49.

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Advertencias: angst, drama, temas de género.

Apuesto a que puedes ocultarlo,

Pero es sólo un camino sin salida.

Te voy a cubrir como la nieve,

Y luego te voy a traer de vuelta,

Lo verás, te sentirás como,

Te sentirás como un estandarte,

Desplegado y soplando suavemente,

Y allí antes de que tus ojos se abran,

Estará el yo que nunca conociste...

~Breakthrough, Richard Wright~

El médico hematólogo, Choi Minho, terminó de observar los informes con una mirada preocupada. Pasados unos segundos, levantó la vista hacia Yoonji, que estaba sentada en la camilla con el camisón de la clínica, mirando el suelo como si hubiera algo interesantísimo allí.

Minho suspiró, mirando a Taeyeon al ver que Yoonji no iba a levantar la vista.

―Mides un metro sesenta y siete, Yoongi ―le dijo Minho con voz calmada―, y estás pesando cuarenta y cuatro kilos con setecientos veinte gramos ―pudo notar como sus hombros se crispaban―. Por otro lado, el hemograma arroja que tu hemoglobina está en diez gramos por mililitro de sangre cuando en una persona normal debería tener como mínimo doce gramos por mililitro. Además, tus glóbulos rojos son más pequeños de lo normal, y ni siquiera alcanzas el límite inferior para considerarte sano. ¿Sabes lo que eso significa?

Se removió, incómoda, negando con la cabeza, aunque sabía que estaba ocurriendo con ella.

Taeyeon suspiró.

―Tienes anemia por deficiencia de hierro ―dijo Minho lentamente―, así que vamos a ir con una nutricionista para que te haga una dieta como corresponde, y de ahora en adelante, la vas a seguir al pie de la letra. Te dará, además, suplementos y multivitaminas con las que complementarás la dieta, ¿entendido?

Yoonji asintió sin dejar la expresión compungida, cansada y algo agotada por el largo día que todavía no acababa. Estuvo toda la mañana en la clínica haciéndose más y más exámenes de sangre, además de que apenas probó bocado alguno, y sólo quería llegar a una cama a dormir. Jimin le estaba esperando en la sala de espera junto a Hoseok, algo amurrados porque no les permitieron entrar, pero Yoonji lo prefería así, ya que no quería que la miraran con reproche o enloquecieran de preocupación.

―Gracias por atenderlo, Minho ―le agradeció Taeyeon, mientras se deslizaba en el probador para cambiarse ropa.

―Me prometiste una cita si hacia esto en secreto, no creas que lo he olvidado ―comentó Minho con tono de broma en su voz.

―Eres un aprovechador.

Haciendo una mueca, salió del probador a los pocos segundos, caminando de forma titubeante hacia el doctor.

―Gracias ―murmuró, avergonzada.

―No creas que te has librado de mí ―regañó Minho con tono cariñoso―, nos vamos a ver más seguido para controlar tu anemia, Yoongi.

El nombre masculino envió un escalofrío por su espina dorsal, pero sólo asintió, mordiendo su labio inferior.

―Soonkyu la atenderá enseguida si le dices que vas de mi parte ―le dijo Minho a Taeyeon al acompañarlas a la puerta.

―Vendremos por eso mañana ―comentó Taeyeon―, Yoongi se pondrá de mal humor si sigue sin comer y no duerme un poco más.

Quiso protestar, pero sabía que la mamá de Tae tenía razón.

Sólo quería echarse en la cama, dormir el resto del día y, tal vez, después jugar con Sohyun o ver películas con Hoseok, Tae, Lisa, Jin, Jungkook y Jimin. O, simplemente, pasar el tiempo juntos porque no deseaba estar sola.

Cuando estaba sola, las cosas parecían ir mal y podía sentir como la oscuridad parecía arrastrarse otra vez un poco más cerca. Si estaba rodeada de gente que quería, lograba distraerse lo suficiente para poder ver que las cosas sí podían ir bien.

―Entonces estamos en contacto, Taeyeon ―se despidió Minho―, nos vemos pronto, Yoongi.

Las dos mujeres se despidieron, caminando por los pasillos de la clínica hacia la sala de espera, donde tanto Jimin como Hoseok tenían expresiones aburridas.

Al verla llegar, se pusieron de pie.

―¿Cómo te fue? ―le preguntó Jimin, revolviéndole el cabello.

Se encogió de hombros, dispuesta a no decir cosa alguna, pero por supuesto, Taeyeon habló por ella:

―Anemia por deficiencia de hierro. Mañana vendremos a ver a una nutricionista para que le dé una dieta.

Su primera reacción habría sido voltearse, fulminar con la mirada a Taeyeon y después tratar de restarle importancia a todo, pues no deseaba que se preocuparan de ella, que estuvieran con un ojo ante todas sus acciones.

No quería que sus problemas se transformaran en los problemas de sus amigos, y así arruinarles la vida también con eso.

Hoseok le tomó la mano, dándole un apretón, y Yoonji lo observó, notando su labio partido.

―Si quieres, puedo hacer la dieta contigo ―dijo Hoseok, sonriéndole.

Sus labios se curvaron en una sonrisa pequeña antes de acariciarle la mejilla.

―¿Qué te pasó? ―su voz se tornó grave―. ¿Fue tu padre?

Hoseok se encogió de hombros como si nada, suspirando con algo de cansancio.

―Peleamos otra vez ―fue lo único que contestó.

Sí, el día anterior los padres de Yoongi fueron a ver a su familia, llorando, diciendo que su hija volvió a malas juntas, a portarse de una forma enferma. Pero, por sobre todo, a contarle que Yoongi dijo que el compromiso con Hoseok fue roto. Su padre, furioso, le interpeló directamente para preguntarle si era cierto que ya no iban a casarse y por qué no le contaron, y Hoseok le soltó que ese compromiso era algo sólo de ellos, de nadie más, y que sus padres no debían meterse en eso.

Soowoo lo golpeó con tanta fuerza que rompió su labio, sin embargo, se limitó a bufar, sin doblegarse ante la mirada rabiosa de su padre.

Eso, de todas formas, no se lo iba a contar a Yoongi, ya que sabía que iba a sentirse culpable, y lo que menos deseaba era afectar a su psiquis en esta situación.

―Vamos, regresemos a casa ―llamó su atención Jimin―, tenemos que...

Su voz se fue apagando, y Yoonji levantó la vista, quedando sorprendida cuando su madre se detuvo frente a ella.

Hyeyin la observó de pies a cabeza para luego dirigir su vista hacia Jimin, imitando la acción de segundos atrás. Al final, sus ojos se posaron en Taeyeon, y pudo ver como su mandíbula se endureció.

―Vas a volver a casa hoy mismo, Yoonji ―le dijo su madre bruscamente―, y tú nos acompañarás, Jimin. Ya basta de este tonto show para llamar nuestra atención, es suficiente ―Hyeyin observó la sala de espera, humillada―. ¿Qué demonios hacen aquí los dos? ¡La gente está empezando a hablar de ustedes!

Jimin le tomó la mano, tirando de ella, con sus labios apretados en una fina línea, y pasó al lado de su madre como si nada, negándose a mirarla.

Hoseok le agarró la mano libre, acompañándola también, pero Yoonji no pudo evitarlo, y miró a Hyeyin con ojos aturdidos, chocando con su mirada.

―Yoonji, por favor, regresa a casa ―suplicó Hyeyin con la voz rota―. Prometemos no enojarnos contigo y te buscaremos ayuda, lo juro. Sólo... sólo regresa a casa... Te extraño tanto, princesa...

Yoonji se detuvo, causando que Jimin y Hoseok la miraran.

Podía sentir los ojos de Taeyeon puestos en ella también, pero sin intervenir, queriendo darle su espacio para que pudiera tomar una decisión por sí sola.

Sus labios temblaron.

―¿Lo... lo comprenderías...? ―balbuceó con voz asustada y el temor en su rostro―. Si yo... si yo no fuera princesa, sino príncipe, ¿lo... lo entenderías...?

Su mamá parpadeó.

Tragó saliva, con su boca seca.

―Te buscaré ayuda, Yoonji, lo prometo ―insistió su mamá como si nada, dando un paso más.

Pero Yoonji negó con la cabeza, retrocediendo.

―Ojalá lo comprendas algún día, mamá ―dijo lastimosamente, volteándose para caminar con Jimin y Hoseok a sus lados, sosteniéndola aun cuando ella no les pidió que lo hicieran.

―Sohyun, quédate quieta, por favor.

―¡Pero es que quiero ir a jugar, unnie! ¡Yoongi me prometió jugar conmigo hoy!

―¿Y no quieres jugar conmigo, Sohyun? ―preguntó Jungkook con un puchero, atando la coleta de la niña mientras tenía una expresión concentrada.

―No, unnie. Mamá me dijo que no debía jugar contigo, porque todavía te estás curando de tu pierna y brazo malos.

La expresión de Jungkook se oscureció ante las palabras de la niña y Yoonji la miró con evidente preocupación, sus ojos quedándose en el soporte que estaba usando Jungkook esa tarde en su brazo izquierdo. La chica le contó que debía hacer uso de eso al menos unas horas al día por recomendación del doctor, para así poner en movimiento los músculos de su brazo, además de hacer ciertos ejercicios para su pierna.

Luego de llegar a casa fueron al cuarto de Tae las tres a pasar el tiempo: Taeyeon partió a cumplir su turno en el hospital mientras Jimin, Tae, Hoseok y Jongin fueron a comprar cosas para la cena, por lo que no había nadie aparte a su alrededor.

―Sohyun, ¿por qué no vas a jugar con Mushu? ―le preguntó Yoonji, sonriéndole con dulzura.

La niña se cruzó de brazos, enfurruñada y poniéndose de pie.

―Sólo si prometes comprarme un dulce después, oppa ―trató de negociar Sohyun.

―Prometido.

La menor sonrió, contenta, antes de salir de la habitación de Taehyung comenzando a cantar el nuevo éxito de un grupo de kpop, RNA.

Jungkook arrugó los labios, quitándose el soporte alrededor de su brazo para volver a usar el cabestrillo.

―Jungkookie... ―comenzó a decir Yoonji.

―Sabes lo que ocurrió ese día ―le interrumpió Jungkook, sin mirarla―, no creo que deba decirlo.

―Tal vez hablarlo...

―Yoongi ―Jungkook le observó de reojo, avergonzada, humillada―, esos hombres me metieron a un callejón, me quitaron la falda que llevaba y me violaron mientras no dejaban de golpearme. ¿Eso querías oír? No dejaron de hacerlo e hicieron que EunYoung mirara todo, incluso cuando le pegaban con el bate ―su voz se rompió y pudo ver como sus ojos se llenaban de lágrimas―. Eun no va a despertar. Los doctores no tienen fe en su diagnóstico. Eun va a morir y yo quedé sucia y manchada por esos cerdos. ¿Y sabes qué es lo peor? Que la policía no hará nada, porque ellos creen que nos lo merecíamos. Ellos me lo dijeron cuando fueron a entrevistarme. Dijeron que me lo merecía por ser un asqueroso marica, y que de seguro lo disfruté.

Yoonji se movió, espantada, y de forma cuidadosa rodeó con sus brazos a Jungkook, sintiendo como la chica se rompía contra ella, con sus hombros sacudiéndose por el llanto. Le acarició el cabello, sin saber exactamente qué decir, porque nunca fue buena consolando a las personas. Sin embargo, sabía que tenía que estar allí sólo para sostener a Jungkook, y esperaba que eso fuera suficiente para su amiga.

―Jungkookie ―le dijo, mirándola directamente y limpiando sus ojos llorosos―, ambos estamos sucias, ¿no es así? ―sonrió con pena, sintiendo sus mejillas húmedas―. Pero está bien, lo prometo, está bien. Nos... Ambas nos vamos a reparar a pesar de que estemos quebradas, y... y podremos hacerlo, ¿está bien? Por muy sucias que estemos, vamos... vamos a lograrlo... Y sabes, tú sabes que, aunque estemos sucias, hay personas que todavía van a querernos... ―Yoonji le besó la mejilla―. Jimin te quiere. Jiyong te quiere. Yo te quiero. Yo te quiero tanto, Jungkookie, aunque fui mala contigo...

Jungkook soltó una risa entrecortada, negando con la cabeza, y recostó su mejilla contra su cabeza, más calmada, más aliviada, dejando que los brazos de Yoonji la sostuvieran un instante.

Ambas se sobresaltaron cuando la puerta se abrió y un sonriente Jimin apareció, aunque la sonrisa desapareció al verlas llorar.

―¿Qué pasó? ―preguntó Jimin, preocupado y asustado.

Jungkook sacudió su cabeza, alejándose y limpiando sus ojos.

―Nada, todo está bien ―se puso de pie, tomando la mano de Jimin para ayudarse, y se dirigió hacia la puerta―. Oye, Taehyung, te hecho una partida de Call of Duty. Quiero patear tu culo otra vez.

―¡Ganaste porque Lisa comenzó a besarme! ―gritó Taehyung, indignado―. ¡Ya verás, ahora yo patearé tu culo!

Jimin miró a Yoonji, esperando una respuesta, pero la chica negó con la cabeza, diciéndole que siguiera a Jungkook por si quería interrogarlo.

Sin embargo, no se libró totalmente: una vez Jimin desapareció por la puerta, Hoseok llegó segundos después, y su exnovio se sentó a su lado, acariciándole la mejilla.

―¿Tu papá sabe que estás aquí? ―preguntó Yoonji en voz baja.

Hoseok se encogió de hombros.

―Mi papá puede irse a la mierda ―masculló Hoseok―, ya no va a manejar mi vida. Voy a convertirme en bailarín y puede desheredarme si quiere.

Yoonji asintió, distraída, y no pudo evitarlo: comenzó a frotar su mejilla contra la cálida mano de Hoseok, como si fuera un gatito en busca de mimos y causando que Hoseok se riera.

Antes de darse cuenta, Hoseok la estaba abrazando por la cintura, suspirando por la comodidad, y lejos de sentirse extraño, se sintió bien.

―Me hace tan feliz verte sonreír, Yoongi ―le murmuró Hoseok.

Mordió su labio inferior, cerrando sus ojos un momento.

―¿No te doy asco? ―preguntó con temor―. Que yo... que haya tratado de ser un chico, ¿no te causa asco?

―No ―confesó Hoseok―, no, Yoongi, ¿cómo podrías darme asco? Tú eres... Eres la persona más hermosa que hay en el mundo ―Hoseok la miró con seriedad―. Estaba enojado y herido y triste porque... porque sentía que no confiabas en mí, que me ocultaste cosas importantes cuando yo te contaba todos mis problemas y eso...

―No quería que me miraras con repulsión ―admitió Yoonji―. Te amaba tanto que me daba miedo que... que me odiaras...

―Amaba ―repitió Hoseok, y segundos después sonrió de forma juguetona―. ¿Ya no amas a tu Hobi Hobi?

Yoonji lo miró, y comenzó a reír sin control al notar la mirada juguetona en el rostro de Hoseok, volviendo a abrazarlo. Suspiró por el alivio cuando Hoseok la tocó como si fuera algo precioso, a pesar de todo.

¡gracias por leer!

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