Y ahí estoy nuevamente, me repaso por el espejo, y lo veo, veo a la misma hoja de antes, pero ésta vez me abarca completamente, lo sé, ahora no sólo es mi mente la que ha sido destrozada, soy yo, sencillamente. Y ahí está esa hoja, y hay algo distinto en ella, son líneas, ahora tiene líneas, líneas rojas, algunas son sólo una cicatriz sin sanar, pero otras, hacen que la hoja se tiña con hilillos de pintura roja corriendo por la misma, son heridas, heridas que dejan marca, y jamás, jamás se irán o podrán ser escondidas. Cada línea representa una ofensa, una burla, una decepción, un acto de hipocresía, esa línea es la prueba del dolor, de una chica que todos y cada uno de sus días se pregunta qué ha hecho mal. Y lo único que quiere es ser escuchada, que alguien note su agonía y le muestre su compañía, pero en vez de eso, nadie se percata de ello, nadie sabe que debajo de esas largas mangas que solían ser coloridos vestidos floreados se esconde el dolor de una joven.