Capítulo 4: Hong-Do

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"Respiré el aire puro del exterior. Emprendí mi camino hacia el frío hielo. Viendo de lejos a una señora gritar tomando de las manos su inmenso vientre.

Creo que, para mí, las grandes historias comienzan con alguien gritando. Comenzaron con los soldados, y allí conocí a Hyun-Su y su amigo. Ahora, ¿De quién era el turno de tener el honor de conocerme?"


      Me acerqué lentamente a la mujer que agonizaba de dolor. Cuando vi que, dentro de su vientre, el cual era de un anormal tamaño, surgían algunos movimientos exagerados de su bebé. Me sorprendí a tal nivel de no saber qué decirle para que me diera el consentimiento de acercarme. Cuando notó mi presencia, se giró quedando panza arriba. Apuntó su cuchillo hacia mí, tratando de intimidarme, pero otro grito desgarrador interrumpió sus palabras. 

  Pude notar como la figura de unas manos sobresalían de la piel del vientre y apuntaban a mi dirección. Cada movimiento del ser que estaba alojado en su cuerpo, le causaba un inmenso malestar físico. A pesar de todo, ella no dejó de apuntarme con su arma y aún no se percató de que su bebé estaba "mirándome" a través de su vientre. Su piel parecía la única barrera que separaba a la criatura de mi vista, y él se dio cuenta de ello. Empezó a mover sus miembros esperando rasgar la pared interna de su madre. Yo comencé a pensar que él sabía que yo estaba ahí.

  Yo estaba impresionada por la conexión que mi cuerpo y mi mente sentían con el vientre de la madre. Antes de la epidemia, la única experiencia similar fue con mi propio hijo. Lo que causó mucha más extrañeza de mi parte. 

    Los gritos de la mujer se silenciaron en mi cabeza. El debate mental que se estaba realizando callaron tanto su agonía como las explosiones que se producían en alguna zona lejana de nosotras, pero el humo radiante lograba iluminarnos un poco nuestro sitio. Me estaba decidiendo entre ayudarla o simplemente abandonarla y dejarla a su suerte. No sabía qué cosa estaba ella por traer al mundo. La mujer parecía 100% humana, pero su bebé no coincidía con esa misma suerte. Si bien estaba considerando sobre buscar más Sujetos MH que estaban a la deriva misma, no imaginé encontrarme a una embarazada de algo que aún no sé qué tipo de ser vivo será. Sería arriesgarme a que el gobierno sepa de su existencia y que empiece —otra vez —la caza a los infectados especiales. Aún no estábamos tan lejos de los laboratorios como para que al cabo de par de horas nos encuentren.

La mujer no podía esperar a que tome una decisión, ya comenzaba a sangrar. El hielo empezó a teñirse de rojo por la sangre que salía del canal de parto. Se retorcía del sufrimiento, inclinaba la espalda y chocaba su cabeza contra el suelo. Luego, entre muecas, volvía a su posición original a continuar observando mis movimientos.

  Tomé el cuchillo desde el filo, sin importarme el dolor que mi mano sentía por los cortes. Ella visualizó mi puño cerrado, y como goteaba la sangre de mi palma y dedos hasta el suelo. Se lo arrebaté con fuerza, asustándola en el proceso. Me incliné hacia sus piernas y la tomé de las pantorrillas. La obligué a que flexionara levemente las rodillas y, sin aviso previo, rasgué con el cuchillo su pantalón. 

—¡¿Qué haces?! —me preguntó cuando otra contracción la invadió. —Aléjate de mí. —gruñó. Trató de distanciarse por sí misma. No me quedó de otra que clavar mis uñas en sus gemelos. Si ella se alejaba, perdería al bebé ya que en todo el trayecto que la vigilé, no he visto que ha intentado darlo a luz, sólo se ha dedicado a arrastrarse por el suelo congelado. —¡Apártate! —ordenó mientras seguía intentando moverse.

—¡Tienes que pujar! —le ordené mientras trataba de inmovilizarla. Ella negó repetidas veces ante mi intento de ayudar. No confiaba en mi persona, y no podía juzgarla tampoco. 

         Los movimientos dentro del vientre comenzaban a hacerse más frecuentes y erráticos. 
El bebé estaba desesperado por nacer. Si su madre no empujaba, parecía que él sería capaz de romper su abdomen con tal de salir. 

    Lo que más me asustaba era que yo también estaba desesperada porque ese bebé saliera. 

Por pocos segundos, la imagen frente a mí cambió. Vi un reflejo de Hanna adolescente, luchando por no dar a luz a su hijo, a Hong-Do. Estaba sola y vestida con una bata de hospital. Una enfermera sostenía mis piernas con fuerza, de la misma manera que yo con la desconocida. Comencé a gritarle las mismas palabras y ánimos para que tome consciencia de la situación.

La extraña estaba sudada y sangrando. Estaba asustada por lo que significaría traer a un bebé a la cruel realidad por la que se enfrentaría. Su vida sería una permanente lucha desde el momento de nacer. Mientras le seguía hablando a la embarazada, yo me sentía aquella enfermera que gritaba cualquier cosa con tal de hacerle pujar. Pude ver como la embarazada hacía lo mismo que hice yo en su momento, apretaba los dientes y cerraba con fuerza los ojos aceptando que debía de sacar a ese bebé de su sistema por parto natural. Le gritaba que intentara ver las estrellas, o la luna que estaba detrás de mí. Cualquier distracción mínima con tal de buscar más fuerzas y energías de algún lado. 

—¡Tú continúa pujando! —le incité cuando noté que trató de tomar un respiro. Él bebé no tenía tiempo para que ella respirara. Estaba a punto de romper el cuerpo de la mujer. —¡Si quieres vivir, haz que nazca!

    La imagen en mi cabeza provocó que yo tuviera esperanzas de que del canal saliera Hong-Do, y eso me destruía internamente. Mi corazón lo sabía. Mi corazón entendía que aquel bebé no era Hong-Do, y jamás habría otro como él. Sólo que mis ojos estaban cejados por aquel recuerdo que alguna vez traté de bloquear con cualquier adicción que me proponía. Mi traicionera visión intentaba ver a la mujer uniformada que estaba asistiendo, pero solo podía ver a la Hanna de dieciséis años sufriendo por lo que implicaba para ella y para su bebé subsistir en una realidad cruel. En aquel entonces, yo no tenía noción de que tenía más suerte de lo que pensaba, a comparación del mundo actual. Lloraba mientras le pedía a la mujer que se esfuerce más al ver algo sobresalirse del canal de parto. Estaba llorando aquello que me reprimí meses. 

   Estar presente para esta extraña en un mundo apocalíptico me revivió aquella vivencia. No sabía si podía despegarme del nuevo ser una vez que naciera. Me quité la parte superior del traje naranja, sin importar que quedara en un sostén. Total, el frío no me afectaría. Volví a mi atención a la madre. Extendí lo más posible en mis brazos mi ropa, con tal de recibir a la criatura y arroparla. 

"¿Será un ser capaz de sentir el frío o debo estar sobre-exagerando? ¿Mi cabeza me estará ubicando demasiado en aquel recuerdo que supongo que será un humano normal que tendrá mucho frío al nacer?"

   No pude responderme las preguntas en ese instante. Cuando pude ver la cabeza de la nueva criatura asomarse junto a la excesiva sustancia negra rodeándola, el hielo debajo de nosotros se quebró. Caímos de lleno al agua helada. El fondo completamente azul comenzó a ganar a mi conciencia. Perdía de vista la superficie. Mis intentos de nadar eran en vano. Comencé a ver borrosa aquella diminuta salida por la distancia que se producía entre ambas. A medida que observaba como la embarazada se perdía de mi vista, mis ojos empezaron a cerrarse. 

    Esperaba que Hong-Do haya sabido que tuvo la madre que le tocó tener, y que lo quise con todo mi corazón. No me importaba si él deseaba ser un militar, un médico, un profesor, un ingeniero, un niñero, o si yo tenía que mantenerlo a los cuarenta años. Cuando yo lo tenía en mis brazos, sólo deseaba que él fuera feliz con lo poco que yo era capaz de ofrecerle. No contaba con el apoyo de mis padres ni de otra parte de la familia que no sea de mi hermana y de sus amigos doctores. Esperaba que logre entender eso desde... dónde sea que esté.
          Si desde aquel lugar, él pudiera saber todo lo que pensaba cuando estaba embarazada, espero me perdone. Quería que entienda que yo jamás planeé la maternidad. No he crecido con una crianza respetuosa, como hubiera querido. No conozco lo que es aprender si no es por golpes y gritos. No sé cómo amar sin dañar a quien creo que amo. Desconozco sobre "perdonar" en voz alta, siempre me han pedido perdón ofreciéndome otra cosa a cambio. Vi adultos discutir y responderse unos a otros, cada vez con insultos peores que el anterior, hiriendo gravemente la dignidad, el orgullo y la autoestima de la otra persona; sin importarles que sea la "persona que —supuestamente— aman". Aprendí de ellos que, si hay dolor, hay amor; y viceversa. Aprendí que, si te levantan la mano, pon la mejilla y luego levantas tú la mano. 
         Del mismo modo, no aprendí a hacer amigos de pequeña. Sabía que las personas que se te acercan, es por conveniencia. Sabía que los amigos son temporales, por eso es mejor vivir solo en el mundo. También tenía la injusta noción de que las malas vestimentas indican carencias, vagancia, y prósperamente, un futuro desastroso. Me enseñaron que, si la persona que quieres le pone atención a otra persona, es porque no lo vales lo suficiente como para que te mire. Aprendí que cualquier persona es capaz de escupirte en la cara y decirte que eres poca cosa, que eres basura, y una desgracia en la vida de la gente. 
   No conozco lo que es ser escuchada. Conozco el orden, no conozco el "por favor". No escuché lo que son los buenos modales, aprendí imitando mi entorno tóxico. Aprendí que uno aprende las cosas gritando, no pidiéndolas en voz baja con un tono amable. 

  La mayoría de las cosas, las aprendí sobre la marcha. Pero respecto a la crianza, ¿Cómo criaría un hijo o hija si no sé lo que son las bases fundamentales de la familia? 

Todos estos aprendizajes, yo sabía que eran erróneos. Que eran injustos para la sociedad actual en la que vivimos. Yo perfectamente podría romper ese ciclo de crianza tóxica con Hong-Do, y comenzar una nueva vida llena de valores buenos. Pero ¿cómo lo haría si no tenía un ejemplo a seguir de qué es lo correcto o no? Ojalá mi niño sepa que, desde el momento en que nació, todos los buenos saberes del bien y el mal llegaron a mi cabeza cuando vi su perfecta carita y escuché su llanto como un canto de los mismos ángeles. De la nada, supe que, si él se equivocaría, bastaría con sentarme a charlar con él. Si sacaba malas notas en el colegio, puedo acercarme a hablar con él y ayudarlo a estudiar. Si él quiere tener amigos, haría lo posible para llevarlo a donde sea con las personas que quiere a su lado. Como por arte de magia, comencé a decirle "Por favor, deja de morder mi pezón"; "Gracias por estar callado mientras estudio para mi examen"; "Me contó tu tía que te portaste bien en su casa, estoy orgullosa de mi pequeño". Palabras que nunca escuché ser dirigidas a mí, yo las direccionaba a mi niño hermoso. 

Pero cuando él se fue, sólo supe callar y morir en mi departamento mientras guardaba sus pertenencias para donarlas en algún hospital de bajos recursos. Guardé fotos de él, pero las quemé en un arrebato de llanto y enojo conmigo misma.

  Ojalá decir que pude ver mi vida pasar delante de mis ojos, pero estaría mintiendo. No vi absolutamente. El mismo fondo azul era lo que mis ojos veían, y el frío congelaba el último pensamiento que tuve. No vi más a Hong-Do, tampoco estaba mi recuerdo de más joven. No estaban mis padres rondando por mi mente. Mi hermana tampoco se presentó por mi cabeza. Sentía un vacío en mi corazón apunto de congelarse. Ahora creo que mi corazón estaba más helado que el propio lago en donde me estaba hundiendo. No pensar en nada cuando estas en una situación como ésa, se veía egoísta, desde mi perspectiva. 

No moriría, eso lo sabía. Después de revivir mi maternidad, ya no quería volver a la superficie. Merecía estar en el fondo del lago. Merecía quedarme congelada. Mi parte monstruosa lo sabía también. Nunca conocí a la otra Hanna tener mínimo empatía por mi persona. La escuché fastidiarme desde que me contagié del virus. Escuchaba el llanto y la risa de ella a causa de todo lo sucedido. Aparentemente, entendió mi tristeza hasta llegar al punto de no querer aparecer para mantenerme "viva". 

Era la primera vez que la escuchaba llorar y reír simultáneamente. Obviamente, yo sentía lo que ella sentía. Ella estaba llorando por el recuerdo de Hong-Do, aunque no lo conociera personalmente, y se reía por lo estúpida que era llorando. Quería parar el llanto, pero no podía. Quería parar la risa, pero tampoco podía. 

Permití que el gran sueño de mi cuerpo se desarrolle. Dejaría de luchar. Permitiría que el universo haga conmigo lo que crea que merezca.

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Horas después...
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  De pronto, sentí un estirón en mi brazo. El agua comenzó a hacer presión en mi cara. Sea lo que sea que me llevaba, nadaba a una gran velocidad. No podía abrir mis ojos por el agua que chocaba en mi cara. 

  No peleé con aquel ser. Dejé llevarme. Era momento de ponerle fin a todo. No entendí porque retomé la conciencia, tampoco me importaba.

Volví a sentir fría mi cara y mi cuerpo pesado. Pude abrir mis ojos y traté de tomar una gran bocanada de oxígeno. Entre respiro y respiro, expulsé el agua que tragué. Mi cuerpo se sentía debilitado. El frío suelo que sentían mis manos y mi pecho semidesnudo me ayudaron a tratar de recordar en dónde estaba. Tallé mis párpados queriendo quitar esa nube de agua borrosa que impedía la claridad de mi visión. Cuando lo logré, me llevé la sorpresa de encontrarme con Hyun-Su transformado en monstruo. Partes de su cuerpo y ropa estaban sucios con mugre negra. También estaba mojado, lo que me dio la confirmación que fue él quien me sacó del agua.

   Él me miraba intrigante por mi estado. Su rostro quería mantener la neutralidad, pero sus cejas querían curvarse hacia arriba en señal de preocupación. Estaba impactada por su acto. ¿Por qué lo hizo? No nos conocíamos de nada, tampoco había hecho algo por él. 

—¿Estás bien? —su voz se escuchaba lejana para mí. Aún quedaba restos de líquido en mis oídos, pero pude entender lo que me decía. Asentí con mi cabeza, era para lo único que tenía energía. 

Me costaba recomponerme. Tosí varias veces. Mis pulmones aún no se acostumbraban al oxígeno, cosa que me hacía sentir como una idiota. No sé cuánto tiempo estuve bajo el agua, debían ser unas horas. Cuando me hundí, era de noche. En ese momento, la luz del día hacía que mis ojos quieran volver a cerrarse.

   Unos mordiscos me llamaron la atención. Miré a Hyun-Su pensando que era él, pero estaba mirando para otra dirección. Mi mirada pasó entonces a la niña rodeada de una espesa sustancia negra. Podía verse su cara. Estaba comiéndose el cordón umbilical de su madre, quien también la observaba. La diferencia entre nuestras miradas es que la mía era con sorpresa mezclada con interés. Ella, por el contrario, estaba aterrada. Cuando comenzó a arrastrarse hacia su hija, algo en mí encendió una necesidad de cuidar a la recién nacida. 

   Con torpes pasos, me tambaleé hacia la bebé. Tuve muchas caídas en el trayecto. Mi velocidad era igual de lenta que la madre, pues ella se limitaba a arrastrarse. Observé de su mano una nueva arma filosa. Ella iba a usarla en contra de su propia hija. 

Con mucho esfuerzo, ambas aceleramos el paso. Afortunadamente, la bebé comenzó a llorar, distrayéndola y disminuyendo su rapidez. Yo no pensaba en lo cómo iba a defender a la bebé. No tenía fuerza de cargarla o arrastrarla hacia mí. Hyun-Su no ayudaba en nada, se quedó en su lugar observando la escena. 

  Como pude, extendí mi mano. Un nuevo corte en mi palma se produjo por evitar que el cuchillo atraviese la cabeza de su hija. Ambas estábamos enojadas con la otra por nuestros actos, y la bebé estaba llorando esperando a que alguien la consuele.

—Tenemos... que dejar... de encontrarnos así. —hablé con voz rota y dolorosa. Me faltaba el aire por el esfuerzo. 

Esta vez, no le quité el cuchillo. Con la otra mano, tomé su brazo y la aparté de su hija. Ella clavó sus ojos en Hyun-Su, quien también la observaba con detenimiento. Posterior a eso, comenzó a arrastrarse, alejándose de nosotros. Observé como mi herida sanó al instante.

  Hyun-Su se acercó a la bebé y la tomó en sus brazos. Comenzó a limpiarle la cara. La bebé parecía más humana que monstruo. Su nacimiento solo parece haberle afectado en esa sustancia que la cubría.

—¡No se la quites! —me acerqué tambaleándome hacia Hyun-Su. Ninguno teníamos más prendas de ropa para abrigarla. Mi torso sólo tenía sostén, y mis pantalones estaban mojados, al igual que las prendas del chico. No tenía vergüenza de mi exposición ante Hyun-Su, sabía que no era una mala persona capaz de hacerme algo. —Es lo único... que la cubre del frío. —le expliqué como podía. —Llévala... a un sitio seguro. 

—La llevaremos. —dijo autoritario, como corrigiéndome. Tomó mi hombro y lo apretó con suavidad, y de la misma forma, me miró a los ojos. —Algo me dice que tienes más experiencia que yo. Necesitaré ayuda.

—Esa experiencia que dices mató a mi hijo. —respiré profundamente, antes de continuar. Sentí una corona de espinas alrededor de mi garganta, complicando mi hablar. —No puedo vivir eso otra vez, Hyun-Su. 

—Su madre volverá tarde o temprano. Sólo hay que darle tiempo. —volvió a mirar sus pequeños ojos. La bebé extendía sus manos buscando algo para sostener. Como si fuera automático, mi mano se dirigió a su alcance, ella tomó mi dedo y lo llevó a su boca. Su pequeña lengua acariciaba mi dedo índice. —Parece que ya te tomó cariño.

—Mientras no se coma mi dedo como comió el cordón de su madre. —sonreí burlona mientras veía el cordón en el sueño. Volví a mirar a Hyun-Su, pidiendo que me entendiera mi posición. De paso, trataría de explicarle algunas cosas que sucedieron en su ausencia la misma noche que la bebé nació. —Escucha, Hyun-Su. No sé qué me sucedió con ella cuando vi que su madre no quería darla a luz. No sentí esto desde que Hong-Do falleció. —mi mano libre se fue directamente a mi corazón. El chico llevó la mano que estaba en mi hombro a una mano de la bebé, quien seguía teniendo secuestrado mi dedo índice. —Ella sabía que dónde estaba yo, parecerá loco lo que te digo, pero tienes que creerme. 

   Me sentía una loca contándole estas cosas. En su lugar, yo tampoco me creería.

—Tanto el monstruo como la humana aquí te dicen que... —ver constantemente los tiernos ojos de la recién nacida era una terrible adicción para mí. —... te decimos que, si algo le pasa, cualquier cosa, eso me matará. Esta vez, definitivamente. No lo soportaré. 

—¿Ella siente emociones fuertes como esa? —indagó sin mirarme. Presentí que se refería al monstruo en mi interior. Asentí con la cabeza, sin querer dar más explicaciones. —Realmente, necesito tu ayuda. Seríamos sus hermanos mayores, no sus padres. 

—Su vida será más difícil que las nuestras. Sería cuidarla casi las veinticuatro horas del día, y no lo digo porque sea una bebé. 

—El laboratorio se derrumbó sobre mí. —Enseguida, un "¿Tan pronto?" salió de mi boca. —Escuché que los militares asesinaron a todo aquel que sepa de la existencia de infectados especiales. No la buscarán. —una sonrisa genuina surgió en su rostro y del mío, al mismo tiempo. Ambos mirábamos enternecidos a la niña, al menos tenía un poco más de suerte. Su sonrisa me la dedicó en un momento. Algo en mi corazón se movió ante ese hecho. —Tendrá a los mejores hermanos que la vida le pudo dar.

—Para ser un monstruo, eres una bolsa de positivismo. Que fastidio. —Despegué mi mano de la niña. Comenzamos a caminar lentamente hacia la zona más verde cercana. Vi mi torso semidesnudo, y Hyun-Su imitó mi acción. —Necesitamos ropa para ella y para mí.

—Sólo será para ella. —Quitó su mirada de mi cuerpo y se concentró al frente. —Te vez mejor así que de naranja. 



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Nota de la autora                  

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Espero les vaya gustando la historia! No olviden comentar! 

Hay algo en específico que quieren que ocurra en el siguiente capitulo? Esta vez, empezaré a crear escenarios donde se fortalezca la relación de hermandad entre Hanna y Ah-yi, la hija de la bombera. Y, obviamente, más cercanía entre nuestros adorados protagonistas.

Estoy super emocionada!

Por cierto, esta es su primer historia de mi perfil? Me dió curiosidad quienes vienen de otros libros míos y quienes la descubrieron por recomendación de wattpad. Sea como sea, espero disfruten de su lectura.

Nos estaremos leyendo!!!

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