Capítulo 37 (ultimo)

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Clarke estaba apoyada en el porche, en sus manos tenía una taza de café caliente. Lexa había madrugado, como cada mañana, el trabajo de campo podía llegar a ser muy sacrificado y eso que tenía empleados que se ocupaban de muchas tareas. En el linde, junto al comienzo de los jóvenes viñedos, se encontraba Fabrizio, sentado en una piedra, contando historias a una pequeña de cuatro añitos. No, la bruja no se quedó en estado tan mayor, ni Clarke dio su brazo a torcer para tener un hijo y Lexa consideraba que era demasiado pronto, quería disfrutar de sus primeros años de matrimonio con Clarke, ni tendría tiempo suficiente para dedicarlo a los hijos, no mientras su negocio era tan prematuro. Viajaban mucho, no siempre estaban en el campo, Lexa sabía que Clarke era de ciudad y siempre que podían se escapaban a la capital o viajaban a Estados Unidos para hacer una visita a sus alocadas amigas.

La pequeña era de Bartolomeo, que le gustaba correr cuan alma libre por el campo y Fabrizio era un encanto siempre contando batallitas, como el abuelo Simpson. La primera hija de Bartolomeo y digo primera, porque tampoco le dieron mucho tiempo para "encargar" al segundo. En realidad, eran mucho de hacer el amor sin preocuparse de los riesgos que conllevaban en hacerlo sin protección. Si el pececillo atinaba a encontrar el ovulo, pues bienvenido era.

Un detalle que Lexa tuviera vagina y no pene, porque a esas alturas Clarke la hubiera mandado hacerse una vasectomía. Sin dejar de mirar la escena sopló el líquido candente de su taza, con la mirada fija en Fabrizio recordó el día de su primera boda con Lexa. Sí, su primera boda o, mejor dicho, su intento de boda.

Pensar que Clarke reaccionaría feliz al ver como su madre llegaba a su boda montada a caballo junto a su prometida, es como creer que Abascal o Trump son capaces de bailar las sevillanas con un senegalés, un caso que nunca se daría en la vida real, quizás en un fanfic de mal gusto cuyo protagonismo se les daría a las ratas y no me refiero al cuento de la ratita presumida. No, Clarke Griffin no creyó que esa escena fuese tan bonita como una comedia romántica, al estilo Patrick Dempsey en "La boda de mi novia" la rubia era más dramática, sobre todo cuando se percató de que estaba en ropa interior siendo observada por todos los invitados, incluido su suegro que seguía teniendo los santos cojones de verla como a un yerno aun después de tener tan expuestas partes de sus intimidades. En fin, la pobre entró en una crisis nerviosa y no fue la única, como buena Griffin, Abigail la secundó ya que no veía la forma de bajar de esa enorme bestia cuadrúpeda.

Regresemos a ese momento, con mucho más detalle. Justo en ese momento en el que Octavia, en su salsa le habló a Clarke:

— Se os da bien eso de hacer acto de presencia en las bodas.

Clarke lentamente basó su mirada y se miró llena de pánico. Lexa se acercó a su por el momento prometida y sin quitar ojo al rojo encaje de su ropa interior se disculpó:

— Dispiace amore, el vuelo de tu madre se retrasó...

Comenzó a explicar la castaña de ojos verdes:

— ¿Llamamos a Netflix? — preguntó entre susurros Lincoln— Creo que si les propongo llevar esta historia a la pantalla le haría competencia a "American Gods"

Clarke pareció entrar en estado de shock. Lexa con su vestido de novia roto y sucio, su madre desquiciada a lo Carolina Vallejo en "amigas y rivales" mientras era rescatada por Fabrizio, ella en ropa interior, mientras que el resto hacía comentarios jocosos.

Su lógica le dictaba que ese día debía ser especial, bueno un poco especial y excepcional era, pero no en el sentido en el que debía sentir mariposas en el estómago y ver unicornios mientras daba el sí quiero, no que va, ni mariposas y ni unicornios, ese día estaba siendo el más bochornoso y horrible de su vida.

¿Qué le diría a la gente cuando tuviese que contar su historia? ¿Me casé en ropa interior? Atónita acabó balbuceando:

— Ya no hay boda

— ¿QUÉ?

Preguntaron los más cercanos a la rubia, pues eran los únicos que habían alcanzado a escucharla. Clarke comenzó a caminar y poco a poco comenzó acelerar el paso hasta acabar corriendo para huir de aquella situación vergonzosa. Hacía falta pasar tal bochorno para ser capaz de correr los cien metros en tacones por el fango:

— ¡Clarke!

Escuchó como le llamaba la italiana. Que en un principio trató de seguir su ritmo en tacones igual, pero no, la italiana no tenía esa capacidad, tuvo que parar unos segundos y quitarse los zapatos. Clarke corrió hasta refugiarse dentro de la casa y encerrarse en la habitación donde había estado durante horas para arreglarse ¿todo ese esfuerzo y dedicación para qué?:

— Clarke— escuchó la voz de Lexa al otro lado de la puerta mientras trataba de abrirla— perdona amore, quería que fuese una sorpresa, no tenía ni idea de que el coche estaba malo.

Clarke se había sentado en el taburete que estaba enfrente de la cómoda y fue incapaz de mirarse en el espejo, al menos en esta ocasión no tenía el tabique nasal roto:

— ABERIADO

Le corrigió llena de enfado desde su sitio:

— Abre la puerta, hablemos cara a cara

— ¿Qué vamos a decir? ¿qué nuestra boda es un desastre? ¿Cómo todo en mi vida?

Lexa comenzaba a sentirse ansiosa, estaba apoyada en la puerta y llena de impotencia por no estar ahí dentro ¿Qué podía hacer? Ella solo quería que tuviera a su madre en el día más importante de su vida, amenazando a Abigail para que no lo estropease todo y resultó ser ella quien hizo llorar a Clarke:

— Perdona, Clarke, sabía lo importante que era tener a tu madre cerca hoy, quería complacerte y hacerte feliz, he sido la razón por la que ahora estás así y me duele.

Abby apareció por el pasillo, echa un cristo, con el vestido arrugado, el peinado alborotado y cara de pocos amigos. Se colocó enfrente de la puerta apartando un poco a Lexa y dio unos golpes con los nudillos:

— Clarke, soy tu madre, abre ahora mismo

Lexa puso los ojos en blanco, eso ya lo había intentado y no había funcionado. Abigail se puso con los brazos cruzados y esperó unos segundos, cuando se escuchó el pestillo de la puerta y se abrió poco a poco. La rubia aún mantenía la mirada gélida, pero al parecer fue incapaz de ir en contra de su orden, dejando boquiabierta a la italiana, que intentó adelantarse a Abby, pero la mujer se lo impidió:

— Necesito hablar a solas con mi hija— entró en la habitación y agarrando la puerta miró una última vez a Lexa— Creo que esto irá para rato

— Abigail

Dijo Lexa entre dientes mientras la miraba con advertencia. La mujer no dijo nada más y cerró la puerta dejando a la italiana sola en el pasillo.

Clarke fue junto a la ventana y se apoyó en el marco con los brazos cruzados dándole la espalda a su madre:

— Ahora dirás que me lo avisaste— dijo Clarke con amargor— y que te alegras de que esto haya ocurrido

— Clarke no he venido aquí para esta mierda— La rubia aun sin girarse, puso ojos como platos al escuchar hablar a su madre de esa forma— No voy a negar que el gorila que tienes como suegro me genera un poco de reflujos en el estómago— Clarke por fin se giró para mirar a su madre— pero me he dado cuenta que le vas a tener que soportar tú no yo— se acercó a Clarke y puso sus manos en los hombros de la rubia— no he sido la mejor madre del mundo, he intentado inculcarte una educación que lleva pasándose generación tras generación, quizás se me olvidó que una vez fui como tú— se encogió de hombros— Lexa es... ella es...— no encontraba las palabras adecuadas para consolar a su hija o aconsejarla— bueno tú la quieres y es la que has elegido para pasar el resto de tu vida, con eso debería bastarme, no debes culparla porque haya llegado tarde digamos que yo no se lo he facilitado tampoco, ella quería que fuese perfecto, incluso me amenazó con meterme arañas en la cama mientras duermo sí en algún momento te hago de llorar.

— Mírame

Dijo señalándose a sí misma, ahora aparte de estar en ropa interior, los pies los tenía sucios por el fango, Abby la miró y bueno, no se le daba bien fingir, aún estaba en proceso de conectar con su faceta más empática, puso una mueca al ver sus pies, pero enseguida forzó una sonrisa:

— Te miro y...— ladeo la cabeza pensativa— tienes unas bufas igual de bonitas que las de tu madre

Clarke estupefacta, alzó las cejas:

— Dime que no has llamado a mis pechos bufas

— ¿No es como habláis los jóvenes de hoy en día? He descubierto algo que te dejará alucinada— puso una mano en el antebrazo de la rubia, se acercó y dijo de forma confidente— YouTube y he aprendido un poco de castellano mira— se puso pensativa y trató de vocalizar una canción que escuchó— Jonathan no te metas pa lo hondo

La rubia dejó escapar una risita nerviosa:

— ¿qué significa?

La mujer se encogió de hombros:

— No sé, sale dos señores cantando y otro metiéndose en la playa— negó con la cabeza— Spanish daughter— agarró las manos de Clarke— ponte algo de ropa, sal ahí fuera, calma a tu novia y bueno, siempre podemos olvidar este bochorno vaciando la bodega de tu suegro y con vinos de pata negra.

Clarke se tapó la cara llena de vergüenza:

— ¿Qué les voy a decir? Así no quiero casarme, no hoy...

— Pues celebrémoslo igual— al parecer Fabrizio si que consiguió ser de gran influencia— Digamos que Fabrizio y yo, hicimos una escapada a las vegas...

Clarke miró ojiplatica a su madre:

— Mamá

Dijo entre sorprendida y escandalizada, más lo primero que lo segundo, pero claro, había recibido una educación llena de prejuicios y era casi imposible no pensar que ese tipo de cansamientos eran horteras y precipitadas:

— ¿Qué? Tú tienes derecho a casarte en Italia, pero yo no tengo derecho a casarme en las vegas después de que tu padre me diera el divorcio exprés.

Cerró los ojos y apretó los puños, como si estuviera en el baño tratando de expulsar todo aquello que retiene una persona estreñida. Clarke la miró extrañada:

— ¿qué haces?

— Intento hacer uso de mi fama como bruja e intento maldecir a tu padre.

Clarke carcajeó. Abigail hizo el amago de abrazar a Clarke, pero acabó dando unas palmaditas en el brazo, tal y como hizo Gustus en su día, solo que en esta ocasión se ahorró aquello de "prefiero verte como un yerno" al ver la decepción en la cara de la rubia, Abby puso los ojos en blanco, dejó escapar un suspiro y terminó abrazando a Clarke. La ojiazul sonrió y disfrutó de ese abrazo, uno de los pocos abrazos que le había dado su madre:

— Como le digas algo de esto a tu hermana te hecho maldición gitana.

Clarke rio entre dientes:

— No diré nada

Estuvieron así unos segundos, hasta que Abby volvió en sí y se separó fingiendo que aquello no le había tocado la fibra sensible:

— Bueno, bueno, ya que me despeinas— puso una mueca— más de lo que estoy y habrá que tranquilizar al personal, ya me estoy imaginando al gorila de tu suegro preparando el palo de cromañón para tirar la puerta.

Clarke dejó escapar otra carcajada. Se puso algo de ropa y por fin se dignó abrir la puerta donde estaban Raven, Octavia y Lexa escuchando como si fueran las hermanas Bennett, algo así como Lexa en el papel de Elizabeth, Octavia como en el de Jane y la loca de Raven como Lydia Bennett. La rubia no sintió enfado, no supo por qué, pero sintió alegría de verlas ahí, siendo recibida por un cálido abrazo por sus amigas. Miró a Lexa que la miraba llena de temor, pues se suponía que era el día de su boda y momentos antes Clarke la había cancelado, tenía miedo de que le dijera que se había acabado para siempre:

— Puedo hablar a solas con Lexa

Eso daba igual de miedo que la frase "tenemos que hablar" las chicas asintieron con la cabeza y se alejaron acompañadas de Abigail, que se había acicalado un poco el peinado mientras Clarke había procedido a vestirse. Lexa tragó saliva antes de entrar en la habitación, dudaba si empezar a hablar o esperar a que Clarke le dijera aquello de lo que tenía que hablarle:

— Como dije ahí a bajo la boda se ha cancelado— Lexa cerró los ojos y puso expresión de decepción, Clarke caminó hacia ella y le aferró las mejillas— comprende que ha sido un desastre, no quiero recordar que el día de nuestra boda hubiera sido así, tan desastrosa y casi rozando lo salvaje.

— ¿Entonces?

Preguntó Lexa mirando fijamente a los ojos azules de Clarke:

— Quiero que nos casemos bien, puede que no podamos casarnos en la iglesia ni ser al cien por cien tradicionales como una pareja heterosexual, pero al menos no quiero sentir que nos hemos precipitado y mucho menos montar una escena como la de ahí abajo

Lexa suspiró, puede que un poco aliviada, después de todo solo le había dicho que quería retrasar la ceremonia:

— Está bien, le diremos a los invitados que la boda se pospone y que todo ha sido culpa mía por llegar tarde.

— Meglio tardi chi mai— comentó con un hilo de voz la chica de ojos azules— Espero no decepcionar a tu padre como el buen yerno italiano— Dijo Clarke con tono jocoso. Lexa dibujó una sonrisa y abrazó a su hermosa rubia— gracias por convencer a mi madre para que viniese

Le susurró en el oído con dulzura. La morena se separó y le respondió la verdad:

— En realidad, yo no le convencí, fue Fabrizio

— Italianos embaucadores

Acusó de broma a Lexa antes de acercarse para darla un beso.

¿hizo gracia que la boda se pospusiera? No, a Gustus no le hizo ni pizca de gracia, pero como no desaprovecharon ni el banquete y para poner un poco de sentido a la hora de servir el postre, las novias fueron reemplazados por el recién casado Fabrizio, al que no dudaron en hacer unos cuantos chistes por casarse con semejante bruja. Claro que las bromas cesaban cuando sentían penetrar la gélida mirada de Abigail. Tampoco le hizo gracia ese detalle al padre de Clarke. ¿Una noche loca con ese italiano le bastó para fugarse y casarse? Si que consideraba la posibilidad de que ese peón estuviera interesado en el dinero de Abby y no en ella.

El segundo intento de boda, fue mucho menos ostentosa, pero siguiendo las tradiciones de las bodas italianas.

Lo normal es que el novio o en este caso fue Clarke quien contrató a un grupo de mariachis, sí, según le contó Bartolomeo, el novio la noche antes de la boda, se coloca enfrente de la ventana de la habitación de la novia y le canta una serenata. Ya que le tocaba a la rubia demostrar que era digna de una italiana, hizo eso, colocarse justo enfrente de su ventana y le cantó una serenata. Ni más ni menos, le cantó Serenata Italiana de Daniele Giovino. A Lexa le pareció encantador aún que más de una ocasión le había dicho que no tenía que demostrar nada, ni a suegra ni a su suegro.
También había tradiciones para los padrinos, aunque ese rol lo tomaron Octavia, Lincoln y Raven, la tradicional "broma inocente" se le llama así pero ha llegado haber casos en el que los padrinos han cambiado la cerradura de la casa de los novios o cambiarles las cosas de sitio e incluso en casos extremos destrozarla las cosas. A tanto no llegaron los amigos de Clarke, bueno depende de cómo se mire. Un fin de semana antes de la boda las convencieron de hacer acampada, nada de fiesta de despedida de soltera, solo unos amigos que se reunían en medio del bosque para pasarlo bien.
El caso es que Lincoln en su tiempo libre en el trabajo veía muchos vídeos de maquillaje cinematográfico, es decir, sabía hacer sangre falsa y las apariencias de muchas heridas. Así que mientras la feliz pareja dormía en su tienda de campaña, Lincoln maquillaba a Octavia, Raven y Luna, en partes del cuerpo como si se hubiesen llenado de pequeños gusanos parásitos que asomaban por un montón de agujeros, por la cara de Octavia, por el brazo de Luna y por el estómago de Raven y como no le dio tiempo a Lincoln hizo partes de un escroto y se manchó los pantalones de sangre como si un enorme insecto le hubiera arrancado su pene. Entre risas se colocaron cerca de la tienda de campaña de las chicas, Lincoln contó con los dedos de una mano... Uno, dos y tres...:

— AY DIOS MÍO— grito Octavia como si hubiese salido de alguna película de terror— MI CARA

Como habían previsto rápido hubo movimiento dentro de la tienda de campaña y la cremallera empezó a abrirse. Tanto Luna como Raven contuvieron las ganas de reírse y siguieron con su papel de víctimas devoradas por parásitos. En el momento en que Lexa salió Lincoln se llevó las manos a la entrepierna y fingía gritar de dolor:

— ¿qué pasa?

Preguntó Clarke saliendo detrás de Lexa:

— BICHOS

Gritó Octavia mientras tenía las manos temblorosas cerca del rostro para que viesen las supuestas heridas con gusanos falsos. Raven la secundó levantándose la camisa mostrando las heridas falsas de su estómago:

— GUSANOS DEVORADORES DE CARNE

Luna señaló a Lincoln que estaba de rodillas y con las manos en la entre pierna:

— OH DIOS MIO LE HAN COMIDO LA POLLA A LINCOLN

Clarke puso los ojos como platos:

— ¿Eso es sangre?

Y como era normal en ella, la reacción fue la de desmayarse:

— Clarke

Lexa consiguió agarrarla antes de que cayera al suelo, la depositó con cuidado a un lado para atender a Octavia, retiró un poco de tiempo para ver sus heridas, agujeros y más agujeros, no se desmayaba al ver sangre, pero si sentía cierta adversión por ese tipo de formas geométricas juntas. Sintió cómo una oleada de vómito subía por el esófago y si poder evitarlo se hizo a un lado y comenzó a vomitar. Raven se bajó la camiseta y se acercó a Lexa preocupada:

— ¿Lexa qué te ocurre? ¿También te marea la sangre?

Lexa negó con la cabeza, estaba pálida e intentaba no mirar a Octavia, cuando pudo controlar sus vómitos:

— tengo tripofobia

Octavia al ver la mala cara de Lexa se retiró el maquillaje, quedando rastros de sangre falsa, Luna hizo lo mismo:

— eh tranquila— dijo Lincoln— solo es una broma

Bueno, quizás hubiera estado mejor que les colocarán los muebles de la casa del revés y no eso. Cuando Clarke regresó en sí se habían quitado casi todo y Lincoln se había cambiado:

— ¿Qué ha pasado?

Preguntó un poco aturdida. Lexa estaba sentada a su lado y le sostenía la cabeza sobre sus piernas:

— vieron demasiado la bruja de blair— explicó Lexa— e intentaron hacernos una broma

— bueno, si hubiese sido algún tipo de ataque ya sabemos que la rubia sería la primera en palmar.

— ¿Por qué hicisteis algo así?

Preguntó molesta Clarke:

— es tradición que los padrinos les haga una broma a los novios, les pareció buena idea

Explicó Lexa.

La boda, Clarke tenía muy vigilada a la otra novia, como si fuese una carcelera antes de llevar a la acusada al corredor de la muerte. Rompiendo la tradición de ser el padre de la novia quien le llevará hasta el altar, fue la propia Lexa que en esta ocasión se puso un traje blanco, solo por si había alguna emergencia no romper más vestidos para nada baratos y para sorpresa de los demás, Clarke también optó por un traje blanco, para disgusto de Abby, se volvió menos exigente eso no quitaba el hecho de que dejara de ser una bruja. A la segunda fue la vencida, al parecer seguir las tradiciones italianas les dio buena suerte:

— ¿Ya te ha dado un hervor?

Preguntó Lexa sacando a Clarke de sus recuerdos. Lexa había llegado revisar los viñedos más lejanos, gran parte del camino lo hizo caminando y de vuelta igual, llevando consigo un caballo, ya en el último tramo lo hizo a galope. Así pues estaba sudada, con la camisa sin mangas empapada, los vaqueros llenos de polvo y las botas de agua llenas de barro. Clarke arrugó el ceño y señaló su calzado:

— ¿No pensarás entrar en la casa con esos pies tan sucios?

Lexa rio entre dientes y se acercó a Clarke hasta darle un abrazo y besarla en la mejilla. La rubia en un principio puso una mueca e intentó zafarse, pues Lexa estaba húmeda y no de forma lasciva, era el sudor, pero después de forcejear en broma durante unos segundos Clarke rompió a reír acompañada de las risas de Lexa que seguía regalándole besos de cariño. Acercó sus gruesos labios a la oreja de Clarke y le susurró:

— ¿Nos dará tiempo a jugar un rato en la cama antes de que llegue la bruja de tu madre y mis padres?

— quizás si es uno rápido— le respondió la rubia mientras rozaba sus labios— sigo mi papel como yerno e intento dejarte embarazada al menos la práctica debo de seguirla al pie de la letra

Lexa emitió un gruñido cogió a Clarke en brazos y mientras le besaba en los labios la pareja entraba en la casa, casi se podía visualizar como la puerta se cierra y la escena se difumina mientras comienza a leerse THE EN....:

— LEXA

Se escucha un grito de Clarke dentro de la casa, se abre la puerta y Lexa entre gruñidos comenzó a quitarse las botas, ya descalza volvió a entrar cerrando la puerta tras de sí:

— ¿Contenta? — se escucha la voz de Lexa, mientras la imagen de la casa se va ampliando— pues vamos a la cama

— VE TU A LA CAMA, NO PUEDO FOLLAR PENSANDO QUE HAS ENSUCIADO LA ALFOMBRA DE BARRO

Respondió histérica la rubia. Oh sí, esto es la vida que le esperaba a la italiana.
Ahora sí que se difumina mientras se puede leer el...

THE END

Meglio tardi chi mai - Mejor tarde que nunca

[Bueno, otra historia más que llegó a su final, espero que os haya gustado y que haya cumplido con su finalidad, entretenimiento y robar algunas risas. Gracias por leer, por votar y por comentar, es un gran apoyo. Saludos y nos veremos en otra historia

PD: La historia se encuentra a la venta en Amazon, se que diréis ¿Para qué si está en Wattpad? pero la verdad es que es una gran ayuda aunque solo os descarguéis la versión PDF y le deis visualizaciones.]

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