Mi enemigo enamorado

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Nota: Esta novela reemplaza a "Hipocresía", cuyo protagonista era Whis.
Ahora es un personaje inventado por mí.

Soy la alumna más aplicada del Complejo Educacional. Obtengo excelentes calificaciones, principalmente en los módulos de Lengua castellana e Historia. Me fascina leer novelas sobre ficción general, e historia nacional como también universal. Yo me siento cerca de la pizarra, ya que así fijo la atención del profesor de Historia y Ciencias Sociales llamado Pablo, apodado "Mister músculo", ya que él es excelente en realizar deportes.

El maestro explica sobre la actividad en parejas. Me encuentro nerviosa al contemplar su mano derecha escribiendo en un dichoso papel. Lo hace al azar, revolviendo las hojas blancas en la palma.

-... Isabel González y Camilo Osorio. Ustedes les tocó investigar sobre la Segunda Guerra Mundial -habla en tonalidad neutra-. Tendrán que presentar en formato Power Point; eso sí explicarlo con sus propias palabras, no quiero un texto extenso.

No sé si reír o llorar. Mierda, designó al alumno más idiota y fino de la clase, el sabelotodo Camilo. Ese sujeto nunca logré tener afinidad. Todo el santo día se reía de sus compañeros; sin embargo si le regresaban la mofa, te observaba fríamente y contestaba con extrema franqueza.

Un chico de temer en la escuela.

Le dicen cabezón por el tamaño de su cabeza, y Jirafales por su estatura alta. Las muchachas se derriten por él por ser grande, semi rubio y caballeroso, no obstante a mí me da rechazo absoluto. No tolero a la gente que dice tener conocimiento en todo. Además, su cara se llena de acné.

El timbre de recreo suena y yo salgo con mis dos amigas, Vanessa y Denise a comprar unas galletas de berries y avena en el kiosco de la escuela. Bajamos la escalera desde el segundo piso para adquirir ese alimento.

-Chicas, ¿con quién les tocó? -pregunto, atisbando los anteojos violeta de Vanessa.

-Con Benito, sobre la Revolución Rusa -responde sonriente, mientras analiza la estrategia.

Luego ojeo a mi otra amiga de cabello azabache largo.

-Me asignaron trabajar con Daniela, la flaca. La temática es el Antiguo Egipto -contesta Denise-. Al menos es pasable. ¿Y a ti?

-Al pedante de Camilo, sobre la Segunda Guerra Mundial. Detesto al tipo y la historia de esa índole. Mejor pesquisar sobre los faraones egipcios que el derramamiento de sangre por medio de los soldados. Iré a reclamar al profe -expreso enfadada.

Mis amigas comentaron que si le llevabas la contraria al profesor, él se enfadaría, especialmente conmigo. Camilo, el hombre más "noble" del curso 3ro C de Ventas nivel secundario se caracteriza por ser tan delicado. Su familia es de buena posición económica, no sé qué hace el grandote en un colegio municipal.

Mientras converso con ellas, siento un escalofrío en el cuerpo. Esa percepción me causa un esquivo inmediato. Desvío la mirada y no es nada más que ese gigante de mechón parado.

-¡Me asustas, tarado! -Salto de temor-. ¡Casi me da un infarto!

-Lo lamento, Isa. ¿Qué te parece si conversamos a solas en la biblioteca? -interroga de la manera más educada posible.

-Corrección, Isabel para ti -respondo fastidiada.

Camilo resopla molesto, señalando la dirección indicada. Voy enojada con él, ¿que se creía al decir mi apodo? Los que tienen derecho son mis padres y cercanos. Él simplemente es un compañero de Tercero C de secundaria, nada más.

Arribamos a la biblioteca. La encargada de cabello rojo guinda, la señora Yael Peña, se concentra en el computador, ajustando sus gafas. Consultamos si nos prestan libros de Historia universal. Ella saluda y accede a buscar en los archivos el dichoso texto, ya que así sería una base de estudio. Luego de eso, nos sentamos al fondo del lugar.

Nos contemplamos. El fuego hierve en nuestros ojos. Ni siquiera hay un nexo entre ellos.

--Isabel, entiendo que nunca nos hemos llevado muy bien en estos tres años de educación secundaria. Mi anhelo es conocernos más y lograr comprendernos -enuncia, ínterin juega con sus dedos en la mesa.

-La propuesta me parece hipócrita. Primero te burlaste de mí por mi apariencia física, ¿ahora quieres que te tolere? Ah no, lo haces solamente por el trabajo de historia -hablo herméticamente y la ira crece intrínseca-. Lo siento mucho si te dolió, pero es la verdad. Si el complejo educacional tuviera una piscina, te arrojaría ahora mismo. Haremos este proyecto juntos y después no me busques más.

-A ver, espera -ordena el joven de tez clara, mirándome con hermetismo-. No estoy mintiendo, solo pretendo compartir un grato momento.

-No sé si creerte, Camilo. Cuando te acercabas, lo único que hacías era reírte en mi cara.

El muchacho solamente sonríe.

-Solo te fastidiaba; no obstante dentro de mi corazón siento algo por ti -confiesa sin miedo.

Me sorprendo ante las palabras de mi peor enemigo. Anhelo huir y enamorarme cuando llegue el momento de encontrar a alguien interesante. La apariencia física de Camilo no es lo más bello que posee; aunque en ese envoltorio esconde un misterio a resolver. Sus iris verdes pardos provoca que divise sus cuentos de hadas.

Que la tierra me trague esta vez.

-¿Sucede algo? ¿Acaso te comieron la lengua los ratones? -cuestiona con sarcasmo.

-Chistosito. Claro que no, solo me dejaste con la boca abierta. -Toco mi cabello negro, escondiéndolo detrás de la oreja.

-Te propongo un trato, Isabel. Cuando estemos alrededor de nuestros compañeros de curso, me odiarás como lo has hecho siempre; sin embargo detrás de sus espaldas y afuera del colegio, serás diferente conmigo, si es que aceptas ser mi novia. -afirma, mientras hojea un libro.

-Hmm... ¿Similar a una obra de teatro? Sí que se te soltaron los tornillos de tu cerebro -contesto burlona.

-Es en serio, Isa. Pretendo una relación formal contigo. Esas orbes marrones las imagino al tomar mi café de las mañanas, tus sentimientos sinceros en donde hechizan mi alma...

Realmente, desconocía ese lado romántico del care' cuico.

-¿Qué bicho te picó? Estás raro. -Observo sospechosamente la expresión inusual de Camilo.

El susodicho se para de su puesto e inmediatamente se acerca a querer besarme.

-Te deseo, mi nena... -Sostiene el mentón con su mano y así procede el acto.

Un diminuto beso. Y yo le devuelvo con una bofetada.

-¡Hey! ¿Qué te pasa? -alza la voz el hombrecillo, furioso-. ¡Me dolió! -se queja de la molestia.

-¡¿Crees que te respondería con un sí?! No soy una chica fácil, cabeza de zapallo. Ah, ¡y ahora mismo puedes irte a la chucha! -grito, olvidando que me encuentro en un sitio silencioso.

En eso, la bibliotecaria hace un acto de aparición al oír el tremendo drama de la novela.

-¡¿Se puede saber el porqué hay un berrinche en mi biblioteca? -reclama la mujer pelirroja, juntando el entrecejo.

-¡Él empezó! -señalo al fastidioso joven que me hizo la vida añicos.

-¡No, ella empezó!

-¡Suficiente! -Las iris marrones de la bibliotecaria causaron ardor ante la intensidad de su cólera-. No me interesa quién comenzó, aquí se viene a estudiar, no a discutir sandeces. Si no se callan de una maldita vez, ambos quedarán vetados de la biblioteca hasta fin de año. ¿Entendieron?

-Sí señora Yael -replico, bajando la cabeza a modo de vergüenza.

-Está bien señora Yael, no volverá a suceder, perdón... -se disculpa Camilo.

-Les traeré más libros. Con su permiso. -La señora Yael se retira, desapareciendo su silueta.

El silencio y la tensión es extrema. La bibliotecaria se acerca y nos presta más textos. Felizmente continúo con la lectura sobre la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki.

Glosario:

Cuico: Persona de la clase alta.

Zapallo: (Del quechua, sapallu) Calabaza gigante color anaranjado.

Chucha (chilenismo): Se utilizan en muchos aspectos como caída, enojo, olvido. También se refiere a "irse lejos".

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