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(Noviembre, 2021)

Los reflectores y estroboscopios del club se mueven por todas partes y parpadean rápidamente hasta cambiar a un tono púrpura neón que brillan sobre el escenario y sobre su rostro. Yeonjun cubre su cara con una mano y entrecierra los ojos cuando las luces resplandecen frente a él al momento de bajar las escaleras traseras de la tarima, son viejas y crujen bajo el peso de los miembros de la banda al abandonar el escenario después de dar su última presentación de la noche.

Las primeras notas de la canción de la siguiente banda en el escenario retumban desde los enormes parlantes colgados del techo del club con pesadas cadenas un tanto oxidadas que son sorprendentemente bastante estables, aunque de cualquier forma, nadie parece reparar en el hecho de que podrían ser aplastados por una en cualquier momento.

La música y las voces del público resuenan con fuerza, tanto que incluso Yeonjun puede sentir las vibraciones viajar desde las plantas de sus pies hasta su pecho, y de cierta forma, le es tan familiar que ni siquiera parece darse cuenta que su cuerpo se mueve al ritmo de la música mientras atraviesa el océano de personas sudorosas que se aprietan y sacuden sincronizadas con el ritmo que marca la batería y el bajo.

Los miembros de la banda se dispersan por el club en vez de volver al camerino, Yeonjun observa a la vocalista y la bajista, Kazuha y Yunjin, dirigirse juntas hacia una de las salidas de emergencia que da al callejón trasero donde los músicos y el personal suelen ir a fumar, sus cabelleras desaliñadas se pegan a sus rostros sudorosos y el maquillaje corrido, mientras que ambas charlan animadamente, intercambiando sonrisas coquetas y miradas intensas de a ratos. Sin embargo, el baterista va en dirección contraria, adentrándose y desapareciendo entre todos los demás, probablemente tratando de evitarlo y huir hacia los camerinos al fondo del enorme club. Yeonjun chasquea la lengua y frunce el ceño poco complacido y comenzando a sentirse un tanto irritado por la actitud evasiva del rubio.

Asi que se abre paso entre la multitud; algunas seguidoras lo reconocen y se acercan para charlar con él de forma coqueta pero Yeonjun no se entretiene charlando con ellas por mucho más que sólo unos cuantos segundos, les dedica un saludo rápido y una sonrisa perezosa pero pícara, para luego estirar el cuello y pasear sus ojos sobre el mar de cabezas hasta que finalmente encuentra esa particular mata de cabello rubio pálido y cenizo.

Es difícil perderlo de vista, así que Yeonjun lo sigue de cerca, observando al chico esquivar y escabullirse entre los cuerpos húmedos y pegajosos con agilidad como la de una serpiente, hasta que finalmente desaparece detrás de una puerta, seguramente pensando que se ha salido con la suya y no nadie lo ha notado mientras desaparece de la escena.

Yeonjun no tarda mucho en seguirlo al interior, no obstante, cuando cierra la puerta detrás de él no hay rastro del baterista en la habitación, No hay muchos lugares dónde esconderse en el pequeño y hediondo camerino, así que está a punto de convencerse de qué tal vez se ha equivocado de persona o se ha tratado de sólo una ilusión —de aquellas que recientemente ha comenzado a tener, y que, en definitiva, no le agradan mucho porque le hacen sentir que ha perdido la cabeza—, hasta que finalmente escucha un murmullo que proviene del baño, un ruido que resulta ser apenas audible debido al eco de la música del exterior que logra atravesar incluso las paredes del camerino.

—¿Evitándome? —es lo primero que dice apenas abre la angosta y vieja puerta de aluminio desgastado y opaco del baño, encontrándose con un chico cansado y sudoroso recargado contra el borde del lavabo que está comenzando a enrollar el pedacito de papel grisáceo relleno de marihuana. Sus utensilios, un moledor y una bolsita con pedazos secos de hierba, desparramados sobre la superficie del viejo lavamanos.

—Esperaba que tardaras más en aparecer, al menos lo suficiente para dejar que esto hiciera efecto, porque definitivamente hoy no estoy de humor para charlar contigo... al menos no estando sobrio y en mis cinco sentidos —responde entre dientes, rodando los ojos con desinterés e ignorando a propósito la presencia de Yeonjun mientras éste se acerca a él con paso ligero, hasta que finalmente se detiene frente a su cuerpo, a tan sólo unos cuantos pasos de distancia—. Pero al parecer, lo único que sabes hacer es seguirme como un cachorro, bastante patético para un alfa de tu rango ¿no crees?

Choi Soobin, la persona que más detesta en el mundo, es de hecho, la única que puede decirle ese tipo de cosas y salir invicta, sin ningún rasguño. En cualquier otro caso y si se tratara de cualquier otro sujeto, Yeonjun no hubiese dudado ni un sólo segundo en lanzarse a él con una avalancha de golpes que pusieran en su lugar a quien sea que se atreviese a insultarlo así... pero se trata de Soobin, y jamás se atrevería a hacerle daño por mucho que se odien y detesten. Así que Yeonjun, en vez de lanzar un golpe directo a su precioso y malditamente encantador rostro, simplemente se ríe con descaro mientras mete la mano en el bolsillo delantero de sus pantalones de cuero, sacando un artefacto de este y luego inclinándose lo suficiente para invadir los primeros centímetros de espacio personal del otro.

—Tenemos que hablar —responde a su vez, ignorando el último comentario del chico, y acercando su encendedor para quemar con la llama azulada que desprende el pequeño aparato, la punta del porro que ahora el rubio sostiene entre sus labios con una media sonrisa perezosa y socarrona, llena de fastidio contenido.

—Honestamente no tengo ganas de hablar de lo que sea que ahora te moleste, pero supongo que no hay forma en que pueda detenerte, así que adelante —masculla Soobin una vez termina de darle una calada profunda al porro. Con cada palabra que dice, el humo abandona sus pulmones a través de su boca y fosas nasales, y flota a su alrededor, ocultándolo tras una nube grisácea y densa.

Yeonjun inspira un poco del humo al rededor de ellos antes de hablar, totalmente serio y con la paciencia muy bien medida.

—¿Hasta cuando seguirás evitándome? —es su acusación y esta parece tomar totalmente por sorpresa al rubio, pues se detiene antes de darle otra calada a su porro, parpadeando perplejo ante la declaración del azabache.

—¿Evitándote? —es lo único que Soobin atina a decir por lo bajo, casi incrédulo.

—No finjas inocencia ahora, Choi Soobin —Yeonjun imputa de mala gana, una vez más, a punto de perder los estribos por la actitud distante del baterista— No respondes mis mensajes, no me hablas al menos que estemos en los ensayos, apenas te veo en el departamento y, como si no pudiese ser más obvio, tampoco hemos tenido sexo en semanas...

Por unos segundos Soobin se queda en completo silencio, simplemente observando al pelinegro con ojos dilatados y cristalinos, el porro quemándose entre sus dientes mientras tanto. El olor particular de la marihuana quemada se funde con la esencia natural de Soobin, un aroma a té verde y sándalo que poco a poco comienza a amargase con notas de ira en ella.

— Eres un maldito imbécil —masculla finalmente, escupiendo las palabras en medio de una risa seca y airada, su mandíbula tensa y una expresión que sólo puede reflejar el enfado que le invade en ese instante.

Es usual que Soobin tiente su paciencia de vez en cuando... en realidad, muy seguido. Pero siempre lo hace cuando están fuera del escenario, en su día a día, es así como su relación funciona. Se odian y pelean, lo que los lleva a situaciones ciertamente más comprometedoras, de las cuales ninguno podría negar que han disfrutado más de una sola vez.

Pero justo ahora, Yeonjun puede sentir el autentico disgusto en cada palabra que Soobin dice, puede sentirlo en su aroma y feromonas, en la forma en la que lo mira con ojos carentes de cualquier calidez que antes poseían, entre sus espesas pestañas que parecen humedecidas, y le sonríe fríamente. Aunque sabe no debería importarle, no puede evitar sentir que el enojo de Soobin no sólo se trata de su típica enemistad a la que ya se han acostumbrado, sino de algo que hizo y ahora no puede deshacer.

—¿Cuál es tu maldito problema? —termina soltando, exasperado por toda la situación y la actitud tajante de Soobin.

¡Tú! Tú eres mi maldito problema, Yeonjun —él también explota, dando un paso hacia adelante e invadiendo por completo el espacio personal del pelinegro, su dedo índice clavándose en su pecho de forma acusatoria, escrutando aquella maraña de sentimientos dentro de él y haciendo a su corazón punzar debido a una inexplicable mezcla de culpa, remordimiento y frustración— ¡Eres tú y toda tu mierda lo que estoy tratando de evitar!

Yeonjun sabe que ha estado preguntando durante semanas, exigiendo escuchar la verdad detrás del repentino distanciamiento de Soobin durante tanto tiempo, y han sido largos días sin saber en qué se equivocó exactamente. Pero en este momento, después de contemplar el arrebato de Soobin, no puede evitar quedarse enmudecido, perplejo por todas sus palabras pronunciadas con profundo resentimiento, tan profundo que le es difícil no sentir que su estómago cae hasta sus pies.

—¿Qué? Ahora estás actuando todo sorprendido, ¿en serio? Supongo que esa no es la respuesta que esperabas ¿eh? Bueno, pues no lo siento en absoluto —Soobin escupe amargamente, hurgando más y más en su pecho— Escucha, no puedes pretender ser el ofendido ahora, Choi Yeonjun. No después de todas las malditas estupideces por las que me has hecho pasar últimamente.

Soobin da otro paso más cerca, como si no fuera imposible para ellos acercarse más en ese estrecho y maloliente baño, continua hundiendo su dedo contra él, lo suficientemente fuerte como para hacerlo tropezar por un segundo.

—Definitivamente no tienes derecho a sentirte ofendido ahora, ni un poco. No después de que me usaste como tu puerta de escape, como el cuerpo para llenar un espacio vacío, un lugar que ni siquiera fue mío en primer lugar, y sabías bien que nunca iba a lograr obtener —Soobin lo agarra por el cuello de su camiseta sin mangas y aprieta la tela de algodón negro con fuerza, sus ojos fijos en los de Yeonjun mientras su aroma agridulce se esparce por cada esquina de aquella pequeña habitación y se mezcla con el olor a hierba quemada. Yeonjun inspira hondo e inmediatamente se da cuenta de que fue una mala idea, porque de inmediato su corazón comienza a latir más rápido dentro de su caja torácica, y su sangre comienza a hervir en sus venas— Estoy jodidamente cansado de ser el reemplazo de alguien que no puedes tener. He terminado contigo, así que... detengámonos.

En algún momento, las manos de Yeonjun habían encontrado el camino hacia la cintura ceñida del otro y sus ojos atentos a la forma en que los labios de Soobin se mueven al hablar. Pero cuando vuelve a alzar la mirada, encuentra con el rostro de Soobin sonrojado, las esquinas de sus ojos enrojecidas y ligeramente humedecidas, sus pupilas tan dilatadas que oscurecen sus ojos color avellana.

Tal vez la hierba está comenzando a hacer efecto, o podrían ser las feromonas que el cuerpo de Soobin está liberando en ese momento. Quizá sea una mezcla de ambos.

— Detengamos esto ahora —murmura Soobin por lo bajo, tirando de la tela y empujándolo una vez más contra la pared contraria.

Yeonjun aprieta la mandíbula mientras un gruñido bajo retumba en la parte inferior de su pecho como respuesta al duro mal manejo de las manos de Soobin, acompañado de las notas de excitación en su aroma.

—Detengámo... —las palabras mueren en los suaves labios de Soobin cuando Yeonjun presiona los suyos contra su boca, robándole un sonido de sorpresa al alfa.

Yeonjun no sabe quién se mueve primero, pero de repente no existe ni un centímetro de distancia entre ellos. Por un momento se olvidan de que están en medio de una discusión, y los brazos de Yeonjun se cierran alrededor del cuerpo de Soobin, y las manos del contrario están sosteniendo su rostro cerca, presionando sus labios juntos, robandole el aliento. Soobin tira del labio inferior con sus dientes, succionando un poco para escuchar a Yeonjun gemir y luego atrapando sus labios nuevamente con los suyos. El beso es desesperado y se hace más necesitado rápidamente, como si hubiesen estado conteniendo el deseo del uno por el otro durante demasiado tiempo. Por tanto tiempo que ahora todo se desborda, la excitación aflorando desde sus poros, el sudor en sus cienes resbalando lentamente y gruñidos de placer ahogándose entre sus bocas.

Yeonjun desliza sus manos por aquella estrecha cintura, para tocar ese trasero regordete sobre sus vaqueros rasgados y ajustados, amasando el músculo maleable, y obteniendo un profundo gemido de Soobin a cambio. Siente el suave toque de la punta de la lengua de Soobin jugando tímidamente con su labio inferior, por lo que separa los labios y deja que el rubio explore dentro de su boca todo lo que desee. Su aliento cálido lo hace sentir a punto de estallar y cuando la punta del húmedo músculo acaricia el punto sensible en su paladar, detrás de sus dientes frontales, Yeonjun suelta un suspiro profundo, casi de alivio y definitivamente de placer.

Baja un poco más las manos, acariciando la parte trasera de sus muslos antes de agarrarlos con las palmas abiertas y apretarlos ligeramente, y pronto, Soobin entiende lo que él quiere, así que suelta la camiseta de Yeonjun y coloca las manos detrás de sí mismo, sosteniéndose del borde del lavabo para mantener el equilibrio mientras Yeonjun lo levanta y posiciona encima de este. La sensación de la superficie fría debajo de su trasero envía escalofríos por su columna.

Yeonjun se coloca entre sus piernas abiertas, con sus manos subiendo y bajando por sus muslos, y sus dedos tatuados escabulléndose dentro de las rasgaduras en la áspera tela de mezclilla. Su toque cálido y áspero —debido a los callos permanentes en la punta de sus dedos, producto de las cuerdas de su guitarra— hace que la piel de Soobin se sienta como si estuviera ardiendo, como si las yemas de los dedos de Yeonjun dejaran un rastro de fuego a su paso, incluso sobre la tela de sus jeans. El pelinegro presiona sus cuerpos juntos, tan cerca que puede sentir el corazón de Soobin latiendo cada vez más apresurado en su pecho, y el bulto dentro de sus pantalones palpitando contra su propia entrepierna.

Mientras se besan, Yeonjun empuja su pelvis hacia arriba, justo contra la entrepierna de Soobin, y este se estremece. Luego, éste hace pequeños movimientos circulares contra el frente de Yeonjun, simplemente haciendo lo que se siente bien para su cuerpo, siguiendo su instinto.

—¿Te gusta?  —Yeonjun le susurra al oído.

Soobin deja escapar un gemido entrecortado y se adelanta a besar a Yeonjun mientras se frota contra su cuerpo. Es él quien marca el ritmo y compás, justo como el buen baterista que es, y Yeonjun está más que complacido de seguirlo. Soobin deja escapar pequeños jadeos, sosteniéndose de Yeonjun hasta que este mete las manos debajo de su camisa, tocando la piel desnuda de su cadera y abdomen, y el rubio sisea.

—Soobin —exhala Yeonjun contra su cuello, su aliento ibio y húmedo calentando la piel sensible y sonrojada del cuello de Soobin—, quiero probarte.

No es una pregunta, pero Soobin todavía asiente, dándole permiso para separarse. Yeonjun da un paso atrás, su cuerpo inmediatamente extraña el calor del cuerpo del otro pero lo ignora y, en cambio, se deja caer sobre sus rodillas para estar al mismo nivel que la entrepierna de Soobin, que se ha bajado del lavabo. Ninguno de los dos rompe el contacto visual mientras los dedos de Yeonjun buscan a tientas y luchan por bajar la cremallera de los jeans de Soobin.

I love you so much that I hate you. Right now, it's so hard to blame you. (Te amo tanto que te odio. Justo ahora, es tan difícil culparte).

Yeonjun escucha la dulce voz del vocalista cantar en el escenario, la música amortiguada por las paredes, el murmullo de la gente en el club y las respiraciones pesadas dentro del diminuto baño.

'Cause you're so damn beautiful. You're so damn beautiful. (Porque eres tan malditamente hermoso. Eres tan malditamente hermoso).

Es una vista maravillosa. Soobin se ve realmente hermoso debajo de la vieja lampara de neón de un tono azulado y parpadeante que cuelga del techo;  unos mechones rubios de su largo cabello desordenado caen y se pegan a su frente sudorosa, sus mejillas sonrosadas y labios hinchados de tanto besar, ligeramente separados en un débil intento de recuperar el aliento. Sus ojos chocolate oscuro se clavan en los de Yeonjun, dilatados por el deseo, y que se niegan a apartar la mirada pero termina cerrándolos con fuerza cuando de repente siente el cálido aliento de Yeonjun sobre su miembro.

Un gruñido profundo retumba desde el fondo de su pecho cuando el pelinegro roza tentativamente sus labios contra la punta de su miembro rosado y palpitante. Yeonjun lo agarra por la base y le deja un pequeño beso húmedo en la cabeza, que ya está goteando líquido preseminal, y a Soobin se le escapa un gemido entrecortado, dejando caer su cabeza hacia atrás.

Los ojos de Yeonjun están puestos en Soobin cuando toma todo de él dentro de su boca, algo que tuvo que intentar un par de veces antes de lograr hacerlo correctamente. Aplana su lengua sobre la longitud de Soobin y no espera ni un momento para ahuecar sus mejillas y succionar, llevándolo tan profundo como puede. Yeonjun ha aprendido que a Soobin le gusta cuando hace eso y en este momento gime por lo bajo antes de tomar un puñado de mechones negros y torcer el cabello de Yeonjun con una fuerza. Yeonjun chupa la punta un par de veces, mirando arriba, hacia el otro alfa, para captar la forma en que cierra los ojos y abre la boca para dejar escapar un gemido silencioso.

Yeonjun lame la cabeza del miembro de Soobin una vez más antes de volver a llevársela toda a la boca. Comienza a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo, y Soobin mueve las caderas una vez, pero se controla poco después, conteniéndose de follar la boca de Yeonjun. En cambio, tira de su cabello cada vez que su miembro golpea la parte posterior de la garganta de Yeonjun. Con el tiempo, Soobin también ha aprendido que a Yeonjun le gusta ser tratado con necesidad, sabe que a Yeonjun le gusta sentir que su pareja lo necesita.

Yeonjun gime alrededor de la longitud de Soobin y las vibraciones deben sentirse mucho más que bien porque el rubio deja escapar una maldición entrecortada entre dientes. Soobin está tratando de no mirar a Yeonjun y este lo sabe. Se retira para respirar y lame el líquido preseminal que ya se está formando en la cabeza. Yeonjun quiere todo de él.

—Mírame —ordena con voz ronca, y Soobin lo hace; lo mira mientras Yeonjun mueve su cabeza de arriba a abajo sobre él, tomándolo en su boca.

Soobin se muerde el labio inferior y frunce el ceño en una expresión de puro placer y excitación, y Yeonjun tiene que admitir que ha pasado mucho tiempo desde que encontró a alguien tan jodidamente bueno como el alfa rubio.

Animado por los suaves gemidos de Soobin y su dulce aroma que llena el cuarto de baño, Yeonjun se separa de su miembro con un hilo de saliva que se escurre, lo sostiene por la base y acaricia su longitud lentamente mientras se mueve hacia abajo para lamer ese punto dulce entre su miembro y sus testículos, succionando ligeramente la piel suave y tersa.

Soobin deja escapar un gritito ahogado y trata de apretar sus piernas temblorosas, pero Yeonjun lo detiene empujando sus piernas con sus anchos hombros. De repente siente un ardor bastante bueno en el cuero cabelludo, cuando Soobin retuerce un puñado de su cabello bruscamente, tratando de alejarlo por puro reflejo pero al mismo tiempo, alzando sus caderas inconscientemente, su cuerpo buscando más de esa sensación electrizante.

—Sabes tan bien, tan dulce —Yeonjun ronronea muy bajo, su voz profunda enviando vibraciones por todo el cuerpo del otro, haciéndolo temblar cuando deja besos húmedos en la base de su longitud.

—Maldita sea, ven aquí —atina a decir Soobin con la voz entrecortada y sin aliento— Ven aquí.

—¿Qué quieres, Soobin? —susurra, su voz es ronca, su mandíbula un poco dolorida.

—Ven aquí, quiero tocarte también.

Yeonjun obedece, por lo que deja un último beso húmedo en la cabeza sonrojada y luego se levanta por completo. Antes de que se dé cuenta, Soobin ya se ha abalanzado sobre su rostro y lo besa fuerte, húmedo y hambriento. Abriendo la boca y ofreciéndose a Yeonjun por completo.

Su beso es desastroso y ruidoso, los sonidos húmedos de sus labios y lenguas danzando entre sí llenan el baño, y en el fondo se puede escuchar a la banda y la multitud cantando al unísono.

Every time that you say you're gonna leave, that's when you get the very best of me. You know we need it like the air we breathe. Air we breathe, yeah. (Cada vez que dices que te vas a ir, es cuando sacas lo peor de mí. Sabes que lo necesitamos como el aire que respiramos. Aire que respiramos, sí).

El aliento de Yeonjun se mezcla con el de Soobin, mientras el rubio baja la cremallera de sus pantalones de cuero. Y su respiración se entrecorta cuando siente el toque frío de las yemas de los dedos de Soobin acariciando la punta de su dura erección.

Pero en lugar de agarrarlo y acariciarlo, desliza sus manos por debajo de su camisa. Un gruñido bajo sale de la garganta de Yeonjun cuando siente las manos de Soobin en su pecho arrastrándose hasta su estómago.

—Quítate esto —exige en un murmuro suave y profundo cerca de su oído, sus dientes mordisqueando juguetonamente el lóbulo de su oreja.

Yeonjun logra deshacerse de su camiseta negra sin mangas en cuestión de segundos, arrojándola dentro del fregadero. Las manos de Soobin se deslizan por su pecho y abdomen, disfrutando de la firmeza de los músculos bajo sus dedos.

—¿Tienes condones contigo? —Soobin pregunta antes de que sus manos puedan llegar más lejos.

Yeonjun se detiene por un minuto y se maldice en su cabeza por no volver a llenar su billetera con condones. A decir verdad, a su billetera le han faltado condones desde que él y Soobin dejaron de follar hace unas semanas, pero por supuesto no lo admitiría en voz alta.

—Se me acabaron —miente, mirando a Soobin de forma expectante, de alguna forma esperando una reacción negativa. Pero no hay ningún arranque de celos por su parte, el rubio sólo asiente una vez y habla con calma.

—Yo también. Usé el último anoche.

Yeonjun parpadea, incapaz de evitar que sus pensamientos se llenen de celos. Se pregunta quién podría ser la persona que Soobin folló anoche, y también se pregunta si le gustó más que él. Tal vez por eso Soobin dejó de insinuarse en medio de los ensayos y de aparecer en su habitación en medio de la noche, después de emborracharse con vino barato que conseguía en la tienda de conveniencia debajo de su apartamento.

Antes de que Yeonjun pueda decir algo más sobre el tema, un gemido ahogado sale de sus labios cuando, espontáneamente, Soobin lo sostiene por la base y gira sus caderas para alinear sus miembros. No puede articular ni una palabra cuando Soobin comienza a bombearlos a ambos lentamente, y es tan jodidamente bueno que Yeonjun tiene que cerrar los ojos y morderse la lengua para no soltar un lloriqueo como el de un cachorro.

Yeonjun besa el cuello de Soobin, húmedo y más salvaje de lo que suele hacerlo. Tiene una mano en el bícep del mayor, y este lo siente tenso; tira de la camisa de Soobin bruscamente, maldiciendo a la tela por interponerse en su camino, y Soobin gira la cabeza hacia un lado, dándole más espacio. Yeonjun no deja de besar su piel cálida y sudorosa. Su nariz se arrastra por el cuello, bajando hasta su hombro, y luego de vuelta.

El pelinegro lame y mordisquea la piel suave y tibia de su cuello, justo cerca de su pulso latente, chupa y juega con los dientes como si fuera a dejar una marca de mordedura en Soobin. En respuesta, el rubio acelera el paso, bombeando más y más rápido de ambos. Levanta una rodilla, su muslo roza la cadera de Yeonjun y, por instinto, este agarra el muslo de Soobin y lo ancla alrededor de su cadera. Aprieta la carne y lame el cuello de Taehyung una vez más, saboreando las sal del sudor e inhalando su delicado y dulce aroma.

— Ah, Yeonjun —Soobin deja escapar un suave gemido al sentir al pelinegro dejando húmedos besos, sus dientes comienzan a presionar contra el sonrojado cuello— Yeonjun, muerde... —murmura, pero Yeonjun lo escucha perfectamente.

Él se detiene abruptamente. Su mente, de pronto, le muestra cientos de imágenes de la noche en que se liaron por última vez en su apartamento, cosas que no recordaba antes. Luego, su propia marca de mordedura palpita ligeramente, aunque en su mayor parte se ha desvanecido, Yeonjun todavía puede sentir que le duele, pero no tanto como le duele el pecho en este momento. Puede sentir su corazón estrujarse y caer hasta su estómago, como una plasta gélida y viscosa que hace a sus intestinos retorcer, cuando un recuerdo de esa noche llega de golpe.

No eres tú quien quiero reclamar.

Su cuerpo e instintos le piden que reclame a Soobin con una marca, pero su corazón y su alma todavía están en conflicto y confundidos. Sale de su trance cuando escucha un sollozo ahogado proveniente de Soobin, y rápidamente mira hacia arriba sólo para encontrar a Soobin mirando hacia otro lado, con lágrimas acumulándose en el borde de sus ojos tristes y el dorso de su mano cubriendo su boca como si esto fuera a devolver aquel sonido a su interior. Su olor se ha vuelto agrio, las notas de tristeza e ira aparecen de nuevo e inundan sus fosas nasales como veneno.

Is it easier to stay? Is it easier to go? I don't wanna know, oh! (¿Es más fácil quedarme?¿Es más fácil irme? No quiero saber, ¡oh!).

La música lejana del exterior de repente es ensordecedora para los oídos de Yeonjun, casi tan fuerte como los latidos de su corazón adolorido. Yeonjun parpadea confundido, incapaz de decir una palabra. Sólo da un paso atrás torpemente cuando Soobin lo empuja lejos, y observa cómo el rubio se aleja de él.

But I know that I'm never, ever gonna change and you know you don't want it any other way. (Pero sé que nunca, nunca voy a cambiar y sabes que no lo quieres de otra manera).

—Tomemos oficialmente esto como nuestra última vez juntos —murmura subiéndose el cierre de los pantalones de un sólo tirón y luego tomando el porro de hierba olvidado hace mucho tiempo, para fumarlo de nuevo.

—Soobin...

Yeonjun finalmente intenta acercase a él, pero Soobin ya está parado en la salida con la mano en el pomo de la puerta. No le devuelve la mirada cuando habla con frialdad.

—No volveré a casa esta noche, así que no me esperes despierto.









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(Febrero, 2016)

El último día de clases antes de las vacaciones de verano, Soobin camina por los pasillos de la escuela, sintiendo una mezcla de ansiedad y anticipación. El sol brilla fuera de las ventanas, bañando el pasillo en una luz cálida que parece prometer aventuras sin fin.

Había llegado a Seúl ese mismo año, dejando atrás su ciudad natal y todo lo que había conocido. Se había transferido a esta nueva escuela para su último año de preparatoria, y una de las primeras personas que conoció fue Yunjin, una chica alfa amigable y verdaderamente apasionada por la música.

Desde que se unió al club de música, a principios del ciclo escolar, Yunjin le había estado rogando que se uniera a su banda. No había estado seguro al principio, sobre todo porque conocía el motivo principal por el que Yunjin quería formar la banda— No se trataba del todo de su amor por la música, sino que era su enamoramiento por una chica del club de teatro lo que la había motivado a formar su propia banda, Kazuha, la chica de la que Yunjin estaba completamente flechada, le había comentado alguna vez que le gustaría formar parte de una banda de rock, y Yunjin, como la gran alfa que era, no podía pensar en otra cosa más que complacer a la linda omega. Soobin reconocía las buenas intenciones de Yunjin aunque no compartiera el sentimiento, sin embargo, con el tiempo y las habilidades de convencimiento de Yunjin, Soobin había terminado por aceptar. Ahora, el día ha llegado. Es el día en que la banda se formará oficialmente y elegirá su nombre. Soobin había aceptado unirse como baterista, aunque en el fondo tiene otros talentos que espera mostrar con el tiempo.

Al igual que él, todos los miembros de la banda están en su último año de secundaria. La escuela está llena de emoción y nerviosismo debido a las inminentes vacaciones de verano, sobre todo para todos los de su grado, siendo este su último año en este odioso lugar. Después de su última clase, Soobin se apresura hacia el aula de música, donde se supone que todos se reunirán.

Al abrir la puerta corrediza, se encuentra con el aula casi vacía, a excepción de un pequeño grupo de tres personas. El sol de la tarde baña el salón con una luz dorada que se filtra por las ventanas, creando un ambiente casi mágico. Las tres siluetas cerca del piano parecen iluminadas por un halo de calidez.

Yunjin, su amiga, está sentada con las piernas cruzadas sobre el piano forte. Su risa animada llena el aire mientras conversa animadamente con Kazuha, la vocalista principal. Kazuha, con su cabello largo y oscuro que cae en cascada sobre sus hombros, está tan absorta en la conversación que no nota cómo Yunjin juega de manera distraída con el borde de su falda de tablones. Cada risa de Kazuha es como una nota musical que llena el espacio a su alrededor.

La última persona, por otro lado, se encuentra en el banco del piano, sus dedos apretando algunas teclas al azar en una melodía inventada. La música flota en el aire, un suave acompañamiento para la escena. Su mirada está fija en las teclas, pero parece que no puede evitar sentir la presencia de Soobin en la habitación, haciéndolo detener sus movimientos y volverse hacia la entrada, donde Soobin se encuentra parado.

Sus ojos se encuentran de inmediato con los de Yeonjun. Es imposible no reconocerlo, ya que compartieron aula durante todo el año. Sin embargo, nunca se han llevado demasiado bien, de hecho, nunca se han llevado y punto. Como dos alfas en una clase llena de betas y omegas, siempre se han sentido como competidores, incluso rivales. Tienen personalidades distintas, amigos diferentes y son considerados populares en su propio círculo. Por lo que no es difícil comprender por qué la tensión entre ellos ha sido palpable desde el principio.

A pesar de su rivalidad, Seobin tiene una extraña sensación cada vez que ve a Yeonjun. Es algo más que desacuerdo y rivalidad. Como una chispa de algo que podría ser atracción aunque no puede explicar bien del todo y tampoco se anima a reconocer. Pero sabe que, como alfas, se suponía que no debían sentirse atraídos el uno por el otro. Naturalmente debe existir una rivalidad entre ellos, son incompatibles sin duda.

Kazuha, siempre llena de energía y carisma, lidera la conversación mientras aplaude emocionada una vez nota la presencia de Soobin. Él se acomoda cerca de la ventana, con la espalda recargada contra esta, observando el interior del aula con un dejo de cautela.

—¡Chicos, finalmente estamos todos aquí! ¡Hoy es el día en que oficialmente formamos nuestra banda! —exclama Kazuha con un brillo en los ojos, extendiendo sus brazos en un gesto dramático de emoción.

Yunjin se le une en el entusiasmo, dándole la bienvenida a Soobin con una cálida sonrisa. —¡Bienvenido a bordo, Soobin! ¡Estamos emocionados de tenerte aquí!

Soobin asiente con una sonrisa agradecida y responde: —Gracias, Yunjin. Te tomó mucho, pero finalmente lograste convencerme.

Ante la broma de Soobin, Kazuha se ríe de forma graciosa, balanceándose y perdiendo el equilibrio hasta caer contra el costado de Yunjin, que la atrapa con un brazo, rodeando sus hombros para evitar que se caiga, y se sonroja rápidamente ante el toque. Cuando Soobin enarca una ceja juguetona hacia su amiga, Yunjin entrecierra los ojos y le muestra la lengua como venganza, pero el color de sus mejillas permanece igual de brillante que el brillo de labios color cereza de Kazuha.

Yeonjun, por otro lado, permanece en silencio, observando fijamente a Soobin sin decir mucho. Su mirada es penetrante, como si intentara descifrar algún misterio oculto en el nuevo integrante de la banda. La rivalidad entre ellos es palpable, pero también hay algo más que Soobin no se atreve a reconocer.

La conversación se desplaza hacia la elección del nombre de la banda, y las ideas comienzan a volar por la habitación. Tanto Soobin como Yeonjun sugieren nombres, y rápidamente se encuentran en una discusión acalorada sobre cuál es la mejor opción. La tensión aumenta con cada palabra que intercambian.

—Deberíamos llamarla "The Wallflowers", suena mucho mejor que cualquier cosa que hayas sugerido, Soobin —declara Yeonjun con un toque de desafío en su voz, enarcando una ceja, la que tiene una cicatriz que la atraviesa cerca de la punta.

Soobin frunce el ceño, su determinación palpable. —"The Wallflowers" suena cliché y aburrido. "Midnight Serenade" tiene mucho más personalidad.

La discusión continúa con intensidad mientras Kazuha y Yunjin intentan mediar y encontrar un nombre que todos acepten. Finalmente, Kazuha interviene con una sugerencia que hace que todos se detengan y asientan en acuerdo.

—¡Espera! ¿Qué tal "Summer's Deftones"? Es pegajoso y suena mucho más apropiado para el grupo ¿no creen?

Las miradas se cruzan entre los miembros de la banda, y una sonrisa se forma en los rostros de cada uno. "Summer's Deftones" parece el nombre perfecto para su nueva aventura musical. A regañadientes, Soobin y Yeonjun asienten en acuerdo, reconociendo que Kazuha ha encontrado una solución que todos pueden aceptar.

Con el nombre de la banda decidido, los ánimos se relajan ligeramente. Pero la rivalidad entre Yeonjun y Soobin aún se siente debajo de la superficie. La conversación se desplaza hacia la asignación de roles oficiales. Yunjin asume el papel de la bajista, y todos concuerdan en que ella debe ser la líder, además de escritora de letras de la banda. Kazuha se convierte en la vocalista principal y el rostro carismático del grupo, por supuesto. Yeonjun, con su habilidad en la guitarra y el piano, se convierte en el guitarrista oficial y compositor.

Soobin, finalmente, asume el papel de baterista, pero sintiendo que debe aportar más, sugiere: —También puedo tocar el piano y el bajo, y puedo componer canciones. Si es necesario, puedo rotar en otros puestos.

Kazuha sonríe y asiente. —¡Eso es genial, oppa! La versatilidad es una ventaja para nosotros.

Con los roles definidos, la banda acuerda un plan para las vacaciones de verano: practicar en casa de Yunjin todos los días hasta que comiencen la universidad. Una vez en clases, buscarán un horario adecuado y, con suerte, comenzarán a tocar para un público más amplio dentro de unos cuantos meses. El entusiasmo y la emoción llenan la habitación mientras discuten sus planes futuros.

Finalmente, la reunión llega a su fin, y todos se despiden. Kazuha y Yeonjun se marchan, dejando a Soobin y Yunjin solos en el aula. La tensión que había estado presente durante la discusión del nombre y los roles se disipa, y Soobin por fin puede respirar adecuadamente ahora que el aroma a café tostado y madera ya no llena el aula.

—¿Qué rayos sucede entre ustedes dos? —Yunjin le pregunta a Soobin tan pronto como se encuentras ellos dos a solas.

—¿Qué quieres decir? —Soobin intenta actuar como si no entendiera, pero no parece funcionar con Yunjin, quien simplemente levanta ambas cejas y sacude los hombros mientras se ríe a carcajadas.

—¿Qué quieres decir con qué quiero decir? ¡No te hagas el tonto! —se burla Yunjin, inclinándose hacia el frente y balanceando las piernas— Es tan obvio que hay tensión entre tú y Yeonjun oppa. ¿No están ambos en la misma clase?

—Sí, así es... Pero nunca nos llevamos bien. En realidad, esta es la primera vez que tenemos una conversación tan larga —responde el castaño con sencillez, encogiéndose de hombros— Eso es todo.

—Mmh... —su amiga entrecierra los ojos, como si estuviera tratando de escrutar su mente y obtener la información que desea, pero no parece funcionar para ella, por lo que después de unos segundos suspira, echándose hacia atrás ligeramente— Bueno, será mejor que ustedes dos se lleven bien. No podemos darnos el lujo de tener rencor entre integrantes de la banda, por lo que debe llegar a agradarte a Yeonjun. Apuesto a que no será demasiado difícil para ti...

—No creo que algún día Yeonjun deje de desagradarme —masculla Soobin, sus ojos siguen fijos en la puerta por donde Yeonjun ha salido.

Yunjin sonríe, detectando la complicidad oculta.

—Dios, solo admite que te atrae Yeonjun. No es como si tratases de ocultarlo de todas formas.

Esta vez es Soobin quien suelta una carcajada burlona. —¡Pfft! Ni en sueños —Soobin se cruza de brazos, pero en el fondo de su mente, una chispa de duda comienza a arder— No es más que un imbécil flacucho con un peinado genial.

—Si tú lo dices.










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2
(Julio, 2019)

Cuando Soobin y Yeonjun comenzaron a vivir juntos, todo fue medianamente genial. Se llevaban mejor que antes en la escuela, lo cual era bueno para variar, aunque su química todavía era muy tensa y voluble, eran lo suficientemente maduros y decentes como para respetarse uno a otro y sus espacios. Parecía ser una gran decisión por parte de Soobin el acoger a Yeonjun después de que su último compañero de cuarto decidiera fugarse con su ahora exnovio, Yeonjun era un compañero de cuarto decente, mejor que el anterior, y Soobin incluso los consideraría amigos.

Pero lo bueno sólo duró unos meses, y después empezó lo terrible.

Soobin y Beomgyu se están maquillando en la habitación de Soobin mientras se ríen de algunos chismes divertidos que Beomgyu escuchó hace unas noches sobre el líder de una de las bandas con las que suelen encontrarse en sus conciertos, pero cuando llegan a la mejor parte, el fuerte chirrido de las cuerdas de una guitarra eléctrica, que viene de la puerta de al lado, obliga a Beomgyu a arruinar su delineador de ojos.

—Lo juro... lo estrangularé —murmura Beomgyu, y no es la primera vez que comunica (en voz alta) tener esos deseos sobre el compañero de cuarto y compañero de banda de Soobin— ¿Realmente tiene que tocar la guitarra ahora mismo?

—Toca la guitarra cuando quiere —se queja Soobin. Hubo un tiempo en el que Soobin secretamente disfrutaba escuchando a Yeonjun tocar los muchos instrumentos que posee. Es bueno en eso, pero ahora Soobin encuentra todo lo que hace Yeonjun extremadamente molesto.

Beomgyu se arrastra fuera de la cama de Soobin, caminando hacia la pared que separa la habitación de Soobin de la de Yeonjun, y golpea fuerte con su mano apretada en un puño, al lado de las muchas polaroids que Soobin ha pegado de ellos y también de sus otras amigas, Yunjin y Kazuha, junto al espejo. —¡Cállate, Choi Yeonjun! —grita.

Un breve silencio conquista la pequeña habitación hasta que se escucha una risa seca. Y entonces los rasgueos de la guitarra comienzan de nuevo, esta vez mucho más fuertes y molestos, seguramente subió el volumen de su mini amplificador.

Beomgyu gruñe exasperado y, con su delineador de ojos arruinado, mira a Soobin como si fuera el culpable de este crimen contra su maquillaje. —¿Por qué no te has mudado todavía?

—Estoy buscando un lugar más barato, pero este es el mejor. Si ignoras a Yeonjun, es casi como si él no estuviera aquí —murmura Soobin, encogiéndose de hombros sin mucho interés.

—¿Cómo puedo ignorar eso? —Beomgyu levanta su voz sobre los rasgueos de la guitarra.

—Es tan molesto —susurra Soobin antes de agarrar el desmaquillante.

—Me gusta su banda, ustedes hacen buena música y todo eso, pero ¿pueden simplemente echar a este imbécil y encontrar un baterista más atractivo y menos molesto? ¿Qué tal una chica baterista? Creo que sería mucho más genial que este sujeto —añade su mejor amigo, señalando la pared con el pulgar como si fuera su compañero de cuarto—¡Piénsalo! ¡Ustedes podrían cambiar el nombre de su banda a 'Soobin y las lesbianas'!

—No creo que a las chicas les guste ese nombre —se burla Soobin, encontrando divertidas las sugerencias de Beomgyu— Además, los fans adoran demasiado a Yeonjun.

—¡Eso es todo porque se quita la ropa en el escenario! —Beomgyu se estremece, pero Soobin no cree que un Yeonjun sudoroso y sin camisa tocando la guitarra en el escenario con las luces de neón cayendo sobre él sea una visión tan mala, aunque sí que lo hace estremecer, así que no comenta sobre eso—Apuesto a que si haces lo mismo y te quitas la camiseta en el escenario, te volverías tan popular como Yeonjun, ¡incluso más!

—Sí... Eso no va a pasar —Soobin se ríe.

Beomgyu saca la lengua después de abuchear y luego comienza a limpiar el delineador arruinado con un algodón húmedo. —Lo digo en serio, hyung, sólo tienes que presumir más, hacerte ver atractivo ante la multitud, sería beneficioso para ti y la banda —dice Beomgyu— ¡Escucha a tu mejor amigo por una vez!

Soobin sonríe ante eso.

Él y Beomgyu se conocieron en su primer año de universidad, durante el primer semestre él y el beta hablaban de vez en cuando en los descansos o en el almuerzo, pero sólo se hicieron amigos mientras trabajaban como cajeros en la tienda de conveniencia debajo del departamento de Soobin. Y lo que realmente los unió fue su gusto musical similar y su aversión en común hacia Yeonjun.

Soobin era quien se quejaba de sus desventuras durante las horas de trabajo, y a través de las historias de Soobin, a Beomgyu empezó a disgustarle las entrañas de Yeonjun sin siquiera conocerlo en persona, y cuando Beomgyu finalmente visitó el apartamento de Soobin y Yeonjun, el disgusto se convirtió en odio. Pero era obvio que se habrían despreciado de una forma u otra. Beomgyu es un tipo muy ruidoso y activo, es del tipo que siempre bromea y habla sin parar, y Yeonjun es... no eso, todo lo contrario de hecho.

Durante el tiempo que han vivido juntos, Soobin ha llegado a conocer más a fondo a Yeonjun y, si es honesto, ha sido una tarea bastante difícil. Yeonjun es un tipo complicado, eso es seguro, y para empeorar las cosas, Yeonjun parece tener dos personalidades, ambas igualmente molestas para Soobin. Yeonjun en el escenario es un chico demasiado extrovertido con una actitud divertida, algo engreída y coqueta —guarra—, que deja a Soobin irritado cada vez que Yeonjun coquetea con la multitud. Mientras está en casa, es un tipo más reservado, pero no menos molesto, por supuesto. Sí, es tranquilo, pero de alguna manera cada vez que Soobin está cerca, Yeonjun se convierte en un demonio, lo que hace que Soobin se sienta tan frustrado que algunos días todo lo que quiere hacer es ahorcarlo... y no de una manera sexual.

Siempre está haciendo cosas para exasperar a Soobin, como devolver la caja de leche vacía al refrigerador en lugar de tirarla a la basura, o arruinar los suéteres de Soobin al secarlos por "accidente", o tocar sus instrumentos en los peores momentos, como ahora.

Pero lo que es peor que todo eso es el pasatiempo de Yeonjun de llevar gente al departamento sin avisarle a Soobin de antemano, ¡que fue la primera regla que establecieron cuando Yeonjun se mudó! Sigue trayendo sus enredos de una noche mientras está borracho después de sus conciertos, y Soobin sigue encontrándose con extraños, a veces medio desnudos y todavía borrachos, a la mañana siguiente. ¡Definitivamente no es lo primero que Soobin quiere ver cuando se despierta!

Cuando Beomgyu y Soobin salen de la habitación, Yeonjun se rasca la barriga debajo de su vieja camiseta, la que tiene el logo descolorido de Kiss, mientras prepara su desayuno habitual: leche y cereal. Pone el cereal primero y Soobin lo odia.

—Tu cereal está aguado —dice Soobin en cuanto vislumbra a su compañero de cuarto. Yeonjun se arregla su camiseta negra y les sonríe a los mejores amigos.

—Me gusta aguado.

—Sí, como tu polla —Soobin no pierde la oportunidad de vengarse de lo que hizo hace un rato.

—Ugh, Soobin eres un niño.

—Y tu cereal es asqueroso —Soobin arremete y cierra la puerta de su dormitorio detrás de él.

—¿Adónde vas, todo arreglado? —Yeonjun se apoya en el desayunador y observa a Soobin de arriba y abajo mientras se atiborra de cucharadas de cereal aguado. Beomgyu no pronuncia una palabra, simplemente camina hacia la entrada, ignorando triunfalmente la existencia de Yeonjun— ¿Un concierto? —Yeonjun adivina correctamente— ¿Tan temprano?

—Son literalmente las cuatro de la tarde, idiota —dice Soobin antes de poner sus botas en la entrada.

—Mierda, ¿en serio? —Yeonjun maldice en voz baja después de comprobar la hora en la pantalla de su teléfono.

Soobin no responde; mira a Yeonjun por última vez antes de agarrar su chaqueta de mezclilla. —Tienes una mancha de leche en el pantalón —Cuando Yeonjun mira hacia abajo, Beomgyu resopla una carcajada— ¡Adiós! Llegaré tarde.

—Buena suerte —añade Yeonjun con ironía antes de que Soobin cierre la puerta.

Beomgyu se frota los brazos una vez fuera del edificio, tratando de encontrar calor mientras esperan un taxi.

—¿Por qué estabas mirando su entrepierna?

—¿Qué?

—No había visto esa mancha hasta que la señalaste. Así que estabas mirando la entrepierna de Yeonjun.

Soobin abre la boca pero no dice nada.

—Cállate, no estaba-

Beomgyu tararea, y eso es lo último que dicen sobre Yeonjun. Tan pronto como entran al taxi, hablan sobre las bandas que van a ver esta noche, y durante las siguientes horas, Soobin se olvida de su compañero de cuarto. Se olvida de Yeonjun y su estúpida entrepierna, y se divierte con Beomgyu.

Como Soobin le había dicho a su mejor amigo antes, Yeonjun es fácil de ignorar. Viven juntos, pero apenas se ven durante la mayor parte del día, ya que ambos están ocupados con la universidad y el trabajo, y no hablan salvo lo necesario, a menos que estén con el resto de la banda, practicando o preparándose para un espectáculo. Pero claro, hay días en los que Yeonjun es imposible de ignorar.

Como la semana que sigue, cuando Yeonjun regresa al apartamento tarde en la noche como dijo que lo haría esa misma tarde, pero no entra a su habitación. En cambio, Soobin escucha música, charla, tintineo de vasos y risas ahogadas.

Soobin abre los ojos porque es imposible volver a dormir después de que el ruido lo despierta.

Soobin lo va a ahorcar, esta vez de verdad.

No hay duda de que Yeonjun trajo a alguien otra vez, y no le dijo nada a Soobin, ni siquiera se molestó en enviarle un mensaje de texto antes de venir aquí. Probablemente porque Soobin diría que no llevara su aventura de una noche a su apartamento, pero al menos debería habérselo dicho a Soobin. Yeonjun es un dolor de culo.

Soobin se levanta, pasa una mano por su cabello rubio cenizo recién decolorado, tratando de domar los mechones desordenados, y luego agarra una camiseta de gran tamaño para no salir de la habitación sin camisa. Va a regañar a Yeonjun frente a su acompañante y, con suerte, se sentirá tan avergonzado que no volverá a hacer esta mierda.

Pero cuando Soobin sale, ve algo en la pequeña sala de estar que lo obliga a detenerse en medio del pasillo.

Soobin lo conoció hace un año, a mitad de su segundo año de universidad, durante el tiempo en el que comenzó a intentar salir y relacionarse con omegas. Hasta ese momento y desde la secundaria, Soobin simplemente había estado interesado en salir con betas, ya que era más fácil para ambas partes, especialmente para Soobin. Como alfa, sus instintos siempre estaban bajo control y podía domar fácilmente la necesidad de morder o ser autoritario con un beta. Pero entonces Park Minjae entró en escena y, por primera vez, los ojos de Soobin parecían estar más interesados ​​en algo diferente que un beta.

Minjae era hermoso, con su dulce aroma a vainilla y su comportamiento coqueto que era el contraste perfecto con la naturaleza más asertiva de Soobin. Fue una experiencia completamente nueva para el alfa, que tuvo tanto desafíos como recompensas.

Su relación estaba lejos de ser perfecta, marcada por altibajos, pero Soobin realmente se preocupaba por Minjae. Sin embargo, las cosas dieron un giro inesperado cuando Minjae se enteró de Yeonjun. En ese momento, Soobin estaba consciente de que Minjae se había acercado a él inicialmente porque había escuchado rumores de que Soobin era parte de una famosa banda local, el omega siempre fue claro acerca de su interés en el estatus de Soobin en lugar de su personalidad al principio de la relación, pero a Soobin no le importaba mucho al respecto. Ser parte de la banda se había convertido en parte de su personalidad, no había mucho que Soobin pudiera hacer para cambiar eso, y honestamente, ni siquiera le molestaba tanto...

Hasta que Minjae descubrió que el compañero de banda y de cuarto de Soobin, el Yeonjun que Soobin había mencionado en sus conversaciones durante meses, era el mismo Yeonjun coqueto, atrevido y sexy guitarrista de los 'Summer's Defttones'. Por supuesto que lo era, y Minjae estaba loco por él.

No mucho después de que Minjae descubriera esto, las cosas entre Soobin y él terminaron, igual de rápido que comenzaron. Pero sorprendentemente, Soobin no estaba triste ni enojado por el fin de su relación, quizá no le importaba tanto después de todo, eso es lo que pensaba, al menos durante las semanas posteriores a la ruptura. Hasta la noche en que vio a Minjae y Yeonjun besándose en el sucio y oscuro pasillo que conducía a la sala detrás del escenario en el bar donde la banda tenía sus conciertos. Sólo habían pasado tres semanas desde la ruptura y por primera vez Soobin sintió una punzada de celos. Pero no estaba seguro si estaba celoso de Yeonjun o Minjae, y no se quedó ahí el tiempo suficiente para descubrirlo.

Después de esa noche, Minjae regresó a la vida de Soobin una vez más, pero esta vez no como su pareja sino como el compañero de una noche favorito de Yeonjun.

¿Qué es peor que tener a tu ex saliendo con tu compañero de cuarto? Tener a tu ex teniendo sexo casual con tu compañero de banda.

Lo peor es que Soobin sabe que a ninguno de ellos realmente le importa lo qué tienen, pero están demasiado aferrados ​​el uno al otro como para dejarse ir; lo sabe porque incluso si Minjae y Soobin rompieron hace un año, el omega todavía lo llama de vez en cuando, cuando las cosas se complican demasiado con Yeonjun y necesita que alguien escuche sus quejas sobre la falta de sensibilidad del alfa, incluso cuando Minjae sabe que su relación no es nada serio.

Yeonjun se ríe en el sofá, con una pierna sobre la mesita de centro, y junto a él, Minjae está presionado a su costado, con el brazo de Yeonjun rodeando sus hombros casualmente.

Yeonjun se ha deshecho de su gorra negra y su cabello negro se ve desordenado, pero lo más importante es que está bebiendo de una botella de cerveza y evidentemente está borracho considerando lo rosada que se ha vuelto la piel de su pecho. Soobin puede verlo porque lo que eran dos botones abiertos de su camisa, ahora son cinco botones.

Minjae se ve diminuto al lado de Yeonjun, incluso sus piernas largas y delgadas se ven cortas al lado de las de Yeonjun, y este no es tan musculoso pero hace que el cuerpo de Minjae luzca delicado y frágil a comparación.

En su somnolencia, Soobin no sabe si quiere ser Yeonjun o el omega a su lado.

—¡Hyung! —la dulce voz de Minjae llama de repente— ¿Quieres unirte a nosotros? —él también está claramente borracho, sus palabras suenan lentas y pesadas en su lengua.

Soobin aparta la mirada de su bonito rostro y capta la mirada de Yeonjun desde el otro lado de la habitación y luego rápidamente mira hacia otro lado. —No gracias. No sabía que vendrías esta noche

Los hombros de Minjae caen. —¿Hyung? ¿No le dijiste? —le pregunta a Yeonjun, parpadeando con sus brillantes ojos de cachorro.

El azabache se aparta un poco de pelo de la frente. —Creo que no —dice, y Soobin lo odia. Tampoco quita su brazo de alrededor de Minjae.

—Perdón por presentarme así en tu casa.

Yeonjun se ríe suavemente y finalmente se desprende del omega y se acerca, apoyando sus codos en sus piernas abiertas antes de estirarse y apretar la pierna del chico, por encima de su rodilla pero peligrosamente más arriba, y murmurar: —Eres tan lindo.

Todo ese coqueteo tonto en lugar de respetar la presencia y el espacio de Soobin lo está sacando de sus casillas. Así que cruza los brazos sobre el pecho, da un paso más y mira a su compañero de cuarto. —No deberías traer a casa a un omega borracho; es incorrecto. Te estás aprovechando de su falta de autocontrol.

—Yo quería venir —dice rápidamente Minjae.

—Ya lo escuchaste, él quería venir —Yeonjun masculla borracho— Y además, no estamos haciendo nada malo, sólo estamos charlando —Minjae comienza a asentir con entusiasmo ante las palabras de Yeonjun.

Yeonjun se está burlando demasiado de él, con esa sonrisa suya, y a Soobin no le gusta la forma en que le hace hormiguear la piel.

—Hablemos —Soobin suspira, y sin decir una palabra, camina hacia la habitación de Yeonjun. Siente que el otro alfa lo sigue de cerca y lo oye cerrar la puerta una vez que están dentro. —Esto es demasiado bajo incluso viniendo de ti. Te he dicho tantas veces que me avises cuando tengas planes de traer a alguien al apartamento y nunca lo haces. —dentro de la habitación de Yeonjun está oscuro y la música que sale del altavoz inteligente apenas se filtra en el interior. —Se supone que debes decirme si harás una fiesta o si traerás a alguien con quien follar para que pueda quedarme a dormir en casa de Yunjin o de Beomgyu —Continúa quejándose Soobin, pero de repente, siente las manos de Yeonjun en sus bíceps, y Soobin se sorprende. —¿Qué estás haciendo?

—Sé cómo me perdonarás —dice Yeonjun. Está borracho y a Soobin no le gusta. Antes de que pueda preguntar cómo, una sonrisa estúpida florece en los labios de Yeonjun. —Te dejaré vengarte de mí por esto, puedes hacer agujeros en mi camisa favorita. ¿O preferirías besar a Minjae primero? Sé que todavía hablan, todavía debes preocuparte por él.

De alguna manera, la sinceridad en su voz hace que Soobin se sienta aún más extraño que cuando vio a Yeonjun y Minjae juntos afuera. De alguna manera, cree que está celoso.

Soobin se burla, ofendido —Estás borracho, y no me gusta hablar con gente borracha —dice Soobin. Yeonjun lo mira fijamente inmóvil, pero sigue a Soobin con la mirada cuando pasa junto a él, golpeándole el hombro. Luego, antes de abrir la puerta, Soobin suspira. —No traigas a nadie aquí sin decírmelo primero.

—¿Eso es todo? —Pregunta Yeonjun. Soobin mira por encima del hombro. —¿No vas a gritarme más? —Si Yeonjun no hubiera traído al ex de Soobin, entonces tal vez Soobin estaría de humor para regañar a Yeonjun, pero ahora sólo quiere meterse en la cama.

—¿Quieres que te grite? —Soobin resopla cuando Yeonjun se encoge de hombros. —Solamente trata de mantenerlo en silencio porque quiero dormir. Y me vengaré por esto también. Esto fue una mierda.

—Está bien —Yeonjun asiente. Y Soobin quiere escapar, pero no puede hacerlo antes de acercarse a su compañero de cuarto. Yeonjun parece sorprendido cuando Soobin se detiene tan cerca que sus frentes se rozarían si alguno de ellos se acercara un paso más. Luego, sin mirar a los ojos de Yeonjun, Soobin comienza a trabajar en los botones de su camisa, cerrándolos hasta que solo quedan dos abiertos. —Será mejor que no te lo folles mientras esté borracho, estaría mal. Al menos espera a que recupere la sobriedad.

Pone su mano sobre el pecho de Yeonjun, contento de que la piel ya no sea visible, pero sus dedos aún la acarician. Yeonjun se lame los labios y Soobin lo suelta como si le ardiese la piel.

—Y si lo haces, haré un hilo en Twitter para que la gente te cancele y podamos echarte de la banda.

Yeonjun tiene la decencia de reírse. —No me follaré a nadie, Soobin.

—Bien.

Finalmente, Soobin da un paso atrás. No vuelve a mirar a Yeonjun antes de salir de la habitación. Tampoco vuelve a mirar a Minjae, pero siente los ojos del omega y de Yeonjun sobre él cuando cierra la puerta de su habitación.

Realmente debería empezar a buscar un nuevo lugar.







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3
(Agosto, 2020)

Yunjin posee una extraña habilidad para la persuasión, una habilidad que ha dominado a lo largo de los años para obtener precisamente lo que desea. Es un talento que le ha funcionado de maravilla desde la secundaria. Yeonjun recuerda vívidamente cómo una vez le suplicó que formara una banda de rock con ella y su amor platónico, Kazuha. Con su encantadora persistencia, también convenció a Soobin para que se uniera a su esfuerzo musical como baterista. La inquebrantable determinación de Yunjin no se detuvo allí; una vez que consiguió la banda que tanto deseaba, se las arregló para asegurar el garaje de su madre como su espacio de práctica, transformándolo en un refugio para sus ambiciones musicales. Más tarde, dirigió su destreza persuasiva a su tío, que trabajaba para una empresa de cadenas de televisión, y obtuvo acceso a su estudio de grabación. Ahí crearon sus sencillos debut, un testimonio de su talento y determinación colectivos.

Ahora, después de casi dos meses de implacables súplicas y halagos, Soobin y Yeonjun finalmente cedieron y aceptaron interpretar en vivo la canción que Yunjin compuso minuciosamente para ellos.

Si bien la mayor parte del repertorio de la banda está diseñado para Kazuha, la carismática y talentosa vocalista principal, ocasionalmente, Yeonjun y Soobin prestan sus voces para coros y armonías. Sin embargo, Yunjin cree que es hora de diversificar su paleta musical, con el objetivo de introducir canciones interpretadas por otros miembros, especialmente los chicos.

—¡Es una gran oportunidad para atraer más fans! —Ella había dicho hace apenas unos días, durante su ensayo semanal en el estudio que alquilaron cerca de la estación Hongdae. Su largo cabello decolorado recogido en una cola de caballo suelta y desordenada, con algunos mechones de cabello rubio cayendo y enmarcando su hermoso rostro.

—Ya tenemos una base sólida de fans, Yunjin —había replicado Yeonjun, aportando un simple hecho.

—¡Lo sé! Pero son en su mayoría hombres, y creo que podríamos atraer más audiencia femenina si ustedes tomaran el centro de atención en el escenario en lugar de limitarse a sus papeles principales en la banda.

—Dices eso, pero lo que realmente quieres es que más chicas vengan a enloquecer por nosotros, para no tener que lidiar con los chicos que asisten a nuestros conciertos únicamente por la música y luego intentan coquetearle a tu chica —había señalado Soobin con una burla seca y humorística mientras ajustaba el taburete y los platillos de su batería.

Yunjin había contorsionado su rostro en una mueca dramática, abriendo mucho los ojos y dejando caer la mandíbula, como si estuviera ofendida porque Yeonjun la había expuesto de esa manera. El resto de la banda sabía que era sólo su comportamiento dramático, y ella no estaba realmente molesta con Soobin por llamarla y señalarle sus —no tan ocultas— intenciones .

—Creo que Yujin tiene razón ¡Necesitamos mostrar nuestra versatilidad! —Kazuha había hablado luego de permanecer en silencio por un rato, observando entretenida y riéndose en voz baja de la interacción entre los demás miembros. —¡Vamos chicos, no sean tímidos!

Las palabras de Kazuha parecieron tener el efecto deseado. Yunjin se inclinó hacia adelante, sus ojos brillaban con determinación, y continuó, su voz llena de entusiasmo. —Imagínense la reacción de nuestros fans cuando vean a Yeonjun y Soobin tomar el centro del escenario, cantando a todo pulmón una canción que nunca antes habían escuchado. ¡Va a ser épico!

Yeonjun intercambió una mirada con Soobin, y una conversación silenciosa pasó entre ellos. Siempre habían dudado en cantar en vivo, pero había algo en la pasión inquebrantable de Yunjin y el entusiasmo contagioso de Kazuha que los hizo reconsiderar.

Soobin no pudo evitar sonreír y volvió a su habitual tono burlón. —Bueno, si nos prometes legiones de nuevas fans, ¿cómo podemos negarnos?

—No es que necesite más fangirls, pero creo que a Soobin le vendrían bien algunas, así que sí... Yo también estoy a favor —había añadido Yeonjun, sin perder la oportunidad de molstar un poco al otro alfa, ganándose un suspiro cansado y un giro de sus ojos castaños por parte de Soobin.

Yunjin sonrió triunfalmente. —¡Ese es el espíritu! Ensayaremos duro y esta actuación cambiará el juego para nosotros, recuerden mis palabras.

Y así de simple, Soobin y Yeonjun ahora se encuentran disfrutando del centro de atención mientras se preparan para presentar 'Wanna Be Yours' a la audiencia por primera vez.

Habían decidido incluir la canción como un interludio, permitiendo a las cuerdas vocales de Kazuha un merecido descanso durante exactamente tres minutos y tres segundos. Así que no es una sorpresa para ninguno de ellos cuando las luces parpadeantes del escenario se atenúan momentáneamente después de las notas finales de 'Ain't it Fun', que concluye su primer set.

Por un breve momento, el escenario queda envuelto en oscuridad y silencio. Yeonjun se mueve con gracia hacia el centro del escenario, guitarra en mano. En el silencio, puede escuchar el creciente murmullo de la audiencia, el susurro de los pasos apresurados de Soobin y Yunjin mientras se posicionan de acuerdo con los meticulosos ensayos por los que habían pasado al menos diez veces antes, todo durante las pruebas de sonido.

Cuando las luces vuelven a la vida, una cascada de neón rojo intenso ilumina el escenario y sus figuras. El primer rasgueo de las cuerdas de la guitarra de Yeonjun provoca un grito ahogado colectivo de la multitud, o eso cree él durante los momentos iniciales de la introducción de la canción. Sin embargo, cuando mira a su izquierda, es testigo de algo totalmente inesperado, ya que nunca había formado parte de su ensayo.

El corazón de Yeonjun se detiene por un segundo. Allí, bañado en el brillo carmesí, se encuentra Soobin, sin camisa, tal como suele estar Yeonjun durante sus conciertos. Las luces radiantes juegan con el torso delgado pero —para su sorpresa— tonificado de Soobin, proyectando luces y sombras sutiles que parecen bailar con cada movimiento.

El cabello rubio cenizo de Soobin cae desordenadamente sobre su frente, enmarcando su apuesto rostro con un desorden seductor. Su mirada, penetrante y confiada, posee un atractivo magnético que atrae la atención del público como polillas a la llama. Está de pie junto al soporte del micrófono, exudando un carisma casi hipnótico, como si quisiera seducir a todos los que se encuentran en el lugar.

Con una voz suave y aterciopelada, Soobin entona las primeras palabras del verso inicial de la canción, su entrega vocal es una caricia tentadora. Es como si estuviera tejiendo un hechizo sensual, arrastrando a todos al profundo pozo de emociones que encarna la canción.

I wanna be your vacuum cleaner (Quiero ser tu aspiradora)
Breathing in your dust (respirando tu polvo)
I wanna be your Ford Cortina (Quiero ser tu Ford Cortina)
I will never rust (nunca me oxidaré)

Yeonjun, momentáneamente fascinado, continúa rasgueando las cuerdas de su guitarra mecánicamente, confiando en pura memoria muscular mientras sus dedos se deslizan sobre el diapasón, creando las melodías familiares que han ensayado innumerables veces. El público también cae bajo el fascinante dominio de Soobin. Todos los ojos en el lugar permanecen firmes, fijos en Soobin mientras ofrece una actuación emocional que parece resonar en cada persona presente.

If you like your coffee hot (Si te gusta el café caliente)
Let me be your coffee pot (Déjame ser tu cafetera)
You call the shots, babe (Tú tomas las decisiones, bebé)
I just wanna be yours (sólo quiero ser tuyo)

Pero Yeonjun no es ciego al atractivo de Soobin. Siempre ha sabido que el alfa es, efectivamente, muy atractivo. La altura de Soobin, que supera a Yeonjun por unos pocos centímetros, le da una presencia imponente en el escenario. Sus extremidades largas y delgadas crean una silueta elegante en cualquier cosa que use, ya sea el atuendo desaliñado y rockero característico de la banda o ropa casual. La tez de Soobin parece pálida y se antoja increíblemente suave, similar a la textura del algodón y la seda más finos. Sus rasgos faciales son suaves y atractivos, desde los labios carnosos y rosados que aportan un toque de sensualidad a su apariencia hasta sus ojos de luna creciente que a menudo se encuentran con la mirada de Yeonjun con una mezcla de rivalidad y algo más profundo. Soobin es una fusión armoniosa de belleza y atractivo sexual, como todos los alfas.

Sin embargo, en este momento, bañado en la sensual cascada carmesí de las luces rojas de neón y envuelto en el denso humo del escenario, Yeonjun siente como si estuviera contemplando a Soobin por primera vez. Es un lado de él que nunca antes había presenciado y, para su sorpresa, se siente genuinamente atraído por él.

Soobin, perdido en el ambiente de la música, vierte su corazón y alma en cada nota y letra, creando una atmósfera que es a la vez sensual y electrizante. La mente de Yeonjun comienza a divagar, evocando escenarios que involucran a Soobin y que nunca antes se había atrevido a considerar. Sus ojos, aparentemente por voluntad propia, trazan el cuerpo del rubio—  un lienzo de torso desnudo, piel lechosa en exhibición que invita al tacto, y piernas largas y sinuosas que parecen estirarse infinitamente debajo de esos pantalones ajustados.

Cuando la mirada de Yeonjun finalmente asciende para encontrarse con el rostro de Soobin, se encuentra con una vista deslumbrante. Los ojos de Soobin, normalmente una fuente de rivalidad y desafío, ahora tienen una cualidad penetrante pero seductora. Lentamente, los párpados de Soobin caen, sus largas y densas pestañas revolotean como las alas de una mariposa. Cuando llega el siguiente verso, Soobin abre los ojos una vez más, imbuyéndolos de una cualidad soñadora y sensual que transforma cada palabra que pronuncia en un secreto seductor.

Mientras Soobin entona la letra, su voz acaricia el aire, envolviendo a todos en su sensual hechizo. Cada palabra brota de sus labios como una confesión de deseos ocultos.

Secrets I have held in my heart (Secretos que he guardado en mi corazón)
Are harder to hide than I thought (Son más difíciles de ocultar de lo que pensaba)
Maybe I just wanna be yours (Quizás sólo quiero ser tuyo)
I wanna be yours, I wanna be yours (Quiero ser tuyo, quiero ser tuyo)

Cuando llega el coro, Yeonjun no puede resistir la tentación de hacer eco de las significativas palabras de Soobin, sus voces se entrelazan en una danza armoniosa.

Wanna be yours (Quiero ser tuyo)
Wanna be yours (Quiero ser tuyo)
Wanna be yours (Quiero ser tuyo)

La canción se desarrolla y los minutos pasan como simples segundos. Yeonjun continúa haciendo eco de las conmovedoras letras de Soobin a través de los versos restantes y el puente, sus dedos moviéndose fluidamente sobre las cuerdas, una melodía arraigada en su mente. El bajo de Yunjin agrega una capa de profundidad a la canción, sus tonos resonantes se entrelazan perfectamente con el tapiz musical.

A medida que la canción se acerca a su conclusión y las luces rojas comienzan a descender gradualmente hacia la oscuridad, la multitud estalla en una sinfonía de aplausos y vítores, su entusiasmo es un testimonio de la cautivadora actuación de la banda.

—¿Qué les pareció a todos nuestra nueva canción? —La voz de Yunjin reverbera a través del micrófono de Soobin mientras las luces del escenario cobran vida una vez más, esta vez proyectando un tono azulado suave y pálido que las baña desde arriba. Su amplia sonrisa refleja la animada respuesta de la multitud. —Queríamos sorprender a nuestros fans con esta presentación especial, ¡y estoy emocionada de que a todos les haya encantado!

Mientras la emoción en la multitud disminuye ligeramente, una voz solitaria desde la distancia interrumpe la charla. "¡Soobin-ssi, quiero ser tuya! ¡Tómame, por favor!" Las risas recorren al público en respuesta a la inesperada confesión.

—Bueno, ¡ciertamente tenemos una fanática devota aquí! —Yeonjun se suma con un tono juguetón —Soobin, ya la has escuchado. ¿Vas a aceptar su oferta? —Vuelve su mirada hacia Soobin, quien está visiblemente sudoroso y sin aliento, fijando sus ojos en Yeonjun mientras toma un largo trago de su botella de agua.

Kazuha vuelve a entrar al escenario, su risa aún contagiosa por el comentario de la fan.

—¡No se burlen demasiado de Soobin, chicos! A veces es un poco tímido. —Kazuha interviene con su brillante y contagiosa sonrisa.

Soobin responde a las burlas con una apuesta sonrisa y una ceja levantada. Se inclina hacia el micrófono para replicar: —¿Quién te dijo eso? No soy tímido.

Para demostrar su punto, Soobin inclina la botella de agua sobre sí mismo, permitiendo que el líquido frío caiga en cascada sobre su cabeza, dejándolo correr por su cuello y pecho. Sacude la cabeza con un movimiento juguetón, parecido a un cachorro después de un baño, haciendo que unas gotas de agua bailen de sus desordenados mechones rubios. Las chicas de la multitud gritan de emoción una vez más y Yunjin silba en respuesta.

—Diablos, ustedes realmente son sinvergüenza—bromea Yunjin, provocando la risa de todos.

El segundo set pasa volando, lleno de animadas interacciones entre canciones que hacen reír y gritar de alegría al público. Su nuevo setlist es un éxito rotundo, y cuando llega el momento de despedirse, las protestas del público y las peticiones de un bis llenan el recinto. La banda lo hace tocando su primera canción grabada, 'Electric Love', una melodía animada que hace que todos en el lugar salten y canten a todo

Cuando salen del escenario, los cuatro están exhaustos pero entusiasmados por el éxito abrumador de su nueva canción. Para celebrar, Yunjin les invita a tomar cervezas, que rápidamente se multiplican. Lo que comienza con una cerveza pronto se convierte en tres, luego cinco y, antes de que se den cuenta, cada uno de ellos ha bebido al menos siete botellas de cerveza.

El ambiente se vuelve cada vez más jovial a medida que el alcohol se hace paso en sus sistemas. Kazuha, con sus mejillas sonrosadas y un brillo travieso en sus ojos, es sin duda la más borracha del grupo. Se ríe incontrolablemente ante los débiles intentos de su novia de abrazarla y acariciarle el cuello, imitando el comportamiento de un cachorro necesitado. Yunjin, en su estado de ebriedad, parece decidida a olisquear a Kazuha, y los dos se involucran en travesuras juguetonas que provocan ataques de risa en todos.

Soobin, aunque no está completamente ebrio, muestra signos reveladores de estar muy acalorado. Su cuello y mejillas adquieren un tono rosa brillante y su cuerpo se balancea ligeramente, asemejándose a una hoja que revolotea con la brisa. Se une a la risa con risitas suaves y chirriantes, a menudo amortiguándolas con el dorso de la mano. Afortunadamente, ya no está sin camisa, pero Yeonjun puede apostar que la piel lechosa debajo de su camiseta también debe estar sonrojada.

A medida que avanza la noche, sus alegres bromas continúan y la atmósfera del bar se vuelve cada vez más vibrante. En medio de risas y discusiones sobre sus planes de grabar un nuevo demo e incorporar nuevas creaciones a su lista de canciones, el teléfono de Yeonjun de repente cobra vida con una llamada entrante. Su mirada cae hacia la pantalla y allí, iluminada con letras brillantes, lee el nombre 'Minjae'. Soobin, sentado cerca, parece captar esta llamada inesperada también.

Yeonjun ofrece una cortés disculpa a sus amigos, citando la necesidad de atender esta llamada. Empuja su silla hacia atrás y se levanta, recuperando con cuidado su teléfono antes de dirigirse hacia la puerta lateral de emergencia del bar. A medida que entra al callejón, el ruido ambiental del lugar es reemplazado gradualmente por los ecos distantes de la banda que se presenta actualmente en el escenario. El callejón poco iluminado se siente algo aislado, salvo por un par de figuras paradas a unos metros de distancia, absortas en sus propias conversaciones, ajenas a la llegada de Yeonjun.

Yeonjun responde la llamada y la voz de Minjae se filtra a través del altavoz del teléfono, acompañada por la música distante.

Hyung... Hyung, ¿por qué tardaste tanto en responder? —se queja en cuanto Yeonjun presiona su teléfono contra su oreja. La voz de Minjae tiene un toque de petulancia cuando comienza a hablar, cuestionando inmediatamente la demora de Yeonjun en responder. — ¿Estás ocupado... con alguien?

Las palabras de Minjae continúan saliendo de manera lenta y es evidente que el alcohol le ha pasado factura una vez más. Yeonjun, acostumbrado a estas conversaciones, suspira con un cansancio audible antes de responder.

—Minjae. ¿Qué quieres? —La voz de Yeonjun lleva un tono de exasperación, una respuesta a la persistencia de Minjae.

Te extraño, hyung... Ha pasado demasiado tiempo. —Minjae alarga sus palabras, prolongándolas perezosamente como si estuviera atrapado en un sueño confuso.

Yeonjun, cada vez más impaciente a cada segundo, intenta aclarar su situación. —Solo ha pasado un mes, Minjae. Recuerda, no estamos en una relación seria.

Pero Minjae, tambaleándose en su estado de ebriedad, se aferra a sus deseos con un gemido infantil. —Sí, pero... sabes lo que siento por ti. Eres el único que quiero, hyung —Minjae tiene este hábito de quejarse cada vez que no consigue lo que quiere. A Yeonjun le resultaría entrañable si no fuera por su problema actual.

Yeonjun siente que el cansancio lo invade mientras revisita este argumento tan familiar. —Minjae, no podemos seguir así. Cruzaste una línea la última vez que estuvimos juntos. Me mordiste sin mi consentimiento y no lo toleraré.

La voz de Minjae adquiere un tono defensivo, sus palabras rápidas y defensivas. —Pensé... pensé que me reclamarías a mí también. Así es como se supone que funciona, ¿verdad?

La paciencia de Yeonjun se agota mientras intenta hacerle entender al más joven. —Minjae, así no es como funciona para nosotros. No puedo simplemente reclamarte así. Y que yo lleve tu marca, no significa que estemos emparejados o que tengamos una relación real.

En respuesta, Minjae hace pucheros al otro lado de la línea, su frustración es evidente. —Eres demasiado frío, hyung. Actúas como si no te importara, pero sé que sí. Puedo olerlo en ti.

Con una exhalación profunda, Yeonjun finalmente habla de nuevo, con voz cansada pero resuelta. —Mira, Minjae, necesito regresar adentro. No podemos seguir repitiendo este tira y afloja. Si estás borracho, busca a alguien que se encargue de ti. No puedo ser esa persona ahora mismo.

Y luego, en el susurro más suave, más necesitado y más lastimero, Minjae pronuncia dos simples palabras. —Hyung... por favor...

Y eso es todo lo que se necesita para que incluso un alfa como Yeonjun pierda la batalla.












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4
(Octubre, 2020)

Las relaciones pueden cambiar con tanta facilidad y fluidez como el cambio de estaciones. En silencio y con naturalidad... Pero para Soobin y Yeonjun, el cambio estuvo lejos de ser silencioso o natural.

El cambio en su relación comenzó abruptamente en una de esas noches en el estudio, luego de un día agotador escribiendo, componiendo y ensayando para su próximo demo.

Kazuha y Yunjin necesitaban salir temprano esa noche, ya que esta última había sido invitado a la cena familiar de Kazuha. Era una ocasión angustiosa para la alfa, que se había sentido mareada todo el día, incapaz de comer ni un solo bocado del pollo frito que la banda había pedido para el almuerzo. Por el contrario, Kazuha parecía encontrar diversión en el nerviosismo de su novia, ofreciéndole tranquilidad y risitas, confiada en que sus padres adorarían a Yunjin.

Soobin no podía evitar sentirse encantado por la vulnerabilidad de Yunjin. Como alfa, se esperaba que irradiara dureza, pero Yunjin era refrescantemente abierta con sus emociones y llevaba el corazón en la manga. Soobin apreciaba esa autenticidad en su amiga.

Sin embargo, la preocupación lo carcomía, particularmente por su estómago. En un intento por aliviar su ansiedad, él le ofreció a Yunjin fumar, lo cual ella rechazó cortésmente y le explicó que no quería llegar a la casa de Kazuha oliendo a hierba. Él entendió su razonamiento y no insistió en el asunto. Esperaba que, cuando salieran del estudio, alrededor de las 8:00 p. m., ella se sintiera mejor. Y cuando finalmente llegó el momento de partir, deseándoles suerte a ambas, Soobin y Yeonjun vieron a las chicas desaparecer detrás de la puerta de vidrio polarizado.

Cuando la puerta se cerró y la ausencia de las chicas se instaló en la atmósfera del estudio, un silencio incómodo descendió, al menos para Soobin. Pesó sobre los hombros del rubio, quien se devanó los sesos buscando algo que decir, incapaz de soportar el silencio sofocante entre él y Yeonjun durante demasiado tiempo.

Sin embargo, antes de que pudiera formular una sola palabra, la voz de Yeonjun atravesó el silencio tan suave como la seda. —Antes de volver a sumergirnos en los arreglos de la melodía, quiero salir a fumar. ¿Vendrás? —había cuestionado casualmente el pelinegro, encontrando la mirada de Soobin con sus habituales ojos perezosos.

Soobin había notado un cambio sutil en el comportamiento de Yeonjun hacia él en las últimas semanas. No es que Yeonjun hubiera dejado de ser exasperante; seguía siendo tan irritante como siempre, una espina perpetua en el costado de Soobin. Sin embargo, algo había cambiado en la forma en que Yeonjun lo miraba, un pequeño destello de algo que Soobin no podía identificar. Cada vez que Yeonjun se dirigía a él, sus palabras seguían siendo tan exasperantes como antes, diseñadas para provocar y enfurecer a Soobin en cada oportunidad que tenía. Pero su voz había adoptado una cualidad más suave, casi seductora, muy parecida a la forma en que miraba a Soobin, con esa tonta sonrisa jugando en sus labios.

Y Soobin no apreciaba la forma inquietante que le hacía sentir.

—Sí, iré —se había encontrado Soobin respondiendo con naturalidad.

En ese momento, lo había descartado como nada más que una pausa compartida para fumar, sólo una manera de matar el tiempo y tal vez aliviar la incomodidad del silencio que se había instalado entre ellos. Era puramente inocente, de ello estaba seguro.

Pero vaya que estaba equivocado.

Salieron del estudio y bajaron las escaleras hasta la parte trasera del edificio, donde un callejón solitario los llamaba. Era su lugar habitual para fumar, lo suficientemente privado como para evitar atención no deseada de algún transeúnte pero aún lleno del distante zumbido de la vida nocturna de Hongdae como ruido de fondo. Yeonjun metió la mano en el bolsillo delantero de su chaqueta y sacó su paquete de cigarrillos con practicada facilidad.

—¿Quieres uno? —había preguntado, con el cigarrillo apagado colgando entre sus labios mientras hablaba, ya sacando otro para Soobin sin esperar respuesta.

Soobin asintió con la cabeza. —Sí, tomaré uno. — Su voz tenía un tinte de anticipación mientras aceptaba la oferta.

Mientras Yeonjun sacaba su encendedor y se preparaba para encenderlo, protegió la parpadeante llama azulada del aire frío con su mano. Fue un acto simple para asegurar que la llama no se extinguiera prematuramente. Sin embargo, el momento se cargó con una intensidad inesperada cuando Soobin se inclinó más cerca, sus frentes casi rozándose, todo por encender su cigarrillo. Y cuando Soobin miró hacia arriba, quedó desconcertado al ver la lánguida mirada de Yeonjun, ya fijada en sus labios.

Soobin no pudo evitar sentir una sutil oleada de inquietud. Se le cortó levemente el aliento y, para aliviar la repentina tensión, dio una rápida calada al cigarrillo que tenía apretado entre los labios, utilizando la acción para sofocar la ansiedad que de repente había brotado dentro de él.

Soobin dio otra calada a su cigarrillo, rompiendo el silencio que se había establecido entre ellos después de su encuentro cercano con el encendedor. Exhaló una columna de humo denso en el aire frío de la noche, con la mirada fija en las lejanas luces de la ciudad de Hongdae.

—Oye, um... ¿Cómo va todo con Minjae? —La voz de Soobin rompió la quietud, llevando un dejo de curiosidad que no pudo contener.

Yeonjun parpadeó, tomado por sorpresa por la pregunta inesperada. Consideró su respuesta por un momento antes de adoptar un tono distante y desinteresado. —¿Minjae? Hace tiempo que no lo veo —respondió casualmente.

Soobin conocía a Yeonjun lo suficientemente bien como para reconocer cuándo decía la verdad. Minjae lo había llamado hace apenas unas noches, preguntándole por Yeonjun y si había estado involucrado con alguien más últimamente. Era una rutina a la que Soobin se había acostumbrado, ya que Minjae a menudo se acercaba cuando necesitaba desahogarse sobre Yeonjun.

Asintiendo, los ojos de Soobin permanecieron fijos en las brasas brillantes de su cigarrillo. —Me llamó hace poco, ¿sabes? Preguntado por ti —admitió, su voz teñida de un aire de indiferencia.

Las cejas de Yeonjun se fruncieron levemente mientras miraba a Soobin. —¿Por qué preguntas sobre mi relación con Minjae? —inquirió, genuinamente curioso por el repentino interés de Soobin.

Soobin suspiró suavemente y exhaló una corriente de humo. —Honestamente, no lo sé, Yeonjun. Solía preocuparme mucho por él, pero... me he dado cuenta de que ya no es tan importante para mí. Creo que sólo necesitaba alguien con quien quejarse de ti —confesó Soobin, su tono pensativo pero resignado.

Yeonjun dejó escapar una burla seca, con la incredulidad grabada en sus rasgos. —¿No estás resentido por eso? —cuestionó entrecerrando los ojos hacia Soobin. —¿Después de lo que te hizo?

Soobin se encogió de hombros, arrojó la colilla al suelo y la aplastó bajo su bota. —Lo estuve en algún momento... pero ya no. Supongo que las personas cambian, y también nuestros sentimientos —había respondido, volviendo su mirada al paisaje urbano que tenían ante ellos.

Yeonjun contempló las palabras de Soobin en el callejón poco iluminado, con una sensación de curiosidad persistente en sus ojos. Después de un breve momento de silencio, finalmente planteó la pregunta que tenía en mente.

—¿Y que hay de ahora? —La voz de Yeonjun tenía un toque de incertidumbre mientras buscaba comprender los sentimientos actuales de Soobin.

Soobin se volvió hacia Yeonjun, sus rasgos reflejaban una mezcla de confusión y contemplación. Sus labios se abrieron mientras intentaba captar la esencia de la pregunta de Yeonjun. —¿Qué quieres decir?

Yeonjun reformuló su pregunta, sus ojos buscando una respuesta en los de Soobin. —¿Qué pasa con tus sentimientos ahora? ¿Todavía te gusta?

La respuesta de Soobin fue sincera y directa. —No... quiero decir, todavía lo encuentro lindo y todo, pero hace mucho que dejó de gustarme —confesó.

Yeonjun asintió pensativamente, absorbiendo las palabras de Soobin. Estaba claro que sus sentimientos hacia Minjae habían evolucionado con el tiempo. Pero cuando Soobin invirtió la pregunta, preguntando si a Yeonjun todavía le gustaba Minjae, la atmósfera se volvió pesada con pensamientos no expresados.

Yeonjun se tomó un momento para elegir sus palabras con cuidado. —Es... es complicado —murmuró finalmente con un profundo suspiro.

Soobin sintió una oleada de curiosidad, un deseo de profundizar en los sentimientos de Yeonjun y las complejidades a las que aludía. Sin embargo, dudó, las palabras que podrían desentrañar el misterio permanecieron tácitas mientras flotaban pesadamente en el aire fresco de la noche.

—Regresemos adentro. Estamos pagando por ese estudio, así que no perdamos mucho tiempo.

Asintiendo, Soobin aceptó la sugerencia de Yeonjun. Era hora de volver a su música, dejando las preguntas sin respuesta flotando en el aire de la noche mientras se dirigían al interior.

Mientras regresaban a la familiar sala de estudio, el peso de su conversación anterior comenzó a disiparse. Los instrumentos y las letras esperaban su atención, Yeonjun tomó su guitarra, listo para reanudar su tarea de modificar melodías y reorganizar las letras. Las luces del estudio arrojaron un suave brillo en sus rostros mientras profundizaban en el proceso creativo.

Pasaron las horas mientras trabajaban diligentemente, creando el sonido perfecto para sus nuevas canciones. Soobin estaba concentrado en afinar la letra que había escrito para una de las melodías que Yunjin y Yeonjun habían compuesto anteriormente. Ya era tarde y el cansancio comenzaba a asentarse en su cuerpo, pero quería la opinión de Yeonjun antes de que terminaran la noche.

Finalmente, Soobin respiró hondo y se volvió hacia Yeonjun. —Oye, ¿puedes darme tu opinión sobre la letra que se me ocurrió para esta melodía? —preguntó, con un dejo de nerviosismo en su voz.

Sin dudarlo, Soobin tomó la guitarra de Yeonjun de su regazo y comenzó a tocar la Gibson, los suaves acordes llenaron la habitación. Mientras tocaba la conocida melodía de "Stop The World I Wanna Get Off With You".

Open Sesame
(Ábrete Sésamo)
(We've places to go)
(Tenemos lugares a los que ir)
We've people to see
(Tenemos personas que ver)
(Let's put 'em on hold)
(Pongámoslas en espera)
There's all sorts of shapes that I bet you can make
(Hay todo tipo de formas que apuesto que puedes hacer)
When you want to escape, say the word
(Cuando quieras escapar, di la palabra)

Derramó su corazón y su alma en cada palabra. La intensa mirada de Yeonjun nunca lo abandonó durante toda la canción, y Soobin no pudo evitar sentir una avalancha de emociones.

Well, I know that getting you alone isn't easy to do
(Bueno, sé que tenerte a solas no es fácil de hacer)
With the exception of you, I dislike everyone in the room
(Con excepción de ti, no me agradan todos los que están en la habitación)
And I don't wanna lie, but I don't wanna tell you the truth
(Y no quiero mentir, pero no quiero decirte la verdad)
Get the sense that you're on the move
(Tengo la sensación de que estás en continuo movimiento)
And you'll probably be leaving soon, so I'm telling you
(Y probablemente te irás pronto, así que te lo digo)
Stop the world 'cause I wanna get off with you
(Detén el mundo porque quiero bajarme contigo)
Stop the world 'cause I wanna get off with you
(Detén el mundo porque quiero bajarme contigo)

Cuando sonó el último acorde, Soobin cuidadosamente dejó la guitarra a un lado, su corazón latía con fuerza en su pecho. Levantó la vista y antes de que pudiera reaccionar, Yeonjun estaba allí, invadiendo su espacio, capturando sus labios en un beso húmedo y apasionado.

Por un momento, Soobin quedó desconcertado, su mente dando vueltas por la sorpresa. Pero luego, se rindió al deseo abrumador que había enterrado profundamente dentro de él durante tanto tiempo. Le devolvió el beso a Yeonjun con igual fervor, el sabor de su anhelo compartido hizo que el momento fuera aún más dulce.

Después de ese beso electrizante en el estudio, el viaje de regreso a casa fue borroso para Soobin. No recordaba muy bien cómo habían navegado por las calles entre esos besos hambrientos y caricias atrevidas. El resto de la noche siguió siendo un recuerdo confuso, una secuencia inconexa de sensaciones y sonidos.

La mente de Soobin luchó por reconstruir los recuerdos fragmentados—su apresurado desvestirse, el tropiezo hacia la habitación de Yeonjun, la sensación de su espalda chocando contra el suave colchón y el ansioso peso de Yeonjun sobre él. El susurro de las sábanas debajo de ellos, los gemidos ahogados que escapaban de los labios de Soobin y los gruñidos roncos que caían de la boca de Yeonjun, todo se mezclaba en una cacofonía de deseo. Fue duro, apasionado e intenso, y Soobin no pudo negar el placer embriagador que le trajo. Se permitió disfrutar del momento, convenciéndose de que era simplemente una aventura de una noche, un capricho fugaz.

Se suponía que sería algo único, una forma de satisfacer su atracción latente sin más complicaciones. Se suponía que debía detenerse allí, antes de que Soobin pudiera caer más profundamente en el hechizo de Yeonjun. Pero no terminó ahí. Por supuesto que no fue así.

Y ahora, un par de meses después, aquí están de nuevo, en una situación familiar pero tentadora—cuerpos increíblemente apretados en la estrecha cabina de ducha, agua golpeando y cayendo en cascada por el cuerpo aún vestido de Yeonjun, mientras observa a Soobin con un brillo divertido en sus ojos y una sonrisa engreída que sólo acentúa sus rasgos diabólicamente atractivos.

Yeonjun aprovecha la oportunidad para burlarse de Soobin, su voz llena de juguetona desaprobación. —¿Tocándote en la ducha mientras tu compañero de cuarto está en la habitación de al lado? —lo reprende, chasqueando la lengua teatralmente— Eres un chico muy sucio, Soobin.

Soobin no puede evitar detestar cómo su cuerpo reacciona a las burlas de Yeonjun. Sus mejillas se tiñen de un profundo tono carmesí y, de mala gana, disfruta del tono burlón y la risa sensual que emana del azabache. Maldice lo bien que se siente cuando Yeonjun se mueve hábilmente, deslizando una rodilla entre las piernas de Soobin y presionando su muslo vestido contra el frente desnudo y altamente sensible del rubio.

La excitación de Soobin por él ya es dolorosamente evidente, su miembro duro y goteando de deseo. La mera fricción de la mezclilla mojada y fría contra su extensión tibia y hormigueante envía escalofríos de placer que lo recorren. Soobin muerde su labio inferior, cerrando los ojos a la fuerza mientras intenta sofocar el jadeo de necesidad que amenaza con escapar de su boca.

El golpeteo del agua que cae del cabezal de la ducha no es suficiente para ahogar la risa aireada de Yeonjun y los sonidos de placer de Soobin cuando el pelinegro comienza a besar su cuello, sus dientes mordisqueando la piel suave y cálida, mientras mueve su pierna, arrastrando su muslo contra la parte más sensible de Soobin, en un movimiento lento y tortuoso.

Soobin puede sentir la sonrisilla traviesa creciendo en los labios de Yeonjun mientras trazan sensualmente a lo largo de su cuello, y sabe que este encuentro seguramente tomará un giro tentador.

En el fondo, Soobin sabe que esta no será la última vez. No supieron cómo parar la primera vez y siguen sin saberlo incluso ahora. Y Soobin no tiene las agallas para detener esta espiral embriagadora.

Entonces llega a una dolorosa conclusión—  tal vez ya esté demasiado bajo el hechizo de Yeonjun.











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5
(Noviembre, 2021)

Yeonjun debería haber sabido que no debía involucrarse con omegas, especialmente con sus devotos fans. Debería haber prestado atención a las advertencias de Kazuha y Yunjin cuando le avisaron que no se enredara con cualquiera de los fervientes fans que los seguían en cada concierto.

Si tan sólo Yeonjun hubiera prestado atención a los consejos de sus amigos, no se encontraría atrapado en esta "relación" precaria, y la reveladora marca de mordedura en su cuello no estaría causando estragos en sus pensamientos e instintos. Pero él no escuchó, y ahora no hay manera concebible para que retroceda en el tiempo.

Ahora está atrapado en un lío que parece imposible de desentrañar, donde Minjae lo tiene comiendo de la palma de su mano, sosteniéndolo con un implacable estrangulamiento. La peor parte es que los instintos de Yeonjun siguen arrastrándolo de regreso al omega, sin importar cuánto intente escapar. Es un ciclo enloquecedor que poco a poco está erosionando su determinación.

Yeonjun sabe que tiene que encontrarse con Minjae hoy en su estudio-apartamento, aunque cada fibra de su ser grita en contra. Cuando recibió una llamada de Minjae más temprano en la mañana, Yeonjun supo que el omega no estaba tramando nada bueno, pero fue la forma en que la dulce voz de Minjae tembló y el suave jadeo que dejó escapar contra el altavoz del teléfono lo que lo hizo salir de mala gana de la cama, como si no tuviera control sobre sí mismo. El hecho de que siga regresando a esta situación asfixiante lo frustra muchísimo.

Tiene muchas oportunidades para detenerse, dar la vuelta y regresar a casa. Nadie le obliga a levantarse de la cama, salir del apartamento y subirse a ese taxi que le lleva al mismo estudio-apartamento que tantas veces ha visitado y al que le ha cogido un extraño cariño. Pero una vez más, no lo hace... y no sabe por qué.

Mientras sube las escaleras del edificio en el distrito de Itaewon, Yeonjun se dice a sí mismo que todavía hay tiempo para detenerse antes de que suceda lo peor. Pero ignora el pensamiento, y en lugar de eso presiona el botón del timbre y espera. Aunque no tiene que esperar mucho porque la puerta se abre casi instantáneamente, como si Minjae hubiera estado detrás de ella todo este tiempo, esperando a que llegara, como probablemente sabía que haría.

Cuando entra en el lugar de Minjae, el abrumador y dulce esencia de las feromonas con aroma a vainilla del omega lo golpea como un maremoto, casi haciéndolo ahogarse y toser. Sus instintos, entrenados a través de la evolución para responder a tales señales, estallan incontrolable e instantáneamente. Yeonjun aprieta los puños y la mandíbula, tratando de recuperar el control sobre su propio cuerpo, pero la cálida sensación ya se está extendiendo desde su pecho por todo su cuerpo. Y se maldice por ser tan débil.

El apartamento es pequeño, está poco iluminado, tiene ventanas diminutas que apenas dejan pasar la luz y está repleto de materiales de arte, lo que le confiere una atmósfera caótica pero extrañamente íntima. Yeonjun desprecia lo familiarizado que se ha vuelto con este lugar.

Minjae, con un brillo de complicidad en sus ojos, lo recibe con una sonrisa sensual. —¡Hyung, eres un salvavidas por venir! Me he sentido fatal últimamente.

No puede ignorar la mirada suplicante en los ojos de Minjae, el creciente rubor en sus pálidas mejillas o el tono dulce en su voz mientras Yeonjun se quita los zapatos en la entrada. Minjae está en celo, un estado vulnerable y necesitado para los omegas, y él lo sabe. Es una trampa en la que Yeonjun ha caído antes y en la que está decidido a no volver a quedar atrapado.

Yeonjun mantiene una expresión severa, sus ojos recorriendo la habitación para evitar la mirada hipnótica de Minjae. Intenta respirar superficialmente para minimizar la inhalación de las feromonas de Minjae. —Minjae, estoy aquí para hablar, no para... —Se calla, incapaz de pronunciar las palabras.

Pero Minjae no se deja disuadir tan fácilmente. Se acerca a Yeonjun y sus cuerpos casi se rozan. —Hyung, por favor. Eres el único que puede ayudarme.

Mientras el olor de Minjae lo envuelve, la resolución de Yeonjun flaquea. Puede sentir el calor que irradia el cuerpo del omega y le resulta difícil mantener la distancia. Lucha contra el impulso instintivo de ceder a las súplicas de Minjae. —No volveré a hacer esto.

Los ojos de Minjae brillan con lágrimas no derramadas mientras susurra: —Pero te necesito, hyung. Necesito que me marques, que me hagas sentir seguro —Es un gemido desesperado bajo, casi como el de un cachorro, y atraviesa el pecho de Yeonjun.

La marca del mordisco que el omega le dio hace algún tiempo todavía duele por la vulnerabilidad de Minjae, pero ya no puede dejarse manipular. Da un paso atrás, su voz es firme. —No puedo, Minjae.

La desesperación de Minjae se convierte en frustración y su expresión se contorsiona en ira. Se acerca a Yeonjun, su mano temblorosa se cierra en un puño y sus nudillos se ponen blancos por la tensión. —¡Eres un bastardo sin corazón! ¡No te importo en absoluto!

Sus voces se elevan en una acalorada discusión, palabras como dagas lanzadas de un lado a otro en el pequeño y asfixiante espacio. La habitación se siente cargada de tensión, un campo de batalla entre sus emociones y su historia no resuelta.

—¿Crees que esto es fácil para mí, Minjae? ¿En verdad crees que disfruto esto? —La voz de Yeonjun está teñida de angustia, sus ojos fijos en los llenos de lágrimas de Minjae.

Pero la frustración y la ira de Minjae sólo crecen. Está decidido a romper con la determinación de Yeonjun. —¡Eres simplemente un cobarde que tiene miedo de enfrentar sus propios deseos! ¡Me usaste y ahora me estás tirando a un lado como basura!

Las fosas nasales de Yeonjun se dilatan con frustración y aprieta los puños a los costados. Respira profundamente, tratando de mantener la compostura. —No te estoy utilizando, Minjae.

—¡Sí, sí lo estás! ¡Tú me follas primero y ahora quieres dejarme atrás mientras te relacionas con otra persona!

—¡Yo no pedí nada de esto! ¡Yo no pedí esta estúpida marca! Creí haber dejado en claro cuáles eran mis intenciones contigo desde el principio, ¡sabías en qué te metías, Minjae! Sabías que no tengo relaciones serias, lo supiste todo el tiempo y aún así me perseguiste. —Acusa Yeonjun, pasando las manos por su cabello, tirando ligeramente de algunos mechones un poco demasiado fuerte para desviar su frustración hacia el picor en su cuero cabelludo— Mira, lamento que te sientas usado, lo entiendo, pero no me eches la culpa de todo esto.

La voz de Minjae se quiebra cuando grita: —¿Lo sientes? ¡Me estás destruyendo! ¡Te odio, Yeonjun!

Su discusión se intensifica aún más, un ciclón de emociones y palabras hirientes se arremolina a su alrededor. La habitación se siente como si se estuviera cerrando, el aire está cargado de tensión no resuelta y una nauseabunda mezcla de feromonas olor a vainilla y madera.

En un último y desesperado intento de romper la resolución de Yeonjun, Minjae lo abofetea. El sonido de la bofetada es seco y resuena por la habitación, dejando una sensación dolorosa y punzante en la mejilla de Yeonjun. Sigue el silencio, salvo por las respiraciones entrecortadas y jadeantes de ambos hombres.

Yeonjun se toca la mejilla dolorida, con los ojos fijos en los llenos de lágrimas de Minjae. La habitación está cargada de emociones crudas, el arrepentimiento flota pesadamente en el aire.

Pero Yeonjun sigue decidido. Él gira sobre sus talones, su voz está llena de firmeza. —Terminé, Minjae. Realmente ya terminé con todo esto.

Con eso, sale del apartamento de Minjae, dejando atrás al omega, con su relación destrozada y sin resolver. La puerta se cierra con un clic, sellando la decisión que ha tomado.











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6
(Noviembre, 2021)

Su pierna sigue moviéndose arriba y abajo a un ritmo frenético, creando un ritmo constante y nervioso. El molesto zumbido de la televisión de fondo intenta infiltrarse en su conciencia, pero Soobin hace todo lo posible para ignorarlo. Está obsesionado con la pantalla de su teléfono celular, que descansa sobre la superficie de la mesa de café en la sala de estar con poca luz.

La charla con su compañero de cuarto en la pantalla de su celular arroja un suave brillo pálido y azulado en la habitación que de otro modo estaría oscura. Una débil luz nocturna se filtra desde la puerta de cristal que conduce al pequeño balcón, mientras el televisor parpadea con un brillo apagado frente a él.

Para ser honesto, Soobin no lo llamaría exactamente "charla" en el sentido literal de la palabra. Es más como una serie de mensajes de texto que ha enviado, cada uno con respuestas concisas de no más de cinco palabras, si es que alguna. El silencio del otro lado de la conversación pesa sobre él, y su pierna continúa su danza inquieta, reflejo de sus propios pensamientos ansiosos.

Jueves
[11:32 p.m.]

Soobin: idiota, a donde fuiste? dejaste los platos sucios en la cocina!
Soobin: cuándo piensas volver para lavarlos?
Soobin: no esperes que yo lo haga, a mi me tocó la semana pasada, es tu turno esta semana!

Yeonjun: sólo déjalos ahí
Yeonjun: los lavaré cuando regrese

Viernes
[12:03 a.m.]

Soobin: los platos sucios siguen ahí...
Soobin: apenas llegues lávalos, idiota

Yeonjun: ok

[9:46 p.m.]

Soobin: oye idiota!
Soobin: aparece de una vez y lava los platos

Sábado
[3:14 p.m.]

Soobin: Choi Yeonjun deja de ignorarme

[7:47 p.m.]

Soobin: Yeonjun...

[11:59 p.m.]

Soobin: ??
Soobin: sigues vivo?

Domingo
[ 2:23 a.m.]

Yeonjun: sigo vivo

Soobin: cuándo vas a volver?
Soobin: no has venido en tres días
Soobin: está todo bien?

Soobin estaría mintiendo si dijera que no se siente preocupado ni ansioso. Han pasado varios días desde la última vez que vio a Yeonjun, y aunque su relación no es la más amena, no puede evitar sentirse invadido por una sensación de inquietud y consternación debido a la ausencia del alfa en su pequeño apartamento.

El peso del vacío cae sobre sus hombros. Últimamente, el apartamento ha estado demasiado tranquilo y calmado para el gusto de Soobin, y la quietud, de una manera extraña, lo inquieta incluso más que la habitual presencia molesta de Yeonjun. No despertarse con el sonido familiar de las cuerdas de la guitarra de Yeonjun o participar en sus discusiones diarias sobre asuntos triviales como la caja de leche vacía en la nevera lo está llevando al borde de la locura. Esto deja a Soobin sintiéndose extrañamente fuera de lugar.

Aunque, a decir verdad, esta sensación de dolor y escalofrío en sus entrañas comenzó hace unas semanas, o al menos fue entonces cuando Soobin lo reconoció conscientemente. Todo comenzó cuando empezó a sentirse extrañamente conectado con Yeonjun. Al principio, lo descartó como una idea ridícula. Después de todo, ambos son alfa, entonces, ¿cómo podrían haber formado un Lazo?

Pero a medida que pasaban los días, ese sentimiento peculiar sólo se hizo más fuerte. De repente, Soobin se encontró extrañando a Yeonjun cuando él no estaba cerca, anhelando más de su presencia. A veces, sin saberlo, sintonizaba las emociones de Yeonjun, sintiendo sus estados de ánimo sin siquiera intentarlo. El anhelo por el aroma único de Yeonjun —toques de café tostado y madera— se había vuelto casi insaciable. Y más de una vez, Soobin había contemplado pedir prestada una de las sudaderas más cómodas de Yeonjun, sólo para tener un poco de ese aroma cerca de él.

Soobin se estaba volviendo loco y la única solución que se le ocurrió fue hablar directamente con Yeonjun sobre ello. Necesitaba saber si Yeonjun también estaba experimentando estos extraños deseos. Tal vez era un fenómeno compartido y ambos estaban perdiendo la cabeza juntos. Tal vez todo estaba en la cabeza de Soobin, y Yeonjun no tenía esos pensamientos extraños sobre oler a su compañero de cuarto, como tenía Soobin. O tal vez, sólo tal vez, Yeonjun confirmaría que Soobin no estaba solo en estas sensaciones y que podrían navegar juntos por esta extraña conexión.

Mientras continúa jugueteando con su teléfono, Soobin repite sus últimas interacciones en su mente. Recuerda cómo la mirada de Yeonjun se detuvo en él un poco más de lo habitual, la forma en que sus discusiones se convirtieron en momentos de tensión cargada que sólo se disiparían después de follar en cualquier habitación en la que tropezaran primero, y el anhelo inexplicable que surgía dentro de él cada vez que Yeonjun salía de la habitación después de que el resplandor sexual se desvaneciera. Era como si estuvieran conectados en un nivel más profundo y Soobin tenía miedo. Está aterrorizado.

Soobin no puede evitar tener la sensación de que esto podría ser un Lazo, esa misma conexión rara y mística que se supone que ocurre sólo entre omegas y alfa. Hasta ahora, es inaudito que dos alfa compartan tal vínculo, pero, claro, Soobin nunca había afirmado ser un experto en dinámica alfa. Todo lo que sabe es que algo extraño está sucediendo y necesita respuestas.

Soobin finalmente reúne el coraje para llamar a Yeonjun, sus dedos temblorosos escriben la primera letra de su nombre y se desplazan hacia abajo hasta encontrar su contacto. Justo cuando está a punto de presionar el ícono de teléfono verde al lado del nombre de Yeonjun, escucha el pitido revelador de la cerradura de la puerta seguido por el crujido de la puerta principal abriéndose y cerrándose nuevamente.

El corazón de Soobin se acelera cuando cuelga la llamada y rápidamente deja su teléfono a un lado justo a tiempo para ver a Yeonjun entrar al apartamento, tropezando mientras lucha por quitarse los zapatos en la entrada. Los ojos de Soobin se abren en shock. El alfa luce deteriorado, como si hubiera pasado por una mala racha. Yeonjun parece borracho y sus pasos son inestables. Su cabello despeinado, los círculos oscuros bajo sus ojos los hacen lucir apagados y opacos, y los moretones en su rostro pintan un cuadro de agotamiento y confusión. Pero lo que más llama la atención de Soobin es el abrumador aroma de las feromonas de Yeonjun, espeso y almizclado, que persiste en el aire debajo del olor a alcohol. Soobin lo reconoce al instante; Yeonjun está en pleno celo.

Soobin no puede evitar sentir una mezcla de emociones. Por un lado, está preocupado por Yeonjun, pero por el otro, está perplejo y un poco herido. ¿Por qué Yeonjun no le contó sobre esto? Soobin con mucho gusto le habría dado espacio y comodidad durante su celo, o tal vez incluso lo habría acompañado si se lo hubiera pedido.

Consternado por el bienestar de Yeonjun, Soobin no puede contener su preocupación mientras pregunta: —¿Qué le pasó a tu cara?

Sin embargo, Yeonjun no responde. En cambio, sin decir palabra, se dirige al sofá, arrastrando los pies como si su cuerpo pesara una tonelada, y se deja caer al lado de Soobin, sus hombros tocándose. Soobin queda instantáneamente envuelto por el aroma de Yeonjun, las fuertes feromonas que emanan de él, pero debajo de eso, Soobin detecta un aroma dulce y familiar— vainilla. Es un aroma que conoce muy bien, las inconfundibles feromonas de un omega en celo.

El pecho de Soobin se contrae cuando se da cuenta. Yeonjun debe haber pasado su celo con Minjae. A pesar de sus mejores esfuerzos por mantener su habitual actitud molesta, Soobin no puede evitar sentir una oleada de ira. Por un minuto, piensa que tiene todo el derecho a estar enojado con Yeonjun por ocultarle esto, por no confiar en él lo suficiente como para compartir algo tan íntimo y, al mismo tiempo, hay una corriente subyacente de dolor debajo de su ira, una sensación de rechazo que escuece. Pero Soobin se recompone, sabe que no tiene derecho a estar enojado con Yeonjun, aunque lo está.

Soobin intenta dejar de lado el dolor y la ira, concentrándose en los asuntos prácticos que tenemos entre manos. Soobin traga saliva y su voz suena tensa cuando finalmente habla. —¿Dónde estuviste todos estos días de todos modos? Tuve que limpiar los platos sucios que dejaste en la cocina.

La disculpa de Yeonjun es lenta y llena de cansancio. —Lo siento —murmura, y Soobin sabe que no es propio de Yeonjun disculparse tan fácilmente.

Soobin, sin embargo, no está listo para dejar de lado su molestia. Él lanza una amenaza poco entusiasta —Me vengaré por ello.

Pero entonces, el comportamiento de Yeonjun da un giro inesperado. Se inclina más cerca de Soobin y sus palabras salen en un tono curioso. —¿Estabas preocupado, Soobin-ah? ¿Mmm? —Se pregunta Yeonjun después de un segundo de más, inclinándose más cerca, tan cerca que Soobin puede sentir el calor del aliento de Yeonjun contra su piel, mezclado con el inconfundible olor a alcohol. Es embriagador, y la cabeza de Soobin comienza a girar, cree que se está emborrachando con el olor de Yeonjun.

Antes de que pueda siquiera pensar en una respuesta, Soobin se sobresalta cuando los labios fríos y húmedos de Yeonjun rozan su cuello. La mente de Soobin es un torbellino de emociones encontradas. Quiere abordar el tema del Lazo, pero con los labios de Yeonjun en su cuello y el abrumador aroma de sus feromonas en el aire, se vuelve cada vez más difícil concentrarse en cualquier otra cosa.

Mientras Yeonjun continúa besando y mordisqueando su cuello, la voz de Soobin sale en un susurro tenso. —Yeonjun, necesitamos hablar de algo...

Yeonjun parece ignorar el intento de entablar una conversación, sus labios se arrastran hacia el lóbulo de la oreja de Soobin, su aliento caliente envía escalofríos por su columna. Su voz es ronca mientras murmura contra la piel de Soobin, —Hablemos luego, Soobin-ah...

Soobin siente que se derrite bajo el toque de Yeonjun y su resistencia se desmorona aún más. Su voz tiembla mientras intenta resistir el embriagador tirón de su compañero de cuarto. —Pero es importante, Yeonjun...

Yeonjun finalmente se retira ligeramente, sus rostros separados por centímetros, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de deseo y picardía. —Sé lo que es importante en este momento —ronronea, su pulgar rozando el labio inferior de Soobin antes de capturarlo en un beso hambriento.

Las protestas de Soobin se desvanecen en un suave gemido mientras se rinde al abrumador deseo y necesidad que las feromonas de Yeonjun han encendido dentro de él. La cuestión del Lazo puede esperar por ahora, mientras los dos compañeros de cuarto se pierden en la apasionada intensidad de sus deseos.

Antes de que la espalda de Soobin toque el sofá, pasa sus dedos por los mechones de cabello de Yeonjun, agarrando un puñado de los sedosos mechones negros y tirando suavemente mientras Yeonjun explora las profundidades de su boca. El gemido que escapa de los labios de Yeonjun vibra contra los de Soobin, intensificando el calor que se acumula en el centro de Soobin, y no puede evitar rodear la cintura de Yeonjun con sus piernas.

Con Soobin reclinado en el sofá, Yeonjun tiene más espacio para maniobrar y desliza su rodilla entre las piernas de Soobin, separándolas con una lentitud deliberada que lleva a Soobin al borde de la locura. Los labios de Yeonjun descienden para trazar un rastro de besos húmedos a lo largo de la piel sonrojada y acalorada de Soobin. La mirada de Soobin se fija en el techo de su apartamento, sus dedos agarran la tela del sofá debajo de él mientras emite suaves y entrecortados sonidos de placer.

Yeonjun entierra su rostro en el hueco entre el hombro y el cuello de Soobin, acariciando la sensible piel con la fría punta de su nariz. La sensación de cosquillas envía escalofríos deliciosos que recorren la columna de Soobin, y se aferra a Yeonjun, sucumbiendo a la mezcla embriagadora de deseo y afecto.

Mientras los labios de Yeonjun exploran la tierna piel del cuello del rubio, Soobin ya no puede negar la abrumadora atracción que ha estado sintiendo por su compañero de cuarto. No puede reprimir su gemido cuando Yeonjun succiona su piel, dejando chupetones rojos.

El deseo y el anhelo alimentan sus acciones, Soobin suplica —Ven aquí —responde Yeonjun con entusiasmo, sus labios fusionándose una vez más en un beso feroz y apasionado. La habitación se llena con el sonido húmedo y lujurioso de sus bocas chocando.

La mano de Yeonjun se aventura debajo de la tela de la camiseta sin mangas de Soobin, sus dedos fríos trazan patrones provocadores a través de la piel cálida y sensible, encendiendo un deseo ardiente dentro de Soobin. Se estremece, sus dedos buscan instintivamente el cabello de Yeonjun una vez más, pero el pelinegro retrocede de repente.

El cuerpo de Soobin duele por el toque de Yeonjun, y quiere que Yeonjun regrese encima de él, pero después de pasar una mano por su propio cabello, empujando mechones negros lejos de su frente, Yeonjun vuelve a poner sus manos en el cuerpo de Soobin. Uno a cada lado del hueso de la cadera del rubio. Respirando pesadamente, Soobin mira a Yeonjun con una mezcla de deseo y anticipación.

Por un momento fugaz, Yeonjun simplemente observa a Soobin tirado en el sofá debajo de él, con su cabello rubio ceniza desordenado. Un brillo hambriento baila en los ojos de Yeonjun, y se lame los labios, saboreando los restos de la esencia de Soobin antes de que finalmente sus manos encuentren su camino debajo de la camiseta sin mangas de Soobin, empujando la tela hacia arriba para revelar la extensión lechosa de la piel.

Soobin se siente expuesto y electrizado bajo la intensa mirada de Yeonjun y el camino errante de sus hábiles manos. Aún así, no puede resistirse molestarlo, su voz está llena de deseo mientras se mofa—¿Te gusta lo que ves?

En lugar de una respuesta verbal, Yeonjun se inclina para recorrer con sus labios el nuevo tatuaje en las costillas de Soobin, su boca traza las intrincadas líneas de la rosa tatuada en la pálida piel de Soobin. El tatuaje nuevo todavía tiene una ligera irregularidad desde que Soobin se lo hizo hace apenas un par de semanas. Incluso mientras prodiga atención a la piel de Soobin, Yeonjun no detiene su viaje ascendente, empujando la camiseta negra más arriba.

—Este es nuevo —murmura Yeonjun, sus labios húmedos rozando el contorno del tatuaje. Soobin asiente lentamente, su mirada se fija en la hambrienta de Yeonjun. — Me gusta mucho —elogia Yeonjun, y el inesperado cumplido envía un escalofrío de placer a través de Soobin, haciéndolo gemir suavemente.

El gemido de Soobin adquiere un tono de sorpresa aún mayor cuando siente a Yeonjun mordisqueando su pezón juguetonamente. Quiere taparse la boca para sofocar el sonido, pero la sensación lo recorre incontrolablemente y se encuentra con la risa baja de Yeonjun contra su pecho.

—¿Cómo puede un alfa como tú hacer sonidos tan lindos? —Yeonjun sonríe, dibujando círculos alrededor del otro pezón, su pulgar rozándolo provocativamente.

—Cállate —replica Soobin sin aliento, pero está claro que las atenciones de Yeonjun lo están volviendo loco. Yeonjun no lo critica por su respuesta, optando en cambio por un último beso en el pezón rosado de Soobin antes de capturar los labios del rubio en otro beso apasionado y húmedo.

Y hay tanta lengua y saliva que todo alrededor de la boca de Soobin se siente húmedo. No debería ser tan bueno como se siente, pero que Yeonjun le pellizque el pezón mientras le chupa la lengua hace que Soobin se pierda en los besos.

Ya sean las hábiles manos de Yeonjun o el embriagador aroma de sus feromonas, el cuerpo de Soobin responde con entusiasmo. Puede sentir su piel volviéndose caliente y sensible, sus propias feromonas con aroma a sándalo comenzando a mezclarse con la mezcla. La comprensión lo golpea como un rayo— su celo podría ser inminente.

Cuando Soobin se da cuenta de que su celo está comenzando a asentarse en él, sabe en el fondo que este no es el curso de acción más inteligente. Sus instintos lo atraviesan, impulsándolo a seguir, y ya no puede resistirlos. Está intoxicado por la presencia de Yeonjun, el embriagador aroma de la madera y las feromonas del café tostado que lo consumen.

Con fervor alimentado tanto por el deseo como por su propia rutina, Soobin lleva a Yeonjun hacia su habitación. Sus labios están encerrados en un beso apasionado y febril mientras entran a trompicones en el dormitorio. El corazón de Soobin late con anticipación. La habitación está tenuemente iluminada por el reflejo de las luces de la calle, salpicándolos de tonos azulados y rojizos, las sombras bailan en las paredes y la cama los invita a acercarse. Con cada paso, la ropa de Soobin cae al suelo en un apresurado frenesí.

La voz de Soobin es apenas más que un susurro ronco mientras murmura —Yeonjun... —sus dedos trazan un camino ardiente por el pecho de Yeonjun, su toque eléctrico. Yeonjun responde con un gruñido de deseo, sus ojos oscuros y hambrientos.

Sus cuerpos chocan sobre el colchón, una cascada de sensaciones inunda sus sentidos. Soobin deja escapar un gemido sin aliento cuando los labios de Yeonjun encuentran su camino hacia su cuello, dejando un rastro de besos calientes y húmedos a lo largo de su sensible piel.

—Te necesito —jadea Soobin, su voz llena de anhelo. La respuesta de Yeonjun es muda pero ferviente, sus manos recorren el cuerpo de Soobin con un hambre posesiva.

La habitación se llena con el embriagador aroma de sus feromonas mezcladas, una potente mezcla de deseo y anhelo que los lleva al borde de la rendición. Los dedos de Soobin encuentran el cabello de Yeonjun, acercándolo mientras sus bocas se encuentran en otro beso abrasador. Sus lenguas se enredan y bailan, sus cuerpos se mueven al ritmo de su pasión desenfrenada.

—Soobin—Yeonjun respira contra sus labios, su voz llena de necesidad. El deseo de Soobin coincide con el suyo y con un deseo que roza la desesperación, empuja a Yeonjun sobre la cama y se sienta a ahorcadas sobre su regazo.

Sus miradas se cruzan, llenas de un hambre cruda que desafía las palabras. Las manos de Soobin tiemblan mientras desnuda a Yeonjun, sus ojos nunca se separan. La anticipación en la habitación es palpable, una tensión que los lleva más cerca del límite.

—Quédate ahí, quiero montarte —Soobin susurra, inclinándose para reclamar los labios de Yeonjun una vez más. Prueba el sabor de Yeonjun, sabiendo que no se cansará de él en ningún futuro cercano.

—Está bien —Yeonjun ríe. Abre la boca para decir algo, pero la cierra cuando nota que Soobin se levanta para tomar el lubricante y los condones de la mesa de noche. Yeonjun traga saliva, y Soobin se siente seguro cuando vuelve a sentarse en el regazo de Yeonjun.

—¿Puedes...? —Soobin hace un gesto hacia el tubo de lubricante que ha dejado al alcance de Yeonjun.

—Sí. —Yeonjun lame sus labios mientras lo alcanza, mojando sus dedos con una sensación de anticipación.

—Hora de mi venganza —Soobin bromea para aliviar la tensión que se ha estado acumulando en su estómago. Es solo sexo; no debería sentir vergüenza.

Yeonjun sonríe en respuesta al chiste de Soobin y captura sus labios en un beso rápido. —Por supuesto que sí. —Él bromea de vuelta, y Soobin rueda los ojos incluso cuando arquea la espalda al sentir los dedos de Yeonjun presionando contra su trasero. —Levanta el trasero, bonito.

Soobin se sonroja por el apodo, pero no dejará que Yeonjun piense que ha ganado todavía. —Te crees mucho. —Murmura Soobin.

Los dedos de Yeonjun hacen su magia en su interior, y mientras los riza y luego los saca y los empuja de nuevo, Soobin gime, —¿No debería ser así? —El gemido en respuesta de Soobin es suficiente. La risa baja de Yeonjun resuena en la habitación mientras continúa con sus caricias. — Tener a alguien tan impresionante como tú, un alfa grande y guapo, lujuriándome, es un gran impulso para mi ego, ¿no crees? —Yeonjun continúa el trabajo de sus dedos mientras susurra— ¿No te gusta saber que este alfa también ha fantaseado contigo?

—Tal vez. —Soobin gime, atrapado entre el deseo y la vergüenza. Las palabras provocativas de Yeonjun despiertan algo dentro de él. Yeonjun jadea suavemente antes de besar el cuello de Soobin. Y sabe que esta charla coqueta es solamente producto de la ebriedad de Yeonjun, así que no quiere confiar en sus palabras, pero los elogios disfrazados aún hacen que una sensación de calor se extienda por su pecho. —Pero, ¿puedes callarte y follarme?

Yeonjun se ríe para sí mismo, pero hace lo que Soobin quiere. En silencio, prepara a Soobin un poco más antes de agarrar su miembro que gotea y lo acaricia hacia arriba y hacia abajo un par de veces para luego dar unos golpecitos contra el trasero de Soobin. Soobin le coloca el condón antes de agarrar la base y alinearse con ella.

Después, todo parece borroso.

El ardor y el estiramiento, los gemidos bajos de Yeonjun, su firme agarre en las caderas de Soobin. Es vacilante al principio, pero en el momento en que se besan, muerden y tiran, el ritmo se acelera. El chapoteo de piel contra piel cada vez que Soobin se levanta sobre sus muslos sólo para caer nuevamente llena la habitación.

Soobin se estabiliza agarrando los hombros de Yeonjun, usándolos como apoyo para intensificar sus movimientos. Sin embargo, titubea cuando las manos de Yeonjun se deslizan sensualmente sobre su cintura.

Yeonjun envuelve ambos brazos alrededor de la cintura de Soobin, sosteniéndolo con fuerza mientras sus cuerpos se mueven al unísono. La necesidad y desesperación de Yeonjun son evidentes en cada toque y beso, y Soobin no puede evitar gemir en voz alta en respuesta. Yeonjun bromea con el pezón de Soobin con los dientes, provocando un agudo jadeo del rubio. A cambio, Soobin tira del largo cabello de Yeonjun.

Después de un particular y fuerte gemido del nombre de Yeonjun, Soobin jadea. Yeonjun los voltea sobre la cama hasta que la espalda de Soobin vuelve a encontrarse con el colchón. —Es mi turno de divertirme —Yeonjun sonríe, y Soobin sólo puede responder con un jadeo sin aliento, incapaz de formar palabras mientras la excitación lo recorre. — ¿Así o a cuatro patas? —Yeonjun tiene la decencia de preguntarle.

—Así.

Quiere ver la cara de Yeonjun.

El sexo entre dos alfas en medio de sus celos puede no ser la opción más inteligente, pero ninguno de los dos tiene intención de detenerse. El pensamiento racional es esquivo cuando Yeonjun se retira y luego vuelve a empujar, con más fuerza, lo que hace temblar a Soobin.

Sus cuerpos se mueven en un acalorado frenesí, sus acciones impulsadas por un instinto primitivo y una necesidad abrumadora. El agarre de Soobin se aprieta con más fuerza sobre las sábanas debajo de él mientras mueve sus caderas más rápido, rindiéndose a las olas de placer que chocan sobre él.

Le dolerá el cuerpo, pero vale la pena. El sexo es duro y rápido, y tiene que cerrar los ojos con fuerza cuando es demasiado. Su cuerpo sigue balanceándose hacia arriba y hacia abajo, pero está bien porque Yeonjun sigue llamándolo "bonito".

Él dice: "Qué bonito te ves cuando te follo así", pero de todos modos es "bonito".

En este punto, Soobin aceptará cualquier cosa de Yeonjun. Todo lo que quiera darle, él lo tomará.

Yeonjun aprieta su agarre por puro instinto, sus dedos clavándose en la cintura del menor, con tanta fuerza que seguramente se convertirán en marcas rojizas al día siguiente. Soobin, sin embargo, no parece inmutarse por el manejo rudo y grotesco del pelinegro. En cambio, suelta un gemido de placer que termina ahogando con el dorso de su mano, mientras su cuerpo se tuerce involuntariamente tratando de alejarse de la abrumadora corriente de placer que le recorre el cuerpo. Sus talones clavándose en el colchón, empujándose contra el pecho ardiente del guitarrista, en un intento de escapar, pero al mismo tiempo buscando más de ese toque electrizante.

—No te muevas, Soobin —murmura Yeonjun por lo bajo, sus dientes repasando el contorno del cuello del azabache y dando pequeños mordiscos a la piel sonrojada y tersa, tentado a morder y reclamarlo como suyo pero sin llegar a hacerlo. Un gruñido comienza a resonar desde lo profundo de su pecho, cuando siente a Soobin temblar debajo de él, derritiéndose entre sus brazos —No te muevas.

— Puedes hacerlo... —responde con voz ahogada, sus palabras difuminándose entre suspiros bajos y pequeños gemidos que escapan de su boca sin filtro. Su está mente nublada por el celo y las sensaciones tan intensas, tanto que sin pensarlo vuelve a hablar —. Puedes morder, Yeonjun. No iré a ninguna parte, lo prometo.

Entonces todo se detiene de golpe. De pronto, ya no siente el calor y el peso del cuerpo de Yeonjun sobre el suyo, ni sus manos recorriendo su cintura, ni el latido desbocado de sus corazones contra su pecho. Ya no hay más placer, lo único que queda es el eco de sus respiraciones erráticas que ahora ambos tratan de contener.

Los ojos oscuros del azabache lo miran con una emoción que Soobin no puede descifrar, como si no pudiese dar crédito a lo que acaba de escuchar. Las palabras dichas por el rubio poco a poco comienzan a repetirse en su cabeza y cae en cuenta de la implicación de estas... ¿se habría dado cuenta de que acaba de confesarse?

Antes de que si quiera pueda pensar en una buena explicación para su reciente desliz, el silencio se llena de la voz fría y dura de Yeonjun.

—No eres quien quiero reclamar.

Si fuese posible escuchar el sonido de un corazón romperse, entonces el mundo habría escuchado el ensordecedor estruendo del corazón de Soobin haciéndose añicos justo en ese momento. El único hilo de esperanza que lo sostenía finalmente se ha roto.

Y mientras Yeonjun comienza alejarse de él, Soobin se da cuenta que esta posiblemente sea su última oportunidad de tenerlo, incluso si sólo es para llenar un lugar en el que él no encajará nunca.

Así que con la última pizca de dignidad que le queda, atrapa las caderas del mayor entre sus piernas, obligándolo a adentrase en el nuevamente y lo ayuda empujándose contra él, robándole un suspiro bajo y sintiéndolo tensarse por la receptividad y calidez de su cuerpo.

—Soobin... —comienza a decir Yeonjun al notar sus ojos almendra comenzar a vidriarse, pero Soobin lo corta con un movimiento de cabeza.

—Sólo terminemos con esto.

La atmósfera es vacilante al principio, con Yeonjun pareciendo estar en trance. Soobin, por su parte, no puede soportar la intensidad de la mirada de Yeonjun por mucho tiempo. Solo quiere poner fin a esto lo antes posible, deseando borrar de su mente la sensación del rechazo abrupto que acaba de experimentar. En un acto de desesperación, Soobin libera su aroma, un alarde agridulce de melancolía y feromonas cargadas. Ahoga a Yeonjun con la embriagadora fragancia hasta que las pupilas del azabache se dilatan, su resistencia resquebrajándose y sucumbiendo al irresistible instinto.

Yeonjun empuja contra él una vez, duro y fuerte, haciendo a Soobin gemir alto. Y luego otra vez, y una vez más. Hasta que la habitación vuelve a llenarse de los sonidos que Soobin deja escapar de su boca.

Incluso cuando su piel parece estar en llamas y siente la electricidad a través de su columna hasta su vientre, el placer es opacado por la sensación de su corazón hundiéndose hasta el fondo de su pecho, presionándose contra sus pulmones e impidiéndole respirar y pensar con claridad.

Los sollozos que desearía poder dejar salir, terminan escapando de sus labios como jadeos que terminan ahogándose en las almohadas cuando Soobin esconde su rostro entre ellas para evitar que Yeonjun vea las lágrimas que caen de sus ojos cada vez que siente al mayor encajarse cada vez más profundo en él.

Cuando todo finalmente acaba, Yeonjun se hunde a su lado en el colchón y este rechina bajo su peso. No puede soportarlo.

— Soobin, hace un momento- —no puede si quiera escuchar su voz sin sentir que su alma se desploma hasta el suelo, como si pesara una tonelada —¿Qué haces? ¿A dónde vas?

Soobin ya está de pie, con las piernas temblorosas y el corazón pesado en su pecho.

—Me quedaré a dormir a casa de un amigo esta noche —logra responder después de tragar el nudo en su garganta y por suerte puede disimular el dolor haciéndolo pasar por cansancio.

—No me dijiste antes que tenías planes.

Soobin recoge su ropa del suelo y se viste tan rápido como puede, necesita salir de ahí en ese mismo instante. Sin embargo, la humillación lo entorpece mientras se coloca su camiseta y en su cabeza no deja de repetir las crueles palabras de Yeonjun, una y otra vez.

No eres tú quien quiero reclamar.

No... eres... tú...

No. No. No.

No eres tú.

—Asegúrate de no olvidar ninguna de tus cosas en mi habitación cuando salgas —Soobin dice con el último gramo de dignidad que le sobra, antes de finalmente salir y cerrar la puerta detrás de él, dejando adentro los pedazos de su corazón.









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7
(Diciembre, 2021)

Yeonjun había escuchado esas historias que cuenta la gente, aquellas en las que se emborrachan tanto que pierden fragmentos enteros de memoria, los recuerdos de una noche entera se evaporan, dejándolos con un vacío en sus mentes. Es como una escena faltante en una película que hace que toda la trama sea incomprensible. Siempre había considerado esas historias como cuentos exagerados y dramáticos confeccionados en aras de una buena historia.

Pero ahora lo sabe mejor que nadie, es cierto.

Se ve obligado a creerlo porque no hay otra explicación plausible para el cambio abrupto en la conducta de Soobin desde esa fatídica noche en la que Yeonjun regresó a casa borracho y perdido en la neblina de su calor. Algo debe haber ocurrido entre él y Soobin, algo tan terrible que ha alterado irreversiblemente su relación. El problema es que no recuerda lo que hizo o dijo, excepto una frase inquietante: "No eres tú quien quiero reclamar".

Ese único fragmento de memoria es tan enigmático como frustrantemente vago y carece de contexto para darle sentido. Lo que Yeonjun sí sabe, sin embargo, es que lo que ocurrió esa noche debe haber sido realmente horrible, lo suficientemente doloroso como para justificar la ira prolongada de Soobin, ya que ha pasado un mes entero, y Soobin sigue tan enfurecido con él como siempre, y su resentimiento hacia Yeonjun se muestra. no hay signos de disminución.

La preocupación de Yeonjun lo corroe a diario, una sombra persistente que se niega a disiparse. Anhela la dinámica familiar que compartía con Soobin, donde las discusiones acaloradas y las bromas molestas eran la norma. Esos enfrentamientos, aunque a veces exasperantes, fueron un testimonio de su conexión.

Pero ahora, la gélida indiferencia de Soobin es más profunda que cualquier intercambio acalorado. Es como si una chispa se hubiera extinguido en su interior, dejando tras de sí un vacío inquietante. No importa cuánto lo intente Yeonjun, no puede reavivar la ardiente pasión que una vez definió sus interacciones.

En medio de esta frialdad, el estudio se convierte en un refugio. Es donde Yeonjun vislumbra fugazmente al Soobin que solía conocer. Durante los ensayos, resurge el viejo Soobin— el que intercambiaba bromas, enfrentaba a Yeonjun de frente y miraba a los ojos con un desafío juguetón. En esos breves momentos, Yeonjun se aferra a la esperanza de que su vínculo pueda resucitar, incluso si la realidad fuera del estudio cuenta una historia diferente.

Se aferra a estos fragmentos de su pasado, saboreándolos. Yeonjun se engaña a sí mismo haciéndose creer que todo está bien entre ellos, incluso cuando el abismo que los divide se hace más amplio con cada día que pasa. La mente de Yeonjun cae en el caos, un turbulento torbellino de pensamientos que lo distrae de la tarea que tiene entre manos. En su desorden mental, comete un error de novato— se salta un tiempo y toca el primer acorde del puente prematuramente, una discordante interrupción de la música que están creando.

La brusquedad del cambio de acordes hace que Yunjin intervenga, su rompe el silencio, su tono es una mezcla de frustración y preocupación. —¡Alto! ¡Alto! — Levanta la mano en el aire, señal que instantáneamente ordena al resto de la banda que dejen de tocar. Obedientemente, detienen sus instrumentos y dejando el estudio en un repentino y espeluznante silencio. —Hoy estamos muy desincronizados. ¿Qué pasa con eso?

Sus palabras flotan pesadas en el aire, una pregunta que persiste y exige una respuesta. La sala contiene la respiración de forma colectiva, esperando una explicación para el desorden que repentinamente se ha apoderado de sus típicamente armoniosos ensayos.

Da un paso adelante con el ceño fruncido, su bajo todavía colgado sobre su hombro y su cabello rubio recogido en una cola de caballo desordenada, como de costumbre. Su voz tiene un toque de frustración mientras aborda el tema. —Últimamente, parece que la batería y la guitarra no están del todo coordinadas y eso está afectando nuestro sonido general. ¿Qué está sucediendo?

Yeonjun siente una punzada de culpa al darse cuenta de que su momentáneo descuido no ha pasado desapercibido. Siempre se ha enorgullecido de ser un miembro confiable y comprometido de la banda, y este lapso ha sacudido esa reputación. El pánico se apodera de él momentáneamente mientras mira hacia Soobin, temiendo que su error haya irritado aún más a su usualmente severo baterista.

Sin embargo, para su sorpresa, Soobin no lo mira a los ojos con ira o irritación. En cambio, ofrece una sonrisa cansada hacia Yunjin y se rasca la nuca, una señal de que está dispuesto a cargar con parte de la culpa. —Lo siento, Yunjin. No he estado tan concentrado como debería últimamente, pero prometo practicar más y esforzarme mucho más.

Yunjin suspira y su frustración inicial da paso a la comprensión. Ella coloca una mano sobre el hombro de Soobin para tranquilizarlo. —Está bien, Soobin. Todos tenemos nuestros días malos. Sólo recuerda comunicarte con nosotros si algo te molesta o si necesitas más tiempo para prepararte. Somos un equipo, después de todo.

Decide pedir un breve descanso, reconociendo que un respiro momentáneo podría ayudar a aclarar sus mentes. Soobin anuncia su intención de salir a fumar y, para sorpresa de todos, Yunjin decide unirse a él.

Cuando la puerta se cierra, dejando a Yeonjun y Kazuha solos en la sala del estudio, la atmósfera se llena de tensión tácita. Kazuha, siempre el miembro locuaz y perspicaz de la banda, no pierde el tiempo. Se acerca a Yeonjun, con los ojos llenos de curiosidad y preocupación.

Con su característica franqueza, Kazuha exige —Muy bien, dímelo. ¿Qué está pasando entre tú y Soobin últimamente?

Yeonjun traga saliva, sorprendido por lo observadora que es Kazuha. Esperaba mantener ocultos sus recientes problemas con Soobin, pero parece que su confusión emocional no ha pasado desapercibida. Duda un momento y luego pregunta —¿Es tan obvio?

Kazuha asiente vigorosamente, su expresión no deja lugar a dudas. —Absolutamente. Ustedes dos han estado emitiendo suficiente tensión como para alimentar una ciudad.

Yeonjun deja escapar un suspiro y deja caer los hombros. Ya no puede negar la verdad. —Creo que le he hecho algo... algo horrible a Soobin —admite, con la voz cargada de culpa. —Algo que lo ha enojado tanto que ni siquiera me habla más de lo necesario. Pero el problema es que no recuerdo exactamente qué hice y no sé cómo solucionarlo.

Kazuha escucha atentamente, su empatía es evidente en sus ojos. Después de un momento de reflexión, ofrece su consejo. —Yeonjun, necesitas hablar con Soobin. La comunicación es clave en cualquier relación y no es diferente en una banda. Pase lo que pase entre ustedes dos, no se resolverá si sigue evitando el problema. Siéntate con él, discúlpate si es necesario y trata de arreglar las cosas.

Yeonjun toma en serio el consejo de Kazuha y, mientras esperan que Soobin y Yunjin regresen al estudio, puede sentir el peso de sus problemas no resueltos con Soobin presionándolo.

Cuando Soobin y Yunjin vuelven a entrar a la habitación, el corazón de Yeonjun se hunde al notar el enrojecimiento en los ojos de Soobin. El baterista evita intencionadamente hacer contacto visual con él y se dirige directamente al taburete del baterista. Es una clara señal de lo tensa que se ha vuelto su relación.

Sin embargo, cuando Yunjin hace lo mismo, le lanza a Yeonjun una mirada aguda y casi de regaño. Es una advertencia, una señal de que Yunjin no tolerará más interrupciones dentro de la banda. Yeonjun traga saliva, sintiendo la presión de hacer las paces antes de que Yunjin intervenga.

Después de un par de horas de intenso ensayo, los miembros de la banda se reúnen afuera del edificio y se despiden. Yeonjun decide arriesgarse y se vuelve hacia Soobin y le hace una pregunta inesperada —¿Quieres que te lleve a casa?

No anticipa una respuesta positiva, pero para su sorpresa, Soobin simplemente asiente.

Mientras se despiden de sus amigos, hay un inusual aire de tensión entre el grupo. Es evidente que la reciente tensión entre Yeonjun y Soobin ha afectado su camaradería. Soobin camina hacia el auto de Yeonjun con pasos decididos, sin esperar a Yeonjun, quien lo sigue de cerca en silencio. Observa la espalda de Soobin, la pálida piel de su cuello, y no puede evitar recordar lo entrañable que solía verse adornado con los moretones rojizos que Yeonjun dejaría durante sus momentos apasionados. El rubio toma el asiento delantero sin decir una palabra.

El motor arranca y Soobin apoya su barbilla en la palma de su mano, mirando por la ventana los edificios de la ciudad y la gente que se mueve en la noche. La melodía de "Moving Along" suena suavemente de fondo, y la ironía de la elección de la canción no se le escapa a Yeonjun.

I know I'm the stupid one who ended it
(Sé que soy el estúpido que lo terminó)
And now I'm the stupid one regretting it
(Y ahora soy yo el estúpido que se arrepiente)
It took me a couple drinks to admit it
(Me tomó un par de tragos admitirlo)
I know I'm the stupid one
(Sé que soy el estúpido)

Sobre los suaves acordes de la música y la voz de Luke, Yeonjun deja escapar un profundo suspiro. Soobin desvía la mirada y ve a Yeonjun jugando nerviosamente con su labio inferior, con los nudillos blancos mientras agarra el volante con fuerza. Los labios rosados de Soobin se abren mientras considera brevemente preguntar qué pasa, pero finalmente decide permanecer en silencio y opta por no iniciar una conversación.

—Gracias por asumir la culpa de mi error de hoy, Soobin —murmura Yeonjun, su voz teñida de gratitud y remordimiento.

— Me debes una por eso —dice Soobin desinteresado, frío, su tono no delata calidez ni perdón.

Yoongi resopla. —¿Quieres bajarte de mi auto y caminar hasta el departamento? —intenta aligerar el ambiente con su juguetona amenaza, una broma familiar que solía hacer sonreír a Soobin. Pero esta vez, Soobin no muerde el anzuelo. Se miran a los ojos en un silencio tenso, la luz roja proyecta un brillo espeluznante en el costado de sus caras.

Cuando Soobin alcanza la manija de la puerta, el corazón de Yeonjun da un vuelco y reacciona instintivamente, agarrando el bíceps de Soobin y apretándolo suavemente. —¿Por qué actúas como un niño?

Soobin no responde, su expresión es ilegible, pero su silencio lo dice todo. Yeonjun puede sentir la agitación en el aire, las palabras no dichas colgando entre ellos como una nube pesada.

—Podría caminar hasta el apartamento, no me importa.

Yeonjun suelta el brazo de Soobin, pero no le deja salir del coche. La luz cambia a verde y Yeonjun continúa conduciendo, la tensión en el aire aún es palpable. —No, no irás caminando hasta el apartamento. Sólo quería hablar ya que estamos juntos en el auto.

Soobin permanece en silencio, con la mirada fija en el camino que tiene por delante, sus pensamientos son un misterio. La siguiente canción, 'Snap Out of It', comienza a sonar suavemente de fondo, y la letra añade una capa adicional de complejidad a la atmósfera en el auto.

What's been happenin' in your world?
(¿Qué ha estado pasando en tu mundo?)
What have you been up to?
(¿Qué has estado haciendo?)
I heard that you fell in love or near enough
(Escuché que te enamoraste o algo así)
I gotta tell you the truth, yeah
(Tengo que decirte la verdad, sí)

A Yeonjun le toma un minuto entero reunir el coraje para hablar. Finalmente rompe el silencio, su voz llena de aprensión cuando dice: —Mira, sé que estás enojado conmigo ahora mismo, pero ¿podemos hablar?

Soobin permanece obstinadamente en silencio, su atención se centra en su teléfono mientras comienza a enviar mensajes de texto a alguien. Yeonjun no puede evitar echar un vistazo rápido, revelando una conversación de chat entre Soobin y alguien llamado Hamin. Irracionalmente, los celos de Yeonjun estallan, aunque no tiene idea de quién es Hamin. Sin embargo, se guarda sus pensamientos para sí mismo, no queriendo echar más leña al fuego que ya arde.

Cuando el auto se detiene en otro semáforo en rojo, Yeonjun no puede contener más su desesperación. Implora, su voz suplica —Soobin, por favor... Si no quieres hablar conmigo, está bien, pero ¿al menos puedes escucharme?

Soobin deja escapar un suspiro de cansancio, cierra su teléfono y se gira para mirar a Yeonjun. Su mirada todavía es fría y distante, pero por primera vez en mucho tiempo, está dirigida a Yeonjun. El rubio levanta una ceja, su voz llena de determinación mientras murmura —Adelante. Habla.

Ahora que Soobin está dispuesto a escuchar, Yeonjun siente una oleada de alivio y aprensión. No había planeado qué decir más allá de este punto; había estado tan obsesionado con captar la atención de Soobin que no había pensado más allá de este momento crucial. Sin embargo, mientras busca las palabras adecuadas, el consejo de Kazuha vuelve a su mente como un salvavidas.

Yeonjun respira profundamente, intentando calmar sus nervios. Su voz sale como un murmullo vacilante. —Soobin, he estado devanándome los sesos tratando de descubrir qué hice para enojarte tanto. Antes dijiste que estabas cansado de ser un remplazo... ¿A qué se debió eso?

Yeonjun aprieta más el volante mientras espera la respuesta de Soobin. El silencio de Soobin persiste, haciendo que la tensión en el auto sea casi insoportable. Finalmente, vuelve su mirada hacia Yeonjun, con los ojos llenos de incredulidad y un toque de dolor.

—Realmente no lo entiendes, ¿verdad? — La voz de Soobin es suave, pero hay una profunda frustración en su tono.

Yeonjun traga saliva, sintiendo el peso de las palabras de Soobin. Él asiente, incapaz de encontrar su voz, instando a Soobin a continuar.

Soobin deja escapar un suspiro, sus ojos vuelven a la carretera, su expresión distante. El semáforo en rojo pinta su rostro con un tono surrealista. —Yeonjun, me gustas.

A Yeonjun le duele el corazón mientras absorbe la confesión de Soobin. Las palabras flotan en el aire, cargadas de emociones no expresadas. No puede apartar la mirada de Soobin, quien parece perdido en sus propios pensamientos mientras continúa hablando.

—Me gustas desde hace mucho tiempo. Probablemente comenzó en la escuela secundaria, así que durante todo este tiempo traté con todas mis fuerzas de controlar mis sentimientos, engañándome a mí mismo haciéndome pensar que era sólo rivalidad. Nunca quise enamorarme de ti porque sabía de tu complicada relación con Minjae, sabía que no debía mezclarme en ese lío, pero lo hice de todos modos. Esa noche, la primera vez que... ya sabes, la disfruté más de lo que debería. Pensé que sería algo de una sola vez, que podría olvidarlo por completo y continuar con mi vida, fingiendo odiarte hasta las entrañas y aun así mantener bajo control mi enamoramiento por ti. Pero seguimos haciéndolo y no pude evitar enamorarme de ti, aun sabiendo todo lo que sabía. Pensé que podría manejarlo, pero estaba claramente equivocado, porque esa noche regresaste después de pasar tu celo con Minjae yo-

—¿Mi celo? Esa noche... —murmura Yeonjun, comenzando a recordar los acontecimientos de esa fatídica noche— Soobin, yo no-

Soobin niega con la cabeza, sin querer oír hablar de eso —Ya no importa. No me importa.

La voz de Soobin tiembla por la vulnerabilidad, y Yeonjun puede sentir su propio corazón romperse ante la cruda honestidad en las palabras de Soobin. Quiere decir algo, cualquier cosa, para aliviar el dolor que ve en los ojos de Soobin, pero se queda sin palabras.

Como si sintiera la agitación interna de Yeonjun, el tono de Soobin se vuelve más decidido. —No te agobies, Yeonjun. Estoy decidido a olvidarte. No quiero tu lástima y no permitiré que me convierta en una carga. Si alguna vez me tienes lástima, te odiaré aún más, así que no te atrevas a tener lástima de mí.

Las lágrimas brillan en los ojos de Soobin, pero las aleja con un parpadeo, su mirada firme e inquebrantable. Yeonjun puede ver la fuerza en la resolución de Soobin, y eso le desgarra el corazón aún más. Soobin está dispuesto a dejarlo ir por el bien de ambos, y es una realidad dolorosa que Yeonjun tiene que aceptar.

El semáforo cambia y Yeonjun comienza a conducir de nuevo, el auto avanza mientras navegan por la compleja maraña de emociones entre ellos. El silencio entre ellos es ruidoso. Tan fuerte que no permite que Yeonjun y Soobin digan una palabra más. Se mantienen en silencio durante el resto del viaje y, de regreso a casa, se dirigen silenciosamente a sus habitaciones.











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8
(Febrero, 2022)

Algunos dicen que los músicos hacen mejor música cuando están drogados, deprimidos o con el corazón roto. Soobin ha estado muy triste, demasiado drogado en hierba y, por supuesto, cuidando un corazón roto durante los últimos meses. Sin embargo, lo único que ha logrado crear durante este tiempo es un muro de aislamiento en su habitación. Sus días son un monótono ciclo de soledad, a excepción de los ensayos de la banda en el estudio y las obligatorias noches de actuación en espectáculos.

Soobin desea poder deshacerse de este dolor abrumador, tomar los fragmentos destrozados de su corazón y desecharlos, dejando atrás un vacío en lugar de los sentimientos pesados ​​y agobiados que persisten dentro de él. Pero no puede y las palabras que podrían expresar su dolor quedan atrapadas dentro de su pecho. Aquí se sienta una vez más, encaramado en su cama con las piernas cruzadas, mordisqueando distraídamente el borde de su bolígrafo azul mientras mira la página en blanco de su cuaderno. Su mente, como el papel amarillento, permanece vacía de inspiración y el peso de sus emociones le impide crear.

El sonido distante del reloj en la mesita de noche llena el silencio en la habitación de Soobin. Es un claro recordatorio de los minutos, horas y días que pasan sin ningún progreso. Anhela la música que solía fluir sin esfuerzo entre sus dedos y sus pensamientos, pero siente como si esa parte de él estuviera encerrada en un cofre, enterrada en lo más profundo de su corazón.

Mientras continúa mirando la página vacía, la mente de Soobin vuelve a la letra que alguna vez se derramó en el papel con facilidad. Solían ser historias de amor, anhelo y esperanza, pero ahora han sido reemplazadas por el sabor amargo del dolor y la desesperación. Está atrapado en su propio laberinto emocional, incapaz de encontrar la salida.

Soobin se pregunta si este es el precio del amor: la dulce agonía de la creación entrelazada con el tormento de la pérdida. La melodía de su pasado armoniza con la disonancia de su presente, dejando su corazón en un constante estado de agitación.

"Estoy decidido a olvidarte", esas palabras habían salido de sus labios con convicción ese día. Soobin debería haber sabido que es más fácil decirlo que hacerlo. Desenredar los intrincados hilos que unen su corazón a Yeonjun resulta ser una tarea imposible. El Lazo, la conexión que comparten, se niega a aflojar su agarre.

A veces, todavía puede sentir las emociones de Yeonjun, como una presencia fantasma que persiste en sus pensamientos. Es un recordatorio implacable del pasado y del amor que no puede dejar ir. Yeonjun y su abrumadora culpa parecen acechar cada rincón del mundo de Soobin, y él no sabe cómo dejar de sentir tantas cosas. Desea poder simplemente adormecer sus emociones, silenciar la cacofonía dentro de él.

La frustración lo recorre mientras aprieta el bolígrafo en su mano. El cuaderno permanece en blanco, un lienzo austero que refleja su agitación interior. Con un profundo suspiro, Soobin la cierra y la deja a un lado por ahora. El silencio en su habitación es asfixiante, pero él está atrapado en este limbo emocional, incapaz de seguir adelante.

Más tarde esa noche, cuando Soobin regresa de la tienda de conveniencia de abajo —finalmente saliendo de su habitación después de mirar su hoja de papel en blanco todo el día—, el tenue resplandor de la sala de estar llama su atención. La habitación está poco iluminada, con la luz suave y cálida de una lámpara de pie que proyecta suaves tonos sobre los muebles. Afuera, la lluvia pinta rayas en la ventana y el brillo ocasional de las gotas de lluvia contribuye al ambiente tranquilo.

En medio de esta suave iluminación, una silueta familiar se sienta en el sofá. Yeonjun está allí, con su Gibson color crema descansando sobre su regazo, absorto garabateando algo en un cuaderno sobre la mesita de café frente a él. Soobin puede darse cuenta que está trabajando en su música, una visión familiar que le trae una agridulce avalancha de recuerdos. La concentración de Yeonjun es evidente mientras mordisquea el bolígrafo entre sus dientes, un hábito tonto que Soobin había adquirido de él después de hacer música y vivir juntos durante tanto tiempo.

No levanta la vista ante el sonido de Soobin entrando y quitándose los zapatos, sin darse cuenta del regreso de Soobin, Yeonjun permanece absorto en su mundo de creación. Entonces Soobin intenta caminar suavemente mientras cruza el pasillo, dirigiéndose hacia la cocina y la sala de estar, sin querer interrumpir el flujo creativo de Yeonjun.

Sólo cuando Soobin deja caer accidentalmente la bolsa de plástico y el contenido de sus bocadillos nocturnos se derrama en el suelo, Yeonjun finalmente se da cuenta de su presencia. Sorprendido por el sonido, Yeonjun levanta la vista de su cuaderno y sus ojos se encuentran con los de Soobin. La habitación está cubierta de suaves sombras, la lluvia le da un ritmo relajante al fondo, mientras Yeonjun atrapa a Soobin en el acto de recoger la bolsa y los artículos esparcidos del suelo: un montón de bocadillos de medianoche y dos paquetes de fideos picantes. Soobin murmura un tímido "lo siento" en voz baja mientras se levanta con sus cosas entre sus brazos, y aunque no está tan cerca de la sala de estar como para vislumbrar las palabras escritas en el papel, Yeonjun aún así se apresura a voltear su cuaderno con un rápido movimiento de mano, ocultando la letra en la que había estado trabajando.

Soobin no puede evitar soltar una carcajada seca ante la acción, con una mezcla de molestia e ironía. —Te prometo que no robaré tu música —replica.

—No te creo —responde Yeonjun con una sonrisa de engreída que no llega a sus ojos, como si estuviera tratando de fingir que esto es parte de las viejas bromas habituales entre ellos, cuando en realidad no lo es— Creo que venderías todas mis composiciones si pudieras —incluso tiene la osadía de decir después.

Soobin se encoge de hombros, el cansancio evidente en su postura. Suspira débilmente antes de hablar: —Piensa lo que quieras.

El rubio se gira para entrar a la cocina y cuando está a punto de dar un paso adelante, la voz de Yeonjun lo detiene.

— ¿Podemos... podemos volver a como era antes de esa noche, Soobin? —La voz de Yeonjun es suave y cálida— Sólo quiero que regresemos a lo que éramos antes de que arruinara todo.

Cuando Soobin mira hacia arriba, hacia donde está sentado el pelinegro, bajo la suave y cálida luz de la lámpara que baña su rostro, Yeonjun parece tan vulnerable por un segundo, como si él fuera el que tiene el corazón roto. Como si Soobin fuera el cruel en esta situación. Y su voz suena tan triste que casi derrite las paredes que Soobin construyó a su alrededor. Casi.

Soobin tarda demasiado en responder, y cuando finalmente lo hace, su voz es apenas un susurro —Bueno, no siempre se puede conseguir lo que uno quiere.

Los días poco a poco se convierten en semanas y Soobin se encuentra atrapado en una rutina monótona. Se despierta todos los días mirando al techo hasta que la alarma de su teléfono celular le indica la necesidad de levantarse de la cama e ir a trabajar. Sus acciones son mecánicas y su cuerpo funciona en piloto automático durante toda la jornada laboral. La única variación en este ciclo es regresar a casa, recalentar las sobras de la cena y retirarse a su habitación una vez más. Sin embargo, cada noche, mientras se queda dormido, puede escuchar la melodía que Yeonjun toca en la otra habitación. Sabe que no son para él, pero por un momento fugaz, se permite creer que esas canciones son sólo para sus oídos. Con ese pensamiento, las paredes alrededor de su corazón comienzan a derretirse, aunque sea ligeramente.

A medida que se acerca el día de San Valentín, la banda se prepara para un concierto especial en el 'Love Festival' de su antigua universidad. El sol del atardecer arroja un brillo cálido en el rostro de Soobin mientras está detrás del escenario. Distraídamente despeina su cabello rubio con una mano, olvidándose momentáneamente de las raíces oscuras que hay debajo, y sostiene una gargantilla roja con un corazón de metal en el medio.

—¿Alguien puede ayudarme a ponerme esto? —vocifera esperando ayuda de sus compañeros de banda.

Yunjin es quien viene al rescate. Termina de atar el listón rojo en un bonito moño alrededor de su cola de caballo desaliñad y justo después llega a Soobin con una linda sonrisa radiante en su rostro.

—Dámelo —dice extendiendo la palma abierta. Soobin le entrega la gargantilla y ella se para detrás de él, extendiendo la mano para asegurarla alrededor de su cuello. Sin embargo, su altura juega en su contra y lucha por abrocharla. —¡Eres demasiado alto! No puedo hacerlo. Yeonjun, ¿puedes venir a ayudarnos? —se queja juguetonamente, pidiendo ayuda al segundo miembro más alto de la banda.

Yeonjun, a quien Kazuha le ha estado maquillando, levanta la mirada al oír su nombre. Se gira y estira el cuello en dirección a Soobin, sus ojos se cruzan brevemente antes de que Soobin vuelva a centrar su atención en Yunjin, quien sonríe con picardía.

Después de que Kazuha termina de difuminar el delineador rojo en los párpados de Yeonjun, este se dirige hacia Soobin, sin hacer preguntas.

Soobin mira a Yeonjun pero rápidamente aparta la mirada, recordándole a la morena que no se llevan bien. Son miembros del equipo, no amigos.

Pero incluso ahora que se supone que debe odiarlo, Soobin no puede evitar apreciar su apariencia: cabello negro desordenado y ligeramente mojado enmarcando su frente, aquella cicatriz seductora en su ceja, jeans ajustados y un pecho desnudo que insinúa su confianza. Esos ojos astutos y afilados todavía cautivan a Soobin. A pesar de todo, Yeonjun es todo lo que le gusta a Soobin. Después de todo este tiempo, a Soobin todavía le gusta Yeonjun.

—¿Puedes ayudarme a ponerme esto? —solicita Soobin, tendiéndole la gargantilla. —Yunjin no puede alcanzar.

Yeonjun traga visiblemente mientras acepta la gargantilla de manos de Soobin. Él asiente e instruye: —Date la vuelta.

Soobin obedece, y tal vez sean los efectos persistentes del soju de la noche anterior o el aroma familiar de Yeonjun lo que lo inunda, pero Soobin cree sentir la mirada de Yeonjun en su pálida nuca, y un suave roce de dedos contra su piel le provoca escalofríos. No está seguro de si es real o imaginario, pero la sensación persiste y lo deja desconcertado.

Soobin intenta no pensar demasiado en eso, pero Yeonjun se toma su tiempo para asegurar la gargantilla. Tal vez sus pulgares son demasiado grandes o está siendo torpe deliberadamente, pero finalmente logra sujetarlo alrededor del cuello de Soobin y se aleja. —Ahí tienes —dice.

Soobin tira de la gargantilla, asegurándose de que le quede cómoda. —Gracias por la ayuda —murmura, encontrando la mirada de Yeonjun.

Yeonjun no aparta la mirada y mantiene contacto visual. —Cuando quieras.

Antes de que el momento se alargue demasiado, Yunjin interviene. —Muy bien, ahora ve a maquillarte con Kazuha. No nos queda mucho tiempo antes de subir al escenario.

Soobin asiente y rápidamente se dirige en dirección a Kazuha, dejando que Yeonjun y Yunjin conversen. El aire que los rodea está cargado de una tensión silenciosa, una mezcla de agravios pasados ​​y sentimientos no resueltos que continúa persistiendo bajo la superficie.

Soobin se dirige hacia Kazuha, quien está ocupada con un kit de maquillaje extendido frente a ella. Ella levanta una ceja en broma cuando lo ve acercarse.

—¿Listo para convertirte en una estrella de rock, Soobin?

Ofrece una pequeña sonrisa, apreciando el enfoque alegre de Kazuha. —Haré lo mejor que pueda.

Ella se ríe y le hace un gesto para que se siente en el césped, junto a ella. Mientras lo hace, ella saca un lápiz delineador de ojos carmesí de su bolsa de maquillaje y comienza a aplicarlo en sus párpados con precisión experta después de que él cierra los ojos. Pero en lugar de las líneas limpias y ordenadas, ella difumina el delineador de una manera que le da un toque desordenado.

—Entonces, ¿cómo has estado, Soobin? —Pregunta Kazuha casualmente mientras maquilla su rostro, su voz es tan dulce como la miel como siempre.

Soobin se toma un momento para considerar su respuesta. —Honestamente, no muy bien. Pero estoy tratando de sentirme mejor, ¿sabes? —responde con honestidad.

Kazuha hace un sonido suave, con comprensión en sus ojos. —Está bien no estar bien, Soobin. La curación lleva tiempo. Y, a veces, ayuda centrarse en las cosas que nos traen alegría.

Soobin aprecia su empatía. —Sólo espero que el lazo entre Yeonjun y yo se desvanezca pronto. Ha sido duro lidiar con eso.

Las manos de Kazuha se detienen brevemente antes de continuar difuminando el delineador de ojos. —Bueno, tal vez deberías prestar mucha atención al solo mío y de Yunjin durante el interludio. Alguien tiene un mensaje importante para ti.

Soobin levanta una ceja, intrigado. —¿Un mensaje importante? ¿De quien?

Kazuha sonríe misteriosamente mientras se encoge de hombros juguetonamente. —Lo descubrirás cuando llegue el momento. Por ahora, centrémonos en hacerte lucir como la estrella de rock que eres.

Mientras Kazuha continúa haciendo su magia, Soobin no puede evitar sentir un rayo de esperanza. Tal vez, sólo tal vez, exista la posibilidad de que las cosas cambien.

La primera parte del concierto transcurre entre un torbellino de música y aplausos del público. El corazón de Soobin se acelera, no por la confusión de sus pensamientos sino por la pura energía de su actuación. La batería es su santuario y se pierde en el ritmo, dejando que los poderosos ritmos ahoguen cualquier duda o dolor persistente.

Entre canciones, Soobin lanza miradas furtivas a sus compañeros de banda, disfrutando de esos breves momentos de conexión. Él y Yeonjun, a pesar de su tensa relación fuera del escenario, tienen un entendimiento tácito cuando actúan. Sus interacciones son fluidas, como si siguieran tan cercanos como antes. Cuando Yeonjun juguetonamente deja caer el agua sobre sí mismo y le guiña un ojo a la multitud, Soobin culpa a la adrenalina y a la batería por el calor en sus mejillas y la aceleración de su corazón.

Cuando el emocionante primer set llega a su fin, Soobin y Yeonjun bajan del escenario, ambos sudorosos y sin aliento por la intensa actuación. Hay un breve momento en el que intercambian miradas, sus ojos contienen una comprensión silenciosa que va más allá de sus tensiones actuales. Luego, sin decir palabra, toman caminos separados.

Yeonjun permanece detrás del escenario, tal vez necesitando un momento para recuperarse o tal vez queriendo mantenerse alejado de Soobin por ahora. Soobin, por otro lado, se escabulle en una esquina cerca de la multitud frente al escenario. Se posiciona discretamente, sin querer llamar la atención sobre su presencia mientras observa a Yunjin y Kazuha prepararse para su interludio.

Una silenciosa anticipación cae sobre la audiencia cuando una pista instrumental comienza a sonar suavemente de fondo. Yunjin, con su bajo en mano, comienza a tocar las primeras notas de una melodía que le resulta vagamente familiar a Soobin. El recuerdo tira de los bordes de su mente, justo fuera de su alcance.

Luego, como una suave brisa de primavera, la voz de Kazuha llena el aire, suave y etérea. Ella comienza a cantar letras que resuenan profundamente en Soobin, y él siente que se le forma un nudo en la garganta. Es una canción que ha escuchado antes, pero no sabe dónde. Las palabras envuelven su corazón y su significado lo golpea con un profundo impacto.

What time you coming out?
(¿A qué hora sales?)
We started losing light
(Empezamos a perder luz.)
I'll never make it right
(Nunca lo haré bien)
If you don't wander off
(Si no te alejas)

Cuando Kazuha llega al coro de la canción con su voz angelical, las lágrimas de Soobin llena sus ojos, pero se niega a dejarlas caer. Mantiene sus emociones bajo control mientras escucha las sentidas palabras que parecen estar escritas para él. El mensaje es muy claro y el corazón de Soobin duele con una mezcla de anhelo y arrepentimiento.

Don't you see me I
(¿No me ves?Yo...)
I think I'm falling, I'm falling for you
(Creo que me estoy enamorando, me estoy enamorando de ti)
And don't you need me I
(Y no me necesitas, yo...)
I think I'm falling, I'm falling for you
(Creo que me estoy enamorando, me estoy enamorando de ti)
On this night, and in this light
(En esta noche y en esta luz)
I think I'm falling (I think I'm falling), I'm falling for you
Creo que me estoy cayendo (creo que me estoy enamorando, me estoy enamorando de ti)
And maybe you, change your mind
(Y tal vez tú cambies de opinión.)
(I think I'm falling, I think I'm falling)
(creo que me estoy enamorando, me estoy enamorando de ti)

Las barreras que había construido alrededor de su corazón roto se desmoronan y se siente abrumado por el sentimiento crudo de la letra. Las lágrimas nublan su visión, pero las mantiene a raya, no queriendo interrumpir este hermoso momento. Escucha el resto de la canción con atención absorta y se da cuenta de que la melodía, tan familiar pero esquiva, es la misma que Yeonjun había tocado en la otra habitación durante esas noches antes de que el sueño lo reclamara.

Cuando la canción finalmente llega a su fin, Soobin no puede esperar más. Su corazón se acelera mientras se apresura a encontrar a Yeonjun, el peso de sus sentimientos presionándolo y la urgente necesidad de transmitir algo importante impulsándolo hacia adelante.

El corazón de Soobin late con fuerza en su pecho mientras corre detrás del escenario, buscando a Yeonjun. Finalmente, lo ve apoyado contra un gran altavoz, con un cigarrillo encendido entre los dedos mientras expulsa el humo de sus pulmones, perdido en sus pensamientos. Sin dudarlo, Soobin corre hacia él, con pasos apresurados y decididos. Cuando llega a Yeonjun, no hay preámbulo ni explicación. Soobin se lanza hacia él, sus labios chocan en un beso desesperado y desordenado.

Yeonjun, inicialmente desconcertado, responde rápidamente al beso de Soobin. Es un beso hambriento y desesperado, lleno de las emociones reprimidas que ambos han estado guardando durante demasiado tiempo. Los brazos de Yeonjun rodean con fuerza la cintura de Soobin, acercándolo más, mientras que los brazos de Soobin rodean el cuello de Yeonjun, profundizando aún más el beso. Se pierden en el aroma del otro y en el calor del momento, y el mundo que los rodea se desvanece.

Cuando finalmente se separan para respirar, Soobin golpea ligeramente a Yeonjun en el pecho, con una mezcla de frustración y alivio en sus ojos.

—¡Choi Yeonjun, maldito cobarde! —acusa pero no hay ninguna molestia en ello.

Yeonjun parpadea sorprendido, sus labios todavía hormiguean por el beso. —¿Que hice ahora?

—Tú- ¡Me escribiste una canción de amor e hiciste que Kazuha la cantara para mí en lugar de hacerlo tú mismo!

Los ojos de Yeonjun se abren al darse cuenta y se ríe suavemente. —Ah... Bueno, no estaba seguro si te ibas a sentir incómodo si la cantaba frente a todo el recinto sin que se lo pidieras —Yeonjun se encoge levemente de hombros y luego sus ojos se abren un poco más dando paso a la curiosidad. —Espera- ¿cómo sabes que escribí esa canción para ti?

Soobin entrecierra los ojos, su frustración evidente pero también sonríe juguetonamente. —Kazuha me dijo que alguien tenía un mensaje importante para mí.

Yeonjun suspira y finalmente se da cuenta de que sus otras compañeras de banda han estado orquestando esto detrás de escena. —Esa pequeña chismosa.

—Pero... ¿tengo razón entonces? ¿De verdad escribiste esa canción para mí? —Soobin pide una confirmación, aunque la dulce mirada de Yeonjun sobre él y sus mejillas rosadas son confirmación suficiente. Quiere oírlo en voz alta.

Yeonjun asiente, su mirada tierna. —Si, lo hice.

El corazón de Soobin se llena de emoción ante la confesión de Yeonjun. —¿De verdad sientes las palabras que escribiste en esa canción?

—No habría hecho pasar a Kazuha y Yunjin días de ensayo solo para que lo interpretaran hoy para ti si no sintiera cada palabra que escribí para ti —asegura Yeonjun.

—Dios, los guitarristas son tan cursis —Soobin pone los ojos en blanco juguetonamente, incapaz de resistirse a besar la sonrisa tonta de Yeonjun.

Pero su momento íntimo es interrumpido por la voz de Yunjin, interrumpiendo el momento entre los dos alfa. —¡Eh, tortolitos! ¡Es hora de volver al escenario! ¡Pongan esos traseros en movimiento!

Con energía renovada corriendo por sus venas y un corazón rebosante de afecto después de la sincera confesión en vivo de Yeonjun, Soobin y Yeonjun comparten una mirada profunda y persistente, un entendimiento tácito que pasa entre ellos mientras toman simultáneamente sus instrumentos: las baquetas de Soobin y la guitarra de Yeonjun.

El lugar vibra con anticipación, la energía eléctrica de la multitud crepita en el aire. Cuando suben al escenario para el segundo set, Soobin siente que su corazón late en sincronía con el ruido sordo distante de su pulso. Sus emociones son un torbellino tumultuoso: emoción, gratitud y una nueva sensación de esperanza entrelazadas. Saben que hay innumerables conversaciones que tener, problemas que desenredar, pero por ahora, eligen estar en el presente, inmersos en la música y en la innegable conexión que comparten con sus compañeros de banda.

A su lado, Yeonjun irradia determinación y pasión. Sus dedos se deslizan sin esfuerzo sobre las cuerdas de su guitarra, una última comprobación de afinación. Sus miradas se encuentran una vez más y lo saben. Esta canción es sólo para ellos.

Los acordes iniciales de 'Still Into You', la canción final del set, resuenan en todo el lugar. La batería de Soobin forma el latido del corazón de la canción, su ritmo constante y fuerte, mientras que la guitarra de Yeonjun agrega el alma de la canción, sus melodías pintan emociones en el lienzo de los corazones de la audiencia. Esta canción siempre ha tenido un lugar especial para ellos, pero ahora tiene un peso y un significado profundos.

It's not a walk in the park
(No es un paseo por el parque)
To love each other
(amarnos el uno al otro)
But when our fingers interlock
(Pero cuando nuestros dedos se entrelazan)
Can't deny, can't deny you're worth it
(No puedo negar, no puedo negar que lo vales)

Soobin escucha la letra y, en ese momento, cree que no hay otra canción que pueda encapsular mejor las emociones que se arremolinan dentro de él. Cada verso, cada coro parece reflejar el intrincado viaje de su relación: los altibajos, las incertidumbres y el amor duradero que los ha traído hasta esta etapa.

'Cause after all this time, I'm still into you
(Porque después de todo este tiempo, todavía me gustas)
I should be over all the butterflies
(Debería haber superado todas las mariposas)
But I'm into you (I'm into you)
(Pero me gustas (me gustas))
And baby even on our worst nights
(Y cariño, incluso en nuestras peores noches)
I'm into you (I'm into you)
(Me gustas (me gustas))
Let 'em wonder how we got this far
(Que se pregunten cómo llegamos tan lejos)
'Cause I don't really need to wonder at all
(Porque realmente no necesito preguntarme nada)
Yeah, after all this time, I'm still into you
(Sí, después de todo este tiempo, todavía me gustas)

Mientras Soobin presta su voz a la canción, esta se mezcla perfectamente con la música. Echa un vistazo a Yeonjun y la conexión que comparten es palpable. Las palabras son innecesarias; sus emociones están entretejidas en la música, formando un diálogo silencioso.

A lo largo de la actuación, Soobin y Yeonjun intercambian sonrisas sutiles y miradas de complicidad. Es como si compartieran un secreto, un lenguaje que sólo ellos y su música entienden. El público también siente la intensidad de su conexión y sus aplausos aumentan con cada verso y coro, haciéndose eco de las emociones que crecen en el lugar.

Por ahora, en el mundo de la música y las emociones compartidas, Soobin y Yeonjun encuentran consuelo al saber que afrontarán los desafíos que les esperan cuando la nota final de la canción se desvanezca.


EL FIN

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