𓄹⠀𓈒⠀ㅤׄ 007. ⠀ㅤ𓄼

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🦊🏹

—Exactamente... ¿por qué tu padre tiene un jet?— preguntó Clint mientras se cruzaba de brazos y miraba la nave— quiero decir... es genial, pero...—

—Viaja... viajaba mucho por asuntos de política. Aunque no tengo ni idea de cómo volar esta cosa.

Ambos estaban en un hangar del aeropuerto mirando fijamente el bonito jet que había acumulado una gran capa de polvo. Clint estaba auténticamente sorprendido pero se dio cuenta de que no tenía ni idea de quién era Umiko Ichigo en realidad.

—No te preocupes, yo me hago cargo de eso— dijo Barton, muy orgulloso de sus habilidades para pilotar.

Umiko asintió y juntos subieron al avión.

—Lo dejo en tus manos, sólo espero que no me mates— ambos rieron.

Entraron a la cabina y Clint miró con rapidez todo el panel de controles, definitivamente no tendría problema alguno. Había pilotado naves más complejas que esa.

—Serás mi copiloto. Te daré unas clases rápidas de cómo funciona todo —le dijo una vez que se había familiarizado con todo.

Umiko hizo una mueca pero al final asintió. Bueno, al menos aprendería algo nuevo. Y sonaba muy emocionante eso de aprender a pilotar, aunque sólo fuera de copiloto. Nunca antes había estado en una cabina.

—Entendido, capitán.

Era plan sobre marcha, Clint pilotaba mientras le indicaba a Umiko algunas cosas esenciales que debía saber. Sería un largo viaje pero al menos pasaría con rapidez con las clases express.

Clint estaba acostumbrado a ese tipo de viajes pero Umiko no y comenzaba a aburrirse de no hacer nada por largos periodos de tiempo.

Finalmente se rindió y Umiko miró a Clint quien estaba muy atento al cielo frente a él.

—¿Y quién eras?— preguntó Umiko para matar el tiempo.

El hombre, sin despegar la vista del frente, sonrió de lado.

—¿De verdad quieres saber?

—No es como que tenga muchas cosas que hacer ahora mismo. Y en realidad no te conozco mucho.

—Creí que habíamos acordado no verbalmente no hablar de nosotros.

La chica se encogió de hombros con una sonrisa. Era cierto. Ninguno había hablado de ellos mismos en todo el tiempo que habían pasado juntos y estaban bien con ello.

—No me lo tienes que decir si no quieres. Era simple curiosidad.

Clint asintió sin dejar de sonreír. Umiko lo miró un momento pero enseguida regresó su vista al frente, había muchas nubes.

—En resumidas cuentas, era un agente secreto, luego me convertí en un vengador y terminé en arresto domiciliario. Pasó todo esto y aquí estoy, soy lo que ves ahora mismo.

Umiko dejó salir una risa.

—Eso fue un gran resumen— Clint rió— ¿un vengador?

—Ojo de halcón —explicó.

Umiko enarcó una ceja.

—Sabía que me parecías familiar, aunque no recordaba de dónde— el hombre le dirigió una mirada de satisfacción.

—¿Qué hay de ti?

Umiko se cruzó de brazos y se encogió de hombros.

—No hay mucho que pueda decir. Mi vida es mi clan, entrenar y pelear. Se supone que ya estoy en edad para casarme pero ya que mi padre... bueno, ya que él no está mi único camino es seguir peleando y sobrevivir.

Clint la miró con una expresión de compasión.

—Casarte, ¿no eres muy joven para pensar en eso?

Umiko se removió incómoda en su lugar mientras liberaba un profundo suspiro.

—Las mujeres japonesas nos casamos entre los veintidós y veintisiete que es cuando nuestra belleza está en su máximo esplendor. Después, ningún hombre te desea y eres la vieja solterona. Lo cual no es muy bien visto. Mucho menos en una familia como la mía. Mi madre, mi padre y todo el clan espera que me case con un buen hombre que herede el clan y tenga muchos hijos para seguir con el legado familiar.

Clint resoplo y se cruzó de brazos.

—Yo creo que son tonterías, no es por ofender tu cultura y lo entiendo pero no deberías depender por siempre de un hombre y vivir para servirlo.

—Yo no deseo casarme— dijo en un murmuro— pero así es la tradición y yo debo seguirla. O al menos debía. Supongo que ahora ya no importa. No hay nadie que me diga que hacer y de todas maneras, ya no hay un clan que mantener en pie.

Clint la miró en silencio un momento antes de volver a hablar.

—¿Qué edad tienes?

—Veinticuatro. Tenía veintiuno cuando todos desaparecieron e incluso en ese entonces mi madre no dejaba de insinuar que quería presentarme algunos chicos.

Clint no dejó ver su sorpresa, era muy joven aún y le sorprendía las capacidades que poseía. Ella pudo haber sido una excelente agente en SHIELD.

—Pues ya que muchas cosas han cambiado, tu puedes ser libre. No sigas las tradiciones, Umiko y vive como quieras.

Le gustó escuchar aquellas palabras. Clint tenía razón... muchas cosas habían cambiado.

—Gracias— dijo sin mirarlo— supongo.

Clint sonrió con tristeza dejando salir un corto suspiro. Él ni siquiera podía imaginar a su hija casada a los veinte. A esa edad ni siquiera habría terminado la universidad.

—Ve a dormir. Haremos escala en dos horas —dijo finalmente el hombre.

Umiko lo miró con una pequeña sonrisa pero se encogió en su lugar.

—Quisiera quedarme aquí, la verdad es que no tengo sueño.

—Es bien.

Una hora más tarde, Umiko se había quedado dormida. Clint la miró y sonrió pero al darse cuenta de aquel gesto sacudió un poco la cabeza y se concentró en su misión.

Era suficiente, no debía saber más sobre esa chica. Era su compañera y sólo eso. Debía permanecer así. Sin sentimientos, sin afecto y distante.

Se dedico a observar el camino frente a él.

Lo único que podía pensar en ese momento es que debía seguir huyendo pues sabía que su antigua compañera, Natasha, lo estaba buscando. Sin embargo, él no quería ser encontrado.

No deseaba que nadie lo viera, no de esa manera.

nova wayne ┊ 2024 edition

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