67.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias: angst, drama, temas de género.

¿Por cuánto tiempo más

Deberíamos ver nevar

Para tener días de primavera?

~Spring Day, BTS~

A su lado, la chica se removió, apegándose a su cuerpo, y acarició su cabello con suavidad. A pesar de ello, Jihyo abrió sus ojos apenas, amodorrada y algo desorienta.

Le sonrió.

—¿Seok? —murmuró Jihyo, bostezando y volviendo a cerrar sus ojos—. ¿Qué hora es?

—Van a ser las dos de la mañana —susurró—, vuelve a dormir, estás muy cansada. La cena que hiciste estaba deliciosa.

Jihyo asintió, cubriéndose con la sábana.

—Me esforcé el doble para que a Yoongi le gustara —se excusó—, ¿crees que le agradé? Se ve siempre tan serio e indiferente...

Pudo sentir como la sonrisa en su rostro desaparecía, pero para su fortuna, Jihyo no le miraba, sus ojos cerrándose para volver a dormir.

—¿A quién no le agradas, bebé? —contestó, dándole un beso en la coronilla y haciéndola reír con suavidad.

—A él —se quejó Jihyo—, siento que me odia.

—Tonterías.

Jihyo no dijo algo más porque cayó dormida, respirando en voz baja, y Hoseok se removió en su cama. Se puso de pie para ir a buscar un vaso con agua, tratando de no darle muchas vueltas al asunto.

Salió del cuarto para ir a la cocina, sin embargo, retrocedió cuando vio a Yoongi en el comedor, echado en el sillón.

Pero no estaba solo. Por supuesto que no.

Apretó su boca en un rictus furioso al ver a Namjoon a su lado, abrazándolo por los hombros, mirando la televisión, aunque tenía el volumen bajo, tanto que casi no se escuchaba.

—Tu canción hoy fue genial —estaba diciendo Namjoon.

—Mmm... pude haberlo hecho mejor —contestó Yoongi—, quiero hacerlo mejor para cerrarle la boca a esos idiotas.

Namjoon se rió.

—Oh, oh, agresivo... eso me gusta —bromeó, antes de ganarse un golpe en el costado.

—Te odio —dijo Yoongi.

Namjoon volvió a reírse y Hoseok quería pegarle.

Sabía que debía volver al cuarto y fingir que no estaba escuchando eso, pero sus pies se quedaron pegados en el suelo, sus ojos observando a las dos personas ajenas a él.

—Gracias por venir a cenar con nosotros —dijo Yoongi hacia Namjoon, recostando su cabeza en el hombro de él—, lamento si tu canción...

—Ya te dije, cuando vi tu mensaje estaba saliendo de la empresa —le interrumpió Namjoon con suavidad—, no fue nada. Además, la cena de Jihyo estaba deliciosa.

—Ella es bonita —comentó Yoongi, con su voz extraña, y Hoseok no necesitaba verlo para saber que estaba celoso.

Lo conocía muy bien, mejor que la palma de su mano.

—Todos somos hermosos —dijo Namjoon de forma sabia—, todos tenemos un tipo diferente de belleza.

—Eso es lo que le dirías a alguien feo, Namjoon.

Hoseok trató de no sonreír al escuchar las palabras de Yoongi, pero tan rápido como quiso hacerlo, sus ganas desaparecieron cuando vio a Namjoon inclinándose hacia su novio. Exnovio.

Y una mierda.

—¿Tú, feo? —le dijo Namjoon con tono coqueto—. Imposible, Yoongi. Eres el chico más caliente que he conocido.

Yoongi comenzó a reírse sin control cuando Namjoon comenzó a hacerle cosquillas.

Hoseok no lo soportaba, así que se dio vuelta y volvió al cuarto con Jihyo, acurrucada entre sus sábanas y pensando en todo lo que podían cambiar las cosas en un par de meses. De un día para otro.

Se vio tiempo atrás, recién llegando a esa ciudad, con Yoongi a su lado, sonriéndole todo el día y llenando su rostro de besos. La forma en que no dormía en su cuarto para ir al de él y acurrucarse uno al lado del otro. A Hoseok le gustaba mucho eso, porque Yoongi era pequeño, delgado y bajito, entonces su cuerpo se acoplaba muy bien al suyo sin problema alguno.

Hasta que las cosas comenzaron a tensionarse. Hasta que ambos lo arruinaron, por supuesto.

Hoseok siempre estuvo muy celoso de Namjoon, porque Namjoon era mayor, más maduro, muy inteligente y se dedicaba a escribir y rapear, siendo algo así como la pareja perfecta para Yoongi. Y ellos pasaban mucho tiempo juntos, saliendo a comer luego de estar en la empresa, volviendo entre bromas y risas, y Hoseok estaba cansado por sus clases en la Escuela de Danza, llegaba agotado, queriendo muchas veces sólo abrazar a Yoongi, recostarse a su lado, permanecer allí siendo mimado por el chico, encontrándose con que no estaba y llegaría tarde.

Comenzó a resentirse, por supuesto, su mente imaginándose que, quizás, ellos no sólo salían a comer. Después de todo, Yoongi y él no tenían compromiso alguno, sólo se besaban, abrazaban y hacían otras cosas, siendo simples amigos con derecho, nada más. Por lo que, siendo amigos con derechos, Yoongi podía estar con Namjoon sin sentirse culpable.

Pensó que, si Yoongi hacía eso, ¿por qué él no podía? (Por supuesto, también lo hacía para ponerlo celoso, sabiendo que eso no estaba bien y se avergonzaba mucho por haber actuado de esa forma). Aunque a veces no podía evitarlo. Hoseok se consideró gran parte de su vida heterosexual, sintiendo siempre atracción por las chicas. A fin de cuentas, ¿no se enamoró de Yoonji?

Así que, sí, Hoseok se quedaba mirando a las chicas si había una que encontraba bonita, importándole poco si Yoongi estaba a su lado. Todo era demasiado complicado para él, la verdad.

Y Yoongi se enojaba tanto con él cuando hacía eso...

Te gusta, ¿no? —le decía con la voz teñida de rabia—. Te gustan las chicas y te calientas con ellas, ¿no, Hoseok?

¿De qué estás hablando?

Eres un cerdo asqueroso —seguía provocando él—, ¿crees que no lo noto? Les miras el culo y las tetas, Hoseok, ¿crees que soy idiota?

Vete a la mierda, Yoongi.

Por eso insistes en follar conmigo, porque todavía tengo un par de tetas y un coño en el que meter tu polla, imbécil.

Hoseok se enojó tanto con sus palabras que le cerró la puerta del cuarto en la cara, soltando también unas horribles palabras que empeoraron todo.

¡Anda, pues que Namjoon te folle, ni que tú me provocaras algo con tu experiencia de mierda!

Creyó que la pelea terminó en ese momento, pero no fue así. No, porque Yoongi fue a su cuarto esa misma noche con una expresión de piedra, usando unos jodidos pantalones oscuros y cortos, mostrando sus piernas delgadas y pálidas. Se subió sobre él, besándolo bruscamente, comenzando a mecer sus caderas, y Hoseok no quería detenerlo porque sintió cómo se endurecía con esa visión. Con Yoongi sobre él, con su rostro colorado y su expresión nublada por el placer.

Lo agarró de la cintura, moviendo también su pelvis, embistiéndolo por sobre la ropa, y la mano de Yoongi le estaba acariciando de pronto.

En un par de segundos la boca del muchacho estaba alrededor de su pene, chupando, sus labios envueltos contra su glande.

—¿Te provoco? —preguntó Yoongi, con su cálido aliento golpeando su extensión—. ¿Te excito, Hoseok?

Cubrió su boca para ahogar los gemidos cuando Yoongi comenzó a mamársela.

Varios minutos después se corrió en su rostro, jadeando en voz baja, temblando, y pensó que eso estaba bien. Que su lugar era junto a él, y el lugar de Yoongi era a su lado, los dos siendo inseparables.

Quiero masturbarte.

Pero lo arruinó, por supuesto, al decir aquello sin pensarlo.

Yoongi lo miró y Hoseok trató de no sentirse intimidado ante la molestia del chico. El momento de calentura pareció desaparecer.

No —dijo Yoongi, poniéndose de pie—, no estoy listo para eso.

Hoseok apretó sus labios en una mueca enfurecida.

Déjame masturbarte —insistió, agarrándolo del brazo.

Yoongi se enfureció ante ese toque, echándose hacia atrás. Todo era obscenamente extraño porque Yoongi todavía tenía rastros de su corrida en su rostro, pero no había algo de gracioso en aquella situación.

He dicho que no —espetó Yoongi—, déjalo, ¿quieres?

¿Por qué no? ―gruñó con evidente molestia―. Es sólo meterte dedos, ¿no es así?

Yoongi lo empujó, con su rostro deformado por la ira.

No quiero que tus jodidos dedos me toquen ―escupió Yoongi sin pensarlo demasiado.

En el fondo, Hoseok sabía que no se refería necesariamente a él, sino al hecho de que Yoongi tenía que conocer su propio cuerpo primero antes que permitir que otros lo hicieran, pero bajo ese contexto, con tantas discusiones entre ellos, lo tomó de otra forma.

¿No? Ya sé ―espetó Hoseok―, quieres que los dedos de Namjoon te follen, ¿cierto?

La expresión de Yoongi era un poema.

Vete a la mierda, Hoseok, ¡me tienes harto!

¡¿Yo te tengo harto?! ¡No eres más que un jodido mentiroso, Yoongi!

¿Mentiroso? ¡Yo, al menos, no ando mirando a chicas con deseo, cerdo asqueroso!

¡Jódete, Yoongi!

Luego de eso estuvieron sin hablarse una semana, y cuando ambos decidieron conversar una vez más, llegaron a la conclusión de que era mejor terminar. Aunque Hoseok se sintiera mal y le hubiera pedido perdón por lo que dijo, sabía que era lo mejor. La expresión de Yoongi decía que también creía que era la solución, porque si continuaban, sabían que su relación seguiría deteriorándose, y al final, puede que ni siquiera pudieran ser amigos.

No cerró por completo la puerta del cuarto, sus ojos posados en el cuerpo de Jihyo, pero siguió escuchando las risas bajas provenientes del comedor.

―Iré a dormir ―bostezó Namjoon―, ¿vas a tu habitación o te colarás en la mía otra vez?

Un instante de silencio.

―Iré a la tuya, pero primero quiero fumar algo ―respondió Yoongi―, ve a dormir, te alcanzo en unos minutos.

Hoseok sintió a Namjoon caminando hacia su cuarto, y cuando se aseguró de que estaba completamente cerrado, volvió a salir. Una parte suya insistía en volver a la cama para acurrucarse contra Jihyo, dormir con ella y fingir que todo estaba bien, pero había otra que seguía tirando hacia Yoongi. Que siempre tiraba hacia él.

Entró al comedor, con la televisión ahora apagada, y vio, por la ventana del balcón, que el chico le daba la espalda. Recordó la cena de hace unas horas, su expresión algo incómoda en tanto Jihyo servía la comida y le hablaba, cambiando a alivio cuando Namjoon apareció.

Si era honesto, Hoseok también estaba algo quisquilloso por estar junto a él con Jihyo presente, sin embargo, su novia deseaba tener algo así con sus amigos desde hace mucho. Jihyo era... era un ángel, de verdad, era una chica muy increíble, que quería llevarse bien con todo el mundo y evitaba los conflictos, así que llevarse mal con Yoongi le provocaba algo de ansiedad y malestar a ella.

Y Hoseok no quería hacerla llorar, menos cuando Yoongi la trataba de una forma tan borde, como si la odiara, y eso le desconcertaba por completo, después de todo... ¿él no estaba con Namjoon?

Todo se le hacía muy confuso a Hoseok en ese instante, de verdad, en especial porque no debía estar allí. Debía estar en su cuarto, abrazando a Jihyo, dejando que su novia se recostara contra él, y seguir adelante.

Pero las cosas nunca fueron sencillas. Nunca lo habían sido.

Así que caminó hacia el balcón y salió. Yoongi se giró, sus ojos quedándose en el rostro del más alto, el cigarrillo a medio consumir en su boca.

Hoseok detestaba el olor, sin embargo, Yoongi empezó a fumar para tratar de controlar su ansiedad. Era eso, o rascar sus brazos de forma incansable hasta dejárselos enrojecidos, o morder sus uñas sin descanso alguno.

―¿Hobi? ―preguntó Yoongi, su voz baja mientras se envolvía más en su abrigo por el frío―. ¿Pasa algo?

Se encogió de hombros, tratando de restarle importancia, aunque pensó brevemente que llevaba mucho tiempo sin estar a solas con él.

―No, es sólo que me levanté y te vi aquí y... ―hizo un gesto―. ¿Me das?

No sabía por qué lo dijo, por qué quería fumar cuando nunca lo hizo antes, pero se sentía algo torpe y tonto allí, de pie ante Yoongi.

El más bajo frunció el ceño.

―Tú no fumas.

―Eso no lo sabes.

Yoongi enarcó una ceja, ofreciéndole el cigarrillo, con una expresión casi petulante en su rostro, y Hoseok lo sostuvo con torpeza. Al acercarlo a su boca, sintió asco por el repentino olor. Los labios de Yoongi se contrajeron al tratar de contener una sonrisa.

―No es necesario que lo hagas, Seok ―le dijo Yoongi―, nunca te ha gustado el cigarrillo, entonces... ―Yoongi dejó de hablar cuando Hoseok apagó el cigarro contra la verja del balcón―. ¿Qué mierda? ―farfulló entonces, atónito.

―No deberías fumar ―le dijo Hoseok con dureza―, te hace mal.

El más bajo soltó un chasquido, incrédulo al escucharlo hablar, y se volvió a girar, pero ahora para no mirarlo. Hoseok notó que estaba poniéndose ansioso al verlo apretar y cerrar sus manos en puños repetidas veces, estirando sus dedos, moviendo sus muñecas. Ese último tiempo aprendió a leer todas las expresiones de Yoongi con una reveladora facilidad, reconociendo inmediatamente cuando las cosas no iban bien para él.

―Gracias por cenar con nosotros ―le dijo, llamando su atención―, hace mucho no lo hacías ―una pequeña pausa―. Y gracias por ser amable con Jihyo.

―Es una buena persona ―espetó Yoongi.

―Pero no te cae bien ―replicó Hoseok.

Yoongi murmuró una maldición por lo bajo.

―Jihyo es simpática, agradable y graciosa ―le dijo Yoongi, y Hoseok notó el enojo en su voz―, claro que me cae bien.

―No tienes que mentirme ―insistió Hoseok―, la detestas.

Yoongi no habló enseguida, decidió tomarse su tiempo para responder, tratando de buscar las palabras correctas para ese momento. Para ese instante.

―No la detesto ―dijo, con su voz más estable ahora, menos iracunda―, ni la odio. Ambas son... son palabras muy fuertes, y Jihyo no me ha hecho nada, no tengo motivos... ―su tono pareció quebrarse un poco―. Es distinto. Ella... solo...

Hoseok tenía que permanecer callado, escuchándolo, sin embargo, llevaba tanto tiempo guardándose aquello, que lo soltó sin pensarlo demasiado.

―Así me sentía con Namjoon ―le escupió bruscamente, ganándose una mirada sorprendida del más bajo―, cuando te veía con él, me sentía como te sientes ahora. No lo odiaba, no lo detestaba, pero no podía estar a su lado, porque yo sabía lo que significaba que él estuviera allí.

El más pálido apretó sus labios, tratando de evitar hacer una mueca al escucharle hablar así.

―¿Saliste acaso para hacerme sentir más culpable o qué mierda, Hoseok? ―le preguntó, su voz gélida, su actitud crispada.

Para Hoseok, parecía un gato a punto de atacarlo, pero no iba a decírselo, pues seguramente se ganaría un golpe.

―Salí para decirte que deberías dejar de huir ―le dijo en apenas un murmullo―, este departamento es tu hogar, nos pertenece a los cuatro, y estoy harto de que te encierres en tu cuarto cada vez que Jihyo viene, estoy harto de que la trates mal y la hagas llorar ―Yoongi le miró, sorprendido―. Tú no sabes cuánto lloró ella cuando vino, preparó una cena para conocerte mejor y sólo la ignoraste para encerrarte en tu pieza.

Recordaba bien ese día: presentó a Jihyo sólo hace una semana como su novia, y la chica sugirió hacer una comida para llevarse mejor con ellos, así que Hoseok se aseguró días antes de que todos tendrían tiempo, al menos Lisa, Taehyung y Yoongi. La pareja de amigos le confirmó que iba, y sólo le consultó a Yoongi si llegaría temprano ese día, a lo que contestó que sí, pero no le dijo para qué.

Jihyo se esforzó mucho, de verdad que sí, en hacer una buena comida, y Yoongi llegó, la vio allí, y ella le dijo que podía sentarse a comer, que todo estaba listo. Sin embargo, Yoongi...

Yoongi miró la comida apáticamente, sus labios apretados en una línea fina.

No tengo hambre ―contestó, ignorando a sus amigos también y yendo a su cuarto.

Jihyo se contuvo en ese instante, pero una vez a solas, lloró contra su hombro por lo ocurrido.

Hoseok no entendía el comportamiento de Yoongi, ¿acaso no llegaron a un acuerdo de término mutuo? ¿Por qué actuaba de esa forma?

Pero más importante aún, ¿por qué una parte suya se alegraba de que Yoongi actuara de esa forma?

Qué patético era.

Yoongi parecía dispuesto a decir, aunque fue interrumpido a último minuto:

―¿Hobi?

Hoseok se volteó, viendo a Jihyo de pie bajo el marco del ventanal, frotando su ojo izquierdo con fuerza, con su expresión algo dormida y vistiendo su pijama que le quedaba enorme. Al mirar a Yoongi, observó que les estaba dando la espalda, con sus hombros tensos.

―¿Qué ocurre, Jihyo? ―preguntó.

La chica bostezó.

―Desperté y no estabas y hace frío ―susurró ella, su tono tímido―. Hola, Yoongi.

―Hola ―saludó el chico sin mirarla―, gracias por la cena. Estaba muy buena.

Jihyo sonrió.

―No fue nada, Yoongi ―le dijo, extendiendo su mano y agarrando la muñeca de Hoseok―, podríamos repetirlo cuando quieras.

Yoongi trató de sonreír, sus labios elevándose con debilidad.

―Por supuesto.

―Vamos a dormir, Seokie ―dijo Jihyo.

Hoseok asintió en automático, incapaz de mirar a Yoongi.

―Nos vemos, Yoon ―se despidió Hoseok.

Yoongi no contestó, y una vez quedó solo, sacó otro cigarrillo para controlar la pulsante ansiedad que estaba haciendo que sus ojos picaran y su garganta se apretara.

Los días siguieron pasando y procuró evitar el departamento la mayor cantidad de tiempo posible, aunque no tuvo que hacer mucho, porque el entrenamiento en la empresa le estaba exprimiendo a más no poder.

A la semana siguiente publicaron los puntajes de la breve composición que habían hecho: Yoongi obtuvo el segundo lugar, ya que Namjoon fue el primero, pero poco le importaba ya que no era una mala posición.

Así que estaba bien y estaba feliz, pues estaba demostrando de lo que era capaz.

―Necesitamos sus sobrenombres, si van a ocuparlos ―dijo Woobin, luego de publicar los resultados y de haber realizado una retroalimentación personal con cada uno, para exponer sus puntos buenos y malos―, así que vayan pensando en alguno.

Yoongi estuvo pensando todo el día en ello e incluso lo conversó con sus amigos esa tarde, cuando estaban comiendo, aprovechando que Hoseok salió con Jihyo.

―Deberías seguir usando tu nombre ―sugirió Lisa―, así todos van a conocerte por eso.

Mordió su labio inferior, meditabundo.

―¡O una letra! ¡Yo me pondría V! ―sugirió Taehyung.

―¿Por qué V? ―preguntó Namjoon.

―Porque es fácil de pronunciar y recordar, tiene que ser algo sencillo que quede en la memoria de todos y llame la atención ―explicó Taehyung.

―Como el nombre de un perro ―dijo Lisa.

Taehyung sonrió.

―Algo así.

Namjoon también puso expresión pensativa al oír las palabras del menor.

―Piensa en algo que te guste ―sugirió Lisa, observando a Yoongi.

―Me gusta dormir ―dijo con desánimo―, pero no creo que pueda sacar algo de eso. Y el básquetbol y–

Se vio interrumpido cuando la puerta del departamento se abrió y Hoseok entró, aunque estaba sin compañía alguna. Observó a las cuatro personas sentadas en el pequeño living-comedor, algo atónito.

―¿Ocurre algo? ―preguntó, dejando su abrigo colgado.

―Estamos pensando en sobrenombres artísticos ―contó Taehyung―, para Yoongi y Namjoon.

Hoseok, tranquilamente, sacó una silla de la mesa y se unió al pequeño círculo, sin apuro alguno en ir a su cuarto.

―¿Qué posición tenías en el básquetbol? ―preguntó Namjoon, volviendo su atención a Yoongi.

Yoongi se encogió de hombros.

―No jugaba mucho porque mamá no me dejaba, ya sabes ―le dijo el más bajo―, no creo que...

―Escolta ―contestó Hoseok como si nada, llamando la atención de todo el mundo―, jugabas allí, ¿no es así?

Recordó, fugazmente, que cuando tenían diez años ambos entraron al club de básquetbol por petición de Yoongi. A Hoseok no le gustaba mucho aquel juego, pero para pasar tiempo con el chico aceptó, así que lograron convencer a su mamá de que le diera permiso.

Fueron buenos años para el más bajo, hasta que llegó su primer período y su mamá le dijo que ya no iría más, porque ahora era una señorita así que no podía jugar aquel deporte tan brusco para ella.

Mordió el interior de su mejilla.

―En inglés, Escolta es Shooting Guard ―dijo Namjoon de pronto.

Yoongi frunció el ceño, confundido.

―¿Sugieres algo como Shooting? ―preguntó.

Namjoon sonrió.

―Las siglas de Shooting Guard es SG ―comentó―, y hace tiempo me habías dicho que Suga sería un buen sobrenombre, ¿no?

El más bajo observó a Namjoon, que le contemplaba con una sonrisa de diversión.

―¿Estás sugiriendo SG? ―farfulló.

―Pues Suga suena genial ―dijo Hoseok, llamando su atención, con su expresión tranquila―, como Escolta, tu misión era ser defensor, ¿no? Y proteger al grupo en todo el partido. Eres el Shooting Guard, pero Suga suena mucho mejor, y te encargas de componer para ayudar al resto también ―Hoseok, de pronto, se calló―. O... bueno, eso suena... mmm... podría ser si tú quieres...

―Suga ―repitió Yoongi, sonriendo―, tienes razón, suena genial.

―¡Saluden a Suga, dios del rap! ―dijo Taehyung.

Yoongi se rió, negando con la cabeza, repitiendo el sobrenombre en su mente, y luego se volteó hacia Namjoon, que sonreía también.

―¿Y tú, Nam? ―preguntó.

El aludido se encogió de hombros.

―Todavía lo estoy pensando, pero ya veremos ―dijo con calma.

Yoongi observó a Hoseok, que le miraba con una sonrisa tímida, y pensó en lo mucho que echó de menos tener esos momentos así, con sus amigos, solo ellos y sin nadie extraño metido allí.

Peligroso, pensó, porque sabía que no debía vivir en una burbuja, pero confortable, al menos en ese instante.

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro