Capitulo 2.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Sala de juntas.

Tomé muy bien el ritmo de trabajo. Me llevaba genial con mis compañeros de oficina, y además tenía más amigos en la empresa.

Hoy debía llegar más temprano, pues el presidente nos había pedido 6 carpetas, con la información de la empresa actualizada, así que tomé la responsabilidad de hacerlas.

Quería que vieran mi potencial, y en un futuro, me tomaran en cuenta para un ascenso.

Terminé a las 9:30 y me diriji a la oficina del presidente. Pero, me dejó indicado que llevará las carpetas a la sala de juntas a las 9:45.

Llegué a la puerta y antes de tocar, acomode mi falda, el saco, y arregle un poco mi larga melena. Di tres ligeros golpes sobre la lustrosa madera, es una costumbre que tengo, al instante respondieron adelante.

Cuando abrí, quedé helada. Estaban los chicos que me había topado en el lobby, y por lo me di cuenta, eran los más altos mandos de la empresa.

Sentado en el centro de la mesa, estaba el chico que había robado mis pensamientos, los últimos días. Mis mejillas se ruborizaron, no creí volver a verlo, y tenerlo frente a mi, hizo que mi mundo se detuviera.

Comencé a saludar y hacer reverencias, creo que hice más de las que debía.

—Señorita Andrea, pase por favor.

El presidente me indico, que diera una carpeta a cada uno de los presentes, y así lo hice. Al tiempo que las entregaba, el me iba indicando el nombre de cada uno de los CEOs.

Me apure en entregarlas, al tiempo que los saludaba. Comenzó con Park Jimin, quien agradeció sin verme, estaba entretenido en su celular. Jeon Jungkook, quien me miró de arriba a abajo y después agradeció. Siguió Kim NamJoon, poseedor de una hermosa sonrisa, se ruborizo un poco al igual que yo al darle la carpeta.

Seguía el, hasta hoy pude saber su nombre, Min Yoongi, cuando llegue a su lado, me miraba fijamente, tomo la carpeta, y en sus rosados labios , se esbozo una encantadora sonrisa.

En ese instante, sentí mí cara arder, recordaba sus ojos, pero al verlos de cerca, pude ver lo hermosos que eran. Desvíe la mirada, tratando de calmar mi acelerado corazón.

Entregué la carpeta al presidente y la última era para la asistente de presidencia. Quien estaba ahí, para anotar las minutas de la junta. Ella me indico que tomara asiento a un lado de la mesa, donde estaban reunidos y que atendiera las indicaciones que me dieran. Así que mi vergüenza no termino ahí.

Crucé la sala de juntas a paso seguro, alzada en mis estiletos de 10 cm y enfundada en mi traje sastre de falda, de mi uniforme. Pero podria jurar, que sentía las piernas como gelatina. Fue peor cuando, por el rabillo del ojo, pude ver al señor Min, viéndome. Es como si con ese simple hecho, acabara con mis fuerzas.

Me senté y luego de un rato, el presidente me indico que trajera unas botellas de agua que estaban en la mesita de servicio a lado mío. Me pidió que dispusiera las bandejas de bocadillos salados.

Y así lo hice, agradecí haberme arreglado esa manaña, y haberme maquillado un poco y haber elegido zapatos altos, así que sentí que ya estaba a la altura de la situación.

Luego de un par de horas terminó la junta y me disponía a salir del lugar. Pero alguien, jalo un poco la manga de mi saco. Gire sobre mis tacones, para ver, y ahí estaba, delante de mi, Min Yoongi.

Un hombre imponente, alto, delgado pero musculoso, con su cabello negro, sus hermosos ojos oscuros, sus labios rosados que parecían ser tan suaves, me saludo e hizo una reverencia, yo de inmediato hice lo mismo.

—¿Puedo ayudarle en algo? —pregunté con un hilo de voz y mis piernas, que, de momento, se sentian como un par de gomas.

—Si, de hecho quiero agradecer su informe. ¿Eres nueva en la empresa? —dijo mirándome fijamente a los ojos.

—¡Oh! No tiene que agradecerme. Y si, de hecho, hace tres meses que llegue a trabajar aquí, y me encanta, estoy muy agradecida por la oportunidad —respondí lo más claramente que pude.

Intentando disimular, el terrible temblor en mis piernas.

—De eso nada, al contrario, yo agradezco que hayas elegido esta empresa —llevo un mano a su mentón, y lo froto un par de veces, parecia que me analizaba— ¿De dónde eres? Si me permites preguntar, tú acento es muy encantador, pero no puedo adivinar de dónde vienes.

Después de decir eso, esbozo una sonrisa un tanto burlona, tal vez se dió cuenta, de que me temblaban las piernas.

—Soy de México, acabo de llegar a Seul hace casi cuatro meses —le respondí muy orgullosa, al menos así me sentí.

—Interesante, jamás lo hubiera adivinado, sabes, me gustaría saber más de ti, haré unos arreglos, ¿quieres ir a comer? —dijo muy serio, con los brazos cruzados y apretando sus puños.

—¿Yo? —el asintio y a mi, comenzó a faltarme al aire—. Claro, encantada.

Confundida, agitada, y gritando en mi interior, no podía creer lo que estaba escuchando.

—¡Excelente Señorita Andrea, la llevaré a un lugar que le encantará! —dijo muy animado, todo era inverosímil, la verdad no le encuentro pies ni cabeza a lo que estaba sucediendo.

—¡Bien, gracias! Lo veo en el vestíbulo entonces —hicenuna reverencia, y di media vuelta.

Salí lo más rápido que los pies me dejaron avanzar. Antes de entrar a la oficina me metí al tocador, tenía la cara toda roja, y una estúpida sonrisa dibujada. No podía entrar así, los chicos se darian cuenta que algo pasó y querran que les cuente. Me tranquilice, espere un par de minutos y me fui a mi lugar de trabajo.

—¡Hey! ¿como estuvo la junta? —me pregunta Haneul, esbozando una gran sonrisa— ¿¡A que te moriste de vergüenza!?

—¿Ya sabías? Ahora entiendo por qué se quedaron callados, cuando el presidente pidió que alguien realizara el informe... —trate de sonar enfadada, pero la verdad agradecía la oportunidad y además, salí con una cita para comer.

—Eres la novata Andrea, y te tocaba, las próximas juntas nos las turnamos —dijo Kwan en medio de risas.

—Ya veo, pero, me hubieras puesto al tanto, ¿que te costaba? —me senté y trate de comportarme, lo más normal que pude, pero estaba muy emocionada, por la cita de las 2 con Min Yoongi. Quería saltar y decirles pero no... No quiero que piensen que así me abriré paso en la empresa.

Seguimos trabajando en silencio. Puse una alarma a la 1:45, para refrescarme un poco antes de salir a comer. Sonó la alarma y mi corazón se aceleró.

—Bien chicos, hoy no podré ir al comedor con ustedes —les dije despreocupada a mis compañeros, mientras sacaba el neceser de mi bolso.

—¿Qué? Pero, ¿cómo? —me interrogó Haneul, mientras me veía salir de la oficina, e ir al tocador— ¡Andrea!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro