𝟬𝟬 🎃⤸₊ ❝ halloween special ❞

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ESPECIAL DE HALLOWEEN
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Lo único que Dylan quería esa noche era acurrucarse entre las suaves y calentitas mantas de su cama y ver alguna serie hasta quedarse dormida. Aquello tendría que esperar. Puesto que cierto Jonas estaba obsesionado con demostrar que había un fantasma en el cuartel de bomberos. Y, cierta Payton estaba casi segura de que los fantasmas no existen.

Eran cerca de las seis cuando la chica sintió sed, bajó a la primera planta para servirse zumo tropezando con Nick en las escaleras.

—Hola. —saludó con una sonrisa amable.

—Hola.

Terminaron de bajar juntos hasta el primer piso, topándose con un Kevin muy concentrado y rodeado de distintos equipos. Dylan tomó un poco de zumo de uno de los vasos en la encimera para luego acercarse a ver qué hacía.

—¿Qué es todo esto? —Joe también se les unió.

—Un equipo de rastreo de fantasmas, os demostraré... —Dylan miró a Kevin no muy segura de creerle. Era muy escéptica con todas esas cosas. — ...que tenemos un fantasma.

—¿Fantasmas? — Nick disimuló menos su falta de creencias.

—Tenemos uno. Todo está en este libro.— Kevin no perdió la paciencia, en cambio le pasó el libro a Joe.

Fantasmas, entes y los mejores puestos de perritos calientes. —Joe leyó en voz alta el título. Miró de reojo a su hermano y hojeó el libro sin tomárselo muy en serio.

—Están registrados todos los sucesos paranormales además de las mejores salchichas de todo el estado.

—No lo sé, Kevin. Estoy con Nick esta vez, los fantasmas no son reales. —negó la chica.

—Según esto... —Kevin le quitó el libro a Joe y se lo enseñó a Dylan. La chica observó lo que leía a sabiendas de que podían ser un montón de mentiras. —Nuestro cuartel de bomberos está habitado por el fantasma de William Smith. Un bombero voluntario que murió de repente a la edad de ciento tres años.

Joe usó una de las máquinas sobre la mesa para jugar a afeitarse con ella. Kevin se la arrebató.

—Espera... ¿Cómo Will Smith? ¿El de hombres de negro?— Dylan tiró de las cosmisuras de su boca sonriendo burlona. —¿En serio no se te hace raro?

—¡Kevin! Los fantasmas no existen. —Nick insistió. —Joe, por favor, hazle entrar en razón.

Joe estaba más ocupado probándo los equipos “cazafantasmas” de Kevin.

—¡Hermano, está genial la visión nocturna! —exclamó utilizando unas gafas muy extrañas. Luego se movió alrededor de Nick colmando su poca paciencia. —¿De dónde has sacado esto? No pienso quitármelo.

—En realidad, del almacén fantasmal. Fíjate en la fantasmacámara.—Kevin tomó la cámara y empezó a grabar. —Si hay un fantasma en la habitación lo detectará.

—Kev, eso es una cámara normal.

—¿Qué dices? Me ha costado tres veces lo que cuesta una video cámara normal. Además, tiene la pegatina de un fantasma.

Dylan hizo una mueca. Su pobre amigo había sido estafado.

—Puedo ver tu ropa interior. —intervino Joe con sus gafas.

—Pero si no son gafas de rayos x. —Nick volteó hacia su hermano.

—No. Pero se te ha bajado los pantalones. —señaló Joe y Dylan rió.

Nick harto de todos se los arregló.

—Bombero voluntario, William Smith, puedes asustar pero no esconderte... —Kevin siguió con su cámara solo que esta vez usanso su voz tenebrosa.— ¡Mirad! Hace cinco minutos mi vaso de zumo estaba lleno... ¿Quién se lo ha bebido?¿Un fantasma sediento, quizás?

—Kevin, fue Dylan cuando llegamos.

—Ah.

Dylan no se arrepentía de nada.

—Hola, chicos. —saludó el señor Jonas entrando al salón.

—Papá, dile a Kevin que el cuartel de bomberos no está encantado.

Dylan caminó hasta Joe para ayudarlo a quitarse las gafas de visión nocturna. Le estaba costando un poco de trabajo.

—¿Qué? ¿Qué ha pasado? ¿Habéis visto al fantasma? — la respuesta del señor Jonas los alarmó a los cuatro.

—¿Qué quieres decir con el fantasma? —Joe intercambió una mirada con Dylan antes de empezar a preocuparse por primera vez.

—Ahm, Frankie. —llamó al pequeño. —¿Por qué no nos sacas unas entradas por internet para ver una película?

—Está bien, papá. —Frankie asintió, antes de irse miró a la cámara de Kevin y dijo: — ¡Bhoo!

—Vale, cuando compramos este parque de bomberos había una leyenda sobre un fantasma que rondaba por aquí. —explicó.

—¡Lo sabía! —se regodeó Kevin.

Dylan seguía en negación.

—Papá, ¿por qué no lo contaste nunca?

—Bueno, ¡Los fantasmas no existen! —sonrió, pero luego varió esa expresión a otra más asustada. —Además tenía miedo de que condenara nuestras almas si lo contaba.

—Papá es normal estar asustado. Fíjate en mí, el miedo me deja sin palabras pero aún así demostraré que este lugar está encantado con la ayuda de esta poderosa fantasmacámara.

—¿Eso no es una cámara normal?

—Parece que no. —Nick volteó a verlo de reojo. —Tiene una pegatina de un fantasma.

—Ay, no.

Kevin siguió intentando convencer a su padre mientras que, Dyl caminó hacia la cocina para servirse más zumo.

—Dylan. —la chica sintió a Nick a sus espaldas.

Giró y notó que, tanto él como Joe tenían una expresión misteriosa y a la vez divertida.

Algo estaban planeando.

—Dime.

—Se nos ha ocurrido un plan.

—Soy toda oídos.

Dylan estaba sentada al lado de Joe tres horas más tarde. El chico usaba la máquina de pesas y ella se limitaba a darle conversación. Así hasta que llegó Kevin apuntándolos con su cámara.

—Aquí debe haber un fantasma, es imposible que Joe cargue todo ese peso él solo.

Dylan se rió y Joe la miró mal.

—Muy gracioso.

—¿Qué hacen? —Kevin no dejó de grabar en ningún momento.

—Hablábamos un poco de las nuevas canciones, ¿Cierto, Dyl? — Dylan asintió sonriendo animada. — Creemos que esta gira será mucho más emocionante.

—Sí, además... —Dyl frunció el ceño cuando sintieron unos toques en la puerta principal.

—¡El fantasma está llamando a la puerta!

—¿Qué clase de fantasma iba a llamar?

—Tal vez era educado... Cuando estaba vivo.

Junto con Nick bajaron las escaleras para abrir la puerta. No había ningún fantasma ahí, pero sí, la adorable y perfectamente peinada cabellera de Stella.

—¡Chicos! ¿Habéis oído la última moda? Cuando alguien llama a la puerta... Se va a ver quién es. — mencionó sarcástica por el tiempo considerado que tardaron en ir a abrir.

—Oh, lo siento... —Joe giró a ver la cámara de Kevin. —Estamos cazando fantasmas.

—Lo sé. Kevin me llamó y me contó todo lo de ese fantasma bombero... William Smith..—Dylan rió de nuevo. No podía quitarse a Will Smith de la cabeza cuando hablaban del fantasma. —Así que he decidido investigar un poco y nunca adivinariaís lo que he descubierto.

—¡Que los fantasmas no existen! —le recordó Nick.

—O contraire. —dijo ella en francés. —Según este libro... —Stella empezó a sacar un libro que sin duda alguna se parecía mucho al de Kevin.

—¡Es el mismo que tengo yo!

—¿Librería “Todo Fantasmas”?

—Soy miembro de toda la vida.

—Vale, dice que el fantasma del bombero Smith regresará al Cuartel de Bomberos en el cincuenta aniversario de su muerte, que es esta noche.

Dylan tragó saliva sintiendo un escalofrío.

—¿Y también dice a qué hora vendrá? —Nick preguntó con un tono burlón.

—Sí. —Nick rodó los ojos. —Como a las nueve y quince.

—¿Qué hora es? —tartamudeó el mayor mirando a su hermano.

Nick levantó el brazo comprobando la hora en su reloj.

—Las nueve y doce.

Dylan estaba a punto de soltar un suspiro de alivio cuando en el otro extremo del salón, una mecedora empezó a mecerse sola.

—El viento movió la mecedora cuando abrimos la puerta. —Nick intentó justificarlo.

—Nick. —Joe lo llamó. —No tenemos una mecedora.

—Y tampoco hay viento. —Dylan lo miró preocupada.

Stella se preparó para gritar.

—¡No grites! Despertarás al bebé fantasma.

—Déjala ser, Kevin. —Dylan lo regañó. —Nuna interrumpas a una Scream Queen.

Mientras discutían, una pila de sillas se formó repentinamente en la mesa.

—¿Quién ha apilado todas esas sillas? —Stella tomó respiraciones alarmantes.

—Vale, ahora sí.

Y Stella gritó.

Los chicos corrieron a esconderse arriba junto a los equipos para fantasmas de Kevin.

—Toma el medidor del campo electromagnético.— ordenó Joe y Nick agarró el GPS con la pegatina de un fantasma.

—Lo tengo.

—No puedo creer que estemos confiando en las pegatinas de Kevin.— Dylan frunció el ceño.

—Te lo dije.

La chica suspiró.

—Está registrando algo... —Nick agitó el aparato.

—Es mi fe en que no existen los fantasmas, se me acaba de caer. — farfulló la chica.

Stella la golpeó levemente con una sonrisa.

En cuatro metros gire al este. —ordenó la voz del GPS.

—El este es hacia allá. —señaló.

—Creo que hay que ir hacia allá. —contradijo Joe.

Gire al este. —insistió la voz.

—Hermano, quiere que vayamos al este. —Kevin volvió a mirar el aparato.

—Creo que va mal.

¿QUIERES ENCONTRAR A TU FANTASMA O NO?

Todos optaron por ignorar la voz enfadada del aparato.

—Stella, ¿Has leído algo más?

—Sí, déjame ver... ¡Aquí está! Dice que le encantaba el chile y los calcetines a cuadros, tenía un perro llamado Chile-calcetines y que se apodrará del cuerpo de alguien a media noche...  ¡Oh! Y llevaba un cinturón y tirantes, que ocurrencia... —Stella le mostró el dibujo del fantasma a Dylan y ambas rieron.

—Espera. —Kevin le pasó la cámara a Nick. —¿Qué quieres decir con que se apoderará del cuerpo de alguien a media noche?

—No lo sé, mira, está aquí. Dice: Va a atrapar a la víctima en su taquilla donde se apoderará de su cuerpo para volver a ser voluntario y apagar incendios...

— Entonces está bien, tranquilos... No hay taquillas en el cuartel de bomberos... Estamos a salvo.

—Si ves un fantasma con cinturón y tirantes corre y ponte a salvo.

Avance cinco metros todo recto. —ordenó la voz del GPS... O campo electromagnético para fantasmas.

—¡Es el estudio de grabación!

—Creo que no quiero entrar ahí. — murmuró Stells y Dyl la abrazó.

Entonces, en algún lugar... Un lobo aulló.

—Ese no es el chihuahua de la señora Kegh... ¡Corred!

Y como no podía ser de otra manera corrieron en línea recta.

Joe cerró la puerta.

La puerta

Del

Estudio

De

Grabación.

—¿Chicos? ¿Por qué hace tanto frío? —Preguntó Stella.

Dylan tiritó notando el descenso en la temperatura.

—Kevin... —llamó.— ¿Tienes algún aparato de nos diga a cuanto estamos?

—Sí, espera... —sacó un termómetro con una pegatina de fantasma.— La temperatura ha bajado diez grados justo en este sitio. —Eso significa que la temperatura ha pasado de ser normal a paranormal.

—¿Recordáis cuando construimos este estudio de grabació? —Los chicos asintieron. —¿Recordáis lo que tuvimos que sacar?

—Sí. Taquillas. —obvió Nick.

Entonces todos saltaron del susto.

—¡¿TAQUILLAS?!

¡Ya ha llegado a su destino fantasmal! —anunció con alegría la voz del GPS.

—Tranquilos, chicos, no perdáis la calma... —Kevin intentó mantenerlos tranquilo. Era difícil porque él mismo estaba muy asustado pero era tierno de su parte intentarlo. — Si permanecemos juntos todo irá bien. Nick, dame la cámara.

Kevin sostuvo entonces su cámara.

—Buena idea, ¿Verdad, Nick? ¿Nick? ¡Nick!

Pero Nick había desaparecido.

Al mismo tiempo, se escuchó un cerrojo accionarse. Stella giró y notó que la puerta del estudio estaba totalmente cerrada.

Tanto ella cómo Joe la aporrearon sin éxito.

—¡El fantasma nos ha encerrado y se ha llevado a Nick!

—Tenemos que salir de aquí y rescatar a Nick o será el fin del grupo.

Dylan elevó una ceja mirándo de manera juzgadora a Joe.

—¡Joe! —lo golpeó en el hombro.

—¡Au!

—A Nick lo han fantasmizado y a ti solo te preocupa el grupo. Espera... Dyl, ¿Sigues componiendo canciones?

Dylan golpeó a Kevin.

—¡Au!

—¿Creen que el bombero voluntario William Smith intentará entrar en nuestro cuerpo? Porque... Soy una chica, ¿Cierto? No creo que en esos casos funcione... ¿En esos casos funciona? —Stella, presa de su histeria, agarró a Dylan de los hombros y la zarandeó de tal manera que Joe juraría que iba a desprenderle la cabeza.

—¡No puedes entrar en el cuerpo de ninguno de nosotros, bombero voluntario William Smith! ¡Por los poderes del mundo de los vivos libéranos! —invocó con voz decidida Kevin.

Dylan giró el pomo de la puerta pero esta no se abrió.

»Por fa, por favor... —lloriqueó.

Dylan probó de nuevo, esta vez un sonido metálico la acompañó dejandolos salir.

—Vaya, parece que es educado.

—¡Deprisa! ¡A la zona libre de fantasmas!

Quería decir, a las literas de Kevin y Dylan.


Dylan se metió en su cama de un salto y Stella la siguió.

Joe se metió en la del medio y Kevin en la de más arriba.

Era un espacio muy reducido y pequeño así que se apretaron confiando en que Kevin tuviera razón y aquel lugar estuviese libre de fantasmas.

—Blog del busca-fantasmas. —escucharon a Kevin hablando solo, probablemente a la cámara. —A Nick le han fantasmizado. No sé si los demás han llegado a la zona segura. No he oído nada así que asumo que han muerto... —Dylan y Stella se miraron. — Por respeto a Joe no empezaré a vender sus cosas hasta mañana.

—Te estoy oyendo.

—¡Joe está vivo! Por respesto hacia Stella no empezaré a vender sus cosas hasta... —dijo en cambio.

—¡Estoy aquí! —Stella sacó la cabeza de la litera en mal momento porque se topó con un hombre lobo.

Los tres, Kevin, Dylan y Stells, gritaron.

—Ay, lo siento chicos... Me he encontrado esta máscara genial de hombre lobo. —Joe se quitó la máscara realista ignorando que casi les da un paro cardíaco a sus amigos. —¡Tenía que probármela!

—¿Y sentiste el impulso ahora?

—Quería eliminar la tensión. — se excusó. —Además tenía la cara fría.

Dylan le arrojó unos trozos de pizza vieja que Kevin había dejado en su litera.

—Chicos, escuchad, si no encontramos a Nick antes de media noche se irá para siempre.

—¿Qué podemos hacer para atraer al fantasma?¿Con que llamas a un fantasma?

—¿Con migas de pan?— preguntó Joe.

—Eso es para las palomas.

—¿Lecha y galletas?— sugirió Stella.

—¿Con una ouij...? —Stella la codeó antes de que terminara la frase.

—¡Oh! Le encantaba el chile y los calcetines a cuadros... —recordaron.

Stella tuvo un presentimiento.

—¡Dylan, enséñame tus pies!

—¿Qué?

—Solo hazlo.

Dylan se quitó una de sus botas revelando unos calcetines con cuadros.

—De ninguna manera, mejor muévanse y vamos a buscar el chile.—se negó.

—¿Dónde guarda vuestra madre el chile? —gritó Stella revisando todas las alacenas. —¿Qué es esto?

—¡No lo sé! ¿Qué hora es? —Joe tampoco estaba muy relajado.

—Son... las doce y dos minutos.

—¡¿Las doce y dos minutos?! ¡Niiick!

Lo habían perdido para siempre.

—Ah, no, espera. He adelantado mi reloj once minutos para no llegar tarde al instituto.

O no.

Joe y Dylan miraron a Kevin enojados por el susto.

—¡Vale! —volvió a gritarles Stella. —Se acaba el tiempo, ¿Dónde está el chile?

El chile está en el armario detrás de ti. —dijo el GPS.

Dyln balbuceó algo en contra de esa señora metiche.

Kevin le hizo caso al GPS, pero cuando abrió el armario...

—¡Es el bombero voluntario Smith! —Un esqueleto con sombrero de bomberos se encontraba dentro abrazando una lata de chile.

Tomaron la lata y salieron corriendo para el lado contrario. Subieron las escaleras, pero una sombra deforme se proyectó de repente asustándolos e instándolos a dar media vuelta.

—¡Espera! Mamá dice que no corramos en las escaleras.

—¿Y te preocupa eso? —Dylan, quien sostenía por ahora la cámara, la bajó para mirar a su mejor amigo.

—¿Quién te da más miedo? ¿El fantasma o mamá?

Estando de acuerdo, bajaron las escaleras con cuidado.

—¡Corred! —gritó Kevin cuando se acabaron los escalones.

Los chicos empezaron a correr hacia la salida del Cuartel de bomberos. En un movimiento rápido, Dylan le pasó la cámara a Joe.

—¡No podemos salir! —gritó Stella dándose cuenta de que la entrada estaba bloqueada. —No podemos salir...

Stella sintió que le faltaba un abrazo. Dylan solía hacer eso para calmarla así que frunció el ceño.

—¿Qué ha sido esa sombra?

—Chicos...

—¡Era un monstruo fantasma! Lo sé por mi instinto.

—Chicos...

—Puede que tengamos que vivir aquí para siempre... ¡Me pido esa esquina!

—¡Chicos! —Stella levantó la voz haciendo que la cámara temblara en las manos de Joe. —¿Dónde está Dylan?

Se las arreglaron para salir de la primera planta, pero regresaron a la segunda. Lo curioso, es que la habitación de los chicos estaba plagada de esqueletos.

Kevin los convenció de ir a la zona segura.

—Son las doce menos cinco, aún queda tiempo... —Joe miró el reloj.

—El fantasma se ha llevado a Dylan por sus calcetines. —lloró Kevin.

—Ahora Dylan y Nick serán fantasmas juntos para siempre... —divagó Stella. —Espera, ¿Por qué eso suena tan poético?

—¿Ahora quién compondrá nuestras canciones?

—Ignoraré eso. —planteó Stella.— Alguien debe atraer al fantasma con chile... ¡Yo no!

—¡Yo no! —la imitó Joe.

—¡Oh, por favor! —Kevin agarró la lata de mal genio.

Y el plan era sencillo. Kevin haría de señuelo con el chile y Joe grabaría todo para colgarlo en Internet y captar un fantasma real.

Así que Kevin arrojó la lata por el suelo y miró con recelo en la oscuridad que los rodeaba.

—¡Bombero voluntario, William Smith, si estás ahí danos una señal!

Las licuadoras se encendieron solas.

»¡Está haciendo batidos zombie!

—¡Quedan dos minutos para la media noche! Alguien tiene que preguntarle por Nick y Dylan... ¡Yo no!

—¡Yo no!

—¡Ya basta! —Kevin los miró entre enojado y asustado.

Se preparó para lanzar la pregunta.

Basta. —una voz grave sonó de repente.

Kevin agarró uma guitarra y Stella empezó a gritar.

»Deja de gritar. —dijo. —Ahora baja la guitarra.

Yo no tengo una guitarra. —Stella susurró mirando a la nada.

Kevin baja la guitarrra. —explicó con paciencia el fantasma.—Ahora, ¿Qué es lo que quieres de mí? De prisa, tengo un cuerpo en el que entrar.

—¡Quiero que nos devuelvas a Nick y a Dylan! —pidió Kevin armándose de valor.

¿Te atreves a pedirle algo a un espíritu sin asumir la posición de respeto adecuada?

—¿Qué posición?

Levanta tu brazo derecho, ahora extiende la mano izquierda. Dobla el pie derecho hacia atrás... Ahora esta parte es crucial. Gira siete veces tu cuerpo mortal mientras das saltos.

—¿Sabes? Esa voz se parece a la de... ¡Nick!

Nick apareció finalmente, usando un sombrero de bomberos.

Nick ya no está.

—¡Llegamos tarde! —chilló Stella. —El bombero se ha apoderado del cuerpo de Nick.

Tienes razón. Ahora Nick es mío y hará... —pero entonces Nick se empezó a reír. —Lo siento no he podido evitarlo.

—¿Nick, eres tú? —Kevin seguía saltando sobre un pie. —¿Y alguien puede traerme un cubo, por favor?

— Pues claro que soy yo. Deja de saltar.

—Ay... —Kevin se quejó.

—Nos cansamos tanto de oír como el Cuartel estaba encantado que decidimos darte una lección. — le contó Nick. —Los fantasmas no existen.

—¡Eso es lo que diría un fantasma! —Kevin aún tenía algo que probar. —Si puedo atrvezarte con la mano eres un fantasma.

Entonces le dió un manotazo que evidentemente no lo atravezó.

—¡Au! —Nick hizo una mueca.

—No puedo creer que me hayáis hecho esto... —Stella, Joe y Nick lo miraron esperando a que se enfadara. — No sé que decir... Excepto... ¡Que ha sido alucinante!

—Eh...

—¿Habéis hecho todo eso solo para asustarme? Oh, vaya... Parece que os importo de verdad. —Kevin abrazó a sus amigos y hermanos.

—No ha sido nada.

—¿Y dónde está Dyl? —Miró sonriente a Nick.

Este frunció el ceño.

—Creí que estaba con ustedes. —Nick miró a Joe extrañado.

—Ya, parad, ya lo he entendido... No ha fantasmas en el Cuartel. Dejadlo. —Kevin suspiró.

—No. —Stella negó. —Dylan no está con nosotros desde hace bastante rato.

Dylan empezó aquel día sin creer en los espectros ni en los fantasmas. Y lo terminaría dándose cuenta de que estaba muy equivocada.

Una última luz roja se encendió asustando de verdad a los chicos.

Seguida de una risa malévola, una Dylan con traje de bombero voluntario y tirantes escarlata apareció al final de la habitación.

Y así, antes de irse corriendo (una vez más) Stella dió su último grito aquella noche.


└───⊰ ˚ . 𔘓 .  ࣪˖ 𝆹𝅥 NOTA DE AUTORA

Este es mi cap favorito de la serie jajskaja de niña lo amaba, ¿cuál es vuestro episodio fav de la primera temporada?

Pasad una linda noche de brujas!

cami se despide 🌻✔

✴ ˚ . 𔘓 .  ࣪˖ 𝆹𝅥 .

666😈😈😈

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