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Los molestos rayos del sol se introducían a través del ventanal del omega de cabellos tan azules como el mar cuando el ocaso terminaba para dar inicio a la noche ─recientemente teñidos─ y su ceño fue fruncido al sentir como chocaban con su rostro. Resignado a la idea de volver con Morfeo y sus brazos, se levantó a regañadientes de su cama sin procurarse de acomodar sus sábanas y tomó su toalla de color lila para dirigirse al baño.

Caminó hasta la ducha y dejo abierto el grifo para que el agua corriera hasta que tuviese la temperatura que le gustaba y una vez que estuvo tibia, se adentró en ella al desvertirse y dejó que el agua se deslizara sobre su cuerpo lechoso, una vez empapado tomó el jabón y empezó a pasarlo por todo su cuerpo, para luego de retirarlo. Al salir, tomó su toalla, la acomodó a la altura de su cintura para hacer todo lo demás y volver a su alcoba.

Tras un debate consigo mismo acerca de la fachada que mantenía respecto a su apariencia, tomó la decisión de dejar de ocultarse bajo vestimentas atrevidas y maquillajes alucinantes para mostrar una nueva versión de sí mismo, había dejado sus inseguridades acerca de todo aquello que consideraba un defecto con ayuda de su alfa ─quien siempre le recalcaba lo precioso que era su aspecto sin decoraciones─ y había comenzado a apreciarlos poco a poco. Una nueva etapa de su vida empezaba, sin la compañía de la soledad y amándose cada día más.

Un simple hoodie azulado y unos vaqueros negros típicos conformaban su vestimenta esa día, una sonrisa se plasmó en su rostro al verse en el espejo que proporcionaba su cómoda y al tomar sus pertenencias se dirigió hasta su cocina para preparar rápidamente unas tostadas con mermelada de fresa ─que consumiría durante su trayecto hasta el instituto─ y se retiró de su hogar, no sin antes asegurarse de que la puerta estuviera cerrada y que su mochila portara todo lo que necesitaría.

El fresco viento revolvía su rebelde cabellera y el astro Sol educadamente lo saludaba con sus rayos, disfrutaba del mutismo del ambiente a la par de que limpiaba sus comisuras al terminar de devorar su comida. Sus pasos se detuvieron al estar en la entrada del prestigioso lugar, se encontraba desasosegado al conocer de antemano que las posibles opiniones que haría el alumnado al notar su apariencia y no pudo evitar suspirar por aquello.

Un sutil roce con su mano derecha hizo sobresaltar al omega de su lugar, sin embargo, al olfatear aquel aroma embriagante ya conocido para sus fosas nasales y al percibir esa sensación extraña pero adictiva para él en su estómago le hizo sonreír de sobremanera, sintiendo sus pómulos marcarse y sus hoyuelos haciendo acto de presencia.

Un beso en su mejilla le hizo soltar una risita y realizó la misma acción para saludar al alfa─. Buenos días, Hyunjin hyung.

─Lindo día precioso, te ves encantador el día de hoy. ─saludó, sin olvidarse de halagar al menor, el cual sintió sus mejillas pintarse de carmín al sentir como su sangre se acumulaban en ellas y solo pudo agredecerle entre balbuceos─. ¿Entramos? Sé que no estás acostumbrado a mostrarte sin maquillarte o vestir extravagante y temes de la posibilidad de ser juzgado pero quiero que sepas que tienes mi apoyo incondicional y no dudaré en golpear a quien desee comentar mal acerca de tí. ─carcajadas brotaron de sus labios mientras caminaban con lentitud hacia los pasillos extensos de la institución.

Los susurros tanto de alfas, omegas y betas sobre su aspecto inclusive llegaron hasta los oídos del menor, su semblante se tornó deprimido y su mirada se concentraba en sus zapatillas deportivas rosadas al escuchar todo tipo de habladurías, sin embargo, una mano se posicionó en su mandíbula, provocando que tuviera que enderezar su cabeza nuevamente.

─No debes de bajar tu cabeza, eres mucho más de lo que siempre comentaran, no eres el estereotipo del chico perfecto que ellos pensaban que eran y eso está bien ─acarició su cabello azulado, desarreglandolo en el proceso─, ahora vamos, sí nos damos prisa llegarás a tiempo a tu clase de bioquímica.

Ahora Seungmin sabía que no era el estereotipo del omega perfecto ─aún sí lograba cumplir con todos los estándares que lo conformaban─, él era el omega perfecto para Kim Seungmin y amaba tener aquel título.

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