➼ catorce

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

•.•.•

Capítulo catorce:
El licor de Paul.

─Pauline, por el amor de Dios, tranquilízate─ pidió mi tía sujetando mis brazos con fuerza─. Me mareas.

─¿Tranquilizarme?─ pregunté exasperada─, ¿cómo quieres que me tranquilice? Ese maldito examen vale todo mi futuro, tía. No me pidas que esté tranquila, soy capaz de romper un sillón.

─Pauline, mírame─ ordenó con firmeza. Miré directamente a sus orbes azules como los míos─. Llevas el apellido Roberts, que no significa nada pero eres una chica honorable. Podrás pasar este examen, te irás a Inglaterra y serás la mejor profesora del mundo. Eres como una hija para mi, y como la tía más sincera que tienes te digo que estoy orgullosa de todo lo que estas logrando. Si yo hubiera sido más como tu, sin dejarme moldear por mis padres, ahora incluso sería presidenta. Estoy segura de que serás maravillosa, niña─ me pegó en la frente─. Deja de lloriquear y ve a patearle el culo a ese asqueroso examen.

Asentí decidida. Respiré hondo, tratando de calmar mis nervios y el horrible huracán que sentía en mi estómago.

Antes de que me fuera, vi a mi padre bajar. No lo había visto desde ayer en la comida. De hecho, no se veía nada bien y cuando me vio, sonrió con lágrimas en sus ojos.

─Mi pequeña Pauline─ me abrazó─. Lamento si estoy siendo un mal padre últimamente. Quiero que sepas que tengo toda mi confianza en ti, mi niña. Suerte.

─Gracias, papá─ sonreí antes de besar su mejilla.

Miré una última vez a ambos adultos y salí de casa rumbo a la iglesia. Cuando llegue, vi a Moody haciendo hiperventilaciones con una bolsa. Otros estaban estudiando o recordando lo leído. Me acerqué al chico antes de que le diera un ataque de pánico o algo por el estilo y lo ayudé a respirar hondo.

─Tranquilo─ dije moviendo las manos de arriba hacia abajo, indicando cuando tenía que inhalar y exhalar.

Paul agarró la bolsa de Moody para vomitar. Ambos lo miramos con una mueca de asco.

Decidí apartarme un poco para sacar mis libros y ponerme a repasar un poco antes de que la prueba mortal comenzara. No quería admitirlo, pero quizá estaba más nerviosa o peor que todos los chicos juntos. Incluso ignoré el hecho de que Diana había llegado repentinamente para preparar los exámenes también.

─Once por once es ciento veintiuno─ oía decir a Moody.

Respiré profundamente tratando de concentrarme. Mi mayor miedo era sentarme en la silla y que mi mente se quedara bloqueada.

Cuando el examinador llegó, quise salir corriendo y tomarme el primer barco que saliera. Paul volvió a vomitar de los nervios.

Una vez que entramos, nos sorprendimos al no ver los largos bancos. Habían mesas donde en cada lado de sentaba un alumno, muy separados entre sí. Decidí tomar asiento frente a Anubis, para así poder copiar en caso de no encontrar la respuesta correcta.

─Tienen una hora por asignatura─ comenzó a decir el hombre una vez que terminó de entregar las hojas para responder y repartía los exámenes─. Escriban con lápiz o con pluma. No usen libros de referencia. Sin hojas de apoyo. Sin pausas no autorizadadas. Y nada de hablar.

Cuando anunció que podíamos comenzar, el ruido de plumas y lapices siendo raspados contra las hojas comenzó a oirse. Trataba de escribir de una forma que fuera entendible, pero mi mano temblaba por los nervios. Decidí respirar un poco antes de volver a responder. Cuando estuve calmada continué.

Finalmente todo acabó. De alguna manera sentía como mi espalda estaba siendo liberada de un gran peso. Me permití salir corriendo junto a los demás, me merecía divertirme luego de tener unos días tan pesados.

─¡Lo hicimos!─ gritó Anne una vez que llegamos a las tan famosas ruinas.

Acto seguido, todos tiramos nuestros sombreros al aire con gritos de emoción.

─¡Traje licor!─ gritó Paul extendió una botella con un líquido incoloro.

Bueno, ¿por qué no?

─Trae eso─ pedí y le arrebaté la bebida.

Tomé un gran trago, sientiendo la sustancia bajar por toda mi garganta y quemar mi estómago. Era consciente de que tomar con el estómago vacío iba a hacer que me emborrachara más rápido, pero, ¿qué más da? Solo se vive una vez.

Seguido de mi tomó Diana. Todos nos sorprendimos pero acabamos riéndonos junto a ella. Nos pusimos a bailar mientras nos pasábamos la botella en ronda. Entre risas comenzamos a contar chistes y hacer bromas.

─Moody, ¿por qué la gallina cruzó el camino?─ pregunté tratando de no soltar una carcajada.

─No lo sé─ rió fuertemente.

─¡Para ver al idiota!─ soltó una risa confundida─. Toc, toc.

─¿Quién es?─ preguntó el muy tarado.

─¡La gallina!─ grité haciendo que todos soltaran una carcajada.

Cuando ya comenzaba a hacerse tarde hicimos una fogata. Nos pusimos a hacer un juego, donde nos poníamos en dos filas con las manos agarradas y uno trataba de cruzar separando la barrera, si no lo lograba debía tomar un trago de licor. Pero si lo lograba, entonces los que formaban la fila debían beber.

Claramente ya ningno estaba en sus cinco sentidos, y eso hacía todo más divertido. Todo a mi alrededor daba vueltas, no sabía cómo me mantenía de pié, pero aún así bebí dos grandes tragos más.

─¡Eso, Pauline!─ gritaba Charlie.

Anne salió corriendo hacia la fogata, como si fuera un pirata. Todos le seguimos el juego entre risas.

─¿Cuál es el colmo de un marinero?─ preguntó la pelirroja.

─¿Cuál?─ preguntamos con un grito.

─¡Ahogarse en un vaso de agua!─ gritó. Si estuvieramos cuerdos, no sería para nada gracioso, pero en ese momento si dio gracia.

Sentí que alguien tocaba mi hombro. Volteé encontrándome con un sujeto parecido a Gilbert que me miraba extrañado. Entrecerré mis ojos antes de acomodar mis lentes, notando que era él. Mi boca se abrió y un sentimiento de vergüenza invadió todo mi cuerpo. Traté de alejarme, pero mis pies me fallaron. De no ser porque me agarró, tal vez habría probado el suelo.

Reí torpemente ante la idea de probar tierra.

─Hola─ dije embobada─. Tienes unos ojos lindos, ¿lo sabías?

Me quedé en silencio, procesando lo que había dicho.

─Gracias. ¿Podemos hablar?─ asentí rápidamente.

Me senté en la vieja canoa donde Anne estuvo parada minutos antes. Comenzó a contarme todo lo que había pasado en la cena junto a los padres de Winifred. Yo solo asentía, aunque mi mente solo proyectaba flores bailando villancicos.

─¿Qué sirvió en bandeja de plata?─ me miró sabiendo que no había escuchado nada.

─La Sorbona, París, el dinero para hacerlo─ dijo impaciente y como si fuera a llorar─. Mi futuro si lo quiero. Permiso... Para declararme.

─Oh─ fue lo único que salió de mi boca.

─No sé qué hacer.

─Mira, si estuviera en mis cinco sentidos─ hice una pausa para eructar─. Lo siento. Como decía, te diría que está bien, te apoyo─ comencé a llorar─. Pero no estoy cuerda, así que te diré que no me lo esperaba. Aún así puedo pensar sola, y no entiendo qué es lo que te frena a casarte con Winifred Diosa Rose.

─Solo... Una cosa─ murmuró mirándome a los ojos. Nunca me había visto de esa manera tan... Especial.

Mi boca se abrió entendiéndolo todo.

─Te gustan los chicos─ dije comenzando a darme aire con la mano─. Lo sabía. ¿De quién te enamoraste? ¿De Aaron? ¿Moody? ¿Charlie? ¿MOODY?

─¿Qué?─ su cara expresaba una gigante confusión que se agrandó cuando vio que comencé a llorar otra vez─. No, Line. Tranquila.

─Y yo toda enamorada de ti, creyendo que después de todo también te gustaba─ exclamé ignorando sus palabras─. Pobre Winifred.

─No me estas entendiendo─ acunó mi cara entre sus manos.

─No me importa─ solté con la voz entrecortada─. Vete con ella, y tengan treinta hijos si desean. Espero que vivan felices en París.

Me levanté de una manera torpe. Aún continuaba llorando, pero no me importaba en absoluto. Gilbert imbécil. Comencé a caminar, tropezando una cantidad de veces hasta llegar a Paul y su botella.

─Dame eso─ le pedí sorbiendo mis mocos.






representación de mi en mi primer pedo fuerte ajdbdkjskaj.

chiquis, tomen com moderación 😡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro