➼ cuatro

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Capítulo cuatro:
Fiesta de cumpleaños y sorpresa.

─¡Se llevaron todo!─ gritó mi madre desde abajo.

Aaron y yo nos quedamos estáticos. Hoy era mi cumpleaños y él me estaba ayudando a atar mi cabello en una media cola. De pronto las pisadas furiosas de mis padres se hicieron presente hasta estar en mi habitación.

─¿Qué sucede?─ pregunté mirándolos.

─Se llevaron todo el dinero para el oro─ dijo mi padre mientras mi madre daba vueltas.

Siempre que algo malo sucedía, solían venir a mi habitación a decírmelo. Era como si yo fuera su caja de confesiones, o secretos, y mi cuarto una sala de reuniones.

─De hecho, no existía tal cosa. Fue una estafa─ dijo mi madre hechando humo.

─¿Y en qué nos afecta a nosotros?─ pregunté sin entender.

─Pues que ellos nos compran a nosotros, entiende, Pauline─ dijo mi padre─. El negocio no ira bien por unos cuantos meses ya que las familias gastaron mucho.

─De todas formas espero que tu fiesta sirva para despejar la mente─ agregó mi madre.

Ambos se fueron. Suspiré mirando a Aaron que sostenía una cinta azul rey. En silencio continuó haciéndome el sencillo peinado.

Bueno, creo que era muy obvio el hecho de que ya era mi cumpleaños. Treinta y uno de octubre, día en el que nacen las brujas, día en el que cumplo quince años. Por esa razón muchas personas me veían raro, aunque sabían que estuve un mes bajo cuidado de una monja cuando nací y no presenté signos de magia ninguna.

─¿Crees que me quede bien este vestido? Es decir, es la medida perfecta pero nunca había utilizado un estilo así─ dije mirándome al espejo.

Aaron me miró a través de él acomodando un poco la cinta. Me analizó un poco y luego sonrió.

─Creo que te queda perfecto─ confesó─. Pero espera.

Salió de mi habitación. Pude verlo bajar las escaleras. Minutos después llegó corriendo y casi tropezando con sus cordones, lo que provocó una risa de ambos. En sus manos tenía un pequeño bolso plateado atado con un hilo brillante. Me lo entregó sonriente.

─Feliz cumpleaños.

─Gracias─ sonreí aceptando el regalo y lo abrí. Era un broche con piedras azules brillantes─. Es hermoso, muchas gracias.

─Deja que te lo pongo─ dijo acercándose.

Me lo puso cuidadosamente para no arruinar su obra de arte. Pero no pareció convencerlo así que me lo sacó y se puso detrás de mi. Intercambió la cinta azul rey por el broche.

─Perfecto─ sonrió orgulloso de sí mismo y fingió tirar su cabello imaginario hacía atrás.

Dos horas más tarde los invitados comenzaron a llegar. Ellie, con su vestido rosa, corría detras de los gemelos Bones que vestían unos trajes verde y azul.

Frente a mí estaban Anne y Diana charlando. Al otro lado Cordelia con su vestido esmeralda y Anubis con uno dorado.

Muchas personas se acercaban a felicitarme y algunas me entregaban sus regalos. Mi padre conversaba junto al señor Barry mientras que mi madre iba detrás del señor Lynde que parecía estar obsesionado con los dulces.

Por otro lado Cole estaba sentado en una silla solo así que me acerqué a saludarlo.

─Feliz cumpleaños, Pauline─ dijo viéndome.

─Gracias, Cole─ sonreí y me senté a su lado─. ¿Cómo estas?

─Bien, gracias por preguntar─ agarré una bandeja con galletas y le ofrecí. Él aceptó.

Comenzamos a charlar de todo y a la vez de nada, era una conversación sin tema en específico. Nunca pensé hacer amistad con él, pues siempre fue alguien callado. Pero solo bastaba con conocerlo para saber que era un chico interesante y amable. Era injusto que se ganara muchas humillaciones de Billy.

Hablando del rey de Roma, el hijo de los Andrews se paseaba entre la multitud con su traje marrón. Me saludó con un asentimiento de cabeza, al cual respondí de igual manera, y siguió caminando.

Anne y Diana se acercaron a mi sonrientes. Nos pusimos a charlar los cuatro. Ellas nos contaron que descubrieron lo del oro, pero que solo la señora Cuthbert les creyó, y luego los estafadores ataron a la pelirroja junto a Marilla en el armario para poder huir.

Más tarde me reuní con mi familia, quienes me felicitaron y comentaron lo alta y hermosa que estaba, algo que no era del todo cierto ya que seguía siendo una de las más bajas de mi clase.

A la hora de abrir mis regalos, todos se reunieron alrededor mío. A mi madre le pareció una buena idea atarme una venda en los ojos y que adivinara lo que había dentro de las bolsas y paquetes mediante el tacto.

Unas cuantas pinturas, dos libros sin nada escrito, joyas y un alajero.

─Y el último que está pesado─ dijo mi madre dejándolo sobre mis piernas.

Lo tantee. Era grande y parecía hecho de un material un poco duro. Estaba envuelto en un papel de regalo áspero y podía sentir el moño en la esquina. Pasé mis manos por los costados, notando una parte apenas saltada.

─Es un libro─ dije decidida.

Me quité lo que tapaba mis ojos y rompí el envoltorio. Era un libro color rojo, no tenía nada en la tapa ni en la hoja principal, pero al pasarla noté un pergamino pegado.

"Pauline:

Espero que este regalo haya sido de tu agrado. Tuve que hacer varios cálculos y demás para que te llegara el día de tu cumpleaños, espero que así haya sido.

Feliz cumpleaños, Line, espero que lo pases genial y seas feliz.

En este libro podrás escribir, dibujar y anotar todo lo que quieras. Incluso puedes pegar cosas o hacer lo que se te plazca.

Te quiere con todo su corazón,
Gilbert Blythe."

Sonreí inconscientemente y cerré el libro. Lo coloqué sobre todos los regalos para luego continuar con la fiesta que pronto llegaría a su fin.

La música sonaba y varías parejas se encontraban bailando en el gran salón. Ese lugar casi nunca se usaba, solo si habían eventos como un cumpleaños o la llegada de un nuevo integrante en la familia.

─¿Aceptas un baile con este bello rubio?─ oí la voz de Aaron.

─Por supuesto─ dije aceptando su mano.

Nos dirigimos al centro del salón y comenzamos a movernos al ritmo de la música. Podía sentir las miradas de varias personas junto a las voces emocionadas de mi madre y la señora Bones.

─Creo que somos el centro de atención─ dijo el rubio haciéndome dar una vuelta.

─Pues que siga así─ sonrió.

Minutos más tarde oímos el ruido de una taza siendo golpeada por una cuchara. Todos dirigimos la vista a mi madre que fue la que hizo eso.

─Bueno─ empezó a hablar con un poco de nerviosismo─. Sé que todos, o la mayoría, estamos frustrados por la reciente estafa de hubo en Avonlea─ se empezaron a oír murmullos que fueron cesados cuando volvió a hablar─. Pero espero que esta fiesta los haya hecho despejar la mente un poco y disfrutar con sus amistades. Si así fue, les tengo una noticia, en especial para mi familia.

─¿Qué es, Emilia?─ preguntó mi padre sin ocultar su curiosidad.

─Creo que tengo un embarazo de tres o dos meses─ soltó.

Mis ojos se abrieron, pero no sabía si era felicidad o sorpresa. Muchos se acercaron a felicitar a mis padres mientras mi padre se sentaba en una silla y se hiperventilaba. Ellie salió corriendo del salón llorando fuertemente y yo simplemente no podía creerlo.

─Felicidades, Line─ dijo Aaron mirándome divertido.

─Gracias─ dije luego de unos segundos.

Bueno, ya nada malo iba a suceder.

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