-Capitulo Diez-

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CAPITULO DIEZ

Observe mi reflejo en el espejo con el entrecejo fruncido levemente. Bou lo noto poniendo los ojos en blanco ante mi reacción proporcionándome un golpe en la parte trasera de la cabeza.

―No seas tonta, te ves hermosa con ese bikini―me sonrió―Ese color te luce perfecto, el color amarillo es sin duda una potencia en la piel oscura―movió sus manos enfatizando lo que había dicho.

―Bou, la piel oscura es la potencia, el color amarillo es solo el acompañante―le guiñe un ojo.

Deslice la camisa blanca sobre mí, no se pegaba a mi cuerpo ya que era un par de tallas más grande, me puse un short de mezclilla, unos tenis blancos y salí de la habitación seguida de mi mejor amiga.

―¡Vámonos!―el grito de Maggie inundo el lugar.

Inedra no perdía su glamour de diva en ningún momento, tenía un vestido plateado ceñido al cuerpo lleno de brillos con el bikini negro debajo. Bou tenía una camiseta igual a la mía pero de color azul y unos tenis, sin short ni pantalón con que acompañarlo.

Maggie tenía un bikini del mismo color que el vino tinto, al igual que Bou solo usaba unos tenis, la camiseta y el bikini. Wyatt y Luke no usaban nada de otro mundo, unos shorts casuales y camisetas unicolor.

Nos fuimos en la camioneta Chevrolet de Luke, todas nosotras en la cabina con el viento moviendo nuestro cabello mientras que los chicos fueron adelante. Durante el resto de la tarde y lo que iba de noche no había tenido noticias de Kiart de ningún tipo, lo que inusualmente empezaba a molestarme.

El viaje no duro más de media hora cuando estacionamos a unas cuadras de la casa de Patrick. Caminamos juntos hasta la enorme casa, había un camino de piedras alumbrado que todo el mundo estaba siguiendo, personas iban y venían con vasos en las manos empapadas de pies a cabeza, riendo con la música estruendosa música de fondo acompañada de gritos y alaridos.

―¡Sean bienvenidos chicos!―el grito de Patrick se coló entre la gente a nuestro alrededor.

El rubio había aparecido de la nada, como casi todas las veces que lo veía en las últimas semanas.

Habían luces navideñas en los arboles del enorme jardín, en algunos arbustos, la piscina estaba rodeada de personas bailando en sus trajes de baño, bebiendo y fumando, algunos conversaban y otros compartían su ADN entre ellos donde pensaban que los demás presentes no los veían.

―Woow―apenas esa palabra salió de mi boca los ojos de Patrick cayeron sobre mí―Esto esta increíble.

―Si...―dijo acompañado de un suspiro―Muy increíble―se rasco la nuca y desvió la mirada, mis amigos voltearon a verme con ambas cejas enmarcadas.

Me encogí de hombros al no entender lo que sucedía.

―¿Qué?―fue lo único que alcance a decir.

Inedra se echó a reír.

―¡VAMOS A DIVERTIRNOS!―grito la rubia.

Todos salieron disparados en dirección al montón de gente.

Bou sujeto mi mano y juntas nos adentramos entre el montón de gente. Fuimos a la cocina, la mesaba estaba llena de todo tipo de bebidas alcohólicas, tomamos dos vasos y servimos unos ron cola.―¿Hasta el fondo?―elevo su vaso en mi dirección.

Sonreí antes de chocar mi vaso con el suyo.

―Hasta el fondo―afirme.

Tome una canalada de aire antes de empezar a beber todo el contenido del vaso en una sentada. Estaba segura de que en un rato me arrepentiría de aquello, pero en ese momento solo quería olvidarlo todo.

Durante los minutos siguientes estuvimos caminando por todo el lugar en busca de nuestros amigos, al encontrarlos estaban unidos alrededor de una mesa redonda en una competencia de chupitos entre Maggie y Luke, la pelirroja iba ganando.

―¿Dónde estaban idiotas?―pregunto Wyatt―Se pierden la paliza que le están dando a mi novio.

Negué con la cabeza tomando otro sorbo de mi trago, al principio me quemaba un poco la garganta y luego burbujeaba en mi estómago. Inedra estaba sentada en las piernas de un chico, solo usaba su traje de baño negro lleno de brillos.

―¿Y el resto de su ropa?―pregunte señalando a la rubia.

―Oh―mi pelinegro amigo sonrió―Esta en nuestra mesa, ya sabes cómo es Ine.

Asentí, desvié mi vista por todos lados a ver si lograba encontrarme con Kiart en algún lugar pero por más que lo busque no apareció. Dude unos minutos antes de poder tomar mi teléfono.

Mordí mi labio inferior, tome dos chupitos de la mesa y los bebí sintiendo como quemaron mi garganta al bajar por ella.

―¿Qué estás haciendo?―me pregunto Bou confundida.

Hice una mueca de desagrado ante el ardor en mi garganta. El cosquilleo de los efectos del alcohol comenzó a descender por mi cuerpo, me sentí un poco más liviana y divertida, mucho más tranquila y menos consciente.

Ahora si, a la mierda todo.

―Tomando valentía―le respondí empezando a escribir el mensaje en mi teléfono.

Dude muchísimo antes de presionar el botón de enviar.

No me sentía cómoda siendo la primera en escribirle a Kiart, no por orgullo o porque creyera que él debía de escribirme primero. Solo tenía vergüenza, miedo se parecer desesperada o muy intensa al escribirle, que pensara que soy pesada y molesta.

Para este punto, con el alcohol en mi sistema, ¡Todo podía irse al carajo! 

Cuando la conversación por mensaje de texto termino me sentí bastante tranquila, tome un vaso de las manos de Bou y bebí todo su contenido. Había algo que siempre me dejaba nerviosa e inquieta referente a Kiart, algo en la manera que tenia de desaparecer y aparecer como si nada.

Sentía que algo me ocultaba, y aunque intentaba de ignorarlo, no podía.

Esos pensamientos solo me hicieron beber vaso tras vaso, los minutos transcurrieron con rapidez convirtiéndose en un par de horas. Perdí la noción del tiempo luego de las primeras dos horas, al final me encontré a mí misma en la pista de baile meneando el trasero al ritmo de la música con Inedra a mi lado.

―Oye Venus―me grito cerca del oído―¿Dónde se supone que está tu chico?

Me encogí de hombros junto a una negación de cabeza.

―No tengo ni la más mínima idea de donde se encuentra―le grite en respuesta, igual bastante cerca de su oído.

―Te apostaría lo que fuera a que está drogándose en algún lugar―Inedra puso los ojos en blanco―Sé que esto no es de mi incumbencia, pero me preocupo por ti, ese chico no es bueno para ti y no te merece.

―¿No crees que puedo darme cuenta por mí misma?―mi tono de voz fue a la defensiva, sonó más severo de lo que esperaba.

Inedra no parecía notarlo.

―Sé que te darás cuenta, solo te digo mi punto de vista como tú amiga que soy―aparto un mechón de cabello de su boca―No puedo obligarte a nada, mucho menos a que dejes de hablarle a alguien si tu no quieres, pero quiero que seas más cautelosa porque odiaría verte con el corazón roto.

Comprendía su preocupación puesto que yo también me había preocupado por ellas muchísimas veces, es algo normal, nunca un chico será suficiente para cualquiera de nuestras amigas y mucho menos uno con pinta de chico malo como lo es Kiart.

Le sonreí antes de abrazarla.

―Pero si logra romperte el corazón, prometo que estaré contigo para reponerlo―me abrazo de vuelta―Pedazo a pedazo, luego tomaremos dos botellas de tequila e iremos a partirle la cara, o llenaremos su casa con toallas sanitarias usadas.

Hice una mueca de asco cuando nos separamos.

―Oh, por dios Inedra, que asco―me queje.

―Eso fue bastante puto chistoso perra―se rio.

La acompañe en su risa.

Al rato nos fuimos a donde se encontraban los demás chicos, en el camino Inedra salto a la piscina chipoteándome con su caída. Seguí mi camino hasta la mesa donde deje mi teléfono para que no se fuera a mojar en caso de meterme a la piscina.

―¿Te estas divirtiendo?―me pregunto Patrick apareciendo a mi lado.

Vestía unos pantalones negros, unos converse y un suéter blanco de algodón que se le pegaba bastante. El cabello rubio perfectamente peinado y esa sonrisa que adornaba su rostro.

―Por supuesto, esto es grandioso― le sonreí abiertamente―Tu casa es bastante impresionante―de un salto me senté sobre la madera de la mesa.

―También es la casa de mis hermanos mayores, vivo con ellos desde los quince años―comento, bebiendo de su vaso rojo―Ellos son amantes de las fiestas, no se negaron cuando se los propuse.

―Eso es bastante genial, a mí me encantaría vivir con mis hermanos―suspire―Aunque vivir con los chicos está bastante cerca, son la dosis de locura ideal.

―Debo admitir que admiro la amistad de ustedes, no es fácil mantener la amistad y el trabajo todo en una misma mezcla.

―Y que lo digas, ha sido bastante complicado en ocasiones, pero hemos logrado conseguirlo.

―Sí, ya me lo imagino―sonrió mostrando unos muy lindos hoyuelos en sus mejillas―¿Cómo están las cosas con Kiart?, la relación de ustedes ya paso a boca de todos.

Casi me ahogue con mi bebida.

Mi garganta se secó mientras tosía, Patrick me dio palmaditas en la espalda y me ofreció una botella de agua que bebí despacio hasta calmarme. Descanse una mano sobre mi cuello y respire profundamente.

―¿Qué dices?―mi voz salió algo rasposa, tuve que carraspear―¿Ah boca de todos?

―Bueno si, Kiart ha dicho muchísimas cosas sobre ustedes dos―en su tono de voz hubo algo acido―Ya sabes, el tipo de cosas que no debería de decir un chico de una chica si se supone que es su novia...

―No somos novios―le interrumpí abruptamente―¿Qué tipo de cosas?

―No quiero ser yo quien te las diga―se encogió de hombros―Después te dirán que lo hago porque Kiart y yo no nos llevamos bien o te inventaran algo que hará que desconfíes de mí―sonaba en verdad sincero―Pero se nota que eres una buena chica y no mereces que el este diciendo cosas como esas.

Una punzaba se hizo presente en mi pecho, muy similar a la decepción.

No pronuncie palabra alguna durante un par de minutos, con la cabeza dándome vueltas por el alcohol llenándome de ideas extrañas, de cosas que posiblemente pudo haber dicho, me moleste de manera incomprensible.

Hasta que algo me desconcertó aún más, un rostro vagamente conocido que se acercaba a nosotros. No fue hasta que estuvo a solo dos metros que la reconocí por completo; La piel blanca, el cabello oscuro, el mismo cuerpo de niña que vi en la cafetería y no cuadraba, no entre todos los universitarios que estaban presentes en la fiesta.

Era como ver a una niña pequeña.

―Hola―saludo jugueteando con sus dedos de forma nerviosa, incluso su voz era frágil e infantil―¿Tú eres Venus?

Patrick se tensó, sus labios formaron una línea recta y me observo con preocupación. La chica tenía una mueca extraña, estaba entre la tristeza y el nerviosismo mientras observaba mi rostro.

Una mala sensación me recorrió.

―Sí, yo soy Venus―afirme con mi mirada fija en Patrick quien ni se inmutaba.

Lo observe extrañada.

―Venus vámonos―me susurro para que ella no pudiera escucharnos.

Ahora estaba aún más confundida.

―Yo soy Marnie Ross―me extendió su mano. La estreche sintiendo que podía romperla con facilidad, era frágil y huesuda―He estado intentando poder hablar contigo hace un par de semanas, ¿Crees que podamos hablar en privado?―su pregunta me descoloco.

―Lo siento pero...No te conozco así que; no lo creo―negué con la cabeza acompañando mis palabras.

Iba a irme del lugar pero Patrick tomo mi mano y me obligo a permanecer sentada.

―Yo creo que si querrás escucharla―dijo viéndome a los ojos.

―Tu dijiste que nos fuéramos―le susurre.

―Ahora creo que es mejor que la escuches.

―Está bien―me dirigí a ambos―Todo lo que quieras decirme puedes decírmelo aquí, frente a él. Si no quieres hacerlo de ese modo, entonces solo puedes marcharte por donde viniste.

La niña suspiro.

―¿Eres la novia de Kiart?―pregunto de manera rápida, confusa. Casi no pude entenderla.

Dude un instante antes de contestarle;

―Hasta donde lo tengo entendido es así, ¿Y tú quién eres?―pregunte a la defensiva.

Me sentí amenazada por aquella chica.

―Yo soy la novia de Kiart desde hace dos meses―y esas diez palabras me hicieron querer hundir la cara en la piscina―Tú estás revolcándote con mi novio.

No tengo idea de porque lo hice, tampoco sé cómo no pude evitarlo, si fue porque uso el término de "revolcando" o por el alcohol en mi sistema, pero lance todo el contenido de mi vaso hacia ella empapándole el rostro.

―Yo no estoy revolcándome con nadie―mi mandíbula se apretó con fuerza―Si tu novio no te respeta, te niega y hace como si no existieras para salir con otras chicas eso no es mi culpa, es de él. Busca que te de tu lugar o consíguete otro novio niña.

―¿Entonces tú...no sabías nada?―lo pregunto limpiándose el rostro, al borde de las lágrimas.

Y me sentí una terrible persona, quise ponerme llorar con ella. Me baje de la mesa caminando hasta ella, me miro con temor lo que me hizo sentirme mal. Pase mis brazos por sus hombros y la lleve conmigo al interior de la casa con Patrick pisándonos los talones.

―Venus―me llamo el rubio. Di media vuelta para observarlo―Sube las escaleras, la tercera puerta a la izquierda esa es mi habitación, podrán hablar con calma allí.

―¿Podrías traernos unas toallas o servilletas?―le pregunte avergonzada―No quisiera estar a solas con ella mucho tiempo.

Patrick asintió antes de marcharse entre la gente.

Subimos las escaleras siguiendo las indicaciones de Patrick, una vez en la habitación la hice sentarse en la cama. Lagrimas bajaban por sus mejillas húmedas, haciéndome sentir aun peor de lo que ya me sentía.

―¿Cuántos años tienes?―pregunte aguantando el nudo en mi garganta.

Me miro con los ojos acuosos antes de sorber sus mocos y contestar:

―Tengo dieciséis años―sollozo.

Casi me desmayo, casi me da un ataque, casi vomito sobre ella. Y no por asco, sino porque es apenas una adolescente que quiso dársela de adulta al venir a encarar a la que se supone es la zorra que intenta robarle el novio. Un novio que podría ser su hermano mayor. Empecé a sentirme tan estúpida conmigo misma por haberle lanzado el vaso lleno de alcohol que me puse a llorar con ella hasta que la puerta se abrió dejando entrar a un Patrick desconcertado por la situación.

―Sé que dijiste que no, pero ahora en serio necesito que me digas que tipo de cosas―le pedí a Patrick, de la manera más amable que pude dándole la espalda para limpiarme las lágrimas.

―¿Estas segura?―pregunto, asentí lentamente dando media vuelta―Dijo que el día de la fiesta en la fraternidad te acostaste con él aun sabiendo que el tenia novia, que lo buscas, le insistes, que le escribes todo el tiempo aun sabiendo que sigue teniendo novia...

Se quedó silencio, tome las servilletas que estaban en sus manos antes de sentarme en la cama frente a la chica ayudándola a limpiarse el rostro.

―Lo lamento mucho―pase el papel frágil por debajo de sus ojos apartando el rastro de rímel corrido―Yo no sabía que el tenia novia, me dijo que había terminado contigo para poder salir conmigo, además nunca me imaginé que fueras tan nena.

―Espera...no te disculpes, créeme que venía mentalizada para algo peor que un trago―me interrumpió, soltó una risa irónica sin gracia―A mí también me mintió, vi algunas fotos de ustedes en su teléfono y me dijo que tú eras su prima, que estabas en la ciudad y suelen salir de vez en cuando a pasear o a comer, no fue hasta que vi una donde se besaban que note que algo no estaba bien―eso fue como una patada en los pezones.

La cara de Patrick se transformó en un instante y note la preocupación en sus ojos.

―Venus, no llores más―me pidió.

Si no lo hubiera dicho, no me habría dado cuenta de que mis ojos empezaban a arder nuevamente a causa de las lágrimas. Tuve que respirar profundo para apartarlas junto al nudo de mi garganta.

Negué con la cabeza.

―No ya no más―aparte el dolor de mi pecho, lo mal que me sentí, lo herida que estaba y solo deje la furia en mi interior.

No solo estaba molesta por mí, sino por ella. Tiene solo dieciséis años, mientras que Kiart tiene veintidós. No solo estaba mal, es ilegal que este andando con esta niña si eso es lo único que hasta el momento habían hecho.

Todas esas ideas pasaron por mi mente y quise vomitar de nuevo.

―Oh dios mío―me incline llevando ambas manos a mi rostro.

Los tres nos quedamos en silencio un par de minutos, entonces fui consciente de que esta no era la manera de resolver las cosas, ni el modo, ni el lugar, ni la hora y mucho menos el momento indicado. Ambas estábamos heridas, confundidas y molestas, no podíamos tener esa conversación en ese momento.

―Patrick, sé que ya te he molestado mucho esta noche pero tienes a alguien que pueda llevar a esta chica a su casa―no fue una pregunta, fue más bien una petición desesperada.

No estaba segura de poder seguir viéndole la cara a esta chica por más tiempo sin querer ir a arrancarle los ojos al imbécil de Kiart. En cuanto Patrick abandono la habitación tome el teléfono de la chica y anote mi numero en él.

―Llámame o escríbeme mañana, nos veremos para hablar mejor cualquier otro día. ¿Te parece?―asintió lentamente.

Minutos más tarde me encontré sola en la habitación llorando como la propia idiota, con fuertes sollozos, dándole golpes al colchón por la rabia, me sentí como una estúpida, ingenua, pequeña e indefensa. Jugo conmigo, en casi tres meses, logro lastimarme.

Patrick volvió minutos después y se quedó conmigo hasta que deje de llorar, me seque las lágrimas con las servilletas que quedaban y salimos juntos de la habitación sin decir una sola palabra. Esta es la Venus de siempre, la fácil de engañar, de herir, la que llora por todo y por nada a la vez, la Venus que detestaba ser tan pequeña interiormente.

―No pienso llorar más―solté con los dientes apretados―¿Por qué sabes qué?―llegamos de nuevo a la mesa. Tome una botella de Vodka, bebiendo gran parte de su contenido―¡AL CARAJO CON ESE HIJO DE PERRA!―estrelle la botella contra la mesa―¡VAMOS A DIVERTIRNOS!―grite a todo pulmón.

Tome la mano de Patrick llevándolo conmigo hacia el montón de gente que bailaba como idiotas, uniéndonos a ellos. Le pase la botella a el rubio frente a mi quien bebió un trago largo antes de devolvérmela, bebí de nuevo.

Quería olvidar, mandar todo a la mierda.

Mi vida la he pasado siendo insegura, sintiéndome insuficiente conmigo misma y me ha costado mucho amarme a mí misma como para que venga este imbécil y diga cosas que nunca hicimos juntos. Soy bastante torpe, muy distraída, inocente y manipulable, hasta el punto en que tuve que luchar conmigo misma para poder protegerme de idiotas así.

Pero al parecer, caí por completo.

Me sentía traicionada, estúpida y muy molesta. Pero poco a poco el alcohol fue disipando esos sentimientos, poniendo mi mente borrosa, haciendo lo que me venía en gana. Con una o quizás dos horas bailando con Patrick ya estaba bastante mareada, por lo que tuve que sostenerme del rubio frente a mí para mantenerme en pie.

―¿Venus?―me pregunto, con su ceño fruncido―¿Estas bien?

Intente asentir, pero luego negué.

―Yo no, la verdad es que no lo estoy―las palabras salieron arrastradas y confusas―Patrick...―le susurre.

―¿Si?

―Quiero vomitar.

Se rió de manera estruendosa.

―Entonces vamos―dijo.

Paso un brazo alrededor de mi cintura y con el otro guio mi brazo poniéndolo sobre su hombro, nos adentramos en la casa hasta llegar a un baño en el primer piso. No detalle mucho el lugar dado mi estado casi inconsciente, pero sé que una vez llegue al inodoro me doble frente a él y comencé a sacar todo lo que había bebido.

Las espantosas arcadas me sacudieron todo el cuerpo, Patrick me recogió el cabello y sujeto mis hombros dando pequeñas caricias a mi espalda.

―Vamos suéltalo todo. Yo te tengo.

Estaba agradecida por la buena persona que es Patrick, intente sonreírle pero solo seguí vomitando hasta que ya no tenía más nada en el estómago. Me ayudo a limpiarme la cara, salió y volvió con una botella de agua para mí.

Ya me había dado muchas esta noche.

―Gracias―le sonreí a través del espejo.

―No mal pienses nada, pero, soy bastante sincero y justo allá―me señalo unos gabinetes―Hay pasta dental preciosa.

Siendo otra persona me hubiera sentido avergonzada, pero con Patrick todo parecía ser bastante bien y correcto. Por lo que, en lugar de esconder el rostro solo rompí en carcajadas, me siguió.

―Eres increíble―me reí tomando la crema de dientes.

―No es algo que suelo escuchar seguido cuando le digo a alguien que tiene mal aliento―comento divertido, busco en otro cajón y saco un cepillo de dientes nuevo de paquete―Ten.

Lo tome agradecida y me cepille los dientes.

Una vez que estuve lista los dos salimos del baño caminando de nuevo al montón de gente que estaba en el patio. Una vez estábamos cerca de la piscina el rubio junto a mi salió corriendo y se lanzó en la piscina. Muchos alrededor empezaron a gritar, los mareos habían disminuido y ya estaba mucho mejor. Divirtiéndome, lo que me ayudo a dejar de lado todo lo malo de esa noche. Patrick salió a la superficie gritando como un loco de emoción, con esa sonrisa en su rostro y se acercó al borde de la piscina.

―¿Me ayudas?―pregunto tendiéndome su mano. No dude en tomarla.

Cuando su mano se aferró a la mía tiro de mí, en un segundo me encontraba en el aire y al otro el agua me entraba por la boca llenándome los pulmones. Mi cuerpo golpeo el costado del cuerpo de Patrick antes de que mis pies encontraran el suelo y saliera a la superficie nuevamente.

―¡Estás loco Patrick!―le grite una vez que recupere el aliento.

La tela blanca del suéter se ceñía aún más a su cuerpo haciendo notar su trabajado pecho, su cabello estaba pegado a su frente, y parecía bastante divertido. El agua estaba caliente e incluso soltaba vapor por lo que me sentí mucho más relajada al estar en ella.

―Admite que te encanto―me señalo con su dedo índice.

Me saque la camiseta y la lance al primer rostro conocido que encontré entre la multitud. Luke la atrapo en el acto.

―Sí, es bastante divertido―asentí varias veces pasando mis manos por mi cabello.

Brinque en el agua y le salte encima a Patrick abrazándolo con fuerza, intentando hundirlo para ahogarlo un poco en venganza a su broma. Cuando Patrick volvió a salir a la superficie nuestras risas acabaron, pues no fue el único que salió del agua.

Unos ojos azules me observan con muchísimo disgusto.

Y de nuevo, como cada vez que lo tenía cerca, me sentí indefensa.

―Maldito seas―fue lo único que logro salir de mis labios. 

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