34: Nunca me lo quitaré

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❝Antes❞

27 de junio, 2021

Jugué con mi pajilla y bebí de mi jugo. Deje de beber al sentir la pesada mirada de Ester.

—¿Entonces Gavi y tú aún no tienen sexo? —preguntó Ester.

Deje de jugar con mi pajilla y miré a mi amiga, su rostro y mirada expresaban curiosidad y a la vez traía una sonrisita de burla.

—Se lo has preguntado dos veces, esta es la tercera vez y ya sabemos la respuesta —habló Carla.

—Solo quiero corroborarlo por tercera vez —justifico Ester, sus zafiros me miraron y enmarcó una ceja para que le contestara—¿No han hecho nada? ¿De nada?

—Vamos, Val. Dinos —Pau le siguió el juego.

—No, no hemos tenido sexo y tampoco es que estemos apresurados.

Desde cierta parte era verdad. Pero, no negaría que desde que tuvimos esa charla en la madrugada, algunas cositas habían cambiado, mencionamos lo del sexo, es hombre, yo mujer y hay cierta tensión sexual cada vez que estamos juntos y sólitos.

Habían pasado cinco días para ser exactos. Veía a Gavi por las tardes, quedábamos en salir a pasear, picnis, ver películas en casa, los dos en la sala con nuestras rodillas rozando, él lo sentía, yo lo sentía.

Esa tensión sexual me mataba y no podíamos romperla o bueno, no llegaba el momento. Parábamos en mi casa o por las calles o en La Masia, además, ninguno de los dos volvió a hablar del tema. No lo hablamos directamente, pero nuestros ojos y cuerpos sí.

Creo que debí de hacerle caso a mamá. Manos en la cintura.

A quien le miento. Me gustaba, ese cosquilleo en mi vientre, el ardorsito en mi entrepierna, el sentirla mojada y apretarla.

Mis hormonas habían despertado y estaban lujuriosas.

¿Será que me leo un libro +18 para calmar esa sensación? Meneé mi cabeza quitando esos pensamientos.

—¿Apresurados? —Ester dio una mirada juguetona —, créeme que he estado con muchos chicos y siempre piensan en meter su polla.

Mis mejillas enrojecieron. Carla a mi lado también estaba más roja que un tomate Y se acababa de atragantar con su bebida.

—Pablo no piensa en eso.

—¿Y tú lees su mente o que? —inquirió y yo negué —. Lo quiere, estoy segura a como que soy la más guapa de toda Barcelona y España a que Gavi lleva condones desde ese encuentro en la madrugada.

Sí, se los había contado. Mejores amigas, nos contábamos todo, era ley. Me arrepentí de haberles contado todo.

—Ester tiene razón, es hombre y... —Pau se inclinó más hacia nosotras, como si fuera a contarnos un secreto—... Tiene necesidades.

—Verdad. Además dijiste que es virgen —Se le formó una sonrisa burlona—¿Quién es virgen hoy en día? —se burló.

—Yo —contesto Carla alzando su mano.

—Uy carlita, te haré un Tinder y pondré "busca sexo" "urgente" —Ester recalcó las dos últimas palabras.

Carla la miro agria y le torció los ojos.

—Volviendo al tema —Ester me miró—. Deberías dar el primer paso, no eres virgen, tienes experiencia...

Deje de oírla, mi mente se quedó en el "experiencia".

¿Tenía experiencia?

Mala experiencia más bien.

Era verdad que ya no era virgen. Tuve sexo con Manú... Detalles que quisiera olvidar, porque en vez de sentirme como lo narraban en los libros, lo único que sentí fue incomodidad, recuerdos agrios.

Que sentí más con esos toqueteos que tuve con Pablo en la madrugada y esos roces de rodilla cuando vimos películas.

¿Qué será cuando él y yo...?

Un chasqueo me saco de mis pensamientos.

—¿Qué pasa?

—Te pregunte si querías ir a comprar algo de lencería sexy...tu madre te ha dado la tarjeta ¿verdad?

—Aaaa...bueno, me la dio para comprar libros y bolígrafos...

—Aburrido, vayamos de compras —demandó Ester.

—Sí, me apunto ¡Quiero nuevos zapatos! —chilló Pau.

—Ya que se van de compras, voy por un lindo vestido.

—Las cuatro estamos de acuerdo —señaló Ester y me apunto con su dedo índice, su uña estaba pintado de fucsia —. Y tú iras por esa sexy ropa interior, Gavi se morirá al verte.

Ester lo menciono y se escuchó la campana de la cafetería sonar. Miré hacia la puerta y vi que se trataba de Pablo, habíamos quedado en vernos. Mis amigas vieron lo mismo que yo y guardaron silencio. Pablo me busco con la mirada y no tardo mucho en encontrarme, estaba en la misma mesa en la que siempre estaba.

—Hola, Gavi —canturrearon mis amigas una vez Pablo llego a nuestra mesa.

—Hola —las saludo mi novio, de mis tres amigas, Pablo se llevaba mejor con Carla, es más los tres salimos de vez en cuando, en cambio con Ester y Pau era diferente, aún no lograba que se conectarán del todo.

Mejor.

—Bueno, nosotras nos vamos —Ester se puso de pie, Carla y Pau le siguieron —. Nos vemos y mañana vamos de compras —Me guiñó un ojo.

Las tres se fueron.

Pablo se sentó a mi lado. Su rodilla chocó con la mía y dios, ahí estaba de nuevo esas coquillas que me incitaba a apretar las piernas. Me alejé un poquito y creo que Pablo también sintió lo mismo, ya que aparto su rodilla de la mía.

Miró la mesa

—¿Has pedido jugo? —preguntó sorprendido.

—Me apetecía, es de fresa ¿Quieres?

—Solo un poco —Le tendí el vaso y bebió —, es la primera vez que no pides café.

—Se me antojo. Y ya que me hiciste acuerdo, me pediré un frappuccino.

—Adicta al café.

—Adicto al fútbol —Le saqué la lengua.

—Vale que te ves muy tierna sacando la lengua.

Sonreí tonta y más en el momento en el que deposito un beso en mi mejilla.

Arrugue mi nariz por las cosquillas que causo.

—También me pareces tierna cuando arrugas la nariz.

—No me hagas sonrojar —Tape mi rostro con ambas manos.

Nos estuvimos cargoseando hasta que decidimos ir a dar una vuelta. Yo pedí mi frappuccino e iba bebiendo de este, nos topamos con una tienda de golosinas y entre a comprar muchas chucherías.

—Pablo —lo llamé al salir de la tienda —¿Cómo te fue con la nutricionista?

Pablo había decidido plantearse una dieta más estricta para cuidar su físico y como él lo dijo y cito "darlo todo en la cancha".

—Bien, que me han prohibido comer mucho McDonald's —Noté la tristeza en su cara y es que él amaba ese McDonald's.

—Mis condolencias —Y en forma de broma, añadí—. Y yo que te iba a invitar a cenar McDonald's, supongo que yo lo comeré por ti.

—Oye —se quejó y Frunció el ceño. Fingió estar molesto.

Deje un beso en su mentón.

—No soy mala, no me comeré una rica y grasienta hamburguesa delante de ti, es más comeremos algo sano ¿Va?

—Va.

Chocamos puños —Seremos un equipo.

—El mejor.

Paso uno de sus brazos por mis hombros.

—También me prohibieron las chucherías en exceso.

Miré la bolsa de mis dulces y mi algodón de azúcar.

—¿Por qué no me lo dijiste? Ahora me siento mal de haber entrado a esa tienda.

—Val, tú los puedes comer.

—Pero...

—No me molesta.

—¿Y el equipo?

—De los dos tú podrás comerlos, además como podrías dejar el algodón de azúcar si te brillan los ojitos cada vez que lo comes.

—Está bien, pero tampoco me excederé. Después me quedo toda la noche despierta.

—Te quedas leyendo.

Me conocía tan bien.

—Cierto, también me quedo escribiendo y escuchando música —Mi paz mental —. Y hablando de música, me olvidé de mis audífonos. Quería escuches una canción que descubrí en mis clases de italiano.

Sí, como lo oyeron. Me apunte a clases de italiano, decidí que no pasaría las vacaciones vagueando y me apunte. 

—Yo he traído los míos, en mi mochila —Rápido le entregué mis chuches, me puse detrás de Gavi, abrí el cierre y metí mi mano en busca de los auriculares.

Los tanteé y los agarré, mis ojos dieron con una bolsa. Era una marca de...

¿Condones?

¡No!

Una joyería. Lo sabía porque Pau se compró unos aretes y yo la acompañe.

No quería sonar chismosa, pero a veces se me salía y esa vez se me salió.

—Pablo ¿Qué es esto? —Saqué la bolsa y note que adentro venía una cajita.

El castaño volteó y miró lo que tenía entre mis manos.

—Se suponía que no tenías que verlo.

—¿Es para mí?

Asintió con las mejillas ruborizadas y una linda sonrisa. —Acompañe a Aurora, vi el brazalete y pensé en ti.

—¿Pensaste en mí?

—Siempre pienso en ti.

Sentí el calor en mis mejillas, ambos estábamos sonrojados.

—¿Lo puedo abrir?

—Ábrelo.

Le hice caso. Saque la cajita de la bolsa. Su peso era ligero. Abrí la cajita y me encontré con un brazalete plateado, limpie mis dedos en la tela de mi vestido y de una forma delicada, cogí entre mis dedos la joya como si fuera el tesoro más bello del mundo.

Tenía un dije de un corazón.

—Prometo llenarlo de dijes.

Sonreí por el detalle y lo abracé.

—Es perfecto —le susurré sobre su pecho. Su corazón latía demasiado fuerte.

—¿Te gusta?

—Me encanta.

Me puse de puntitas y besé su mentón.

—Me lo pones.

Pablo me ayudo a ponerlo, sus dedos acariciaron la piel de mi muñeca. Detalle el brazalete. Es perfecto.

Volví a ponerme de puntitas e incliné mi cabeza hacia su rostro, uní nuestros labios en un beso y al separarnos, le susurré sobre sus labios.

—Nunca me lo quitaré. Lo prometo. Ho prometo

























































<333 capítulo algo corto. Pido perdón 😔

💕🥲

amo la historia la seguiré escribiendo.

  😍


Asi que, si les gusta la historia dejen su voto que no les cuesta nada 😔 y así ayudan a que la historia crezca 💖

Byeee

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