NF327 - Día de la fogata.

Agua trae algunas ramas para la noche, se reunirán todos para contar historias de sus viajes de trabajo como elementos.

Fuego es el segundo en llegar.

—¡¿Llegaste primera?! Puf, me has ganado, cómo te detesto.

—Si querías alardear, llegas tarde. —No lo mira, le molesta.

Fuego se da cuenta.

—¡Wow! ¿Recolectaste todo eso?

—¿No dices siempre que quieres una fogata grande para encenderla con todo tu poder? No sé por qué te quejas cada año de que las hacemos pequeñas, pero esta vez lo reconsideré y te traje lo que querías ¿Contento? Así no te puedes quejar. —Ella sonríe orgullosa mirando su gran trabajo.

—¿Tú? ¿Hiciste eso por mí? —el corazón de Fuego se acelera al escucharla—. ¿Por qué? Creí que me odiabas.

—Debo decir que me caes mal —bromea, se ríe y luego lo corrige—. Pero no te odio, somos amigos, ¿no?

—S... Sí.

Ese día algo cambió, Fuego, al escuchar sus palabras, se había enamorado.