Desesperación

Es lo único que Chayna sentía mientras corría por la densa jungla, siguiendo las instrucciones de su madre <Corre, aléjate> las palabras resonaban en su mente, mientras disparos se escuchaban provenientes de donde estaba su hogar.
Los gritos de su familia desgarraban su alma, las lágrimas corrían sin cesar por sus rosadas y rechonchas mejillas.
Sus habilidades sobrenaturales actuaron ante su miedo, y sin notarlo había llegado a las montañas. La gélida nieve quemaba sus pies descalzos y ya sin fuerzas cayó de rodillas en la nieve y descargó su sufrimiento en un grito desgarrador. Gritó. Gritó hasta que su garganta dolió y luego se dedicó a soltar sus lágrimas y sollozar sobre la nieve. Unos pasos detrás de ella la hicieron alertarse, sus sentidos agudizados se pusieron rápidamente a la defensiva –¡Klaw! La tenemos– exclamó alegremente un hombre, acto seguido la rodearon apuntándole con sus armas.
Chayna no recuerda más, solo un sonido similar al de un simio o gorila, pero luego de eso todo es oscuridad.
La mente atormentada de la pobre niña ya no quería recordar toda la muerte y sufrimiento por la que había pasado, así que se decidió a eliminar todo recuerdo del accidente o su vida pasada. Lo único que recordaba al despertar esa mañana fueron dos nombre, el suyo, Chayna, y otro más... Klaw.