24: Reflejo

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6 de febrero, 2022

Lo vi irse. Me quedé mirando corazoncitos imaginarios en el aire. Gavi me dejaba en un trance donde los suspiros mandaban, los corazoncitos y mariposas se dibujaban en el aire.

—¡Val! —chilló Carla al llegar y sacarme de mi trance—. Mira lo que me regalaron -canturreó emocionada, enseñándome la camiseta del Barcelona.

El dorsal de Pedri.

El número "8".

¿De qué me perdí?

—Me le encontré al salir del baño y fue super majo, por cierto, también me encontré a Gavi y te andaba buscando —Carla miró lo que tenía entre mis manos, la camiseta de Gavi-. Veo que si te encontró.

—Lo hizo.

—¿Y hablaron?

—Dijo que me quiere —susurré embobada, moví mi cabeza de izquierda a derecha, salí de la ensoñación—¿Y Sira?

—Se quedó con su novio, nos invitaron a una fiesta en su casa, pero supuse que no querías ir y les dije que les avisaría.

—Supusiste bien.

Carla enganchó su brazo con el mío.

—¿Vamos por un café?

Acepte su oferta. El café era una de mis debilidades. No le podía decir que no.

—Vamos.

Salimos del Camp nou y tomamos un taxi, fuimos a la cafetería de siempre. Al llegar, nos sentamos en la mesa que era nuestra, junto al ventanal. Venir a esta cafetería me traía tantos recuerdos, todos buenos que viví con mis amigas, Pablo, Mamá, me hacía sentir... Agridulce.

—Estamos muy conectadas —señaló Carla—. A ambas nos regalaron una camiseta, solo falta que un futbolista me dedique un gol —Carla miró hacia el techo e hizo como si estuviera rezando —. Diosito, solo uno, hazme novia de jugador de fútbol o de un piloto de fórmula uno, prometo ser la mejor botinera o Wang. Amén.

Amén.

—Oye, te acuerdas cuando hace unos meses soñábamos con ser unas wangs, tu novia de Charles y yo de Lando. Te imaginas —fantaseó.

—Recuerdo, pero solo pasará en nuestros sueños.

Carla y yo éramos muy fantasiosas. Lo creíamos y manifestábamos como si creyéramos que realmente en un futuro pasaría. Hasta teníamos un tablero en Pinterest con atuendos que utilizaríamos en cada premio.

—Vienen en mayo, podemos conseguir entradas.

Eso saldría una fortuna.

—No creo...

—No seas pesimista, esta vez si conseguiremos entradas.

—No es eso, no tengo dinero.

—¿Dinero? Pues le dices a Benjamín que te dé y ya...

Se me escapó una agria risa por lo que dijo, la rubia me miró sin entender el porqué me reí. Recordé que ella no sabía de mis problemas.

—Estamos teniendo problemas con los bancos, el papeleo y todo eso —mentí y es que si le decía la verdad, en la que mamá no me había dejado ni un euro, Carla no lo creería, yo tampoco lo creía, mamá no me dejaría en la calle.

Aunque prácticamente no estoy en la calle, tengo una herencia por parte de mis abuelos maternos, pero sería mía cuando cumpla los 18 años. Se me dará una parte que cubrirá todos los gastos de mi universidad y mi vida. Luego el resto de la herencia se me otorgara al cumplir los 25 o cuando me case. No he hecho nada en mi vida y ya tengo una fortuna detrás de mí.

—Te puedo prestar —dijo Carla a la vez que traía nuestros pedidos, un café para mí, un chocolate caliente para ella—. Bueno, en realidad te prestaría mamá, pero sería lo mismo.

—No es necesario, Carla.

—Pero...

—Carla —Lento pronuncie su nombre para que deje de insistir. No me aprovecharía de su dinero.

—Está bien.

—Estoy pensando en conseguir un trabajo —comenté.

Carla me miró con rareza.

—¿Un trabajo? ¿Esos de trabajar?

—No, en los de jugar —ironicé.

Ella me miró mal.

—¿Y en qué trabajarías? Ya sé, como modelo, es que tienes esas vibes stargirl —Carla aplaudió—. Le diré a mamá que te consiga una cita, es más ya tienes el trabajo.

La mamá de Carla tenía una agencia de modelaje.

—No, quiero conseguir un trabajo por mi propia cuenta.

Toda mi vida he tenido todo. Creo que es hora de conseguir las cosas por mi propia cuenta.

—¿Y en qué?

Mire a mi alrededor y me encogí de hombros.

—No lo sé.

—Pues si te interesa —Carla miró por encima de mí—, aquí están buscando una mesera.

Volteé a ver lo que miraba Carla, un cartel donde se veía que buscaban a una mesera con experiencia. No tenía experiencia.

—No tienes experiencia.

—La conseguiré.

Me puse de pie y me dirigí al mostrador. Toque el pequeño timbre y salió de la cocina el dueño, era un viejito con bigote y barba.

—¿Desea algo más, señorita?

—No, gracias... de hecho venía por el cartel ¿siguen buscando una trabajadora?

—Sí —Genial.

—Pues ya no busque más, que me tiene a mí.

—¿Tienes experiencia?

No

Obvio no. Ni barrer sabes.

—Sí, tengo experiencia. He trabajado en... otra cafetería, tengo mucha, mucha experiencia.

—En todo caso, puedes rellenar este formulario. Y mañana podrías empezar.

—¿Ya tengo el trabajo?

—Será tu día de prueba.

Sonreí por sus palabras. Era un buen paso el que había dado y deseaba que todo saliera bien. 

—¡muchísimas gracias! No se arrepentirá.

«Quizá cuando le rompa los platos y tazas» pensé.

Rellené el formulario y se lo entregué. Volví a la mesa donde Carla me miraba con entusiasmo. .

—No sabía que así de rápido tenías un trabajo.

—Solo estaré aprueba un día.

Y espero me vaya bien.

Seguimos hablando, hasta que escuche cierta voz que me hacía sentir mariposas. Pablo. Busque con la mirada al castaño, pero no lo encontré, no hasta que Carla chilló.

—Mira, Gavi está en la televisión —Miré hacia ese lado y lo vi.

La sonrisa se dibujó en mi rostro al verlo. Le estaban entrevistando, atenta miré su entrevista, se le notaba nervioso. Pablo ante las cámaras era una ternura de manejos de nervios, le preguntaban acerca de fútbol y de lo que esperaba, hasta cierta pregunta que lo hizo ponerse más nervioso.

—¿Y quién es la persona a la que le has dedicado los goles?

Ligeramente volteó su rostro y trato de ocultar una sonrisa que no paso desapercibida.

—¿Es una persona especial? ¿Una chica especial?

—Pues... ella...

—Los rumores en redes dicen que se llama Valeria ¿Es verdad?

Gavi no lo respondió, pero su cara lo confirmaba a gritos.

—¿Es tu novia?

—Pues... Ella..., es una chica muy especial para mí...



























💌💌💌
























Llegué a mi casa luego de estar con Carla en la cafetería, la entrevista terminó luego de que Gavi me mencionara. Mi corazón y Carla chillaron. No podía creer que él había hecho lo que hizo. Pero, debía dejar de pensar en eso para que mi mente esté en paz. Sacar esa espinita y no dejar que se me incrustara más y más. Solo era cuestión de tiempo y todo volvería a lo de antes. Pablo era mi felicidad.

Él me quería. Él lo había dicho y aunque aún tenía dudas, debía de dejar pensar en eso. Cuando este todo en orden, lo hablaríamos, mamá decía que era mejor hablar con sinceridad, así todo se arreglaría. Tarde o temprano.

Entre a mi casa, todo estaba normal, el auto de Benjamín no estaba afuera, eso decía que no estaba en casa. Tenía toda la libertad, hasta que él llegara.

Subí las escaleras y al llegar a mi habitación, vi como la puerta de esta se abría y de allí salía Benjamín. Un ebrio, Benjamín, estaba tambaleándose.

Sus ojos inyectados en sangre, su aspecto descuidado y la forma en la que me miraba me hizo retroceder.

—¿Dónde estabas?

Su tono de voz. Sabía lo que se venía.

Silencio.

«Solo sal corriendo. Vete. Solo corre»

«Cariño, solo corre»

Mis piernas no reaccionaron, los nervios dejaron de mandar señales. Mis piernas pesadas quedaron como dos bloques de hielo. Por más que sus manos me agarraron fuerte de los hombros y me zarandeó, mis piernas no reaccionaban.

—¡¿Dónde mierda has estado?!

De mi boca no salía ninguna palabra. Estaba aterrada. Se podía decir que estaba en shock.

—¡CONTESTA MARTINA!

Me lanzó a la pared con fuerza, obligándome a ahogar un grito de dolor que corría como fuego por toda mi espalda.

—¡ERES UNA PUTA! ¡Mira lo que me haces hacer! —Me agarro del cuello, fuerte, sus dedos se quemaban en mi piel—. No me vas a ver la cara de idiota —Los ojos se me nublaron, deje de respirar—¡Me escuchaste!

Una de sus manos soltó mi cuello y golpeó la pared. Un zumbido junto a su grito y el golpe fue lo que escuché.

—-¡ME ESCUCHASTE!

Sus ojos rojos, llenos de ira me daban miedo. Mi cuerpo no reaccionaba, sus manos seguían fijas en mi cuello, no me soltaba.

—¡ME ESCUCHASTE!

No sé de donde agarré la fuerza, pero abrí mi boca y en un segundo de dispersión susurré un apenas audible "sí".

Sus manos me soltaron y mis pulmones se llenaron de aire, mientras tosía y mi cuerpo se caía. El frío piso, la fría pared. Cerré los ojos aguantando los sollozos.

¿Qué era lo que hacía mal? ¿Por qué esto me pasaba a mí?

No sé cuanto tiempo me quede en el piso, abrazándome a mi misma. No recuerdo muy bien como le hice para ponerme de pie e irme al baño de mi habitación. Sentía mi cuerpo pesado, como si mi alma lo estuviera jalando.

El espejo reflejaba mi alma, mi cuerpo. Ojos llorosos, lágrimas acumuladas y un cuerpo que se iba llenando de marcas.

Me preguntaba ¿Qué era lo que había pasado con mi vida? ¿Cómo un paraíso se convirtió en un infierno? Desde ese punto le tuve miedo a ser feliz, porque cada vez que lo era, algo malo pasaba y me arrebataba esa felicidad, dejándome solo un vacío.

De mi boca salió un quejido de dolor al quitarme la camiseta.

Miré mi reflejo, inclinando mi quijada hacia mi hombro para mirar mi espalda por el cristal del espejo de mi baño.

Una parte de mi espalda estaba roja, a causa del golpe, los moretones de la vez pasada ya estaban desapareciendo, pero otros se iban formando. Pasé mis dedos por esa parte, cerré los ojos. Dolía.

Mi cuello tenía las marcas de sus gruesos dedos, mi blanca piel en esa parte estaba roja y estaba segura de que se convertiría en una mezcla entre verde y morado.

Me miré al espejo, no tenía una sonrisa y mi mirada eran de un marrón oscuro. Reflejaba el como me sentía, lo que era en ese momento. Una lágrima descendió por mi mejilla y la sensación de ahogo, volvió. Mis manos y rostros sudaban, mi corazón se aceleraba y las lágrimas incrementaban al pensar que me moriría. No respiraba, me ahogaba. Caía.

Desesperada y en busca de ayuda agarré mi teléfono, me senté en el piso, temblando. Mi pecho se oprimía y las lágrimas no dejaban de caer.

No podía marcar el número de Carla y me llegó un mensaje, que se abrió en un intento de deslizar la notificación. Era un video. Carla me había enviado un video.

El video se reprodujo y escuché su voz.

"Pues... Ella..., ella es una chica muy especial para mí..."

El espejo reflejaba lo que ahora era mi mundo, la tormenta en mi cielo y el rayito de sol, que era Gavi. Mi Pablo.





























































































<333 el anterior no era un capítulo jsjsk
Aquí esta su capitulo del domingo

Ya falta poco para los 200k
Hago maratón 😌 🙌

¿Cuéntenme que les pareció?

Carla y pedri 😏💖 ya quiero que lean su historia 💓

Nos leemos pronto

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