Capítulo 48: Brujos

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Cruzo la calle mientras trato de ubicarme. Según recuerdo la oficina de Shane era por aquí.

— Espero que sea algo importante, arruinaron nuestra noche — se queja detrás de mi.

— Shh...trato de ubicarme — suena mi celular — ¿Que quieres Damon? — preguntó.

— Traje a Elena a Nueva York, ustedes encárguense de los problemas de Mystic Falls — frunzo el ceño.

— ¿Como que la llevaste a Nueva York? — le cuestionó — En ¿donde está ahora? — preguntó mientras llegamos aún edificio.

— Explorando, tal vez comiéndose una salchicha — responde.

— Según las coordenadas que mando Stefan es aquí — dice Klaus.

— Estas con Klaus... — gruñe del otro lado.

— Si ¿Algún problema? — preguntó — Entonces supongo que tú búsqueda por Katherine se canceló — Klaus abre la puerta. Caminamos por los pasillos.

— Tranquila, este viaje es por la cura. El vampiro al que Klaus me guió me dio esta dirección — explica.

— Bien, te dejo...

— ¡Espera! Cuando todo esto acabe, tú y yo tenemos que hablar — Klaus se detiene y me observa seriamente.

— Suerte con encontrar la cura y no subestimes a Elena. Ella no quiere la cura — le recuerdo y cuelgo.

— Es aquí... — dice y abro la puerta.

Veo a Stefan y Caroline observando unas cosas y se detienen al vernos.

— ¿Que hace él aquí? — pregunta Caroline — No debería estar buscando a Tyler por cielo y tierra para matarlo — ruedo los ojos.

— Tyler quiere matarme, no pueden culparme por mantenerlo lejos — responde Klaus.

— Basta, estamos aquí para trabajar en equipo — gruño molesta.

— Solo por ti, no lo saco a patadas — dice Caroline.

— Necesitamos su ayuda, creo que Silas está en Mystic Falls — el nombre de Silas me incomoda.

— Se que desaparecieron bolsas de sangre de varios hospitales — informa Klaus mientras se sienta en el sofá despreocupado — Si quieres mi ayuda, convénceme — sonríe malicioso.

— Silas quiere morir y encontrarse con su verdadero amor. Pero es sobrenatural, si toma la cura y muere queda atrapado en el otro lado. Sin embargo, si destruye el otro lado puede tomar la cura y finalmente morir — concluye.

— Para destruir el otro lado todos los seres sobrenaturales regresarán — digo y él asiente.

— Hablamos de todos los lobos muertos, brujas, vampiros — interviene Caroline — ¿Me preguntó cuántos de esos mataste? — se burla.

— Todos vendrán en busca de venganza... — murmuró.

No puedo ser egoísta, pero la verdad desearía volver a ver a mi padre. ¿Que diría de que soy vampiro? ¿Que diría de Klaus?

— Mi interés a despertado — se levanta del sofá sacándome de mis pensamientos.

— Bonnie dijo que para eso necesita tres sacrificios. El primero los doce que murieron quemados del consejo, segundo cuanto mataste a tus doce híbridos y hay que averiguar cuál es el último... — observo los libros qué hay alrededor.

Me acerco al estante llamado seres sobrenaturales y místicos. El hombre era un lunático. Caroline se acerca ayudarme.

— Algo que quieras contarme — dice y niego.

— Damon y Elena deben estar pasándola bien — escucho la voz de Klaus.

— No entiendo como lo aguantas...

— Caroline, deja de quejarte por favor... — le pido y asiente.

— Mi hermano sabe lo que hace... — continuó escuchando la conversación.

— No subestimes el encanto de la oscuridad, hasta los corazones más puros son atraídos — sostengo el libro que creo puede ser — Claro, puedes preguntarle a Ellie. Ella sabes más de ello — me acerco a la mesa.

— Ehh...creo que es este — lo abro en la mesa — Figuras simbólicas en las artes oscuras... — leo el título macabro mientras pasó la pagina — Bonnie, mencionó triángulos de expresión — señaló el dibujo.

—Este símbolo significa humanos, este lobos y este...no puede ser — susurra Caroline.

— Brujos, necesita brujos...

— Hablaré con Bonnie — Stefan sale de la oficina y agarro un marcador junto a una regla.

— Según el libro el triángulo de expresión es equilátero — dibujo el triángulo sobre las coordenadas.

— Tal parece que alguien falto a sus clases de geometría — frunzo el ceño y me quita el marcador — De hecho hay dos lugares donde puede ser el sacrificio — dibuja el mismo triángulo pero invertido.

Apoyo mis manos sobre la mesa mientras él sonríe cerca de mi rostro.

— No me dejaste terminar — su sonrisa se extiende alterando mi respiración.

— Bueno, esto si es un poco incómodo — se queja Caroline.

Me doy la vuelta al ver a Stefan y su cara no muestra buenas noticias.

— ¿Hablaste con Bonnie? — preguntó.

— No, pero hable con su padre y me dijo que Silas está en el cuerpo de Shane — abro mis ojos desconcertada.

— No perdamos tiempo, hay dos lugares en el que puede ser el sacrificio. Hay que dividirnos — digo antes de todos salir.


(•••)


Camino por el bosque buscando el maldito lugar.

— ¿Sabes leer el gps? — preguntó molesta.

— Tranquila amor, dame un segundo — suspiro frustrada.

— Eso que dijiste antes... de Damon y Elena sobre la oscuridad...

— Ahh claro, ya veo que toco algo en ti — me observa.

— Solo preguntó, por que yo nunca he sentido algo así...

— A no, entonces nunca has sentido la atracción que viene cuando alguien es capaz de hacer cosas terribles y por alguna razón solo le importas tú — se acerca tanto que siento su respiración sobre mi rostro.

— Pues ahora que lo dices...si... lo he sentido... — digo nerviosa por su cercanía.

— Por ¿Damon? — pregunta.

— Por ti — su ojos muestran confusión.

Vibra mi celular y observo las coordenadas de Stefan.

— No es aquí — le digo antes de correr a velocidad vampirica.

Klaus viene detrás de mi y me detengo al escuchar las voces de los brujos. Me dejo guiar hasta llegar a Stefan.

— Los brujos están vinculados, Bonnie los matará — dice y Klaus lo toma del cuello.

— No los matará si los brujos la matan primero — gruñe Klaus.

— Klaus hay que salvarla — digo y él niega.

— ¿Como? La única forma de detenerlos es matándolos y eso es lo que quiere Silas — responde.

Veo a la bruja apunto de clavarle el cuchillo a Bonnie y a velocidad vampirica le quito el cuchillo y hago que se lo clave ella misma.

Seguido de ella los demás brujos comienzan a caer muertos.



(•••)


— Listo, doce tumbas de doce brujos — Klaus termina de enterrarlos mientras me quedo observando un punto fijo — Ahora Silas tiene lo que quería... — gruñe.

— Ibas a dejarla morir... — le recuerdo.

— Uno sigue siendo menos que doce amor — me asegura y niego.

— Si, pero ella era importante para ¡Jeremy! — gritó furiosa con sus palabras.

— Puedes repetirte lo que quieras para  poder dormir por las noches... — dice refiriéndose a que mate doce personas.

— Y si hubiera sido yo, me dejarías morir por que uno es menos que doce — se queda callado unos segundos.

— Eso es diferente — responde.

— ¡No! ¡Es igual! No ves más allá solo quieres hacer las cosas a tú manera sin pensar las consecuencias — le reclamo enojada y se acerca furioso.

— ¡Yo soy así! ¡No intentes cambiarme! — gruñe igual de molesto que yo.

— No intentó cambiarte, solo intento que esto funcione — revuelvo mi cabello enojada — Acabó de matar ¡12 personas! Y lo único que te importa es que Silas completo su maldito cometido — golpeó su pecho y el enojo abandona su rostro.

— Ellie...yo..

— ¡No digas nada! Piensa lo que quieras — salgo de ahí a velocidad vampirica.

No puedo luchar yo sola por esto, ahora resulta que intento cambiarlo. ¡Argh! Maldita sea.




Bajamos del auto en busca de Katherine. Damon es un idiota que pensó que yo nunca me enteraría de sus planes para buscar la cura.

Idiota.

¿Como mi yo humana pudo enamorarse de él? Por eso tuve que romperle el cuello allá en Nueva York solo así pude deshacerme de él.

— ¿Crees que la perra esté aquí? — pregunta mi nueva amiga de travesuras.

— Rebekah, déjame a mi — respondo.

— Me agradabas más con humanidad — camino por el estacionamiento.

— ¿Que pasó con su cabello? — me pregunta un desconocido.

— Me lo arregle — respondo sin importancia.

— En los últimos dos minutos... — dice y miro mi alrededor. Este humano me está confundiendo con Katherine.

— Estuve aquí hace dos minutos — el señor me observa confundido.

— Se siente bien señorita Pierce — dice.

— Si — respondo y se va — Katherine estuvo aquí hace dos minutos. Ve adentro yo me encargo aquí afuera — le digo a Rebekah y se va.

Camino por el estacionamiento en su búsqueda. Mi celular vibra de nuevo y lo ignoro por enésima vez.

Alguien me toma del cuello y me pega contra la pared. Gruño al ver a la zorra, aprieta mi cuello con fuerza mientras sonríe.

— Estoy impresionada nunca pensé que me encontrarían aquí, es un hermoso lugar para morir — dice y algo la aleja de mi.

Katherine cae al suelo y arreglo mi cabello.

— Tienes muchas razón, escogiste un hermoso lugar para morir — sonríe Rebekah.

Comenzó el juego.







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