Antes de comenzar quisiera recordarles que en los comentarios podrán dejarme sugerencias, críticas, entre otras, mi prioridad es que la historia sea de su agrado.

Fue la semana más lenta, según los estudiantes, pero al fin había llegado el tan ansiado viernes, día en que se realizarían las pijamadas de nuestros protagonistas, hablando de ellos, Lincoln se encontraba preparando su mochila para ir a la de él, de un momento a otro golpearon la puerta.

Lindsey: yo abro- fue a hacer lo dicho, cuando abrió vio que eran dos chicas, una tenía un aspecto lúgubre-victoriano, mientras la otra se veía más juvenil con una sudadera roja- hola deben ser las amiguitas de Lucy- les invito a pasar, cosa que ellas aceptaron.

En eso llega el peliblanco más conocido de las caricaturas.

Lincoln: hola Stella, hola Haiku- dirigiéndose a las recién llegadas.

Stella/Haiku: hola Link.

Al notar la ausencia de nuestra pelinegra favorita, Stella pregunta.

Stella: ¿Dónde está Lucy?

Lucy: aquí estoy.

Nadie se lo esperaba, apareció de la nada, cosa que fue respondida con un grito de todos los presentes, mientras ella sonreía.

Stella: (sosteniéndose el pecho) Lucy, casi nos matas del susto.

Haiku: es algo que hace con la gente con la cual se siente cómoda-agrego, pues la conocía desde hace mucho.

Lindsey: en parte me alegra un poco oír eso (aún estaba asustada).

El más feliz de escuchar a la gótica era Lincoln, significaba que se había acostumbrado y los reconocía como familia. Tras esta escena el peliblanco se despidió y fue a su evento, mientras en la residencia Larcade las chicas se habían ido a la habitación de Lincoln, las actividades a realizar eran muy divertidas, peleas de almohadas, contaban historias de cada una, lecturas del tarot (Haiku le obsequio a Lucy un juego de estas cartas, Stella sintió miedo, pero aun así estaba fascinada), todas estaban muy contentas. Cuando el reloj marcaba las ocho de la noche Lindsey les llevo la cena a la recamara, la mayor fue a su respectiva habitación, se despidió de todas y fue a dormir. Las chicas se sentaron en círculo en el suelo a comer mientras charlaban. En ese momento el pequeño animal mascota llego a hacerles compañía.

Haiku: hola pequeño- le parecía bastante tierno, aunque no fuese algo aterrador como un murciélago- ven aquí- hizo a un lado su comida y tomo al animal en brazos mientras lo acariciaba.

Lucy: es increíble como los amigos se reúnen para celebrar juntos- se voltea hacia Stella- por cierto ¿Por qué no fuiste con los chicos?

Stella se sorprendió por la pregunta y la razón se podría resumir como "supervivencia" ya que tenía miedo de lo mal que podía salir, pero reacomodo sus ideas hasta formular una respuesta.

Stella: quería pasar tiempo con ustedes- era poco creíble así que se le ocurrió desviar la atención- de paso Haiku, veo que tú y Charles se quieren bastante.

Haiku: es que en este perrito veo gran poder- ella aun abrazaba al cachorro y su respuesta sonaba sincera- además me recuerda un sueño que tuve antes de que nos dejáramos de hablarnos Lucy- dándole un pedazo de carne a Charles.

Stella: ¿Por qué no nos cuentas? - sentía curiosidad pues viniendo de ella puede ser una gran historia.

Haiku: está bien- y aquí comienza el relato.

"Es un día bastante soleado, normalmente me molestaría, pero sentía una gran sensación así que no hay mucha redundancia, por alguna no puedo moverme, no obstante, estoy conforme en donde estoy, a lo lejos pero no lo suficiente para que yo no lo pueda identificar, hay un perro semejante a Charles, pero más pequeño, con un pelaje liso y afelpado completamente negro, en sus ojos hay un destello color azul bastante hipnótico. Todo resultaba bien, cuando de pronto un asqueroso olor a sudor y a humedad invade el ambiente, rápidamente me tapo la nariz y veo que al cachorro también le molesta, con su pata se restriega el hocico, cuando miro hacia los lados me quedo horrorizada, el olor proviene de un perro enorme de color castaño, su pelo estaba desordenado y sucio, gruñía presumiendo unos dientes amarillentos y puntiagudos, sus ojos color café estaban clavados en el pequeño animal, en mi mente solo estaba lo peor y dicho y hecho, el perro salvajemente fue hacia el pequeño y con un simple mordisco en la pata lo pudo levantar mientras lo sacudía ferozmente, sus chillidos de dolor eran notables, quise intervenir pero algo me lo impedía, solo tenía la opción de quedarme y ver la horrible escena, todo parecía perdido cuando de pronto de la nada la bestia recibió un zarpazo en la cara obligando a soltar al pequeño, este mismo fue cojeando a refugiarse tras las cuatro patas del autor del ataque, se trataba de un perro igual al pequeño, no obstante su pelaje, erizado por la furia, era completamente blanco, sus ojos son color ocre y en su gruñido revelaba unos dientes blancos cual marfil, era un ejemplar majestuoso, pero volviendo al tema principal, el salvador aprovechando que era un poco más grande agarro al atacante de la parte superior del cuello y le arranco un buen pedazo de piel, y le empezó a mostrar los colmillos ahora salpicados de sangre junto con un poco de su pelaje, aun con todo esto el perro agresor no se rendía y le toma una pata impidiéndole, acto seguido lo derriba, el cachorro al ver esto estira sus patas traseras levantándose y luego le clava los colmillos en el hocico, obligando a soltar a su compañero de color blanco, después de soltarse el cachorro empieza a ladrarle, el agresor se agazapaba como si le tuviera miedo al pequeño y sin más salió huyendo, tras toda esta escena ambos Akitas se miraron mutuamente cada uno acercaba moderadamente sus cabezas, se olían entre sí, luego mientras yo miraba, acercaron ,mutuamente sus hocicos, sus narices estaban a pocos milímetros cuando de pronto..."

Las dos chicas que estaban expectantes a la historia, ambas preguntaron "¿Cuándo de pronto que?" a lo que Haiku les responde.

Haiku: - chasqueo los dedos- y luego sonó mi despertador y me levante- como se imaginan las dos chicas se decepcionaron.