro, y Taehyung lo sintió como una intrusión agradable. Poco a poco fue sumando más dedos, estirando la piel y los músculos del interior de su cuerpo, preparándolo, mientras a ratitos subía a repartir besos en su cara, labios, cuello y pecho. Lo distrajo por otro momento, haciéndole una corta mamada también, hasta que lo vio empezando a sentir tirones en el abdomen y se detuvo. Tomo el ya famoso condón, y lo desenrolló envolviendo su pene durísimo y palpitante, anticipando una cogida tan inolvidable como polémica.

Se tiraría al amiguito de su hermano. Ya no había vuelta atrás.

Subió hasta la altura de su rostro, le abrió ligeramente las piernas y alineó la punta de su pene con el agujero. Entró, lento, mientras Taehyung empezaba a quejarse suavecito, tratando de no hacer sonidos muy fuertes o agudos. Se aferró a su hyung, intentando relajarse, pero los músculos estaban tensos, le dolía, por muy preparado que estuviera sabía que siempre había un poco de dolor. - Ya casi entra toda - le decía Seokjin, pero Taehyung miraba abajo y sentía que todavía faltaba un montón. Cerraba los ojos y abrazaba al mayor, pensando en que en unos minutos más sería tan, tan rico, lo deseaba tanto. - Tan estrecho que eres - suspiraba Seokjin, - tan apretado - expresaba en murmullos débiles.

Jin comenzó a besarlo, sabía que Taehyung estaba en dolor y no quería que lo pasara mal. Lo miraba a los ojos y sentía como Tae estaba conteniéndose, así que le acariciaba los muslos, buscaba maneras de relajarlo, le hablaba al oído palabras tan sucias como dulces. Te sientes tan rico, o tenía tantas ganas de metértela, eres hermoso, ábrete para mí. En esos instantes, parecía que el castaño se olvidaba del ardor, sonreía brillante, y lo abrazaba con más afecto, y menos tensión. Dios, Taehyung lo amaba, quería gritarlo, pero no, tenía que atragantarse con ese sentimiento.

Seokjin finalmente estuvo enterrado por completo, y de a poco comenzó a moverse, suave, lento, tanteando límites. Luego apuró el paso, entrando y saliendo más fuerte, tomando como aprobación los gestos de placer de Taehyung. Así, fue escalando hasta penetrarlo con fuerza, rápido y firme, cada vez más duro y desenfrenado.

Elevó un poco más las piernas del muchacho, tomándolas por la zona débil detrás de las rodillas, abriendo más el ángulo y permitiéndose una vista panorámica de su propio pene perdiéndose dentro del cuerpo bronceado de su amante. Luego mecía sus caderas lentamente, observando todos los detalles casi grotescos del sexo, como con un lente macro, capturando cada una de las sensaciones, la presión intensa, la humedad brillante del lubricante sobre la carne, la tibieza de su interior, y el frío de afuera que lo obligaba a quedarse metido hasta el fondo.

Jin tenía esa mirada posesa, los ojos de un íncubo buscando su punto frágil. Gemía muy despacito, mientras embestía brutal, agarrando a Taehyung con los dedos a punto de encarnarse en su piel.

Taehyung estaba haciendo algo de ruido inevitablemente, por la sensación, siempre abrumadora, de ser penetrado. Seokjin, abandonando toda delicadeza, tomó el bóxer que se había quitado, y entre embestidas lo apelotonó con una mano y se lo metió en la boca al chiquillo, con un cállate gritado en silencio, susurrando.

Taehyung mordió la prenda y comenzó a gemir contra ella. Seokjin salió de adentro, y le dio unas palmadas en el muslo para hacerlo girarse. - En cuatro - le dijo, y el muchacho lo hizo, levantando el culo, y apoyando la cabeza en las almohadas. Seokjin volvió a meterlo, fuerte, sin aviso, y Tae gimió audible y poco disimulado. Luego, avergonzado, escondió la cara entre las almohadas, aún con el bóxer en la boca.

No sabía de qué tanto servía tener la boca tapada, si el choque ruidoso de la piel hacía eco en la habitación como aplausos. Bueno, seguro pensarían que eran Kookie y Jimin, quizás hasta Namjoon estaba invitado ahí, o Yoongi con Hobi y esa extraña y tensa relación que tenían. Por más que lo negaran, nadie les creería. Una risa salió obstruida por la prenda interior entre sus dientes.

Mierda, el tamaño king era un poco sufrido y lo estaba viviendo en su total experiencia, pero después de ese pene, no quería ningún otro más, todos los demás estaban completamente descalificados. No había sentido estrecharse tanto en su vida, no había estado tantas veces al borde del orgasmo en una sola cogida. Jin jugaba con eso, con embestidas superficiales, tocando su próstata, y luego entraba hasta el fondo, estimulando otros nervios, para luego volver más afuera. Era una montaña rusa, de la que Taehyung no quería bajar jamás.

Al final, cuando le quedaba poco, Seokjin agarró lo largo de la camisa de pijama que Tae llevaba, la enrolló en uno de sus brazos y así lo empezó a tironear para adentrarse más y más fuerte. El muchacho sintió las piernas comenzando a temblar, y vinieron, las exquisitas señales previas a un orgasmo, que no alcanzaban a ser completamente degustadas cuando Taehyung ya estaba corriéndose sobre el cobertor con chorros desordenados. Seokjin siguió moviéndose un poco más, y no pasó mucho hasta sentir la contracción, el calor delicioso recorriendo las venas de su vientre, y Taehyung de alguna manera lo supo y a toda boca le dijo vente encima por favor. Jin salió de adentro, se quitó el forro de un tirón, y tras un poco ayuda con la mano, le echó toda la carga a Taehyung sobre el culo y donde termina la espalda, adornando de blanco los hoyuelitos allí.

Cayó en cuenta del desastre que todo había sido, cuando vio a Taehyung con su bóxer completamente mojado con saliva entre los dientes, y la mitad del pijama a rayas enrollado en su brazo, totalmente deshilachado, mientras que la otra mitad colgaba de los hombros del jovencito.


~


La alarma sonó a eso de las siete de la mañana. Taehyung rezongó, y Seokjin le pidió que se devolviera al cuarto con Hobi y Yoongi. Para eso era la alarma, en realidad. El castaño, naturalmente, no quiso hacerle caso a la primera y se acurrucó con él, y Jin le devolvió el abrazo. Estuvieron un momento haciendo cucharita, hasta que el pelinegro le dio unas palmadas en las caderas.

- A tu cama, TaeTae

- ¿Y si están despiertos?

- Nah, estarían buscándote

- Hmm... oye... no le diré a nadie, puedes estar tranquilo

Taehyung se puso el parche antes de la herida. Sospechaba que apenas se acercara a la puerta, Seokjin le diría algo así como no hables de esto con nadie, o hasta incluso se esperaba un esto fue un error, olvídate de que pasó.

Jin simplemente se encogió de hombros, se estiró y bostezó con pereza.

Taehyung se levantó, y su pijama lucía como si el perro lo hubiera mordisqueado hasta rajarlo. A veces Yeontan hacía esas cosas, pero vamos, no había ningún perro al cual culpar en esa casa, ¿qué mierda podía decir? Para peor, Seokjin empezó a reírse cuando lo vio.

- Vístete rápido, les dices que despertaste temprano y guardas el pijama sin que lo noten

- Eso si es que ninguno me ve cruzar de aquí a la pieza...

- ¡Ya sé! Pasa al baño de invitados, te das una ducha y sales envuelto en una toalla, así nadie ve tu pijama

- Okay. Es buena idea, supongo

- Claro

- Oye, hyung...

- ¿Qué?

- Uhmm... ¿puedo quedarme sólo unos minutos más?

Seokjin refunfuñó. Pero los ojitos de cachorro de Taehyung lo convencieron. Siempre lo hacían. El chiquillo se acurrucó a su lado, y Jin prefirió abrazarlo antes que hacerse el frío con quien conocía hacía tantos años.

Taehyung apoyó su espalda en el pecho de Jin mientras el mayor envolvía su cintura. El más joven dio un pequeño saltito al sentir el contacto de su hyung otra vez.

- Estás duro de nuevo - dijo el castaño, con una risita adorable. El mayor le metió mano, encontrándolo en las mismas condiciones

- Si le damos de nuevo, vamos a salir de acá cuando ya estén todos en pie - Seokjin pensó en voz alta

- Hyung, las mañaneras son excelentes para la salud, anda... solo una, rapidita, por tu salud

Seokjin sólo se rió. Volvió a buscar entre sus pertenencias en el cajón mientras Taehyung le amasaba el culo. Encontró el lubricante tirado bajo la cama y sacó un nuevo preservativo de la cajita. Se recostó junto al muchacho, y estuvieron besándose largamente, mientras Jin envolvía ambos miembros en su mano, masturbándolos a la misma vez.

Taehyung tenía la ligera sensación (y amaba imaginar que podía ser una certeza) de que Jin lo besaba con un hambre posesiva, como si quisiera que los besos de Tae fuesen sólo con él. Lo marcaba, lo mordía, pasaba la lengua por su oreja y le susurraba un mío que atravesaba todos sus nervios.

En tanto lo aturdía con caricias intrusivas y con sus labios dulces, le daba unos golpecitos suaves para hacerlo girarse. Tae obedeció y le regaló el dominio sobre su espalda y culo. Para con Seokin, no existía la terquedad, a menos que quisiera ser castigado, pero dejaría esos deseos para sus sueños más secretos.

Seokjin deslizó la mano con lubricante y metió un dedo dentro, empujando lento y haciendo circulitos. Taehyung se quejó, y movió su cuerpo como una respuesta automática al dolor, por lo que el mayor acarició su cintura y espalda, mimándolo. Taehyung seguía algo apretado pese a la noche anterior, pero ya no tanto. Ya no era tan difícil colar los dedos dentro, sin embargo, ardía más. Taehyung encontraba un goce en el dolor que antes no había considerado posible. Seokjin estuvo dilatándolo un rato más, y luego, sin mucho preámbulo más que ponerse el preservativo, entró lento y firme.

Su interior se sentía tan caliente, que sabía que no aguantaría mucho tiempo más. Eso sí, no conseguía llegar a lo más profundo, por la posición en que estaban, en cucharita. Deslizó la mano por el glúteo de Taehyung y el muslo, y le levantó la pierna, tomándola por el ángulo formado tras su rodilla. Enterrarse hasta el fondo era lo que deseaba, quedar completamente conectado al otro chico, y así lo consiguió, su pelvis en contacto directo con la piel acanelada.

Era una mezcla maravillosa, el tono tostado del castaño y el pálido de Jin, los quejidos graves y los más agudos. El más joven gemía suave y Seokjin no estaba callándolo, de verdad quería escucharlo. Había ruido ambiental, los pajarillos cantando, uno que otro vehículo pasando por fuera, la ciudad completamente despierta. Seokjin detuvo el vaivén, se recostó de espaldas, llamando a Taehyung a subirse a su regazo. El muchacho subió a horcajadas, y estirando la mano atrás, tomó el miembro del mayor y lo dirigió hasta su ano, bajando sin pausa, pero sin prisa. Jin lo acercó a su pecho, y Taehyung sintió aquel vínculo aún más íntimo que la penetración: el corazón de su hyung latiendo al compás del suyo. Estuvo un rato ahí descansando sobre su cuerpo, y Jin los tapó a ambos con las mantas de la cama.

- Así se notará menos si alguien abre

- Hyung, ¿qué otra cosa podría estar haciendo arriba tuyo? - Taehyung se rió. - ¡Oye!, ¿no le has puesto seguro a la puerta?

- Nunca lo hago, se me olvidó - le respondió, encogiéndose de hombros, acariciándole y abriendo sus nalgas, levantando las caderas a la mínima velocidad. - Olvídate, y dame un beso

Taehyung le hizo caso, abrazó sus hombros y ambos empezaron a moverse. La cara de Seokjin al follar era la más bonita, sus ojos cándidos, la boca entreabierta, el rubor en su piel sudada y el cabello azabache mojado.

El castaño guardaba la imagen en sus recuerdos por si es que, y lo más probable, nunca más volvía a pasar.

La cama sonaba un poco, Seokjin agradecía que estuviera hecha con buena madera. No pudo pensar mucho más en las cosas de alrededor porque Taehyung estaba robándose toda su atención. Todo fue muy intenso y corto. Taehyung de repente le avisó que se venía y disparó, menos abundante que la primera, sobre el abdomen de Jin. Algo más de movimiento y fue el pelinegro quien acabó, llenando el condón.

Taehyung cayó como un muerto sobre Jin, haciéndolo reír y ganándose unas palmaditas en la espalda. - Estás pesado, no respiro - le dijo el mayor tiernamente, y el chiquillo se irguió, aún atravesado. Seokjin recogió algo del semen de Tae que formaba una pocita en su abdomen, y lo llevó a la boca del muchacho, quien chupó los dedos con lascivia. Luego Jin se dejo la mayor cantidad para él, para probarlo, mientras cerraba los ojos, y el sabor se intensificaba al privarse de algunos sentidos.

- Quería probar el tuyo - Taehyung hizo un mohín

- No tiene ninguna gracia. El tuyo es más rico - Jin le dijo.

- Ya sabes que no es lo mismo, para mí, el mío es aburrido - Taehyung seguía reclamando y Jin empezó a reírse.

- Eres una ternurita. Siempre tan especial...

- Hyung, estoy acostumbrado a que lo dijeras antes, pero nunca pensé que me dirías esas cosas en una situación como esta - le dijo refugiándose en su hombro, escondiendo el rostro.

- Hay cosas que no cambian, supongo

Taehyung se irguió una vez más. Suponía que algunas cosas debían hablarse mirándose a la cara. - No quisiera que eso cambie

- ¿Qué cosa?

- El cariño... el cariño con que siempre me has tratado. Aún si después de esto-

- Sssshhh

Seokjin puso un dedo sobre sus labios, rogándole por silencio, y luego lo peinó un poco con sus manos, con la delicadeza que se peina a un muñequito. Luego, el muchachito se recostó sobre el mayor a descansar, una siesta de apenas cinco minutos, para que al sonar la alarma nuevamente, guardar en su recuerdo un despertar de ensueño.

El único que tendría.


~


- ¿Cómo es que ya están en pie? Yo muero de sueño - comentó Kook, seguido por el zombie Jimin. Hoseok estaba duchándose, y Namjoon con Yoongi dormían. Taehyung estaba devorándose un cuenco con leche y cereales mientras Seokjin hacía lo mismo, junto a él, bajando una Gatorade de dos tragos.

- Estos comen como si hubieran corrido una maratón - criticó Jimin

- Hyung siempre ha sido un cerdo - Jungkook sacudió una mano, con indiferencia, no le sorprendía. - Y TaeTae no sé, es como un balancín hormonal, puede no comer por días o comerse al mundo en una hora, dependiendo del humor

- Oye, no soy tan lunático - exclamó el aludido, no bien tuvo la oportunidad de tragar.

- Tae es sonámbulo - dijo Hobi, entrando a la cocina, secándose el cabello con la toalla.

- ¿Ah sí? ¿Parece...? - preguntó el castaño, haciéndose el desentendido.

- Sí, anoche no estabas en un momento, pero me quedé dormido antes de empezar a preocuparme

- Ah, no sé, yo sentí que dormí bien - mintió, con una expresión casual perfecta.

- Te levantaste a hurgar el refri y tomaste leche, yo estaba en mi típico bajón de tres de la mañana y te vi - le dijo Seokjin, actuando también.

- Hiciste bien en no despertarlo hyung, no queremos que se vuelva más loco de lo que ya es - Hobi agradeció

- No me digas que chupeteó la caja - Jungkook habló desde el refrigerador, asqueado, justo cuando ponía el lácteo en su vaso.

Seokjin sonrió al ver al castaño comer sin ninguna vergüenza, ni esforzarse por dar ninguna explicación. Su cara demostraba que había pasado una buena noche, el desayuno estaba bueno y sería un lindo nuevo día.

Aunque, por dentro, se sentía bastante menos digno que antes. Seokjin no lo había dejado hablar. No quiso escucharlo dar lástima. Dios, fue mejor que lo hiciera, parecía que iba a llorar después del sexo, ¿quién mierda hace eso? Seokjin debía recordarlo seguro de sí mismo, deseaba mantenerse en la mente del mayor como alguien fuerte.

Y sí, lo había conseguido. Seokjin le daba vueltas a una sola cosa: Taehyung estaba realmente loco, y podía hasta ser algo grosero. Pero de no ser por ese excéntrico despertar de madrugada, y su atrevida forma de enfrentarlo, Seokjin nunca, nunca le habría hablado más allá de lo de siempre.

Secretamente esperaba que volviera a ser un irrespetuoso. Que le enrostrara mil veces más, lo solapado y falso que era, lo profundo que estaba dentro del clóset, con ese poder suyo de encontrar la verdad sólo mirándolo a la cara.

Porque Taehyung siempre vio lo que los demás no.

Taehyung siempre fue tan especial.






Bueno mi gente bella, si llegaron hasta aquí, gracias por leer esta historia! ♥

Los finales abiertos son una weá muy mía, lo siento JAJAJJA Pero todo tendrá su cierre, lo prometo: sin ánimo de andar con sorpresas, les aviso que este oneshot tendrá segunda parte~ En donde se llenarán vacíos y podremos conocer más sobre el misterioso Seokjin :x

Besotes y mucho amor a todos/as!! Agradezco todo tipo de feedback, votos, comentarios, etc. ♥

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