Capítulo 30

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< Al final del capítulo está la traducción>

La ciudad era muy distinta al campo, la ciudad estaba contaminada por el bullicio de los coches, del exceso de población tan variopinta. Hombres y mujeres trajeados saliendo de sus puestos de trabajo sedentarios, obreros apoyados en el andamio con el palillo en la boca y moles... que diga piropeando a las mujeres, aunque eso es más típico del macho ibérico español. Sin embargo, el campo era distinto, el aire era mucho más puro, carente de espacios reducidos por el exceso de rascacielos y edificaciones, era como vivir en otro mundo paralelo. Los hombres y mujeres no se preocupaban si iban perfectamente conjuntados, incluso parecía un paraíso de educación tan poco peculiar, no tenían la elocuencia sofisticada de manhattan, pero era como ver una escena porno de hombres altos, morenos, musculosos de barbas prominentes, ropa y sucia, sus mujeres o familiares acercándose con sus tinajas de agua para atender a sus hombres, bueno, tanto así como una escena porno no, ni se arrancan la ropa y no se ponen a follar en medio del campo, pero más o menos es lo que se le pasó por la mente a Jake, nunca había visto tanto hombre sudoroso de pelo en pecho trabajando sin cesar y las mujeres italianas también estaban de buen ver, eran como diosas del olimpo vagando por el campo con tinajas y cestas con comida, con su corona de laurel en el pelo:

— Me recuerdan tanto a los Village People.

Musitó Jake al ver a un grupo de campesinos junto a la sombra, riendo y bromeando. Incluso en su cabeza tarareaba la canción. "Macho, Macho man, I gotta be a macho, macho man" Casi podía imaginarse un estilo flash move a lo Grease en su cabecita de metrosexual. Los tres italianos moviendo sus cuerpos serranos mientras cantaban "Check it out my body baby, Don't you doubt my body baby".

Unos chasquidos de dedos le sacaron de su ensoñación, sin poder evitarlo él también había comenzado a mover las caderas mientras canturreaba la letra de los Village people, pero es que era tan débil ante esas canciones tan pegadizas, divertidas y sexys que tenía que bailar cada canción. Jake paró en cuanto regresó en sí y se encontró a su hija mirándolo con el ceño fruncido, a Lexa como si fuera el meme de la niña cuya expresión es de WTF y a Gustus mirándolo como si fuera un alíen disfrazado de flamenco:

— Como iba contando— siguió diciendo Gustus, que más le hubiera gustado comentar ese momento, pero solo por su hija y a costa de una posible ulcera, se mordió la lengua— la historia del Vin pretto, con la uva blanca marchita.

Jake siguió a Gustus e intentó no mirar hacia los y las trabajadoras, Lexa agarró del brazo a Clarke y la arrastró hasta esconderse detrás de una de las parras y le hizo una señal para que no hablara, se asomó para ver como su padre se alejaba contando el concilio que se llevó a cabo en Florencia para la unificación entre la iglesia católica y la ortodoxa en 1439:

— ¿quieres que tu padre me mate?

Preguntó Clarke cuando Gustus y su padre ya estuvieron lo suficientemente lejos:

— No creo, ahora mismo su mayor preocupación es que sus nietos no salgan como su abuelo Jakie.

Clarke puso ojo de Popeye antes de incrustar su dedo índice en el costado de Lexa en modo de protesta:

— Deja de acabar nuestros nombres como si fueran Digimons y segundo punto— puso los brazos en jarra, toda digna ella para defender a su padre— ¿qué pasa con mi padre? ¿no entra en el típico perfil de "hombre cis heterosexual"? sois unos machistas.

— Punto uno— comenzó a rebatir Lexa— ¿lo comparas con los Digimons? ¿Eres consciente de que todos acababan en -Mon? Devimon, Etemon, Mocomon— Clarke puso los ojos en blanco cuando escuchó el ultimo nombre, porque obviamente no había un Digimon con tal nombre— y segundo punto, tu padre empezó a tararear Macho Man mientras miraba a los jornaleros.

Y puestos a seguir con el debate en pleno campo:

— Primer punto "Mocomon" no existe y segundo punto ¿es que a un heterosexual no le puede gustar los Village People? Es como si me llamaras lesbiana perdida por escuchar Madonna.

— Los Digimon nunca me gustaron y perdona que te diga cariño, pero eres lesbiana.

— SOY BISEXUAL— vociferó Clarke haciendo sobresaltar a Lexa— deja de decir que soy lesbiana solo porque salga contigo— Se dio media vuelta y se dispuso a marcharse, pero antes quería añadir otra cosa, así que se dio media vuelta para encarar a Lexa otra vez— Por cierto, Digimon molaban un montón.

Se dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta a la casa. Lexa puso los ojos en blanco, la idea de separarse de sus padres no era para tener esa conversación tan absurda, bueno quizás en que siempre metía la pata llamando a Clarke lesbiana, pero lo de los Digimons ¿Eso? ¿a que venía a cuento?:

— Clarke— aceleró el paso Lexa para alcanzar a la rubia— Clarkie— aquello hizo que la rubia de ojos azules parara en seco y miró con enfado a Lexa, pero no el típico enfado que hace sonreír a Lexa, no, no, era el típico enfado de "cariño como no arregles esto adiós sexo por una buena temporada" así que rápidamente se corrigió— Que diga Clarke, cielito lindo.

— Aj— dijo Clarke alzando la mano de stop al escuchar eso ultimo— hacerme la pelota no es lo tuyo.

— Clarke— dijo Lexa agarrándola de la mano— la razón por la que te separé de nuestros padres era porque quería enseñarte un lugar y que tuviésemos un momento para nosotras solas, siento lo que dije de tu padre, invisibilizar tus gustos y— Puso un mohín porque no creería que en la vida diría algo así— cuestionar la calidad de los Digimons— Dio un paso hasta Clarke y acercó su mano a su pecho, justo donde podía sentir los latidos de su corazón— Per favore, vieni con me.

Ya era difícil decir que no a Lexa en algunas ocasiones, cuando la mira con dulzura y saca su carita de niña "angelical" y su acento italiano, encima si se le ponía hablar en italiano resultaba misión imposible decir "No". Clarke acabó dándose por vencida, se puso de puntillas y dio un beso en los labios a Lexa:

— Está bien ¿qué lugar es ese que me quieres enseñar?

Lexa iba a responder cuando las herramientas de uno de los jornaleros se cayeron al suelo. Ambas miraron al hombre, mediana edad, moreno, ojos azules, barba canosa, estaba sin la camiseta y mostraba pectorales y cuerpo definido, pantalones baqueros rasgados y botas altas, tenía un ligero parecido a Raoul Bova. Clarke alzó una ceja y curvó los labios, por poco y se pone a cantar Macho man como su padre. Lexa cayendo en la cuenta de que su novia era bisexual y no lesbiana, frunció el ceño y miró autoritaria:

— Metti la tua camicia di fronte alla signora*

— Bene.

Lexa agarró la mano de Clarke y la alejó de aquel jornalero. Buscó con la mirada a uno de los capataces, normalmente estos solían ir montados a caballo, era más rápido ir de una hectárea a otra y sin necesidad de ir en coche. En cuanto vio a uno a unos metros bajando desde la casa, caminó hacia su dirección, aun sin soltar a la rubia:

— Pietro ho bisogno del cavallo*

— Sí, signora.

Respondió Pietro a la orden de Lexa antes de bajar del caballo y entregarla las riendas, Clarke se soltó de Lexa cuando se dio cuenta de cuáles eran sus intenciones, no había entendido lo que le dijo al capataz, pero por su forma de actuar rápidamente lo dedujo:

— No, Lexa, no voy a montar encima de ese bicho gigante.

El equino relinchó y miró a Clarke como si hubiera entendido aquel comentario ofensivo hacia su especie:

— Clarke, hacia donde vamos no está cerca precisamente— dijo Lexa antes de señalar al caballo con la cabeza— vamos, va a ser divertido, dejo que vayas montada en la silla, agradece que es una silla vaquera y no de doma.

Clarke achicó los ojos y advirtió a Lexa antes de acercarse al caballo y tratar de montar:

— Te lo advierto, como muera volveré del más allá y te atormentaré hasta el día que mueras.

— Amore mio, ya me atormentas y en el caso de que te fueras al más allá te seguiría— la acarició el mentón y terminó dibujando su sonrisa traviesa— para traerte de vuelta y siguieses atormentándome.

Bueno, su relación no estaban los típicos regalos como las flores, los bombones, serenatas a la luz de la luna, pero tampoco estaba carente de "romanticismo" si es que se puede llamar de alguna forma. Una mujer obsesionada con el orden y la limpieza y una italiana de campo que es todo lo contrario, sorprendente es que no se hayan matado ya. Una vez más, Lexa ganó y Clarke con su torpeza y mala suerte se jugó el cuello al intentar montar, se agarró con fuerza a la silla de montar introdujo el pie izquierdo en el estribo e intentó impulsarse con todas sus fuerzas, Lexa agarraba los estribos del equino para que no se moviera y ya de paso aprovechó para "ayudar" a Clarke dándole un empujoncito en el culo. Cuando Clarke se sentó bien miró a Lexa, esta aún tenía su mano posada en su pierna y de vez en cuando la movía para abarcar más partes de su muslo:

— ¿Piensas estar magreandome enfrente de los jornaleros?

— Demasiado espectáculo— dijo Lexa sin apartar su mano— vamos, déjame disfrutar de esta preciosa visión, Clarke la amazona de ciudad— Rio entre dientes y siendo mucho más ágil montó al caballo y rodeo con los brazos y sostener las riendas, acercó sus labios al oído de Clarke y la susurró— Si esto fuera un mundo de fantasía y estuviéramos en novigrado, te haría el amor encima del caballo como Gerald se folló a Yennefer encima del unicornio.

— Lexa.

Dijo Clarke con voz erótica e intentó mirar a la italiana, la miraba con deseo:

— ¿sí?

Preguntó la morena mientras besaba el hombro derecho de Clarke:

— No vuelvas hacer un comentario así, no es sexy.

— Será mejor que te agarres fuerte, preciosa.

Le susurró con su acento italiano sensual y depositar un suave beso en su mejilla antes de mover los pies y dar un ligero toque al caballo con los talones haciendo que este se pusiera a trotar y automáticamente Clarke se puso en tensión.

Mientras Costia intentó enseñar la casa a la señora Griffin, pero era como hablar con la nada, pues esa mujer la ignoraba por completo y no la seguía, prácticamente iba donde se le antojaba, así pues, dejó que siguiera sola, tenía mejores cosas que hacer como ayudar a la señora Woods a hacer el banquete de la noche los Bertolini eran muchos.

Abby intentaba mantener el equilibrio y caminar por aquel suelo pedregoso, esos tacones no eran muy compatibles con ese suelo. Lo cierto es que la hacienda era grande, su patio trasero con su extenso jardín, lo atravesó atraída por cierto bullicio, había un par de cabañas y otro edificio que parecía ser las caballerizas, a los pocos metros había un mozo intentando domar a una yegua mientras la hacía correr en círculos y la controlaba con una cuerda. Varios mozos lo observaban desde la valla y lo animaban o bromeaban. Abby alzó una ceja y lejos de poner cara de asco se fijó muy bien en cada uno de ellos, más en los maduros eran tan altos y fuertes. Casi se los podía imaginar al estilo Magic Mike, rebosando testosterona y moviendo sus cuerpos varoniles al son de la música My Pony. Siguió abanicándose con más fuerza mientras que en su fuero interno tarareaba "if you're horny lets do it ride it my pony":

— Sttai attento, signora*

Una voz gruesa la sacó de su erótica ensoñación, un caballo corría hacia su dirección a gran velocidad, al parecer salió asustado de las caballerizas, Abby intentó apartarse lo más rápido que pudo pero esos dichosos zapatos, uno de los tacones se rompió haciendo perder el equilibrio y ya se estaba viendo tirada en el barro si no hubiera sentido que unos fuertes brazos la sostenían y evitaba que tal evento bochornoso se llevara a cabo. Abby se agarró con fuerza a los hombros de su héroe europeo. Era alto, pelo largo, rizado, castaño, ojos verdes, mentón cuadrada, hombros anchos y bíceps grandes, supo que eran grandes porque deslizó un poco su mano derecha por su brazo:

— Stai bene?

Abby aun atolondrada por ese italiano de mediana edad y con olor a fiera salvaje:

— I don't understand.

Respondió con un hilo de voz y sin soltar al italiano, en un principio puso un gesto desconcertado hasta que reaccionó ayudando a la señora Griffin en ponerse en pie y trató de comunicarse con ella lo mejor que pudo:

— You are ok?

Preguntó con su acento y voz gruesa... si veis volar algo por el cielo, no penséis que es un evento cósmico, son las bragas de la señora Griffin... Abby carraspeo y trató de actuar con su distinguida dignidad:

— Estoy bien— se recolocó la ropa— siga con su trabajo campesino.

El hombre torció el gesto ante aquel comentario tan grosero. Abby intentó caminar de regreso, pero con un tacón roto solo era cuestión de tiempo que perdiera el equilibrio y estuviera a punto de caer, pero una vez más el hombre de ojos verdes la sujetó, sin habérselo pedido la agarró en brazos cuan Westley en la princesa prometida:

— Lascia che ti aiuti.

— I don't understand.

Volvió a decir la señora Griffin mientras miraba anonadada el sexy cuello del italiano:

— Permite que la ayude.

— Hazme tuy...— comenzó a decir entre divagaciones antes de caer en la cuenta de la barbaridad que iba a decir, volvió a carraspear y a endurecer sus gestos antes de decir con voz cortante— Lo permito solo porque su torpeza de achucharme ese animal ha provocado que mi zapato se rompa.

El hombre que estaba cargando con ella por educación y ser todo un caballero paró en seco. Miró malhumorado a la señora Griffin y su caballerosidad llegó al límite:

— La tengo en brazos, signiora sea más agradecida.

— ¿agradecida? — preguntó ofendida— trabaja para la prometida de mi hija

El hombre comenzó a reír entre dientes, dio un paso hasta los bebederos que había para los caballos y comportándose como un "bárbaro" soltó a la señora Griffin en aquellos bebederos de agua mal olientes y llenos de babas de caballos. Abby se incorporó mientras que gritaba empapada, el hombre rompió a carcajear:

— Bárbaro.

— Seré bárbaro, signiora, pero con más educación.

Le hizo un saludo militar y se dispuso a marcharse:

— ESPERA ¿NO PENSARÁ DEJARME ASÍ?

El italiano entre risas se dio media vuelta y miró a la señora Griffin, con su pelo totalmente mojado, su maquillaje corrido y gesto de niña malcriada:

— Así no se piden las cosas, signiora, quizás si me lo pide per favore.

Abby no iba a suplicar a un empleado. El italiano no iba a esperar todo el día así pues se dio media vuelta y amenazó con marcharse, pero una vez más Abby lo paró:

— Por favor— no es que lo dijera tan a la ligera, le costó mucho pronunciar esas palabras que nunca salen de su boca— tendría la amabilidad de ayudarme.

— Un placer, signora.

Dijo el italiano disfrutando de ese momento en que hizo tragar las palabras a esa mujer tan grosera.

ho bisogno del cavallo – Necesito el caballo

Sttai attento, signora – Tenga cuidado, señora

Lascia che ti aiuti — deja que te ayude.

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