Prólogo

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Esta es la historia que escribió Octware y no pudo concluirla aquí, así que todo lo demás es escrito por el desde abajo, vamos a continuarla y a darle su final.

Esta historia es un homenaje a un amigo que decidió irse, y quizá abandonar la escritura de fanfics: Tlh_77.

Está basada en un one-shot Loudcest que él hizo, y que se titulaba: "Estamos felices de verte". Un Lenicoln precioso y lleno de sentimiento.

Por desgracia, cuando se fue, este amigo se llevó con él todas sus historias. A mí me gustó tanto el one-shot que, en su momento, le pedí permiso para tomar su idea y desarrollar una historia completa sobre ella. El amigo me dio la autorización, y solo me pidió que la utilizara con responsabilidad.

Pensaba retomar la idea y hacer la historia cuando terminara "Un amor inconcebible". Así también daría tiempo a que él la desarrollara si quería hacerlo.

Pero ahora que se ha ido, considero una obligación moral hacerle ahora mismo un pequeño homenaje, desarrollando la historia que me autorizó.

Así que les presento esta historia. La actualizaré poco a poco, porque quiero hacer algo digno de mi amigo y su one-shot. Sin embargo, si me gana la inspiración, quizá en algún momento puedan ver actualizaciones más frecuentes.

No sé si algún día él vaya a regresar a Wattpad, porque se fue sin despedirse. Pero si llega hacerlo, quiero que se de cuenta de que efectivamente, utilicé su idea con toda responsabilidad.

Muchas gracias por leer.

Octware

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Lincoln Loud yacía de rodillas sobre el piso de la sala de su casa, mordiendo sus labios para resistir los golpes y no quejarse, ni gritar.

Su espalda y sus brazos ardían con cada golpe del cinturón. Se quemaban como si el fuego los devorara. El dolor era tan intenso que deseaba gritar, pero no podía permitírselo. Si lo hacía, su amada Leni se daría cuenta de lo que le estaban haciendo, y la haría sufrir sin querer

Por desgracia, fue su padre quien gritó. El hombre estaba tan furioso que su rugido resonó por toda la casa.

- ¡¡Maldito!! ¡¿Cómo te atreviste a abusar de tu hermana?! ¡La mancillaste, maldita bestia! ¡Te aprovechaste de su inocencia y su cortedad!

Lincoln quiso responder. A pesar del dolor, le sorprendió darse cuenta de que se estaba enojando. ¿Cortedad? ¿Leni? ¡Qué pandilla de idiotas!

En ese momento ocurrió lo que Lincoln temía. Escuchó un tumulto en el piso superior, y enseguida vio que Leni gritaba y corría escaleras abajo; antes de que su madre y sus hermanas pudieran sujetarla.

- ¡¡Papá!! ¡Deja en paz a Lincoln! ¡¡Ya no le pegues!!

El hombre no tuvo tiempo para gritarle que se fuera, porque Lení bajó saltando los últimos escalones y se abalanzó sobre Lincoln para protegerlo con su cuerpo.

Sorprendido y enfurecido, Lynn sr. le exigió a su hija que se quitará.

- ¡No! -gritó la muchacha, y miró a su padre con los ojos arrasados en lágrimas-. ¡Si quieres pegarle a Linky, tendrás que matarme primero!

Todas las Loud que miraban emitieron un gemido. Lynn miraba a su hija, y no daba crédito a sus oídos.

- ¡Este animal abusó de ti, Leni! ¡Te mancilló!

- ¡No papá, Linky no abuso de mí! ¡Fuimos los dos! Yo... Lo seduje.

Se hizo un silencio sepulcral. ¿Qué estaba diciendo Leni?

El señor Loud fue el primero en recuperarse. Cerró los ojos y negó con la cabeza.

- Eso es mentira, Leni. ¡Y tú lo sabes!

- ¡Claro que es cierto! Yo... Tengo tanta culpa como Lincoln. ¡Incluso más, porque soy la mayor!

- Hija, pero tú... -comenzó el hombre, pero calló de inmediato.

- ¡Sí, dilo! ¡Soy una tonta! -gritó Leni- Pero no tanto como para no saber lo que es el amor, papá. Así que escucha bien, y ya nos podrás pegar a los dos. ¡Amo a Lincoln y yo lo seduje! ¡Yo di el primer paso! ¡Yo ya no era virgen, y le quité su virginidad a él!

Aquello no era estrictamente cierto. Lincoln miró a su padre, y se dio cuenta de que se estaba enfureciendo más que antes.

- ¿Cómo puedes decir eso, desgraciada? ¡Eres una...

Lynn sr. se adelantó con el cinturón en ristre, aparentemente listo para golpear a su hija. Pero Lincoln, como pudo, levantó a su hermana y se interpuso entre ellos.

- ¡Mira esto, padre! ¿Y dices que yo soy la bestia? -gritó furioso-. ¡Le vas a pegar a la más linda y tierna de tus hijas, energúmeno! ¡Mátame si quieres, pero a ella déjala en paz!

- ¡No, a Linky no! -gritó Leni desesperada, intentando interponerse de nuevo entre los dos.

El señor Loud estaba frenético. Jamás, ni en sus peores delirios, se imaginó en una situación semejante. ¡Sus hijos pecaban y decían estar enamorados! Eso tenía que ser una maldita broma. Una absurda pesadilla. Pero Lincoln y Leni se habían abrazado, confirmando que aquello era real.

- ¡Los dos, a su cuarto! -rugió el hombre-. ¡Lori, Rita! ¡Ocúpense de estos dos, que no quiero hacer algo de lo que me pueda arrepentir!

El señor Loud subió las escaleras. Lori se acercó a Leni, que lloraba a lágrima viva. Rita pretendió acercarse a Lincoln, pero el chico la rehuyó.

- Gracias, madre. Conozco el camino -dijo Lincoln, y subió con tanta altivez como le permitió el dolor de sus heridas.

***

- ¡Leni, contrólate por dios! -exclamo Lori, intentando que su hermana se calmara. No era facil: ella misma tenía los ojos llorosos. Se debatía desesperadamente entre la rabia y la piedad. Tenia ganas de cachetear a sus hermanos y, a la vez, de abrazarlos y consolarlos.

- ¡¿Y me lo dices tú, Lori!? -gritó Leni, descubriéndose los ojos. Había estado llorando, angustiada y desesperada. Pero las palabras de Lori, tan bruscas y desconsideradas, despertaron la ira en su interior-. ¿Qué sentirías si le estuvieran pegando a tu Bobby?

- Leni, Bobby es mi prometido. ¡Lincoln es nuestro hermano! ¡Tu hermano!

- ¡Sí, y es mi novio también! ¡Yo lo amo, y él a mí!

- Leni... -suspiró Lori, intentando conservar la paciencia - Escúchate, hermanita. ¡Estás hablando de incesto, por favor! ¡Algo prohibido por las leyes y la sociedad!

- ¡Ya lo sé Lori, no soy tan tonta! Pero... Ni la sociedad ni la ley saben lo que Linky y yo sentimos el uno por el otro. Es algo... No lo sé. ¡Tan hermoso, tan mágico!

La expresión de Leni iba cambiando conforme hablaba. De la angustia transitaba a la añoranza y el ensueño, y Lori se sintió conmovida y asqueada a la vez.

- Dios. Literalmente, habla en serio -pensó. Muy a su pesar, Lori se sintió conmovida. Su hermana ya había besado demasiados sapos. Antes de que la descubrieran con Lincoln, jamás la había visto así; tan alegre y feliz. Hacía semanas que hablaba mucho, y muy entusiasmada de su romance. ¡Quién hubiera pensado que se refería a su propio hermano menor!

Se acercó a Leni y le tomó las manos. Hubiera querido tomar un pañuelo y limpiar sus lágrimas, como tantas otras veces. Pero ahora, sencillamente no podía.

- Leni, hermanita... Allá afuera hay tantos chicos maravillosos que serían tan felices de tener a alguien como tú. Eres hermosa, buena, gentil... Seguro encontrarás a alguien que te merezca. No necesitas buscarlo en tu propia familia.

Leni le dirigió una sonrisa irónica.

- Lori, tú sabes muy bien cómo me ha ido con los chicos. Se han burlado de mí, se han aprovechado, me han maltratado. ¿Cómo qué cosas buenas obtuve de ellos? ¿Y sabes qué me ha dado Linky? Amor, apoyo, comprensión, respeto... ¡Y no solo eso, Lori! Sus besos, sus caricias y su amor son maravillosos. Nadie como él para besar y acariciar todo mi cuerpo...

Al escuchar esto, Lori se ofuscó. Recordó inmediatamente lo que Lynn les había dicho. Imaginó a sus hermanos haciendo el amor; y sintió tanta furia y vergüenza que se dejó llevar por sus emociones. Le dio una dura bofetada a su hermana menor.

Leni sintió el golpe y se llevó de inmediato la mano a la mejilla. Lori comenzó a gritarle:

- ¡Escúchate Leni, hablas como una prostituta! ¡Te revolcaste con Lincoln!

- ¡¿Y qué me dices tú?! ¿No llevas tres años acostándose con Bobby?

- ¡Bobby no es mi hermano!

Leni se frotó la mejilla enrojecida, y le dirigió a su hermana una mirada helada.

- No esperaba que lo entendieras, hermana. Solo te diré una cosa: mientras Linky no diga que me quiere lejos, yo seguiré amándolo y voy a querer estar con él. ¿Eso sí lo entiendes?

Por un momento, pareció que Lori quería decir mucho más, pero la mirada de Leni le dió a entender que nunca la convencería.

Todo eso era demasiado para ella. Ya no tenía ánimos de discutir.

- Duerme sola, Leni. Ojalá mañana entren en razón, ustedes dos.

Salió del cuarto dando un portazo, pero Lení dejó de prestar atención a lo que había ocurrido. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y Lori sin duda se hubiera sentido muy asombrada si hubiera sabido la verdadera intensidad de aquellos sentimientos pecaminosos.

- Linky... Amor. ¡Ojalá pudiera estar contigo para curar tus heridas!

***

Solo, encerrado en su habitación, Lincoln intentaba quitarse la playera. El dolor era tremendo, y tenía que apretar los dientes con fuerza para no quejarse. Al final lo consiguió. El aire fresco que se colaba por la ventana era como un bálsamo para su espalda lastimada.

Había un poco de sangre en su playera. No le sorprendió. En algún momento sintió el contacto de la hebilla mordiendo su piel, y su padre había perdido por completo el control.

En el fondo, no lo culpaba. Siempre tuvo conciencia de que su romance con su hermana Leni era algo prohibido, inmoral y hasta pecaminoso. Sabía que nadie lo aceptaría, y que solo era cuestión de tiempo antes de que los descubrieran.

Pero era lo más hermoso que le había pasado en su vida.

Aún con el tremendo dolor, Lincoln se abrazó a sí mismo y se puso a soñar con las hermosas noches que había pasado al lado de su hermana favorita. Recordaba la tibieza de su piel, su delicioso aroma; su infinita ternura, y la dulzura y suavidad de sus caricias. Pensó en su hermoso rostro, que tantas veces besó y acarició. En sus suaves labios, que habían recorrido todo su cuerpo. En la tibieza y sensualidad de su hermoso cuerpo, que él había besado y amado hasta saciar enteramente sus sentidos.

Ese cúmulo de recuerdos maravillosos lo reconfortó, y lo consoló de sus dolores. Dejó de preocuparse por sí mismo, y permitió que su mente se llenara con los mil momentos divinos que había pasado al lado de su venus.

- Leni... mi amor. No me arrepiento de nada. ¡Que me maten, si eso es lo que quieren! Porque mientras tú me quieras a tu lado, solo la muerte podrá separarme de ti.

Apretó los puños, y su mente se llenó de fría determinación. Aquel no sería el final. ¡De ninguna manera! Si Leni no se rendía, si ella quería estar a su lado, pasaría por lo mismo mil veces más.

-Solo espero que ni se les ocurra hacerle algo a ella.

Al pensar eso, comenzó a sentirse preocupado... ¡No se atreverían!

Empezó a enfurecerse. Sus puños se pusieron blancos por la tensión.

- ¡Por dios! Juro que si lastiman a Leni, aunque sean mis padres y mis hermanas, yo...

Pero no. En un momento de lucidez, recordó lo que su padre le había dicho mientras lo golpeaba. Ellos nunca iban a creer que Leni había tomado alguna iniciativa.

Estaban seguros de que Leni había sido víctima de Lincoln. El la había manipulado y persuadido. La pequeña y tonta Leni era influenciable e inocente.

Sonrió con una mueca irónica. ¿Leni tonta? ¿Inocente? ¡Maldita sea! Si tan solo se preocuparan por entenderla de verdad...

- Pero no. Es mejor así -pensó-. Solo yo he intentado entender de verdad a mi amada. Ni mis padres, ni nuestras hermanas, ni sus amigos y sus antiguos novios lo hicieron antes. Y por eso, ella me ama más que a ninguna otra persona en el mundo. ¡Me lo ha dicho y demostrado tantas veces!

Un ruido a sus espaldas lo volvió a la realidad. Provenía de los ductos de ventilación.

Por un momento, esperaba ver a Lucy. Pero se sorprendió mucho al darse cuenta de que quien descendía por medio de una cuerda, era su hermana Lisa.

- ¿Lisa? ¿Qué haces aquí?

La pequeña genio se llevó un dedo a los labios y le pidió que se diera vuelta. Sin saber bien qué esperar, Lincoln obedeció. No tardó en sentir una sensación refrescante en la espalda, que lo alivió de todo su dolor.

- Mañana volveré a aplicarlo antes de que los demás se despierten. Estaré aquí a las siete. Duerme boca arriba esta noche, y ponte una almohada bajo el abdomen si es necesario, ¿De acuerdo?

Lincoln quiso agradecer, pero Lisa volvió a pedirle silencio y se deslizó de nuevo hasta el ducto de ventilación.

- Estoy desobedeciendo órdenes expresas, hermanito. Hablaremos pronto. Cuídate mucho, porque viene tiempos muy difíciles para ustedes dos.

Lisa no dijo más y se retiró. Lincoln la miró mientras volteaba por última vez, y se dió cuenta de que los ojos de su hermanita estaban llenos de lágrimas.

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