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❷ ❪ happy birthday, handsome ❫


⸻⸻ ༘ ∿ DOS┋🎨 📷 ↺


     OLIVIA MOVIÓ SUS CADERAS DE FORMA SUAVE AL ritmo de la música, mientras revolvía algo en la sartén, en aquella pequeña cocina que había en la habitación.

   Dos semanas y media habían pasado desde aquel día. Y para suerte de Olivia todo había sido casual, para suerte de ambos no había sido la última y única vez en ocurrir.

—Buenos días, preciosa —saludó aquella ronca voz, pasando sus manos por su cintura.

   Si de honestidad se trataba, aquellos encuentros se llevaban repitiendo casi todas las noches en aquellas semanas, bueno.., no solo en las noches.

—Buenos días, guapo —sonrió ella ladeando su cabeza, sintiendo como él dejaba algunos besos por su cuello.

—¿Qué estás haciendo? —cuestionó dejando caricias sobre la piel bajo la gran camiseta que llevaba rubia.

—Estoy tomando una ducha, ¿No es obvio, bonito? —preguntó con burla.

—Mmh, veo que alguien se a despertado graciosita el día de hoy.

—Trato de balancear tu mal humor por las mañanas —bromeó. Desde aquel corto tiempo en conocerse se había dado cuenta de que Grant a diferencia de ella usualmente, no tenía mal humor matutino—. ¿Quieres desayunar?

—Me gustaría eso —asintió—. Solo si tú eres el desayuno.

   Olivia soltó una carcajada divertida, mientras apagaba la cocina y se daba la vuelta para mirarle.

—Si claro —asintió divertida, para luego salir de entre sus brazos y caminar hasta la alacena.

—¡Oye! —protestó Grant siguiéndola—. Hablo seriamente.

—El sexo no te alimenta, Thomas —remarcó ella.

   Desde que había descubierto que aquel era el primer nombre del ojiverde no dudo en comenzar a llamarle así. Teniendo en cuenta que sus hermanos le llamaban Grant, y le sonaba muy repetitivo por lo que no le pareció mala idea.

—No, me da más hambre cuando terminamos, por lo que comería más. Eso debería ser bueno, ¿No? —inquirió sonriéndole—. Quemar calorías y luego ganar las necesarias.

—Tal vez luego de comer —bromeó.

—No, porque luego de comer podría darnos algún calambre —negó—. Es mejor prevenir.

   Olivia blanqueó los ojos divertida, escuchando cada excusa del muchacho.

—Entonces esperamos hasta la noche.

—Verás —comentó él, abrazándola nuevamente por la espalda—. No quiero esperar.

   Olivia rió divertida, para así darse la vuelta y finalmente besarle con intensidad, mientras daba un saltó enroscando sus piernas en las caderas del joven.

—Entonces llévame a la habitación —susurró en su oído—. Y espero que valga la pena.

—Preciosa, siempre vale la pena —sonrió él con diversión.

   De forma suave dejó a la rubia sobre la cama para luego posicionarse sobre ella. Se acercó comenzando a besarle el cuello, escuchándola soltar suaves suspiros. Una de sus manos comenzó a bajar por las curvas de ella hasta llegar a su ropa interior donde la bajó, y no tardó en explorar su intimidad con dos de sus dedos.

   En conclusión, si había válido la pena.

   Más tarde Olivia se puso de pie, y nuevamente se colocó su ropa interior junto a aquella camiseta, para luego caminar a la cocina y sacar un pequeño pastel del refrigerador. Caminó con el entre sus manos de vuelta a la habitación mientras en sus dedos llevaba un encendedor.

Al entrar se encontró con Grant en la misma posición de antes, con los ojos cerrados. Aquello le indicó que el castaño probablemente estaba dormitando. Así que con cuidado subió a la cama dejando el pastel y el encendedor a un lado, para luego sentarse sobre la espalda de él, comenzando a jugar con sus cabello.

—Mhm... —murmuró él—. Me gusta eso.

Olivia soltó una pequeña risa.

—Sabes, hace unos días un pajarito me comentó algo —susurró cerca de su oído, dejando un pequeño beso tras la oreja de él.

—¿A si? ¿Qué te comento aquel pajarito?

—Que alguien en esta habitación hoy está de cumpleaños —mencionó de forma casi divertida.

El cuerpo de Grant se tensó, y automáticamente abrió sus ojos dándose la vuelta hacia arriba, Olivia quedó en la misma posición solo que está vez estaba sentada sobre su abdomen. Y a ese punto la pequeña velita que se encontraba en la superficie del pastel ya estaba encendida.

—Feliz cumpleaños, Thomas —sonrió ella emocionada.

Si había algo que realmente amaba Olivia, eran los cumpleaños, era algo que le emocionaba con locura.

   Grant en su cabeza pensaba en cómo los ojos de la chica resaltaban más que nunca al reflejo de la llama de la vela, y también pensaba en cómo podía haber conocido a alguien tan increíble como ella en tan poco tiempo.

—Vamos, pide tus deseos y apaga la velita —animó ella sonriente.

   Grant tomó asiento cuidadosamente en la cama, alzándola para que así la rubia no corriera el riesgo dr caer. Negó con una pequeña sonrisa en sus labios para luego soplar.

—Apuesto a que ha sido Grace —acusó.

—Pudo haber sido Ty —debatió Lib.

—Pero no lo fue.

—No, no lo fue —negó Olivia con una sonrisa divertida.

—Gracias —sonrió Grant, acercándose para besarla.

   Ambos sonrieron.

—No es nada —negó—. Debes celebrar que te haces más viejo —se burló, no tardando en recibir una mirada de indignación como respuesta—. No todos los días cumples 28 años, anciano.

—Son solo tres años, Liv —se quejó.

—Tres años son demasiado, y aún así siendo tres años menor que tú soy más madura —rió divertida—. Ahora...

—¿Ahora qué?

—Debes morder el pastel para que tus deseos se vuelvan realidad —señaló emocionada, aún con el pastel en manos.

—Eso es una tontería —se negó Grant.

—No es ninguna tontería, ahora anda y muerde el pastel.

—No...

—¡Thomas! —chilló frunciendo el ceño.

—Bien, bien —alzó las manos a modo de disculpa y rendición.

   En cuanto él acercó su rostro al bizcocho cubierto en crema, Olivia con una sonrisa traviesa lo empujó a su rostro dejándole con el rostro cubierto en crema. Soltando una gran carcajada se puso de pie para comenzar a correr por el lugar, sabiendo que Grant no tardaría en ponerse de pie y comenzar a perseguirla.

—¡Ven aquí en este mismo instante, Olivia Marie Jones! —gritó Grant.

—No —chilló ella escondida tras el sofá.

Por suerte el castaño no la había visto, o eso creyó ya que en cuanto lo vió acercarse con determinación al lugar en el que se encontraba escondida arrancó a correr en la dirección opuesta. Pero Grant era más alto que ella, por lo que sus piernas eran más largas y podía moverse más rápido.

—¡Nooo! —chilló en cuanto sintió unos brazos rodearle por la cintura y alzarla.

El castaño la arrojó sobre el sofá y se lanzó sobre ella para comenzar a pasar su rostro cubierto en crema por el cuerpo de Lib, manchándola de igual forma.

—¡No, Grant! —se quejó.

—Esta es mi venganza, preciosa —murmuró sobre su cuello.

Olivia soltó una nueva carcajada sintiendo la respiración de él hacerle cosquillas.

—Feliz cumpleaños —murmuró con una sonrisa sosteniéndole el rostro entre sus manos.

Grant le sonrió mientras se acercaba más.

—Gracias —susurró sobre sus labios.



—DEBES IR —LE REPRENDIÓ OLIVIA—. Es tu cumpleaños, y será un día de hermanos y hermana.

—Si, pero paso todos mis cumpleaños con ellos. Por lo menos ven con nosotros.

—Thomas, ni siquiera pensabas decirme que hoy cumplías años —le recordó observándole con una ceja alzada.

—Porque estaba evitando que esto pasara.

Olivia por un segundo pensó que parecían una verdadera pareja. Aunque lo eran, bueno, no como tal, pero...

—Bien —suspiró ella—. Ya vuelvo, iré a cambiarme.

—Voy contigo —se apresuró a decir.

—No, no, no —negó deteniéndole por el pecho—. Vuelve allí —le señaló el sofá donde se encontraba sentado con anterioridad.

—¿Por qué?

—Tú sabes porque.

—¿Acaso tienes miedo de no lograr resistirte a mis encantos? —cuestionó pegándose a ella.

—Seguro que es eso, Romeo —se burló, soltándose para adentrarse a la habitación.

   Justo en ese momento el celular del chico comenzó a sonar, indicando una videollamada entrante de su madre.

—Hola, mamá —saludó él con una sonrisa, en cuanto respondió la llamada.

—Feliz cumpleaños, cariño —felicitó la mujer—. Es el primer cumpleaños que pasas lejos de mí —lloriqueó.

—No llores, ma —pidió Grant, en un suspiro—. Estoy bien.

—Lo sé, es solo que es algo nuevo, entiéndeme —se defendió la mujer.

—Si retrocedes un poco y piensas bien en realidad este es mi tercer cumpleaños lejos de casa.

—¿Cómo la están pasando por allá? —cuestionó su madre ignorando lo dicho por Grant.

—Todo bien, este lugar es genial. Tal vez deberías venir con nosotros el próximo verano.

—Si mis hijos ingratos deciden llevarme algún día, por mi no hay problemas —bromeó ella.

   El castaño rió divertido.

—¿Dónde están tus hermanos, Grant? —preguntó.

—Bueno... —balbuceó, maquinando una respuesta.

—Estoy lista, Thomas —comentó Olivia saliendo de la habitación.

   La madre de Grant, alzó una ceja observando a su hijo a través de la pantalla, quien le sonrió con una mezcla de diversión y nerviosismo.

—No estás con tus hermanos, ¿No es así? —cuestionó su madre divertida.

—Puede que no.

—Dime por favor que no he interrumpido una conversación —pidió Olivia en voz baja, con una mueca en su rostro.

—Mamá ella es mi amiga Olivia Jones —presentó Grant llegando a un lado de la rubia—. Olivia ella es mi madre, Tina Haney.

—Hola, cariño —saludó de forma carismática la mujer—. Es un gusto conocerte.

—Igualmente señora Haney —le sonrió la rubia, sintiendo un leve sonrojo en sus mejillas.

—Oh, no, llámame Tina, cariño.

—Claro, Tina —sonrió—. Debo decir que me gustaría halagar lo adorable que es su hijo, sin embargo puede llegar a ser un pesado y un dolor de cabeza —bromeó—. Claro que lo adorable y educado lo sacó de usted.

Grant frunció el ceño indignado, su madre por otro lado soltó una gran carcajada.

—Ella me agrada —admitió la mujer.

—Ya ves, Thomas. Hasta tu madre reconoce el dolor de cabeza que puedes ser aveces —le palmeó la mejilla divertida.

—Sabes que, ma, debemos irnos.

—Fue un gusto conocerla, Tina —hizo saber Olivia con una sonrisa.

—Igualmente, linda —coincidió la mujer—. Hasta luego hijo, te amo.

—Si adiós, ma. Yo también te amo —en cuanto terminó de decir aquello, colgó rápidamente.— ¿Qué fue eso? —inquirió.

—¿Qué fue qué? Tu me la has presentado, yo solo intenté que el momento no fuera incómodo —señaló—. ¿O te has molestado porque dije que eras un dolor de cabeza?

—Mejor vámonos —suspiró dejando el tema de lado, mientras le tomaba de la mano para tirar de ella fuera de la habitación de hotel.



—OYE, ERES UN ABURRIDO ¿ACASO CUMPLIR UN año más de vida te está convirtiendo en un anciano amargado? —cuestionó Olivia, burlándose de Grant al mismo tiempo que hacía reír a los hermanos de él.

—No soy aburrido.

—Entonces pruébalo —lo reto con la mirada.

—Vas a perder, preciosa.

—Quiero verte intentar ganarme, guapo —le guiñó un ojo, acercándose al puesto de Tiro al blanco.

Cinco disparos a los cuales acertar. Cada uno tomó un arma y se miró retadoramente. Para luego comenzar a disparar a los blancos.

—Lo siento, no porque seas el cumpleañero te dejaría ganar, Thomas —le sonrió ella con un pequeño peluche en manos.

—Has ganado por solo un tiro —se quejó él.

—Pero he ganado —Olivia canturreó con autosuficiencia—. Oh vamos, acaso he dañado a tu ego masculino.

Grant soltó una ronca risa, divertido para luego tomar la mano de la chica y adelantarse a caminar a la playa.

—Solo se conocen de hace dos semanas y media —remarcó Ty, viéndolos caminar de la mano, mientras jugueteaban.

—Ty, estás viendo en su total esplendor un verdadero amor de verano —señaló Grace—. Son muy tiernos.

—Debo admitir que sí, se ven muy tiernos. ¿Pero has pensado en lo que pasará cuando tengan que separarse?

La menor de los Gustin hizo una mueca. La verdad era que no, no había pensado en ello.

—Creo que hoy conoció a mamá. O algo así me ha comentado ella cuando me llamó esta mañana.

—¿Grant le presentó una chica a mamá? —cuestionó impresionado—. Debe estar muy enganchado.

—Así que esto termina bien o termina muy mal —suspiró la rubia.

—A que ganaré en una carrera al mar —apostó Olivia.

—¿Cuál será el premio del ganador? —cuestionó Grant con una sonrisa.

—Será lo que el ganador quiera —aseguró ella con una sonrisita—. ¿Aceptas?

—Bien, acepto —sonrió divertido—. Prepárate para perder, preciosa.

—Ya me has dicho eso una vez el día de hoy y he ganado yo —le recordó con burla—. Así que tú prepárate para perder, Thomas.

Tras hacer una cuenta regresiva, ambos comenzaron a correr por la arena, lo cual fue muy estúpido teniendo en cuenta no era para nada fácil correr sobre la arena seca. Sin embargo Oliva, al ser más pequeña, delgada y ágil fue quien mantuvo la delantera ganando aquella carrera.

—¿Qué se siente haber perdido dos veces en un día contra mí? —cuestionó pasando sus brazos por el cuello del castaño, mientras se ponía en puntitas para obtener mayor altura.

Él solo negó con una sonrisa adornando su rostro.

—Creo que lo único en lo que eres bueno es con la pintura —remarcó ella.

—También en la cama —susurró en su oído, logrando que ella se sonrojara levemente.

—Eres un sucio —lo acusó.

—Ahora soy un sucio —ironizó blanqueando los ojos.



LA NOCHE COMENZÓ A CAER SOBRE ELLOS, a la par que los turistas comenzaron a marcharse en busca de algún lugar para cenar debido a la hora.

—¿A donde vamos? —cuestionó Grant con curiosidad al ver que se alejaban de la orilla concurrida de la playa.

Era probablemente la tercera vez que le preguntaba aquello a Olivia, por lo que ella suspiró y se dió la vuelta tomando ambas manos del ojiverde.

—Te llevo lejos de aquí para asesinarte y arrojar tu cuerpo al mar. Así borraré las pruebas en mi contra —le hizo saber.

—¿A donde vamos? —repitió Grant neutro.

—¡Acabó de confesarte mi plan malévolo! —el castaño alzó una ceja observándole divertido— Solo cállate y espera a que lleguemos.

—Pero yo quiero saber dónde vamos.

La rubia bufó y se dió la vuelta nuevamente. Una vez estuvieron frente a frente no dudó en besarle de forma apasionada durante lo que más pudo, y antes de separarse tiro del labio de Grant. Cuando se apartó él la observó perplejo por unos segundos, pero no dudó en volver a besarla, lamentablemente antes de lograrlo se separó con una sonrisa divertida echándose a correr por la playa en dirección de un cerrado con rocas.

Grant le siguió, pasando por entre las rocas cuidadosamente, hasta encontrarla de pie estirando una manta sobre la arena.

—¿Qué es esto? —cuestionó.

—Un escondite —informó caminado hasta él para llevarlo hasta la manta y empujarlo.

Olivia tomó asiento y de la pequeña bolsa que cargaba con anterioridad en su hombro sacó una botella de vino y dos copas.

—¿De dónde sacaste eso? —inquirió confundido Grant.

—Es un secreto —le guiñó un ojo.

Unas copas después, Olivia dejó su copa plantada sobre la arena para proceder a quitar la copa de Grant.

—¿Querías saber que hacíamos aquí? —preguntó ella, tomando asiento sobre las piernas de él.

—Ajá...

—Es como... un regalo de cumpleaños podría decirse —admitió Olivia, pasándole sus manos el cabello—. ¿Recuerdas que el día que nos conocimos me invitaste un trago?

—Si —musitó dejando caer sus manos sobre la cintura de Olivia.

—¿Recuerdas como se llamaba el trago?

—Sex on the Beach —repitió Grant, cayendo en cuenta de todo.

—Exacto... —asintió ella, alzando su vestido con ambas manos—. Este será mi premio por haber ganado la carrera, pero también será tu premio de consuelo y tu regalo de cumpleaños —susurró en su oído, para luego comenzar a bajar un recorrido de besos por su cuello, sintiendo como él presionaba el agarré que había bajado hasta su trasero.

Sus caderas se movieron lentamente sobre él, creando aún más fricción, mientras al mismo tiempo con sus manos comenzaba a desabotonar la camisa del castaño. Una vez la prenda estuvo fuera Olivia volvió a atacar su cuello, succionando la piel en el punto sensible de Grant, sacándole un nuevo gruñido.

—¿Te había dicho antes que me gustan los chicos con tatuajes? —cuestionó en un susurro mientras con sus manos acariciaba el abdomen de él, pasando delicadamente sus dedos por aquel tatuaje que indicaba el estado/ciudad del cual era proveniente el castaño.

—A mí me gustas tú —confesó él, antes de besarla.

Mientras ambos compartían besos Olivia bajo sus manos hasta el jeans corto que vestía Grant, desabotonándolo para luego tirar de el hacia abajo. La fricción esta vez fue más placentera al sentir como la ropa interior era el único impedimento entre ellos.

—Me estás volviendo jodidamente loco —murmuró él.

   La ropa interior desapareció, y ahí fue cuando Olivia se acomodó sobre su miembro y comenzó a bajar y subir. Sus movimientos eran certeros, subir y bajar, incluso en círculos. No tenían idea de si a sus alrededores había algún turista curioso, por lo que intentaron retener sus gemidos lo máximo posible a pesar de que aquello pareciera imposible.

Lo único que iluminaba sus cuerpos eran algunas velas que los rodeaban junto al reflejo de la luz de la luna sobre el agua.

—Oh mierda... —gimió ella en un susurro.

Sus frentes se juntaron, ambos con los ojos cerrados sintiendo como sus respiraciones agitadas chocaban entre sí. Ambos se atrevían a decir para si mismos que aquel era el mejor sexo que habían tenido en sus vidas.

Los movimientos de Olivia aceleraron con ayuda de Grant, ambos buscando aquella anhelada liberación. Hasta que lo lograron, ambos soltando gemidos y gruñidos. Olivia ante su climax se dejó caer sobre Grant, quien se recostó sobre la manta, cubriéndola con su camisa.

—Ese probablemente a sido el mejor regalo de cumpleaños que he obtenido en mi vida —admitió Grant.

Olivia soltó una risita.

—¿Tener sexo con una chica a sido tu mejor regalo? —cuestionó apoyándose sobre su pecho para observarle mejor.

—Fue contigo, así que sí, me atrevería a decir que si ha sido el mejor regalo que me han dado —asintió mostrándose seguro de si mismo.

Olivia negó con una sonrisa en el rostro para luego acercarse y besar suavemente sus labios.

—Eres muy lindo cuando quieres, Thomas —susurró admirando los bellos orbes del chico—. Feliz cumpleaños, guapo —dijo por última vez.

¿Era muy loco decir que sentían más que solo una atracción?





En fin, ¿les está gustando la historia? Porque no estoy segura de si queda 1 o 2 capítulos más. So... agárrense fuerte.

editado: 16/05/2022

─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

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