Solo en Navidad

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Hola, este es un relato absolutamente independiente, por lo que estás absolutamente invitados a leerlo sin pensar en lios de historias apartes que explico pésimo XD

Sé que es Abril, pero nunca es tarde para subir estas cosas. El relato está dedicado a Marjorie, fue hecho especialmente para ella en un juego del amigo secreto :33

¡¡Que lo disfruten!!

Solo en Navidad

Todos son unos hipócritas repetía mientras caminaba por las calles llenas de adornos navideños, la navidad era una oda al consumismo… la mayor de todas, y aún así se encontraba buscando regalos. Pudo haberlo dejado de lado, pero más allá de que todos quisieran que compraras más y más y te endeudaras, y que odiara esto, también estaba el hecho de que quería demasiado a sus amigas como para dejarlas sin regalo en noche buena y además, bueno, además le hacía ilusión darles algo que sabía les gustaría. ¿Su único problema? No tenía dinero y antes de las compras tendría que ir incluso al banco.

 "No estará lleno, no estará lleno..." Repetía como si de un mantra se tratara, sin embargo, el poder de su mente no era tan grande como creía y probablemente tenía anti poderes porque el banco era un desastre.

Las filas para la atención eran larguísimas y a medida que pasaban los minutos la paciencia que se había autoimpuesto tener se iba a la mierda. Quizás podría escribirles una carta a sus amigas o algo así, o dibujarles sus regalos.

"A Mari le dibujaré a Gaspard Ulliel, a Lux un látigo genialoso, a July un demonio sensual, a Hae un bishie, a Mony a Gaspard de pelo largo (bah dibujaría a Gaspard y los pintaría diferente y ya), a Agu… (Vale, iban a ser tres fotocopias de Gaspard), a Anahí una imagen de Jonathan Rhys meyer (… o tal vez no ¡Jum!) y a Yael uno de Jonathan con una chica guapa (quizás una parecida a ella" Y en su mente por un momento todo estuvo listo hasta que recordó que no dibujaba del todo bien y que navidad era en unas horas, por lo que no alcanzaría a hacer nada de eso por más empeño que le pusiera. <Tal vez unos monitos de palitos…> Y dejó de pensar en estas cosas, la idea de recién ya era demasiado, incluso para una persona desesperada.

—¡¡¡Al piso!!! – gritó de pronto una voz masculina atrayendo la atención de las personas allí presentes, quienes al verlo palidecieron; iba vestido de negro y en sus manos un revólver amenazaba a un par de personas, antes de que el tipo lo alzara hasta el techo y pegara dos disparos. Toda la gente calló, casi conteniendo la respiración – Al piso – repitió el asaltante sin alzar demasiado la voz esta vez, y no fue necesario, todos le oían perfectamente y todos le hicieron caso.

La situación era jodidamente surrealista, y Marjorie se arrepentía de no haber tomado las clases de arte el verano pasado, de ser así no estaría acá junto a un centenar de personas siendo amenazada con una pistola, y con posibilidades reales de morir. De pronto odió a sus amigas, odio quererlas y haber venido al banco para comprarle sus regalos, odio los látigos de Lux, odió los demonios de July, odio a Gaspard, y odió a Jonathan… vale, a él no, pero quizás lo haría si la situación empeoraba.

—Pongan el dinero en las bolsas – Pudo oír cómo le daba instrucciones a sus ayudantes el líder, quien ni siquiera tuvo la decencia de tapar su rostro como los buenos asaltantes, estaba ahí muy campante con sus ojos azules y su cabello negro desordenado al descubierto, intentando seducir a la gente que tenía atrapada y que les diera el síndrome de Estocolmo. Vale, estaba desvariando, pero es que parecía que solo los gays y los bandidos eran guapos. ¿¿¿Por qué era así???¿¿¿Por qué??? La respuesta no la tenía y de lo único que estaba segura era de su mala suerte; lo había mirado por mucho tiempo y el hombre la había notado.

—Tú – La apuntó con el arma – ven acá – Por un segundo el miedo se apoderó de ella y deseó que esto fuera una pesadilla, se paralizó. Pero luego, luego recordó que ella era una mujer fuerte y que ni estas cosas podrían con ella, y así llegó hasta donde él estaba… transformándose en su prisionera.

… En las historias pensaba Maggie mientras escapaba junto a los asaltantes en un auto blindado, las chicas que han sido atrapadas están vendadas y bien amarradas y lo más probable con un par de golpes… pero estos asaltantes o eran muy idiotas, o demasiado caballeros; no le habían tocado si un pelo, y el único escarmiento que había sufrido con fuerza era el sucedido en el banco cuando la ocuparon para escapar,  pero más allá de eso, nada. Por una parte se sentía mal, porque debería odiarlos y llorar o pegarles una patada, vencerlos y entregarlos a la justicia, pero no le apetecía hacer nada de eso. Lo que le apetecía realmente era que recayeran en su presencia y la dejaran libre y así carraspeó un poco para darse a notar. 

—Ah… cierto que te tenemos aun con nosotros – habló el líder que estaba sentado en el asiento de copiloto

—Sigo acá evidentemente– Se atrevió hablar irónicamente, aunque luego se arrepintió de ello.

—¿Qué hacemos jefe? – preguntó esta vez uno de los subordinados sentado junto a Marjorie, mirándola de forma perturbadora.

—Nada – contestó simplemente volviendo a contar el dinero.

—¿¿Nada?? ¿Eso quiere decir que me voy a casa verdad? – Volvió a hablar Maggie entre preocupada y esperanzada.

—No, nada es nada… el dejarte ir a casa es dejarte ir casa.

—Entonces planeas ignorarme hasta que muera – declaró.

—Si bien es una alternativa muy interesante, no. Te vamos a llevar, borrar la memoria y enviar a un país asiático para que te transformes en geisha— Los ojos de Maggie se abrieron como platos ante la sola posibilidad, esto era lo más freak que nunca le hubiera pasado y ¡¡ella vivía con catorce locas!! ¡¡con catorce locas a las que le iban violar hombres sexys y cubrirlos de crema!!

—Es una broma ¿verdad?— Su voz fue un susurró que la risa del asaltante opacó.

—Claro que es una broma, soy ladrón no químico. – Siguió riendo otro poco— Pero soy un ladrón muy honrado… un Robin Hood

—… ¿Y a quién le das tú el dinero?

—A mí mismo, soy mi propio Robin Hood – habló dejando de lado el dinero y encendiendo un cigarrillo – Pero es que a los pobres el gobierno ya les da sus bonos y cosas, pero a mí un hombre de la clase media no me da nada… soy una víctima social.

—Ya claro… entiendo— Este tipo era un descarado de mierda, pero estaba en su auto y el muy loco iba armado por lo que no lo iba a contradecir.

—Y porque soy un Robin Hood de la clase media… he decidido hacer mi buena acción del día. Es navidad, soy consciente de ello.

—¿Me vas a soltar? 

—Mejor que eso… — pegó una calada a su cigarro –¡ Te voy a llevar de compras!

—Esto es ridículo.

—Lo sé.

—¿Por qué lo haces entonces?.

—Porque se me da la gana gastarme el dinero, el asalto resultó bien y me siento animado – sonrió – además tú estabas en el banco, ibas a buscar dinero ¿verdad?

—Bueno… sí.

—Para regalos supongo.

—Tal vez – Desvió la mirada.

—Para gente que es importante para ti… — La siguió picando mientras el auto se llenaba de olor a tabaco.

—Bueno ya, cuál es tu punto.

—Podemos comprarles lo que quieras, ya te lo dije… me siento generoso y eso no es normal en mí niña.

—Ya…

—A pesar de ser un Robin Hood moderno.— Agregó.

—Sí, claro… — Y el carro se detuvo frente a una casa que no era de un hombre de clase media, este tipo era un charlatán… el lugar era una parcela muy bonita con una gran piscina y una casa al estilo colonial que seguramente sería carísima.— ¿Esta es tu casa de clase media?

—¿Sabes? Olvida lo de Robin Hood moderno, no tengo porqué quedar bien contigo… no eres mi abogada. – Había encendido otro cigarro, mientras abría la puerta para que ella y sus cómplices salieran del automóvil.

—¿Eso le dices a tu abogada? – Preguntó escéptica.

—Sí

—¿¿¿Y te cree???

—¿Quién no le creería a un hombre guapo y resentido social? –El rostro de Marjorie se desencajó, a lo que el rió nuevamente.

—La soborno cría, pero me gusta ser amable con ella o de otra manera por más dinero que le dé no me ayudaría ¿Lo comprendes?

—Sí… lo que no entiendo es por qué me llevas de compras.

—Tal vez simplemente quiero pasar más tiempo contigo – Sonrió — ¿Quieres? – Le ofreció un cigarro y terminaron fumando los dos juntos.

****

—Esto es surrealista – Comentó mientras recorrían las tienda del centro comercial más pijo de la ciudad en la búsqueda de los regalo cortesía del señor ladrón, un hombre muy decente.

—No, esto es horrible ¿Qué mujer se pondría esta mierda? – Contestó quitándole el chaleco que tenía en sus manos a Maggie, devolviéndolo al perchero. – No creo que tus amigas quieran esa ropa.

—Es un chaleco muy cómodo.

—Y una mierda, cómprale ésta – Le mostró un vstido bastante bonito, pero bastante revelador también.

—¿Quieres que la violen?

—No seamos machistas, si la intentan violar ella va y le pega en la entrepierna— Medito unos segundos – Comprémosle también unos tacones en punta para que el golpe le duela más.

—Eso no tiene sentido…

—Deja de decir eso y disfruta… — Y por más ridículo que le parecía todo lo que estaba sucediendo al final se dejó llevar y compró todo lo que necesitaba, todo menos el regalo de Lux que había dejado para el final y así, ahora se encontraban frente a un sex shop.

—Sería realmente interesante que esto fuera una indirecta – Comentó el pelinegro mirando divertido a Maggie, quien aparentaba indiferencia aunque en el fondo le pusiera nerviosa la situación.

—No lo es… A una amiga le gustan estas cosas.

—Deberías presentármela entonces – Comentó mientras curioseaba entre los artículos de la tienda, esta declaración le molestó un poco a Maggie quien encontraba inaudito que mientras intentaba ligar con ella dijera estas cosas. Finalmente compró un látigo nuevo que no había visto en otro lugar y unas esposas para su amiga, compra que fue imitada por el tipo.

—¿También tendrás unas?

—Son útiles para un hombre como yo… — Habló mientras pagaba las compras – Me gusta vivir experiencias nuevas – Aclaró tomando su bolsa y saliendo de la tienda.

—Ya no tengo nada más que comprar.

—Es una lástima, ha sido divertido, deberíamos repetirlo.

—¿Las compras?

—No necesariamente las compras – Su voz fue un susurro y aunque se despidió con un beso en la mejilla, había algo en ese tipo que la ponía nerviosa, como una adolescente tonta. Estúpido asaltante. – Nos vemos Marjorie.

—Nos vemos – Y se dio cuenta que no sabía su nombre… esto parecía un mal recurso literario de una historia, pero aun así se sintió mal por no saberlo — ¿Cómo te llamas?

—Un toque de misterio nunca está mal pequeña — Se dio la vuelta despidiéndose levantando una de sus manos, a lo que un taxi llegaba frente a ella y le abría la puerta para que entrara.

****

El árbol de navidad de la casa donde vivía estaba llena de regalos y ahí estaban todas las chicas, todas abriendo sus presentes. Maggie había llegado a casa a eso de las ocho de la noche, se había duchado, arreglado y cenado con todas hablando de las tonterías de siempre hasta que dieron las 12 y el abrir los regalos fue lo fundamental.

—¡Te queda un regalo Maggie! – Habló la tierna, pero innegablemente sensual Agu mostrándole un paquete hecho de un papel de regalo muy tierno, con diseño de elafantitos con gorritos de navidad. Ningún otro paquete tenía ese diseño lo que la sorprendió un poco, aun así entusiasmada se acercó a él mientras dejaba sus libros y entradas para conciertos bien organizadas a un lado y lo habría.

“Para que juguemos a policías y ladrones “ – Se podía leer una nota junto al látigo y las esposas de antes, aunque más abajo en el regalo estaba además un CD que había visto mientras buscaban los regalos del resto. Sonrió aunque también le parecía una tontería todo este regalo… y más tontería le parecía el que hubiera dejado una dirección dentro del CD, pero aún más tontería era ir a su encuentro y aún así fue. A veces hay que hacer un par de tonterías o la vida sería demasiado tediosa y aburrida, además era navidad.

Fin.-

**************

Ojalá les haya gustado :33

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