Capítulo 02

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ᴊɪᴍ'ꜱ ʜᴏᴘᴘᴇʀ ᴛʀᴀɪʟᴇʀ

Violet despertó de una pesadilla. Se tomó unos segundos para volver a la realidad. Se dio cuenta casi de inmediato que estaba en un lugar completamente desconocido. Se levantó del sofá en el que dormía de un salto y se dio cuenta de que tenía una camisa y unos pantalones cinco tallas más que la de ella. Los pantalones casi se le caían y la camisa le llegaba por las rodillas. 

— Buenos días —dijo una voz grave detrás de ella. 

Violet se dio la vuelta y vio al hombre que le ayudó anoche.

— ¿Dónde estoy? —dijo ella, desconfiada.

— Te traje a mi casa luego de que te hice unas preguntas en la comisaría —dijo él, con calma— Dormiste durante todo el día. Son casi las 17:00. 

La niña se le quedó viendo fijamente, sin estar muy sorprendida frente a sus palabras. Jim miró a Violet sintiendo una enorme lástima por ella. Se quedó quieto en su sitio. Aún tenía puesto el uniforme del trabajo.

— ¿Qué va a pasar conmigo? —pregunta la rubia.

Hopper apretó un poco la mandíbula.

— Aún no lo sabemos.

— ¿Aún no lo sabemos? —dijo ella, sintiéndose molesta— ¿Eso que quiere decir?

— Quiere decir que no lo sabemos —dijo él con el mismo tono tranquilo— ¿Estás segura de que no tienes familiares que puedan cuidarte? ¿Amigos? 

— No. Nadie —dijo. Tenía su ceño fruncido y los ojos rojos hinchados de tanto haber llorado esa noche. 

— ¿Qué hay de tu padre?

— Solo espero que esté muerto —dijo Violet con frialdad— No sé donde está y no quiero saberlo.

Jim no pudo evitar reírse cortamente por las palabras de la joven. Ella lo miró confusa, frunciendo más su ceño.

— Por lo que dices, era un hijo de puta, ¿verdad?

Violet suavizó su expresión. Bajó la mirada y asintió lentamente. Ese hombre, aunque no lo quisiese admitir, le transmitía una extraña tranquilidad. Nunca había visto el lado bueno del policía desde que había llegado a Hawkins, hará ya unos tres meses. Lo había visto por primera vez en su casa, porque había sido Regina quien lo había llamado para "saludarlo". Violet sabía que era mentira, porque de ser por eso, no le habría mandado a su cuarto en el momento en el que Jim tocó el timbre.

— Sí. Un hijo de puta —repite ella.

Jim dejó de sonreír, pero no borró su semblante empático y paternal. 

— Puedes quedarte conmigo hasta que encontremos a una familia.

Violet abrió un poco los ojos sorprendida. Se quedó pensativa por un momento, debatiendo si debería quedarse con ese hombre amable pero desconocido o no.

— Me tomé la molestia de recoger tu ropa y tus cosas —dijo él, yendo a la cocina. Violet lo siguió con la mirada— Tengo que decir... Tienes un buen gusto en música.

— Soy bastante básica en gustos musicales. No tienes por qué pasarte con la amabilidad —dijo ella, ladeando una sonrisa.

El hombre tan solo rio mientras se servía un café. Miró hacia atrás para mirar a la muchacha de nuevo.

— Entendido.

— Está bien —dijo Violet, suspirando— Me quedaré contigo, si no es molestia.

— No molestas, niña. No digas eso —dijo él, apoyándose en la encimera de la cocina— Hay una habitación libre. Toda tuya.

— Gracias —dijo ella, yendo a coger las cajas con su ropa y sus objetos personales— Espero que no tenga que llamarte papá después de esto.

Jim volvió a reírse, un poco más largo que antes. Violet sonrió un poco antes de irse a su nueva habitación. Era definitivamente mucho más pequeña y destartalada que la de su otra pero no tenía ninguna queja con eso. En cierta forma le hacía sentir más cómoda.

[...]

Violet adoraba el bosque. Siempre había sentido una conexión profunda con la naturaleza gracias  a su madre. Cuando vivía en Seattle, ella y Regina vivían en una casa rodeada de vegetación. Violet se levantaba con felicidad cada mañana y corría fuera con una manta abrigándola y un pelo desordenado de recién despertar solo para respirar hondo el aire puro del bosque. Irse de aquel mágico lugar luego de pasar gran parte de su vida allí le había destrozado.

Estaba caminando por el bosque con tranquilidad. No sabía que hora era ni le interesaba, pero sabía que pronto tendría que volver al trailer de Hopper. Había perdido el sentido del tiempo y apenas le importaba nada. Sentía que tenía sus emociones inhibidas y no podía detestarlo más porque era imposible. Llevaba varias horas caminando por el bosque con su brújula para no perderse y ya se había hecho de noche. De pronto, sintió una gota caer en la punta de su nariz.

— Mierda —dijo.

Seguido de esto, vino un trueno y la lluvia tampoco tardó mucho en caer con fuerza. Parecía que el cielo se estaba cayendo. Violet se puso la capucha de su chaqueta, aunque sabía que no haría gran cosa frente a la lluvia torrencial. Encendió su linterna para empezar a volver al tráiler de Hopper. Sin embargo, unos gritos de fondo la distrajeron. Las voces le sonaban pero no pudo reconocerlas del todo. Unas pisadas cerca de ella fueron lo que la puso en alerta. 

— ¿Quién está ahí? —pregunta Violet.

Se quedó inmóvil en el sitio. Cuando sintió la presencia demasiado cerca de ella se giró apuntando con la linterna. Su respiración era agitada y estaba casi temblando del miedo, pero se relajó casi al instante al ver una niña con cabello rapado y temblando del frío y completamente empapada.

— ¿Quién... eres?

La niña no respondió. Estaba visiblemente cansada y parecía inofensiva, así que Violet dejó de tener miedo. Su instinto de protección se había activado.

— ¿Estás bien? ¿Por qué estás aquí? —dijo Violet, preocupada. 

Dio un paso al frente mientras estiraba su mano para agarrar el hombro de la pobre niña, pero ella dio un paso atrás en estado de alerta.

— Está bien, no voy a hacerte daño —dijo sonriendo amablemente— No voy a hacerte daño —repitió.

Se acercó más a ella con cautela. La chica no se movió ni un milímetro, sintiéndose un poco mejor. Violet aguantó la linterna con su boca y se quitó su chaqueta para ponérsela a la otra niña lentamente. La rubia le sonrió cálidamente.

— ¿Ves? —dijo— No te preocupes.

— ¡Violet! 

La nombrada y la desconocida se giraron hacia el chico que gritó el nombre.

— ¿Mike? —dijo confusa— ¿Dustin, Lucas? ¿Qué hacen aquí?

— ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué haces tú aquí? —pregunta Lucas— ¿Y quién es ella?

— Estaba dando un paseo. Y no lo sé, acabo de encontrarla.

— Estamos buscando a Will —dijo Dustin.

Violet frunció el ceño.

— ¿Buscando a Will? —pregunta, confusa.

— Está desaparecido, Vi —dijo Mike con tristeza.

[...]

El plan de llevar a la niña perdida a casa de Mike era una locura pero también la única opción que tenían. Violet se aseguró de estar con ella en todo momento, cuidando de que no se hiciera daño con nada al caminar ni se perdiera. Otra vez. Al llegar a casa de los Wheeler, lo primero que hizo fue correr al teléfono que Mike tenía en su sótano y avisar a Hopper de que pasaría la noche ahí, con la excusa de que la lluvia era demasiado fuerte. Este no estaba contento, pero no se o negó.

Violet colgó y se dirigió a sus amigos y la niña.

— ¿Hay algún número al que podamos llamar a tus padres? — pregunta Mike.

— ¿Qué le pasó a tu pelo? —pregunta Dustin— ¿Tienes cáncer?

— ¡Dustin! —exclama Violet en un susurro.

— ¿Huiste? —pregunta Lucas ahora.

La niña les miraba a todos algo exaltada y nerviosa.

— ¿Estás en problemas? —vuelve a decir Mike.

— ¿Eso es sangre? —dijo Lucas acercando su mano a la niña asustada.

Violet le dio un manotazo para detenerlo. Estaba más que molesta por el bombardeo de preguntas.

— ¡La están asustando! —exclama ella.

— ¡Ella me está asustando! —debate Lucas.

— Apuesto a que es sorda —dijo Dustin. Acto seguido dio una palmada y la muchacha se sobresaltó del susto— No es sorda.

— Bueno, ya es suficiente —dijo Violet firmemente— Está claro que está asustada y tiene mucho frío —dijo y miró a Mike— Mike, por favor, ¿podrías darle algo de ropa?

Él asintió y de inmediato se giró a buscarle algo de ropa. 

Un trueno hizo sobresaltar a la desconocida. Cerró los ojos asustada y su respiración se cortó por un momento. Vi la miró con mucha preocupación.

— Aquí tienes —dijo Mike regresando con una camisa y pantalón— Es ropa limpia.

La niña tomó la ropa de las manos de Mike. Se quitó la chaqueta y se levantó del sillón, extrañando a todos los presentes. Los chicos se giraron en pánico cuando hizo el amago de quitarse la camiseta. Violet agarró sus manos rápidamente para evitar un momento vergonzoso para la niña. La rubia ignoró los comentarios de susto de sus amigos y tragó saliva, roja como un tomate.

— Dios mío. Dios mío —repetía Dustin.

— Dios santo —decía Mike.

— Mira, allí. Ese es el baño —dijo, señalando con una de sus manos hacia el baño— Privacidad, ¿entiendes?

La niña la miró con el ceño fruncido pero no se opuso a la idea. Tomó la ropa del sofá y fue hacia donde Violet le había indicado. Price fue detrás de ella. Fue a cerrar la puerta, pero la niña agarró la puerta con firmeza cuando estaba a punto de cerrarse.

— ¿No quieres que la cierre? —pregunta algo confusa.

— No —dijo la otra niña. 

Violet se percató de lo suave que tenía la voz. Sonrió un poco y asintió, algo feliz de que pudiese hablar.

— Oh, así que puedes hablar. Es bueno saberlo. ¿Qué tal si dejo la puerta...? —dijo, cerrando la puerta poco a poco. El la miraba atentamente— ¿Así? ¿Mejor? —dijo. Había dejado unas pocas pulgadas abiertas.

— Sí —dijo la niña.

Violet volvió con sus amigos. Estaban discuendo sobre algo que a Violet no le importaba del todo. Tan solo quería idear un plan para que la niña no estuviese sola.

— Eso explicaría por qué está tan loca —dijo Lucas.

La rubia dejó su trance y miró a Lucas con el ceño fruncido.

— No te pases.

— La verdad no pienso que se ha escapado. Seguramente es una psicópata. —dijo él, mirando a Violet con el mismo ceño fruncido.

— ¡Como Michael Myers! —dijo Dustin horrorizado.

— ¡Exacto! —dijo Lucas— No deberíamos haberla traído aquí.

— ¿Querías que se quedara afuera con la tormenta? —pregunta Violet atónita.

— Sí —contestó Lucas sin verse nada arrepentido— Salimos a buscar a Will. No más problemas.

— Me encantaría verte en su situación —dijo Violet señalando el baño donde estaba la niña— Estás siendo un insensible, Lucas.

— ¡No! —dijo él enfadado— ¿Y tú por qué hablas, si ni siquiera llevas 24 horas en nuestro grupo?

— Ay, Dios —dice Violet mientras se pasaba la mano por la cara. Estaba a punto de perder los nervios por culpa de Lucas.

— Mike, le tenemos que decir a tu madre —dijo Dustin.

— ¿Quién es el loco ahora? —exclama Mike.

— ¿Por qué es de locos? —pregunta Lucas.

— No teníamos permiso para salir esta noche,  ¿recuerdan? —dijo mirando a Dustin y Lucas.

Violet los miraba a los tres con los brazos cruzados y una ceja alzada.

— Si le digo a mi madre y ella le dice a tu madre —dijo mirando a Lucas— Y a tu madre... —luego miró a Dustin.

— Mierda —dijo Dustin temeroso.

— Nuestras casas serán Alcatraz —dijo Lucas, cruzado de brazos. Tenía que darle la razón a Mike.

— Exacto —dijo Mike— Y nunca encontraremos a Will.

Dustin miró a Lucas e hizo un gesto de quitarse la camisa, justo como la muchacha había hecho momentos atrás. Violet suspiró profundamente.

— Vale, este es el plan —dijo Mike— Esta noche duerme aquí. Tanto Vi como ella.

— ¿Vas a dejar que dos chicas...? —dijo Dustin.

— ¿Dónde está el problema? —intervino Vi con ironía.

— ¡Escuchen! —dijo Mike. Los tres adolescentes le miraron— Por la mañana, que salga a escondidas junto a Violet. Ambas irán a la puerta principal y llaman a la puerta. Mi madre abrirá, Violet le dirá que se la encontró sola en medio de la noche y luego ella sabrá que hacer —dijo— La mandará de regreso a Pennhurst o de donde haya salido.

— La cuestión es que no les pasará nada a ustedes —finaliza Vi.

— Exacto —dijo Mike— Mañana por la noche volvemos a salir. Y esta vez encontraremos a Will.

Mike y Violet se pusieron en marcha para hacerte un pequeño fuerte a la niña. Violet puso mantas en el suelo debajo de la mesa en donde la niña iba a quedarse y las tendió de una forma para que simulase ser un colchón. Mike le dio su saco de dormir y El lo tomó. Estaba mucho menos tensa que antes y parecía sentirse cómoda junto a Violet y Mike.

Dustin y Lucas se habían ido murmurando algo que para su fortuna, Violet no escuchó. Probablemente les habría regañado por ser unos groseros.

— Vale, creo que ya está —dijo Mike, separándose del fuerte— Voy a mi habitación.

Violet solo asintió sin prestarle mucha atención.

— ¿Estás segura de que... quieres quedarte aquí abajo?

— Sí. No quiero dejarla sola.

Mike asintió y subió las escaleras. No sin antes desearle buenas noches a ambas chicas. Violet tan solo le sonrió y volvió a mirar a la niña, que ya la estaba mirando profundamente.

— Nunca te pregunté cómo te llamas —dijo Violet amable.

La niña hizo una mueca de duda y parecía estar debatiéndose en si enseñarle algo o no. Luego, se levantó la manga del brazo izquierdo mostrando un tatuaje. 011.

— Vaya —dijo Vi sorprendida— ¿Puedo? —dijo acercando su mano al antebrazo de la muchacha.

Ella asintió lentamente y Vi sonrió emocionada. Agarró su brazo y se lo puso sobre sus piernas, sin dejar de mirar el tatuaje.

— Es increíble —dijo— Nunca había visto a un niño con un tatuaje antes.

Violet pasó con la mayor suavidad del mundo su dedo sobre el tatuaje. Sintió un pequeño pliegue sobre las líneas pero no dijo nada, sabiendo que los tatuajes se curaban de esa forma.

— Eleven... —dijo en bajo— ¿Es tu nombre? ¿Eleven?

Eleven asintió y Violet sonrió mientras soltaba su brazo.

— Vale. Eleven —dijo— Me llamo Violet. La gente suele llamarme Vi.

— Vi —repitió Eleven en un susurro.

— ¿Qué te parece si en vez de Eleven, te llamamos El? —dijo Vi.

El asintió rápidamente, estando de acuerdo con su nuevo apodo e incluso mostrando que le gustaba.

— Vamos a dormir juntas —dijo— Bueno, yo dormiré allí, en el sofá. Así que... si necesitas algo, simplemente di mi nombre, ¿vale? 

El volvió a asentir, sonriendo mínimamente.

— Buenas noches, El —dijo levantándose del suelo. Estuvo dispuesta a bajar el mantel para taparla pero antes de hacerlo, El habló.

— Buenas noches, Vi —dijo con suavidad.


———

26/09/17

(Editado: 17/06/22)

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