𝟬𝟭 🎸⤸₊ ❝ bad news ❞

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

❝ 01. MALAS NOTICIAS ❞

♥︎.⭒🚒▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝ 📣𓂅

。゚♡゚・🎸・゚episode one . . . 🎧

♥︎.⭒🎹▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝▝ 🎤𓂅

   DYLAN DIÓ UN PAR DE VUELTAS en la cama antes de levantarse.

  Obligada y de mal humor, puesto que los rayos del Sol habían comenzado a colarse en su habitación ya que esta olvidó correr las cortinas antes de irse a dormir la noche anterior y por la voz de su madre en la planta baja diciendo algo sobre que se le haría tarde. La chica no demoró mucho en el baño, por lo que pocos minutos después ya estaba sentada en la mesa esperando el desayuno.

— Buen día, cariño. — Su madre le plantó un beso en la cabeza para luego colocarle enfrente un humeante plato con tostadas de pan calentitas y un vaso con jugo de naranja. — ¿Qué tal dormiste?

—Muy bien, má. — le sonrió dándole un sorbo al jugo. — ¿Y tú?

—Bien, Dyl. Ahora date prisa o llegarás tarde. — Dylan tenía muy buena relación con sus padres. No era una adolescente particularmente rebelde, lo normal. Tenía notas regulares en el colegio y pocas veces se metía en problemas. — Tu padre me dijo que te llevaría hoy, puedes avisarle cuando estés lista.

  Y así lo hizo. Una vez que Dylan terminó de fregar y secar su plato, se dió un último vistazo en el espejo, acomodando su cabello. Echándose la mochila al hombro se acercó a su padre.

  El trayecto hacia la escuela se le hizo corto mientras conversaba trivialmente con su papá. Una vez que se bajó del auto, Dylan comprobó la hora y suspiró aliviada al ver que le sobraban unos pocos minutos.

— ¡Hey, Dylan! — escuchó una voz conocida antes de sentir como un brazo se deslizaba por su hombro.

   La chica blanqueó los ojos con una mueca risueña. Conocía a los hermanos Jonas desde que eran niños, cuando estos se mudaron a la Estación de Bomberos —Sí, lo normal— No solo eran mejores amigos, pasaban tanto tiempo juntos que en ocasiones ella se sentía como su otra hermana.

  Antes de darse cuenta estaba caminando en medio de Joe y Kevin por el pequeño patio interno del colegio.

— Buen día, Joe, Kevs... ¿Y dónde está...? — se cortó antes de preguntar dónde habían dejado a Nick, cuando levantó la vista hacia el pue de las escaleras lo encontró sentado con una chica rubia muy bonita.

— ¿Ves lo que yo veo? — se detuvo Joe.

— Es una nube con forma de conejo, ¡Genial! — Kevin en cambio, se distrajo mirando al cielo.

  Dylan suprimió una sonrisa, Kevin siempre le había resultado muy tierno y solía pasar tiempo con él porque también tenía ocurrencias muy divertidas.

— No. Más abajo.

— ¡Ah! Un conejo en forma de nube aún más genial. — señaló este a lo que Dylan le tocó el hombro y luego señaló al pie de las escaleras. — Oh, Nick con una sonrisa de bobo en la cara.

— Sí. — asintió Dylan, la semana había comenzado con todo.

— Espera... Nick con una sonrisa de bobo en la cara. — repitió Kevin mucho más sorprendido.

— Eso es algo que no ves todos los días.

Los tres intercambiaron una mirada cómplice cuando notaron a Nick despedirse de la chica rubia y caminar hasta su taquilla.

Dylan se tronó los dedos lista para moletarlo con bromas sobre su nuevo enamoramiento.

— ¿Qué hay chicos? — saludó de buen humor Nick.

— Bueno, ¿Y cómo se llama?

— ¿Quién?

— La chica que te gusta. — continuó Joe.

— ¿Me gusta? ¿Tienes once años? Creo que se llama, no sé, Jenny... Penny... — se recostó a la taquilla suspirando como un idiota enamorado.

— Ya estamos otra vez. — dijo Kevin.

— ¿De qué hablas?

— Nick, siempre te enamoras mucho y deprisa. — explicó Joseph. — Conoces a una chica y ¡Bum! Amor instantáneo. Luego ¡Bum! Te deja y luego ¡Bum! Corazón roto. Después Kevin, Dylan y yo tenemos que recoger los trozos.

  Nick miró a Dylan buscando apoyo pero esta solo asintió de acuerdo. No podía negárselo, todas las veces que había terminado con el corazón roto ella había estado ahí animándolo. A diferencia de sus hermanos, Dyls jamás le decía ‘ te lo dije ’ al contrario, lo alentaba a intentarlo de nuevo. Por desgracia Nick era un enamoradizo intenso y casi siempre terminaba igual.

— ¡Oh! ¡Es el corazón roto de Nick. — dramatizó con voz melancólica Kevin mirando un pedazo roto imaginario.

— ¡Vale! Eso pasó ¿Qué? ¿Una vez? — trató de defenderse.

— ¡Seis veces!

— ¿Sabeís qué? Tranquilos. Porque ahora me tomo las cosas con más calma.

Nick abrió su taquilla para guardar un cuaderno, cuando la cerró chasqueó los dedos y se fué.

— ¿Saben que tiene como mil fotos de Penny en la taquilla, no? — Dylan cerró los ojos apoyando la cabeza en la pared preocupada por su amigo.

— Eso no lo dudes. — resopló Joe. — Bueno, vamos a clase.

  Unas horas después, Dylan se encontraba con Stella y Macy.

— Brazos. — ordenó Stells luego de descolgar una americana de un perchero en su taquilla.

— ¿Por qué debo ponerme esto?

— Va a ser para Joe y quiero asegurarme de que... — Macy la interrumpió.

— ¡Joe va a llevar esto! — exclamó Macy emocionada. Stella miró a Dylan pero esta se quedó en blanco. Le era difícil encontrar algo emocionante en Joe porque tenía que lidiar con él todos los días. Por otro lado nunca se adaptaría al lado fangirl de Macy por mucho que la quisiera.

— Eh... Sí. Y quiero ver si...

— ¿Joe va a meter los brazos por estas mangas? — Macy se miró las manos. — ¿Y sus manos van a salir por estos agujeros?

— ¡Macy! — Stella aplaudió rompiendo su ensoñación.

— ¿He vuelto a soñar?

— ¿Sabes que las fans enloquecidas a veces van tras Joe, Kevin y Nick y le rompen la ropa como recuerdo? — preguntó de manera abierta, sin esperar realmente una respuesta.

— ¡No pude evitarlo! Nick estaba muy cerca, quería...

— ¡Fuiste tú! — gritó alterada la rubia.

Macy hizo una mueca de arrepentimiento y sin decirle nada más sacó de su mochila una manga roja bastante raída a primera vista.

— ¿Lo ves? — Stella miró con tristeza la manga deformada. — Una camisa estupenda arruinada. Por eso he creado esta nueva línea de ropa que me gusta llamar Stelcro. Patente en trámite. — Entonces Dylan vió cómo Stella tomaba la manga de la americana de Macy y la arrancaba de un solo tirón. — Cuando una fan emocionada agarre la chaqueta del tipo, la manga se desprenderá. En lugar de tirar una prenda preciosa y cara, no tengo más que... Reemplazar la manga.

  Volvió a poner el pedazo arrancado y realmente funcionó.

— Vaya, es una muy buena idea. — la elogió Dylan.

— Gracias. — sonrió orgullosa. — Menos trabajo para Stella.

— ¡Más mangas para Macy! — celebró la otra.

— ¿Qué... Es eso? — se extrañó de repente Stella.

— ¿Mmh?

— ¿Es Nick con una guitarra y... otra chica? — señaló Stella hacia el patio interno luego de darle un buen golpe en el hombro a Dylan.

— ¿Por qué me golpeas?

— Mira su cara. Está enamorado.

Dylan se rió.

— Por dios, Stela, déjalo. No nos incumbe.

— ¿Ah, No?

— No... — frunció el ceño sin entender porqué estaba tan insistente.

— ¿No estabas tú enamorada de él? — se cruzó de brazos.

— Sí, hace como cuatro años. Solo era una niña. Solo somos amigos. — Stella rodó los ojos. — Además, me alegra mucho que esté tan feliz.

— Ya. — Stella no le creía nada. — Claro.

   Dylan volteó a ver hacia el interior del patio pero apenas divisó a Joe y a Kevin entrando con claras intenciones malvadas de molestar a Nick, decidió intervenir también.

— Vamos a salvarlo.

La rubia rodó los ojos de nuevo, pero la siguió sin rechistar.

  Más tarde ese día, Dyl tocaba con aburrimiento las cuerdas de la vieja guitarra de Kevin, al mismo tiempo una bonita melodía flotaba alrededor de la habitación.

Luego de la escuela, Dylan, Joe y Kevs estaban pasando el rato en la casa Jonas.

— Oye, suena muy bien. — Kevin dejó de prestarle atención a su peluche para mirar a Dylan con genuino interés. — Listo. Ya está. Ya podemos echar a Nick. Dyl, estás dentro.

Dylan rió lanzándole un cojín. Su buena precisión le permitió golpearlo en el hombro.

— Que va. Solo tonteaba. — dejó de lado la guitarra. — ¿Por cierto? ¿Dónde está Nick?

Joe rodó los ojos.

— Ni idea. Pero la casa está hecha un desastre... ¡Hay partituras por todos lados! — señaló. La chica intentó ignorar los cientos de papeles que repetían la palabra Penny pero realmente era demasiado. — ¿Crees que tendremos una buena canción con esto?

— No sé si pueda sobrevivir si una canción tan empalagosa se pone de moda. — bromeó levantando una de las partituras del suelo. — ¿Es normal que repita Penny cinco veces?

— ¿Penny es lo que dice el coro?

— Penny es todo lo que dice aquí. — volvió a estrujar la partitura y a arrojarla junto al resto de ellas.

— Espera, ¿No estaba Nick arriba? — Joe señaló la segunda planta y entonces los tres decidieron que era buena idea subir y comprobarlo.

Una vez arriba, lo primero que vió Dylan fue a Nick golpeando su cabeza contra el Stelascensor. Así llamaban al invento de Stella, aquella pantallita electrónica que ayudaba a los chicos a vestirse siempre geniales.

— ¿Buscando algo que ponerte para la actuación de tu novia esta noche? — bromeó Joe.

— No es mi novia. — negó Nick tratando de convencerlos. Se alejó de ellos para sentarse en el sofá.

Aún así le siguieron.

— Está claro que estas loco por esa chica. — insistió Kevin.

— Y algo nervioso por si le gustas. — Dyl ladeó una sonrisa.

— No estoy nervioso. — continuó negando, esta vez con una fingida voz relajada.

— ¿Ah, no? — señaló sus zapatos, tenía uno diferente en cada pie.

Nick entornó los ojos avergonzado y rápidamente dejó de recargar sus pies en la mesa.

— Es un look pensado por Stella. — Dylan lo miró. — No se lo digáis a Stella, por favor.

  Entonces la chica sonrió de vuelta, su amigo enamorado era muy divertido.

— Tío, solo nos preocupa que te enamores mucho y deprisa. — Kevin miró con seriedad a su hermano menor.

— Le has hecho una canción.

— ¿Cómo lo sabes?

— Hay partituras... Por todas partes. — tomó un puñado de la mesa como ejemplo.

Penny me está volviendo loco... Ardiendo por Penny... — leyó Kevin. — Suena fatal. Sigo creyendo que Dylan debe componer nuestras nuevas canciones.

— ¿Has vuelto a componer? — Nick la miró esperanzado, casi le brillaron los ojos con tan solo imaginar a su Dylan nuevamente metida en la música. Extrañaba su voz angelical más que nada. Pero por supuesto, eso jamás se lo diría. Al menos no sin trabarse y soltar alguna tontería primero.

— Nop. — negó estallando la p al final de la palabra. — Kevin exagera, solo jugaba con su guitarra.

— Kevs no le presta sus guitarras a nadie. — Nick frunció el ceño.

— Es que Dylan es mi favorita. — Joe y Nick lo miraron estrechando los ojos. — Lo siento, tengo mis favoritos y no son ustedes.

Dyl lo abrazó sacándole la lengua a Joe.

— ¿Por qué hay partituras en la ducha? — el señor Jonas entró en la habitación usando su bata de baño con el logo Jonas bordado sobre el pecho.

— Lo siento, papá, es que estaba inspirado.

S.O.S Penny... Cuando me miras a los ojos Penny... — leyó el señor Jonas para luego mirar a su hijo con una ceja alzada. — ¿Alguien está un poquito enamorado otra vez?

— ¡No estoy enamorado! ¿Vale? ¿Y queréis dejar de decir “otra vez”? — Nick era muy tierno cuando se enojaba. — Ha pasado... no sé, un par de veces.

— Seis veces en total. — rectificó su padre.

— Vale.

— Te contaré un secreto. — le dijo su padre. — Tu madre fue el vigésimo tercer amor de mi vida.

— ¡No me digas! — Kevin parecía realmente asombrado.

— ¡Vaya! — exclamó Joe.

— Así es. — asintió. — Iba por el pasillo del autobús escolar. Pasé veintidós chicas y vi a mamá, ¡Bum!

— ¡Bum! Nace la dinamita.

— Que gracia. — Nick seguía con su cara de amargado.

Dyl dejó de prestar atención durante un segundo. Su teléfono móvil no paraba de vibrar en su bolsillo. Eran sus padres.

— Escucha quiero que sepas que aquí me tienes si tu pequeño corazón se rompe de nuevo... — ante la cara que ponía Nick prefirió usar otras palabras. — ¡No de nuevo! Otra vez. Bueno, no... Si se rompe, aquí me tienes.

— Papá, tranqui... Joe, Dyl y yo lo tenemos controlado. — aseguró Kevin. — ¿No es cierto, Dyl? ¿Dylan?

— Uhm, lo siento chicos, tengo que irme. — Dyl miró preocupada las llamadas perdidas en su buzón y los mensajes sin leer. — Mi mamá quiere que vaya a casa ahora mismo.

— ¿Quieres que te lleve? — le preguntó Nick. — Quise decir, ¿Que te llevemos?

— Por supuesto que van a acompañar a Dylan a su casa. — ordenó su padre. — Mamá y yo educamos a unos caballeros, ¿No es así?

— De nosotros depende que la princesa Dyl llegue a su casa a salvo. — bromeó Kevin fingiendo usar una espada imaginaria. — ¿Listos, mosqueteros?

— Kevs, solo son dos calles.

— No le quites la emoción.

— Espera, ¿No usaremos la limusina? — preguntó Joe refiriéndose a su auto de estrellas del rock.

— ¿Tengo que repetirte que son dos calles? — Dylan volvió a fruncir el ceño.

— Pedo somos... Estrellas, famosos... — Joe agitó su pelo ganándose una mirada extraña del resto del grupo. — Tenemos fans y una prensa con la que lidiar

Dylan rodó los ojos sabiendo que tenía su razón. Aunque no hacía falta agitar así el pelo. Pero bueno, Joe siempre lucía como en su propio comercial de shampoo.

— Vámonos antes de que a Joe se le rompa el cuello. — le susurró Nick a Dyl haciéndola soltar una risita.

— Oh, espera... ¿Qué hay de tu cita con Penny? Es hoy, ¿no?

— A Penny no le importará que llegue un poco tarde. — le restó importancia.

— Pero ella te gusta realmente.

— Pero tú vas primero, Dyl. — sonrió apenado mirando al suelo.

— Eres el mejor amigo del mundo, Nick Jonas. — Dyl le besó la mejilla para luego alejarse sin darse cuenta de lo que había querido decirle realmente.

Por suerte, nadie escuchó el vuelco de decepción que dió su corazón.

— Dense prisa, mosqueteros.

— Tenemos una misión.

   — Hola, señor y señora Payton. — saludaron.

— Ey, chicos... ¿Cómo va eso? — la madre de Dyl dirigió una mirada cariñosa al grupo de amigos.

— Todo marcha de maravilla.

— Que gusto oír eso, chicos.

— ¿Pasa algo, mamá? — preguntó tras notar la sospechosa maleta junto a la chimenea.

— Dyl... — su mamá parecía seriamente nerviosa y asustada. — Tu tía Anne acaba de llamar, la abuela está muy enferma. No puede quedarse mucho tiempo con ella por los niños así que me pidió ayuda.

— ¿Nos vamos a casa de la abuela?

Dylan no vió la cara de de tristeza que pusieron los chicos con la noticia, ¿Cómo iban a separarse?

— No, no, nada de eso. — negó la señora Payton. — Cielo, te enfermas muy fácilmente en climas tan fríos como los de Quebec. Además, solo será un par de días, ¿Sí? ¿Recuerdas el fin de semana en que nacieron los niños de Anne? Confié en tí, sabía que eras tan responsable como para cuidar la casa y el lunes llegó volando.

— Realmente, me llamabas cada cinco minutos, pero sí. — sonrió algo triste entendiendo cual era el plan de sus padres.

— Y ahora haré lo mismo. — le dijo peinándole los mechones de cabello sueltos. — ¿Estás bien con eso, linda?

— Claro, no te preocupes por mí. Tienes suficiente con la abuela. — Dylan intentó no preocupar a su madre.

— Tengo una mejor idea. — el resto pegó un brinco con las repentinas palabras del mayor de los hermanos Jonas. — Dyl puede quedarse con nosotros, ¿No es así? Es como una piyamada pero... más larga.

— Eres un encanto, Kevs, pero seguro que tus padres tienen mucho con cuatro chicos en casa. — la forma en la que la señora Payton ladeó la cabeza sugirió que tampoco le sonaba a un disparate. A fin de cuentas Dylan solía quedarse algunas veces a dormir y ella no planeaba estar fuera más de dos días.

— ¡Qué va! Mamá estará encantada. — Joe intentó convencerla. — ¿No es cierto, Nick?

Dyl miró a sus amigos con una sonrisa. Sabía lo que estaban haciendo.

— Por supuesto.

— Ah, es que... Me da mucha verguenza. — miró a su hija, no le gustaba dejarla sola. — Supongo... Que puedo hablar con vuestra madre chicos.

Pero el cuarteto ya sabía la respuesta que daría la señora Jonas.

POR FAVOR, RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR SI LES GUSTA EL FIC.

DIGAMOS NO A LOS LECTORES FANTASMA


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro